Person: Rojo Martínez, José Miguel
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Rojo Martínez, José Miguel
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Universidad de Murcia. Departamento de Ciencia Política, AntropologíaSocial y Hacienda Pública
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- PublicationOpen AccessPolarización afectiva en España. Sesgos y disposiciones cognitivas diferenciales: percepciones erróneas, distanciamiento relacional y partidismo negativo(Universidad de Murca, 2025-10-28) Rojo Martínez, José Miguel; Crespo Martínez, Ismael; Sin departamento asociado; Escuelas::Escuela Internacional de DoctoradoEsta tesis analiza las causas (cognitivas) y consecuencias (sociales y políticas) menos exploradas de la polarización afectiva en España, a partir de los sesgos y disposiciones diferenciales que configuran sus orígenes y manifestaciones, con especial atención al papel de las percepciones erróneas sobre los exogrupos y el sistema de partidos, al distanciamiento social entre individuos con distintas identidades partidistas y a la extensión e influencia del partidismo negativo. Utilizando datos de las Encuestas Nacionales de Polarización Política del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública (CEMOP), se demuestra que, cuanto mayor es la percepción distorsionada sobre la posición ideológica de un partido, más rechazo se genera hacia ese partido. Al mismo tiempo, se evidencia que la percepción de polarización sistémica alimenta la polarización afectiva individual y que la brecha entre polarización real y percibida (lo que se denomina falsa polarización) influye significativamente en los niveles individuales de dispersión afectiva. La acentuación de las diferencias intergrupales, a partir de inferencias imprecisas y estereotipos, ofrece una mirada novedosa a las hipótesis que han señalado a la divergencia ideológica como origen de la hostilidad interpartidista. Buena parte del contraste percibido es irreal y está distorsionado por sesgos cognitivos de origen grupal que tratan de reforzar el contraste entre categorías para mantener la distinción positiva del endogrupo y simplificar la comprensión del entorno. Seguidamente, la tesis presenta datos novedosos sobre los efectos no políticos de la polarización afectiva en España, en particular, cómo puede alimentar la homogamia y contribuir a la segregación social. En conexión con el marco teórico desarrollado, se subrayan los procesos interpersonales como núcleo distintivo de este tipo de polarización política. A partir de una pregunta sobre el agrado o desagrado que generarían potenciales relaciones de pareja según la identidad partidista del partner, se contrapone la influencia del sesgo de favoritismo endogrupal frente al de rechazo exogrupal como sustratos separados de los procesos de discriminación y se observan dinámicas de bloque también en la vida cotidiana. A través de este estudio se constata, adicionalmente, cómo las expresiones de distanciamiento social son especialmente prevalentes cuando se trata de establecer relaciones con los votantes de la derecha radical (Vox), que además activan una mayor expresión de desagrado entre las mujeres. La presumible atribución de rasgos de personalidad a partir de la identidad partidista de los sujetos y el prejuicio de incompatibilidad demuestran la condición expresiva del partidismo en España, la extensión del conflicto político a cada vez más esferas y refutan el tradicional cuestionamiento de la relevancia de este tipo de vínculo identitario. Sin embargo, dado que el origen de la discriminación parece ser más el amor al grupo propio y la desigual distribución de afectos que el rechazo exogrupal aislado, se activa una reflexión de calado psicológico sobre las motivaciones que tienen los sujetos para generar entornos homofílicos. Por último, se aborda el concepto de partidismo negativo, una forma de identificación que nace del intenso rechazo a un grupo, y se procede a estimar hasta qué punto puede considerarse como una razón de voto en España. Al demostrar que el partidismo negativo genera rendimiento electoral, como sucedió con el rechazo a Vox y el voto por el PSOE en las elecciones españolas de julio de 2023, existe un incentivo para que las élites adopten estrategias de comunicación orientadas a incrementar el rechazo al exogrupo para que ese sentimiento se convierta en un motor de fidelización o movilización. Por el camino, esas campañas negativas que tratan de maximizar las distancias entre grupos y demonizan al rival impactan en las propias actitudes de los ciudadanos y contribuyen al clima de polarización social.
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