Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://hdl.handle.net/10201/87926

Título: III Premio de Pintura Artes plásticas, Universidad de Murcia [Catálogo de exposición]
Fecha de publicación: 2002
Fecha de defensa / creación: 2002
Materias relacionadas: CDU::7 Bellas artes::75 - Pintura
Palabras clave: Catálogo
Pintura
Resumen: Cada nueva convocatoria de un premio de pintura plantea, entre público y crítica, una serie de ineludibles y controvertidas cuestiones, entre las cuales, la que mayor número de comentarios y tomas de posición suscita es la que atañe a la legitimidad o no de la pervivencia de las disciplinas tradicionales en un contexto como el actual, definido por la usurpación de la realidad por parte de los mass media. Ciertamente, parece como si, de continuo, la pintura tuviera que excusarse por existir, por haber transgredido los límites que las historiografías evolucionistas y teleológicas habían fijado como horizonte vivencia! para la misma. La suya es contemplada, por lo general, como una presencia residual, como una retardataria cuña que el pasado ha introducido en el presente, generando así una manifiesta e intolerable 11 desincronización 11 , que hace de ella una práctica a rebours. Ahora bien, como sucede con otros muchos apriorismos que, en similar modo, lastran el ejercicio de la crítica de arte en la contemporaneidad, una tal impugnación de la pintura incurre en el grave error de priorizar los lenguajes sobre los discursos, como si el hecho de escoger, como campo de trabajo, una disciplina u otra implicase una limitación de antemano de las potencialidades reflexivas de la obra. Si el arte es, en todos los casos, y sin excepción, un artificio, una perversión de lo real, entonces, escaso esfuerzo costará inferir que la pintura, en tanto que disciplina milenaria que es, contiene la suficiente carga cultural y de impureza como para que dicha 11 perversión 11 alcance una robustez discursiva verdaderamente sorprendente. Pero -y he aquí el elevado precio que ha de pagar por su supervivencia- la asunción de esta 11 naturaleza impura 11 implica que cualquier estrategia ontológica encaminada a la elucidación de una identidad propia e intransferible termine por fracasar y poner de manifiesto que, en la actualidad, decir 11 pintura11 es no decir nada y decirlo todo; que si por algo se caracteriza esta disciplina, es, precisamente, por su indeterminación, por su irreductibilidad a una definición que hiciera de ella un concepto trascendental y libre de toda alteración cultural. Sólo la pintura que se elude, que se cuestiona y niega a sí misma en un infinito e incodificable proceso que no posee principio ni fin, es capaz de comprender y participar activamente en un contexto como el contemporáneo, caracterizado -no se olvide- por la contradicción, por la proliferación de identidades elusivas y ausencias dolorosas, que sustituyen las definiciones por las interrogantes, y los devenir unidireccionales por las imprevisibles ramificac10nes. Impregnada, en este sentido, por el presente pensamiento, se revela la obra de Gloria Duran -flamante ganadora del III Premio de Pintura del Aula de Artes Plásticas de la Universidad de Murcia-, quien, a través de sus monolíticas pinturasesculturas, elabora un trabajado discurso que toma como elemento principal de reflexión la figura de la mujer, convertida, para la ocasión, en una suerte de elegante recortable, que se puede (tra)vestir a gusto del consumidor. Al representar a cada figura femenina como un cándido y refinado icono, la autora no persigue otro objetivo que resaltar el estado de desfuncionalización que define a la mujer contemporánea, como consecuencia de su reducción a una entidad exclusivamente estética. Esta corrosión de lo funcional por lo estético queda pantetizada, en las obras, a través de la marcada bidimensionalidad de las figuras, a las que se les ha arrebatado su espacio, su ubicaciónfunción en el mundo. De ahí que adquiera especial relevancia el hecho de que estos seres bidimensionales hayan sido representados sobre una superficie tridimensional, de clara naturaleza escultórica, que parece constituir la concreción de ese 11 deseo del espacio 11 sobre el que se fundamenta la reivindicación de la 11 mujer estetizada 11 • A la luz de esta interpretación, no existe problema alguno en concluir que la pintura 11 sacia su deseo 11 en la escultura, que lo estético-bidimensional, si es que quiere ocupar un espacio y, por tanto, hacerse corpóreo, ha de hibridarse con la escultura, para, de esta manera, crear un producto que convierte su indefinición en una eficaz herramienta discursiva. Sólo así -es decir, mediante la interpretación de sus obras como la síntesis de la dialéctica estético/funcional y, en consecuencia, pintura/ escultura- es posible entender el ideario de una autora como Gloria Durán, que, pese a su juventud, ha demostrado, una vez más, que sólo existe arte cuando hay reflexión y cuestionamiento, cuando el oficio se convierte en un elemento subsidiario y necesitado del concepto.
Autor/es principal/es: Romera Agulló, Juan
Facultad/Departamentos/Servicios: Universidad de Murcia
URI: http://hdl.handle.net/10201/87926
Tipo de documento: info:eu-repo/semantics/other
Número páginas / Extensión: 32
Derechos: info:eu-repo/semantics/openAccess
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International
Aparece en las colecciones:Catálogos de premios de pintura

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