UNIVERSIDAD DE MURCIA DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA, CONTEMPOR?NEA Y DE AM?RICA. FACULTAD DE LETRAS UN LINAJE ARISTOCR?TICO EN LA ESPA?A DE LOS HABSBURGO: LOS MARQUESES DE LOS V?LEZ (1477147714771477- -1597)159715971597 D. RAIMUNDO ANTONIO RODR?GUEZ P?REZ 2010201020102010 4 UN LINAJE ARISTOCR?TICO EN LA ESPA?A DE LOS HABSBURGO: LOS MARQUESES DE LOS V?LEZ (1477147714771477- -1597)159715971597 Tesis Doctoral Autor: D. Raimundo Antonio Rodr?guez P?rez Directores: Dr. D. Francisco Chac?n Jim?nez Dr. D. Juan Hern?ndez Franco Departamento de Historia Moderna, Contempor?nea y de Am?rica Facultad de Letras Universidad de Murcia 2010201020102010 5 Tesis doctoral realizada gracias al Programa de Becas de Formaci?n del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educaci?n (referencia AP2005200520052005- -4069), 406940694069 durante los a?os 2005200520052005- -2009200920092009 6 7 A mi a?orada abuela materna, Carmen Mart?nez L?pez ?Tata? (1919-1994) 8 9 ?NDICE 10 11 Abreviaturas????????????????????????????.. 19 Introducci?n????????????????????????????.. 25 Estado de la cuesti?n. Los Fajardo como objeto de investigaci?n??????... 41 Fuentes??????????????????????????????.. 68 PRIMER PARTE: LA CASA, EL LINAJE Y LA HERENCIA Cap?tulo 1. Los Fajardo durante la baja Edad Media: de la homogamia a la hipergamia?????????????????????????????. 85 1.1 V?nculos con la oligarqu?a murciana y los comendadores de la Orden de Santiago???????????????????????????.. 95 1.2 El acceso a la corte: los Manrique y los Chac?n?????????.... 107 Cap?tulo 2. La Fajardo durante la alta Edad Moderna: matrimonio, ascenso y reproducci?n social 2.1 El tronco principal del linaje Fajardo durante el siglo XVI: Enlazar con la grandeza de Espa?a??????????????????????... 133 a. El I marqu?s de los V?lez: las casas de Alburquerque y Cifuentes................................................................................................ 138 b. El II marqu?s de los V?lez: la casa de Cabra????????... 148 c. El III marqu?s de los V?lez: los Osuna y los Requesens-Z??iga?.. 155 d. El IV marqu?s de los V?lez: las casas de Benavente y Luna??? 176 2.2 L?neas segundonas e ileg?timas a. Segundones y espurios titulados?????????????... 188 Los Fajardo de Tenza, marqueses de Espinardo?????... 189 Los Fajardo-Silva, marqueses de San Leonardo?????... 205 Los Puxmar?n-Fajardo, se?ores de Polop, Benidorm y Montealegre???????????????????... 206 b. Otros bastardos????????????????????. 210 Alonso Rodr?guez?????????????????.. 210 El falso bastardo: L?zaro de Santa Cruz????????... 211 12 Cap?tulo 3. La herencia: v?nculos, deudas y conflictos 3.1 La herencia del I marqu?s de los V?lez: el mayorazgo, los acreedores, la viuda y el sucesor???????????????????????.. 217 3.2 El II marqu?s de los V?lez y los conflictos intrafamiliares por dotes y alimentos??????????????????????????... 239 Anexo: ?rboles geneal?gicos 1. Los adelantados del reino de Murcia, siglos XIV-XV????????.. 264 2. Las casas de los V?lez, Casarrubios y la Puebla de Montalb?n (1477- 1502)????????????????????????????. 265 3. El segundo matrimonio de don Juan Chac?n (1491)????????? 266 4. La endogamia Fajardo-Manrique-Chac?n (fines del s. XV-inicios del XVI)????????????????????????????.. 267 5. Los hijos del I marqu?s de los V?lez??????????????? 268 5 bis. Los hijos del I marqu?s de los V?lez?????????????.. 269 6. El parentesco de las casas de los V?lez, Alburquerque y Osuna????. 270 7. La uni?n entre los Fajardo y los Requesens-Z??iga (1572)?????? 271 8. La uni?n de las casas de los V?lez, Benavente y Luna???????? 272 9. El parentesco de las casas de los V?lez, Cabra y Sessa???????? 273 10. El parentesco del III marqu?s de los V?lez y el IV conde de Monteagudo?????????????????????????.. 274 11. Los Marqueses de Espinardo?????????????????.. 275 12. Las casas de los V?lez y San Leonardo?????????????.. 276 13. Los se?ores de Polop, Benidorm y Montealegre?????????? 277 14. El parentesco del I marqu?s de los V?lez con Carlos I, v?a linaje Manrique??????????????????????????... 278 15. El parentesco del I marqu?s de los V?lez con Carlos I, v?a linaje Enr?quez??????????????????????????? 279 16. El parentesco de la marquesa de los V?lez con Juana I, v?a linaje Enr?quez??????????????????????????? 280 13 SEGUNDA PARTE: EL CAMINO A LA CORTE. LA CASA DE LOS V?LEZ AL SERVICIO DE LA MONARQU?A (1492-1597) Cap?tulo 4. El fin del caudillaje militar (1492-1570) 4.1 La desaparici?n de la frontera granadina?????????? 284 4.2 Las Comunidades: emancipaci?n de la oligarqu?a de la ciudad de Murcia????????????????????????... 290 4.3 El ep?logo de las Alpujarras??????????????? 303 4.4 Los contactos con la corte: presencia en el espacio ?ulico???. 312 Cap?tulo 5. El III marqu?s de los V?lez y el espacio ?ulico (1550-1575) 5.1 Servir al rey en la corte (1550-1571)???????????.. 325 5.2 La embajada extraordinaria en el Sacro Imperio y Polonia (1572- 1575) a. El Finale y la Liga contra el Turco?????????... 334 b. Los intereses de la casa de Austria: la elecci?n real en Polonia...................................................................................... 348 c. Una embajada que no acaba????????????. 361 Cap?tulo 6. Encumbramiento cortesano y ca?da en desgracia del III marqu?s de los V?lez (1575-1579) 6.1 El regreso a la corte: la mayordom?a mayor de la reina Ana de Austria (1575)?????????????????????... 375 6.2 Los Consejos de Estado y Guerra: privanza y luchas faccionales (1576-1578)??????????????????????... 392 6.3 Enfermedad, ocaso pol?tico y muerte del III marqu?s de los V?lez (1578-1579)??????????????????????... 414 Cap?tulo 7. Lejos de la gracia real: la minor?a de edad del IV marqu?s de los V?lez (1579-1597) 7.1 Una larga minor?a de edad (1579-1594): do?a Menc?a de Requesens, don Juan de Z??iga y el leal administrador Domingo de Zavala??.. 432 7.2 A modo de ep?logo: el regreso del IV marqu?s de los V?lez a la tierra de sus antepasados???????????????????? 446 14 Conclusiones............................................................................................................... 456 Abstract and conclusions??????????????????????... 472 Ap?ndice documental I. Escritura otorgada por Pedro Fajardo, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, por do?a Leonor Manrique, su mujer, y por la hija de ambos, do?a Luisa Fajardo, de una parte; y por Bartolom? Maraver de Zafra, enviado especial de los Reyes Cat?licos para firmar esta capitulaci?n, en nombre de Juan Chac?n, hijo de Gonzalo Chac?n, para el matrimonio de dicho Juan con la mencionada do?a Luisa. Va incluida la c?dula de los Reyes Cat?licos, Fernando V y do?a Isabel I, ordenando se verifiquen estas capitulaciones. 11 de mayo de 1477. RAH, SC, M. 8, fol. 101r.-106r. ?????????????????.. 497 II. Capitulaciones que se hicieron para el matrimonio de Rodrigo Manrique de Lara y Acu?a, III conde de Paredes de Nava, y de su hermana, do?a Magdalena Manrique de Lara y Acu?a, con do?a Isabel Chac?n y con Gonzalo, II se?or de Casarrubios, su hermano, hijos ambos de Juan Chac?n, adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. 10 de diciembre de 1491. RAH, M. 1, fol. 80v.- 82r?????????????????????????????. 509 III. Escritura otorgada por Gonzalo Chac?n, mayordomo mayor de la reina do?a Isabel I, la Cat?lica, y Juan Chac?n, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, su padre, de una parte; y de la otra Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, comendador de Medina de las Torres, en la Orden de Santiago, para el matrimonio de dicho Gonzalo y de su hermana do?a Leonor Chac?n, con do?a Francisca de Guevara, despu?s se?ora de Casarrubios del Monte, y con Juan Pacheco, hermanos, respectivamente, e hijos, estos ?ltimos, de dicho Alonso. 18 de diciembre de 1502. RAH, SC, M. 23, fol. 134 v.-135 v. ??????????????????????????????.. 514 IV. Escritura de dote, otorgada por Francisco de la Cueva, II duque de Alburquerque, y do?a Francisca de Toledo, su mujer, y por Beltr?n de la Cueva, 15 su hijo primog?nito, despu?s III duque de Alburquerque, a favor de la hija de los primeros, do?a Menc?a de la Cueva, para su matrimonio con Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez. Tiene inserta una c?dula de la reina do?a Juana la Loca, dada en Burgos, el 25 de enero de 1508, por la que autoriza a hipotecar los bienes del mayorazgo de Alburquerque, a la seguridad de esta dote. 14 de febrero de 1508. RAH, SC, M. 4, fol. 58r.-60v. ???????????.. 518 V. Letras de Luis Bustamante, chantre y can?nigo de Cartagena, en la que dispensa el parentesco que un?a a Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, con do?a Catalina de Silva, para que puedan contraer matrimonio. 16 de septiembre de 1518. RAH, SC, M. 94, fol. 173r.-190v. ?????????????. 528 VI. Capitulaciones matrimoniales entre Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, y ?lvaro de C?rdoba, comendador de Abanilla, para el casamiento de Luis Fajardo y de la Cueva, II marqu?s de los V?lez, hijo del primero, con do?a Leonor de C?rdoba y Z??iga, hija de los III condes de Cabra. 16 de octubre de 1526. RAH, SC, M. 1, fol. 82r.-83v. ????????????????????? 553 VII. Copia de la carta que se escribi? a mi S.? [do?a Jer?nima D?Hostalric] por el Comendador mayor [don Luis de Requesens], mi Sr. Madrid, 12 de mayo de 1571. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. ??????????????? 558 VIII. Carta de don Luis de Requesens al muy Ille. Se?or, mi se?or, don Juan de ???iga, del consejo de Su Magd. y su embaxador en Roma. Madrid, de 25 de mayo de 1571. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4???????????? 560 IX. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Viena, 24 de agosto de 1574. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 29?????????????? 562 X. Traslado del t?tulo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia a D. Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, vacante por muerte de su padre D. Luis Y??ez Fajardo. 23 de noviembre de 1574. AGS, GA, leg. 78, fol. 281??... 565 16 XI. Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez y a Loren?o Esp?nola. 23 de julio de 1575. IVDJ, env?o 38, caja 92, n? 231?????... 567 XII. Carta del Se?or Marqu?s de los V?lez al Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or el Comendador Mayor de Castilla, mi se?or, del consejo de estado de su Magd., gobernador y capit?n general de los estados de Flandes. Madrid, 21 de Agosto 1575. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 35?????????????????? 569 XIII. Carta de mano propia del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 20 de septiembre de 1575. IVDJ, env?o 32, n? 221???????. 571 XIV. Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 232?????????... 573 XV. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 1 de noviembre de 1575. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 41????????????. 579 XVI. Carta de do?a Jer?nima d?Hostalric a my Se?or don Luys de Requesens, comenador mayor de Castilla y gobernador por su Magd. en Flandes. Barcelona, 30 de diciembre de 1575. FZ, FA, 100, GD. 2, D. 83?????????.. 586 XVII. Carta de mano propia del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 14 de abril de 1576. IVDJ, env?o 32, n? 222?????????... 587 XVIII. Carta de Hier?nimo de Roda a don Juan de ???iga. Bruselas, 13 de julio de 1576. FZ, FA, 89, GD. 32, D. 155???????????????... 589 XIX. Carta descifrada del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa, mi se?or, del Consejo de estado. Madrid, 13 de diciembre de 1576. IVDJ, env?o 32, n? 224????????????????????????????? 591 XX. Carta de don Juan de Z??iga a Domingo de ?avala y al obispo de Cartagena. 2 de octubre de 1585. FZ, FA, 91, D. 38?????????? 596 17 XXI. Carta del marqu?s de los V?lez al Illmo. y Exmo. Sr. Don Juan de Z??iga, mi Sr., Comendador Mayor de Castilla, Pr?ncipe de Preta Precia, del Consejo de Estado de su Magestad, Ayo y mayordomo Mayor del Pr?ncipe, Nuestro Sr. Madrid, 8 de marzo de 1586. FZ, FA, 84, D. 148??????????? 598 XXII. Escritura de capitulaciones, acordadas por Luis Fajardo, comendador del Moral en la Orden de Calatrava, y capit?n general de la Real Armada del mar Oc?ano, por s? y en virtud del poder de su hijo, Juan Fajardo, almirante general de dicha Armada, caballero de Calatrava, despu?s I marqu?s de Espinardo, hecho en Lisboa a 2 de julio de 1613, de una parte; y do?a Juana de Guevara, viuda de Diego Fajardo, y do?a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, su hija, de la otra; para el matrimonio que pensaba contraer, ?sta ?ltima, con el dicho Juan. Copia de 18 de julio de 1613. RAH, M. 4, fol. 72r.-73v????????.. 599 XXIII. T?tulo de Marqu?s de Espinardo. Madrid, 7 de agosto de 1627. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 19?????????????????????. 605 Bibliograf?a.................................................................................................................. 607 Mapas....................?????????????????????????... 674 18 19 ABREVIATURAS 20 21 Archivos y Bibliotecas ACM: Archivo de la Catedral de Murcia AGFCMS: Archivo General de la Fundaci?n Casa de Medina Sidonia (Sanl?car de Barrameda, C?diz) AGI: Archivo General de Indias (Sevilla) AGP: Archivo General de Palacio (Madrid) AGRM: Archivo General de la Regi?n de Murcia DIP: Archivo de la Diputaci?n Provincial de Murcia AGS: Archivo General de Simancas CC: C?mara de Castilla CRC: Consejo Real de Castilla E: Consejo de Estado K: Francia EH: Expedientes de Hacienda EMR: Escriban?a Mayor de Rentas GA: Guerra Antigua MP: Mercedes y Privilegios PR: Patronato Real RGS: Registro General del Sello AHN: Archivo Hist?rico Nacional (Madrid) OO MM: ?rdenes Militares AH Toledo: Archivo Hist?rico de Toledo AHPM: Archivo Hist?rico de Protocolos (Madrid) AHPMu: Archivo Hist?rico de Protocolos (Murcia) 22 ARChG: Archivo de la Real Chanciller?a de Granada ARChV: Archivo de la Real Chanciller?a de Valladolid BNE: Biblioteca Nacional de Espa?a (Madrid) Ms.: Manuscrito BNF: Bibliot?que Nationale de France (Par?s) BZ: Biblioteca de la Fundaci?n Francisco de Zab?lburu y Basab? (Madrid) FA: Fondo Altamira FM: Fondo Mir? IVDJ: Instituto Valencia de Don Juan (Madrid) RAH: Real Academia de la Historia (Madrid) SC: Colecci?n Salazar y Castro RB: Real Biblioteca, Palacio Real (Madrid) SN-AHN: Secci?n Nobleza del Archivo Hist?rico Nacional (Toledo) 23 Otras abreviaturas art. cit.: art?culo citado C.: caja cfr.: confrontar CODOIN: Colecci?n de Documentos In?ditos para la Historia de Espa?a comp.: compilador/a coord./s.: coordinador/a/es D/doc.: documento dir.: director/a ed./s.: editor/a/es exp.: expediente fol.: folio GD.: grupo documental Ib?d.: Ib?dem leg.: legajo mrs.: maraved?es Ms.: manuscrito N-CODOIN: Nueva Colecci?n de Documentos In?ditos para la Historia de Espa?a op. cit.: obra citada p./pp.: p?gina/p?ginas P.: pieza passim.: varias referencias perg.: pergamino Prot.: protocolo r.: recto s. d.: sin data s. f.: sin foliar s. l.: sin lugar sic: literalmente v.: vuelto vid.: ver/v?ase vol.: volumen 24 25 INTRODUCCI?N 26 27 ?Nos equivocar?amos por lo dem?s si juzg?ramos las acciones de una ?poca desde el punto de vista de otra ?poca? (ALEXANDRE DUMAS, Los tres mosqueteros) Es posible que Lope de Vega visitase Murcia a fines del siglo XVI, siguiendo a su benefactor don Jer?nimo Manrique de Lara, obispo de Cartagena. ?ste hab?a sido uno de los despiadados inquisidores de Murcia que, a?os atr?s, promovieron numerosas condenas a muerte y encarcelamientos, a ra?z del conflicto banderizo surgido entre Sotos y Riquelmes1. Sea como fuere, lo cierto es que Lope escribi? tres piezas teatrales ambientadas en tierras murcianas: Las Peraltas (desaparecida), Los Porceles de Murcia2 y El primer Fajardo3. Quiz? esta ?ltima, datada hacia 1604, sea la m?s conocida. Versa sobre las luchas entre cristianos y musulmanes en el flanco oriental del reino de Granada y subraya la preeminencia de los Fajardo como adalides militares murcianos. Ello alude a las aut?nticas gestas de varias generaciones de Fajardos, que el F?nix de los Ingenios sintetiza en el personaje de Juan Gallego, atribuy?ndole rasgos propios del levantisco alcaide de Lorca Alonso Fajardo el Bravo, que venci? a los musulmanes granadinos en la batalla de los Alporchones (1452). Siglo y medio despu?s de producirse este hecho de armas el linaje Fajardo segu?a vinculado a lo militar y fronterizo, funci?n que para la ?poca en que Lope escribi? esa obra hac?a tiempo que hab?a empezado a dejar de tener sentido, pero que ilustra acerca de c?mo los marqueses de los V?lez y sus antepasados segu?an (y siguen historiogr?ficamente) asociados a la guerra. Sin embargo, en 1570, al mismo tiempo que el II Marqu?s, don Luis Fajardo de la Cueva, se retiraba a V?lez Blanco tras ser destituido del mando de las tropas que combat?an a los moriscos granadinos, su heredero, don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, se preparaba para asumir las m?s altas responsabilidades pol?ticas y palatinas. Su condici?n erudita, experiencia cortesana 1 CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes. Regidores, inquisidores y criptojud?os, Madrid, 1992. 2 TORRES FONTES, J., ?Una fuente de Los Porceles de Murcia, de Lope de Vega?, Murgetana, 93 (1996), pp. 79-84; y CRESPO, A., ?Los Porceles de Murcia, comedia de Lope de Vega?, Murgetana, 109 (2003), pp. 67-81. 3 Vid. estudio preliminar y edici?n en MEN?NDEZ PELAYO, M. (ed.), Obras de Lope de Vega. Cr?nicas y leyendas dram?ticas de Espa?a. Biblioteca de Autores Espa?oles, vol. XXII, Madrid, 1968, pp. 3-18 y 173-228. 28 y la sombra de su poderoso suegro, don Luis de Requesens, se unieron para hacer de ?l uno de los ministros m?s cercanos a Felipe II, durante los a?os 1575-1578. Privanza corta que marca el cambio de rumbo de los Fajardo, desde sus estados murciano- granadinos a la corte, y que se ve atenuado por la larga minor?a de edad de su hijo, el IV Marqu?s. ?ste nunca alcanz? tal relevancia pol?tica, pero a cambio se esforz? por recuperar el prestigio de su casa en el reino de Murcia. Recientemente, en 2007 se conmemor? el quinto centenario de la concesi?n del t?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco a don Pedro Fajardo Chac?n4. El linaje de este arist?crata fue el m?s relevante del reino de Murcia desde la baja Edad Media, merced al cargo de adelantado y capit?n mayor, obteniendo adem?s una serie de villas y honores en esta zona del sureste castellano. Tras la reconquista del reino de Granada extendi? al oriente de ese territorio su influencia y poder, acumulando tambi?n all? se?or?os5. Sin embargo, la casa de los V?lez trasciende el ?mbito murciano-granadino en el que casi siempre ha sido estudiada, por su aludida preeminencia. Forma parte de la grandeza de Espa?a, incluso antes de recibir el t?tulo nobiliario que le da nombre, y sus actividades militares, pol?ticas y diplom?ticas, as? como sus v?nculos familiares, tienen resonancia en el conjunto de la Corona de Castilla primero y, m?s tarde, en la Monarqu?a Hisp?nica. Esta Tesis Doctoral gira en torno a tres pilares b?sicos: lo familiar, lo pol?tico y lo cortesano. Tampoco prescinde de lo se?orial y lo militar, quiz? lo que ha suscitado una mayor cantidad de publicaciones, en relaci?n a los V?lez. En las p?ginas siguientes se tratar? de desentra?ar la evoluci?n del linaje Fajardo, partiendo de la Historia Social de la Familia y de una Historia Pol?tica que metodol?gicamente no se encuentra en contradicci?n con lo social6. Sin los aportes de ambas l?neas historiogr?ficas es imposible entender la idiosincrasia de una casa de la grandeza hisp?nica. De ah? que el matrimonio, la herencia, el mayorazgo, los procesos de ascenso y reproducci?n social 4 En concreto fue el 12 de septiembre de 1507. El t?tulo lo conced?a Fernando el Cat?lico para asegurar la fidelidad de don Pedro tras la muerte de Felipe I el Hermoso, aunque oficialmente emanaba de su hija Juana I. Vid. una copia del mismo en AGS, RGS, 12 de septiembre de 1507, fol. 1r.-1v. T?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco a don Pedro Fajardo Chac?n. 5 FRANCO SILVA, A., El Marquesado de los V?lez (Siglos XIV-mediados del XVI), Murcia, 1995. 6 A este respecto pueden destacarse varios trabajos, como los de DEDIEU, J. P. y WINDLER, C., ?La familia, ?una clave para entender la historia pol?tica? El ejemplo de la Espa?a Moderna?, Studia Historica. Historia Moderna, 18 (1998), pp. 201-236; HERN?NDEZ FRANCO, J., ?El reencuentro entre historia social e historia pol?tica en torno a las familias de poder. Notas y seguimiento a trav?s de la historiograf?a sobre la Castilla moderna?, Studia Historica. Historia Moderna, 18 (1998), pp. 179-199; y del mismo autor ?Estudios sobre las familias de las elites en la Castilla moderna: estado de la cuesti?n. Del influjo de la historia pol?tica al de la historia social?, Pen?lope. Revista de Hist?ria e Ci?ncias Sociais, 25 (2001), pp. 151-167. 29 sean objetos de estudio prioritarios. Y en segundo lugar, aunque no por ello menos importante, la corte, el servicio a la Monarqu?a, en el momento que esta comienza a constituir ?el estado como un estado social?7 ?tal como ha se?alado Pierangelo Schiera? y las instituciones se desfeudalizan, etapa en la que los Fajardo cobran protagonismo, as? como las redes sociales y los lazos de patronazgo-clientelismo, igualmente claves para entender el discurrir del tronco principal de la familia Fajardo. En suma, el linaje, como forma de organizaci?n familiar nobiliaria, cobra pleno sentido si su estudio se solapa en el ?mbito pol?tico e institucional en el que se insertan las grandes casas aristocr?ticas. S?lo as? puede entenderse su evoluci?n y estrategias, siempre encaminadas a lograr la perpetuaci?n social, lo que implica conservar lo que se tiene y, a ser posible, aumentarlo8. Se pretende analizar, durante m?s de un siglo, las relaciones del tronco principal del linaje Fajardo con la monarqu?a y, por ende, con la gracia real, la corte y los ministros. Cronol?gicamente se toma como punto de referencia inicial el matrimonio de do?a Luisa Fajardo Manrique con don Juan Chac?n Alvarnaes, en 1477, momento en el cual los Reyes Cat?licos comienzan a controlar de facto al todopoderoso linaje murciano. ?ste, en la persona de don Pedro Fajardo Quesada, se hab?a fortalecido y, en gran medida, emancipado del poder regio durante el reinado de Enrique IV, al socaire de la condici?n fronteriza y perif?rica del adelantamiento murciano9. Finalmente, se llega hasta los albores del siglo XVII, cuando el IV marqu?s de los V?lez regresa al reino de Murcia, tras una larga minor?a de edad en la que se mantiene alejado de sus estados. Aunque dicho regreso implique que retoma el gobierno de sus dominios y se esfuerza por recuperar el perdido esplendor de su casa, lo cierto es que el declive de su condici?n feudal es inexorable y que a los Fajardo su gloria solamente les podr? venir a trav?s del servicio a la Corona. De hecho, el quinto y el sexto marqu?s desempe?ar?n algunos de los m?s relevantes puestos de gobierno durante los reinados de Felipe IV y Carlos II, ya en la segunda mitad del Seiscientos10. 7 SCHIERA, P., ?Estado Moderno?, en N. BOBBIO, N. MATTEUCCI y G. PASQUINO, Diccionario de Pol?tica, vol. I, M?xico, 1991, pp. 563-570; CHITTOLINI, G., MOLHO, A. y SCHIERA, P., Origini dello stato: processi di formazione statale in Italia fra medioevo ed et? moderna, Bolonia, 1994; y ROTELLI, E. y SCHIERA, P. (comps.), Lo stato moderno, Bolonia, 1971. 8 CHAC?N JIM?NEZ, ?Hacia una nueva definici?n de la estructura social en la Espa?a del Antiguo R?gimen a trav?s de la familia y las relaciones de parentesco?, en Dossier ?Familia y relaciones de parentesco en la Espa?a Moderna?, Historia Social, 21, 1995, p. 79. 9 TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Madrid, 1953. 10 Don Pedro Fajardo Pimentel, V marqu?s de los V?lez (1631-1647), ser? virrey de Valencia, Arag?n, Navarra, Catalu?a y Sicilia, adem?s de embajador extraordinario ante la Santa Sede. Su hijo, don Fernando Joaqu?n Fajardo y Toledo, VI marqu?s de los V?lez (1647-1693), ser? gobernador de Or?n, 30 De por medio, se hace hincapi? en la compleja relaci?n de los dos primeros marqueses con la monarqu?a, marcada por destacados servicios militares: defensa de la costa murciana, German?as, campa?as de Carlos V en Europa y norte de ?frica, guerra de las Alpujarras. Junto a ello, no faltar?n graves desencuentros, especialmente por la actitud comunera del I Marqu?s11, lo cual supondr? su destierro y el de su heredero de Murcia durante casi dos d?cadas, marcando el declive del inmenso poder que hasta entonces hab?an tenido los Fajardo sobre el concejo de dicha ciudad y, por tanto, en todo el reino de Murcia. Al mismo tiempo que Pedro Fajardo Chac?n se ve condenado al ostracismo en su tierra, aunque parezca parad?jico, no dejar? de estar cerca de Carlos V en acontecimientos de gran relevancia como el bautismo de Felipe II (1527) o las cortes de Toledo (1538), parad?jicamente aquellas en las que la nobleza y el clero fueron convocados por ?ltima vez como brazos del reino. Dichas contradicciones van m?s all?, puesto que su heredero, Luis Fajardo de la Cueva, recibir? del C?sar el t?tulo de marqu?s de Molina, durante la campa?a de T?nez, el 16 de agosto de 153512. En cuanto al III marqu?s de los V?lez ser? quien marque el giro definitivo de su casa hacia la corte, donde residir? la mayor parte de su vida, llegando a ostentar cargos de la m?xima relevancia en el ?mbito diplom?tico, palatino y pol?tico. Sale de sus estados con apenas veinte a?os para servir a Felipe II en los diversos escenarios de la Monarqu?a Universal, pero a diferencia de su padre y su abuelo, que se hab?an educado entre la flor y nata de la nobleza castellana, cerca de los reyes, no regresa nunca. En realidad, el primer y el segundo marqu?s de los V?lez han sido personajes estrechamente vinculados al espacio ?ulico durante su juventud, pero hay que recordar el car?cter itinerante de la corte de los Reyes Cat?licos y Carlos V. Aun as?, la corte comienza a convertirse en academia de nobles, los cuales desde su infancia sirven como pajes o criados de alg?n infante o pr?ncipe. Una vez llegados a la mayor?a de edad, los herederos de la grandeza act?an tambi?n como portavoces de su casa ante el monarca. Este rol, de gran importancia, quedar? de manifiesto cuando se hable de don Luis Fajardo de la Cueva y su participaci?n en las campa?as europeas y africanas del C?sar, durante las d?cadas de 1530-1540. Por tanto, no se puede entender la preponderancia virrey de Cerde?a y N?poles, caballerizo mayor de la reina Mar?a Luisa de Orle?ns, consejero de Estado, presidente del Consejo de Indias y Superintendente General de Hacienda. Don Fernando ser? el ?ltimo titular var?n de la casa de los V?lez. 11 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a y oligarqu?a murciana en la ?poca de Carlos V, Murcia, 1980. 12 RAH, SC, D. 39, fol. 52r. Memorial de Fernando Fajardo y Reques?ns, VI marqu?s de los V?lez, en el que hace una relaci?n de los servicios de sus antepasados y pide a Carlos II, rey de Espa?a, que la Grandeza de Espa?a de su casa sea considerada de primera clase. Borrador. Sin fecha. 31 cortesana de su hijo, el III marqu?s de los V?lez, sin tener en cuenta los antecedentes familiares, que tambi?n incluyen al linaje Chac?n y sus destacados servicios a los Reyes Cat?licos. As? pues, El III Marqu?s, a diferencia de sus predecesores, se instala en una corte que, a partir de 1561, fija su sede permanente en Madrid, atrayendo a la aristocracia, que de esta forma consolida la transformaci?n de su misi?n esencial: de las armas al servicio pol?tico y palatino a la monarqu?a. Dicho proceso, tal y como se?al? Ignacio Atienza, se hab?a iniciado tras el fin de la Reconquista13. Ser? por tanto un personaje desligado de sus dominios en los reinos de Murcia y Granada, que tras la muerte de su padre (1574) quedar?n en manos de su hermano menor, don Diego. Su privanza, entre 1575 y 1578, le llevar? a liderar el partido papista, es decir a los herederos pol?ticos del Pr?ncipe de ?boli. Sin embargo, su ca?da ser? tan fulgurante como su ascenso en la corte del Rey Prudente. A ello habr? que unir su temprana muerte, a inicios de 1579, tras a?os marcados por una endeble salud, lo cual dejar? a su casa en una situaci?n harto comprometida. Y es que, a pesar de los honores y mercedes recibidas, Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, bien relacionado con lo m?s sobresaliente de la nobleza castellana (Z??iga-Requesens, Osuna, Sessa, Almaz?n), dej? una hacienda muy endeudada y un ?nico hijo de tres a?os, a lo que se un?a el hecho de que ninguno de sus hermanos hubiese contra?do matrimonio. Esta coyuntura negativa, una verdadera traves?a del desierto para los V?lez, sirve de pr?logo al regreso del IV marqu?s de los V?lez al reino de Murcia, en concreto a su villa m?s importante: Mula. Desde all? tratar? de recuperar el poder perdido por sus antepasados con todo tipo de iniciativas y pleitos, en el ?mbito pol?tico, militar y religioso. Su residencia en Mula, una vez alcanzada la mayor?a de edad, en concreto a partir de 1602, ser? la ?ltima etapa de esplendor de su casa en tierras murcianas, una especie de par?ntesis entre la brillante ?y corta? carrera pol?tica de su padre, y los destacados servicios de su hijo y nieto, quinto y sexto marqu?s de los V?lez, respectivamente. Con todo, la evoluci?n de esta casa aristocr?tica no es el fin en s? mismo de esta Tesis Doctoral, sino una herramienta o, si se prefiere, un paradigma para entender mejor la sociedad y la pol?tica hisp?nica altomodernas. Cierto que se trata de personajes encuadrados en el grupo social m?s privilegiado, la grandeza de Espa?a, que s?lo ten?a por encima al monarca, del cual eran ?primos?, no s?lo en el sentido protocolario, sino 13 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder y riqueza en la Espa?a moderna. La Casa de Osuna, siglos XV-XIX, Madrid, 1987, p. 5. 32 tambi?n por la sangre real que corr?a por sus venas. En este sentido, pueden verse los ?rboles geneal?gicos que muestran la filiaci?n del I marqu?s de los V?lez y su segunda esposa, Menc?a de la Cueva (de la casa de Alburquerque), primos de Carlos V y Juana I, respectivamente. Sangre, estados, cargos, t?tulos y antig?edad son m?ritos indisociables de los grandes linajes nobiliarios surgidos en el Medievo y engrandecidos durante la Edad Moderna. Sin embargo, a pesar de tantos y tan antiguos m?ritos, los V?lez no consiguieron la ansiada grandeza de Espa?a de primera clase, a finales del siglo XVII, ni siquiera encargando a don Luis de Salazar y Castro un memorial para lograr dicho reconocimiento14. La aristocracia puede estudiarse desde m?ltiples puntos de vista, lo cual alude a su enorme relevancia en la sociedad de la Edad Moderna. Por tanto, profundizar en una de las casas m?s singulares de la grandeza hisp?nica supone, adem?s de entenderla mejor a ella misma, tener presente el enorme poder que ostenta y la diversidad de espacios en los que ?ste se manifiesta de forma palmaria. Desde la villa m?s peque?a del marquesado, como Librilla o las del valle del Almanzora, hasta las dos capitales se?oriales, Mula y V?lez Blanco. Desde la encomienda santiaguista de Caravaca o las minas de alumbre de Mazarr?n a importantes ciudades de realengo como Murcia, Lorca y Cartagena, pasando por Hu?scar. Desde las torres defensivas de la costa murciana hasta la corte de los Austrias, pasando por las diferentes misiones pol?ticas y diplom?ticas, que llevan a los Fajardo a urbes como Lisboa, Mil?n, Viena, Innsbruck, Munich, Varsovia y Valencia. Ello alude a una serie de esferas de poder y a una dial?ctica espacial, am?n de las relaciones verticales, es decir el patronazgo que ejercen los marqueses en sus estados, pero tambi?n fuera de ellos, especialmente en la corte y en destacadas ciudades de realengo. Y es que como se?al? John H. Elliott sin las redes clientelares no pueden entenderse las monarqu?as compuestas15. En suma, acercarse a una gran casa nobiliaria, en este caso la de los V?lez, supone trascender, por supuesto, el ?mbito local, pero tambi?n el regn?cola y el ?nacional? para entrar en una perspectiva transnacional16, propia de una potencia imperial como fue la Espa?a del Siglo de Oro. 14 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad y servicios de la Casa de Fajardo, Marqueses de los V?lez. Obra in?dita del genealogista Salazar y Castro, Murcia, 2008 15 Cfr. ELLIOTT, J. H., ?Una sociedad no revolucionaria. Castilla en la d?cada de 1640?, en ?DEM, Espa?a en Europa. Estudios de historia comparada, Valencia, 2002, p. 211. 16 YUN CASALILLA, B., ?Entre el imperio colonial y la monarqu?a compuesta. ?lites y territorios en la Monarqu?a Hisp?nica (ss. XVI y XVII)?, en ?DEM (dir.), Las Redes del Imperio. ?lites sociales en la articulaci?n de la Monarqu?a Hisp?nica, 1492-1714, Madrid, 2009, pp. 11-35. 33 Los citados ?rboles geneal?gicos17 son en total 17 y muestran, de forma gr?fica, la evoluci?n del tronco principal del linaje Fajardo, sin olvidar ramas colaterales, segundonas y bastardas. Es decir, se representan las alianzas ?muchas veces endog?micas? de los V?lez con linajes como los Manrique, los Chac?n, los De la Cueva, los Fern?ndez de C?rdoba y los Pimentel. Asimismo, del tronco principal del linaje Fajardo, esto es de la casa de los V?lez, surgen desde finales del XVI varias casas tituladas, como la de los marqueses de Espinardo, los marqueses de San Leonardo y los se?ores de Montealegre, que merecen igualmente la atenci?n. De hecho, con posterioridad se servir?n del tronco del que vienen para pedir la condici?n de grandes de Espa?a18. Ahora bien, se trata de ?rboles simplificados, para evitar en la medida de lo posible las confusiones que se derivan de la citada endogamia y de la homonimia. Este anexo geneal?gico se sit?a al final de la Parte 1, denominada precisamente ?La casa, el linaje y la herencia?. Adem?s de dicho anexo, cabe se?alar un amplio ap?ndice documental, al final de la Tesis. En ?l se recoge documentaci?n, en su mayor parte in?dita, que ilustra acerca de las alianzas matrimoniales, las amistades cortesanas o el relieve socio-pol?tico de los Fajardo, desde finales del siglo XV hasta el primer tercio del XVII. Asimismo, dos mapas ilustran acerca de las posesiones de los Fajardo. No en vano, este linaje Fajardo ostentaban, seg?n Moreno de Vargas, uno de los tres grandes adelantamientos de la Corona de Castilla ?el del reino de Murcia?, junto con los Padilla (adelantados de Castilla) y los Ribera (adelantados de Andaluc?a)19. Ello les distingu?a respecto al conjunto de la grandeza, si bien este genealogista obviaba los otros cinco adelantamientos: Le?n, Galicia, Granada, Cazorla y Canarias20. La multitud de archivos consultados ha permitido confrontar la documentaci?n de car?cter p?blico con la correspondencia privada. As? pues, junto a pleitos, protocolos, 17 Para su elaboraci?n se ha utilizado el programa inform?tico GenoPro, uno de los m?s conocidos para hacer representaciones geneal?gicas. 18 Los se?ores de Montealegre, tras recibir el t?tulo condal hom?nimo y el de marqueses de Albudeite, alcanzar?n la grandeza, en el siglo XVIII. Por su parte, los marqueses de Espinardo la piden a mediados de dicha centuria. Vid. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra y los Fajardo en Murcia: Nobiliario, Vigo, 1957, pp. 241-242; y BNE, Ms. 11.723, fol. 26-30. Materiales hist?rico- geneol?gicos que propone el Marqu?s de Espinardo, para que vistos, y reconocidos por persona bien versada en semejantes asuntos? los coordinen, y reduzca a m?thodo propio de Memorial? les ponga en mano del Rey N. S. y a sus reales pies, puntual noticia, de la Calidad, M?ritos y Servicios del Marqu?s su padre y abuelos, con la muy rendida s?plica? le digne y sea S. M. servido de concederle al Marqu?s, sus hijos, descendientes y subcessores en su casa, el honor de la grandeza de Castilla. 19 MORENO DE VARGAS, B., Discursos de la Nobleza de Espa?a, ed. facs?mil, Valladolid, 1997 (1622), fol. 76r. 20 BNE, Ms. 11.458. MENDOZA Y BOBADILLA, F. de, Nobiliario de los Grandes y T?tulos de Castilla, fol. 28r. S. d. 34 memoriales y correspondencia diplom?tica, destacan las cartas de los marqueses de los V?lez dirigidas a sus parientes, amigos y criados m?s cercanos, sin olvidar a los propios monarcas. Dicha dualidad de fuentes permite superponer el discurso oficial que transmite la documentaci?n de tipo institucional o judicial con otra mucho m?s informal, en la cual diversos miembros del linaje Fajardo exponen abiertamente sus inquietudes, temores y logros. En el fondo, ambas tipolog?as documentales son complementarias. Evidentemente, unos per?odos hist?ricos pueden rastrearse mejor que otros, y en este sentido creo que debe destacarse de forma especial la riqueza de la Colecci?n Altamira. Partiendo de las misivas halladas en las bibliotecas del Instituto Valencia de Don Juan y de la Fundaci?n Francisco de Zab?lburu, ambas en Madrid, se ha podido sacar a la luz una magn?fica informaci?n, apenas conocida, sobre la embajada extraordinaria del III marqu?s de los V?lez en el Sacro Imperio y Polonia (1572-1575), su regreso a la corte de Felipe II (1575) y la minor?a de edad de su hijo (1579-1594). El per?odo y las fuentes analizadas han dado como resultado un acercamiento a la trayectoria vital de personajes hasta ahora poco conocidos del linaje Fajardo. Empezando por el adelantado don Juan Chac?n Alvarnaes y siguiendo, sobre todo, por su bisnieto y su tataranieto: el III marqu?s de los V?lez y el IV marqu?s de los V?lez, respectivamente. Frente a la atenci?n historiogr?fica, tradicionalmente fijada en los dos primeros titulares del marquesado y sus andanzas comuneras y alpujarre?as21, y en consecuencia apegadas a sus se?or?os murciano-granadinos, el ?mbito cortesano cobra un mayor protagonismo. Era un viraje necesario que responde a la propia l?gica interna de la aristocracia hisp?nica y europea, a la cual no es ajena la casa de los V?lez, cada vez m?s interesada en situarse cerca del rey, dado que no es posible seguir engrandeci?ndose merced a la guerra contra el reino de Granada o los corsarios berberiscos, sino mediante oficios en las casa reales y puestos en la administraci?n (consejos, embajadas, virreinatos, gobernaciones...). En suma, investigar acerca de la casa de los V?lez es hacerlo tambi?n sobre la historia de los reinos de Murcia y Granada, donde tienen su base de poder, a la vez que se hace hincapi? en la historia de la Corona de Castilla y la Monarqu?a Hisp?nica. Aunque los Fajardo enlazaron con linajes oriundos de los reinos hisp?nicos (Castilla, Toledo, C?rdoba, Sevilla, Le?n, Valencia y Catalu?a), no es menos cierto que la condici?n imperial de los Austrias espa?oles hace que los arist?cratas que se sit?an 21 Consecuencia de la visi?n transmitida por la obra de MARA??N, G., Los Tres V?lez. Una historia de todos los tiempos, Almer?a, 2005 (1960). 35 cerca de la Corona reciban honores y cargos de gran relevancia en los territorios que, bajo soberan?a de los Habsburgo, se extienden por todo el mundo conocido22. En particular, destaca el cursus honorum del III marqu?s de los V?lez, iniciado siendo a?n heredero de su casa, y que le llev? a Portugal, el Sacro Imperio y la Confederaci?n polaco-lituana. Sus descendientes, ya en el siglo XVII, seguir?n esa misma trayectoria, desempe?ando los virreinatos de la Corona de Arag?n, Navarra y el sur de Italia. M?s all? de la descripci?n o narraci?n de estos acontecimientos, algunos de evidente relevancia para la pol?tica imperial, lo cierto es que sin esas misiones y cargos es imposible entender la evoluci?n no ya de los V?lez, sino de la aristocracia hisp?nica. Los matrimonios, filias y fobias cortesanas ayudar?n a entender el aumento de prestigio y poder de las casas aristocr?ticas, as? como las ca?das en desgracia y la p?rdida de favor real. Los personajes que, a priori, pueden parecer secundarios en este relato, cobran sin embargo una importancia vital. Por citar tres ejemplos destacados, en primer lugar, don Juan Chac?n Alvarnaes, contador de la reina Isabel la Cat?lica, descendiente de una familia toledana de la nobleza media, se ver? encumbrado al adelantamiento del reino de Murcia, adem?s de fundar el mayorazgo de los Fajardo y su monumental capilla funeraria, en 1491. Era un personaje ajeno a dicho reino, un fiel cortesano que, debido a la muerte de su suegro sin descendencia masculina, se convirti? en cabeza de un linaje de ricoshombres castellanos. En segundo lugar, la viuda del III marqu?s de los V?lez, do?a Menc?a de Requesens, cobra un protagonismo inesperado ante la temprana muerte de su esposo y la escasa edad de su ?nico hijo. Aunque sea por un per?odo breve, el del obligado luto que impon?a su viudedad, se convertir? en nueva jefa de facto de la casa, merced a su condici?n de madre, tutora y curadora del IV marqu?s de los V?lez. En tercer lugar, Domingo de Zavala, un bur?crata guipuzcoano que hab?a servido durante a?os a don Luis de Requesens como secretario, ejercer? la gobernaci?n del marquesado de los V?lez durante la minor?a de edad del citado IV Marqu?s (1582-1594). Era un 22 Algunos ejemplos de destacadas casas castellanas que contraen nupcias con familias for?neas, y viceversa, han sido analizados en EDELMAYER, F., ?Honor y dinero: Adam de Dietrichstein al servicio de la Casa de Austria?, Studia hist?rica. Historia moderna, 10-11 (1992-1993), pp. 89-116; HERNANDO S?NCHEZ, C. J., Castilla y N?poles en el siglo XVI : el virrey Pedro de Toledo: linaje, estado y cultura (1532-1553), Valladolid, 1994; REDONDO ?LAMO, ?. y YUN CASALILLA, B., ??Bem visto tinha...?. Entre Lisboa y Capodimonte. La aristocracia castellana en perspectiva ?trans-nacional? (ss. XVI-XVII)?, en B. YUN CASALILLA (dir.), Las Redes..., op. cit., pp. 39-63; CUNHA, M. S. da, ?T?tulos portugueses y matrimonios mixtos en la Monarqu?a Cat?lica?, en Ib?d., pp. 205-231; y MART?NEZ HERN?NDEZ, S., Rodrigo Calder?n. La sombra del valido. Privanza, favor y corrupci?n en la corte de Felipe III, Madrid, 2009. 36 personaje sin ninguna relaci?n anterior al linaje Fajardo y sus estados, pero la estrecha vinculaci?n que manten?a con los Requesens-Z??iga le permiti? ocupar la m?xima responsabilidad en el marquesado y, m?s tarde, continuar su brillante carrera al servicio de la monarqu?a como consejero de Hacienda de Felipe III. Otras figuras de inter?s como los segundones Rodrigo Fajardo (cercano servidor del I marqu?s de los V?lez), Gonzalo Fajardo de Silva (rector de la Universidad de Salamanca, en 1551-1552), Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba (hermano menor del III marqu?s de los V?lez) o el almirante del Mar Oc?ano Luis Fajardo (hijo bastardo del II marqu?s de los V?lez) permiten subrayar la influencia que tiene la casa en las instituciones de la Monarqu?a Hisp?nica. No s?lo por sus m?ritos o gestas, en particular las del citado almirante, quiz? el ?ltimo gran militar del linaje Fajardo, sino porque dan sentido a la idea de casa con m?ltiples ramas y personajes que contribuyen a acrecentar su prestigio y consolidar su patrimonio. El linaje es, como se ha indicado anteriormente, un sistema de organizaci?n familiar propio de la nobleza, que combina el culto a los muertos con la exaltaci?n de ? sus herederos? los vivos23. Busca por tanto remotos fundadores que se ?fajan?24 luchando contra los moros desde el siglo XI, aunque realmente sea dentro de la nueva nobleza trastamarista25 (siglo XIV) donde cobra sentido el ascenso de los Fajardo. ?stos ponen fin al g?tico en el sureste peninsular, con la culminaci?n de la capilla de San Lucas de la catedral de Murcia, en 1507. Al mismo tiempo que han iniciado la construcci?n de un no menos soberbio alc?zar renacentista en V?lez Blanco, al parecer siguiendo las trazas de arquitectos florentinos. Se erigen en patronos de la provincia franciscana de Cartagena, en el primer tercio del siglo XVII, y a finales de dicha centuria glosan su ?calidad y servicios? consider?ndose leg?timos herederos de los Requesens-Z??iga y los Chac?n26. Si bien, los dominios y cargos palatinos de estos ?ltimos nunca se vieron vinculados al linaje murciano, aunque interesa su ?apropiaci?n simb?lica? para consolidar la visi?n de una estirpe al servicio de la Monarqu?a Cat?lica. Un servicio que se extiende a lo largo de dos centurias (fines del XV-fines del XVII), desde el reinado de los Reyes Cat?licos hasta el de Carlos II. Por tanto, no es exagerado 23 Vid. CASEY, J., Historia de la familia, Madrid, 1990, pp. 60-73; y ROSA, M. L., O Morgadio em Portugal, s?cs. XIV-XV. Modelos e pr?ticas de comportamento linhag?stico, Lisboa, 1995, p. 392. 24 De esta acepci?n de ?luchar? deriva una de las teor?as sobre el origen del apellido Fajardo, seg?n diversos genealogistas. 25 MOX?, S. de, ?De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformaci?n nobiliaria castellana en la Baja Edad Media?, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 3 (1969), pp. 1-211. 26 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 251-312. 37 afirmar que estudiar a los Fajardo es analizar la evoluci?n de la Monarqu?a Hisp?nica. En cierto modo lo positivo y lo negativo de dicha monarqu?a afectar? a los Fajardo. Los Fajardo pertenec?an a lo que Giovanni Levi ha denominado i vertici sociale27, es decir a la ?nfima porci?n de la sociedad que ha dejado rastro en los archivos p?blicos y privados debido a su relevante estatus social, pol?tico y econ?mico. Est? claro que estos nobles no ten?an la condici?n social humilde del molinero de El queso y los gusanos28 o el exorcista de La herencia inmaterial29, sin embargo, aunque pertenezcan a la ?lite no por ello he seguido s?lo el rastro de sus ?xitos, sino tambi?n sus fracasos. Junto a matrimonios ventajosos, elevadas dotes, h?bitos y encomiendas de ?rdenes militares, t?tulos nobiliarios, cargos palatinos o pol?ticos, tambi?n he querido ver las dificultades que aparecen en el camino. Entre ?stas puede citarse: falta de descendencia, endeudamiento incontrolado, expulsi?n de la corte, p?rdida de influencia en la ciudad de Murcia y algunos se?or?os (especialmente Mula), minor?as de edad, conflictos intrafamiliares por la herencia y el patrimonio... Un panorama complejo, pero a la vez sugerente, que ha requerido retroceder hasta los or?genes conocidos del linaje Fajardo, cuando Alonso Y??ez Fajardo I ostente el adelantamiento murciano a fines del siglo XIV. Y desde ese punto llegar hasta inicios del Seiscientos, a modo de ep?logo, planteando los ?ltimos resplandores de la casa de los V?lez sobre la ciudad y el reino de Murcia. Los siguientes marqueses tendr?n su mirada puesta en retomar el servicio al monarca, tal y como hab?a hecho su antecesor, don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba. ? Por ?ltimo, hay que mencionar a todos aquellos que han ayudado a que esta Tesis Doctoral sea finalmente una realidad. A lo largo de cinco a?os de investigaci?n ha habido muchas satisfacciones, que tienen que ver con la docencia, las publicaciones y los congresos y seminarios. En primer lugar, es de justicia agradecer el respaldo recibido de la Fundaci?n S?neca y el Ministerio de Educaci?n, instituciones que con 27 LEVI, G., ?Pr?logo: familias, jerarquizaci?n y movilidad social. Nuevas perspectivas?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n y movilidad social, Murcia, 2010, p. 11. 28 GINZBURG, C., El queso y los gusanos. El cosmos seg?n un molinero del siglo XVI, Barcelona, 1981 (Tur?n, 1976). 29 LEVI, G., La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamont?s del siglo XVII, Madrid, 1990 (Tur?n, 1985). 38 sendas becas predoctorales han financiado las numerosas estancias, viajes, fotocopias y digitalizaciones. En cuanto a las personas, ante todo, quiero manifestar mi gratitud hacia los directores de la Tesis Doctoral, los doctores D. Francisco Chac?n Jim?nez y D. Juan Hern?ndez Franco. Sin su magisterio, bonhom?a y amistad nada de esto habr?a sido posible. Adem?s, dirigen un magn?fico grupo de investigaci?n, de casi treinta a?os de vida, el Seminario de Familia y Elite de Poder en la Universidad de Murcia, en el que me integr? desde mi segundo curso de la Licenciatura en Historia (a?o 2000) como Alumno Interno. El buen hacer y la generosidad tanto de los citados directores como del resto de sus miembros han dado raz?n de ser a mi andadura como historiador. Por ello, es de justicia recordar los consejos y ayuda del Dr. Antonio Irigoyen L?pez, siempre atento y bondadoso. Asimismo, el resto de sus integrantes han contribuido a aclarar muchas dudas y animarme en momentos de agotamiento. As? pues, el Dr. Sebasti?n Molina Puche ha sido mi gu?a, adem?s de amigo. La Dra. Raquel S?nchez Ib??ez una compa?era magn?fica. Y el Dr. Manuel P?rez Garc?a, desde Florencia, otro gran apoyo. Asimismo, quiero dejar constancia de mi afecto por Ver?nica Baenas Gonz?lez, Francisco Javier Mar?n Mar?n y Francisco Precioso Izquierdo, la ?cantera? del Seminario. El doctor Pedro Miralles Mart?nez merece una especial menci?n por sus ?tiles consejos y oportunas recomendaciones durante estos a?os. Desde aqu? vaya mi m?s sincero agradecimiento hacia ?l. Por otro lado, el Seminario (?hermano?) de Historia Social de la Poblaci?n, de la Facultad de Humanidades de Albacete (Universidad de Castilla-La Mancha) ha sido otro est?mulo personal y acad?mico. Por ello quiero dejar constancia de mi recuerdo a su director, el Dr. Francisco Garc?a Gonz?lez, as? como al Dr. Cosme Jes?s G?mez Carrasco, amigo ?parisino?, a Mar?a del Mar Sim?n Garc?a y a Mar?a del Pilar Molina G?mez. Quedo en deuda tambi?n con otros muchos historiadores que me han ayudado durante estos cinco a?os de ardua investigaci?n. Entre ellos, quisiera destacar especialmente a los doctores Bernard Vincent y Nuno G. Monteiro, mis tutores durante las estancias en la EHESS de Par?s (2008) y el ICS de Lisboa (2009), por su hospitalidad y gentileza. Junto a ellos no puedo dejar de mencionar el aliento recibido de los doctores don Juan Torres Fontes, Juan Andreo Garc?a, Jos? Mar?a Im?zcoz Beunza, Mafalda Soares da Cunha, Fernanda Olival y Fernando Bouza. El periplo de archivos, congresos y estancias me ha permitido trabar amistad con una nueva 39 generaci?n de historiadores, entre lo que quiero destacar a Antonio Jos? Rodr?guez Hern?ndez, Jos? Antonio Guill?n Berrendero, Juan Antonio Inarejos Mu?oz, ?lvaro Chaparro S?inz, Andoni Artola Renedo, Francisco Javier Hern?ndez Navarro, Francisco Javier Guti?rrez N??ez y Manuel Lomas Cort?s. Su constancia y buen hacer me han servido de ejemplo a seguir. Tampoco quiero olvidar el apoyo y los ?nimos de la Dra. Encarna Nicol?s Mar?n, directora del Departamento de Historia Moderna, Contempor?nea y de Am?rica de la Universidad de Murcia. De igual forma, el personal de los archivos y bibliotecas ha tenido conmigo un trato exquisito del que quiero dejar constancia, especialmente, en las personas de Vicente Montojo Montojo (del Archivo General de la Regi?n de Murcia) e Isabel Aguirre Landa (del Archivo General de Simancas). Para terminar quiero expresar las deudas contra?das con el entorno m?s ?ntimo, que tanto influye en la persona que hay ?debajo? del investigador. Mis amigos de Javal? Nuevo y de la Universidad de Murcia han sido una v?lvula de escape necesaria y gratificante. Entre los de mi pueblo quiero destacar a Antonio Gin?s, Juan Gil, Juan F?rez, Jos? Antonio, Juan Diego y Mar?n, cuya amistad conservo desde la infancia. En cuanto a los de la Universidad debo citar, con gratitud y cari?o, a Ra?l, Pablo, Fran, Esther, Enrique, Elvira, Juan, Pepe, Mariano, ?scar y Alberto. Y, sobre todo, quiero agradecer el cari?o y comprensi?n de mis padres, Mari Carmen P?rez Mart?nez y Juan Rodr?guez Barcel?, as? como mis hermanos Juan Manuel y Emilio Joaqu?n Rodr?guez P?rez. A ellos cuatro les debo todo lo que soy. Del inter?s de mi padre por las tradiciones y costumbres de Murcia procede mi vocaci?n por la historia. Por ?ltimo, un recuerdo emocionado a todos aquellos familiares que no est?n entre nosotros, especialmente a mi abuela materna, Carmen Mart?nez L?pez ?Tata?, a quien dedico esta Tesis seguro de que estar? orgullosa de su nieto mayor. Javal? Nuevo (Murcia), junio de 2010 40 41 ESTADO DE LA CUESTI?N. LOS FAJARDO COMO OBJETO DE INVESTIGACI?N 42 43 A la hora de hacer un balance sobre la historiograf?a en torno al linaje Fajardo, no s?lo han de tenerse en cuenta las obras dedicadas espec?ficamente al mismo, sino tambi?n aqu?llas que se han centrado en la importancia de la aristocracia hisp?nica y europea durante la baja Edad Media30 y el Antiguo R?gimen. No en vano, ese es el grupo social al que pertenecen los marqueses de los V?lez y sus parientes. El linaje y la casa son las dos nociones claves que explican el sistema de organizaci?n familiar de la nobleza. Su definici?n, estructura y evoluci?n a lo largo de los siglos ha preocupado, especialmente, a historiadores dedicados a la historia social de la familia, que tomaron de la antropolog?a y la sociolog?a el armaz?n conceptual, traslad?ndolo a estudios sobre ?pocas lejanas en el tiempo. En Espa?a la historia de la familia ha tenido en James Casey31, ?ngel Rodr?guez S?nchez32, Jaime Contreras33, Francisco Chac?n Jim?nez34 y Juan Hern?ndez Franco35 a 30 Para la ?poca medieval interesa el cl?sico de DUBY, G., Los tres ?rdenes o lo imaginario del feudalismo, Madrid, 1992. 31 CASEY, J., Historia de la familia, Madrid, 1990; Espa?a en la Edad Moderna: una historia social, Madrid-Valencia, 2001; y Familia y sociedad en el reino de Granada durante el Antiguo R?gimen, Granada, 2008. 32 RODR?GUEZ S?NCHEZ, ?., ?El poder familiar: la patria potestad en el Antiguo R?gimen?, Chronica Nova, 18 (1990), pp. 365-380; y La familia en la Edad Moderna, Madrid, 1996. 33 CONTRERAS CONTRERAS, J., ?Linaje y cambio social: la manipulaci?n de la memoria?, en Dossier ?Familia y relaciones de parentesco en la Espa?a Moderna?, Historia Social, 21 (2005), pp. 105- 124. 34 CHAC?N JIM?NEZ, F. y CASEY, J. et alii, La familia en la Espa?a Mediterr?nea, siglos XV- XIX, Barcelona, 1987; CHAC?N JIM?NEZ, F., HERN?NDEZ FRANCO, J. y PE?AFIEL RAM?N, A. (eds.), Familias, grupos sociales y mujer en Espa?a (siglos XV-XIX), Murcia, 1991; y de CHAC?N JIM?NEZ, F., Historia social de la familia en Espa?a, Alicante, 1990; ?Hacia una nueva estructura social en la Espa?a del Antiguo R?gimen a trav?s de la familia y las relaciones de parentesco?, en Dossier ?Familia y relaciones de parentesco en la Espa?a Moderna?, Historia Social, 21, 1995, pp. 81-89; ?Propuestas te?ricas y organizaci?n social desde la Historia de la Familia en la Espa?a Moderna?, Studia Historica. Historia Moderna, 18 (1998), pp. 17-28; ?Estructuraci?n social y relaciones familiares en los grupos de poder castellanos en al Antiguo R?gimen: aproximaci?n a una teor?a y un m?todo de trabajo?, en J. P. DEDIEU, J. L. CASTELLANO CASTELLANO y M. V. L?PEZ-CORD?N CORTEZO (eds.), La pluma, la mitra y la espada : estudios de historia institucional en la Edad Moderna, Madrid, 2000, pp. 355-362; ?Concepto y realidad de casa y familia en la sociedad hisp?nica durante el reinado de Carlos I?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Poblaci?n, econom?a y sociedad, vol. IV, Madrid, 2001, pp. 211-218; ?Poblaci?n, familia y relaciones de poder: notas y reflexiones sobre la organizaci?n social hisp?nica: circa siglo XV-circa siglo XVII?, en M. RODR?GUEZ CANHO (coord.), Historia y perspectivas de investigaci?n. Estudios en memoria del profesor ?ngel Rodr?guez S?nchez, M?rida, 2002, pp. 85-94; y ?Familia y hogar en la sociedad espa?ola. Mitos y realidades hist?ricas?, en F. J. LORENZO PINAR (ed.), La Familia en la Historia, Salamanca, 2009, pp. 121-134; y CHAC?N JIM?NEZ, F. y HERN?NDEZ FRANCO, J. (eds.), Poder, familia y consanguinidad en la Espa?a del Antiguo Regimen, Barcelona, 1992; de los mismos autores Familia, poderosos y oligarqu?as, Murcia, 2001; y Espacios sociales, universos familiares. La familia en la historiograf?a espa?ola, Murcia, 2007; CHAC?N JIM?NEZ, F. y FERRER I AL?S, Ll. (eds.), Familia, casa y trabajo, Murcia, 1997; CHAC?N JIM?NEZ, F., HERN?NDEZ FRANCO, J. y GARC?A GONZ?LEZ, F. (eds.), Familia y organizaci?n social en Europa y Am?rica: siglos XV-XX, Murcia, 2007 ; CHAC?N JIM?NEZ, F. y IM?ZCOZ BEUNZA, J. M. (eds.), Procesos de movilidad social en la Espa?a Moderna. Elites, redes, monarqu?a, Madrid, en prensa. 35 HERN?NDEZ FRANCO, J. (coord.), Familia y poder: sistemas de reproducci?n social en 44 algunos de sus m?s preclaros representantes. Su preocupaci?n por cuestiones como el hogar, la casa, el linaje, las redes sociales, la movilidad social (ascendente y descendente), las relaciones verticales de patronazgo-clientelismo o la circulaci?n de las ?lites, conecta con los trabajos de otros ?mbitos europeos. As? pues la obra de Nuno G. Monteiro36 y Mafalda Soares da Cunha37 en Portugal, y la de G?rard Delille38, Carlo Ginzburg y Carlo Poni39 o Giovanni Levi40 para el caso italiano, revisten gran inter?s. En 1987, Ignacio Atienza Hern?ndez se?alaba que la historiograf?a espa?ola sobre la nobleza llevaba una d?cada de retraso respecto a los estudios que sobre el grupo nobiliario hab?an desarrollado la historiograf?a francesa y anglosajona41. Desde entonces, se ha avanzado considerablemente, aunque a d?a de hoy siguen siendo las noblezas medias o urbanas, tambi?n llamadas oligarqu?as, las mejor conocidas en el ?mbito hisp?nico42. Parece que los estudios locales y regionales han diseccionado bastante bien problem?ticas sociales, econ?micas y pol?ticas que ata?en a las instituciones concejiles y, por ende, a las familias poderosas que las gobernaban. Espa?a (siglos XVI-XVIII), Murcia, 1995; ?Consideraciones y propuestas sobre linaje y parentesco?, en J. CASEY y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, parentesco y linaje, Murcia, 1997, pp. 19-29; ?Trayectoria social de una familia conversa: los Santestevaa-Lara. Del empinamiento a la condena?, en A. MESTRE SANCH?S, P. FERN?NDEZ ALBALADEJO y E. GIM?NEZ L?PEZ (eds.), Actas de la IV Reuni?n Cient?fica de la Asociaci?n Espa?ola de Historia Moderna Alicante, 27-30 de mayo de 1996 (Disidencias y exilios en la Espa?a moderna), vol. II, Alicante, 1997, pp. 179-192; ?El reencuentro entre historia social e historia pol?tica en torno a las familias de poder. Notas y seguimiento a trav?s de la historiograf?a sobre la Castilla moderna?, Studia Historica. Historia Moderna, 18 (1998), pp. 179-199; ?Estudios sobre las familias de las elites en la Castilla moderna: estado de la cuesti?n. Del influjo de la historia pol?tica al de la historia social?, Pen?lope. Revista de Hist?ria e Ci?ncias Sociais, 25 (2001), pp. 151-167; y ?El mayorazgo Moctezuma: reflexiones sobre un proceso de movilidad vertical con alternancias (1509-1807)?, Estudis, 32 (2006), pp. 215-235; y HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Mantenerse arriba. Las familias dominantes en la Castilla moderna?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Espacios sociales..., op. cit., pp. 219-244; de esos mismos autores ?Aristocracia, familia-linaje, mayorazgo: la casa de los marqueses de Villena en la Edad Moderna?, Historia Social, 66 (2010), pp. 3-22. 36 MONTEIRO, N. G., ?Casa e linhagem: o Vocabul?rio Aristocr?tico em Portugal nos S?culos XVII e XVIII?, Pen?lope. Fazer e desfazer hist?ria, 12 (1993), pp. 43-63; ?O ethos da aristocracia portuguesa sob a dinastia de Bragan?a. Algumas notas sobre casa e servi?o ao rei?, en ?DEM, Elites e Poder. Entre o Antigo Regime e o Liberalismo, Lisboa, 2007 (2003), pp. 83-103; y ??Ethos? aristocr?tico y estructura del consumo: la aristocracia cortesana portuguesa a finales del Antiguo R?gimen?, Historia Social, 28 (1997), pp. 127-141. 37 CUNHA, M. S. da, Linhagem, parentesco e poder. A Casa de Bragan?a (1384-1483), Lisboa, 1990; y A Casa de Bragan?a, 1560-1640. Pr?ticas senhoriais e redes clientelares, Lisboa, 2000. 38 DELILLE, G., Famille et propi?t? dans le Royaume de Naples (XVe-XIXe si?cle), Roma-Par?s, 1985. 39 PONI, C. y GINZBURG, C., ?El nombre y el c?mo: intercambio desigual y mercado historiogr?fico?, en Dossier ?Dos d?cadas de Historia Social?, Historia Social, 10 (1991), pp. 63-70. 40 LEVI, G., La herencia inmaterial..., op. cit. 41 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., p. 1. 42 Por estar fuera de la tem?tica abordada en esta Tesis prefiero no citar la enorme bibliograf?a, tanto cl?sica como reciente, para no hacer el estado de la cuesti?n demasiado prolijo. Remito, en cualquier caso, a diversas monograf?as s? citadas sobre las noblezas hisp?nicas, donde hay referencias a las oligarqu?as. 45 Mientras que la aristocracia sigue siendo un objeto de investigaci?n menos atendido, quiz? por la dispersi?n de fuentes, el hecho de que una parte de ellas se encuentre en manos privadas y por tanto sea de dif?cil acceso, o bien la multiplicidad de espacios geogr?ficos, pol?ticos y sociales en los que la alta nobleza ten?a su ?mbito de actuaci?n. Con todo, no hay que negar el salto cualitativo que se ha producido durante las ?ltimas d?cadas. En primer lugar, es obligado retrotraerse a Antonio Dom?nguez Ortiz43 y Jos? Antonio Maravall44, que en la d?cada de 1970 publicaron sendos trabajos pioneros sobre el siglo XVII, las cuales, en realidad, reflexionaban sobre las ?lites hisp?nicas durante todo el per?odo moderno. Despu?s vendr?a la obra, ya cl?sica, del citado Atienza sobre la casa de Osuna. Tras ?sta, los estudios de Carrasco Mart?nez sobre la casa del Infantado45, y Garc?a Hern?n sobre la de Arcos46 ven?an a constituir una especie de trilog?a sobre las grandes casas nobiliarias. Otros estudios sobre la nobleza hisp?nica moderna han tenido un componente regional o regn?cola, tales como los dedicados a Galicia47, Asturias48, Castilla49, La Rioja50, Navarra51, Arag?n52, Catalu?a53, Granada54, Valencia55 o Extremadura56. Por ello no es de extra?ar tambi?n la enorme atenci?n prestada a los se?or?os de dichos territorios, tem?tica en la que siguen siendo un referente las obras de Guilarte57 y Morant Deusa58. Igualmente hay que 43 DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo R?gimen, Madrid, 1973. Versi?n revisada de La sociedad espa?ola en el siglo XVII, 2 vols., Madrid, 1963. 44 MARAVALL, J. A., Poder, honor y elites en el siglo XVII, Madrid, 1979. 45 CARRASCO MART?NEZ, A., El r?gimen se?orial en la Castilla Moderna: las tierras de la Casa del Infantado en los siglos XVI y XVII, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1991; y Control y responsabilidad en la administraci?n se?orial: los juicios de residencia en las tierras de Infantado (1650-1788), Valladolid, 1991. 46 GARC?A HERN?N, D., Aristocracia y se?or?o en la Espa?a de Felipe II. La Casa de Arcos, Granada, 1999. 47 SAAVEDRA FERN?NDEZ, P., ?La administraci?n se?orial en la Galicia moderna?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 198 (1998), pp. 185-212. 48 FAYA D?AZ, M. ?. (coord.), La nobleza en la Asturias del Antiguo R?gimen, Oviedo, 2004. 49 ARREGUI ZAMORANO, P., Monarqu?a y se?or?os en la Castilla moderna. Los adelantamientos en Castilla, Le?n y Campos, 1474-1643, Valladolid, 2000. 50 MARURI VILLANUEVA, R., Repintar los blasones. El I Marqu?s de la Casa Torre, un riojano en Indias (1662-1732), Logro?o, 2007. 51 USUN?RIZ GARAYOA, J. M., Nobleza y se?or?os en la Navarra moderna. Entre la solvencia y la crisis econ?mica, Pamplona, 2007; y ORDUNA PORT?S, P. M., Honor y cultura nobiliaria en la Navarra moderna (siglos XVI-XVIII), Pamplona, 2009. 52 ATIENZA L?PEZ, ?., COL?S LATORRE, G., y MART?N SERRANO, E., El se?or?o en Arag?n: cartas de poblaci?n, I, Zaragoza, 1999. 53 MOLAS RIBALTA, P., L?alta noblessa catalana a l?Edat Moderna, Vic, 2004. 54 SORIA MESA, E., La venta de se?or?os en el Reino de Granada bajo los Austrias, Granada, 1995; Se?ores y oligarcas: los se?or?os del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997. 55 CATAL? SANZ, J. A., Rentas y patrimonio de la nobleza valenciana en el siglo XVIII, Madrid, 1995. 56 ARAG?N MATEOS, S., La nobleza extreme?a en el siglo XVIII, M?rida, 1990. 57 GUILARTE, A. M., El r?gimen se?orial en el siglo XVI, Madrid, 1962. 58 MORANT DEUSA, I., Econom?a y sociedad en un se?or?o del Pa?s Valenciano: el ducado de 46 se?alar estudios de ?ndole no ya territorial, sino referidos a una sola casa, como las de Feria59, Olivares60 y Santa Cruz de Marcenado61. Desde la perspectiva familiar, hay que se?alar el trabajo de Molina Recio sobre el linaje Fern?ndez de C?rdoba62, quiz? el que mayor n?mero de ramas segundonas lleg? a abarcar durante el Antiguo R?gimen, no en vano de la casa principal de Aguilar surgieron trece y de la de Cabra-Baena, nada menos, que veinticinco. La aristocracia como herramienta para conocer la pol?tica tiene en el estudio de Salas Almela sobre los duques de Medina Sidonia otra contribuci?n digna de inter?s63. A caballo entre lo pol?tico y lo familiar se encuentra el estudio de los marqueses de Villena y su p?rdida, y posterior recuperaci?n, del favor regio, debido a Molina Puche y Ortu?o Molina64. Estas monograf?as sobre importantes casas en la Edad Moderna son m?s recientes que sus hom?logas del per?odo bajomedieval. En este caso, la precursora fue M.-C. Gerbet y su estudio sobre la nobleza en Extremadura65. Sus pasos han sido seguidos por Carriazo Rubio para el linaje Ponce de Le?n66, Cabrera sobre el condado Belalc?zar67, Franco Silva68 y Quintanilla Raso69 han atendido a diversas casas, Ladero Gand?a, siglos XVIII-XIX, Gand?a, 1978; y El declive del se?or?o: los dominios del Ducado de Gand?a, 1705-1837, Valencia, 1984. 59 VALENCIA RODR?GUEZ, J. M., Se?ores de la tierra. Patrimonio y rentas de la Casa de Feria (siglos XVI y XVII), Jaraiz de la Vera, 2000; del mismo autor El poder se?orial en la Edad Moderna: la Casa de Feria (ss. XVI y XVII), 2 vols., Badajoz, 2010; y ARAG?N MATEOS, S., El se?or ausente. El se?or?o nobiliario en la Espa?a del Setecientos: la administraci?n del ducado de Feria en el siglo XVIII, L?rida, 2000. 60 HERRERA GARC?A, A., El estado de Olivares. Origen, formaci?n y desarrollo con los tres primeros condes (1535-1645), Sevilla, 1990. 61 D?AZ ?LVAREZ, J., Ascenso de una casa asturiana: los Vigil de Qui?ones, marqueses de Santa Cruz de Marcenado, Oviedo, 2006. 62 MOLINA RECIO, R., La nobleza en la Espa?a moderna: los Fern?ndez de C?rdoba. Familia, riqueza, poder y cultura, tesis doctoral, Universidad de C?rdoba, 2004. 63 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia. El poder de la aristocracia, 1580-1670, Madrid, 2008. 64 MOLINA PUCHE, S. y ORTU?O MOLINA, J., Los grandes del Reino de Murcia. Los Marqueses de Villena. Ca?da y auge de una casa aristocr?tica, Murcia, 2009. 65 GERBET, M.-C., La noblesse dans le royaume de Castille. Etude sur ses structures sociales en Estr?madure, 1454-1516, Par?s, 1979 (ed. espa?ola C?ceres, 1989); y Les noblesses espagnoles au Moyen ?ge : XI -XVe si?cle, Par?s, 1994. 66 CARRIAZO RUBIO, J. L., La memoria del linaje. Los Ponce de Le?n y sus antepasados a fines de la Edad Media, Sevilla, 2002. 67 CABRERA, E., El condado de Belalc?zar (1444-1518): aproximaci?n al estudio del r?gimen se?orial en la Baja Edad Media, C?rdoba, 1977. 68 FRANCO SILVA, A., El se?or?o toledano de Montalb?n: de don ?lvaro de Luna a los Pacheco, C?diz, 1992; La fortuna y el poder: estudios sobre las bases econ?micas de la aristocracia castellana (S. XIV-XV), C?diz, 1996; Se?ores y se?or?os (siglos XIV-XVI), Ja?n, 1997; En la Baja Edad Media: estudios sobre se?or?os y otros aspectos de la sociedad castellana entre los siglos XIV al XVI, Ja?n, 2000; Estudios sobre Don Beltr?n de la Cueva y el ducado de Alburquerque, C?ceres, 2002; Don Diego L?pez Pacheco, Marqu?s de Villena (mediados del siglo XV-1529), C?diz, 2005; Entre los reinados de Enrique IV y Carlos V: los condestables del linaje de Velasco (1461-1559), Ja?n, 2006; La p?rdida definitiva del Marquesado de Villena: Don Diego II L?pez Pacheco, C?diz, 2007. 69 QUINTANILLA RASO, M. C., Nobleza y se?or?os en el Reino de C?rdoba (siglos XIV y XV), 47 Quesada se ha centrado en Andaluc?a70, Montero Tejada sobre los Manrique71, Beceiro Pita los Benavente72, Calder?n Ortega los Alba73, Ortu?o Molina los Villena74, S?nchez Prieto la casa del Infantado75 o Carceller Cervi?o la de Alburquerque76. A ello habr?a que a?adir los trabajos cl?sicos de Salvador de Mox?77, sobre el origen de la nueva nobleza trastamarista, o la contribuci?n de Su?rez Fern?ndez78 sobre la nobleza y sus relaciones con la monarqu?a durante el reinado de los Reyes Cat?licos. La corte como objeto de investigaci?n surgi? en Francia, con el paradigma de Versalles, a partir de la obra de Norbert Elias79. De ah? ha nacido el inter?s por otras cortes europeas como la inglesa, las italianas o la imperial80. En Francia han venido C?rdoba, 1979; y (dir.), T?tulos, Grandes del Reino y Grandeza en la sociedad pol?tica. Fundamentos en la Castilla medieval, Madrid, 2006. 70 LADERO QUESADA, M. ?., Los se?ores de Andaluc?a: investigaciones sobre nobles y se?ores en los siglos XIII al XV, C?diz, 1998. 71 MONTERO TEJADA, R. M., Nobleza y sociedad en Castilla. El linaje de los Manrique (siglos XIV-XVI), Madrid, 1996. 72 BECEIRO PITA, I., El Condado de Benavente en el siglo XV, Salamanca, 1998. 73 CALDER?N ORTEGA, J. M., El Ducado de Alba: la evoluci?n hist?rica, el gobierno y la hacienda de un estado se?orial (siglos XIV-XVI), Madrid, 2005. 74 ORTU?O MOLINA, J., Realengo y se?or?o en el Marquesado de Villena. Organizaci?n econ?mica y social en tierras castellanas a finales de la Edad Media (1475-1530), Murcia, 2005. 75 S?NCHEZ PRIETO, A. B., La Casa de Mendoza hasta el tercer duque del Infantado (1350-1531). El ejercicio y alcance del poder se?orial en la Castilla bajomedieval, Madrid, 2001. 76 CARCELLER CERVI?O, M. P., Realidad y representaci?n de la nobleza castellana en el siglo XV. El linaje De la Cueva y la casa ducal de Alburquerque, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2006. 77 MOX?, S. de, ?De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformaci?n nobiliaria castellana en la Baja Edad Media?, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 3 (1969), pp. 1-211. 78 SU?REZ FERN?NDEZ, L., Nobleza y Monarqu?a. Puntos de vista sobre la Historia pol?tica castellana del siglo XV, Valladolid, 1975. 79 ELIAS, N., La sociedad cortesana, M?xico, 1982; KETTERING, S., Patron, Brokers and Clients in Seventeenth Century France, Oxford, 1986; SOLNON, J.-F., La Cour de France, Par?s, 1987; y LAFERME-FALGUI?RES, F., Les courtisans. Une soci?t? de spectacle sous l?Ancien Regime, Par?s, 2007. 80 DICKENS, A. G., The Courts of Europe: Politicis, Patronage and Royalty. 1400-1800, Nueva York, 1977; MOZZARELLI, C. y OLMI, G., La Corte nella cultura e nella storiografia. Imaginia e posizioni tra Otto e Novecento, Roma, 1983; BERTELI, S. (ed.), Le Corti Italiane del Rinascimento, Mil?n, 1985; LOADES, D., The Tudor Court, Londres, 1987; JANSEN, D. J., ?Gli instrumenti del mecenatismo: Jacopo Strada alla corte di Massimiliano II?, en C. 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Le costume de Cour en Europe, 1650-1800, Par?s, 2009; la obra comparativa DUINDAM, J., Viena y Versalles. Las cortes de los rivales din?sticos europeos entre 1550-1780, Madrid, 2009; y VISCEGLIA, M. A., Guerra, 48 apareciendo tambi?n las primeras obras de ?ndole comparativo sobre las noblezas europeas, en especial destaca la obra de Meyer o el cl?sico de Labatut81, entre otros, a los que se han sumado m?s tard?amente otros como Dewald82. Tanto la historiograf?a francesa como la anglosajona son las que m?s se han preocupado por las noblezas de otros lugares del Viejo Continente, desde la Pen?nsula Ib?rica e Italia hasta Europa central y oriental83. Ello se une a los abundantes estudios dedicados espec?ficamente a Inglaterra84, Francia85, Italia86 o Portugal87. Estos dos ?ltimos pa?ses presentan una Diplomacia y Etiqueta en la Corte de los Papas (Siglos XVI y XVII), Madrid, 2010. 81 MEYER, J., Noblesse et pouvoirs dans l'Europe d'Ancien Regime, Par?s, 1973; LABATUT, J.-P., Les noblesses europ?ennes de la fin du XVe si?cle ? la fin du XVIIIe si?cle, Par?s, 1978; CONTAMINE, P. (coord.), L??tat et les aristocraties XIIe-XVe si?cle. France, Anglaterre, ?cosse, Par?s, 1989; CLARK, S., State and Status: The Rise of the State and Aristocratic Power in Western Europe, Montreal, 1995; SCOTT, H. M. (ed.), The European Nobilities in the Seventeenth and Eighteenth Centuries, 2 vols., Londres, 1995; ZMORA, H., Monarchy, aristocracy and the State in Europe, 1300-1800, Londres, 2001; y POWIS, J., La aristocracia, Madrid, 2007. 82 DEWALD, J., La nobleza europea. 1400-1800, Valencia, 2004 (Cambridge, 1996). 83 K?PECZI, B. y BAL?ZS, E. H. (dirs.), Noblesse fran?aise, noblesse hongroise, XVe-XIXe si?cles, Par?s, 1981; BAK, J. M. (ed.), Nobilities in Central and Eastern Europe: Kinship, property and privilege, Budapest, 1994; GIRY-DELOISON, C. y METTAM, R. (dirs.), Patronages et client?lismes, 1550-1750 (France, Anglaterre, Espagne, Italie), Lille, 1998; BERELOWITCH, A., La hi?rarchie des ?gaux. La noblesse russe d?Ancien R?gime XVIe-XVIIe si?cles, Par?s, 2001; DUMANOWSKI, J. y FIGEAC, M. (eds), Noblesse fran?aise et noblesse polonaise. M?moire, identit?, culture, XVIe-XXe si?cles, Pessac, 2006. 84 STONE, L., The Crisis of the Aristocracy, 1558-1641, Oxford, 1965; BUSH, M. L., The English Aristocracy. A Comparative Synthesis, Manchester, 1984; BECKETT, J. V., The aristocracy in England, 1660-1914, Oxford, 1986; CANNADINE, D., The Decline and Fall of the British Aristocracy, Londres, 1990; BERNARD, G. W. (ed.), The Tudor Nobility, Manchester, 1992; GIVEN-WILSON, C., The English Nobility in the Late Middle Age: The Fourteenth-century Political Community, Londres, 1996. 85 CHAUSINAND-NOGARET, G., La Noblesse au XVIIIe si?cle, de la f?odalit? aux Lumi?res, Par?s, 1976; CONSTANT, J.-M., La vie quotidienne de la noblesse fran?aise aux XVIe et XVIIe si?cles, Par?s, 1985; DESCIMON, R., ?La haute noblesse parlamentaire parisienne : la production d?une aristocratie d??tat aux XVIe et XVIIe si?cles?, en P. CONTAMINE (coord.), L??tat et les aristocraties XIIe-XVIIe si?cles. France, Anglaterre, ?cosse, Par?s, 1989, pp. 357-386; BOURQUIN, L., Noblesse seconde et pouvoir en Champagne aux XVIe et XVII si?cles, Par?s, 1994; del mismo autor Les nobles, la ville et le roi, Par?s, 2001; y La noblesse dans la France moderne (XVIe-XVIIe si?cles), Par?s, 2002; NASSIET, M., Parent?, noblesse et ?tats dynastiques : XVe-XVIe si?cles, Par?s, EHESS, 2000; CONSTANT, Jean-Marie, La noblesse en libert? : XVIe-XVIIe si?cles, Rennes, 2004 ; CUVILLIER, J., Famille et patrimoine de la haute noblesse fran?aise aux XVIIIe si?cle. Le cas des Ph?lipeaux, Gouffier, Choiseul, Par?s, 2005. 86 VISCEGLIA, M. A., Il bisogno di eternit?. I comportamenti aristocratici a Napoli in Et? Moderna, N?poles, 1988; de esta autora La nobilit? romana in et? moderna. Profili istituzionali e pratiche sociali, Roma, 2001; y como (dir.), Signori, patrizi, cavalieri in Italia centro-meridionale nell?Et? moderna, Roma, 1992; RAGGIO, O, Faide e Parentele: lo stato genovese visto dalla Fontanabuona, Tur?n, 1990; BIZZOCHI, R., Genealogie incredibili: scritti di storia nell?Europa moderna, Bolonia, 1995; DONATI, C., L?idea di nobilit? in Italia, secoli XVI-XVIII, Roma, 1995; y D?AVENIA, F., Nobilit? allo specchio. Ordine di Malta e mobilit? sociale nella Sicilia moderna, Palermo, 2009. 87 BOONE, J. L., ?Parental Investment and Elite Family Structure in Preindustrial States: A Case of Study of Late Medieval-Early Modern Portuguese Genealogies?, American Anthropologist, New Series, 88-4 (dic. 1986), pp. 859-878; ROSA, M. L., O Morgadio em Portugal, s?cs. XIV-XV. Modelos e pr?ticas de comportamento linhag?stico, Lisboa, 1995; MONTEIRO, N. G., ?Casa, reprodu??o social e celibato: a aristocracia portuguesa nos s?culos XVII e XVIII?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 53-185 (1993), pp. 907-936; O Crep?sculo dos grandes: a casa e o patrimonio da aristocracia em Portugal: 1750-1832, Lisboa, 1998 (2? ed. revisada 2003); ?Traject?rias sociais e formas familiares: o modelo de 49 estrecha relaci?n con los reinos hisp?nicos, debido a la vecindad y pertenencia a un mismo soberano durante ciertos per?odos hist?ricos. De ah? que en los ?ltimos a?os est?n surgiendo estudios colectivos sobre la nobleza y las cortes en Espa?a-Italia88, Espa?a-Portugal89 y Espa?a-Sacro Imperio90. No en vano, Elliott ha subrayado la preemiencia de la corte hisp?nica sobre las del resto de Europa, debido a su condici?n de primera potencia de la ?poca91. Hasta hace pocos a?os, g?neros como la biograf?a significativa o contextual sol?an tener en autores for?neos a sus m?s destacados cultivadores. El cursus honorum de los propios reyes, as? como relevantes ministros, cortesanos o cl?rigos hisp?nicos ha dado pie a una destacable historiograf?a, inmersa adem?s en un proceso de constante renovaci?n. Las obras sobre Carlos V92 y Felipe II93 han sido y son abundantes, am?n de sucessao vincular?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familias, poderosos..., op. cit., pp. 17-38; Elites e Poder..., op. cit.; ?Poder senhorial, estatuto nobili?rquico e aristocracia?, en MATTOSO, J. (dir.), Historia de Portugal. O Antigo Regime, vol. VIII (A. M. HESPANHA, coord.), Lisboa, 2002, pp. 82-129; ?Portuguese Nobilities in the European Context (Seventeenth and Eighteenth Centuries): a Historiographical Overview?, e-Journal of Portuguese History, 1-1 (2003); y este mismo autor (ed.), Meu Pai e meu Senhor. Muito do meu cora?ao. Correspond?ncia do conde de Assumar para seu pai, o marqu?s de Alorna, Lisboa, 2000; CUNHA, M. S. da, Linhagem, parentesco..., op. cit.; de la misma autora A Casa de Bragan?a..., op. cit.; ?Cortes se?oriales, corte regia y clientelismo: el caso de la corte de los duques de Braganza?, en J. BRAVO (ed.), Espacios de poder: cortes, ciudades y villas (S. XVI-XVIII), vol. I, Madrid, 2002, pp. 51-68; ?Estrat?gias matrimoniais da casa de Bragan?a e o casamento do Duque D. Joao II?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 64-216 (2004), pp. 39-62; y CUNHA, M. S. da y MONTEIRO, N. G., ?Jerarqu?a nobiliaria y la corte en Portugal (siglo XV-1832)?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y N. G. MONTEIRO (eds.), Poder y movilidad social. Cortesanos, religiosos y oligarqu?as en la Pen?nsula Ib?rica (siglos XV-XIX), Madrid, 2006, pp. 181-212. 88 MART?NEZ MILL?N, J. y RIVERO RODR?GUEZ, M. (coords.), Centros de poder italianos en la Monarqu?a Hisp?nica (siglos XV-XVIII), 3 vols., Madrid, 2009; y CHAC?N JIM?NEZ, F., VISCEGLIA, M. A., MURGIA, G. y TORE, G. (dirs.), Spagna e Italia in Et? moderna: storiografie a confronto. Primo Incontro Internazionale Identidades mediterraneas: Espa?a e Italia en perspectiva comparativa (siglos XVI-XVIII). Identit? mediterranee: Spagna e Italia in una prospectiva comparativa (secoli XVI-XVIII), Roma, 2009. 89 CHAC?N JIM?NEZ, F. y MONTEIRO, N. G. (eds.), Poder y movilidad social..., op. cit.; MART?NEZ MILL?N, J. y MAR?AL LOUREN?O, M. P. (coords.), Las relaciones discretas entre las Monarqu?as Hispana y Portuguesa: Las Casas de las Reinas (siglos XV-XIX), 3 vols., Madrid, 2009; y CUNHA, M. S. da y HERN?NDEZ FRANCO, J. (eds.), Sociedad, familia e poder em la Pen?nsula Ib?rica. Elementos para uma Hist?ria Comparativa, Lisboa, en prensa. 90 MART?NEZ MILL?N, J. y RIVERO RODR?GUEZ, M. (eds.), La dinast?a de los Austria: las relaciones entre la Monarqu?a Cat?lica y el Imperio, Madrid, en prensa. 91 ELLIOTT, J. H., ?La corte de los Habsburgos espa?oles: ?una instituci?n singular??, en ?DEM, Espa?a y su mundo, 1500-1700, Madrid, 1990, pp. 179-200. 92 LAPEYRE, H., Carlos V, Barcelona, 1972; JOVER ZAMORA, J. M., Carlos V y los espa?oles, Madrid, 1987; CHABOD, F., Carlos V y su imperio, M?xico, 1992; BRANDI, K., Carlos V. Vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial, M?xico, 1993; FERN?NDEZ ?LVAREZ, M., Carlos V, el c?sar y el hombre, Madrid, 1999; P?REZ, J., Carlos V, Madrid, 1999; y KOHLER, A., Carlos V, 1500-1558: una biograf?a, Madrid, 2000. 93 PARKER, G., Felipe II, Madrid, 1984; KAMEN, H., Felipe de Espa?a, Madrid, 1997; FERN?NDEZ ?LVAREZ, M., Felipe II y su tiempo, Madrid, 1998; WILLIAMS, P., Philip II, Hampshire-Palgrave, 2001; BOUZA, F., D. Filipe I, Lisboa, 2008; y EDELMAYER, F., Philipp II: Biographie eines Weltherrschers [Felipe II: Biograf?a de un gobernante mundial], Stuttgart, 2009. 50 las dedicadas, entre otros, a personajes como Cobos94, Alba95, Vald?s96, Granvela97, Gattinara98, Moura99, ?boli100, Quiroga101, Gonzalo P?rez102, Antonio P?rez103, Requesens104, Mateo V?zquez105, Idi?quez106, Sp?nola107, Salinas108, Franqueza109 o Medina Sidonia110. Me centro en la ?poca de los Austrias (siglos XVI-XVII) y no remito a ejemplos del siglo XVIII, que har?an la lista demasiado amplia. En los ?ltimos a?os, a la vez que se redescubr?a a arist?cratas y cortesanos de gran relevancia, tambi?n se han rastreado los or?genes de su linaje. En este sentido, destacan las contribuciones de Hernando S?nchez sobre el Marqu?s de Villafranca111, Mart?nez Hern?ndez sobre el Marqu?s de Velada y Rodrigo Calder?n112, y Enciso Alonso-Mu?umer sobre el Conde de Lemos113. La corte hisp?nica, en ?poca de Felipe II, fue descrita por Rodr?guez Salgado, a inicios de la d?cada de 1990114. Mientras que Mart?nez Mill?n ha encabezado un 94 KENISTON, H., Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Madrid, 1980. 95 MALTBY, W. S., El gran duque de Alba. Un siglo de Espa?a y de Europa (1507-1582), Girona, 2007 (1982). 96 GONZ?LEZ NOVAL?N, J. L., El Inquisidor General Fernando de Vald?s (1483-1568), 2 vols., Oviedo, 1969-1971. 97 DURME, M. van, El Cardenal Granvela. Imperio y revoluci?n bajo Carlos V y Felipe II, Barcelona, 1957. 98 HEADLEY, J. M., The emperor and his chancellor. A study of the imperial chancellery under Gattinara, Cambridge, 1983. 99 DANVILA Y BURGUERO, A., Don Crist?bal de Moura, primer Marqu?s de Castel Rodrigo, Madrid, 1900. 100 BOYDEN, J. M., The courtier and the king. Ruy G?mez de Silva, Philip II and the Court of Spain, Berkeley, 1995. 101 PIZARRO LLORENTE, H., Don Gaspar de Quiroga (1512-1594). Un gran patr?n en la corte de Felipe II, tesis doctoral, Universidad Aut?noma de Madrid, 1997. 102 GONZ?LEZ PALENCIA, A., Gonzalo P?rez, 2 vols., Madrid, 1946. 103 MARA??N, G., Antonio P?rez. El hombre, el drama, la ?poca, Madrid, 1947. 104 MOREL-FATIO, A., ?La vie de don Luis de Requesens. Grand Commandeur de Castille, 1528- 1576?, Bulletin Hispanique, 6 (1904), pp. 195-233. 105 LOVETT, A. W., Philip II and Mateo V?zquez de Leca. The government of Spain, 1572-1592, Ginebra, 1977. 106 P?REZ M?NGUEZ, F., Don Juan de Idi?quez. Embajador y consejero de Felipe II, San Sebasti?n, 1935. 107 RODR?GUEZ VILLA, A., Ambrosio Spinola, primer marqu?s de los Balbases, Madrid, 1905. 108 GAILLARD, C., Le Portugal sous Philippe III d?Espagne. L?action de Diego de Silva y Mendoza, Grenoble, 1983. 109 TORRAS I RIB?, J. M., Poder i relacions clientelars a la Catalunya dels ?ustria: Pere Franquesa (1547-1614), Vic, 1998. 110 ?LVAREZ DE TOLEDO, L. I., Duquesa de Medina Sidonia, Alonso P?rez de Guzm?n, General de la Invencible, 2 vols., C?diz, 1994. 111 HERNANDO S?NCHEZ, C. J., Castilla y N?poles..., op. cit. 112 MART?NEZ HERN?NDEZ, S., El Marqu?s de Velada y la Corte en los reinados de Felipe II y Felipe III. Nobleza cortesana y cultura pol?tica en la Espa?a del Siglo de Oro, Salamanca, 2004; y Rodrigo Calder?n..., op. cit. 113 ENCISO ALONSO-MU?UMER, I., Nobleza, poder y mecenazgo en tiempos de Felipe III: N?poles y el conde de Lemos, Madrid, 2007. 114 RODR?GUEZ SALGADO, M. J., ?The Court of Philip II of Spain?, en R. G. ASCH y A. M. BIRKE (eds.), Princes, patronage..., op. cit., pp. 205-244. 51 esfuerzo por analizar el peso de la corte y las casas reales115, donde se ocupaban muchos de los hijos de las familias m?s importantes de la nobleza, iniciando desde muy j?venes su servicio a la Corona como pajes, continos, gentileshombres o mayordomos. Ello ha permitido comprender mejor no s?lo la estructura del servicio palatino, sino los antagonismos faccionales y sus decisivas repercusiones sobre el gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica. Esto ?ltimo alude al inter?s por el valimiento, casi siempre ejercido por miembros de los m?s conspicuos linajes, v?ase especialmente el caso de los validos m?s conocidos: el Duque de Lerma116 y el Conde-Duque de Olivares117. A las obras de Tom?s y Valiente118 y Escudero119 se han sumado otras m?s recientes, como las de Bernardo Garc?a120 o Elliott y Brockliss121. La corte ha atra?do la atenci?n de los aquellos estudiosos preocupados por la nobleza desde otros puntos de vista. As? pues, la nueva historia cultural ha proporcionado las claves para entender mejor el patronazgo art?stico y cultural de los grandes122. Pues, ?stos, a la vez que virreyes, embajadores y ministros, eran bibli?filos empedernidos, aficionados a la arquitectura, la astronom?a, coleccionistas de pintura o tapices123, y fundadores de conventos y otros patronatos124. Segu?an los gustos refinados que, a partir del Renacimiento, pr?ncipes y miembros del alto clero imponen en las cortes europeas. Sin duda, la Espa?a de los siglos XVI y XVII es la primera corte de la 115 MART?NEZ MILL?N, J. (ed.), Instituciones y ?lites de poder en la Monarqu?a Hispana durante el siglo XVI, Madrid, 1992; como (dir.), La corte de Felipe II, Madrid, 1994; La corte de Carlos V, 5 vols., Madrid, 2000; MART?NEZ MILL?N, J. y FERN?NDEZ CONTI, S. (dirs.), La monarqu?a de Felipe II: la casa del rey, 2 vols., Madrid, 2005; y MART?NEZ MILL?N, J. y VISCEGLIA, M. A., La monarqu?a de Felipe III: la casa del rey, 2 vols., Madrid, 2008. 116 FEROS CARRASCO, A., Kingship and Favoritism in the Spain of Philip III, 1598-1621, Cambridge, 2000. 117 ELLIOTT, J. H., El conde-duque de Olivares. El pol?tico en una ?poca de decadencia, Barcelona, 1990. 118 TOM?S Y VALIENTE, F., Los validos en la monarqu?a espa?ola del siglo XVII, Madrid, 1982. 119 ESCUDERO, J. A. (coord.), Los validos, Madrid, 2004. 120 GARC?A GARC?A, B., ?La aristocracia y el arte de la privanza?, Revista de Historia Social, 28 (1997), pp. 113-125. 121 ELLIOTT, J. y BROCKLISS, L. W. B. (eds.), The World of the Favourite, New Haven-Londres, 1999. 122 CHARTIER, R., ? Le Prince, la biblioth?que et la dedicace au XVIe et XVIIe si?cles?, en M. L. L?PEZ-VIDRIERO y P. M. C?TEDRA (dirs.), El Libro Antiguo Espa?ol, III. El Libro en Palacio y otros estudios bibliogr?ficos, Salamanca, 1996, pp. 81-100. 123 BROWN, J. y ELLIOTT, J., Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV, Madrid, 1981; CHECA CREMADES, F. (comp.), El Real Alc?zar de Madrid. Dos siglos de arquitectura y coleccionismo en la corte de los Reyes de Espa?a, Madrid, 1994; URQU?ZAR HERRERA, A., Coleccionismo y nobleza: signos de distinci?n social en la Andaluc?a del Renacimiento, Madrid, 2007; y MOREJ?N RAMOS, J. A., Nobleza y humanismo. Mart?n de Gurrea y Arag?n. La figura cultural del IV duque de Villahermosa (1526-1581), Zaragoza, 2009. 124 ATIENZA L?PEZ, ?., ?Patronatos nobiliarios sobre las ?rdenes religiosas en la Espa?a Moderna. Una introducci?n a su estudio?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y M. L. L?PEZ-GUADALUPE MU?OZ (coords.), Homenaje a Antonio Dom?nguez Ortiz, vol. I, Granada, 2008, pp. 67-82. 52 ?poca, aunque tome prestado ?para readaptarlo despu?s? el ceremonial de los territorios flamencos, debido a la procedencia borgo?ona de los Habsburgo, sin olvidar las influencias llegadas de Italia, buena parte de cuyo territorio era controlado por los soberanos espa?oles. Autores como Bouza125, Alvar Ezquerra126, C?tedra127, Carrasco Mart?nez128, ?lvarez-Ossorio129 o Cruz130 han puesto sus ojos en este peculiar cosmos cortesano, imprescindible para llegar a conocer el ethos nobiliario. De ah? tambi?n el inter?s por descifrar el verdadero significado de los usos y costumbres, el lenguaje y la educaci?n de los arist?cratas. Directamente relacionado con lo anterior, se hallan los estudios de Guill?n Berrendero sobre el discurso y la tratad?stica nobiliaria en Castilla y Portugal, durante la alta Edad Moderna131. Tiene en cuenta tanto la obra de tratadistas como las informaciones recogidas en las probanzas para la obtenci?n de h?bitos de ?rdenes castellanas (Santiago, Alc?ntara, Calatrava) y portuguesas (Cristo, Av?s, Santiago). Esto remite, a su vez, a obras de singular inter?s sobre la literatura nobiliaria (Atienza 125 BOUZA, F., La majestad de Felipe II. Construcci?n del mito real?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), La corte..., op. cit., pp. 37-72; ?Corte es decepci?n. Don Juan de Silva, conde de Portalegre?, en Ib?d., pp. 451-502; Imagen y propaganda. Cap?tulos de historia cultural del reinado de Felipe II, Madrid, 1998; ?Docto y devoto. La biblioteca del Marqu?s de Almaz?n y Conde de Monteagudo (Madrid, 1591)?, en F. EDELMAYER (ed.), Hispania-Austria II. Die Epoche Philipps II (1556-1598). La ?poca de Felipe II (1556-1598), Viena-Munich, 1999, pp. 247-308; ?Servidumbres de la soberana grandeza. Criticar al rey en la corte de Felipe II?, en A. ALVAR EZQUERRA (coord.), Im?genes hist?ricas de Felipe II, Alcal? de Henares, 2000, pp. 147-179; Corre Manuscrito. Una historia cultural del siglo de oro, Madrid, 2001; y Palabra e Imagen en la Corte. Cultura oral y visual de la nobleza en el Siglo de Oro, Madrid, 2003. 126 ALVAR EZQUERRA, A., El nacimiento de una capital europea. Madrid entre 1561 y 1606, Madrid, 1989. 127 C?TEDRA, P. M., ?La biblioteca del caballero cristiano don Antonio de Rojas, ayo del Pr?ncipe Don Carlos (1556)?, Modern Language Notes, 98-2 (1983), pp. 226-249. 128 CARRASCO MART?NEZ, A., ?Herencia y virtud. Interpretaciones e im?genes de lo nobiliario en la segunda mitad del siglo XVI?, en E. BELENGUER CEBRI? y L. RIBOT GARC?A (coords.), Las sociedades ib?ricas y el mar a finales del siglo XVI (la Corona de Castilla), vol. IV, Madrid, 1998, pp. 231-371; ?Fisonom?a de la virtud: Gestos, movimientos y palabras en la cultura cortesano-aristocr?tica del siglo XVII?, Reales Sitios. Revista de Patrimonio Nacional, 147 (2001), pp. 26-37; ?Pr?ctica del poder, pol?tica de corte y gobierno de los reinos en la monarqu?a de Felipe II: una aproximaci?n hist?rica?, Cuadernos de investigaci?n hist?rica, 23 (2006), pp. 65-92; ??Vos hablareis en este mismo lenguaje?. El aprendizaje del lenguaje diplom?tico por el VII Duque del Infantado, Embajador en Roma (1649-1651)?, en C. J. HERNANDO S?NCHEZ (coord.), Roma y Espa?a. Un crisol de la cultura europea en la Edad Moderna, vol. I, Madrid, 2007, pp. 515-542 129 ?LVAREZ-OSSORIO ALVARI?O, A., ?El cortesano discreto: itinerario de una ciencia ?ulica (ss. XVI-XVII)?, Historia Social, 28 (1997), pp. 73-94; ?El arte de medrar en la corte: rey, nobleza y el c?digo del honor?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familias, poderosos..., op. cit., pp. 39-60; ?Las esferas de la Corte: pr?ncipe, nobleza y mudanza en la jerarqu?a?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y N. G. MONTEIRO (eds.), Poder y movilidad social..., op. cit., pp. 129-180. 130 CRUZ, V. de, ?Margarita de Cardona y sus hijas, damas entre Madrid y el Imperio?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. P. MAR?AL LOUREN?O (coords.), Las Relaciones Discretas..., op. cit., vol. II, Madrid, 2009, pp. 1.267-1.300. 131 GUILL?N BERRENDERO, J. A., La idea de nobleza en Castilla durante el reinado de Felipe II, Valladolid, 2007; y Los mecanismos del honor y la nobleza en Castilla y Portugal, 1556- 1621, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2008. 53 Hern?ndez132, Soria Mesa133) y las ?rdenes militares (Postigo Castellanos134, Fern?ndez Izquierdo135, Olival136, Rivero Rodr?guez137). Los estudios sobre las haciendas se?oriales tienen a Charles Jago y Bartolom? Yun como m?ximos exponentes138. El balance de todas las corrientes mencionadas para el ?mbito hisp?nico ha dado lugar a varias obras de s?ntesis sobre el estamento nobiliario en la Espa?a moderna, destacando las de Garc?a Hern?n139, Carrasco Mart?nez140, Iglesias141, Soria Mesa142, y Palacios Ba?uelos y Ruiz Rodr?guez143. Respecto a la corte hisp?nica y la historiograf?a en torno a ella destaca el trabajo de V?zquez Gestal144. Por ?ltimo, ha aparecido, tambi?n recientemente, un art?culo de Carrasco Mart?nez145 que plantea el estudio de la nobleza europea desde una ?ptica comparada. 132 ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?La construcci?n de lo real. Genealog?a, casa, linaje y ciudad: una determinada relaci?n de parentesco?, en J. CASEY y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, parentesco..., op. cit., 1997, pp. 41-59. 133 SORIA MESA, E., La biblioteca geneal?gica de don Luis de Salazar y Castro, C?rdoba, 1997; (ed.), El origen de las dignidades seglares de Castilla y Le?n, Granada, 1998; y ?La grandeza de Espa?a en la Edad Moderna. Revisi?n de un mito historiogr?fico?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Poblaci?n, econom?a y sociedad, vol. IV, Madrid, 2001, pp. 619-636. 134 POSTIGO CASTELLANOS, E., Honor y Privilegio en la Corona de Castilla. El Consejo de las ?rdenes y los Caballeros de H?bito en el siglo XVII, Almaz?n (Soria), 1987; y ?Caballeros del Rey Cat?lico. Dise?o de una nobleza confesional?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 45/1-189 (1995), pp. 169-204. 135 FERN?NDEZ IZQUIERDO, F., La Orden militar de Calatrava en el siglo XVI. Infraestructura institucional. Sociolog?a y prosopograf?a de sus caballeros, Madrid, 1992. 136 OLIVAL, F., As Ordens Militares e o Estado Moderno. Honra, merc? e venalidade em Portugal (1641-1789), Lisboa, 2001. 137 RIVERO RODR?GUEZ, M. (coord.), Nobleza hispana, Nobleza cristiana. La Orden de San Juan, 2 vols., Madrid, 2009. 138 JAGO, Ch., ?La ?crisis de la aristocracia? en la Castilla del siglo XVII?, en Poder y sociedad en la Espa?a de los Austrias, Barcelona, 1982, pp. 248-286; y YUN CASALILLA, B., La gesti?n del poder: Corona y econom?as aristocr?ticas en Castilla (siglos XVI-XVIII), Madrid, 1998. 139 GARC?A HERN?N, D., La nobleza en la Espa?a moderna, Madrid, 1992; ?El estamento nobiliario: los estudios cl?sicos y el nuevo horizonte historiogr?fico?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 53/2-184 (1993), pp. 497-539; La aristocracia en la encrucijada. La alta nobleza y la monarqu?a de Felipe II, C?rdoba, 2000; ?La Historiograf?a de la nobleza en la Edad Moderna: las ?ltimas aportaciones y las nuevas l?neas de investigaci?n?, Revista de Historiograf?a, 2 (2005), pp. 15-31; y SANZ CUESTA, M., RUBIO LINIERS, M. C. y GARC?A HERN?N, D., La nobleza en Espa?a, Madrid, 2001. 140 CARRASCO MART?NEZ, A., Sangre, honor y privilegio. La nobleza espa?ola bajo los Austrias, Barcelona, 2000. 141 IGLESIAS, C. (coord.), Nobleza y sociedad en la Espa?a moderna, Oviedo, 1997. 142 SORIA MESA, E., La nobleza en la Espa?a moderna. Cambio y continuidad, Madrid, 2007. 143 PALACIOS BA?UELOS, L. y RUIZ RODR?GUEZ, I. (dirs.), La nobleza en Espa?a. Historia, presente y perspectivas de futuro, Madrid, 2009. 144 V?ZQUEZ GESTAL, P., ?La corte en la historiograf?a modernista espa?ola: estado de la cuesti?n y bibliograf?a?, Cuadernos de historia moderna. Anejos, 2 (2003), pp. 269-310. 145 CARRASCO MART?NEZ, A., ?Perspectivas pol?ticas comparadas de las noblezas europeas en la transici?n del XVI al XVII?, Cuadernos de historia moderna, 28 (2003), pp. 167-183. 54 En suma, parece evidente que la historiograf?a sobre los linajes nobiliarios m?s relevantes de la Espa?a moderna, ligada a cuestiones familiares, pol?ticas, cortesanas y culturales, ha dado un salto cualitativo en los ?ltimos a?os. A?n queda mucho por hacer, pero el bagaje es cuando menos relevante. Empieza a dejarse atr?s el secular retraso del que hablaba Ignacio Atienza, en la introducci?n de su libro sobre la casa de Osuna, siendo la muestra m?s evidente el hecho de que ahora sean historiadores espa?oles los que contribuyan a avances significativos sobre la historia de Espa?a, pero tambi?n de Portugal, Italia, los antiguos Pa?ses Bajos, Irlanda o Francia. Ello era impensable hasta hace poco tiempo, cuando suced?a justo lo contrario, merced sobre todo a la obra de hispanistas franceses y anglosajones. En otro orden de cosas, los Fajardo como objeto de investigaci?n vienen atrayendo la atenci?n de numerosos historiadores desde hace d?cadas. Ello ha derivado en una vasta producci?n historiogr?fica no siempre f?cil de localizar o sistematizar, debido en gran medida a la dispersi?n geogr?fica o la escasa difusi?n de algunas publicaciones146. En cualquier caso, destaca la gran importancia hist?rica que este linaje tuvo durante la baja Edad Media y la ?poca de los Austrias, tanto en aquellos lugares donde pose?an se?or?os, es decir los reinos de Murcia y Granada, como en el conjunto de la Monarqu?a Hisp?nica. Especialmente abundante ha sido la publicaci?n de libros, art?culos y dem?s trabajos acerca de los Fajardo durante los siglos XIV y XV. Quiz? sea ese el per?odo hist?rico mejor conocido del linaje, merced sobre todo a la obra del medievalista don Juan Torres Fontes, que en su estudio del reino de Murcia desde la Reconquista hasta los albores de la Edad Moderna ha prestado una especial atenci?n a los Fajardo. Sin ellos no habr?a podido explicar la historia de dicho territorio, en el cual los adelantados ejerc?an una influencia decisiva. As? pues, este autor escribi? las biograf?as de los dos Fajardos m?s importantes del siglo XV: el alcaide de Lorca, Alonso Fajardo el Bravo147; y su primo y rival, el adelantado Pedro Fajardo Quesada148. Adem?s ha desenmara?ado 146 Algo que puso de relieve recientemente BARRIOS AGUILERA, M., ?El Marquesado de los V?lez en el siglo XVI. Estado de la cuesti?n y l?neas de investigaci?n?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os en la Andaluc?a Moderna. El Marquesado de los V?lez, Almer?a, 2007, pp. 15-36. 147 TORRES FONTES, J., Fajardo el Bravo, Murcia, 1944 (reeditado en 2001). 148 TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo..., op. cit. 55 la genealog?a del tronco principal y ramas segundonas del linaje149. Otro aspecto de esencial inter?s ha sido la autoridad y evoluci?n del adelantamiento150. El testigo de este ilustre historiador fue tomado, ya hace a?os, por su amplia n?mina de disc?pulos, procedente de la escuela de medievalismo murciano, fundada por ?l mismo. Especial menci?n merecen los trabajos de Miguel Rodr?guez Llopis sobre los se?or?os de la Orden de Santiago en el reino de Murcia151. En dichas encomiendas los Fajardo y sus parientes y, por ende aliados, jugaron un papel decisivo. Junto al propio cargo de adelantados y capitanes mayores del reino, am?n de los se?or?os que iban acumulando, los territorios santiaguistas eran el tercer v?rtice sobre el que los Fajardo apoyaron un poder casi omn?modo, especialmente durante el ?virreinato? de don Pedro Fajardo Quesada, en la segunda mitad del siglo XV. No menos interesantes han sido las aportaciones de Juan Francisco Jim?nez Alc?zar sobre la Lorca bajomedieval que, dada su condici?n fronteriza con Granada y el hecho de ser la segunda ciudad del reino, la convert?a en otro ?mbito de especial inter?s para los Fajardo152. Entre su oligarqu?a153 los adelantados reclutaron a fieles servidores de su casa, am?n de oficios militares ligados al adelantamiento. ?ste y otros autores tambi?n han estudiado el papel militar de los adelantados y su red de apoyos en todo el 149 TORRES FONTES, J., ?Las haza?as granadinas de Fajardo ?el Africano??, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 21 (1961), pp. 3-21; ?Los Fajardo en los siglos XIV y XV?, Miscel?nea Medieval Murciana, 4 (1978), pp. 109-175; y ?Relaci?n murciana de los Manrique en el siglo XV?, en Homenaje al profesor ?lvaro de Santamar?a, Palma de Mallorca, 1989, pp. 601-614. 150 TORRES FONTES, J., ?La conquista del marquesado de Villena en el reinado de los Reyes Cat?licos?, Hispania, 50 (1953), pp. 38-151; del mismo autor Xiquena, castillo de la frontera, Murcia, 1960; ?Los castillos santiaguistas del reino de Murcia?, Anales de la Universidad de Murcia, XXIV, 3-4 (1965-1966), pp. 325-348; ?La muerte de Alonso Fajardo?, Anuario de estudios medievales, 4 (1967), pp. 409-420; ?La reincorporaci?n de Cartagena a la Corona de Castilla?, Anuario de Historia del Derecho Espa?ol, 50 (1980), pp. 327-352; Los adelantados mayores del Reino de Murcia en el siglo XIII, Murcia, 1980; ?Ocupaci?n y p?rdida de los V?lez en el reinado de Juan II de Castilla?, Revista Velezana, 7 (1988), pp. 17-23; ?Conquista murciana de los V?lez (1436-1445)?, Murgetana, 83 (1991), pp. 93-113; ?Alfonso Y??ez Fajardo y su se?or?o de V?lez Rubio, V?lez Blanco y Orce, 1439-1444?, Murgetana, 97 (1998), pp. 9-20; y Las relaciones castellano-granadinas (1432-1454), Murcia, 2010; y, por ?ltimo, una obra conjunta de TORRES FONTES, J. y MOLINA MOLINA, ?. L., ?El adelantamiento murciano, marca medieval de Castilla?, en F. CHAC?N JIM?NEZ (dir.), Historia de la Regi?n Murciana, vol. IV, Murcia, 1980, pp. 1-101. 151 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Se?or?os y feudalismo en el reino de Murcia. Los dominios de la orden de Santiago entre 1440 y 1515, Murcia, 1986; y ?Poder y parentesco en la nobleza santiaguista del siglo XV?, Noticiario de Historia Agraria, 12 (1996), pp. 57-90. 152 JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla en la frontera de Granada: Lorca 1460- 1521, Granada, 1997. 153 Vid. SORIA MESA, E., ?La nobleza de Lorca en la Edad Moderna: un grupo de poder en continua formaci?n?, Murgetana, 95 (1997), pp. 121-135. 56 reino, extendiendo su ?mbito de inter?s hasta el final de los Comunidades (1521), que marcar? el definitivo retroceso de los Fajardo en el territorio murciano154. Para la ciudad de Murcia y las luchas por el control de su concejo en el siglo XIV destaca la obra de Mar?a de los Llanos Mart?nez Carrillo155. Mar?a Mart?nez Mart?nez se ocup? de la cabalgada del joven don Pedro Fajardo, futuro I marqu?s de los V?lez, contra los moriscos sublevados en Almer?a el a?o 1500156. Mientras que Isabel Garc?a D?az public? un art?culo sobre los mayorazgos m?s antiguos del reino de Murcia, entre los cuales el de mayor relevancia era el fundado por don Juan Chac?n, en 1491, y su pseudo-precedente de 1438157. Recientemente ha visto la luz una biograf?a de Alonso Y??ez Fajardo I158, el primer adelantado del linaje, a finales del siglo XIV. Mucho m?s antigua es la obra sobre Juan Chac?n y sus relaciones con el concejo de Murcia, salida de la pluma de Rodolfo Bosque Carceller159. Si era Torres Fontes quien, desde la d?cada de 1940, iniciaba una fecunda obra sobre el pasado medieval murciano, en las dos d?cadas siguientes autores for?neos tambi?n se preocupar?an por el linaje Fajardo. En particular, Dalmiro de la V?lgoma y D?az-Varela escribi? un muy completo nobiliario sobre los Saavedra y los Fajardo, motivado por el inter?s de reconstruir la ascendencia del ?nclito escritor y diplom?tico murciano del siglo XVII Diego Saavedra Fajardo160. Fue el primero en abrir a los 154 CERD? RUIZ-FUNES, J., Adelantados Mayores y Concejo de Murcia: notas para un estudio hist?rico-jur?dico, Murcia, 1961; JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Adelantados y mando militar: los Fajardo en Murcia (Siglos XV-XVI)?, en La organizaci?n militar en los siglos XVI y XVII. Actas de las II Jornadas Nacionales de Historia Militar, M?laga, 1993, pp. 151-160; MART?NEZ MART?NEZ, M., ?La territorializaci?n del poder: los Adelantados mayores de Murcia (siglos XIII-XV)?, Anuario de estudios medievales, 25-2 (1995), pp. 545-570; ORTU?O S?NCHEZ-PEDRE?O, J. M., El adelantado de la Corona de Castilla, Murcia, 1997; JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Los parientes e amigos de los unos e de los otros: los grupos de poder local en el reino de Murcia (ss. XIII-XVII)?, Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, 13 (2000-2002), pp. 6-137; y V?ZQUEZ CAMPOS, B., Adelantados y lucha por el poder en el reino de Murcia, Madrid, 2009. 155 MART?NEZ CARRILLO, M. Ll., Revoluci?n urbana y autoridad mon?rquica en Murcia durante la Baja Edad Media (1395-1420), Murcia, 1980; y de la misma autora Manueles y Fajardos: la crisis bajomedieval en Murcia, Murcia, 1985. Vid. tambi?n VEAS ARTESEROS, F., ?Intervenci?n de Lorca en la lucha entre Manueles y Fajardos, en 1391 y 1395?, Miscel?nea medieval murciana, 7 (1981), pp. 147- 156. 156 MART?NEZ MART?NEZ, M., ?La cabalgada de Alhama (Almer?a) en 1500?, Miscel?nea Medieval Murciana, 11 (1984), pp. 67-102. 157 GARC?A D?AZ, I., ?Mayorazgo y vinculaci?n de la propiedad se?orial en Murcia a fines de la Edad Media?, Miscel?nea Medieval Murciana, 15 (1989), pp. 154-162. 158 BERNAL PE?A, J., Alfonso Y??ez Fajardo I. Historia de una ambici?n, Murcia, 2009. 159 BOSQUE CARCELLER, R., Murcia y los Reyes Cat?licos. El adelantamiento de don Juan Chac?n, Murcia, 1953. 160 V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit. 57 Fajardo a una investigaci?n centrada en archivos ajenos a Murcia y su obra sigue siendo una referencia obligada actualmente. Otro pionero fue el m?dico y humanista Gregorio Mara??n, que en 1960 dej? como obra p?stuma Los Tres V?lez. Una historia de todos los tiempos161. Afortunadamente reeditada en 2005, constituye el salto hacia el estudio de los Fajardo durante la Edad Moderna y precursor de esta Tesis Doctoral, al menos a nivel cronol?gico. Se trata, no obstante, de una obra menor, por dimensiones y val?a, dentro de la interesante producci?n historiogr?fica de este intelectual, que tiene en Antonio P?rez. El hombre, el drama y la ?poca162 una obra maestra, a?n hoy no superada. Precisamente de Antonio P?rez... deriva buena parte del material con que el Mara??n construye Los Tres V?lez..., preocupado por aclarar qui?nes eran esos Fajardo que hab?an tomado parte en acontecimientos de primera magnitud durante el siglo XVI. El libro subraya las veleidades comuneras del I Marqu?s, la represi?n de los moriscos, por parte del II Marqu?s, y por ?ltimo, matiza la supuesta dependencia del III Marqu?s respecto a Antonio P?rez. A este ?ltimo marqu?s casi lo define a partir del asesinato de Escobedo, que tan bien conoc?a Mara??n, y en el que tanto tuvo que ver don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba. Habr? que esperar otros veinte a?os para que sean un hispanista estadounidense y un medievalista los que se?alen nuevos hitos en los estudios sobre los Fajardo. El primero de ellos, John B. Owens analiz? el conflictivo per?odo de las Comunidades en la ciudad de Murcia, as? como los turbulentos a?os precedentes y posteriores, siempre con la larga sombra del I Marqu?s proyectada sobre el concejo murciano163. Respecto al segundo, Alfonso Franco Silva, especialista en el estudio de la nobleza y los se?or?os en la Castilla bajomedieval, fue el que primero explot? la enorme riqueza del Fondo V?lez del Archivo Ducal de Medina Sidonia. Con ello pudo escribir diversos trabajos164, 161 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit. 162 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit. 163 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit. 164 FRANCO SILVA, A., ?El alumbre murciano?, Miscel?nea medieval murciana, 6 (1980), pp. 237- 272; ?Datos demogr?ficos y organizaci?n municipal de las villas almerienses de los V?lez? (1492-1540), Gades, 5 (1980), pp. 85-112; ?El patrimonio se?orial de los adelantados de Murcia en la Baja Edad Media?, Gades, 7 (1981), pp. 47-78; ?Repartimientos de tierras en el obispado de Almer?a tras la expulsi?n de los moriscos (1570-1578)?, M?langes de la Casa de Vel?zquez, 19 (1983), pp. 207-220; ?El se?or?o de los V?lez entre 1492 y 1540: poblaci?n y concejos?, Revista Velezana, 12 (1993), pp. 5-12; y ?Los Se?or?os de los Fajardo entre el Reino de Murcia y el Obispado de Almer?a?, Murgetana, 89 (1994), pp. 5-43. 58 reunidos en dos libros165, publicados a mediados de la d?cada de 1990. En el primero se recog?an sus aportaciones sobre la conformaci?n de los estados se?oriales de los Fajardo tanto en el reino de Murcia como en el de Granada. Despu?s dejar?a una obra muy interesante sobre la importancia de los alumbres de Mazarr?n y su comercio. Si bien, en este punto no era del todo pionero, porque a?os atr?s el prestigioso historiador Felipe Ruiz Mart?n, bas?ndose sobre todo en la documentaci?n procedente de Simancas, hab?a escrito otra obra sobre el mismo tema, no tan centrada en los linajes Fajardo y Pacheco (los due?os de las minas de alumbre), pero que sin embargo permaneci? in?dita hasta el a?o 2005166. En definitiva, llegados a la d?cada de 1990 diversos historiadores de gran prestigio dentro y fuera de Espa?a, como Mara??n, Torres Fontes, Owens o Ruiz Mart?n hab?an puesto sus ojos, de forma m?s o menos directa, en cuestiones relativas a los Fajardo. Son obras de corte esencialmente murciano-granadino porque aluden al poder?o militar, econ?mico y pol?tico en dichos territorios. Pero a la vez se va clarificando la procedencia y engrandecimiento del linaje, merced a sus lazos familiares con la aristocracia y destacados servicios a la Corona. En el ?mbito de la historiograf?a modernista han destacado los estudios sobre las Comunidades en el reino de Murcia, que han atra?do tanto a medievalistas como a modernistas. A la obra de Owens se han unido diversas contribuciones sobre la ciudad de Murcia167 y otras como Cartagena168, Mula169, Hu?scar170, Lorca171 y Aledo- Totana172, que tanta relaci?n guardan con el I marqu?s de los V?lez173. 165 FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., 1995; y El alumbre del Reino de Murcia. Una historia de ambici?n, intrigas, riqueza y poder, Murcia, 1996. 166 RUIZ MART?N, F., Los alumbres espa?oles: un ?ndice de la coyuntura econ?mica europea en el siglo XVI, Madrid, 2005. 167 HERN?NDEZ FRANCO, J. y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Estado, aristocracia y oligarqu?as urbanas en Murcia. Un punto de flexi?n en torno a las Comunidades de Castilla?, Chronica Nova, 23 (1996), pp. 171-187; COOPER, E., ?La revuelta de las Comunidades. Una visi?n desde la sacrist?a?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 66/2, 193 (1996), pp. 467-495; JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?En servicio del rey, en servicio de la comunidad. Los comuneros en el reino de Murcia?, Murgetana, 103 (2000), pp. 33-42; y AND?JAR CASTILLO, F., ?Las comunidades en el Reino de Murcia: la tercera voz?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. La organizaci?n del poder, vol. II, 2001, Madrid, pp. 43-62. 168 MONTOJO MONTOJO, V., Cartagena en ?poca de Carlos V. Crecimiento demogr?fico, transformaciones demogr?ficas y conflictividad social, Murcia, 1987, pp. 245-279; y del mismo autor El Siglo de Oro en Cartagena (1480-1640): Evoluci?n econ?mica y social de una ciudad portuaria del Sureste espa?ol y su comarca, Cartagena-Murcia, 1993, pp. 118-123. 169 GONZ?LEZ CASTA?O, J., Una villa del Reino de Murcia en la Edad Moderna (Mula 1500- 1648), Murcia, 1992, pp. 203-234; y del mismo autor ?Los l?mites de la autoridad real: resistencia pol?tica y bandos en el reino de Murcia en la ?poca de Felipe II?, en E. BELENGUER CEBRI? (coord.), Felipe II y el Mediterr?neo, Madrid, 1999, pp. 425-442. 59 En cuanto a los se?or?os murcianos de los Fajardo, en ?poca moderna, ha sido sobre todo Mula, dada su importancia demogr?fica y econ?mica la que ha concitado mayor inter?s. Los trabajos de S?nchez Maurandi174 y, sobre todo, Gonz?lez Casta?o175 y Guy Lemeunier176 son buena muestra de ello. Sin embargo, de Alhama apenas se sabe nada, excepto lo relacionado con el pleito que a fines del siglo XVI mantienen los vecinos con los marqueses, y que llega a una concordia harto favorable para ?stos177. Respecto a Molina Seca (actual Molina de Segura) la mayor atenci?n se ha puesto en el per?odo medieval178. Y de Librilla casi no se ha escrito nada. Sobre Caravaca, encomienda santiaguista detentada por los adelantados murcianos durante casi un siglo, la ?poca mejor conocida es el siglo XV e inicios del XVI, estudiada por Rodr?guez Llopis, tal y como se indic?. Cartagena, que fuera se?or?o de los Fajardo entre 1466 y 1503, es bastante bien conocida para el per?odo altomoderno merced a la obra de Vicente Montojo (ya citada). Y en cuanto a Lorca, adem?s de los trabajos de Jim?nez Alc?zar, para ?pocas posteriores destaca la obra de Guerrero Arjona, muy preocupado por los contactos de esta ciudad murciana con la zona de los V?lez y Hu?scar179. 170 CASTILLO FERN?NDEZ, J., ?Conflictos y protestas populares en el Reino de Granada (1504- 1521)?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad (Poblaci?n, econom?a y sociedad), vol. IV, Madrid, 2001, pp. 175-209; S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s y la guerra contra los moriscos. 1568-1571, Almer?a, 2002, pp. 23-26; y D?AZ L?PEZ, J. P., Nobles, vasallos y negociaci?n fiscal. Las concordias de Hu?scar en el siglo XVI, Hu?scar, 2007. 171 JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla..., op. cit., pp. 469-486. 172 MART?NEZ MART?NEZ, M. y S?NCHEZ PRAVIA, J. A., Hacia la conquista del poder: el conflicto comunero en Aledo-Totana (1520-1521), Totana, 2007. 173 MONTOJO MONTOJO, V. y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Conflictos internos en la ?poca de Carlos V. Las Comunidades en la Regi?n de Murcia?, en F. MART?NEZ GIL (coord.), En torno a las Comunidades de Castilla. Actas del Congreso Internacional ?Poder, conflicto y revuelta en la Espa?a de Carlos I?, Cuenca, 2002, pp. 431-459. 174 S?NCHES MAURANDI, A., Historia de Mula, 2 vols., Murcia, 1955-1957. 175 GONZ?LEZ CASTA?O, J., Una villa..., op. cit.; GONZ?LEZ CASTA?O, J y GONZ?LEZ FERN?NDEZ, R., Mula: repertorio her?ldico, Murcia, 2005. 176 LEMEUNIER, G. y GONZ?LEZ CASTA?O, J., ?Se?ores y oligarcas. Las luchas pol?ticas en Mula durante los siglos XVI y XVII?, ?reas: Revista de Ciencias Sociales, 10 (1989), pp. 119-144. 177 MOZAS AGULL?, I. y VILAR RAM?REZ, J. B., ?Un conflicto de se?or?o en la Espa?a del siglo XVI: Pleito entre la villa de Alhama de Murcia y su se?or el Marqu?s de los V?lez (1548-1592)?, Estudis, 6 (1977), pp. 28-69; y ANDREO GARC?A, J. (ed.), Real Executoria y concordia confirmada por Su Magestad y transaci?n. Partes: el Excmo. se?or Marqu?s de los V?lez; Concejo, Justicia y Regimiento y Vezinos de esta Villa de Alhama (1592), Murcia, 1993. 178 REYES, A. de los, El se?or?o de Molina Seca, hoy Molina de Segura, Murcia, 1996; y BELTR?N CORBAL?N, D., El se?or?o de Molina en los documentos del Archivo Ducal de Medina Sidonia, Molina de Segura, 2006. 179 GUERRERO ARJONA, M., ?El marquesado de Los V?lez y la comarca de Lorca. Relaciones pol?ticas, sociales y econ?micas en la segunda mitad del siglo XVI?, Revista Velezana, 23 (2004), pp. 47- 60; Lorca. De ciudad de frontera a ciudad moderna. Transformaciones pol?ticas, sociales y econ?micas (1550-1598), Murcia, 2005; ?El comercio entre Hu?scar y el Reino de Murcia (Lorca) en la segunda mitad del siglo XVI: la formaci?n de familias mixtas: los Tahuste y los Forn??, en J. P. D?AZ L?PEZ (coord.), Campesinos, nobles y mercaderes: Hu?scar y el reino de Granada en los siglos XVI y XVII, 60 Del conjunto del reino murciano en ?poca moderna y el papel que los Fajardo representan en ?l destacan diversas obras, principalmente centradas en el siglo XVII, en las que se ha analizado la capacidad de movilizaci?n de tropas y fidelidades. As? pues, Jos? Javier Ruiz Ib??ez180, Julio D. Mu?oz181 y Domingo Centenero182, han prestado inter?s al conjunto regn?cola desde la ?ptica pol?tica e institucional. Adem?s, Mu?oz y Centenero han sido coeditores del paneg?rico Gli Eroi Fassardi, que encarg? el VI marqu?s de los V?lez, durante su virreinato en N?poles. Desde la perspectiva de las ?lites de poder en el reino de Murcia y su vinculaci?n con la casa de los V?lez destacan diversas obras de Chac?n Jim?nez183, Hern?ndez Franco e Irigoyen L?pez184, y Montojo185 para los siglos XVI y XVII, Hu?scar, 2005, pp. 111-124; ?Los moriscos del se?or?o de los V?lez a trav?s de los documentos lorquinos?, Revista Velezana, 25 (2006), pp. 10-18; ?El dominio del territorio: la repoblaci?n cristiana del marquesado de los V?lez tras la guerra de las Alpujarras?, Revista Velezana, 26 (2007), pp. 37-48; y ?IV Centenario de la expulsi?n de los moriscos lorquinos (1610-2010)?, Alberca: Revista de la Asociaci?n de Amigos del Museo Arqueol?gico de Lorca, 7 (2009), pp. 109-129. 180 RUIZ IB??EZ, J. J., Las dos caras de Jano. Monarqu?a, ciudad e individuo. Murcia, 1588-1648, Murcia, 1995; ?La frontera de piedra: desarrollo de un sistema de defensa en al costa murciana (1588- 1602)?, en P. SEGURA ARTERO (coord.), Actas del Congreso la Frontera Oriental Nazar? como Sujeto Hist?rico (S.XIII-XVI): Lorca-Vera, 22 a 24 de noviembre de 1994, Almer?a, 1997, pp. 657-662; y RUIZ IB??EZ, J. J. y MU?OZ RODR?GUEZ, J. D., ?Sirviendo a la corte en la aldea, sirviendo a la aldea en la corte: Veteranos, agentes y medios de relaci?n en el siglo XVII castellano?, en J. BRAVO (ed.), Espacios de poder..., op. cit., vol. II, pp. 227-248. 181 MU?OZ RODR?GUEZ, J. D., Damus ut des. Los servicios de la ciudad de Murcia a la corona a finales del siglo XVII, Murcia, 2003; ?Servir a los Fajardo. Una geograf?a del poder clientelar en el reino de Murcia (ss. XVI-XVIII)?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii, Gli Eroi Fassardi. Los H?roes Fajardos. Movilizaci?n social y memoria pol?tica en el Reino de Murcia (ss. XVI al XVIII), Murcia, 2004, pp. 33-64; ?Cuasi se?ores del mundo. Poder, clientelismo y circulaci?n de agentes administrativos en los estados se?oriales de los marqueses de los V?lez (SS. XVI-XVIII)?, Revista Velezana, 24 (2005), pp. 21- 30; y ?Una correspondencia en tiempos de guerra: el marquesado de los V?lez en la Guerra de Sucesi?n?, Murgetana, 119 (2008), pp. 121-140. 182 CENTENERO DE ARCE, D., ?Espejos de la memoria. La public?stica en la historia de la casa Fajardo?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii, Gli Eroi Fassardi..., op. cit., pp. 65-84; De rep?blicas urbanas a ciudades nobles. La vida y el pensamiento de Gin?s de Rocamora de Torrano, tesis de licenciatura, Universidad de Murcia, 2010; y CENTENERO DE ARCE, D. y PARRA MONTOYA, ?., ?De gobernadores facticios a factores de mercedes. La recuperaci?n del poder del IV marqu?s de los V?lez?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n y movilidad social, Murcia, 2010, pp. 327-340. 183 CHAC?N JIM?NEZ, F., Murcia en la centuria del Quinientos, Murcia, 1979; ?Aproximaci?n al contexto econ?mico-social y las relaciones de poder en una comunidad de huerta a finales del siglo XVI?, en Alguazas 1590. Tierra, poder y se?or?o en la huerta de Murcia, Murcia, 1991, pp. 39-51; y CHAC?N JIM?NEZ, F. y MOLINA PUCHE, S., ?Familia y elites locales en las tierras de se?or?o. Las relaciones clientelares como elemento de promoci?n social?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 55-75. 184 HERN?NDEZ FRANCO, J. e IRIGOYEN L?PEZ, A., ?H?bitos de ?rdenes militares y oligarqu?a murciana en tiempos de Felipe II: del conflicto a la afirmaci?n de las se?as de identidad?, en E. MART?NEZ RUIZ (dir.), Madrid, Felipe II y las ciudades de la monarqu?a. Poder y dinero, vol. I, Madrid, 2000, pp. 217-226. 185 MONTOJO MONTOJO, V. y HERN?NDEZ FRANCO, J., ?Patronazgo real y familias urbanas: comportamientos de poder (Cartagena, ss. XVII-XVIII)?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, poderosos y oligarqu?as, Murcia, 2001, pp. 81-92; y MONTOJO MONTOJO, V., ?Notas al estudio de se?ores de vasallos y villazgos murcianos en la Edad Moderna?, en prensa 61 especialmente centradas en las ciudades de Murcia y Cartagena. Estos autores se insertan en una corriente marcada por la excelente obra de Jaime Contreras186, publicada en 1992. Otro hito historiogr?fico no ya murciano, sino nacional e incluso internacional (ya que fue traducida al franc?s), que sigue cronol?gicamente a la obra de Owens para ilustrar acerca de la violencia banderiza en Murcia y Lorca durante los a?os centrales del Quinientos y c?mo la Inquisici?n termina por desequilibrar el conflicto a favor de uno de los dos bandos contendientes: el de los Riquelmes. El bando antagonista, los Sotos, saldr? mucho peor parado, dado que estaba compuesto en gran parte por familias de origen judeoconverso, que debido a su enriquecimiento y al apoyo del linaje Fajardo se hab?an encumbrado en la oligarqu?a murciana, reavivando las viejas tensiones con los Riquelmes. En este per?odo la sombra de los marqueses de los V?lez ser? mucho menos relevante que antes de las Comunidades, pero no por ello exenta de inter?s, aunque no fueron capaces de salvar del desastre a familias tan ligadas a ellos como los Balibrera. Respecto al ?mbito granadino, la historiograf?a en torno a los Fajardo parte de algunas obras de historia local sobre V?lez Rubio187 y V?lez Blanco188. Despu?s vendr?n las aludidas aportaciones de medievalistas como Torres Fontes o Franco Silva, referentes a la conquista de los V?lez y el Almanzora durante el per?odo 1435-1445, y m?s tarde las donaciones y compras de se?or?os en el oriente granadino. En los ?ltimos a?os, diversas publicaciones han actualizado la historia de algunos de esos municipios que en su d?a pertenecieron al marquesado: V?lez Blanco189, V?lez Rubio190, Mar?a191 o Cuevas192. Pero si ha habido una tem?tica que centre los mayores avances esa ha sido la cuesti?n morisca. Su conversi?n y problem?tica adaptaci?n tras la reconquista del reino nazar?, la sublevaci?n de 1568, y posterior expulsi?n, dos a?os despu?s, tendr?n grandes repercusiones para el marquesado de los V?lez, donde la mayor parte de su poblaci?n 186 CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes..., op. cit. 187 PALANQUES AY?N, F., Historia de la villa de V?lez Rubio, antiguo Marquesado de los V?lez, desde los tiempos primitivos hasta nuestros d?as, V?lez Rubio, 1909 (2? edici?n, 1987); y Apuntes geneal?gicos y her?ldicos de la villa de V?lez Rubio, V?lez Rubio, 1910. 188 TAPIA GARRIDO, J. ?., V?lez Blanco, la villa se?orial de los Fajardo, Madrid, 1953 (reeditado en 1981); y MART?NEZ L?PEZ, C. (coord.), V?lez Blanco nazarita y castellano, Almer?a, 1988. 189 Surgida de una tesis de licenciatura la obra de ROTH, D., V?lez Blanco en el siglo XVI: desde la ?poca morisca a la sociedad de la repoblaci?n, Almer?a, 2008. 190 SEGURA DEL PINO, M. D., La repoblaci?n de V?lez el Rubio. 1571-1595, Almer?a, 2004. 191 ALCAINA FERN?NDEZ, P., Historia de la villa de Mar?a. Una comunidad rural del Reino de Granada entre los siglos XV al XIX, V?lez Rubio, 1992. 192 LLAGUNO ROJAS, P., La Villa de Cuevas durante el Antiguo R?gimen, Cuevas de Almanzora, 1989; y del mismo autor Cuevas de Almanzora. Compendio de historia y geograf?a, Almer?a, 1990. 62 era morisca. Ello ha llevado a revisar las campa?as militares del II marqu?s de los V?lez, entre 1569-1570193. Tambi?n la esclavitud de los moriscos o sus conflictos con los Fajardo, as? como con los cristianos viejos que repueblan en sucesivas oleadas el territorio han sido cuestiones de gran relevancia. La obra de historiadores como Francisco And?jar Castillo194, Manuel Barrios Aguilera195, Juli?n P. D?az L?pez196, Dietmar Roth197 o Javier Castillo Fern?ndez198, entre otros, ha supuesto enormes avances. Tampoco hay que olvidar las aportaciones del hispanista franc?s Bernard Vincent199, especialista en los moriscos del reino granadino. Asimismo, los estudios de Enrique Soria Mesa200 sobre los se?or?os y la nobleza granadina, o de Enrique P?rez 193 S?NCHEZ RAMOS, V. y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?La primera campa?a del Marqu?s de los V?lez contra los moriscos en el levantamiento de las Alpujarras?, Revista Velezana, 16 (1997), pp. 25-32; y de S?NCHEZ RAMOS, V., ?La fortaleza de Oria y la guerra de los moriscos?, Revista Velezana, 18 (1999), pp. 7-26; ?La II campa?a del Marqu?s de los V?lez contra los moriscos: las acciones en la Baja Alpujarra (Finales de abril al 28 de julio de 1569)?, Farua: Revista del Centro Virgitano de Estudios Hist?ricos, 6 (2003), pp. 35-60; El II marqu?s..., op. cit., 2002; y ?Los tercios de Italia y la guerra de los moriscos?, en M. BARRIOS AGUILERA y ?. GAL?N S?NCHEZ (eds.), La historia del Reino de Granada a debate. Viejos y nuevos temas. Perspectivas de estudio, M?laga, 2004, pp. 77-112. 194 AND?JAR CASTILLO, F., ?Los montes de los V?lez en el siglo XVI?, en A. S?NCHEZ PIC?N (ed.), Historia y medio ambiente en el territorio almeriense, Almer?a, 1996, pp. 83-97; ?Entre la ?administraci?n? y la esclavitud de los ni?os moriscos. V?lez Blanco (Almer?a), 1570-1580?, Revista Velezana, 15 (1996), pp. 21-30; del mismo autor ?Se?ores y Estado en la repoblaci?n de Felipe II. El caso del Marquesado de los V?lez?, Chronica Nova, 25 (1998), pp. 139-172; ?La repoblaci?n en los V?lez en tiempos de Felipe II: reproducir un modelo social?, Revista Velezana, 17 (1998), pp. 21-26; ?La continuidad de la guerra de los moriscos: la esclavitud en los V?lez (1570-1590)?, en Actas del VII Simposio de Mudejarismo, Teruel, 1999, pp. 351-367; ?De la "buena guerra" al "horro": la esclavitud morisca en los V?lez (1570-1590)?, Revista Velezana, 18 (1999), pp. 27-38; ?Moriscos y cristianos viejos, desde los protocolos notariales. V?lez Blanco, 1545-1568?, en M. BARRIOS AGUILERA y ?. GAL?N S?NCHEZ (eds.), La historia del Reino..., op. cit., pp. 329-350; y Nobleza y Negocios. Correspondencia de don Pedro Fajardo, primer marqu?s de los V?lez, Granada, en prensa. Adem?s destacan dos obras conjuntas de AND?JAR CASTILLO, F. y BARRIOS AGUILERA, M., ?El arte de usurpar. Se?ores, moriscos y cristianos viejos en el marquesado de los V?lez (1567-1568)?, Sharq al-Andalus, 13 (1996), pp. 85-121; y ?Los moriscos de los secanos: Mercedes de tierras a moriscos en el Marquesado de los V?lez (1551-1568)?, en Actas del VII Simposio..., op. cit., pp. 335-350. 195 BARRIOS AGUILERA, M., ?Repoblaci?n del valle del Almanzora despu?s de la expulsi?n de los moriscos: Las Cuevas del Marquesado?, Roel, 6 (1985), pp. 67-92. 196 D?AZ L?PEZ, J. P., ?Hu?scar, Orce, Galera y los V?lez en el siglo XVI: pleitos concejiles y enfrentamientos?, Revista Velezana, 22 (2003), pp. 29-44; y ?La documentaci?n de la casa de los V?lez en el Archivo Ducal de Medina Sidonia (siglos XV-XVI): la hacienda marquesal y el ascenso social de los Fajardo?, en M. A. RODR?GUEZ DE LA PE?A (coord.), Hacedores de frontera: estudios sobre el contexto social de la frontera en la Espa?a medieval, Madrid, 2009, pp. 143-158. 197 ROTH, D., ?Las ordenanzas de V?lez Blanco de 1591?, Revista Velezana, 21 (2002), pp. 179-192; y ?Notas sobre la repoblaci?n de V?lez el rubio, 1574-1585?, Revista Velezana, 26 (2007), pp. 21-36. 198 CASTILLO FERN?NDEZ, J., ?La guerra de los moriscos granadinos en la historiograf?a de la ?poca (1570-1627)?, en M. BARRIOS AGUILERA y ?. GAL?N S?NCHEZ (eds.), La historia del Reino..., op. cit., pp. 677-704. 199 VINCENT, B., ?Un ejemplo de corso berberisco-morisco: el ataque de Cuevas de Almanzora, 1573?, en ?DEM, Andaluc?a en la Edad Moderna: econom?a y sociedad, Granada, 1985, pp. 287-301. 200 SORIA MESA, E., Se?ores y oligarcas..., op. cit.; y del mismo autor Linajes granadinos, Granada, 2008. 63 Boyero201 sobre los moriscos y su relaci?n con la sociedad veterocristiana son igualmente destacables. M?s recientemente a?n la obra de Antonio Jim?nez Estrella sobre los marqueses de Mond?jar y la capitan?a general del reino de Granada ha supuesto otra interesante aportaci?n202. A lo cual debe sumarse el trabajo colectivo surgido del Congreso sobre el V Centenario del Marquesado (2007), coordinado por los citados And?jar Castillo y D?az L?pez203. Esta obra ha puesto en relaci?n los se?or?os de los Fajardo con los del resto del reino de Granada y el conjunto de Andaluc?a en ?poca moderna. Por ?ltimo no hay que olvidar el acercamiento a los Fajardo desde una perspectiva cultural, aunque ya se han citado algunas obras relativas a su patronazgo literario y el papel de algunos marqueses como bibli?filos. Es decir, atendiendo a su mecenazgo sobre diversos edificios e iniciativas art?sticas, desde el siglo XV al XVII. En especial ha destacado la atenci?n hacia la capilla de los V?lez204, en la catedral de Murcia, y el castillo de V?lez Blanco205, quiz? sus dos obras m?s emblem?ticas, construidas entre finales del siglo XV e inicios del XVI, en una ?poca de esplendor para la casa, encabezada en dicho per?odo por Juan Chac?n y su hijo Pedro Fajardo Chac?n, I marqu?s de los V?lez. De igual forma la historiograf?a ha puesto sus ojos en otras fortalezas promovidas por los Fajardo, como las de Mula206 y Mazarr?n207, am?n de 201 P?REZ BOYERO, E., Moriscos y cristianos en los se?or?os del reino de Granada (1490-1568), Granada, 1997; y ?La construcci?n de las iglesias en el Marquesado de los V?lez?, Revista Velezana, 21 (2002), 17-32. 202 JIM?NEZ ESTRELLA, A., Poder, ej?rcito y gobierno en el siglo XVI. La Capitan?a General del Reino de Granada y sus agentes, Granada, 2004. 203 AND?JAR CASTILLO, F. y D?AZ L?PEZ, J. P. (coords.), Los se?or?os..., op. cit 204 BERENGUER, J. R., ?La Capilla del Marqu?s de los V?lez, en la catedral de Murcia. Secci?n de Bellas Artes?, Bolet?n de la Sociedad Espa?ola de Excursiones, 4-42 (1896), pp. 91-96; BELDA NAVARRO, C., ?El arte cristiano medieval en Murcia?, en F. CHAC?N JIM?NEZ (dir.), Historia de la Regi?n..., op. cit., vol. IV, pp. 215-347; S?NCHEZ-ROJAS FENOLL, M. C. y VERA BOT?, A., ?La mesa de altar de la capilla de los V?lez?, en Homenaje al profesor Mart?n Gonz?lez, Valladolid, 1995, pp. 679-682; y RODR?GUEZ G. DE CEBALLOS, A., ?La capilla funeraria de los V?lez en la catedral de Murcia?, Anuario del Departamento de Historia y Teor?a del Arte, 16 (2004), pp. 45-54. 205 RAGGIO, O., ?El patio de V?lez Blanco: un monumento se?ero del Renacimiento?, Anales de la Universidad de Murcia. Filosof?a y Letras, vol. XXVI, 2-3 (1967-68), pp. 231-261; COOPER, E., Castillos se?oriales de Castilla de los siglos XV y XVI, vol. II, Madrid, 1981, pp. 341-358; BLANC, M., ?Los frisos olvidados del castillo de V?lez Blanco?, Revista Velezana, 17 (1998), pp. 7-20; RUIZ GARC?A, A., El castillo de V?lez Blanco (Almer?a) memoria hist?rica y belleza art?stica del palacio- fortaleza de los Fajardo, siglos XVI-XX, Almer?a, 1999; FERN?NDEZ D?AZ, M., ?Modelos iconogr?ficos del palacio de V?lez Blanco?, en J. D. LENTISCO PUCHE (coord.), El Castillo de V?lez Blanco. 1506-2006. Imagen y memoria, V?lez Rubio, 2007, pp. 256-286; y ROTH, D., ?La visita de don Fernando Joaqu?n Fajardo, VI marqu?s de los V?lez, al castillo en 1657?, en Ib?d., pp. 82-87. 206 COOPER, E., Castillos se?oriales..., op. cit., pp. 349-358. 207 L?PEZ MART?NEZ, F. J., MART?NEZ L?PEZ, J. A. y MUNUERA NAVARRO, D., ?El castillo de los V?lez de Mazarr?n. Historia, arquitectura y restauraci?n?, en M. MART?NEZ ALCALDE y M. CAMPILLO M?NDEZ (dirs.), El siglo del Milagro. Casas y villas de los Alumbres de Almazarr?n. El ejercicio del hazer lalum, Murcia, 2006, pp. 61-73. 64 algunos conventos franciscanos ligados a su patronazgo, tanto dentro como fuera del marquesado208. En definitiva, cuestiones de ?ndole local o regional, algunas de ellas con enorme importancia para el conjunto de la Monarqu?a Hisp?nica, como las Comunidades o la sublevaci?n morisca de 1568, han centrado la atenci?n historiogr?fica en los ?ltimos a?os. Y si en un principio eran, sobre todo trabajos, sobre los Fajardo del Medievo y su enorme poder en el reino de Murcia, m?s recientemente han sido las contribuciones acerca del oriente del reino granadino las que han mejorado el conocimiento de los Fajardo. Igualmente interesa la publicaci?n de diversas fuentes sobre los Fajardo, am?n de la aludida Gli Eroi Fassardi, como es el caso de El Libro Becerro209 o el Diario de viaje del X Marqu?s de los V?lez a sus estados210. Ambas proceden del Archivo Ducal de Medina Sidonia, como muestra de su enorme riqueza, a?n por descubrir en gran medida. El Dr. Hern?ndez Franco y un servidor hemos hecho lo propio con el interesante Memorial sobre la grandeza de los V?lez, de Salazar y Castro211. Dicho texto ya hab?a atra?do la atenci?n de Dalmiro de la V?lgoma, miembro de la Academia de la 208 De los conventos del reino de Murcia destaca TORRES FONTES, J., El monasterio de San Gin?s de la Jara en la Edad Media, Murcia, 1965; MAS GARC?A, J., ?El Monasterio de San Gin?s de la Jara: las pinturas monocrom?ticas de la Ermita de los ?ngeles del Monte Miral?, en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes, vol. II, Murcia, 1987, pp. 1.045-1.071; GONZ?LEZ CASTA?O, J., ?Puntualizaciones sobre la fundaci?n del monasterio franciscano de la ciudad de Mula (Murcia)?, Carthaginensia, XI-20 (1995), pp. 417-431; MU?OZ CLARES, M., El convento franciscano de la Virgen de las Huertas. Historia e iconograf?a de un templo emblem?tico y de su imagen titular, Murcia, 1996; MU?OZ CLARES, M. y GARC?A BL?NQUEZ, L. A. ?La arquitectura del convento franciscano de San Gin?s de la Jara?, Imafronte, 16 (2004), pp. 255-266; y AG?ERA ROS, J. C., ?Poder, ceremonial y aspectos art?sticos en un patronazgo de Don Luis Fajardo y Requesens, IV marqu?s de los V?lez (1619- 1622)?, en R. ESCAVY ZAMORA (coord.), Amica Verba: in honorem Prof. Antonio Rold?n P?rez, vol. I, Murcia, 2005, pp. 41-66. En cuanto a los cenobios del oriente granadino vid. TORRES FERN?NDEZ, M. R, ?Los conventos franciscanos del Obispado de Almer?a (1489-1855)?, en I Curso de Verano. El franciscanismo en Andaluc?a, C?rdoba, 1997, pp. 281-298; LENTISCO PUCHE, J. D., ?La fundaci?n de los conventos franciscanos en el Marquesado de los V?lez: V?lez Blanco (1600), Cuevas (1650-51) y V?lez Rubio (1690)?, Revista Velezana, 19 (2000), pp. 203-210; GIL ALBARRAC?N, A., ?La ermita de la Pur?sima Concepci?n, primitiva sede del convento de San Luis de V?lez Blanco (Almer?a)?, Revista Velezana, 22 (2003), pp. 45-50; del mismo autor ?El convento de San Luis de V?lez Blanco, decano de los franciscanos en las tierras almerienses del marqu?s de los V?lez?, en M. PEL?EZ DEL ROSAL (coord.), El Franciscanismo en Andaluc?a. Clarisas, Concepcionistas y Terciarias regulares. Conferencias del X Curso de Verano (Priego de C?rdoba, 26 a 30 de julio de 2004), C?rdoba, 2006, pp. 393-460; y ROTH, D., ?El convento de San Luis, Obispo (V?lez Blanco)?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 60-77. 209 MARSILLA DE PASCUAL, F. R. y BELTR?N CORBAL?N, D. (eds.), El Libro Becerro de la Casa y Estado de los V?lez. Estudios cr?ticos y transcripci?n, Murcia, 2007. 210 D?AZ L?PEZ, J. P. y LENTISCO PUCHE, J. D. (eds.), El se?or en sus estados. Diario de Viaje de D. Antonio ?lvarez de Toledo, X Marqu?s de los V?lez, a sus posesiones de los reinos de Granada y Murcia (Octubre, 1769-Enero, 1770), V?lez Rubio, 2006. 211 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit. 65 Historia, de cuya biblioteca procede. Sin embargo, se desconoc?a la autor?a, cronolog?a exacta y su riqueza informativa sobre los Chac?n y el I marqu?s de los V?lez. Frente a lo se?orial y militar, lo familiar y cortesano, principales preocupaciones para m?, en este trabajo de investigaci?n, han estado en un segundo plano hasta hace poco. Con todo, hay que se?alar notables excepciones, como la citada obra pionera de Mara??n, as? como el magn?fico estudio de Friedrich Edelmayer sobre el espinoso asunto del presidio del Finale, que enfrent? durante a?os a Felipe II y Maximiliano II212. Esta cuesti?n suscit? el env?o de embajadores extraordinarios por parte de ambos soberanos y parientes. El elegido por el Rey Prudente para tan compleja misi?n fue don Pedro Fajardo, futuro III marqu?s de los V?lez, enviado a Viena en 1572, siendo a?n heredero de su casa. Mientras que el enviado imperial a Madrid fue Hans Kevenh?ller. Siguiendo con las aportaciones sobre el tronco principal del linaje Fajardo y su vinculaci?n con el poder regio, a partir de la d?cada de 1990 y hasta la actualidad, destacan los trabajos de S?nchez Ramos213, Roth214, Alcaina215, Hern?ndez Franco216, Molina Puche, y yo mismo217. Las relaciones de los Fajardo con la corte y otras casas 212 No se alude a las otras misiones que se encomendaron a Fajardo (liga contra el Turco, liga de Landsberg y elecci?n real en Polonia). Vid. EDELMAYER, F., Maximilian II., Philipp II. und Reichsitalien. Die Auseinanderselzungen um das Reichslehen Finale in Ligurien [Maximiliano II, Felipe II y la Italia imperial. Los enfrentamientos sobre el feudo imperial de Finale en Liguria], Stuttgart, 1988. 213 S?NCHEZ RAMOS, V., ?Sangre, honor y mentalidad nobiliaria: la casa Fajardo entre dos siglos?, Revista Velezana, 24 (2005), pp. 31-50; y ?El poder de una mujer en la Corte: la V Marquesa de los V?lez y los ?ltimos Fajardo (segunda mitad del s. XVII)?, Revista Velezana, 25 (2006), pp. 19-65. 214 ROTH, D., ?La subasta de los bienes personales del III marqu?s de los V?lez, con especial atenci?n a su biblioteca?, Revista Velezana, 18 (1999), pp. 39-48. 215 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Don Pedro Fajardo de Z??iga y Requesens (1602-1647), V marqu?s de los V?lez. Al servicio de la Corona espa?ola?, Revista Velezana, 12 (1993), pp. 31-42; ?La herencia de D. Pedro Fajardo?, Revista Velezana, 13 (1994), pp. 7-16; ?Pleitos y enfrentamientos de la casa marquesal de los V?lez con los pobladores de su se?or?o y con la Corona (s. XVI)?, Revista Velezana, 20 (2001), pp. 27-34; ?La defensa del litoral frente a los ataques berberiscos por los dos primeros marqueses de los V?lez: D. Pedro y D. Luis?, Revista Velezana, 21 (2002), pp. 33-56; ?Un sue?o frustrado: el mayorazgo velezano de los hijos de Luis Fajardo, S. XVI-XVII?, Revista Velezana, 23 (2004), pp. 61-80. 216 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?La Casa aristocr?tica de los V?lez y la solicitud de la Grandeza de Espa?a de primera clase?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 307-319; HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ??Por la grandeza desta casa y por haber ocupado los maiores puestos de la Monarqu?a?: nobleza y limpieza de sangre en la Casa de los V?lez (siglos XVI-XVII)?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y M. L. L?PEZ-GUADALUPE MU?OZ (eds.), Homenaje a Don Antonio Dom?nguez Ortiz, vol. I, Granada, 2008, pp. 508-509; y HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia y ?rdenes militares en la Castilla moderna: el linaje Fajardo?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 69-232 (2009), pp. 331-362. 217 Centrado, especialmente, en el III marqu?s de los V?lez, su familia pol?tica (los Requesens- Z??iga) y su hijo, el IV Marqu?s. Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Linaje y poder en la Corte de Felipe II. Una aproximaci?n a la figura del III marqu?s de los V?lez?, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 8 (2008). http://nuevomundo.revues.org/document23302.html; ?Un arist?crata ante la muerte. El testamento 66 ilustres, o la consecuci?n de h?bitos por parte de los sucesivos marqueses, as? como sus hijos segundones y bastardos han renovado los estudios sobre este linaje aristocr?tico. Adem?s, estos trabajos han compaginado el estudio del siglo XVI con el de la centuria siguiente, mucho menos conocida por el alejamiento definitivo de los marqueses de sus estados, debido a las altas responsabilidades desempe?adas en el gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica (virreinatos, gobernaciones, embajadas, asientos en los consejos, servicio palatino). Por tanto, y resumiendo, la balanza historiogr?fica est? m?s o menos equilibrada a nivel tem?tico y geogr?fico. De un lado las m?s antiguas aportaciones, singularmente centradas en el Medievo y el reino de Murcia. De otro lado obras, en su mayor?a m?s recientes, que tienen el oriente granadino y la ?poca moderna como elemento definidor. Al impulso de la escuela medievalista murciana, creada por Torres Fontes, se ha sumado la contribuci?n de diversos hispanistas y autores espa?oles de renombre, tanto medievalistas como modernistas. De este modo se han abierto nuevas l?neas de investigaci?n, entre las que destaca la atenci?n a los V?lez como una casa cortesana de primer orden, durante la ?poca de los Austrias. del III marqu?s de los V?lez?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 32-45; ?El noble en la Corte. Don Pedro Fajardo, III marqu?s de los V?lez?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n..., op. cit., pp. 311-325; ??Ny conos?e su tierra ny le conos?en en ella?. Nobleza cortesana y ascenso social: el III Marqu?s de los V?lez?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. M. IM?ZCOZ BEUNZA (eds.), Procesos de movilidad social en la Espa?a Moderna. Elites, redes, monarqu?a, Madrid, en prensa; ?Servir al rey, servir a la casa. La embajada extraordinaria del III marqu?s de los V?lez en el Imperio y Polonia (1572-1575)?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a de los Austria: las relaciones entre la Monarqu?a Cat?lica y el Imperio, Madrid, en prensa; y ?Centro y periferia, patronos y clientes. Los Fajardo durante los siglos XVI y XVII?, en J. M. IM?ZCOZ BEUNZA y A. ARTOLA RENEDO (eds.), Patronazgo y clientelismo en la Monarqu?a Hisp?nica. Siglos XVI-XVIII, Vitoria, en prensa. 67 68 FUENTES 69 70 Los numerosos archivos y bibliotecas en los que se ha desarrollado la investigaci?n y su diferente tipolog?a documental merecen, al menos, un peque?o an?lisis. En cualquier caso, lo cierto es que se ha buscado informaci?n en centros de investigaci?n tanto p?blicos como privados de car?cter nacional, fundamentalmente, para salvar las limitaciones impuestas por archivos de ?ndole local y regional, que no se han obviado, pero ciertamente han sido mucho m?s estudiados hasta ahora en relaci?n al linaje Fajardo. La b?squeda de informaci?n ha resultado una tarea a la vez estimulante y ardua, debido a los m?ltiples desplazamientos, estancias prolongadas, catalogaci?n documental antigua ?y muchas veces insuficiente?, as? como el todav?a escaso nivel de digitalizaci?n. De igual modo, la documentaci?n de finales del siglo XV y del XVI, obsta recordarlo, adem?s de su dif?cil comprensi?n debido a la paleograf?a de la ?poca, suele conservarse en condiciones bastante p?simas por culpa del paso del tiempo, la humedad y otros problemas que afectan al papel o a la tinta. Por todo ello, los cinco a?os de investigaci?n han dado mucho de s?, como se ver? a continuaci?n. El Archivo General de Simancas ha sido una pieza clave en el desarrollo de esta Tesis Doctoral. Sus ricos fondos le convierten en uno de los centros documentales y de investigaci?n m?s importantes de Europa. La correspondencia diplom?tica de la misi?n especial del III marqu?s de los V?lez ante el emperador Maximiliano II (1572- 1575) y en la elecci?n real de Polonia (1573) se conserva ?ntegra en la Secci?n Estado, Fondo Alemania. Ahora bien, la mayor parte de esa documentaci?n suele estar dirigida al embajador residente en Viena, don Francisco Hurtado de Mendoza y Fajardo, IV conde de Monteagudo y, desde 1576, I marqu?s de Almaz?n. No obstante, el anfitri?n de don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba en la corte ces?rea transmite con todo lujo de detalles las negociaciones, viajes, inquietudes y conflictos de precedencia que afectaron a ambos embajadores. Igualmente se conservan cartas y memoriales referidas a esta misi?n del citado don Pedro, de su suegro Requesens, del secretario Gabriel de Zayas y del propio Felipe II. As? pues, destaca la atenci?n prestada al presidio ligur del Finale y, en menor medida, la liga contra el Turco, la liga de Landsberg y la candidatura del archiduque Ernesto al trono polaco-lituano. La Secci?n Estado tambi?n conserva noticias referentes a este Marqu?s y sus predecesores, normalmente en el Fondo Castilla, asuntos relacionados con la defensa de la costa murciana, as? como noticias relevantes sobre la familia real (bodas, 71 fallecimientos, bautizos, regreso a Espa?a, movilizaciones de tropas), que son remitidas a los Fajardo, dada su condici?n de grandes de Espa?a (?primos? del soberano). Tampoco hay que olvidar la conflictividad surgida entre murcianos y oriolanos, debido a los deseos de estos ?ltimos por constituir una di?cesis independiente de Cartagena, a lo cual se opondr?n desde Murcia violentamente, siendo liderados por el I marqu?s de los V?lez. Otras referencias a este personaje y su hijo aluden a su participaci?n en la revuelta comunera y posterior destierro de la ciudad de Murcia durante casi dos d?cadas (1524-1543). Otros fondos de la Secci?n Estado, como Flandes, Venecia, Mil?n, G?nova, Estados Peque?os de Italia, Costas de ?frica y Levante, conservan referencias a la privanza del III marqu?s de los V?lez como consejero de Estado y gran patr?n cortesano (1575-1578). La Secci?n Guerra Antigua, directamente relacionada con lo anterior, atesora informaci?n de algunas reuniones en las que el citado Marqu?s participaba en el Consejo de Guerra, am?n de las Juntas de Galeras y Flandes. Ello subraya, nuevamente, su importancia como principal consejero del partido papista o romanista. Los asuntos abordados tienen que ver con la sublevaci?n de las Provincias Unidas, las guerras de religi?n en Francia, la fortificaci?n de C?diz o la sucesi?n al trono portugu?s, tras la batalla de Alcazarquivir. El resto de secciones consultadas en Simancas arroja un balance no tan brillante a nivel cuantitativo, pero s? a nivel cualitativo. En C?mara de Castilla, Consejo Real de Castilla, Registro General del Sello, Mercedes y Privilegios, Patronato Real, Escriban?a Mayor de Rentas y Expedientes de Hacienda se ha hallado una amplia tipolog?a documental. Destacan los pleitos de los Fajardo contra sus vasallos, o bien contra concejos y se?ores que ten?an jurisdicci?n en zonas lim?trofes con el marquesado (Lorca, Hu?scar, Orce...), sin olvidar la documentaci?n derivada de las diferencias familiares surgidas tras la muerte del I marqu?s de los V?lez, a cuenta de sus enormes deudas y la forma en que deb?an ser pagadas. Menci?n especial merecen los juros, privilegios para hipotecar bienes del mayorazgo, t?tulos, mercedes y cargos recibidos o refrendados por diferentes adelantados del reino de Murcia y marqueses de los V?lez. El Archivo de la Real Chanciller?a de Valladolid conserva tambi?n algunos pleitos interpuestos por los Fajardo o contra ellos en el per?odo estudiado. A pesar de que este linaje ten?a su naturaleza en Murcia y los V?lez y, por tanto, como se ver? m?s 72 adelante, la mayor?a de sus pleitos son dirimidos en la Chanciller?a de Granada, tampoco es menos cierto que al norte del Tajo los Fajardo ten?an tambi?n importantes intereses familiares y pol?ticos. Ello explica que sea en Valladolid donde el IV marqu?s de los V?lez interponga en 1612 la demanda contra su medio hermano, el I marqu?s del Villar de Grajanejos, por el mayorazgo de su com?n abuelo, don Luis de Requesens y Z??iga. Otros pleitos de este archivo tienen que ver con diversas deudas y reclamaciones relativas a la herencia del I marqu?s de los V?lez o a los alumbres. La Secci?n Nobleza del Archivo Hist?rico Nacional (Toledo) alberga una riqu?sima informaci?n sobre el tronco principal y alguna l?nea segundog?nita de los Fajardo. Si bien es cierto que este archivo no custodia la documentaci?n de los marqueses de los V?lez, conservada por sus descendientes en Sanl?car de Barrameda, no es menos cierto que los enlaces matrimoniales de los Fajardo con diversas casas de la grandeza hisp?nica, cuya documentaci?n s? se custodia en el antiguo Hospital Tavera hace que se encuentren aqu? documentos de gran relevancia. As? pues, el Fondo Osuna y, en menor medida, los fondos Luque, Ferrer, Fern?n N??ez, Bornos, Baena o Fr?as son depositarios de copias de testamentos, como el del III marqu?s de los V?lez (el ?nico que se conserva de un marqu?s para el per?odo estudiado), el mayorazgo fundado por Juan Chac?n (1491), dispensas matrimoniales, y una considerable documentaci?n sobre el alumbre. Esta ?ltima conservada en el Fondo Fr?as, en el cual se integra la documentaci?n de los duques de Escalona y marqueses de Villena (linaje Pacheco), propietarios de los alumbres de Mazarr?n, junto a los marqueses de los V?lez. Por otro lado, existe un peque?o fondo llamado Espinardo, relativo a los marqueses hom?nimos, es decir a la primera y m?s importante casa separada del tronco principal del linaje Fajardo. Aunque, sobre todo, consta de documentaci?n relativa al siglo XVIII, las copias y res?menes de documentaci?n sobre el almirante Luis Fajardo y sus parientes, los Tenza, son dignos de inter?s para conocer el patrimonio y evoluci?n de esta casa desde el siglo XVI. El Archivo Hist?rico Nacional (Madrid) ha proporcionado numerosos expedientes y expedientillos de ?rdenes Militares (Santiago, Alc?ntara y Calatrava). Ello alude a la condici?n de caballeros de h?bito que ten?an los Fajardo, as? como sus parientes Chac?n, Z??iga, Requesens y otros. No s?lo se ha rastreado la l?nea de primogenitura, sino tambi?n los segundones y varios bastardos que solicitan un h?bito. 73 Si bien para el siglo XVI las probanzas arrojan escasa informaci?n familiar, en la centuria siguiente los interrogatorios muestran mayor complejidad y riqueza, dado que no s?lo se atiende a los gloriosos antepasados de los candidatos, sino tambi?n a los m?ritos individuales de los mismos (servicios pol?ticos, cortesanos o militares). A su vez, las clientelas que los Fajardo poseen en los reinos de Murcia y Granada, pero tambi?n en Madrid, Toledo, Valladolid y Catalu?a salen a relucir como testigos que no dudar?n en exaltar las glorias del linaje y sus servicios a la Corona. Tambi?n ligado a las ?rdenes militares, el Fondo del Archivo Hist?rico de Toledo, ha permitido el acceso a diversos pleitos que el primer y el segundo marqu?s de los V?lez mantienen por las elevadas rentas y diezmos que obtienen en su encomienda de Caravaca. Tanto el monasterio de Ucl?s como los propios vecinos de las villas de Caravaca y Ceheg?n se quejar?n de las artima?as recaudatorias de los marqueses, ilustrando acerca de una de las joyas de la hacienda se?orial de los V?lez y su f?rreo control durante casi un siglo. Sin embargo, la Secci?n Consejos Suprimidos (Estado, Inquisici?n, C?mara de Castilla) no proporcion? hallazgos dignos de menci?n. La Biblioteca de la Real Academia de la Historia (Madrid) ha sido otro lugar decisivo para el ?xito de esta Tesis Doctoral. La inmensa riqueza de su Colecci?n Salazar y Castro ha permitido tener acceso a multitud de copias que, a finales del siglo XVII, tanto el propio pr?ncipe de los genealogistas como sus escribanos obtuvieron de gran n?mero de archivos nobiliarios. As? pues, muchas capitulaciones matrimoniales, dotes, testamentos, memoriales e, incluso, correspondencia privada han llegado hasta la actualidad merced a este magn?fica colecci?n, puesto que los archivos originarios de donde se tomaron o bien no subsisten o han llegado muy mermados hasta el d?a de hoy. En su deambular por Espa?a como informante de las pruebas para la obtenci?n de h?bitos de Calatrava, Salazar tuvo un acceso privilegiado a todo tipo de informaci?n. De hecho, buena parte del Ap?ndice Documental de esta Tesis deriva de las copias ? in?ditas hasta el momento presente? que don Luis hizo en los archivos de las casas de los V?lez, Casarrubios, Cifuentes, Puebla de Montalb?n, Uceda, N?jera, Infantado y Carpio. Junto a ello, numerosos ??rboles de costados? han permitido aclarar los or?genes y evoluci?n de diversos linajes con los que entroncan los Fajardo, tanto sus parientes mayores como otros segundones y espurios. 74 Recientemente el Dr. Hern?ndez Franco y yo mismo hemos publicado el Memorial en el que los V?lez solicitaban la grandeza de Espa?a de primera clase218. Escrito a finales del XVII por Salazar y Castro, previo encargo del VI marqu?s de los V?lez, deviene en una fuente de primer orden para conocer los servicios militares, pol?ticos y cortesanos de los Fajardo y los Chac?n, especialmente, durante el siglo XV y primer tercio del XVI. La Biblioteca Nacional de Espa?a (Madrid) conserva numerosos manuscritos y obras antiguas en su Sala Cervantes. Algunos de esos manuscritos tienen que ver con la grandeza de Espa?a, sus pretendidos or?genes hist?ricos y las casas que la integran. Tambi?n las casas de Espinardo y Montealegre son objeto de diversos op?sculos, que ensalzan sus virtudes y m?ritos para solicitar la grandeza de Espa?a, ya en el siglo XVIII. En cuanto al tronco principal del linaje, es decir los marqueses de los V?lez, los manuscritos de inter?s remiten al siglo XVII, en concreto al quinto y sexto marqu?s. El socorro de Fuenterrab?a (1638) y la batalla de Montjuich (1641), am?n de las honras f?nebres (1647) aluden a los ?xitos y fracasos del V Marqu?s, don Pedro Fajardo Pimentel. Mientras que su hijo y sucesor, don Fernando Joaqu?n Fajardo y Toledo, es enaltecido por la expulsi?n de los jud?os de Or?n, a finales del Seiscientos, sin olvidar alguna obra de la que es dedicatario durante su virreinato de N?poles, y que tiene que ver con las preocupaciones defensivas por dicho reino. Sin embargo, todas estas obras quedan fuera del inter?s cronol?gico y tem?tico de esta Tesis Doctoral. En la Biblioteca Nacional tambi?n se conservan las series completas de la Colecci?n de Documentos In?ditos para la Historia de Espa?a (CODOIN) y la Nueva Colecci?n de Documentos In?ditos para la Historia de Espa?a (N-CODOIN), editadas entre 1842 y 1893. En diversos vol?menes de ambas se ha tenido acceso a la correspondencia diplom?tica de los hermanos don Luis de Requesens y don Juan de Z??iga con Felipe II. En menor medida, las cartas que mantuvo el Conde de Monteagudo con la corte madrile?a ilustran, asimismo, acerca de la embajada extraordinaria del III marqu?s de los V?lez ante Maximiliano II. Lo interesante no es s?lo la informaci?n pol?tica, cortesana o los asuntos de espionaje, sino tambi?n y de forma muy destacada las alusiones a cuestiones familiares (salud, matrimonios, deudas, 218 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit. 75 deseos de regresar a Espa?a). Si bien esta ingente masa documental procede, en su mayor parte, de la Biblioteca Zab?lburu, de la que se hablar? a continuaci?n, no hay demasiadas ep?stolas dirigidas a don Pedro Fajardo o escritas por ?l mismo. El Archivo Hist?rico de Protocolos de Madrid alberga una important?sima documentaci?n sobre los V?lez. La residencia de los marqueses en la corte hace que sea en ella donde se d? testimonio p?blico y se conserven muchos de sus acuerdos matrimoniales, testamentos, compras, ventas y otros actos jur?dicos. Ello viene a complementar la informaci?n familiar, ya aludida en la Secci?n Nobleza del Archivo Hist?rico Nacional o en la Real Academia de la Historia. Aun as?, para el siglo XVI no se conservan todos los documentos esenciales en la vida de los marqueses, sus esposas y dem?s parientes. En cualquier caso, entre los protocolos m?s relevantes para el per?odo estudiado destacan los que aluden al III marqu?s de los V?lez y su enlace con los Requesens-Z??iga, de hecho tambi?n existen importantes documentos relativos a sus suegros (don Luis de Requesens y do?a Jer?nima d?Hostalric), su viuda (do?a Menc?a de Requesens) y la minor?a de edad de su hijo, el IV Marqu?s. Entre todos ellos, merece especial atenci?n el inventario de bienes del III Marqu?s, elaborado para su p?blica almoneda, tras su fallecimiento, y que incluye su riqu?sima biblioteca. En cuanto al Archivo General de Palacio (Madrid), escasas son las referencias halladas acerca de los Fajardo. No se conserva el nombramiento del III Marqu?s como mayordomo mayor de la reina Ana de Austria219, cuarta y ?ltima esposa de Felipe II, aunque s? el de su predecesor (Duque de Medinaceli) y sucesor (Conde de Barajas) en el cargo. S? que existen testimonios del ejercicio de dicha mayordom?a mayor, en los que don Pedro Fajardo aparece tomando juramento a los nuevos mayordomos de la casa de la Reina, normalmente en su propia residencia, cercana al Alc?zar madrile?o. La escasez documental que muestra este archivo para este per?odo contrasta con la de ?pocas m?s tard?as. La Real Biblioteca de Palacio (Madrid) conserva la correspondencia del Conde de Gondomar, una documentaci?n imprescindible para conocer los entresijos de la 219 Cuya fecha exacta, el 12 de septiembre de 1575, se ha podido precisar gracias a una carta que el propio Marqu?s envi? a su primo y amigo, el III duque de Sessa. Dicha ep?stola se conserva en IVDJ, env?o 32, n? 221. Madrid, 20 de septiembre de 1575. 76 pol?tica y la corte de su tiempo. Entre las cartas destacan varias decenas que don Diego Sarmiento de Acu?a intercambi? con el IV marqu?s de los V?lez, a inicios del siglo XVII. Su amistad, surgida con motivo de la vecindad que ambos nobles tuvieron durante su infancia en Valladolid, queda de manifiesto en el afecto que se profesan en sus misivas, m?s all? del refinamiento propio del lenguaje cortesano. Dichas cartas aluden a las habituales referencias sobre las noticias de la corte y la salud de ambas familias, as? como a la llegada de don Luis Fajardo Requesens al reino de Murcia, en 1602. Desde Mula y otras localidades murcianas el Marqu?s comunicar? a su amigo los problemas, retos y ?xitos obtenidos en su proceso de recuperaci?n del poder perdido por su estirpe, en esas tierras. Para terminar con el periplo madrile?o, una vez descritos los hallazgos y val?a documental de muchos de sus archivos y bibliotecas p?blicas, ahora se van a mencionar dos centros de investigaci?n de car?cter privado. El acceso a ellos, por parte del historiador, no suele encontrarse con problemas, aunque se ve limitado por unos horarios de apertura harto reducidos. Con todo, tanto el Instituto Valencia de Don Juan como la Biblioteca de la Fundaci?n Francisco de Zab?lburu y Basab? (ambos en Madrid) han tenido una gran relevancia por lo poco explorados que estaban, en relaci?n a los V?lez. Albergan ambos buena parte de la Colecci?n Altamira, que como su nombre indica proced?a de la riqu?sima colecci?n documental de los condes de Altamira. Su XVI titular la vendi? en 1869 a diversos coleccionistas y bibli?filos. Por suerte, dos de sus compradores fueron espa?oles, en concreto el arist?crata Conde consorte de Valencia de Don Juan y el financiero Domingo de Zab?buru. Otra parte de dicha colecci?n fue a parar a compradores extranjeros, conserv?ndose entre la British Library (Londres) y la Biblioth?que publique et universitaire de Gen?ve220. Diversas alusiones a V?lez derivadas de las bibliotecas londinense y ginebrina se hallan en la bibliograf?a que se ha ocupado de la corte de Felipe II, en concreto en la obra de autores como Carlos Riba, que public? la correspondencia entre el Rey Prudente y su secretario Mateo V?zquez, conservada en la British Library. Igualmente destaca Fern?ndez Conti y su estudio sobre los Consejos de Estado y Guerra. Por ?ltimo, son destacables las diversas aportaciones del profesor Edelmayer sobre el Finale, el Sacro Imperio y sus embajadores en Madrid, nutridas de archivos espa?oles y extranjeros 220 Proceso analizado en MART?NEZ HERN?NDEZ, S., El Marqu?s de Velada..., op. cit., pp. 576- 579. 77 citados, am?n de otros como el Arxiu del Palau Requesens (San Cugat del Vall?s, Barcelona), y otros muchos distribuidos por Austria, Alemania, Rep?blica Checa, Italia o B?lgica. Tras exponer sucintamente la compleja historia de este tesoro documental y patrimonial, cabe se?alar que la base de la Colecci?n Altamira procede de los papeles de don Juan de Z??iga221, insigne ministro de Felipe II y t?o pol?tico del III marqu?s de los V?lez. Por ello, cualquiera que desee investigar el reinado de Felipe II debe acercarse a esta documentaci?n. M?xime si adem?s del inter?s pol?tico y cortesano, se suman estrechos v?nculos de parentesco. As? pues, si en CODOIN y N-CODOIN existen no demasiadas referencias a cuestiones familiares y privadas de don Pedro Fajardo, en el IVDJ y la BZ ocurre todo lo contrario. Adem?s en ambos archivos existen tambi?n numerosas noticias sobre la embajada extraordinaria en Viena y Polonia, el regreso a la corte y la b?squeda de alianzas entre los ministros y arist?cratas m?s relevantes. Ello tambi?n ha permitido complementar la documentaci?n oficial (Simancas) con otra de car?cter privado y mucho m?s informal. La decisiva contribuci?n de don Luis de Requesens, y en menor medida su hermano don Juan de Z??iga, para encumbrar a don Pedro en la corte filipina ha podido ser descrita merced a la documentaci?n hallada, en su mayor parte de tipo epistolar. Tampoco hay que olvidar la concreci?n de hechos significativos, de cronolog?a hasta ahora desconocida, como el nacimiento del IV marqu?s de los V?lez en Barcelona (1575). Mientras que el IVDJ a?n funciona con cat?logos antiguos, que encarg? su propietario al hacerse con la documentaci?n procedente de la Colecci?n Altamira, la BZ dispone de una excepcional base de datos y todo el material digitalizado. De manera que pueden hacerse b?squedas mucho m?s r?pidas y se evita el deterioro derivado del manejo directo de legajos y manuscritos que tiene cuatro siglos y medio de historia. Con todo, ser?a injusto no reconocer los esfuerzos del patronato del IVDJ por dotarse de una herramienta inform?tica muy similar, a la par que se lleva a cabo la tan necesaria digitalizaci?n. En suma, estos dos centros privados se encaminan hacia lo que debe ser tambi?n el futuro de los archivos p?blicos: la digitalizaci?n e informatizaci?n de sus ricos fondos. S?lo cabr?a pedir no ya un acceso gratuito v?a telem?tica, que se 221 BOUZA, F., ?Guardar papeles y quemarlos en tiempos de Felipe II: La documentaci?n de Juan de Z??iga, un cap?tulo para la historia del Fondo de Altamira, I?, Reales Sitios, 129 (1996), pp. 2-15; y la continuaci?n de ese trabajo en Reales Sitios, 137 (1997), pp. 18-33. 78 contradice con su car?cter privado, pero s? un horario de apertura m?s flexible y, al menos, un cat?logo de referencias en Internet. Para terminar hay que se?alar que ambos archivos no s?lo conservan documentaci?n relativa al III marqu?s de los V?lez y sus ilustres parientes, aunque ?sta sea la m?s numerosa e interesante. El IVDJ cuenta con cartas relativas a la guerra de las Alpujarras, que contienen informaci?n sobre las campa?as militares del II Marqu?s, am?n de otras noticias sobre su linaje. En cuanto a la BZ, tiene interesantes ?aunque por desgracia escasas? noticias sobre el almirante Luis Fajardo, el I marqu?s de los V?lez y sus hermanos, o bien los primeros Fajardos asentados en Mula, all? por el siglo XIV. Esta documentaci?n procede, en su mayor?a, del Fondo Mir?, no tan espectacular como el citado de Altamira, pero igualmente rico. Dejando a un lado los archivos del ?mbito ?cortesano? (Madrid, Toledo y Valladolid) otros puntos de la geograf?a tambi?n han sido objeto de inter?s. En primer lugar, el Archivo General de la Fundaci?n Casa de Medina Sidonia (Sanl?car de Barrameda, C?diz). Quiz? el mayor de los archivos privados de Espa?a y uno de los mayores de Europa, alberga una riqu?sima documentaci?n de todas las casas que estos arist?cratas consiguieron reunir durante siglos. Junto a los Fondos Medina Sidonia, Villafranca del Bierzo y Montalto, el de V?lez es uno de los m?s importantes. Con documentos que van desde el siglo XIV hasta la extinci?n de los se?or?os, en el siglo XIX, su visita es obligada para todo aquel que quiera conocer la historia bajomedieval y moderna de los antiguos reinos de Murcia y Granada222. Su ?ndole privado, la falta de espacio y las labores de digitalizaci?n no hacen f?cil su acceso. A ello hay que sumar el hecho de que durante mucho tiempo la documentaci?n del Fondo V?lez se custodiase en Mula, antigua sede de la gobernaci?n del marquesado. Las malas condiciones de conservaci?n dieron al traste con buena parte de la documentaci?n, especialmente la m?s antigua. As? pues, para el per?odo estudiado, centrado sobre todo en el siglo XVI, destaca la profusi?n de fuentes para el estudio del gobierno de los estados de los Fajardo y diversos pleitos, as? como la relevante cuesti?n 222 La importancia de este archivo ha sido se?alada en AND?JAR CASTILLO, F., ?El Archivo Ducal de Medina Sidonia. Un horizonte nuevo para la historia del oriente andaluz?, Revista Velezana, 13 (1994), pp. 77-79; MONTOJO MONTOJO, V., ?Fondos documentales nobiliarios e investigaci?n sobre familias?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (coords.), Espacios sociales, universos familiares. La familia en la historiograf?a espa?ola, Murcia, 2007, pp. 293-315; BELTR?N CORBAL?N, D., ?Identidad colectiva y memoria hist?rica: la documentaci?n del marquesado de los V?lez conservada en el archivo ducal de Medina Sidonia?, en III Congreso..., op. cit., pp. 227-237; y D?AZ L?PEZ, J. P., ?La documentaci?n...?, op. cit. 79 del alumbre. Sobre este ?ltimo asunto, Franco Silva public? en su d?a diversos trabajos. En cuanto a la gobernaci?n del marquesado, recientemente se han editado varias fuentes de este archivo dignas de menci?n, como el Libro Becerro223 (1635) y el Diario de Viaje del X Marqu?s de Villafranca y los V?lez a sus estados224 (1769-1770). Sin embargo, la documentaci?n relativa al tronco principal del linaje Fajardo y sus estrechos v?nculos con la corte es mucho m?s reducida. Con todo, ha sido posible acceder a una serie de fuentes que aluden al endeudamiento de la casa de los V?lez, a partir de la d?cada de 1570. Y c?mo, a?os despu?s, don Juan de Z??iga, una vez asentado en la corte de Felipe II y elevado a las m?s altas responsabilidades palatinas y pol?ticas, velar? por los intereses de sus sobrino-nieto, el IV marqu?s de los V?lez. Como tutor y curador del mismo se encargar? de renegociar los censos que el III marqu?s de los V?lez hab?a contra?do con el Conde de Buend?a y que pesaban sobre la hacienda de los Fajardo. El Archivo de la Real Chanciller?a de Granada es mucho m?s relevante que su hom?nimo vallisoletano, debido a la naturaleza y ubicaci?n geogr?fica de los estados de los Fajardo. Ha sido objeto de inter?s para todos aquellos que han cultivado la historia de los antiguos reinos de Murcia y Granada, y por ende se ha prestado especial atenci?n a los pleitos jurisdiccionales de las villas del marquesado, sus conflictos con los se?ores, as? como los problemas de muy diversa ?ndole que afectaban a sus pobladores225. En cuanto al linaje Fajardo, permite descubrir una conflictividad intrafamiliar hasta ahora poco conocida. En especial, los a?os centrales del siglo XVI, justo despu?s de la muerte del I marqu?s de los V?lez (1546) y las disputas de su heredero con la Marquesa viuda, do?a Catalina de Silva, y sus once hijos. As? pues, diversos pleitos por dotes y alimentos denotan unos intereses familiares harto enfrentados y sus repercusiones para la casa de los V?lez. Por su parte, el Archivo Hist?rico de Protocolos de Murcia, sito en el moderno edificio del Archivo General de la Regi?n de Murcia, es otro punto de enorme inter?s. No s?lo alberga los protocolos notariales de casi todos los municipios de la actual 223 MARSILLA DE PASCUAL, F. R. y BELTR?N CORBAL?N, D. (eds.), El Libro Becerro..., op. cit. 224 D?AZ L?PEZ, J. P. y LENTISCO PUCHE, J. D. (eds.), El se?or en sus estados..., op. cit. 225 Vid. ?LVAREZ RIVAS, M. y CASTRO MART?NEZ, T. de, ?El marquesado de los V?lez en el archivo de la Real Chanciller?a de Granada. Siglo XVI?, en Coloquio Almer?a entre culturas, Almer?a, 1990, pp. 291-300. 80 Regi?n de Murcia (excepto Lorca y Yecla), sino tambi?n numerosos cat?logos y reproducciones de fuentes documentales relativas al antiguo reino murciano, dispersas en diferentes archivos de la geograf?a espa?ola. Entre los protocolos destacan las noticias sobre diversos pleitos que mantienen los Fajardo durante la baja Edad Media y alta Edad Moderna en diversas localidades murcianas. Igualmente merece la pena atender a los fondos que muestran la acumulaci?n de se?or?os y riquezas por parte de diversas familias de la oligarqu?a murciana, que m?s tarde enlazar?n con ramas segundonas y bastardas de los Fajardo. ?stas, a su vez, por la extinci?n biol?gica de aquellos linajes con los que se unen (Tenza, Guevara, Rocafull...) acabar?n convertidas en se?oras de varias villas y lugares murcianos como Espinardo, Ontur, Albatana, Monteagudo, la mitad de Ceut?, sin olvidar patronatos religiosos, bienes inmuebles y otras riquezas. En cuanto al Archivo General de la Regi?n de Murcia, concretamente el Fondo de la extinta Diputaci?n Provincial de Murcia, se ha podido consultar el pleito que los Tenza (antepasados de los marqueses de Espinardo) mantuvieron con los hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, titulares del antiguo Hospital de la ciudad de Murcia. La causa de la disputa fue un censo, que evidencia el enorme poder y riqueza acumulado por los Tenza en el ?mbito, durante la segunda mitad del siglo XVI e inicios del XVII. El Archivo de la Catedral de Murcia est? actualmente cerrado, tras las obras de restauraci?n ?ya acabadas? que afectaron a la torre catedralicia, su antigua sede. Sin embargo, merced a la documentaci?n reproducida en el Archivo General de la Regi?n de Murcia, ha sido posible tener acceso a diversos privilegios reales y pontificios de los siglos XIII, XIV y XV. En ellos se alude a la vinculaci?n de los V?lez y el Almanzora con el lim?trofe reino de Murcia, y m?s concretamente a las ansias de la di?cesis de Cartagena por incorporarlos a su jurisdicci?n en cuanto se produjese su reconquista por parte de los ej?rcitos cristianos. Algo que finalmente no se llev? a cabo, dada la creaci?n de la di?cesis de Almer?a, frustrando as? cualquier extensi?n del vecino obispado. Por ?ltimo, la digitalizaci?n de documentos y su volcado a la red ha facilitado la b?squeda de informaci?n sobre los Fajardo. En concreto, el Portal de Archivos 81 Espa?oles (PARES) a?n est? dando sus primeros pasos. Su utilidad para realizar b?squedas es innegable, pero sigue siendo muy poco lo que hay digitalizado. Respecto a los Fajardo, aparte de alg?n expediente de h?bito de ?rdenes militares (del AHN) o de la documentaci?n de la Secci?n Patronato Real (del AGS), lo m?s significativo ha sido el hallazgo de una carta de inicios del siglo XVII, procedente del Archivo General de Indias (Sevilla). En ella, don Alonso de Tenza Fajardo, reci?n llegado a la gobernaci?n de Filipinas, pide a la corte alguna merced que permita el sustento de su hermano Luis Fajardo, hijo hasta este momento desconocido del almirante de igual nombre. Los cargos militares de esta l?nea espuria de los Fajardo, encargados de la custodia de las flotas de Indias o de la defensa del Estrecho de Gibraltar, auguran importantes avances investigadores, vinculados a archivos como el General de Indias. Si la digitalizaci?n de fondos archiv?sticos y bibliogr?ficos a?n camina despacio en Espa?a, entre otras cosas, por su elevado coste, en otros pa?ses hace a?os que iniciaron esta necesaria andadura. En concreto, la Biblioth?que Nationale de France (Par?s) posee una enorme cantidad de libros y manuscritos de libre acceso a trav?s de la red, por medio del portal denominado Gallica (biblioteca digital). Ello ha permitido localizar una obra antigua, de 1867, en la que se describe la historia de Polonia durante el primer interregno (1572-1573) que acab? con la coronaci?n de Enrique de Valois como rey de la Confederaci?n polaco-lituana. En dicho per?odo cobra relevancia la misi?n del embajador franc?s, Montluc, encargado de defender la candidatura del futuro Enrique III de Francia226. Coincidi? dicho enviado con don Pedro Fajardo, que defend?a, en nombre de Felipe II, los derechos sucesorios de su sobrino el archiduque Ernesto de Habsburgo, hijo del emperador Maximiliano II. 226 NOAILLES, M. de, Henri de Valois et la Pologne en 1572, 2 vols., Par?s, 1867. 82 83 PRIMERA PARTE. LA CASA, EL LINAJE Y LA HERENCIA 84 85 CAP?TULO 1. LOS FAJARDO DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA: DE LA HOMOGAMIA A LA HIPERGAMIA SEMPRONIO: ?Calisto es caballero, Melibea, hijadalgo: as? que los nacidos por linaje escogido b?scanse unos a otros. Por ende no es de maravillar que ame antes a ?sta que a otra?. AREUSA: ?(?) Las obras hacen linaje, que al fin todos somos hijos de Ad?n y Eva. Procure de ser cada uno bueno por s?, y no vaya a buscar en la nobleza de sus pasados la virtud?. (FERNANDO DE ROJAS, La Celestina) Dif?cil es reconstruir el ?rbol geneal?gico de una familia cuanto m?s atr?s nos remontamos en el tiempo, y ello es obvio, incluso cuando se trata de un poderoso y antiguo linaje como los Fajardo. Sus m?s remotos antepasados, oriundos de Galicia, fueron objeto de inter?s por parte de diversos tratadistas de la Edad Moderna, interesados en reconstruir su parentesco con diversas familias aristocr?ticas o su encumbrada posici?n, por destacados servicios militares, econ?micos y pol?ticos a la Corona. A pesar de los numerosos errores y ocultaciones deliberadas que puedan arrastrar los Cascales, Garibay, Argote de Molina, el propio Lope de Vega, Tondi, o Salazar y Castro, entre otros, no deja de ser interesante ver c?mo los cronistas y memorialistas se ponen al servicio de la casa de los V?lez para mitificar sus or?genes y exaltar ?s?lo? sus actos heroicos. M?s recientemente, a mediados del siglo XX, Dalmiro de la V?lgoma227 public? una obra se?era, convertida hoy d?a en cuasi una fuente, escrita con el objetivo de conocer los ascendientes y descendientes del ?nclito escritor y diplom?tico murciano don Diego Saavedra Fajardo. A tal fin reconstruy? la genealog?a de buena parte de la oligarqu?a ?y m?s tarde nobleza titulada? murciana, desde la baja Edad Media hasta inicios del siglo XX, entre ellos de forma destacada la familia materna del autor de las Empresas. Pero ser? sobre todo Torres Fontes, en su estudio sistem?tico de la Edad Media en el antiguo reino de Murcia, quien aclare en mayor medida la estructura familiar de los primeros Fajardo conocidos con plena certidumbre hist?rica, desde la segunda mitad del siglo XIV. En las p?ginas siguientes no van a ser tanto sus conocidas 227 Los Saavedra y los Fajardo en Murcia: Nobiliario, Vigo, 1957. 86 biograf?as de Alonso Fajardo el Bravo, ni la del adelantado Pedro Fajardo Quesada, sino el voluminoso art?culo ?Los Fajardo en los siglos XIV y XV?228, las que arrojen luz sobre sus alianzas matrimoniales e implicaciones pol?tico-territoriales que se derivan de todo ello para una familia en constante ascenso social. Con todo, la alusi?n a numerosos matrimonios, con sus correspondientes dotes, arras y, por supuesto, descendencia conlleva una lectura compleja, incluso para el lector versado en el linaje Fajardo y sus parientes. A ello se unen las habituales endogamia y homonimia, por lo que remito a los ?rboles geneal?gicos que se insertan en el ap?ndice correspondiente, a fin de aclarar mejor las sucesivas generaciones de la casa de los V?lez, sus ramas colaterales, segundonas e ileg?timas. En otro orden de cosas, hay que matizar la tr?ada conceptual que siempre se usa al hablar de familiar poderosas: ?familia?, ?linaje? y ?casa?. Si bien la historiograf?a tiende habitualmente a usarlos como sin?nimos, quiz? de forma inconsciente, lo cierto es que resulta necesario diferenciar dichas nociones, que ser?n frecuentemente utilizadas a lo largo del texto. En cuanto a ?familia? es un objeto historiogr?fico procedente de la antropolog?a229 y ha devenido en uno de los ejes vertebradores de la historia social230. Por supuesto, ?familia? se refiere al conjunto de parientes, no s?lo aquellos que habitan el mismo hogar, sino en sentido amplio231 a los parientes de sangre (abuelos, padres, t?os, hermanos, hijos, nietos, sobrinos) y ficticios o espirituales (padrinos, ahijados, amigos, socios, patronos, clientes). La familia como c?lula b?sica de sociabilidad tiene distintas clasificaciones y tipolog?as seg?n qui?n y c?mo quiera estudiarlas. Sin la familia es imposible comprender a ninguna sociedad y, a fin de cuentas, alude al parentesco232 y la filiaci?n, construcciones culturales y jur?dicas que evolucionan a lo largo del tiempo233. 228 Publicado en Miscel?nea Medieval Murciana, 4 (1978), pp. 109-175. 229 Cfr. CASEY, J., Historia..., op. cit.; CHAC?N JIM?NEZ, F., Historia social de la familia en Espa?a, Alicante, 1990. 230 HAREVEN, T., ?The history of the family as an interdisciplinary field?, Journal of Interdisciplinary History, 2 (1971), pp. 399-414. 231 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Familia y hogar en la sociedad espa?ola. Mitos y realidades hist?ricas?, en F. J. LORENZO PINAR (ed.), La Familia en la Historia, Salamanca, 2009, p. 122. 232 Vid. LEVI-STRAUSS, C., Les estructures elementaires de la parent?, Par?s, 1972; BESTARD, J., Parentesco y modernidad, Barcelona, 1998; y del mismo autor ?Lo dado y lo construido en las relaciones de parentesco?, en F. J. LORENZO PINAR (ed.), La Familia..., op. cit., pp. 27-39. 233 As? ha quedado de manifiesto en multitud de obras, entre las que pueden destacarse las de GOODY, J., La evoluci?n de la familia y del matrimonio en Europa, Barcelona, 1986; GAUDEMOT, J., El matrimonio en Occidente, Madrid, 1993; y RODR?GUEZ S?NCHEZ, ?., La familia en la Edad Moderna, Madrid, 1996. 87 El ?linaje? fue considerado, durante siglos, por los genealogistas como un conjunto de parientes reunidos en torno a un antepasado com?n, normalmente muy alejado en el tiempo. Mientras que la literatura nobiliaria ha usado tradicionalmente tres acepciones de ?casa?, una se refiere al linaje tal cual; otra es sin?nimo de la rama principal de ese linaje; y la ?ltima se centra en las ramas secundarias surgidas de una casa nobiliaria importante. A su vez, ?familia? ha sido empleado en el mismo triple sentido que casa, de ah? la confusi?n y falta de distinci?n entre todas estas nociones fundamentales, se?alada por Molina Recio234. Como punto de partida, los conceptos parecen mezclarse, sobre todo los de ?casa? y ?familia?, en tanto que ?linaje?, quiz? por ser m?s amplio temporalmente (abarca m?s generaciones) que los otros dos, queda un poco menos confuso. Para el an?lisis de una ilustre estirpe como la de los Fajardo, durante la baja Edad Media y alta Edad Moderna, es necesario tener en cuenta qu? era ?linaje? y ?casa?. A grandes rasgos, el ?linaje? alude a todos los descendientes de un antepasado com?n y lejano en el tiempo, cuyas gestas dan esplendor a quien porta sus armas y su sangre. El ?linaje? insiste en la idea de tronco amplio, con una rama principal y otras muchas segundonas y colaterales. La nobleza, seg?n Hern?ndez Franco, ?emblematiz? el linaje como un medio de conservaci?n y perpetuaci?n de su estatus y prestigio?. Por tanto, el ethos nobiliario es indisociable de la idea de linaje, que a fin de cuentas es una construcci?n cultural del grupo social m?s poderoso235. Si bien hasta que la riqueza y el poder de los arist?cratas y caballeros no se convierta en algo patrimonial, tampoco surgir? una memoria del linaje (y sus fundadores) por parte de aquellos destinados a convertirse en sus herederos. En los reinos hisp?nicos, este proceso ser? m?s tard?o que en otras zonas de Europa, especialmente el norte de Francia, debido a las peculiaridades de la Reconquista. As? pues, hasta la baja Edad Media no surge una verdadera literatura geneal?gica, que remite a una serie de ficticios ancestros (los godos, reyes castellanos o europeos, h?roes...)236. 234 MOLINA RECIO, R., ?Estructuras y estrategias de perpetuaci?n familiar de la nobleza espa?ola: el linaje de Fern?ndez de C?rdoba en la Edad Moderna?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii (eds.), Entre Cl?o y Casandra: poder y sociedad en la Monarqu?a hisp?nica durante la Edad Moderna. Cuadernos del Seminario Floridablanca, vol. VI, Murcia, 2005, pp. 71-73. 235 HERN?NDEZ FRANCO, J., ?Consideraciones y propuestas sobre linaje y parentesco?, en J. CASEY y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, parentesco y linaje, Murcia, 1997, pp. 20-21. 236 BECEIRO PITA, I., ?La conciencia de los antepasados y la gloria del linaje en la Castilla bajomedieval?, en R. PASTOR (comp.), Relaciones de poder, de producci?n y parentesco en la Edad Media y Moderna, Madrid, 1990, pp. 329-349. 88 Precisamente la idea de troncalidad da sentido a la noci?n de ?casa?, en tanto que ?sta tiene que ver con la l?nea de primogenitura, en la que prima el var?n sobre la mujer (agnaci?n). Tanto ?linaje? como ?casa? son ideas que surgen en el marco de la nobleza, y espec?ficamente en la parte m?s alta de su escalaf?n: lo que en los reinos hisp?nicos vendr?a a denominarse como ?grandeza?, heredera directa de los ricoshombres castellanos del Medievo. Por tanto, de un mismo linaje proceden diversas casas. En el caso del linaje Fajardo hay una casa principal, que es la de los marqueses de los V?lez y otras segundonas, como la de los marqueses de Espinardo, los marqueses de San Leonardo y los se?ores de Polop, Benidorm y Montealegre. El linaje es algo m?s lejano en el tiempo y, por ello, el sistema de casa ser? el que acabe imponi?ndose, de hecho los nobles preferir?n que hereden, a falta de hijos varones, sus hijas, o incluso sus descendientes ileg?timos. Incluso anteponi?ndolos a parientes cercanos. El linaje aportaba prestigio y honor, arropando culturalmente a sus miembros237, pero el patrimonio, los t?tulos, y las riquezas ten?an que ver con la casa, tal y como han puesto de manifiesto en un reciente art?culo Hern?ndez Franco y Molina Puche238 para la Castilla de fines del siglo XV, y Monteiro y Soares da Cunha llevan tiempo insistiendo en relaci?n al Portugal post-filipino (a partir de 1640)239. Para Chac?n Jim?nez, ?hogar? y ?casa? son dos conceptos ?ntimamente ligados, que se estructuran a partir de una serie de elementos comunes que definen a sus miembros: escudos, armas, tierras y cargos. Todos ellos se perpet?an, pasando de generaci?n en generaci?n a trav?s de las l?neas de parentesco, las alianzas matrimoniales, la transmisi?n de la propiedad y las redes de solidaridad familiar240. Otra definici?n, no muy distinta, considera la ?casa? como un conjunto coherente de bienes simb?licos y materiales, m?s el linaje, y por ende es la referencia fundamental de las ?lites aristocr?ticas241. As? define ?casa? Nuno G. Monteiro al analizar la nobleza 237 CASEY, J., Historia..., op. cit., pp. 60-73. 238 HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Aristocracia, familia-linaje, mayorazgo: la casa de los marqueses de Villena en la Edad Moderna?, Historia Social, 66 (2010), pp. 3-22. 239 MONTEIRO, N. G., ?Casa e linhagem: o Vocabul?rio Aristocr?tico em Portugal nos S?culos XVII e XVIII?, Pen?lope. Fazer e desfazer hist?ria, 12 (1993), pp. 43-63; y CUNHA, M. S. da, A Casa de Bragan?a, 1560-1640. Pr?ticas senhoriais e redes clientelares, Lisboa, 2000, pp. 13-26. 240 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Hacia una nueva estructura social en la Espa?a del Antiguo R?gimen a trav?s de la familia y las relaciones de parentesco?, en Dossier ?Familia y relaciones de parentesco en la Espa?a Moderna?, Historia Social, 21, 1995, pp. 81-89; y del mismo autor ?Concepto y realidad de casa y familia en la sociedad hisp?nica durante el reinado de Carlos I?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Poblaci?n, econom?a y sociedad, vol. IV, Madrid, 2001, pp. 211-218. 241 MONTEIRO, N. G., ?Poder senhorial, estatuto nobili?rquico e aristocracia?, en J. MATTOSO (dir.), Historia de Portugal. O Antigo Regime, vol. VIII (A. M. HESPANHA, coord.), Lisboa, 2002, p. 89 portuguesa, configurada en torno a par?metros sociales y culturales muy parecidos a los de los reinos hisp?nicos, si bien en Portugal el n?mero de casas se mantuvo mucho m?s reducido a causa de la ausencia de una inflaci?n de honores, como la que pusieron en marcha los Austrias menores para hacer frente a la gravosa pol?tica imperialista. Y es que tanto en Espa?a como Portugal la nobleza se heredaba por los cuatro costados, y no s?lo por v?a paterna, como en Francia242, am?n de que el modelo reproductivo vincular (mayorazgo) se extendi? de Castilla al vecino reino luso. Pero volviendo a la definici?n de ?casa? se?alar que ?sta tiene dos grandes objetivos, esenciales para todos sus miembros (no s?lo el heredero), a saber: la perpetuaci?n y el acrecentamiento243. Para lograr el primero es necesario asegurar la descendencia masculina, evitando as? la anexi?n por parte de otra casa, algo que sin embargo los azares biol?gicos har?n inevitable. El segundo inserta a todos los descendientes en una cuidadosa pol?tica matrimonial244 (endog?mica), en la que prima el sucesor, y muchos hermanos segundones quedan forzosamente c?libes para no detraer recursos familiares, si bien alguna hermana acabe siendo fuertemente dotada para establecer alianzas con otras casas o reforzar las preexistentes. Luego, la idea de ?casa? es compleja y tiene que ver con un solar (lugar de procedencia del fundador), unas armas ?con su correspondiente blas?n?, ciertos honores, cargos, t?tulos y oficios, am?n de un patrimonio vinculado (mayorazgo) y una serie de patronatos que son heredados por cada nuevo pariente mayor o jefe de la casa. La casa de los V?lez cuenta con una prolija serie de bienes vinculados (se?or?os, rentas, juros, cargos), incluidos en el mayorazgo fundado por Juan Chac?n en 1491, as? como una serie de s?mbolos de gran importancia (castillos, palacios, capilla funeraria en la catedral de Murcia, patronato de la provincia franciscana de Cartagena, capellan?as, etc?tera). Junto a la primogenitura era importante establecer dignamente a todos los dem?s v?stagos. Esto, seg?n Cooper, aumentar?a el prestigio y la cohesi?n de la casa245. De hecho, el pariente mayor o jefe de la casa deber? velar por los intereses de los suyos: 116. 242 Sobre la nobleza francesa destaca la obra de conjunto de BOURQUIN, L., La noblesse dans la France moderne (XVIe-XVIIe si?cles), Par?s, 2002. 243 MONTEIRO, N. G., ?O ethos da aristocracia portuguesa sob a dinastia de Bragan?a. Algumas notas sobre casa e servi?o ao rei?, en ?DEM, Elites e Poder. Entre o Antigo Regime e o Liberalismo, Lisboa, 2007 (2003), p. 90. 244 Sobre las uniones matrimoniales destaca BOURDIEU, P., ?Les strat?gies matrimoniales dans le syst?me de reproduction?, Annales ESC, 27 (1972), pp. 1.105-1.125. 245 COOPER, J. P., ?Patterns of inheritance and settlement by great landowners from the Fifteenth to the Eigteenth centuries?, en J. GOODY y E. P. THOMPSON (eds.), Family and Inheritance. Rural Society in Western Europe. 1200-1800, Londres, 1976, pp. 192-327. 90 poniendo paz en los conflictos (normalmente sucesorios) intrafamiliares246; dotando a las damas para que puedan casar o entrar en ciertos monasterios; manteniendo a los numerosos c?libes con ayudas de costa y oficios en su casa, o bien ocup?ndoles en puestos ligados a sus relevantes cargos cortesanos, pol?ticos o militares. En un mundo donde lo p?blico y lo privado no ten?an el mismo sentido que hoy, los parientes aseguraban a los suyos apoyo y estabilidad ayud?ndoles a lograr matrimonios ventajosos, cargos y mercedes247. En este ?mbito donde prima el var?n sobre la mujer, sin embargo ?sta puede tener y tendr? una gran relevancia, en tanto que es susceptible de fundar un mayorazgo o convertirse en heredera de una casa. Si bien, en caso de que esto ?ltimo suceda se buscar?n mecanismos para evitar que el patrimonio de la casa se diluya en otra sangre, casando si es necesario a t?o y sobrina, o bien a t?a con sobrino. En cualquier caso, tal y como se?ala Mafalda Soares da Cunha, las mujeres perd?an sus derechos sucesorios al recibir una dote (y unirse a otro linaje) o entrar en un convento. El prestigio de una casa se med?a en la cuant?a de la dote, por tanto para unirse a un linaje relevante la dote necesariamente era muy elevada248. Y es que la mujer si no excluida, s? estaba marginada en el sistema familiar linajudo y, en definitiva, en la sociedad europea del Antiguo R?gimen. La casa de los V?lez no es una casa nobiliaria cualquiera, sino que forma parte de la grandeza, desde que supuestamente esta creaci?n ficticia surge en 1520, cuando Carlos V es coronado emperador en Aquisgr?n249. Los Fajardo eran la primera ?y ?nica? casa aristocr?tica del reino de Murcia, y tras la toma del reino de Granada ampliaron sus dominios al oriente de dicho territorio, disputando la supremac?a territorial y militar a los grandes se?ores all? instalados: los duques de Alba (se?ores de Hu?scar) y los marqueses de Mond?jar (capitanes generales de dicho reino). Por ello no 246 CASEY, J., ?La conflictividad en el seno de la familia?, Estudis. Revista de Historia Moderna. (Conflictividad y represi?n en la sociedad moderna), 22 (1996), pp. 9-25. 247 GARC?A HERN?N, D., ?Familia, pol?tica y aristocracia en el Antiguo R?gimen?, en M. S. da CUNHA y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Sociedad, familia e poder em la Pen?nsula Ib?rica. Elementos para uma Hist?ria Comparativa, Lisboa, en prensa. 248 CUNHA, M. S. da, Linhagem, parentesco e poder. A Casa de Bragan?a (1384-1483), Lisboa, 1990, pp. 68-70. 249 SORIA MESA, E., ?La grandeza de Espa?a en la Edad Moderna. Revisi?n de un mito historiogr?fico?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Poblaci?n, econom?a y sociedad, vol. IV, Madrid, 2001, pp. 619-636; y BARREDA SUREDA, A., ?Rango, etiqueta y pol?tica de linaje en la alta nobleza castellana a mediados del siglo XVII: la dignidad de Grande de Espa?a y sus dimensiones simb?lica y pol?tica?, en J. J. BRAVO CARO y J. SANZ SAMPELAYO (eds.), IX Reuni?n Cient?fica de la Fundaci?n Espa?ola de Historia Moderna. Universidad de M?laga (M?laga, 7-9 junio de 2006). Poblaci?n y grupos sociales en el Antiguo R?gimen, vol. I, M?laga, 2009, pp. 223-246 91 es de extra?ar que d?cadas antes de recibir el t?tulo nobiliario que les da nombre (en 1507) enlacen con familias tituladas, con gran poder en la corte, y algunas incluso emparentadas con la dinast?a reinante de los Trast?mara, como los Manrique250. Ello hace que el apelativo ?primo? que los monarcas usan con los nobles m?s antiguos y poderosos ?entre ellos los V?lez? cobre sentido, al menos en los albores de la Edad Moderna; mientras que los titulados de segundo orden ser?n designados como ?pariente?. Los grandes constitu?an el grupo social de mayor relieve pol?tico y econ?mico en la sociedad de ?rdenes, teniendo s?lo por encima al rey251. La actitud de la Corona hacia los grandes determinaba la relevancia de los mismos: llam?ndoles ?primos?, como ya se acaba de se?alar, y permiti?ndoles cubrirse en su presencia, am?n de otros privilegios secundarios. Todas las casas ducales eran grandes per se, mientras que algunos marqueses y condes tambi?n fueron elevados a este rango en virtud de la voluntad regia. En suma, la casa de los V?lez es un paradigma de la llamada nobleza de sangre, de origen guerrero e inmemorial (inevitablemente vinculado a la Reconquista), que a finales del siglo XVII Salazar y Castro sit?a en el siglo XI, en la persona del caballero gallego Gonzalo Ov?quez. El cambio de apellido se atribuye a las gestas de su descendiente Pedro Ib??ez Gallego, en la lucha contra los musulmanes, durante la segunda mitad del siglo XIII. Y en concreto, el pr?ncipe de los genealogistas, siguiendo a Garibay, afirma que fueron los propios infieles quienes admirando su gran val?a le llamaron Faxchard, ?que en Ar?bigo vale lo mismo que cerro fuerte, puerta de la tierra, amparo de la tierra, viso de la tierra y ley de la tierra?252. Varias d?cadas antes de que el pr?ncipe de los genealogistas redactase su Memorial sobre la calidad y servicios de los marqueses de los V?lez, concretamente en 1625, fray Alonso de Vargas hab?a ido mucho m?s all? al situar, hiperb?licamente, el origen de estos arist?cratas como ?descendientes leg?timos de los Reyes de Inglaterra?253. 250 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?La Casa aristocr?tica de los V?lez y la solicitud de la grandeza de Espa?a de primera clase?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os en la Andaluc?a Moderna. El Marquesado de los V?lez, Almer?a, 2007, pp. 307-319. 251 GARC?A HERN?N, D., La nobleza en la Espa?a moderna, Madrid, 1992, p. 20. 252 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad y servicios de la Casa de Fajardo, Marqueses de los V?lez. Obra in?dita del genealogista Salazar y Castro, Murcia, 2008, pp. 167 y 186-187. 253 VARGAS, A. de, Relaci?n votiva o donaria de la antig?edad de la imagen de Nuestra Se?ora de las Huertas, que el Rey Don Alfonso el Sabio puso y coloc? en su primera iglesia en la ciudad de Lorca al tiempo de su conquista, ed. de J. F. JIM?NEZ ALC?ZAR, M. MU?OZ CLARES y P. RIQUELME OLIVA, Lorca, 1999, fol. 45. 92 Se?ala Atienza Hern?ndez254 la nobleza se constru?a partiendo de tres principios elementales: el m?rito, la virtud y la antig?edad. Todos ellos son recogidos en los paneg?ricos que se dedican a la casa de los V?lez, por encargo del sexto marqu?s, durante la segunda mitad del XVII: Gli Eroi Fassardi255, de Bonaventura Tondi; y el Memorial de la grandeza256, de Salazar y Castro. A mayor antig?edad mayor honor. El honor se transmite, normalmente por la sangre, y no es un atributo personal, sino que afecta a todos los miembros del linaje; otra cosa es el prestigio, que se alcanza por m?ritos individuales. El honor, para Maravall, tras un concienzudo estudio de la literatura del per?odo moderno, es una construcci?n ideol?gica, destinada a legitimar el orden social imperante. ?ste a pesar de su te?rico cierre y exclusiva jerarqu?a, en realidad se mostraba poroso a la riqueza y los grandes servicios al soberano (burocr?ticos, militares, fiscales), dando lugar a la nobleza de privilegio o por concesi?n regia. Si bien quien acced?a al estamento noble no quer?a acabar con su idiosincrasia, sino renovarla e ir ascendiendo progresivamente por medio de la cercan?a al rey (fuente de honor) y cuidadas estrategias de ascenso y reproducci?n social257. Con el paso del tiempo, la creaci?n de nuevos t?tulos e, incluso, la venta de los mismos desvirtuar? la ?te?rica? pureza originaria de la alta nobleza hisp?nica, hasta el punto de que las casas m?s importantes ansiar?n la grandeza de Espa?a, categor?a que ya en el siglo XVII se ver? diferenciada en tres subgrupos: de primera clase (las grandezas otorgadas por Carlos V, en 1520); de segunda clase (las concedidas por Felipe II); y de tercera clase (las que surgen en el per?odo de los Austrias menores). Es lo que Dom?nguez Ortiz defini? como la necesidad de ?segregar una ?lite?, ante la expansi?n inaudita del estamento nobiliario en la centuria del Seiscientos258. Los Fajardo, por supuesto, eran considerados miembros de la grandeza ?originaria?, pero ante el m?s que dudoso momento fundacional de esta distinci?n intentar?n, sin ?xito, lograr la grandeza de primera clase. Ni siquiera la encumbrada posici?n del VI marqu?s de los V?lez en la corte de Carlos II, ni el hecho de que recurra a los servicios del 254 ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?La construcci?n de lo real. Genealog?a, casa, linaje y ciudad: una determinada relaci?n de parentesco?, en J. CASEY y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, parentesco y linaje, Murcia, 1997, pp. 41-59. Vid. tambi?n SALAS ALMELA, L., ?Vasallos de su rey: legitimaci?n social y discursos de poder nobiliario de la Casa de Medina Sidonia?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii (eds.), Entre Cl?o..., op. cit., pp. 97-116. 255 GUILLAM?N ?LVAREZ, F. J. et alii, Gli Eroi Fassardi. Los H?roes Fajardos. Movilizaci?n social y memoria pol?tica en el Reino de Murcia (ss. XVI al XVIII), Murcia, 2004. 256 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit. 257 MARAVALL, J. A., Poder, honor y elites en el siglo XVII, Madrid, 1979, pp. 44-107. 258 DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo R?gimen, Madrid, 1973, pp. 77- 78. 93 pr?ncipe de los genealogistas259 para ensalzar la ?calidad y servicios de la Casa de Fajardo?, evitar?n el fracaso260. 259 La genealog?a se desarrolla a partir del siglo XVI, mediante la elaboraci?n de memoriales que enaltecen ?por encargo? la antig?edad y abolengo de los linajes. La genealog?a servir? pues como arma de defensa del prestigio social. Vid. ORDUNA PORT?S, P. M., Honor y cultura nobiliaria en la Navarra moderna (siglos XVI-XVIII), Pamplona, 2009, p. 179. 260 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit. 94 95 1.1 V?nculos con la oligarqu?a murciana y los comendadores de la Orden de Santiago (siglos XIV y XV) El linaje Fajardo durante un siglo, el que va de mediados del XIV a mediados del XV, enlaza mayoritariamente con familias de la oligarqu?a murciana (Soto, V?lez de Guevara, Lis?n, Calvillo, Avil?s...), muchas de las cuales estaban firmemente asentadas tanto en el concejo de la ciudad de Murcia como en las numerosas ?nueve? encomiendas santiaguistas del reino (Aledo, Cieza, Ricote, Lorqu?, Caravaca, Moratalla, Segura de la Sierra, Yeste y Socovos), tal y como puso de relieve Rodr?guez Llopis261. Ser? a partir de la segunda mitad del Cuatrocientos cuando los Fajardo comiencen a contraer nupcias con destacados linajes for?neos, en muchas ocasiones tambi?n comendadores de Santiago, y algunos de ellos ya poseedores de t?tulos nobiliarios, que dada la escasez de los mismos en esa ?poca evidencian su enorme poder e, incluso, el parentesco m?s o menos cercano a la sangre real (Manrique). Por tanto, la estructura del linaje Fajardo en ?poca bajomedieval puede resumirse en el emblema empleado como t?tulo de este ep?grafe: de la homogamia a la hipergamia. Es decir, de casar con los iguales (homogamia) a convertirse en el primus interpares de los poderosos murcianos y unirse a familias de mayor relevancia social, pol?tica y econ?mica (hipergamia). Los beneficios obtenidos de esas estrategias matrimoniales ser?n enormes para los adelantados murcianos y su estirpe. En primer lugar, estar ?ntimamente unidos a las familias m?s poderosas del reino les llevar? a ostentar una mayor influencia en los principales concejos de realengo, sobre todo Murcia y Lorca. En segundo lugar, con el control de las encomiendas santiaguistas en manos propias o en las de esos linajes con los que se est?n estableciendo alianzas, no s?lo se accede a una enorme fuente de riquezas, sino tambi?n al control de buena parte de la frontera murciano-granadina, algo que refuerza el poder?o militar de los adelantados y se solapa a las compras y donaciones reales de diversas villas, desde finales del siglo XIV262. No hay que olvidar que los territorios de la Orden de Santiago en la llamada provincia de Castilla ten?an uno de sus v?rtices en el reino de Murcia, junto a Ja?n y La Mancha, y por supuesto el hecho de que las rentas de las encomiendas no iban a parar a la Orden sino a los 261 Cfr. RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco en la nobleza santiaguista del siglo XV?, Noticiario de Historia Agraria, 12 (1996), pp. 57-90. 262 El dominio de los Fajardo sobre el reino de Murcia, en una perspectiva de larga duraci?n, es uno de los argumentos principales de JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Los parientes e amigos de los unos e de los otros: los grupos de poder local en el reino de Murcia (ss. XIII-XVII)?, Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, 13 (2000-2002), pp. 6-137. 96 distintos encomenderos, de forma plenamente individual. Estos se?or?os santiaguistas, con sus posibilidades de promoci?n pol?tica, fueron el objeto de deseo de la nobleza regional, deseosa de aumentar su patrimonio y su influencia en el reino. Por ello, surgir?n conflictos que se inscribir?n en las luchas por el maestrazgo de la Orden y la privanza regia en Castilla263. En tercer lugar, una vez controlado el reino, hay que establecer alianzas con destacadas familias ajenas al territorio murciano que refuercen ese poder cuasi omn?modo, de forma que ?ste no quede totalmente aislado de la corte y pueda ser deslegitimado por mor de las frecuentes minor?as de edad regias, guerras civiles y levantamientos nobiliarios. Esas encumbradas familias aristocr?ticas (como los condes de Paredes o de Cocentaina) ser?n tanto castellanas como aragonesas dada la posici?n fronteriza del reino murciano, que ejerce de vig?a frente a nazar?es y aragoneses, pero tambi?n puede ?y de hecho fue? v?ctima de las incursiones militares e inestabilidades pol?ticas de ambos reinos. A la hora de reconstruir el linaje Fajaro, Gonzalo Ov?quez es considerado su fundador por Salazar y Castro y, por ende, el antepasado com?n de todos los miembros de la casa de los V?lez. Tanto ?l como su hijo Diego Gonz?lez combatieron al servicio del primer rey de Portugal, Alfonso I Enr?quez (siglo XI). Despu?s los miembros del clan se asientan en Extremadura, ostentando los apellidos Su?rez Gallego, en recuerdo de su solar, situado en Santa Marta de Ortigueira264. Precisamente el escudo de armas alude a ese origen gallego, y as? lo recogi? Lope de Vega: ?Yo tengo en campo de oro, tres matas de espigas verdes. Siete hojas de cada mata, hace el blas?n de mi solar, sobre tres rocas del mar con ondas de azur y plata?265. El destino del linaje qued? ligado al reino de Murcia, poco despu?s de su reconquista por parte de Castilla, aunque es imposible determinar con exactitud la fecha. 263 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n de Murcia, Murcia, 1998, p. 142. 264 V?LGOMA D?AZ-VARELA, D., Los Saavedra..., op. cit., pp. 150-151. 265 LOPE DE VEGA CARPIO, F., El primer Fajardo. Citado en MARA??N, G., Los tres V?lez. Una historia de todos los tiempos, Almer?a, 2005 (1960), p. 27. Otra familia aristocr?tica, los Vivero, asentados en Valladolid, comparten con los Fajardo el solar de Ortigueira y el mismo escudo de armas, aunque entre ambas no parece que existiera parentesco alguno. 97 El pr?ncipe de los genealogistas vincula su llegada a tierras murcianas con el ascenso de los Trast?mara a la Corona de Castilla (1369), concretamente con la figura de Juan P?rez Fajardo. De hecho lo cita como el primer miembro de la casa asentado en el reino266. Si bien Torres Fontes ya rechaz? esa versi?n al estudiar a los primeros Fajardo y constatar una presencia anterior en Murcia, al menos desde inicios del siglo XIV, ligada a diversas encomiendas santiaguistas267. En concreto, cuando Fernando IV, tras la ocupaci?n aragonesa del reino (1296-1304)268, encarga al maestre de Santiago, don Juan de Os?rez, del adelantamiento del reino murciano. El citado maestre lleg? acompa?ado de una nutrida hueste de caballeros santiaguistas, entre ellos un tal Alonso Y??ez, comendador de Ricote, y Pedro Y??ez, ?freyre de dita Orden?. A partir de ese momento comienza a cobrar cierto sentido cronol?gico el relato de Salazar y Castro que, con anterioridad, y debido a la lejan?a espacial y sobre todo temporal se adorna de loas a los Fajardo, exaltando su valent?a como leales guerreros al servicio de sucesivos monarcas. Incluso, Guti?rrez Garc?a considera que la llegada de los primeros Fajardos al reino de Murcia es a?n anterior, al considerar que arribaron con el infante don Alfonso (X) en 1244, qued?ndose entre la guarnici?n cristiana que tom? por la fuerza Mula269. En 1332 el alcaide santiaguista de Ceut? era Pedro L?pez Fajardo, quien dos a?os despu?s pas? a la alcaid?a de la tambi?n santiaguista fortaleza de Pliego, y en 1335 hizo frente a una cabalgada musulmana. Retrocediendo nuevamente a 1332, Alfonso XI ordena al concejo de Murcia que entregue a Pedro L?pez Fajardo los 3.000 mrs. que reclamaba el comendador de Aledo, por unos censos que la Orden de Santiago ten?a en la capital del reino. De 1368 datan las primeras noticias relativas a Alonso Y??ez Fajardo I, al frente de castillo de Pliego, a quien Pedro I, escuchando los ruegos del concejo murciano, manda no derribar dicha fortificaci?n. Subraya, pues, ?ngel Luis Molina que ?existe una continuidad entre Pedro L?pez Fajardo y Alonso Y??ez Fajardo I al frente del castillo pleguero, como caballeros santiaguistas?. Este ?ltimo ser? ?el primer eslab?n firme de la familia Fajardo en el reino de Murcia, as? como el primer adelantado de este 266 RAH, SC, D. 40, fol. 168v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 267 TORRES FONTES, ?Los Fajardo...?, art. cit., pp. 119-122. 268 Cfr. ESTAL GUTI?RREZ, J. M. del, El Reino de Murcia bajo Arag?n (1296-1305), 3 vols., Alicante, 1985-1991. 269 Se basa en ciertos traslados de documentos medievales del Archivo Municipal de Mula. Vid. GUTI?RREZ GARC?A, J., ?Mula: cuna de los primeros Fajardo en el Reino de Murcia?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 23-30. 98 linaje?270. La guerra civil castellana que acab? con la entronizaci?n de Enrique de Trast?mara, en 1369, deja una serie de inc?gnitas de dif?cil resoluci?n. Pues parece que antes de dicha contienda, Alonso Y??ez Fajardo I fue un elemento secundario en el reino de Murcia, ocupando la aludida alcaid?a de Pliego y la tenencia del adelantamiento del reino, ostentando por Fern?n P?rez Calvillo. Adem?s la primera esposa de Alonso, Menc?a L?pez de Ayala, era hija de Pedro L?pez de Ayala, se?or de Campos y Albudeite, y un destacado partidario de Pedro I, que desde Arag?n hostigaba el territorio murciano. Todo ello lleva a deducir que el cambio de bando de Alonso Y??ez Fajardo I debi? producirse cuando la victoria de la causa trastamarista era inminente o incluso una realidad palmaria, pues hasta ese momento sus v?nculos familiares y pol?ticos parecen situarle en la facci?n contraria. En 1370 ya manten?a Alonso amistad con Enrique II y pronto se atrajo su confianza, hasta el punto de que el nuevo monarca le design? teniente del adelantado don Juan S?nchez Manuel, conde de Carri?n y primo de la reina, do?a Juana Manuel. La nueva dinast?a reinante en Castilla necesitaba apoyarse en aquellos nobles y caballeros que estaban dispuestos a aceptar su legitimidad, independientemente de que ?stos les hubiesen jurado lealtad por convencimiento o simple pragmatismo pol?tico. La promoci?n del linaje Fajardo estuvo ligada a la guerra y el car?cter fronterizo que define al reino murciano durante la baja Edad Media. En concreto, los Fajardo apoyan su poder en el cargo de adelantado y capit?n mayor del reino, oficio creado por los monarcas castellanos para ejercer por delegaci?n la justicia, la administraci?n y las competencias militares. El primer adelantado de Murcia fue el infante don Manuel, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio, le suceder?a su ?nclito v?stago don Juan Manuel271. El poder que otorgaba la m?xima instituci?n murciana explica, en gran medida, los conflictos suscitados por su control durante los siglos XIV y XV. La lucha de los Fajardo por hacerse con el poder les enfrent? con la familia Manuel. Al ser el oficio una regal?a, la pugna se desarroll? a la sombra de la autoridad mon?rquica, debilitada por minor?as de edad, regencias y guerras civiles. Tanto los Fajardo como los Manuel escenificaron su rivalidad mediante la movilizaci?n de una compleja red de apoyos y contraprestaciones (familiares, clientes, criados, escuderos...) 270 MOLINA MOLINA, ?. L., ?Ascensi?n de la familia Fajardo en el Reino de Murcia durante la Edad Media?, en III Congreso de Cronistas Oficiales de la Regi?n de Murcia. Los Fajardo y el Marqu?s de los V?lez, Molina de Segura, 2007, p. 80. 271 TORRES FONTES, J., Los adelantados mayores del Reino de Murcia en el siglo XIII, Murcia, 1980. 99 de las villas y poblaciones murcianas, con el fin de atraerse el favor real272. De aquel complejo entramado fue Alonso Y??ez Fajardo I273 el que sali? victorioso frente al conde de Carri?n, don Juan S?nchez Manuel, que incluso intent? asesinarle en las Pe?as de San Pedro (1382). El adelantamiento y capitan?a mayor del reino de Murcia es el verdadero punto de inflexi?n que da pie al esplendor del linaje274. El jefe del linaje Fajardo se hab?a hecho con el cargo de alcalde entre moros y cristianos, en 1378, con jurisdicci?n para resolver los pleitos fronterizos. Se convirti? de esta manera en la pieza clave para asegurar la paz en el alejado, despoblado e inseguro adelantamiento murciano, merced a su buen entendimiento con los reinos vecinos, a partir del equilibrio entre el uso de las armas y la sutil diplomacia. Ello le permiti? usar en beneficio propio los conflictos entre aragoneses y granadinos, sin que ello afectase a la estabilidad de Murcia, por aquellos a?os, ?nica salida al Mediterr?neo de la Corona castellana. El linaje da un salto cualitativo en 1383, cuando Alonso Y??ez Fajardo I sea nombrado por el rey Juan I adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia275. El adelantamiento inclu?a amplios poderes en calidad de representante del monarca: gobernador y m?xima autoridad militar276. Ello confiri? a los Fajardo especial relevancia en un reino marcado por su car?cter fronterizo y bajo continua amenaza de guerra. El cargo ir? unido a los miembros de este linaje durante tres siglos (hasta fines del XVII), ejerci?ndolo de manera continuada, a excepci?n del breve par?ntesis que supone el per?odo 1396-1423, cuando es ostentado por el condestable Ruy L?pez D?valos. Junto al cargo de adelantado, se inicia un proceso paralelo, centrado en la formaci?n de un incipiente estado se?orial. La primera villa que consigui? Alonso Y??ez Fajardo I fue Librilla, en 1381, mediante compra al marqu?s de Villena277. Como 272 Cfr. MART?NEZ CARRILLO, M. Ll., Revoluci?n urbana y autoridad mon?rquica en Murcia durante la Baja Edad Media (1395-1420), Murcia, 1980; y de la misma autora Manueles y Fajardos: la crisis bajomedieval en Murcia, Murcia, 1985. 273 BERNAL PE?A, J., Alfonso Y??ez Fajardo I. Historia de una ambici?n, Murcia, 2009. 274 TORRES FONTES, J. y MOLINA MOLINA, ?. L., ?El adelantamiento murciano, marca medieval de Castilla?, en F. CHAC?N JIM?NEZ (dir.), Historia de la Regi?n Murciana, vol. IV, Murcia, 1980, pp. 1-101. 275 RAH, SC, M. 4, fol. 158v. Albal? de Juan I, rey de Castilla, concediendo el oficio de adelantado mayor del reino de Murcia a Alonso Y??ez Fajardo. 13 de noviembre de 1383. 276 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder y riqueza en la Espa?a moderna. La Casa de Osuna, siglos XV-XIX, Madrid, 1987, pp. 21-22. 277 RAH, SC, M. 8, fol. 101r. C?dula del rey Juan I, por la que aprueba la venta de la villa de Lebrija, hecha por Alfonso de Arag?n, marqu?s de Villena, a favor de Alonso Y??ez Fajardo, adelantado de Murcia. 29 de septiembre de 1381. 100 premio a sus servicios, obtuvo la villa de Alhama278 (vecina de Librilla), en 1387, primera donaci?n real ?de Juan I? a los Fajardo. El se?or?o del adelantado surge, pues, en torno al curso bajo del r?o Guadalent?n, a mitad de camino entre Murcia y Lorca. Estuvo casado Alonso Y??ez Fajardo I en dos ocasiones, si bien Salazar y Castro desconoce la cronolog?a exacta: ?Tuvo dos matrimonios; pero no sabremos decir cu?l fue primero?279. De ah? que el genealogista ignore tambi?n el orden de primogenitura del adelantado. Lo cierto es que las primeras nupcias las contrajo con Menc?a L?pez de Ayala, hermana del regidor de la ciudad de Murcia don Juan S?nchez de Ayala, tal y como se?ala Torres Fontes280. Dicho enlace pone de manifiesto las complejas estrategias matrimoniales de los Fajardo, que se unieron a las familias de la oligarqu?a murciana, las cuales quedar?an as? ligadas con los adelantados del reino por lazos de parentesco, amistad y clientelismo. Con Menc?a tuvo el adelantado tres hijos: 1. Juan Alonso Fajardo, se?or de Molina y de Alhama, y regidor de Murcia desde 1399. Cas? con Leonor Mendoza, hija de Ruy D?az de Mendoza, se?or de Polop y Benidorm. 2. Pedro L?pez Fajardo, comendador de Aledo y Caravaca y trece de la Orden de Santiago. Lucho en la defensa de la frontera con el reino de Granada. Muri? en torno a 1410-1412. Su viuda, Constanza Fern?ndez Mex?a, compr? el a?o 1413 el lugar de Fortuna (perteneciente al concejo de Murcia) a Fern?n P?rez Calvillo. 3. Beatriz Fajardo, casada con Juan Mart?nez de Soto, comendador de Caravaca. Su segunda esposa fue Teresa Rodr?guez de Avil?s, hija de Rodrigo de Avil?s y Beatriz Fern?ndez Pacheco, se?ores de Santiago Quebrado, y hermana del regidor de la ciudad de Murcia Juan Ortega de Avil?s. Salazar y Castro se?ala que ?Esta Se?ora y el Adelantado, su marido, compraron la Villa de Lebrilla con su jurisdicci?n y fundaron mayorazgo? 281. De este segundo matrimonio tuvo el adelantado otros cuatro hijos: 1. Guiomar Alonso, casada con Fern?n P?rez Calvillo, se?or de Cotillas. 278 RAH, SC, O. 20, fol. 20r.-20v. Privilegio rodado del rey Juan I, por el que hace merced de la villa de Alhama de los Ba?os a Alonso Y??ez Fajardo, adelantado mayor de Murcia. 25 de noviembre de 1387. 279 RAH, SC, D. 40, fol. 173r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 280 TORRES FONTES, J., ?Los Fajardo...?, art. cit., p. 127. 281 RAH, SC, D. 40, fol. 173v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 101 2. Urraca Alonso, de quien no se tienen noticias. Adem?s Cascales y Salazar y Castro difieren a la hora de adjudicarle su filiaci?n. 3. Alonso Y??ez Fajardo II, que ser? adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. 4. Gonzalo Fajardo, comendador de Moratalla y regidor de la ciudad de Murcia, a la que represent? en las Cortes que juraron como rey a Juan II de Castilla. Contrajo segundas nupcias con In?s Porcel, y resid?a en Lorca todav?a en 1445. Fue padre del afamado Alonso Fajardo el Bravo, alcaide de Lorca. Falleci? el adelantado Alonso Y??ez Fajardo I en 1396282, siendo el hombre m?s poderoso del reino de Murcia y verdadero iniciador de las grandezas del linaje. Junto al prestigio pol?tico y militar, la familia sigui? engrandeciendo sus posesiones, con la compra por parte de Alonso Y??ez Fajardo II, hijo del anterior, de la villa de Molina Seca (actual Molina de Segura) a su hermano Juan Alonso Fajardo, quien a su vez la hab?a recibido como merced de Enrique III, el 30 de enero de 1397283, en memoria de su padre y agradecimiento de sus servicios. Molina era una poblaci?n estrat?gica dada su cercan?a a la ciudad de Murcia, cuyo control ?en tanto capital del reino? era el verdadero objetivo del linaje Fajardo. Durante los siglos XIV y XV el adelantamiento perdi? una parte considerable de sus competencias, sobre todo, judiciales. Sin embargo, a pesar de quedar relegado a una funci?n esencialmente militar, en el caso de Murcia sigui? aglutinando una enorme influencia, dada la vecindad con el reino de Granada, ?ltimo basti?n del Islam en la Pen?nsula Ib?rica. De esta forma, Alonso Y??ez Fajardo II aument? el poder que alcanz? su padre, contribuyendo a la contenci?n de los nazar?es a la vez que participaba en las luchas pol?ticas castellanas. Fue alguacil mayor de Murcia tras la muerte de Enrique III y la deposici?n del corregidor de la ciudad, Juan Rodr?guez de Salamanca. Durante la minor?a de edad de Juan II, particip? activamente en la pol?tica de la capital regn?cola, junto a su hermano Pedro L?pez Fajardo. Cambi? oportunamente de bando, dejando la causa del infante don Enrique de Arag?n y poni?ndose al servicio del rey Juan II y su favorito don ?lvaro de Luna. A uno y otro se?or sirvi? de la misma forma, 282 Ib?d., fol. 173 r. 283 RAH, SC, O. 20, fol. 18r.-19v. Privilegio rodado del rey Enrique III, por el que hace donaci?n de la villa de Molina Seca a Juan Alfonso Fajardo. 30 de enero de 1397. Copia aut?grafa de Luis de Salazar y Castro, quien escribe: ?Saqu?le de su original del archibo del Marqu?s de los V?lez?. 102 mediante la conquista del marquesado de Villena. Primero lo ocup? por la fuerza, en 1422, entreg?ndolo a la obediencia del infante don Enrique. Despu?s ser?a detenido y conducido a la corte, donde don ?lvaro de Luna consigui? atraerle al bando realista. A cambio de la libertad recuper? el extenso marquesado de Villena para la Corona. Por esta raz?n, un verdadero acto de desagravio a la autoridad regia, en 1424 consigui? ligar el cargo de adelantado mayor a su estirpe. Desde entonces gobernar?a el reino de Murcia sin oposici?n alguna durante dos d?cadas, hasta 1444, fecha de su muerte. Su triunfo no s?lo fue pol?tico, sino tambi?n familiar, pues logr? que su rama ?a pesar de no ser la primog?nita? se impusiera a las dem?s del linaje Fajardo, precisamente por saber cambiar a tiempo de bando y abandonar la causa de los infantes de Arag?n. Otros hermanos suyos no fueron tan h?biles y se vieron postergados frente a la l?nea segundog?nita que representaba Alonso Y??ez Fajardo II, que acabar?a no s?lo heredando el poder de su padre, sino aument?ndolo284. Desde esta posici?n de fuerza, Alonso interviene en la guerra de Arag?n, motivo por el que Juan II le nombra, en agosto de 1430, ?capit?n mayor de la frontera de la guerra de los moros?. Poco despu?s obtiene la concesi?n de la villa de Mula, el 12 de septiembre de 1430, desde entonces verdadero centro neur?lgico de los estados murcianos del linaje, no en vano era la m?s poblada, rica y extensa de sus posesiones. A?os atr?s, en 1373, su padre Alonso Y??ez Fajardo I recibi? el cercano lugar de La Puebla, por aquel entonces despoblado. Por ello, en 1380 decidi? repoblarlo con mud?jares. Ahora bien, las expectativas del nuevo adelantado se centraban en la frontera con Granada, intuyendo que las luchas contra los infieles conllevar?an nuevas prebendas y posesiones. Se traslad? a Lorca, plaza fuerte fronteriza, desde donde dirigi? una exitosa campa?a que le llev? a ocupar desde 1433 los r?os V?lez y Almanzora, destacando la toma de la villa de Albox por parte de su sobrino Pedro Fajardo (hermano de Alonso Fajardo el Bravo), el 17 de octubre de 1436. Los dos valles almerienses fueron ocupados por los Fajardo entre 1435 y 1445285, quedando desde entonces muy vinculados a la memoria del linaje y sus futuras aspiraciones territoriales, muy importantes para entender su posterior vinculaci?n con la di?cesis de Almer?a, una vez 284 TORRES FONTES, J., ?Los Fajardo...?, art. cit., pp. 127-145. 285 TORRES FONTES, J., Xiquena, castillo de la frontera, Murcia, 1960; y del mismo autor ?Ocupaci?n y p?rdida de los V?lez en el reinado de Juan II de Castilla?, Revista Velezana, 7 (1988), pp. 17-23; y ?Alfonso Y??ez Fajardo y su se?or?o de V?lez Rubio, V?lez Blanco y Orce, 1439-1444?, Murgetana, 97 (1998), pp. 9-20. 103 reconquistada Granada286. Tras la muerte de Alonso Y??ez Fajardo II (1444) los nazar?es recuperar?an todo lo que ?ste les hab?a arrebatado, excepto Xiquena y Tirieza. Por consiguiente, en menos de medio siglo (1381-1430), los Fajardo acumularon un importante patrimonio en el reino de Murcia: cuatro villas (Librilla, Alhama, Molina y Mula) y dos lugares (Puebla y Campos, pertenecientes al concejo de Mula). Habr? que esperar a fines del siglo XV para asistir a la definitiva incorporaci?n de nuevos se?or?os en el oriente granadino. El enorme potencial guerrero del adelantado Alonso Y??ez Fajardo II se bas? en el conjunto de intereses y obligaciones que las villas y ciudades murcianas ten?an contra?dos con ?l, as? como a su enorme capacidad de movilizaci?n de tropas y su vocaci?n de liderazgo militar. Seg?n recoge el Memorial escrito por Salazar y Castro, Garibay alab? el valor de Alonso en los siguientes t?rminos: ?este Adelantado fue terror y espanto de los Moros de las fronteras del Reino de Murcia?287. Las funciones de caudillaje ir?n, como se ver? m?s adelante, anejas a los Fajardo durante un siglo y medio, hasta la participaci?n del II marqu?s de los V?lez, Luis Fajardo de la Cueva, en la guerra contra los moriscos sublevados en las Alpujarras e, incluso, m?s all?, hasta la derrota del quinto marqu?s, Pedro Fajardo Pimentel, en la batalla de Montjuich (1641). El segundo adelantado del linaje Fajardo contrajo dos matrimonios. El primero con Mar?a Rodr?guez Mex?a, hija de Pedro Mart?nez de Heredia y Teresa G?mez de Albornoz. Tuvieron tres hijos288: 1. Alonso Fajardo, se?or de Alhama, en quien su padre fund? mayorazgo el a?o 1438289. Cas? con Mar?a de Mendoza y era teniente de adelantado cuando muri? en una escaramuza contra los musulmanes, en Vera (1434). 2. Teresa Rodr?guez Fajardo, casada con Sancho D?valos, regidor de Murcia, comendador de Lorqu? y se?or de la mitad de Ceut?. 286 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s de los V?lez y la guerra contra los moriscos. 1568-1571, Almer?a, 2002, pp. 17-18. 287 RAH, SC, D. 40, fol. 185r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 288 Cascales alude a un cuarto v?stago, que tambi?n enumera Salazar y Castro: Rodrigo Fajardo, que seg?n el erudito murciano falleci? en Francia, cuando serv?a al rey Carlos VIII, en la guerra contra Inglaterra (Guerra de los Ciena A?os). Pero Torres Fontes considera que se trata de una confusi?n, vid. ?Los Fajardo...?, art. cit., pp. 138 y 161. 289 Dicho mayorazgo, aprobado por el rey Juan I, en 1438, ser? importante ya que el supuesto extrav?o del documento har? que sea necesario refundarlo, lo cual no ser? autorizado por los Reyes Cat?licos hasta 1491, cuando el nuevo cabeza del linaje sea su fiel servidor don Juan Chac?n. 104 3. Guiomar Rodr?guez Fajardo, que contrajo nupcias con Sancho S?nchez D?vila, se?or de San Rom?n. Y el segundo con Mar?a de Quesada, hija de Pedro D?ez de Quesada, III se?or de Garc?ez, de la Torre de Santo Tom?, la Hoveruela y dehesa de Don Ib??ez, y de Juana de C?rcamo. Don Pedro fue un prominente caballero santiaguista que defendi? en dos ocasiones la ciudad de Ja?n del asedio de los musulmanes granadinos (1405), adem?s de recuperar el castillo de Bedmar290. De este segundo enlace del Adelantado nacieron tres v?stagos: 1. Pedro Fajardo Quesada, que le sucedi? en el adelantamiento. De nuevo, la sucesi?n recae en una l?nea segundog?nita, a trav?s de la cual el linaje Fajardo se preserva. De esta forma, se cumple lo indicado por Casey, cuando afirma que el linaje es el molde que preserva los intereses o fines de la casa-familia291. 2. Mar?a Fajardo, que cas? en 1460 con don Juan de Cardona, se?or de Guadalest y Caparroso, almirante de Arag?n, ?gran valido y Mayordomo mayor del Pr?ncipe Don Carlos de Viana, su primo segundo, y hijo de Don Hugo de Cardona y de Guadaleste (hermano de Don Juan III, Conde de Cardona y Prades) y de Do?a Blanca de Navarra y Bearne, su mujer, nieta del Rey Don Carlos II de Navarra?292. 3. Lucrecia Fajardo, de la que casi nada se sabe. El esplendor alcanzado por Alonso Y??ez Fajardo II se vio truncado con su muerte, acaecida en 1444, puesto que se inici? una larga lucha por el liderazgo de la casa, lo que permiti? a los granadinos recuperar las tierras de los V?lez y el Almanzora. Las rivalidades se polarizaron en torno a dos personajes claves, no s?lo para el linaje, sino para entender el Cuatrocientos murciano. La historia del reino se convierte en una suerte de ?pleito familiar?, seg?n Torres Fontes. De un lado, Alonso Fajardo el Bravo293, hermano del conquistador de Albox, prototipo de hombre de frontera aferrado 290 RAH, SC, D. 40, fol. 185r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase; y RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., p. 84. 291 CASEY, J., Historia de la..., op. cit., p. 71. 292 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad y servicios de la Casa de Fajardo, Marqueses de los V?lez. Obra in?dita del genealogista Salazar y Castro, Murcia, 2008, p. 221. 293 TORRES FONTES, J., Fajardo el Bravo, Murcia, 1944. 105 a los ?mpetus guerreros del Medievo, siendo famoso por vencer en la batalla de los Alporchones (1452) ?cerca de Lorca? a una numerosa tropa granadina que se interna en el reino de Murcia. De otro lado, su primo e hijo del adelantado, Pedro Fajardo Quesada, que hered? el t?tulo siendo menor de edad y bajo la tutor?a de su madre, Mar?a de Quesada. ?ste personific? los nuevos tiempos marcados por pactos y alianzas en detrimento del m?s frecuente uso de la fuerza. 106 107 1.2 El acceso a la corte: los Manrique y los Chac?n (segunda mitad del siglo XV e inicios del XVI) En 1454 sube al trono castellano Enrique IV, que confirma a Pedro Fajardo Quesada en el adelantamiento del reino y la tenencia de las fortalezas de Murcia y Lorca. Pronto comienzan las disputas en el seno del linaje Fajardo, que supon?an una lucha por el control de todo el reino de Murcia. Tras trece a?os de conflicto que desestabilizaron el territorio regn?cola, en 1457 don Pedro logr? convencer a Enrique IV de que su primo era aliado de los nazar?es. As? pues, en 1460 el adelantado ocup? Lorca, la m?s valiosa fortaleza cristiana en el flanco oriental del reino de Granada, expulsando as? de su feudo ?y desterrando del reino de Murcia? a Alonso Fajardo, cuyo apelativo de ?el Bravo? no se menciona en el Memorial de la casa de los V?lez. Desde 1461, sin rival alguno, don Pedro se convirti? en el verdadero due?o y se?or del adelantamiento murciano, ostentando la tenencia de los alc?zares de Murcia y Lorca294, as? como el cargo de comendador santiaguista de Caravaca. Con ello controlaba directamente las tres fortalezas m?s importantes del reino. El adelantado cas? con Leonor Manrique, hija de Rodrigo Manrique295, I conde de Paredes de Nava y condestable de Castilla, y de Menc?a de Figueroa. Tuvieron cinco hijos, entre ellos un solo var?n, Juan Fajardo, comendador de Caravaca, fallecido siendo s?lo un ni?o, en 1477. Los Manrique, am?n de controlar las encomiendas santiaguistas del sector fronterizo con Hu?scar (Segura de la Sierra, Yeste, etc.), eran miembros de uno de los linajes nobiliarios m?s antiguos y poderosos de Castilla, de modo que este enlace ayuda a encumbrar al linaje Fajardo, que comenzaba as? a emparentar con familias de rancio abolengo, las cuales apoyar?n su estrategia de ascenso social y acercamiento a la Corona. Tal y como indica Rodr?guez Llopis, tanto Fajardos como Manriques296 se expandieron por las encomiendas murcianas durante el maestrazgo de don Enrique (primera mitad del siglo XV), como firmes apoyos de la causa de los infantes de Arag?n, enfrentados a la autoridad real. El linaje murciano controlaba las encomiendas santiaguistas del sector meridional del reino murciano (Caravaca y Moratalla, Cieza y Aledo m?s tarde, a partir de 1420), bien directamente o mediante 294 Sobre el poder de los Fajardo en Lorca cfr. JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla en la frontera de Granada: Lorca 1460-1521, Granada, 1997, pp. 453-486. 295 Padre, entre otros hijos, del famoso poeta Jorge Manrique, que le dedic? las Coplas. 296 TORRES FONTES, J., ?Relaci?n murciana de los Manrique en el siglo XV?, en Homenaje al profesor ?lvaro de Santamar?a, Palma de Mallorca, 1989, pp. 601-614. 108 comendadores con los que estaban emparentados. Por su parte, Rodrigo Manrique era comendador de Segura de la Sierra en 1426. A la muerte del infante don Enrique, en 1446, parec?a evidente que ambos linajes se enfrentar?an por el sector intermedio que separaba las zonas de influencia dominadas por cada uno de ellos, es decir las encomiendas de Yeste y Socovos. Sin embargo, la intervenci?n de otros arist?cratas castellanos alterar?a los ya de por s? fr?giles equilibrios de poder y dar?a pie a la alianza entre Fajardos y Manriques. El nombramiento de ?lvaro de Luna, privado de Juan II, como maestre de Santiago en 1445, frustraba los anhelos de Rodrigo Manrique de acceder al maestrazgo. Don Rodrigo busc? apoyos a su causa entre los Fajardo murcianos, d?ndose diversas uniones matrimoniales como la del adelantado Pedro Fajardo Quesada con su hija, Leonor Manrique, y la de su hermano, Garci Fern?ndez Manrique con Aldonza, hija de Fajardo el Bravo. De esta forma, don Rodrigo se aseguraba el apoyo de la mayor?a de encomiendas santiaguistas murcianas, pues a mediados del siglo XV los Fajardo controlaban las de Caravaca, Moratalla, Aledo, Cieza y Ricote. S?lo Yeste y Socovos estaban en manos de sus enemigos y ser?an, por tanto, el objetivo a batir. En 1447 las tropas de Rodrigo Manrique tomaron Yeste, Letur y Taibilla. ?lvaro de Luna env?o un ej?rcito, al mando del mariscal Diego Fern?ndez de C?rdoba, que recuper? al a?o siguiente Yeste y se intern? en la jurisdicci?n de Segura, conquistando Siles, pero siendo derrotado en Hornos. La encomienda de Yeste y Taibilla regresaba as? al bando legalista, pero los pueblos de Socovos y Letur quedaban en manos de Alonso Fajardo, que apoyaba a don Rodrigo. En 1449 se produjo un nuevo intento de tomar Yeste, por parte de Fadrique Manrique, hermano de don Rodrigo. El cerco finaliz? a inicios de 1450, con un nuevo fracaso. Esta encomienda y la vecina localidad de Li?tor, zona de paso hacia el marquesado de Villena, siguieron siendo defendidas por los sucesivos maestres legales, frente a Fajardos y Manriques. Ser?a ya en 1465 cuando Pedro Manrique, hijo de don Rodrigo, logr? conquistarla definitivamente, designando como comendador a su hermano, tambi?n llamado Rodrigo. Esta importante victoria de la causa manrique?a coincid?a con el momento de mayor esplendor de Pedro Fajardo Quesada en el adelantamiento murciano, y de su antagonista, Juan Pacheco, en el marquesado de Villena. Este ?ltimo renunci? a sus objetivos expansionistas en el reino de Murcia, a fin de lograr una mayor estabilidad de su linaje en la corte castellana, en tanto que Rodrigo Manrique esper? la muerte de Pacheco para postularse de nuevo al maestrazgo de la orden. Mientras tanto, la segunda 109 mitad del siglo XV vendr? marcada por el reparto de las encomiendas murcianas entre ?l y su yerno, el adelantado Pedro Fajardo Quesada, merced a la debilidad del poder real con Enrique IV297. La patrimonializaci?n de algunas encomiendas durante el siglo XV, sobre todo las m?s rentables, en manos de ciertos linajes, se debe seg?n Rodr?guez Llopis a que las redes de solidaridad familiar eran mucho m?s fuertes que los d?biles lazos vasall?ticos a que obligaba la entrada en la orden. As? se explica que linajes como los Mex?a, C?rdenas y Manrique mantengan un gran n?mero de comendadores, antes incluso que alguno de sus miembros alcance el maestrazgo. Una encomienda aseguraba a su titular el gobierno de un se?or?o y la percepci?n de cuantiosas rentas. La dotaci?n de las encomiendas correspond?a al maestre y los trece de la orden, que la llevaban a cabo en funci?n de los m?ritos y antig?edad de los caballeros. Unas veces se consegu?a que una encomienda pasara de padres a hijos mediante pactos pol?ticos con el maestre, o m?s frecuentemente se solicitaba permiso al maestre para renunciar a la encomienda a favor de un hijo, la llamada resignatio in favorem. Incluso hab?a encomiendas que se incluyeron como bienes de mayorazgo en el patrimonio familiar de algunos nobles y otras que, de facto, lo estaban, como la de Caravaca y los primog?nitos del linaje Fajardo. Sin embargo, los linajes santiaguistas pod?an ver peligrar su poder con la designaci?n de maestres por parte de los reyes castellanos. Ello supon?a la inserci?n de linajes ajenos a la instituci?n y una nueva redistribuci?n del patrimonio, en funci?n del poder maestral. Los dos paradigmas ser?n ?lvaro de Luna (1445-1453) y Juan Pacheco (1467-1474). Las alianzas matrimoniales serv?an para apoyar candidaturas al maestrazgo. As? pues, tras la muerte de Pacheco, los dos principales aspirantes muestran sus cartas. Por un lado, Alfonso de C?rdenas, entroncado con los anteriores maestres, hab?a enlazado con los Portocarrero y los Zapata, linajes dominantes en las encomiendas de Extremadura. Por otro lado, Rodrigo Manrique, representante de los m?s rancios linajes santiaguistas, se uni? a los Fajardos murcianos y los Ayala toledanos. Adem?s, ambos redistribuyeron encomiendas entre sus hijos y aliados298. Junto a la patrimonializaci?n de las encomiendas en manos de un selecto grupo de linajes nobiliarios castellanos, otro punto de enorme relevancia es la territorializaci?n del poder de esos linajes. As? pues, los Fajardo son uno de los paradigmas m?s relevantes, en tanto en cuanto desde el adelantamiento del reino van entrando en las 297 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., pp. 142-144. 298 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., pp. 66-68. 110 encomiendas murcianas, bien directamente o bien mediante el enlace con familias encumbradas en la Orden, procedentes tanto de la oligarqu?a murciana (V?lez de Guevara, Lis?n, Soto) como de ilustres linajes for?neos (Manrique, Chac?n, Ayala). Los matrimonios con oligarcas del reino consolidan su preeminencia en el mismo, en tanto que la uni?n a la nobleza de otros reinos asegura que ese predominio murciano no sea puesto en duda desde la corte o desde el maestrazgo. Todo ello, a la vez, generar? fuertes lazos de patronazgo hacia colaterales, criados y vasallos, mediante la ostentaci?n de alcaid?as de las fortalezas santiaguistas299, vicar?as, h?bitos e, incluso, encomiendas. La cohesi?n del poder territorial de la nobleza castellana, en este caso los Fajardo, iba desde la corte y Ucl?s hasta la nobleza media y baja de las ciudades y villas. Respecto a cuestiones pol?ticas que rebasan el marco local, destaca el hecho de que en este per?odo los grandes del reino de Castilla ?entre ellos el adelantado Pedro Fajardo? proclaman al infante don Alonso rey, frente a su hermano Enrique IV. Tras la muerte de don Alonso, en 1468, el adelantado pasa al bando de Isabel la Cat?lica. No en vano, Salazar y Castro indica que don Pedro acudi? al enlace matrimonial de los Reyes Cat?licos en Valladolid, dada su condici?n de miembro de la poderosa familia Manrique. De esta forma se quiere demostrar el valioso y temprano compromiso del linaje Fajardo con la facci?n victoriosa. Ahora bien, en 1466 el rey Enrique hab?a hecho merced al adelantado de la ciudad de Cartagena, principal puerto de Castilla en el Mediterr?neo. La intenci?n de esta singular concesi?n regia era ?apartar al Adelantado de la devoci?n del Pr?ncipe Don Alonso?300. En 1474, los Reyes Cat?licos suceden a Enrique IV. Pero algunos nobles se ponen de parte de Juana la Beltraneja, a la que casan con el rey Alfonso V de Portugal. Entre estos ?desobedientes?301 se halla el II marqu?s de Villena (don Diego L?pez Pacheco), el duque de B?jar, el maestre de la Orden de Calatrava y el conde de Ure?a. De modo que Isabel y Fernando ordenan que los se?or?os de estos rebeldes sean ocupados en nombre de la Corona, a la vez que sus s?bditos dejen de prestarles obediencia. As? pues, en colaboraci?n con su suegro Rodrigo Manrique (a quien el marqu?s de Villena disputaba el maestrazgo de Santiago) Pedro Fajardo atac? el marquesado de Villena en 1475. Primero tom? pac?ficamente Hell?n, y m?s tarde por la 299 TORRES FONTES, J., ?Los castillos santiaguistas del reino de Murcia?, Anales de la Universidad de Murcia, XXIV, 3-4 (1965-1966), pp. 325-348. 300 RAH, SC, D. 40, fol. 192r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 301 Ib?d., fol. 192v. 111 fuerza el castillo de Alcaraz, donde resist?a el alcaide leal al marqu?s, si bien la poblaci?n hab?a declarado su vasallaje a la princesa Isabel. Este conflicto es conocido como la guerra del Marquesado302 y finaliz? en 1480, tras la concordia entre los Reyes Cat?licos y el Marqu?s de Villena, por la cual este magnate perd?a parte importante de sus estados (la ciudad de Chinchilla y las villas de Villena, Almansa, Albacete, Hell?n, Tobarra, Yecla, Sax y Ves), desapareciendo su tradicional influencia pol?tica en el reino de Murcia, donde sigui? conservando el se?or?o de Jumilla. CUADRO 1: LAS ENCOMIENDAS SANTIAGUISTAS DEL REINO DE MURCIA, EN 1468 Renta anual (mrs.) Encomienda Comendador M?s de 500.000 Segura de la Sierra Rodrigo Manrique De 200.000 a 224.000 Ricote Pedro V?lez de Guevara De 175.000 a 199.000 Caravaca Juan Alfonso de Haro De 150.000 a 174.000 Yeste Pedro Manrique De 150.000 a 174.000 Socovos Alonso de Lis?n De 125.000 a 149.000 Aledo Juan Alfonso Montealegre De 75.000 a 99.000 Moratalla Diego de Soto De 25.000 a 49.000 Cieza Gonzalo Tal?n De 25.000 a 49.000 Lorqu? Juan Cort?s Fuente: Miguel Rodr?guez Llopis (1996), p. 61. Los servicios del Adelantado de Murcia a los Reyes Cat?licos se vieron recompensados por el refrendo de la merced de la ciudad de Cartagena como se?or?o 302 TORRES FONTES, J. ?La conquista del marquesado de Villena en el reinado de los Reyes Cat?licos?, Hispania, 50 (1953), pp. 38-151; y FRANCO SILVA, A., La p?rdida definitiva del Marquesado de Villena: Don Diego II L?pez Pacheco, C?diz, 2007. 112 (Madrid, 15 de abril de 1477). Ning?n sucesor en el trono podr?a revocar tal privilegio, dado que ?no hab?a ning?n perjuicio para la Corona?303 en el hecho de que esta ciudad fuese se?or?o de los Fajardo, tal y como se encarga de resaltar Salazar y Castro. Asimismo defendi? el adelantado el reino de Murcia cuando el rey de Granada, Muley Abul Hac?n, devast? la villa de Cieza en 1477. Por ello, el 19 de marzo de 1482 (el a?o del fallecimiento de don Pedro), desde Medina del Campo, los monarcas le conced?an el t?tulo de capit?n mayor del reino de Murcia, con las ciudades y villas del arcedianazgo de Alcaraz ?para que mejor se pudiese hacer la guerra a los moros?304. Durante su adelantamiento (1444-1482) Pedro Fajardo Quesada alcanz? las mayores cotas de poder del linaje en el reino murciano, dada la lejan?a y debilidad de la autoridad real en ?poca de Enrique IV, llegando a ser un aut?ntico ?virrey? de Murcia305. Muestra de ello es que el 27 de mayo de 1462, el I marqu?s de Villena, Juan Pacheco, entreg? al poderoso adelantado la mitad de las minas de alumbre, halladas recientemente en Mazarr?n y donadas por Enrique IV a su favorito s?lo tres d?as antes. Sin esta cesi?n, Villena era consciente de que no podr?a explotar tan suculenta fuente de ingresos, debido a la influencia incontestable de Fajardo sobre el territorio murciano306. Sin embargo, al no tener descendencia masculina que le sobreviviese, los Reyes Cat?licos pudieron recuperar el control del territorio acordando el matrimonio de la hija mayor del adelantado, Luisa Fajardo, con Juan Chac?n, contador mayor y mayordomo de Isabel la Cat?lica. No en vano, los matrimonios de las grandes familias nobiliarias deb?an ser sancionados por la Corona, a fin de salvaguardar el equilibrio de poder entre la aristocracia y en la corte, situaci?n que no pocas veces dar?a lugar a destierros y encarcelamientos307. De hecho, los Reyes Cat?licos impidieron que el adelantado don Pedro casase a su hija mayor con Alonso T?llez-Gir?n, hijo de su antiguo rival Juan Pacheco, en una negociaci?n iniciada en 1465308, que incluso el condestable Rodrigo 303 RAH, SC, D. 40, fol. 194v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 304 Ib?d., fol. 196v. 305 Vid. TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Madrid, 1953; y de este mismo autor ?Los Fajardo...?, art. cit., pp. 109-175. 306 FRANCO SILVA, A., El alumbre del Reino de Murcia. Una historia de ambici?n, intrigas, riqueza y poder, Murcia, 1996, pp. 15-16. 307 Vid. KAMEN, H., Felipe de Espa?a, Madrid, 1997, p. 300; y MALTBY, W. S., El gran duque de Alba. Un siglo de Espa?a y de Europa (1507-1582), Girona, 2007 (1982), pp. 431-440. 308 SN-AHN, Fr?as, C. 663, D. 13. Pleito-homenaje de Pedro Fajardo ordenando cumplir el casamiento de su hija con Alfonso Pacheco. 8 de agosto de 1465. 113 Manrique hab?a aprobado,309 y que fue firmada en Toledo, el 22 de junio de 1467310. Curiosamente, a?os m?s tarde los hijos de Luisa Fajardo y los de Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, acabaron uni?ndose por v?a matrimonial. El frustrado enlace Fajardo-Pacheco contraven?a los deseos de los Reyes Cat?licos de controlar de forma efectiva el reino de Murcia, que durante d?cadas hab?a estado al margen del poder regio, debido al inmenso se?or?o del marqu?s de Villena sobre su zona norte, y el poder omn?modo de los Fajardo en el adelantamiento, los concejos de realengo y las encomiendas santiaguistas. Era demasiado peligroso para unos monarcas que estaban luchando por reforzar su autoridad que un solo linaje tuviera bajo control todos los resortes de poder pol?tico, militar y econ?mico del reino murciano, m?xime en una coyuntura como la finales del siglo XV, en la cual dicho territorio era clave para abordar la ofensiva final sobre Granada (desde el flanco oriental), adem?s de la importancia creciente del puerto de Cartagena en la pol?tica norteafricana e italiana de los Reyes Cat?licos. As? pues, diez a?os despu?s de las capitulaciones entre el Adelantado y el Marqu?s, Fernando e Isabel reconducen la situaci?n a su favor, imponiendo un marido de su agrado. Un fiel servidor, no tan ilustre como los Fajardo, pero que precisamente por eso permitir?a que el linaje murciano mantuviese su apellido en la siguiente generaci?n y su patrimonio indisoluble. La Corona no dud?, incluso, en entregar elevadas sumas a los Chac?n311 para que el Adelantado tambi?n se viese compensado econ?micamente. Las capitulaciones matrimoniales de la hija mayor del Adelantado se llevaron a cabo entre abril y mayo de 1477312. Concretamente, el 14 de abril firmaban, en Madrid, el acuerdo los Reyes Cat?licos, Gonzalo Chac?n, y su hijo Juan Chac?n, as? como los dos enviados del Adelantado. ?stos eran el bachiller Antonio Mart?nez de Cascales y el alcaide del alc?zar de Murcia, Alf?n Abell?n, ambos regidores de la ciudad de Murcia. Apenas un 309 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., p. 68. 310 SN-AHN, Fr?as, C. 102, D. 4. Capitulaciones para el matrimonio de Alfonso T?llez, hijo del marqu?s de Villena Juan Pacheco, con Luisa, hija de Pedro Fajardo, adelantado de Murcia, cuando tuviere edad; firman tambi?n como aseguradores del casamiento el arzobispo de Toledo y el condestable de Castilla. 22 de junio de 1467. 311 Una rama segundona de los Chac?n, asentada en Antequera desde su reconquista, recibi? en la segunda mitad del siglo XVII el t?tulo condal de Mollina. Cfr. ALFONSO SANTORIO, P., ?El Condado de Mollina. Un ejemplo de t?tulo nobiliario malague?o?, en J. P. D?AZ L?PEZ (ed.), La nobleza del Reino de Granada entre los siglos XV-XVIII. Casas, familias y rentas, Hu?scar, en prensa. 312 RAH, SC, M. 8, fol. 101r.-106r. Escritura otorgada por Pedro Fajardo, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, por do?a Leonor Manrique, su mujer, y por la hija de ambos, do?a Luisa Fajardo, de una parte; y por Bartolom? Maraver de Zafra, enviado especial de los Reyes Cat?licos para firmar esta capitulaci?n, en nombre de Juan Chac?n, hijo de Gonzalo Chac?n, para el matrimonio de dicho Juan con la mencionada do?a Luisa. Va incluida la c?dula de los Reyes Cat?licos, Fernando V y do?a Isabel I, ordenando se verifiquen estas capitulaciones. 11 de mayo de 1477. 114 mes despu?s, el 11 de mayo, se ratificaba el acuerdo en Murcia, por parte del adelantado don Pedro, su mujer do?a Leonor y su hija do?a Luisa, junto al emisario real Bartolom? Maraver de Zafra. Como testigos estuvieron presentes siete prominentes miembros de la oligarqu?a local: ?los Comendadores Juan Manuel e Mart?n Fern?ndez Fajardo, e el Bachiller ?lvaro de Sant Estevan, e Rodrigo de Roda, e Juan de Almocar e Gregorio Salad, jurado, e Ruy Gon??lez de Arr?niz, fijo de Alfonso de Lorca, vecinos de la cibdad de Murcia?313. En definitiva, estas capitulaciones ilustran acerca de una tipolog?a documental b?sica para entender las estrategias familiares y tambi?n pol?ticas de las familias poderosas. Los acuerdos matrimoniales eran un contrato acordado por ambas partes (familias) durante los esponsales, propter nupcias. Eran un documento notarial en el cual se establec?a la cuant?a de la dote, las arras, el domicilio conyugal. Siempre eran negociados por los padres o los mayordomos, ya que los novios suelen tener doce o catorce a?os en el momento del acuerdo, si bien las desponsatio de futuro pod?an efectuarse desde que ten?an siete a?os314. En el caso de las aludidas capitulaciones de 1477, se respet? el deseo de don Pedro Fajardo de que el hijo mayor de este matrimonio llevase el apellido y las armas de los Fajardo. El adelantado se comprometi? a enviar a su hija do?a Luisa a residir en la ?casa? de la reina Isabel, en el plazo de dos meses tras la celebraci?n de la boda315. La elecci?n de Juan Chac?n por parte de los monarcas se debi? a dos motivos esenciales: su cercan?a a la Corona, dados los importantes oficios cortesanos que ocupaban tanto ?l como su padre, Gonzalo Chac?n; y, adem?s, esta familia toledana ?oriunda de Oca?a? era noble pero de rango inferior a los Fajardo, lo cual permitir?a la continuidad del apellido murciano en el tronco principal de la descendencia. En la parte econ?mica, Pedro Fajardo Quesada se compromet?a a dotar a su hija con 1.500.000 mrs., m?s otra cantidad igual ?llegando a los 3.000.000 de mrs.? en el caso de que tuviese otro hijo var?n leg?timo. Esto no sucedi? pues su ?nico v?stago, el comendador de Caravaca don 313 Ib?d., fol. 105v. 314 MOLINI?-BERTRAND, A., ?Capitulaciones matrimoniales?, en MOLINI?-BERTRAND, A. y RODR?GUEZ JIM?NEZ, P. (eds.), A trav?s del tiempo. Diccionario de fuentes para la historia de la familia, Murcia, 2000, p. 43. 315 RAH, SC, D. 40, fol. 201r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 115 Juan Fajardo, falleci? poco antes de celebrarse ese acuerdo matrimonial, auspiciado por la Corona. En el siglo XV las cifras con que las familias aristocr?ticas dotan a sus hijas a?n se mantienen en unos niveles no disparados. Sin embargo, a partir del siglo XVI esas cuant?as dejar?n de ser moderadas, a pesar de las te?ricas limitaciones impuestas en las Leyes de Toro (1505), seg?n las cuales las arras no exceder?an la d?cima parte del patrimonio del marido, en tanto que la dote no ser?a superior a la de las leg?timas. Adem?s durante el Cuatrocientos las haciendas nobiliarias a?n estaban saneadas, con el tiempo se ir?n progresivamente endeudando, de ah? las exigencias impuestas por los reyes para evitar que los linajes se viesen lastrados por la necesidad de pagar fabulosas sumas en concepto de arras y dotes. Esa falta de liquidez har? que buena parte de los bienes dotales procedan de juros, joyas, ropas y otros bienes muebles, am?n de los censos impuestos sobre el mayorazgo familiar para hacer frente a tan descomunales dotes316, tal y como se ver? al hablar de los matrimonios de los marqueses de los V?lez. A pesar de las evidentes ventajas que la falta de heredero var?n del Adelantado ten?a para los Reyes Cat?licos, ?stos le escriben: ?sopimos el fallescimiento de vuestro fijo de que ovimos mucho enojo e sentimiento?317. Por su parte, Gonzalo Chac?n se compromet?a a entregar a su hijo 2.000 doblas castellanas de oro (unos 212.000 mrs.), en concepto de arras, llegando a hipotecar si fuera necesario sus bienes de Oca?a o Arroyo Molinos. Igualmente, el novio se compromet?a a entregar una serie de joyas a Luisa Fajardo, aunque no se determina su valor, que ser?a definido por una carta posterior de la Reina. Y, sobre todo, Juan Chac?n, recibe ?para ayuda del dicho casamiento? 1.000.000 de mrs. de Fernando el Cat?lico, y 2.000 mrs. de merced por juro de heredad ?en cada un a?o para siempre jam?s, situados por previllejo en nuestras rentas ciertas e bien paradas?318, por parte de Isabel la Cat?lica. Junto al fallecido Juan Fajardo y a la esposa de Chac?n, do?a Luisa, el adelantado Pedro Fajardo Quesada y su esposa, Leonor Manrique, tuvieron otras tres hijas319: 316 ATIENZA HERN?NDEZ, I. y SIM?N L?PEZ, M., ??Aunque fuese con una negra si S.M. as? lo desea?: Sobre la autoridad real, el amor y los h?bitos matrimoniales de la nobleza hispana?, Gestae. Taller de Historia, 1 (1989), pp. 40-43. 317 RAH, SC, M. 8, fol. 102r. Escritura otorgada por Pedro Fajardo, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, por do?a Leonor Manrique, su mujer, y por la hija de ambos, do?a Luisa Fajardo, de una parte; y por Bartolom? Maraver de Zafra, enviado especial de los Reyes Cat?licos para firmar esta capitulaci?n, en nombre de Juan Chac?n, hijo de Gonzalo Chac?n, para el matrimonio de dicho Juan con la mencionada do?a Luisa. Va incluida la c?dula de los Reyes Cat?licos, Fernando V y do?a Isabel I, ordenando se verifiquen estas capitulaciones. 11 de mayo de 1477. 318 Ib?d., fol. 102 r. 319 RAH, SC, D. 40, fol. 199v.-200r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, 116 ? Juana Fajardo: no tuvo hijos de su matrimonio con Juan Ruiz de Corella, III conde de Cocentaina320, hijo del II conde, tambi?n llamado Juan Ruiz de Corella. ?ste fue gobernador de Valencia y colabor? estrechamente con su consuegro, el adelantado de Murcia, en la guerra del Marquesado de Villena. ? Menc?a Fajardo: dama de Isabel la Cat?lica, cas? con Francisco de Le?n, Se?or de Reugena y notario mayor del reino de Le?n, adem?s de veinticuatro de las ciudades de Sevilla y C?rdoba, regidor de Baeza y juez de los cambios de Sevilla. ? Catalina Fajardo: profes? en el Real Monasterio de Santa Clara de Murcia. Su cu?ado, el adelantado Juan Chac?n, le dej? 10.000 mrs. de juro para toda su vida, en el mayorazgo que fund? en 1491. Gonzalo Chac?n, criado del condestable ?lvaro de Luna, no s?lo destac? por sus importantes oficios de mayordomo mayor y contador mayor ?ostentados igualmente por su hijo don Juan? de la ?seren?sima Princesa Do?a Ysabel?321, sino que adem?s fue maestresala, alcaide del alc?zar y cimborrio de ?vila y de los Alc?zares de Segovia, contador mayor del pr?ncipe don Juan, comendador de Montiel y Caravaca y trece de la Orden de Santiago322. Adem?s jug? un papel decisivo en la ?crianza y guarda? de la heredera del trono castellano, la reconciliaci?n con su hermano Enrique IV y la ?conclusi?n del matrimonio?323 con Fernando el Cat?lico, celebrado en el palacio de los Vivero de Valladolid (1469). Fue tanto el aprecio de los Reyes Cat?licos por don Gonzalo y la avanzada edad de ?ste que Salazar y Castro, citando a Garibay, indica que Su Alteza, don Fernando, le llam? ?Padre?324 durante el cerco de Granada. Ruiz Dom?nec califica a Gonzalo Chac?n como ?un sutil administrador?, cuyos servicios ser?an claves para los Reyes Cat?licos, de ah? la generosa aportaci?n econ?mica que ?stos hicieron para casar a su hijo, Juan Chac?n, con la heredera del adelantado de Murcia. Adem?s destac? don Gonzalo por su val?a intelectual, de hecho marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 320 Fallecido el 16 de julio de 1519, sucedi?ndole su hermano Rodrigo Ruiz de Corella, IV conde de Cocentaina. Vid. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., p. 167. 321 RAH, SC, D. 40, fol. 208r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 322 Ib?d., fol. 206r. 323 Ib?d., fol. 211v. 324 Ib?d., fol. 215r. 117 se le atribuye la Cr?nica de don ?lvaro de Luna (1453), un homenaje a su antiguo patr?n y verdadero manual para los arist?cratas y cortesanos hisp?nicos de la ?poca, entre ellos Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba, el Gran Capit?n325. Las aludidas mayordom?a y contadur?a mayores, los se?or?os de Casarrubios del Monte y Arroyo Molinos, la alcaid?a de los alc?zares de ?vila, as? como las encomiendas de Montiel y Caravaca y el cargo de trece en la Orden de Santiago nos dan idea del encumbramiento de don Gonzalo en la Castilla de fines del siglo XV, a pesar de no descender de ninguna gran casa nobiliaria. Todos esos oficios y mercedes no fueron heredados por su hijo Juan Chac?n, que muri? antes que ?l326 (en 1503), pero s? por su nieto Gonzalo Chac?n Fajardo, II se?or de Casarrubios del Monte, con una sola excepci?n: la encomienda murciana de Caravaca, que qued? en manos del nieto primog?nito, Pedro Fajardo Chac?n (I marqu?s de los V?lez, desde 1507). CUADRO 2: EL ACUERDO MATRIMONIAL ENTRE LOS FAJARDO Y LOS CHAC?N (1477), en mrs. JUAN CHAC?N LUISA FAJARDO Concepto Cantidad % Concepto Cantidad % Arras 212.000 17,46 Dote 1.500.000 100 Ayuda del Rey 1.000.000 82,37 Juro de la Reina 2.000 0,17 Pa?os y joyas __ __ Dote (s?lo si el Adelantado ten?a hijo var?n leg?timo) 1.500.000 __ Total 1.214.000 100 Total 1.500.000 100 Fuente: RAH, SC, M. 8, fol. 101r.-106r. Como jefe de la casa y adelantado de Murcia, Juan Chac?n, ha permanecido ensombrecido por el carisma y el caudillaje de su suegro y su hijo, en una suerte de 325 RUIZ-DOM?NEC, J. E., El Gran Capit?n. Retrato de una ?poca, Barcelona, 2002, pp. 70-76 y 110. 326 De hecho, Gonzalo Chac?n hace testamento en 1507, cuatro a?os despu?s de la muerte de su hijo, el adelantado de Murcia don Juan. RAH, SC, D. 40, fol. 213v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 118 personaje de transici?n o secundario. Lo cierto es que a trav?s de ?l, los Reyes Cat?licos reimplantaron la autoridad regia en el reino de Murcia, en tanto que don Juan apenas particip? en las grandes acciones b?licas desarrolladas con motivo de la reconquista de Granada. Sus servicios fueron premiados, no obstante, con la donaci?n de la villa de Oria, tomando posesi?n de la misma el 29 de noviembre de 1493, por entrega de Juan de Benavides. De esta forma, los Fajardo pon?an la primera piedra del magno edificio que lleg? a ser el marquesado de los V?lez. Una serie de compras y concesiones reales les llevar?n a poseer el mayor estado se?orial en el oriente del antiguo reino nazar?. El t?tulo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia327 lo hab?a recibido Chac?n de los Reyes Cat?licos, seg?n documento dado en Madrid a 6 de enero de 1483, como sucesor de su suegro, Pedro Fajardo Quesada, fallecido el a?o anterior. El 5 de junio de 1488 sali? de Murcia con Fernando el Cat?lico y el marqu?s de C?diz; junto a este noble mandaba la vanguardia del ej?rcito real, que rindi? Vera sin necesidad de batalla. Tambi?n acompa?? al rey a Almer?a y Baza (1488), a la tala de la vega de Granada (1490), a M?laga y a la entrega de Granada (1492)328. Es decir, por su cargo de adelantado, y por ende m?xima autoridad militar del reino murciano, acompa?? a Fernando el Cat?lico en diversas campa?as militares en el sector oriental de la frontera granadina, sin embargo no era un estratega ni un caudillo capaz de emprender acciones de envergadura, algo m?s propio de su familia pol?tica. Juan Chac?n contrajo nupcias en dos ocasiones. Con Luisa Fajardo se celebr? por poderes el 11 de mayo de 1477. El matrimonio tuvo siete hijos329: 1. Pedro Fajardo Chac?n, I marqu?s de los V?lez y adelantado del reino de Murcia. 2. Gonzalo Chac?n Fajardo, II se?or de Casarrubios del Monte. Cas? con do?a Francisca de Guevara, hija de Alonso T?llez Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, y de Marina de Guevara. 3. Fernando Chac?n, casado con do?a Francisca Osorio, hija mayor de Payo Barroso de Rivera, mariscal de Castilla, se?or de Malpica, Parla y Valdepusa, y de do?a Beatriz Osorio. No tuvo descendencia. 327 RAH, SC, M. 4, fol. 160v.-161v. C?dula de los Reyes Cat?licos, Fernando V e Isabel I, por la que nombran adelantado mayor de Murcia a Juan Chac?n, yerno de Pedro Fajardo, que anteriormente hab?a ejercido este cargo. 6 de enero de 1483. 328 Vid. biograf?a de este personaje, centrada en sus relaciones con el concejo de Murcia y la Corona, en BOSQUE CARCELLER, R., Murcia y los Reyes Cat?licos. El adelantamiento de don Juan Chac?n, Murcia, 1953. 329 RAH, SC, D. 40, fol. 221v.-223r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 119 4. Juan Chac?n. 5. Antonio Chac?n. 6. Isabel Chac?n, esposa de Rodrigo Manrique, III conde de Paredes. 7. Leonor Chac?n, dama de la reina Isabel la Cat?lica. Cas? con Juan Pacheco, heredero del se?or?o de la Puebla de Montalb?n, pero fallecido antes que su padre, Alonso T?llez-Gir?n. As? pues, el III se?or de la Puebla de Montalb?n fue Alonso T?llez Pacheco, hijo del difunto Juan Pacheco y Leonor Chac?n330. A su vez, el hijo de ?ste, llamado tambi?n Juan Pacheco, fue IV se?or de la Puebla de Montalb?n y recibi? el t?tulo condal hom?nimo, en 1573. El adelantado, tras el fallecimiento de Luisa Fajardo en 1489331, cas? con In?s Manrique, de la casa de los condes de Paredes. ?sta sobrevivi? muchos a?os a su difunto c?nyuge, hasta tal punto que fue aya de Felipe II, muriendo en 1535. Fue sepultada en el monasterio de Calabazanos, tal y como recog?a su epitafio: ?Aqu? yaze la Muy Illustre y Muy Magn?fica Se?ora Do?a Yn?s Manrrique, muger que fue del Adelantado de Mur?ia Don Juan Chac?n, hija de Don Pedro Manrrique y de Do?a Leonor de Acu?a, Condes de Paredes, Camarera Maior de la Reyna Do?a Ysabel, y Aya del Pr?ncipe Don Phelipe, su visnieto. Falle?i? a 22 de Abril de 1535 a?os?332. La prole de este segundo enlace del adelantado Juan Chac?n ascendi? a seis hijos333: 1. Rodrigo Manrique, tambi?n llamado Rodrigo Fajardo, caballero de la Orden de Santiago. 2. Miguel Chac?n, cl?rigo. Sirvi? al cardenal Adriano de Utrecht, por recomendaci?n de su hermano el I marqu?s de los V?lez. Cuando m?s tarde 330 RAH, SC, D. 14, fol. 210r. Testamento de don Alonso T?llez-Gir?n, se?or de la Puebla de Montalb?n. 29 de abril de 1527. 331 Concretamente muri? do?a Luisa el 25 de abril de 1489, seg?n una copia del archivo de los V?lez, consultada para las pruebas de acceso al h?bito de Calatrava de un lejano descendiente suyo. Vid. AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 84r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 332 RAH, SC, M. 34, fol. 214v. Memorias de los Ilustres sujetos Manrique de Lara y sus muy ilustres mujeres y se?oras que est?n enterrados en el Real Monasterio de Nuestra Se?ora de la Consolaci?n de Calabazanos, lugar solariego, propio suyo. Sin data. 333 RAH, SC, D. 40, fol. 230v.-231v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 120 aqu?l se convirti? en papa (Adriano VI) embarc? en Cartagena rumbo a Roma, pero durante el viaje fue capturado por franceses, cerca de Marsella, y hubo que pagar rescate para liberarlo334. 3. Mar?a Manrique, casada con G?mez de Benavides, mariscal de Castilla, se?or de Fr?mista, Samu?os y Valdematilla. Dotada el 9 de diciembre de 1511 por su madre, viuda desde 1503 y residente en el se?or?o de Calabazanos (perteneciente a los condes de Paredes), con 6.000.250 mrs. 4. Francisca Manrique, esposa de Enrique Enr?quez335, se?or de Cortes, Castro, Orce, Galera, Tahal?, Lucainena y Sierra de Filabres, alcaide de la ciudad de Baza, hermano de Diego Enr?quez de Guzm?n, III conde de Alba de Aliste. Dotada por su madre, en 1516, con 6.000.000 de mrs. 5. Margarita Manrique, mujer de Sancho de Castilla, IV se?or de Gor, Bolodu? y Herrera. 6. Magdalena de Acu?a, monja en el monasterio de Calabazanos. Poco despu?s de contraer segundas nupcias con In?s Manrique, el adelantado Juan Chac?n acord? con su suegra, Leonor de Acu?a, viuda de Pedro Manrique, II conde de Paredes, otro doble compromiso matrimonial. El documento fue firmado el 10 de diciembre de 1491336, en C?rdoba, donde en esos momentos se encontraba la corte de los Reyes Cat?licos, en la cual ocupaba una destacada posici?n el Adelantado, y preve?a tres grandes objetivos: 1. La condesa de Paredes se compromet?a a pagar al adelantado 8.500 mrs., que ?ste a?n deb?a cobrar de la dote de su esposa, la cual ascend?a a un valor total de 4.000.000 de mrs. El plazo estipulado es de un a?o, a contar desde el 1 de enero de 1492. 2. Isabel Chac?n, hija de don Juan, casar?a con Rodrigo Manrique, III conde de Paredes. El adelantado dotar?a a su hija con 5.000.000 de mrs., de ellos 334 FZ, FA, 29, GD. 6, D. 41. Carta de Carlos I al Papa Adriano en recomendaci?n de Miguel Chac?n y Juan de Fr?as, enviadas a trav?s del duque de Sessa. Burgos, 16 de septiembre de 1523. 335 Sobre esta familia vid. TRIST?N GARC?A, F., ?Enrique Enr?quez, el primer repoblador de los Reyes Cat?licos?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 581-603; y L?ZARO DAMAS, M. S., ?El patronazgo art?stico y religioso de los Enr?quez de Luna sobre los monasterios franciscanos de Baza?, en Ib?d., pp. 605-619. 336 RAH, SC, M. 1, fol. 80v.-82r. Capitulaciones que se hicieron para el matrimonio de Rodrigo Manrique de Lara y Acu?a, III conde de Paredes de Nava, y de su hermana, do?a Magdalena Manrique de Lara y Acu?a, con do?a Isabel Chac?n y con Gonzalo, II se?or de Casarrubios, su hermano, hijos ambos de Juan Chac?n, adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. C?rdoba, 10 de diciembre de 1491. 121 4.000.000 ?en dineros? y el mill?n restante ?en ajuar e atav?os de casa e en plata, pagados un mes antes que se velen?. A cambio, la condesa entregar?a a su hijo ?20 ducados de oro [7.500 mrs.] de justo peso por honra de su persona e linage e para su acrescentamiento de dote e caudal?337. El hecho de que la dote de su hija supere en un cuento de mrs. a la de Juan Chac?n parece deberse a que do?a Isabel casaba con el heredero de un linaje titulado. 3. El compromiso de Gonzalo Chac?n (hijo del adelantado) con Magdalena Manrique. La condesa de Paredes se compromet?a a dotar a su hija con 2.000.000 de mrs., ?un mes antes de las belaciones y bodas?. Sin embargo, la diferencia de edad entre los dos j?venes, por ser mayor do?a Magdalena, hac?a factible que la Condesa y el Adelantado, con el consentimiento de los dos hermanos del fallecido II conde de Paredes338, pudieran acordar matrimonio con otro var?n, en tanto Gonzalo Chac?n no alcanzaba la edad necesaria para casar. As? sucedi? finalmente, pues esta uni?n fue sustituida por la boda con otro hijo del Adelantado, Pedro Fajardo (futuro I marqu?s de los V?lez), celebrada al parecer en 1502. De hecho, Gonzalo Chac?n, como se indicaba m?s arriba, cas? con Francisca de Guevara, hija de los se?ores de la Puebla de Montalb?n. Por tercera vez, el adelantado del reino de Murcia casaba con una hija del titular de la casa de Paredes, en un proceso que abarca la segunda mitad del siglo XV. Los tres hermanos Manrique (Rodrigo, In?s y Magdalena) eran primos de la difunta primera esposa del adelantado: Luisa Fajardo Manrique. La alianza entre los Fajardo-Chac?n y los Manrique era muy importante tanto por la antig?edad como por la complejidad de la misma, extendi?ndose a lo largo de tres generaciones. Los Manrique339, uno de los linajes aristocr?ticos de mayor abolengo en Castilla aportaban antig?edad, poder y sangre real. En tanto que los enlaces con los Fajardo y los Chac?n sirvieron al I conde de Paredes, Rodrigo Manrique, para afianzarse en el maestrazgo de la m?s poderosa orden militar hisp?nica: la de Santiago, muy presente en el reino de Murcia340. 337 Ib?d., fol. 80v. 1 ducado equival?a a 375 mrs. 338 Se trataba de ??igo Manrique, obispo de C?rdoba, y Rodrigo Manrique, comendador de Yeste y Taibilla. Ib?d., fol. 81r. 339 Cfr. MONTERO TEJADA, R. M., Nobleza y sociedad en Castilla. El linaje Manrique (siglos XIV-XVI), Madrid, 1996. 340 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., pp. 57-90. 122 A partir de la reconquista de Granada, la estrategia territorial de los Fajardo se centr? en retomar el control sobre los V?lez y el Almanzora, es decir volver a las posesiones disfrutadas hasta 1445. De esta forma se estaba gestando un inmenso estado se?orial en el noreste del reino granadino, junto a la frontera con el reino murciano. Oria ?concedida al adelantado por los Reyes Cat?licos? fue s?lo el primer paso, en 1492. Tres a?os despu?s, Juan Chac?n negoci? con Pedro Manrique, duque de N?jera, la adquisici?n de las villas del valle del Almanzora: Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla341. Finalmente la compra se hizo efectiva el 11 de de mayo de 1495, por valor de 800.000 maraved?es. No debi? resultar ajeno a este acuerdo, el parentesco de la casas de N?jera y Paredes. Paralelamente diversas hijas de Juan Chac?n, como las citadas Francisca Manrique y Margarita Chac?n, se unieron a miembros de herederos de se?or?os del oriente granadino, como los de Orce y Gor, respectivamente, que eran adem?s lim?trofes a las posesiones que empiezan a acumular los Fajardo desde fines del siglo XV. Por tanto, a la vez que el inter?s social y econ?mico de estos enlaces matrimoniales, tambi?n se un?a un no menos relevante componente geoestrat?gico, conducente a reforzar la primac?a de los Fajardo entre la nobleza que se estaba asentando en el reino de Granada, especialmente en su sector oriental. Ahora bien, estas bodas con linajes de la nobleza media implican a hijas de los Chac?n-Fajardo, mientras que los herederos (varones) casar?n con familias m?s relevantes, de la alta nobleza titulada castellana. Es el caso de Pedro Fajardo Chac?n, cuyo primer matrimonio se lleva a cabo con una hija de los condes de Paredes, a fin de reforzar a?n m?s los estrechos v?nculos entre el linaje murciano y los Manrique. Volviendo a la figura de Juan Chac?n, destaca el hecho de que en ?l fundaron sus padres ?en 1484? el mayorazgo de Casarrubios342, que no posey? al morir tempranamente, pero que transmiti? a su segundog?nito Gonzalo Chac?n Fajardo343, pues el primog?nito don Pedro heredar?a el mayorazgo de los Fajardo, m?s importante. El mayorazgo de los Chac?n inclu?a las villas de Casarrubios del Monte y Arroyo Molinos, casas principales y tierras en Oca?a, los molinos y la isla del Picotajo (en 341 RAH, SC, M. 8, fol. 151r.-151v. Escritura de venta de las villas de Albox, Alborea y otras, otorgada por Pedro Manrique, I duque de N?jera, a favor de Juan Chac?n, adelantado de Murcia, se?or de Cartagena. 25 de marzo de 1494. 342 RAH, SC, M. 23, fol. 264r.-276v. Privilegio rodado de los Reyes Cat?licos, Fernando V y do?a Isabel I, por el que aprueban la fundaci?n del mayorazgo de Casarrubios del Monte, hecha por el comendador Gonzalo Chac?n y do?a Clara de Albern?ez, su mujer, en C?rdoba, el 7 de agosto de 1484. 20 de diciembre de 1484. 343 RAH, SC, M. 23, fol. 277r.-277v. C?dula de la reina do?a Isabel I, la Cat?lica, ordenando que el mayorazgo de Casarrubios del Monte no pueda ser revocado. 7 de febrero de 1503. 123 Aranjuez), el portazgo de Alcaraz, 215.500 mrs. en diversos juros, la tenencia de la justicia y fortaleza de la ciudad de ?vila (con 3.140 mrs. anuales de renta), ochenta fanegas en Colmenar de Oreja, el patronato de la capilla de la iglesia de San Juan y el monasterio de la Esperanza, ambos en Oca?a344. El V se?or de Casarrubios, Gonzalo Chac?n y Ayala, recibir? el 16 de febrero de 1599 el t?tulo condal hom?nimo345. Era bisnieto del adelantado Juan Chac?n y primo segundo de Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, III marqu?s de los V?lez. El linaje toledano destac? por ostentar el cargo de alcaide de la fortaleza de ?vila, as? como diversos oficios palatinos de considerable relevancia. Luego, se observa que las capitulaciones matrimoniales acordadas por el adelantado Pedro Fajardo Quesada se cumplen totalmente, de un lado el primog?nito de Luisa Fajardo y Juan Chac?n ?Pedro Fajardo Chac?n? hereda las posesiones murcianas y encabeza el linaje materno, de otro lado el segundog?nito ?Gonzalo Chac?n Fajardo? hereda las posesiones toledanas y encabeza el linaje paterno. De un mismo tronco surgen dos casas nobiliarias distintas: la de los marqueses de los V?lez, perteneciente a la aristocracia; y la condal de Casarrubios del Monte, encuadrada en la nobleza media. CUADRO 3: LAS DOTES EN LA TRIPLE ALIANZA MATRIMONIAL DE LOS CHAC?N Y LOS MANRIQUE, A FINALES DEL SIGLO XV, en mrs. Distribuci?n Dote Cantidad Cifra Concepto % In?s Manrique 4.000.000 __ __ __ 4.000.000 Dinero 80 Isabel Chac?n 5.000.000 1.000.000 Bienes muebles 20 Magdalena Manrique 2.000.000 __ __ __ Fuente: RAH, SC, M. 1, fol. 80v.-82r. 344 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 279-280. 345 RAH, SC, D. 40, fol. 228r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 124 Junto a la triple alianza matrimonial Chac?n-Manrique, en la d?cada de 1490, llama la atenci?n el doble matrimonio concertado, en 1502, con la casa de los se?ores de la Puebla de Montalb?n346, rama segundona de los marqueses de Villena. La alianza inclu?a a dos hijos de Juan Chac?n y Luisa Fajardo, concretamente a Gonzalo y Leonor. ?l era el heredero del linaje Chac?n, convirti?ndose tras la muerte de su abuelo en II se?or de Casarrubios del Monte, y quedaba comprometido con Francisca de Guevara; mientras que su hermana Leonor casaba con el heredero del tambi?n toledano linaje T?llez-Gir?n, Juan Pacheco347 (llamado como su abuelo materno, el poderoso I marqu?s de Villena y maestre de Santiago). En las capitulaciones matrimoniales se percibe la gran influencia que ejerce Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios y padre del adelantado de Murcia, don Juan, pues dada su relevante posici?n en la corte de los Reyes Cat?licos tuvo que ser quien orquest? este doble enlace de sus nietos. Adem?s es quien se hace responsable de avalar los altos costes de dotes y arras, solicitando a los reyes permiso para hipotecar los bienes de su mayorazgo. Los testigos que declaran por parte de la familia Chac?n dicen ser criados suyos, y no de su hijo, el Adelantado. Las condiciones econ?micas establecidas eran id?nticas para las dos partes, de hecho ambas novias ?do?a Leonor y do?a Francisca? eran dotadas por sus padres con 2.500.000 mrs., y a cambio recibir?an en arras 750.000 mrs., am?n de diez marcos de oro en joyas. Por otro lado, diez d?as despu?s de la boda, tanto Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios, como Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, entregar?an a su nieto y a su hijo ?Gonzalo y Juan, respectivamente? 300.000 mrs. de renta anual ?para sustentamiento de su casa?. Ciertamente, la riqueza de ambas casas, la de Casarrubios y la de la Puebla de Montalb?n, era similar, con unas rentas que el a?o 1522 eran de 1.300.000 y 1.000.000 de mrs., respectivamente348. El hecho de que Alonso T?llez-Gir?n, tercer hijo var?n leg?timo del I marqu?s de Villena, fuese 346 Cfr. FRANCO SILVA, A., ?Los testamentos de Juan Pacheco (1470-1472)?, en Congreso de Historia del se?or?o de Villena, Albacete, 1987, pp. 159-166; del mismo autor El se?or?o toledano de Montalb?n: de don ?lvaro de Luna a los Pacheco, C?diz, 1992; y ORTU?O MOLINA, J., ?El mayorazgo de los Pacheco, Se?ores de Villena, y los deseos de ocultar la movilidad social en el medievo?, en S. MOLINA PUCHE y A. IRIGOYEN L?PEZ (eds.), Territorios distantes, comportamientos similares. Familias, redes y reproducci?n social en la Monarqu?a Hisp?nica (siglos XIV-XIX), Murcia, 2009, pp. 265-274. 347 Tanto ?ste como su hermana, do?a Francisca de Guevara, fallecieron antes que su padre, que hace testamento en 1527 y as? lo indica. Ambos hermanos murieron dejando hijos vivos. As? pues, el primog?nito de Juan Pacheco y Leonor Chac?n ?Alonso T?llez Pacheco? se convertir? en III se?or de la Puebla de Montalb?n. Cfr. RAH, SC, D. 14, fol. 207r.-211v. Testamento de don Alonso T?llez Gir?n, se?or de la Puebla de Montalb?n. 29 de abril de 1527. 348 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola en la Edad Moderna: los Fern?ndez de C?rdoba. Familia, riqueza, poder y cultura, tesis doctoral, Universidad de C?rdoba, 2004, pp. 389-390. 125 beneficiario de un mayorazgo fundado por su padre, ilustra acerca de la profusi?n de ramas segundonas que se desgajan del tronco primog?nito de la casa de los Pacheco (Villanueva del Fresno y la Puebla de Montalb?n). Ello ha llevado a Hern?ndez Franco y Molina Puche a insistir en la idea de un modelo de linaje extenso que pierde relevancia frente al parentesco de filiaci?n, por el cual los grandes arist?cratas se esfuerzan para que su herencia siga en manos de sus descendientes directos y no en la de parientes lejanos, aunque ?stos sean miembros del linaje. Dicha l?gica hab?a llevado a que, a fines del siglo XV, Juan Pacheco fundase un mayorazgo para cada uno de sus tres hijos varones leg?timos, adem?s de dotar a dos de sus hijas leg?timas y no olvidarse en su testamento de sus v?stagos espurios349. La celebraci?n de las bodas estaba prevista con s?lo cinco d?as de diferencia entre s?, pues el enlace de Juan Pacheco tendr?a lugar el d?a de A?o Nuevo, y el de Gonzalo Chac?n el d?a de Reyes de 1503350. Pocos a?os despu?s del enlace, concretamente en 1511, Juan Pacheco declara haber recibido la dote de su suegro, el Adelantado de Murcia, pero indica una cantidad notablemente superior a la estipulada en un primer momento: 3.750.000 mrs. De ellos ?3 quentos en dineros contados, y lo dem?s en plata, ajuar, y atav?os de casa?351. En cuanto a la dote pagada por Alonso T?llez-Gir?n, sin embargo, no hay aumento respecto a la cifra acordada con motivo del acuerdo matrimonial, puesto que en 1504 se segu?a hablando de 2.500.000 mrs.352 En lo que no hay diferencia es en que ambos linajes solicitan licencia real para hipotecar su mayorazgo y as? responder a las dotes y arras estipuladas. 349 HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Aristocracia, familia-linaje...?, art. cit., pp. 11-13. 350 RAH, SC, M. 23, fol. 134v.-135v. Escritura otorgada por Gonzalo Chac?n, mayordomo mayor de la reina do?a Isabel I, la Cat?lica, y Juan Chac?n, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, su padre, de una parte; y de la otra Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, comendador de Medina de las Torres, en la Orden de Santiago, para el matrimonio de dicho Gonzalo y de su hermana do?a Leonor Chac?n, con do?a Francisca de Guevara, despu?s se?ora de Casarrubios del Monte, y con Juan Pacheco, hermanos, respectivamente, e hijos, estos ?ltimos, de dicho Alonso. 18 de diciembre de 1502. 351 RAH, SC, M. 23, fol. 223v. Escritura otorgada por Juan Pacheco, por la que reconoce haber recibido la dote de su mujer do?a Leonor Chac?n. 15 de abril de 1511. 352 RAH, SC, M. 64, fol. 39v.-46v. Escritura otorgada por Gonzalo Chac?n, II se?or de Casarrubios, por la que reconoce haber recibido de su suegro Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, la dote de do?a Francisca de Guevara, su mujer. 8 de julio de 1504. 126 Hubo que recurrir a la dispensa papal del cuarto grado de consanguinidad353, que un?a a ambas familias, en tanto que los novios eran terceros nietos (tataranietos) del preclaro santiaguista Pedro D?ez de Quesada, se?or de Garc?ez (reino de Ja?n)354. El esperado documento fue signado en Roma, en abril de 1502355, y tanto el adelantado Juan Chac?n como Alonso T?llez-Gir?n, I se?or de la Puebla de Montalb?n, acordaron el 18 de diciembre de dicho a?o que diez d?as despu?s de recibir el documento se celebrar?an las bodas, previstas para los primeros d?as de enero de 1503, plazo de imposible cumplimiento debido al retraso que conllevaba esperar la resoluci?n de la Santa Sede356. De ah? que ambos prorrogasen las bodas de sus v?stagos en tanto llegaba la obligatoria dispensa, so pena de 10.000 castellanos de oro para aquella parte que incumpliese las capitulaciones matrimoniales357. Mediante las dispensas de Alejandro VI358 se har?a finalmente posible la frustrada alianza entre los descendientes del adelantado Pedro Fajardo Quesada y el I marqu?s de Villena, que los Reyes Cat?licos reprobaron en 1477, cambi?ndola por la ya aludida uni?n Fajardo-Chac?n, mucho m?s conveniente para afianzar el control de la Corona sobre el reino de Murcia. Falleci? Juan Chac?n el 5 de julio de 1503, en Alcal? de Henares. Su muerte supuso un par?ntesis para el engrandecimiento territorial de la casa. De hecho, su hijo mayor heredaba los estados murcianos, as? como los V?lez y las Cuevas. Mientras que su segunda esposa, In?s Manrique, recib?a el resto de villas y lugares del reino de Granada: Oria, Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla. Pronto la necesidad de 353 El cuarto grado era el m?s frecuente en las solicitudes de dispensas, que no s?lo afectaban a la nobleza, sino tambi?n a familias del ?mbito rural, debido a la escasez de oferta matrimonial. MOLINI?- BERTRAND, A., ?Dispensas de matrimonio?, en MOLINI?-BERTRAND, A. y RODR?GUEZ JIM?NEZ, P. (eds.), A trav?s del tiempo. Diccionario de fuentes para la historia de la familia, Murcia, 2000, pp. 77-78. 354 RAH, SC, M. 23, fol. 208v.-209r. Letras del oficio de la penitenciar?a del papa Alejandro VI por las que se concede dispensa para contraer matrimonio a Juan Pacheco y do?a Francisca de Guevara, ambos hijos de Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, y de do?a Marina de Guevara, su mujer, con do?a Leonor Chac?n y Gonzalo Chac?n, despu?s III se?or de Casarrubios del Monte, ambos hijos de Juan Chac?n, II se?or de Casarrubios del Monte, adelantado mayor de Murcia, y de do?a Luisa Fajardo, II se?ora de Cartagena. 24 de abril de 1502. 355 RAH, SC, D. 14, fol. 215r. Dispensa de parentesco para el matrimonio de don Juan Pacheco con do?a Leonor Chac?n, y de do?a Francisca de Guevara y Pacheco con don Gonzalo Chac?n, II se?or de Casarrubios del Monte. 23 de abril de 1502. 356 RAH, SC, D. 14, fol. 227r.-227v. Ratificaci?n que hicieron don Alonso T?llez Gir?n, se?or de la villa de la Puebla de Montalb?n, y don Juan Chac?n, adelantado de Murcia, para el matrimonio de sus hijos don Juan Pacheco y do?a Francisca de Guevara, con do?a Leonor Chac?n y don Gonzalo Chac?n, respectivamente, se?or de Casarrubios. 28 de diciembre de 1502. 357 RAH, SC, M-23, fol. 223r.-223v. Escritura otorgada por Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, y por Juan Chac?n, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, por la que prorrogan el plazo de los desposorios de sus hijos. 28 de diciembre de 1502. 358 SN-AHN, Fr?as, C. 825, D. 3-6. Bulas de Alejandro VI otorgando dispensas para contraer matrimonio a Gonzalo Chac?n con Francisca de Guevara, y a Juan Pacheco con Leonor Chac?n. 1502- 1503. 127 elevadas dotes para casar a sus hijas empuja a do?a In?s a la venta de los se?or?os, que quedaron en manos de su hijastro Pedro Fajardo, quien de esta manera reunifica todo el patrimonio familiar. Las cinco villas del Almanzora, con sus vasallos, rentas, derechos y propiedades, fueron compradas el 3 de diciembre de 1515359 por el I marqu?s de los V?lez a su madrastra, ascendiendo su valor a 260.000 maraved?es360, en forma de juro perpetuo, y 1.500.000 maraved?es en dinero contante. Con ese dinero, que montaba un total de 1.760.000 mrs., In?s Manrique dot? parcialmente a sus hijas. CUADRO 4: EL DOBLE MATRIMONIO ENTRE LOS CHAC?N Y LOS T?LLEZ-GIR?N (1502), en mrs. Dotes de Leonor Chac?n y Francisca de Guevara Arras de Gonzalo Chac?n y Juan Pacheco Cantidad % Concepto 750.000 500.000 20 Ajuar 250.000 10 Plata Ayuda de costa para Gonzalo Chac?n y Juan Pacheco 1.750.000 70 Dinero Total: 2.500.000 100 300.000 Fuente: RAH, SC, M. 23, fol. 134v.-135v. En concreto, Margarita Manrique361, casada con Sancho de Castilla, IV se?or de Gor, Bolodu? y Herrera, fue dotada con 150.000 mrs. procedentes del citado juro de 260.000 mrs. pagado por Pedro Fajardo Chac?n. Aunque la dote debi? ser considerablemente mayor, si se tienen en cuenta las cifras relativas a sus hermanas Mar?a y Francisca Manrique, en torno a los 6.000.000 de mrs., tal y como se?ala Salazar y Castro. Aunque s?lo se puede precisar el origen de una parte de tan elevadas sumas, 359 Cfr. FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., pp. 44-45. Este autor se?ala como fecha de la compra el 2 de noviembre de 1515. 360 TORRES FONTES, J., ?La reincorporaci?n de Cartagena a la Corona de Castilla?, Anuario de Historia del Derecho Espa?ol, 50 (1980), pp. 327-352. 361 Llamada Margarita Chac?n por Salazar y Castro. Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 64 y 312. 128 precisamente la que procede de la compra del I marqu?s de los V?lez de las cinco villas del Almanzora. El resto, es decir la mayor parte del dinero pagado para dotar a las hijas del adelantado Chac?n, tiene una procedencia desconocida, aunque no parece descabellado afirmar que las riquezas de don Juan Chac?n debieron constituir una porci?n fundamental. Volviendo a Margarita Manrique, cabe se?alar que falleci? antes que su madre, y como tal aparece ya en 1526. Para apoyar a sus nietos do?a In?s entreg?, el 28 de agosto de 1526, los restantes 110.000 mrs. del juro de Murcia y Lorca, a los hijos do?a Margarita: Diego y Juan de Castilla. Por otra parte, el Marqu?s de los V?lez hab?a librado 700.000 mrs., a 3 de diciembre de 1515, como ?ayuda de dote y casamiento? de Francisca Manrique, su hermana, esposa de Enrique Enr?quez, que en total aport? una cifra muy superior al matrimonio362: 6.000.000 de mrs. Dicha cantidad formaba parte del dinero contante ?1.500.000 mrs.? que el arist?crata entreg? a su madrastra por la compra de las cinco villas del Almanzora. Los 800.000 mrs. restantes no se sabe exactamente c?mo los gestion? la viuda del adelantado Juan Chac?n, aunque cabe suponer que buena parte de ellos ir?an destinados a dotar sus hijas. Es evidente que las hijas que enlazaban con familias m?s prominentes eran dotadas m?s generosamente que el resto de sus hermanas. Y en el caso de las hijas del adelantado Chac?n y su segunda esposa, sus matrimonios sirvieron para reforzar tanto la posici?n del linaje Fajardo en el oriente granadino, mediante la uni?n con los Enr?quez (se?ores de Orce) y los Castilla (se?ores de Gor), as? como los lazos de la casa de Paredes en la zona palentina, mediante el enlace con los Benavides (se?ores de Fr?mista). Por ?ltimo, la hija soltera ?Magdalena de Acu?a? era encaminada a la vida mon?stica, pero en un cenobio que serv?a de tumba a muchos de los m?s ilustres miembros del linaje Manrique, am?n de morada para sus mujeres doncellas y viudas: el de Nuestra Se?ora de la Consolaci?n, en Calabazanos363. El patronazgo conventual de la nobleza364, junto a los fines puramente devocionales, serv?a para evitar que un n?mero 362 El I marqu?s de los V?lez obtuvo facultad de real de Juana I, el 13 de enero de 1516, para sacar 260.000 mrs. de los 300.000 mrs. que ten?a siutados en alcabalas de Murcia y Lorca, en recompensa del trueque forzado de Cartagena por los V?lez y Cuevas. El Marqu?s se reserv? 40.000 mrs. Informaci?n procedente del archivo particular del profesor Juan Torres Fontes, a quien agradezco la consulta de esta documentaci?n. 363 Actualmente sigue albergando una comunidad de monjas clarisas. Fue fundado en 1458 por Leonor de Castilla, nieta ileg?tima del rey Enrique II de Trast?mara, y viuda de Pedro Manrique de Lara, adelantado mayor de Castilla y VII se?or de Amusco. Do?a Leonor y don Pedro fueron padres de Rodrigo Manrique, I conde de Paredes, condestable de Castilla y maestre de Santiago, de ah? la vinculaci?n de las familias Manrique-Chac?n-Fajardo con este cenobio palentino. 364 Cfr. ATIENZA L?PEZ, ?., Tiempos de conventos: una historia social de las fundaciones en la Espa?a Moderna, Madrid, 2008; y de la misma autora ?Patronatos nobiliarios sobre las ?rdenes religiosas 129 elevado de matrimonios arruinase la hacienda familiar debido al pago de elevadas dotes matrimoniales. Dichos patronazgos nobiliarios proporcionaban m?ltiples ventajas a sus fundadores, desde misas y oraciones por sus almas hasta prestigio, pasando por enterramientos para miembros de la familia (capilla mayor del templo) y destacados servidores (capillas laterales), la reserva de un n?mero de plazas para las mujeres de la estirpe fundadora (incluidas las ileg?timas), as? como hijas de parientes y clientes, incluso posibilidades econ?micas. No hay que olvidar que la cada vez m?s endeudada nobleza recurre a censos de diversa procedencia, entre ellos los contra?dos con instituciones religiosas. A veces, los cenobios pod?an auxiliar econ?micamente a sus patronos, con lo cual el dinero invertido por la nobleza para atraer a una comunidad religiosa y dotar a las hijas que all? destinaban pod?a revertir, parcialmente, en el saneamiento de su hacienda. CUADRO 5: LA COMPRA DE LAS CINCO VILLAS DEL ALMANZORA POR EL I MARQU?S DE LOS V?LEZ A IN?S MANRIQUE (1515), en mrs. Concepto Cantidad % Distribuci?n Parte dote Margarita Manrique (%) 150.000 (8,52) Hijos de Margarita Manrique (%) Juro en las alcabalas de Murcia y Lorca 260.000 14,77 110.000 (6,25) Parte dote Francisca Manrique (%) 700.000 (39,77) Desconocida (%) Dinero 1.500.000 85,23 800.000 (45,46) Total 1.760.000 (100%) Fuente: Documentaci?n del archivo particular del Dr. Juan Torres Fontes en la Espa?a Moderna. Una introducci?n a su estudio?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y M. L. L?PEZ-GUADALUPE-MU?OZ (coords.), Homenaje a Antonio Dom?nguez Ortiz, vol. I, Granada, 2008, pp. 67-82. 130 En suma, la alianza con linajes que poseen dominios se?oriales lim?trofes o con otras ramas del linaje (ya sean principales o segundonas) requieren un esfuerzo considerable, que aunque caro permite consolidar e, incluso, aumentar el estatus adquirido. De ah? los esfuerzos de la viuda In?s Manrique, a buen seguro siguiendo las directrices de su esposo y de miembros destacados de su propia familia. En cuanto al primog?nito del adelantado Chac?n ?Pedro Fajardo Chac?n? como heredero y pariente mayor del linaje debe preocuparse por el futuro de todos sus hermanos, a fin de asegurarles adecuado sustento y una posici?n social acorde con su nacimiento. As? que a la vez que reunifica todos los estados granadinos recibidos o comprados por su padre, apoya la reproducci?n social de su estirpe, pagando una elevada suma que contribuir? a que tres de sus hermanas puedan casar de forma adecuada. 131 GR?FICO 1: DOTES Y ARRAS PAGADAS AL LINAJE FAJARDO, en millones de mrs. 4 2 2,5 1,214 1,05 0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4 4,5 1477 1492 1502 1503 Dotes Arras GR?FICO 2: DOTES Y ARRAS ENTREGADAS POR EL LINAJE FAJARDO, en millones de mrs. 6 6,00025 3,75 5 1,5 1,05 0 1 2 3 4 5 6 7 1477 1502 1503 1511 1516 Dotes Arras 132 133 CAP?TULO 2. LOS FAJARDO DURANTE LA ALTA EDAD MODERNA: MATRIMONIO, ASCENSO Y REPRODUCCI?N SOCIAL ?No es de los antiguos Curcios, Cayos y Cipiones romanos, ni de los modernos Colonas y Ursinos, ni de los Moncadas y Requesens de Catalu?a; ni menos de los Rebellas y Villanovas de Valencia; Palafoxes, Nuzas, Rocabertis, Corellas, Lunas, Alagones, Urreas, Foces y Gurreas de Arag?n; Cerdas, Manriques, Mendozas y Guzmanes de Castilla; Alencastros, Pallas y Meneses de Portugal; pero es de los del Toboso de la Mancha, linaje, aunque moderno, tal que puede dar generoso principio a las m?s ilustres familias de los venideros siglos? (MIGUEL DE CERVANTES, El Quijote) 2.1 El tronco principal del linaje Fajardo durante el siglo XVI: Enlazar con la grandeza de Espa?a Entender el devenir de la casa de los V?lez durante la centuria del Quinientos pasa, forzosamente, por tener en cuenta las alianzas familiares y pol?ticas que establece por medio de sus enlaces matrimoniales. Para un mejor conocimiento de la aristocracia hisp?nica, en este caso empleando el paradigma del tronco principal del linaje Fajardo, es necesario saber c?mo, cu?ndo y con qui?n est?n emparentados. Las capitulaciones matrimoniales, las dotes, las arras y las preceptivas facultades reales para hipotecar bienes vinculados, y con ello hacer frente al gran esfuerzo econ?mico que supon?an los matrimonios evidencia que no est? en juego s?lo la perpetuaci?n de la casa. Intereses econ?micos, pol?ticos y territoriales se unen a los meramente familiares o linajudos. Las fuentes conservadas sobre este aspecto se refieren, ante todo, a la l?nea de primogenitura de los Fajardo, y por ende a su entronque con las m?s distinguidas casas de la grandeza, es decir el m?s elevado escalaf?n nobiliario hisp?nico. Como no pod?a ser de otra manera, la casa de los V?lez casa a sus herederos con hijas de estirpes que ten?an al menos la misma riqueza y poder y, a ser posible, m?s. El heredero es, en definitiva, el futuro pariente mayor o jefe de la casa y, por tanto, aquel que heredar? los t?tulos, estados, riquezas y honores, pero tambi?n quien debe aumentarlos para perpetuar el sistema en sus descendientes. Por ello deber? 134 hacerse cargo de las cada vez m?s pesadas cargas de una casa aristocr?tica: las deudas en constante aumento; la alimentaci?n, mantenimiento y matrimonios de sus hermanos; ejercer como patrono y benefactor de la enorme parentela y clientela de su casa; hacer frente a los diversos pleitos heredados de sus antepasados; y, especialmente, conservar y ?a ser posible? mejorar el patrimonio tanto material (riquezas, se?or?os, cargos) como simb?lico (preeminencia en los reinos de Murcia y Granada, en la corte, patronatos de obras p?as y fundaciones) de su estirpe. En suma, la elevada posici?n tambi?n requer?a enormes responsabilidades en diferentes ?mbitos. La documentaci?n, referente a los Fajardo, que ha llegado hasta la actualidad procede, especialmente, de la Colecci?n Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia (Madrid). En ella se conservan copias de documentos que los escribanos del pr?ncipe de los genealogistas sacaron de ocho archivos nobiliarios durante la segunda mitad del XVII, en concreto los pertenecientes a las siguientes casas: marqueses de los V?lez, condes de Casarrubios, condes de Cifuentes, condes de la Puebla de Montalb?n, duques de Uceda, duques de N?jera, duques del Infantado y marqueses del Carpio. Ello se explica por la condici?n de Salazar de informante en las probanzas de la Orden de Calatrava, desde 1687 hasta 1699365. Dicho cargo le permiti? tener un conocimiento excepcional de los archivos de la Corona y de las grandes casas nobiliarias y explica el valor de sus obras geneal?gicas, entre ellas un Memorial sobre la grandeza de los Fajardo, escrito en 1686, bajo los auspicios de Fernando Joaqu?n Fajardo Requesens, VI marqu?s de lo V?lez, a fin de lograr ?infructuosamente? la grandeza de Espa?a de primera clase para su casa366. Junto a la espl?ndida Colecci?n Salazar y Castro, hay que subrayar cartas, pleitos y protocolos de diversos archivos p?blicos y privados, como el Instituto Valencia de Don Juan (Madrid), la Secci?n Nobleza del Archivo Hist?rico Nacional (Toledo) o los Archivos de Protocolos de Madrid y Murcia, pues todos ellos permiten completar el an?lisis de la estructura familiar de los Fajardo. L?gicamente la l?nea de primogenitura est? mucho mejor representada en los archivos que sus ramas segundonas y espurias. 365 Sobre el pr?ncipe de los genealogistas cfr. CUARTERO HUERTA, B. y VARGAS Z??IGA, A., Marqu?s de Siete Iglesias, ?ndice de la Colecci?n de don Luis de Salazar y Castro, 49 vols., Madrid, 1949-1979; V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, ?Introducci?n?, en L. SALAZAR Y CASTRO, Historia geneal?gica de la Casa de Haro (se?ores de Llodio, Mendoza, Orozco y Ayala), Madrid, 1959, pp. I-XXXVII; VARGAS Z??IGA, A., Marqu?s de Siete Iglesias, Don Luis de Salazar y su colecci?n, Madrid, 1973, pp. 7-42; y SORIA MESA, E., La biblioteca geneal?gica de don Luis de Salazar y Castro, C?rdoba, 1997. 366 Vid. estudio cr?tico y transcripci?n del mismo en RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit. 135 De todos los autores que se han ocupado de la aristocracia hisp?nica, quiz? el primero en estudiarla desde el punto de vista de la historia social ?tras la obra pionera de Dom?nguez Ortiz367? fue Ignacio Atienza Hern?ndez, a partir de la d?cada de 1980. Sus estudios en torno a una de las casas m?s relevantes de la Espa?a moderna y contempor?nea ?la de Osuna? abarcaron multitud de aspectos: desde las finanzas y los se?or?os hasta la literatura geneal?gica, pasando por el patronazgo, la oeconom?a y las cuestiones familiares. Muchas de sus afirmaciones sobre el matrimonio nobiliario siguen conservando un enorme valor transcurridas dos d?cadas368. As? pues, el doble car?cter endog?mico que Atienza Hern?ndez y Sim?n L?pez atribu?an al matrimonio aristocr?tico es una primera caracter?stica definitoria. Y es doble puesto que los enlaces no s?lo se acordaban entre los miembros de un mismo grupo social, sino tambi?n entre parientes cercanos (t?o-sobrina, primos). El hecho de que muchas veces las capitulaciones matrimoniales se firmen antes incluso de obtener la dispensa papal que implicaba tan estrecho parentesco permite deducir lo usual de la pr?ctica, y la facilidad con que las m?s poderosas familias de la nobleza recib?an la aprobaci?n eclesi?stica369. Aunque existen excepciones notorias, una de ellas, como se ver? m?s adelante, afect? al futuro III marqu?s de los V?lez, cuando tras enviudar de su primera esposa intent? casar con la hermana menor de ?sta y vio como un nuevo Pont?fice rechazaba dispensar el parentesco. El matrimonio nobiliario era, pues, una herramienta pol?tica que reforzaba la posici?n de preeminencia que ostentaban sus miembros, de ah? la citada doble endogamia y, por otro lado, la precocidad con que los hijos de la nobleza se ve?an comprometidos en aras de asegurar la estabilidad y el patrimonio de su estirpe y, a ser posible, mejorarlo. Por supuesto, el afecto o la decisi?n personal de los hijos quedaban en un segundo plano frente a los intereses de la casa, de hecho los enlaces eran acordados cuando los contrayentes ten?an ocho, diez o doce a?os de edad. La monarqu?a fue la instituci?n que vigil? y foment? las estrategias matrimoniales de sus ?primos y parientes?, es decir de la aristocracia, para reproducir el sistema ideol?gico y pol?tico sobre el cual los reyes asentaban su autoridad. Los matrimonios de la grandeza deb?an contar, forzosamente, con la licencia real, sin ella las penas de destierro y c?rcel caer?an sobre los contrayentes y sus 367 DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo R?gimen, Madrid, 1973. 368 ATIENZA HERN?NDEZ, I. y SIM?N L?PEZ, M., ??Aunque fuese...?, art. cit., pp. 31-52. 369 Ib?d., pp. 33-34. 136 c?mplices. El soberano rechazaba matrimonios que pod?an acumular demasiado poder en manos de una sola casa, como es el caso de la frustrada uni?n entre Luisa Fajardo y el hijo del Marqu?s de Villena, a fines del siglo XV. Adem?s, el monarca aprobaba uniones que iban en contra de los deseos paternos, y sol?a favorecer a sus m?s cercanos ministros ?aunque fuesen de origen humilde, o bien segundones sin fortuna? cas?ndolos con hijas de ilustres linajes370. Ejemplo de ello son las ventajosas capitulaciones acordadas por personajes como el Pr?ncipe de ?boli, casado con una Mendoza. A su vez las m?s distinguidas familias de la grandeza hisp?nica tambi?n se beneficiaban de casar a su descendencia con los privados o validos del rey, reforzando as? su acceso a la gracia regia y sus inmensos beneficios. Este ?ltimo es el caso de la m?s rica casa hisp?nica, la de Medina Sidonia, que a pesar de su permanente lejan?a de la corte, se uni? por v?a matrimonial a los principales ministros de los sucesivos reyes371. De esa forma, estaban cerca del rey sin moverse de Sanl?car de Barrameda, aparente paradoja. La interdependencia entre Corona y aristocracia lleva a Atienza Hern?ndez a definir al monarca como ?casamentero?, que llega a dotar a damas o caballeros para que puedan hacer un matrimonio ventajoso, lo cual derivaba de que bien ellos o sus familias hab?an prestado distinguidos servicios. Respecto al linaje Fajardo esta tutela real de sus matrimonios queda patente, sobre todo, con motivo del enlace entre la mayorazgo Luisa Fajardo y Juan Chac?n, padres del I marqu?s de los V?lez. Otro ejemplo de uni?n ?desigual? lo proporciona la uni?n entre Estefania de Requesens y Juan de Z??iga Avellaneda. En ambos casos la fortuna y el patrimonio de la mujer se compensa con el encumbramiento cortesano del marido, de ah? que los primog?nitos de estas uniones antepongan el apellido materno. 370 Ib?d., pp. 38-40. 371 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia. El poder de la aristocracia, 1580-1670, Madrid, 2008, pp. 296-307. 137 138 a. El I marqu?s de los V?lez: las casas de Alburquerque y Cifuentes Pedro Fajardo Chac?n naci? posiblemente en abril de 1478372, siendo sietemesino, si bien Cascales afirma que ten?a diecisiete a?os cuando acudi? al socorro de Alhama de Almer?a373 (1500), lo cual retrasar?a su nacimiento hasta 1483. Su nombre de pila, Pedro, lo recibi? como heredero de la l?nea primog?nita de su abuelo materno, Pedro Fajardo Quesada, el todopoderoso adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. El que fuera desde 1507 I marqu?s de los V?lez cas? en tres ocasiones, por la necesidad de tener descendencia y tambi?n de afianzar lazos con linajes afines como los Manrique, as? como de abrir paso a nuevas alianzas con la aristocracia cortesana: los De la Cueva y los Silva. En 1498, obtuvo una generosa ayuda para casar de la reina Isabel la Cat?lica, en concreto 500.000 mrs374. Un a?o antes cas?, siendo a?n heredero de su casa, con Magdalena Manrique, hija de Pedro Manrique, II conde de Paredes de Nava, y de Leonor de Acu?a. Como se ha indicado m?s arriba, esta dama fue la prometida de su hermano menor, Gonzalo Chac?n Fajardo, seg?n el acuerdo de 1491, y adem?s era prima hermana de su difunta madre, Luisa Fajardo Manrique. Este matrimonio se anul? en 1507 bajo el pretexto de no haber sido dispensado el estrecho parentesco ?segundo con tercer grado? que les un?a y, en realidad, por la falta de descendencia, ingresando do?a Magdalena en el convento de clarisas de Calabazanos. Oficialmente las causas de este repudio de do?a Magdalena, porque de hecho es lo que fue, resultaron mucho m?s enrevesadas. As? pues, se insisti? en que esta se?ora no fue dama de Isabel la Cat?lica y, por tanto, era il?cito que se beneficiase de una de las veinte dispensas que Alejandro VI le concedi? a dicha Reina para sus damas, en 1493. Por otro lado, dicha veintena de dispensas te?ricamente estaban destinadas a salvar tercer y cuarto grado de consanguinidad, pero no un parentesco tan pr?ximo como el de don Pedro y do?a Magdalena. ?sta, por ?ltimo, hab?a estado comprometida con el 372 AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 122v. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 373 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia, Murcia, 1775 (1621), p. 15. Cfr. RAH, SC, M. 8, fol. 70v. Carta del rey Fernando V el Cat?lico a Pedro Fajardo, despu?s I marqu?s de los V?lez, en la que trata del socorro de Marchena. 12 de febrero de 1500; y MART?NEZ MART?NEZ, M., ?La cabalgada de Alhama (Almer?a) en 1500?, Miscel?nea Medieval Murciana, 11 (1984), pp. 71-81. 374 AGS, MP, leg. 58, fol. 14. C?dula de la reina Isabel a los contadores mayores, comunic?ndoles la merced a don Pedro Fajardo de 500.000 mrs. para ayuda de su casamiento (traslado simple). Toledo, 13 de mayo de 1498. 139 citado hermano de su esposo m?s de cinco a?os, desde 1491375. En cualquier caso, dejando a un lado las justificaciones legales lo cierto es que con esta anulaci?n se pon?a fin al entronque de los herederos del adelantamiento murciano con hijas de los condes de Paredes, tras tres matrimonios a lo largo de otras tantas generaciones, durante la segunda mitad del siglo XV. Pedro Fajardo Chac?n contrajo nupcias, por segunda vez, en 1508376 con Menc?a de la Cueva, hija de Francisco Fern?ndez de la Cueva, II duque de Alburquerque, II conde de Ledesma y II conde de Huelma, y de Francisca de Toledo, hija a su vez de Garc?a ?lvarez de Toledo, I duque de Alba. La alianza entre los Fajardo y los De la Cueva, supuso el pago de una considerable dote, nada menos que 8.500.000 mrs. ? 2.000.000 en joyas y otros bienes muebles? otorgada en la villa de Cu?llar (capital de los estados del ducado) el 14 de febrero de 1508, al Marqu?s de los V?lez, pagaderos en cuatro plazos desde junio de 1508 hasta enero de 1511 (vid. cuadro 6). Tanto los duques de Alburquerque como su primog?nito, don Beltr?n de la Cueva (futuro III Duque) hipotecaban la villa de Huelma: ?con su fortaleza, vasallos, t?rminos, juredici?n civil e criminal, alta y vaja, mero misto imperio, con sus rentas, pechos y derechos e las otras cosas al Se?or?o del la villa anejas e pertenecientes pertenescientes e le avemos de dar y entregar luego la fortaleza de la dicha villa para que la pueda tener en penos e ipoteca y poner Alcaydes en ella en cierta forma e la retener hasta tanto que le sean pagados enteramente los dichos ocho quentos e medio a los dichos plazos e que si no se los pagaremos e cumpli?remos a los dichos t?rminos o en qualquiera dellos le avemos de dar licencia e facultad para que por su propia autoridad sin otra lizencia nuestra ni de juez el dicho Marqu?s pueda tomar y tome la dicha villa de Huelma, con sus vasallos e t?rminos e jurisdici?n e con todo lo otro a ella anexo (?)?377. 375 La copia del documento de anulaci?n de ese matrimonio la conservaba Juana Enr?quez y Silva, nieta del I marqu?s de los V?lez, residente en Baza. El traslado se realiz? el 20 de junio de 1615. AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 88r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 376 Seg?n documentos del archivo de los V?lez, en Mula, la fecha del enlace pudo ser el 13 de junio de 1508. Vid. AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 14r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 377 RAH, SC, M. 4, fol. 59r. Escritura de dote, otorgada por Francisco de la Cueva, II duque de Alburquerque, y do?a Francisca de Toledo, su mujer, y por Beltr?n de la Cueva, su hijo primog?nito, despu?s III duque de Alburquerque, a favor de la hija de los primeros, do?a Menc?a de la Cueva, para su matrimonio con Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez. 14 de febrero de 1508. 140 Huelma era capital del condado hom?nimo en el reino de Ja?n, uno de los t?tulos anejos al ducado de Alburquerque, junto al marquesado de Cu?llar (de los herederos de la casa) y el condado de Ledesma. Tras la toma de Granada y el fin de la amenaza fronteriza los De la Cueva iniciaron un proceso de repoblaci?n que elev? el n?mero de vecinos hasta 136, en 1509378. Se hipotecaba esta villa, capital de uno de los estados de la casa de Alburquerque, para asegurar el pago de tan elevada dote, obteniendo previamente la obligada facultad real puesto que se trataba de una parte importante del mayorazgo familiar, emanada de Juana I, a trav?s de su padre Fernando el Cat?lico, y datada en Burgos el 25 de enero de 1508. La de Alburquerque era la d?cima que mayores rentas anuales obten?a entre las casas ducales castellanas, el a?o 1520, con un total de 20.000 ducados379. Esa cifra equivale a 7.500.000 mrs., aunque otras fuentes de la ?poca, en concreto diversos memoriales de las rentas nobiliarias hisp?nicas del a?o 1522, que ha recogido Molina Recio, reducen esa cifra hasta los 6.000.000 de mrs380. En cualquier caso, se infiere que el linaje De la Cueva tuvo que pagar, en 1508, una cifra notablemente superior a sus rentas anuales para dotar a do?a Menc?a. Por su parte, Pedro Fajardo Chac?n se comprometi? a pagar 1.500.000 mrs. en concepto de arras, tal y como se?alar? a?os despu?s su hijo don Luis, en una copia del documento que ordena hacer en Valladolid, a 6 de junio de 1533381. Doce a?os despu?s del enlace, en 1522, un Memorial cifraba las rentas del adelantado de Murcia en 3.000.000 de mrs.382, es decir menos la mitad que la casa de Alburquerque. La vinculaci?n entre el I marqu?s de los V?lez y la casa de Alburquerque se pone de manifiesto ya que el mismo a?o del enlace, don Pedro, act?a como fiador en el matrimonio de su cu?ado, don Beltr?n (futuro II duque de Alburquerque) con Isabel Gir?n, hija del Conde de Ure?a. En concreto, el a?o 1508 Fajardo entreg? a don Beltr?n el finiquito de la dote de do?a Isabel, y un a?o despu?s la carta de pago de dos cuentos de mrs. que el novio hac?a en cumplimiento de los acuerdos matrimoniales383. Adem?s de una importante aportaci?n econ?mica, por medio de la dote, la marquesa do?a Menc?a aportaba una sangre del mejor lustre, al descender por v?a 378 CARCELLER CERVI?O, M. P., Realidad y representaci?n de la nobleza castellana en el siglo XV. El linaje De la Cueva y la casa ducal de Alburquerque, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2006, pp. 504-510. 379 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 350-352. 380 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 388. 381 RAH, SC, M. 4, fol., fol. 60v. 382 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 389. 383 El Marqu?s es err?neamente nombrado Luis en CARCELLER CERVI?O, M. P., Realidad y representaci?n..., op. cit., pp. 673-674. 141 materna de los duques de Alba y los almirantes de Castilla (Enr?quez), estos ?ltimos estrechamente emparentados con el rey Fernando el Cat?lico. Tal y como resaltar? fervientemente Salazar y Castro, a finales del siglo XVII, cuando glose los m?ritos de la casa de los V?lez, Menc?a de la Cueva aportaba sangre real al linaje Fajardo, al igual que a?os atr?s hab?a sucedido con Leonor Manrique, esposa del adelantado Pedro Fajardo Quesada. Ambos enlaces hac?an que el I marqu?s de los V?lez fuese primo en cuarto grado de Carlos V, y adem?s por tres v?as distintas a la vez, en concreto por descender el C?sar y el arist?crata de tres casas de la grandeza castellana: Benavente (v?a linaje Manrique), Enr?quez (almirantes de Castilla) y Mendoza (duques del Infantado). De ah? que el calificativo de ?primo? que los reyes otorgan a los grandes ? entre ellos los marqueses de los V?lez? o incluso el de ?pariente? para el resto de casas tituladas, tengan a?n sentido en el siglo XVI. La sangre, junto a la antig?edad, cargos, dignidades y estados eran m?ritos esenciales que daban brillo a las casas nobiliarias m?s relevantes y apoyar?n, a fines del siglo XVII, la solicitud de la grandeza de Espa?a de primera clase por parte del VI marqu?s de los V?lez, es decir la leg?tima demanda de verse reconocidos entre el selecto grupo de casas m?s importantes y antiguas384. Respecto a la ascendencia paterna de do?a Menc?a, era nieta de Beltr?n de la Cueva, I conde de Ledesma, maestre de Santiago (1464), y I duque de Alburquerque, tras su renuncia forzada al maestrazgo santiaguista a favor del infante don Alfonso. Este personaje, a pesar de sus humildes or?genes fue encumbrado por Enrique IV con una serie de t?tulos, se?or?os y cargos de gran relevancia, que le situaron de facto entre los linajes m?s poderosos de la aristocracia hisp?nica385. En cuanto a su nieto, el III Duque, llamado en su honor Beltr?n de la Cueva, cu?ado del I marqu?s de los V?lez, fue virrey de Arag?n y Navarra. Adem?s recibi? el Tois?n de Oro de Carlos V, m?xima distinci?n concedida por la dinast?a Habsburgo, que no era hereditaria, sino que s?lo ten?a vigencia en vida del agraciado, lo cual da idea de su enorme prestigio. Por cierto, ning?n marqu?s de los V?lez o miembro del linaje Fajardo fue honrado con el ?Tus?n?, mientras pervivi? dicha casa, a lo largo de los siglos XVI y XVII. 384 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 23-27. 385 Vid. FRANCO SILVA, A., Estudios sobre Don Beltr?n de la Cueva y el ducado de Alburquerque, C?ceres, 2002. 142 CUADRO 6: LA DOTE DE MENC?A DE LA CUEVA (1508) Cantidad (mrs.) % Distribuci?n Plazo 2.000.000 23,52 Dinero 14 junio 1508 2.000.000 23,52 Plata y ajuar (300.000) (3,52) (M?ximo en tapicer?a) 31 diciembre 1508 2.000.000 23,52 Dinero Desde 31 mayo 1509 hasta 31 enero 1510 2.500.000 29,44 Dinero Desde 31 mayo 1510 hasta 31 enero 1511 Total: 8.500.000 100 Fuente: RAH, SC, M. 4, fol. 58r.-60v. Tras enviudar en 1517386, cas? por tercera vez el I marqu?s de los V?lez, que guard? poco m?s de un a?o de luto. Le elegida fue Catalina de Silva y Toledo, hija de Juan de Silva, III conde de Cifuentes, y Catalina de Toledo, hija a su vez de Fernando ?lvarez de Toledo, I conde de Oropesa. Los contrayentes eran parientes en cuarto grado de consanguinidad, al descender ambos del linaje Manrique, de modo que debieron solicitar dispensa papal al papa Le?n X387. Para ello el Marqu?s cont? con la ayuda de Luis de Bustamante388, chantre de la catedral de Murcia, y primo del arcediano de Lorca, Gil Rodr?guez de Junter?n. Este ?ltimo alcanz? unos a?os antes gran relevancia en la corte pontificia de Julio II (c. 1505-1510), siendo designado protonotario 386 Menc?a de la Cueva test? en Librilla, el 24 de mayo de 1517, muriendo poco despu?s. Vid. copia parcial de su testamento en AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 87r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 387 RAH, SC, M. 94, fol. 173r.-190v. Letras de Luis Bustamante, chantre y can?nigo de Cartagena, en la que dispensa el parentesco que un?a a Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, con do?a Catalina de Silva, para que puedan contraer matrimonio. 16 de septiembre de 1518. 388 Enterrado junto a su padre, Juan Rodr?guez de Bustamante, en la capilla renacentista de su primo Gil Rodr?guez de Junter?n, tal y como reza una l?pida funeraria que all? se encuentra: ?AQU? IAZE DON LVIS DE BVSTAMANTE CHANTRE / QVE FVE EN ESTA SANTA IGLESIA DE CARTAGENA CON / SV PADRE IOAN RODRIGVEZ DE BVSTAMANTE DISPVSO / ESTE LUGAR PARA ELLOS SOLOS DON GIL RODRI- / GVEZ IUNTERON PROTONOTARIO APOSTOLICO I / ARCEDIANO DE LORCA EN LA DICHA SANTA IGLESIA / SOBRINO DE IVAN RODRIGVEZ I PRIMO HERMANO / DEL DICHO CHANTRE?. Cfr. NOGUERA CELDR?N, J M. y POZO MART?NEZ, I., ?El sarc?fago romano con musas de la capilla de Junter?n en la catedral de Cartagena, en Murcia: un palimpsesto del siglo XVI?, Madrider Mitteilungen, 42 (2001), p. 235. 143 apost?lico en 1509389, de modo que no es de extra?ar que fuese escogido como procurador del Marqu?s y do?a Catalina para obtener la dispensa papal. Adem?s, Junter?n ser?a uno de los l?deres de la revuelta comunera murciana (1520-1521), en connivencia con el Marqu?s, y por ello excluido del perd?n general de 1522, tal y como se explica en el cap?tulo 4. Pero volviendo al enlace Fajardo-Silva, los interrogatorios sobre el parentesco de los novios se llevaron a cabo en Toledo, entre el 16 y el 24 de septiembre de 1518, deponiendo cinco testigos: ? Fernando de Torre, vecino de Medinaceli; ? Catalina de Toledo, condesa viuda de Cifuentes; ? Catalina de Mendoza, priora del convento de Madre de Dios; ? Menc?a Manrique, hermana de dicho cenobio y prima hermana de Luisa Fajardo (la madre del Marqu?s); ? y Juan Rodr?guez Portocarrero, caballero de Santiago. Finalmente la dispensa lleg? de la Santa Sede con rapidez, siendo le?da el 29 de octubre de 1518 en casa de los condes de Cifuentes, en la villa hom?nima. El ?xito fue rotundo, tras haber movilizado el apoyo de ilustres cl?rigos murcianos y toledanos, am?n de las declaraciones favorables de parientes y amigos de los linajes Fajardo y Silva acerca de los contrayentes. Los Cifuentes eran uno de los linajes m?s importantes de la nobleza toledana390, y se hallaban muy bien situados en la corte de Carlos V, algo que interesaba a Pedro Fajardo Chac?n, y que cobrar?a su definitivo sentido tras su implicaci?n en el movimiento comunero, pocos a?os despu?s (1520-1521), y la necesidad de recobrar el favor real. Lo cierto es que la hermana de la nueva marquesa de los V?lez, Mar?a de Silva, estaba casada con Juan de la Cerda, II duque de Mendinaceli. Mientras que el primog?nito de los Silva, don Fernando, IV conde de Cifuentes, adem?s de ser alf?rez mayor de Castilla, como todos los titulares de su casa, fue embajador de Carlos V en Roma, consejero de Estado, mayordomo mayor de la emperatriz Isabel y de las infantas391. Segu?a as? los pasos de su padre, que hab?a 389 VILELLA, M., ?Don Gil Rodr?guez de Junter?n: Comittente Architettonico e Artistico tra Roma e Murcia?, Anuario del Departamento de Historia y Teor?a del Arte, 14 (2002), pp. 83-84. 390 Junto con los Ayala (condes de Fuensalida) y los C?rdenas (duques de Maqueda). Cfr. RIESCO, M. B., La Casa de Silva y el Condado de Cifuentes. Un ejemplo de r?gimen se?orial castellano en la Baja Edad Media, tesis de licenciatura, Universidad Complutense de Madrid, 1990; y PALENCIA HERREJ?N, J. R., Ciudad y oligarqu?a de Toledo a fines del Medievo (1422-1522), tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1999, pp. 225-228. 391 RAH, SC, M. 94, fol. 172v. C?dula del emperador Carlos V dirigida a los contadores mayores, 144 encabezado la legaci?n diplom?tica en Francia, pero super?ndole en cuanto a la importancia de los cargos desempe?ados en el servicio a la monarqu?a. Merced al testamento del citado IV conde de Cifuentes se puede precisar la dote que recibi? su hermana, do?a Catalina, para casar con el Marqu?s de los V?lez: 8.000.000 de mrs392. Una cifra casi id?ntica a la recibida de su segunda esposa, Menc?a de la Cueva. Se desconoce la cifra pagada por don Pedro, en concepto de arras. El a?o 1522 las rentas de la casa condal de Cifuentes ascend?an a 2.000.000 de mrs., un mill?n menos que las de la casa de los V?lez393. Respecto a la dote, sin embargo, en 1545, una quinta parte a?n no hab?a sido pagada: 1.600.000 mrs. Lo cierto es que debido a que el III conde de Cifuentes hab?a muerto en 1512394, fueron su viuda e hijo mayor (don Fernando) quienes negociaron el matrimonio de do?a Catalina. Con todo, Fernando de Silva insiste en que los ocho cuentos ?[era] m?s mucha cantidad que montaba su leg?tima? y ?[su hermana] se obligaba, e oblig? de me dar a m?, o a mis herederos dos quentos de mrs. para en alguna enmienda de la buena obra que yo le hac?a?. La raz?n por la cual Pedro Fajardo Chac?n, tras casi treinta a?os, no hab?a reclamado a su cu?ado la parte de la dote adeudada, era que si lo hac?a su esposa tendr?a que devolver a los Silva los 2.000.000 de mrs. De no ser as? seguro que el Marqu?s habr?a pleiteado contra el incumplimiento. Al no hacerlo, el Conde ??porque quede m?s saneada mi conciencia?? le compensaba con 700.000 mrs. para ?l o sus herederos, es decir algo menos de la mitad de los bienes dotales que no hab?an recibido los Fajardo395. El 25 de mayo de 1572, desde Mil?n, escribe una carta Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla en la Orden de Santiago, a su esposa, Jer?nima d?Hostalric, con motivo del enlace entre la hija de ambos, do?a Menc?a, y Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba (futuro III marqu?s de los V?lez). En ella se alude a ?los locos que ha avido en su linaje?. El Comendador Mayor tranquiliza a su esposa afirmando sobre los sueldos que debe cobrar por sus cargos Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes. 23 de mayo de 1534. 392 El 24 de junio de 1520 recib?a la Marquesa 2.432.216 mrs., por la venta de unas tierras que le hab?a dejado su padre como herencia y que formaban parte de sus bienes dotales. Vid. SN-AHN, Osuna, C. 2056, D. 2 (16). Escritura de recibo de dote de Catalina de Silva, casada con el Marqu?s de los V?lez, Pedro Fajardo, a favor del Conde de Cifuentes de cierta cantidad en lugar de la Dehesa de Bergonza. 393 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., pp. 388-389. 394 RAH, SC, M. 94, fol. 133r.-151v. Testamento otorgado por Juan de Silva, III conde de Cifuentes. 5 de febrero de 1512. 395 RAH, SC, M. 94, fol. 194v.-195r. Testamento otorgado por Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes, en el que hace agregaci?n al mayorazgo de Cifuentes, previa facultad del emperador Carlos V, dada en Valladolid el 26 de marzo de 1545. 13 de abril de 1545. 145 que la Marquesa viuda no era de la estirpe Fajardo, y afirma ?que [do?a Catalina de Silva] es viva y loca? y fue la madre de ?aquellas santas hijas que [tambi?n] lo fueron?396. Lo cierto es que los problemas mentales deb?an afectar a las mujeres del linaje Silva, a buen seguro debido a la endogamia propia de la aristocracia, fen?meno que tambi?n daba lugar a la frecuente solicitud de dispensas papales que salvaran la consaguinidad. Los tres matrimonios del I marqu?s de los V?lez son propios del pariente mayor de una casa situada entre la alta nobleza castellana. El primero de ellos ratifica la vieja alianza con los Manrique, aunque se frustra al no perpetuar el linaje. Del segundo enlace nacer? Luis Fajardo de la Cueva, heredero de la casa y II marqu?s de los V?lez, llamado as? en honor de su abuela paterna, Luisa Fajardo Manrique, y no como el marido de ?sta, Juan Chac?n, por pertenecer ?l a un linaje de menor relevancia. Del tercer y ?ltimo enlace, tuvo don Pedro una prol?fica descendencia, nada menos que once hijos397: 1. Juan, casado con Catalina D?valos Ag?ero, hija del se?or de Ceut?. Su hijo, Gonzalo Fajardo de Silva, recibi? el t?tulo de I marqu?s de San Leonardo. 2. Pedro, casado con Menc?a de Benavides y Baz?n, hermana del I marqu?s de Javalquinto. No tuvo hijos. 3. Gonzalo, no dej? descendientes. Fue elegido rector de la Universidad de Salamanca, en 1551398. 4. Luisa, soltera. 5. Clara, soltera. 6. Catalina, soltera. 7. Mar?a, soltera. 396 BOUZA, F., ?C?mo le?a sus libros Pedro Fajardo, tercer Marqu?s de los V?lez?, en J. P. D?AZ L?PEZ (ed.), La nobleza..., op. cit., en prensa. Agradezco al profesor Fernando Bouza que me haya facilitado la consulta de su texto antes de que sea publicado. 397 Los matrimonios y descendencia de los hijos habidos por el I marqu?s de los V?lez con do?a Catalina de Silva y Toledo son expuestos en RAH, SC, D. 39, fol. 49v.-51v. Memorial de Fernando Fajardo y Requesens, VI marqu?s de los V?lez, en el que hace una relaci?n de los servicios de sus antepasados y pide a Carlos II, rey de Espa?a, que la Grandeza de Espa?a de su casa sea considerada de primera clase. Borrador. Sin fecha. Similar al Memorial ya aludido sobre la grandeza de la casa de los V?lez. Tambi?n es obra de Salazar y Castro, de hecho responde a la misma estructura, pero su extensi?n es justo la mitad (fol. 1r.-52v.). Sin embargo, cronol?gicamente abarca una generaci?n m?s del linaje Fajardo: la de los hijos del I marqu?s de los V?lez. 398 ARChGr, 1552, C. 812, P. 005. Pleito entre Pedro y Gonzalo Fajardo de Silva, hijos de Pedro Fajardo, marqu?s que fue de los V?lez, con Luis Fajardo, II marqu?s de los V?lez y I de Molina, sobre alimentos. 146 8. Isabel, casada en 1547 con Pedro Ni?o de Conchillos y Rivera, se?or de Nuez y Villaumbrosa399. Su nieto, Pedro Ni?o de Conchillos y Guevara, ser? el I conde de Villaumbrosa400. 9. Ana, dama de la reina Isabel de Valois. En 1561 se convirti? en la segunda esposa de su primo tercero Juan Manrique de Lara, por lo que obtuvieron dispensa del cuarto grado de consanguinidad, por parte de P?o IV. Don Juan era segundog?nito del II duque de N?jera y se?or de la villa de San Leonardo, clavero de Calatrava, capit?n general de artiller?a, embajador en Roma, virrey de N?poles, mayordomo mayor de la reina Isabel de Valois y miembro del Consejo de Estado y Guerra. Muri? do?a Ana en 1567, dejando dos hijos: Antonio y Juana, segundo y tercera se?ora de San Leonardo, respectivamente401. 10. Francisca, dama de la princesa Juana de Portugal. Fue la segunda mujer de Antonio Velasco y Rojas, se?or de Viller?as, comendador de Castilnovo en la Orden de Alc?ntara, sumiller de corps de Felipe II, ayo del pr?ncipe don Carlos y miembro del Consejo de Estado. Murieron sin sucesi?n, ?l en 1557, tras s?lo treinta d?as de matrimonio, y ella en Toledo el a?o 1598. 11. Juana, desposada con su primo hermano Enrique Enr?quez de Guzm?n, llamado ?el Gordo?, se?or de Cortes, Senescastro, Orce, Galera y Sierra de Filabres, alcaide de la ciudad de Baza, hijo de su t?a Francisca Manrique y de Enrique Enr?quez de Guzm?n. Ante tan fecunda descendencia es l?gico que muchos de esos hijos ?cinco? quedaran c?libes. En cuanto a los que casaron, que fueron seis, vinieron a reforzar a?n m?s la alianza con ciertos linajes asentados en el oriente del reino de Granada (se?ores de Orce), o bien con ramas segundonas de los Manrique (se?ores de San Leonardo), am?n de otros enlaces con familias en pleno proceso de ascenso social (Ni?o de Conchillos), que no tardar?n en recibir un t?tulo nobiliario, sin olvidar la oligarqu?a murciana (D?valos). Las ?mieles? de la grandeza, de nuevo, quedan reservadas al primog?nito de la casa, Luis Fajardo de la Cueva, II marqu?s de los V?lez desde 1546. 399 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Historia geneal?gica de la casa de Lara, vol. II, Madrid, 1697, p. 327. 400 La III condesa de Villaumbrosa cas? con el III marqu?s de Montealegre (del linaje N??ez de Guzm?n), quien a su muerte (1678) dej? una notoria colecci?n pict?rica, cuyo rico inventario aparece en BURKE, M. B. y CHERRY, P., Collections of paintings in Madrid: 1601-1755, vol. I, Los Angeles, 1997, pp. 792-797. Agradezco esta referencia al Dr. Enrique Soria Mesa. 401 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Historia geneal?gica..., op. cit., pp. 261-262. 147 148 b. El II marqu?s de los V?lez: la casa de Cabra Luis Fajardo de la Cueva, II marqu?s de los V?lez402, naci? en Murcia en torno a 1508. Era fruto del segundo matrimonio de Pedro Fajardo Chac?n y la hija de los duques de Alburquerque, Menc?a de la Cueva. Si su padre representa la Espa?a de los Reyes Cat?licos, para Mara??n don Luis encarnaba una especie de alter ego de Carlos V, al destacar sobre todo como guerrero, algo en lo que sus sucesores al frente de la casa no se distinguir?n tanto. De joven se curti? luchando contra turcos y berberiscos que desembarcaban en las costas de Cartagena. M?s tarde acompa?? al C?sar en numerosas campa?as: Hungr?a (1531), T?nez (1535), Provenza (1536) y Argel (1541). A mediados de octubre de 1526 cas?, en Baena, con Leonor Fern?ndez de C?rdoba, hija del III conde de Cabra, Diego Fern?ndez de C?rdoba, y de su segunda esposa Francisca de Z??iga y de la Cerda403, ambos fallecidos404, en concreto el Conde muri? en 1525. Los Fajardo se un?an as? a uno de los linajes m?s prestigiosos de Castilla, que a trav?s del IV conde de Cabra, Luis Fern?ndez de C?rdoba, asumi? los t?tulos y posesiones del Gran Capit?n, al casar con su ?nica hija, do?a Elvira, II duquesa de Sessa. La situaci?n econ?mica del linaje Fern?ndez de C?rdoba y, concretamente, de la casa condal de Cabra, una de sus ramas m?s prominentes, era muy importante, de hecho diversos segundones fundaron mayorazgos y con ello ramas separadas. Los condes de Cabra ten?an, a la altura de 1522, unas rentas de 5.000.000 de mrs., un mill?n m?s que la rama primog?nita de los Fern?ndez de C?rdoba, es decir la casa de Aguilar (marqueses de Priego)405. Adem?s el linaje m?s importante del reino de C?rdoba, engrandecido al igual que los Fajardo debido a sus actividades guerreras en la frontera con el reino de Granada, estaba muy bien situado en la corte de Carlos V. De hecho, dos hermanos de la futura Marquesa de los V?lez ocuparon cargos de gran importancia en la administraci?n habsb?rgica. El primog?nito, don Luis, ya aludido, fue embajador en 402 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 75-132. 403 RAH, SC, M. 1, fol. 82r.-83v. Capitulaciones matrimoniales entre Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, y Alonso de C?rdoba, comendador de Habanilla, para el casamiento de Luis Fajardo y de la Cueva, II marqu?s de los V?lez, hijo del primero, con do?a Leonor de C?rdoba y Z??iga, hija de los III condes de Cabra. 16 de octubre de 1526. 404 Vid. la descendencia del III conde de Cabra en MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., pp. 587-589. 405 Ib?d., p. 388. Sobre la casa de Aguilar vid. QUINTANILLA RASO, M. C., Nobleza y se?or?os en el Reino de C?rdoba (siglos XIV y XV), C?rdoba, 1979. 149 Roma406; mientras que uno de los segundones, don Pedro, se?or de Albend?n, fue el primer presidente del Consejo de ?rdenes (1556), estrechamente vinculado al partido ebolista en los inicios del reinado de Felipe II407. Este ?ltimo, al igual que Gabriel de C?rdoba, cas? con una dama de la emperatriz Isabel y fund? un mayorazgo, y por ende una rama segundona desgajada de la l?nea principal de la casa de Cabra. Riqueza, poder e influencia en la corte son los v?rtices en los que se apoyan las estrategias de ascenso y reproducci?n social de los Fern?ndez de C?rdoba, que casan con las m?s ilustres familias de la aristocracia hisp?nica y son capaces de dar continuidad a multitud de l?neas segundog?nitas, quiz? esa ?frondosidad? no se dio a tales niveles en ning?n otro linaje nobiliario. Ni siquiera los Pacheco, Z??iga, Manrique, Mendoza y Toledo parecen alcanzar ese ?xito social y familiar. De hecho, la casa de Cabra, a pesar de estar considerada dentro de la grandeza de Espa?a primigenia, hab?a surgido como una rama segundona de la casa de Aguilar, tronco principal de los Fern?ndez de C?rdoba408. Do?a Leonor fue dotada con 17.500.000 mrs., de los cuales 4.500.000 ?es decir poco m?s de una cuarta parte? se pagaron a los diez d?as de firmar las capitulaciones matrimoniales, es decir el 26 de octubre de 1526 (vid. cuadro 7). Sin embargo, la cuant?a de la dote recogida por Ra?l Molina Recio s?lo menciona los 5 cuentos (millones) de mrs. ?a que se obligaron sus hermanos el de?n de C?rdoba [don Juan], don ?lvaro y don Gabriel de C?rdoba?409. Si bien es cierto que tras la muerte de su hermano, ?lvaro de C?rdoba, do?a Leonor recibir?a 5.000.000 de mrs., correspondientes a las leg?timas paterna y materna del citado don ?lvaro, siempre y cuando no hubiese muerto sin descendencia410. Para garantizar dicha donaci?n, los citados don Juan y don Gabriel se compromet?an a avalar con sus bienes y hacienda a su hermano, actuando por tanto como fiadores. Lo cierto es que esta cifra s?lo era una 406 HERNANDO S?NCHEZ, C. J., ?Nobleza y diplomacia en la Italia de Carlos V: el II duque de Sessa, embajador en Roma?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Los escenarios del Imperio, vol. III, Madrid, 2001, pp. 203-282. 407 MOLINA RECIO, R., ?La alta nobleza castellana en el reinado de Carlos V: don Pedro Fern?ndez de C?rdoba, primer presidente del Consejo de ?rdenes?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V..., op. cit. La organizaci?n del poder, vol. II, Madrid, pp. 405-420; y del mismo autor ?La nobleza cordobesa en la Corte de Felipe II: los Fern?ndez de C?rdoba?, en E. MART?NEZ RUIZ (coord.), Madrid, Felipe II y las ciudades de la monarqu?a. Capitalidad y econom?a, vol. II, Madrid, 2000, pp. 107-121. 408 MOLINA RECIO, R., ?Estructuras y estrategias...?, op. cit., p. 84. 409 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 758. 410 RAH, SC, M. 1, fol. 84r. Noticia de la donaci?n inter vivos, de ?lvaro de C?rdoba y Z??iga, hijo de los III condes de Cabra, de todos sus bienes a favor de su hermana, do?a Leonor, despu?s marquesa de los V?lez, y para el caso de que ?sta falleciese sin hijos, para su otra hermana, do?a Francisca, despu?s marquesa de Comares, y en caso de que ?sta tampoco los tuviera, quiere que sean para su hermano, Pedro, se?or de la Zubia. 20 de noviembre de 1525. 150 parte de sus bienes dotales, en concreto un 28,57%. Esta donaci?n inter vivos se produjo un a?o antes del acuerdo matrimonial con los Fajardo411, con el fin de ?azer buena obra a la dicha do?a Leonor, mi hermana?412, tal y como indicar? don ?lvaro, el 11 de junio de 1543, y a ella aludir? m?s adelante. Al estar hu?rfana de padres do?a Leonor, las capitulaciones matrimoniales las negociaron y firmaron en su nombre, su t?o Francisco de Mendoza y C?rdoba, obispo de Oviedo413, y sus citados hermanos ?lvaro414, Juan415 y Gabriel416. Respecto a las arras, Luis Fajardo solicitaba a Carlos V licencia para hipotecar todas sus villas del reino de Murcia (Mula, Molina, Alhama y Librilla), a fin de pagar 6.000 ducados de oro417 (2.250.000 mrs.). El I marqu?s de los V?lez, por su parte, se compromet?a a entregar a los contrayentes 2.000 ducados de juro (750.000 mrs.) y: ?a la dicha Se?ora Do?a Leonor las Joyas de oro e perlas e piedras e vestidos que com?nmente suelen dar a las grandes se?oras hijas de Grandes se?ores destos Reynos?418. No hab?an pasado muchos a?os de su matrimonio cuando qued? viudo don Luis, el a?o 1533419, no volviendo nunca a contraer nupcias. En aquellos momentos segu?a 411 RAH, SC, M. 1, fol. 84r. Facultad dada por el emperador Carlos V a Luis Fajardo, II marqu?s de los V?lez, de hipotecar su mayorazgo para responder de la dote de su mujer, do?a Leonor de C?rdoba. 10 de octubre de 1526. 412 SN-AHN, Luque, C. 177, D. 34, fol. 29v. Juan Fern?ndez de C?rdoba presenta ciertas escrituras, hechas por don ?lvaro de C?rdoba y do?a Mar?a de Arag?n, su mujer, en favor de don Juan de C?rdoba, de?n que fue de C?rdoba, y de don Gabriel de C?rdoba, sus hermanos. Valladolid, 14 de junio de 1578. 413 Muchas de las dignidades eclesi?sticas que acumul? fueron heredadas por su sobrino, el aludido Juan de C?rdoba. 414 Se?or de Valenzuela, comendador de Abanilla, en la Orden de Calatrava, y caballerizo mayor del pr?ncipe Felipe (II). 415 Fallecido el 29 de agosto de 1565, fue beneficiado de Cabra y de Izn?jar, can?nigo doctoral, dignidad de maestrescuela y de?n de C?rdoba, primer abad y se?or de Rute (1531), capell?n mayor de la gran capellan?a fundada por su padre en la parroquia de Santa Mar?a de Baena, y visitador de la Universidad de Salamanca (1538). Tuvo seis hijos naturales (?los C?rdobas del De?n?) heredando el primog?nito ?Juan Fern?ndez de C?rdoba? un rico mayorazgo. Cfr. MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 603; y D?AZ RODR?GUEZ, A. J., ?Las casas del de?n don Juan de C?rdoba: lujo y clientela en torno a un capitular del Renacimiento?, Hispania Sacra, 61-123 (2009), pp. 77-104. 416 Vivi? durante la primera mitad del siglo XVI. Fue se?or consorte de las Gu?jaras y de la mitad de Albend?n, por su matrimonio con Ana Zapata de Mendoza. Fue general de galeras de la armada real, caballero de Calatrava, veinticuatro de Granada, as? como gobernador de los estados de Baena, Cabra y de la Taha de ?rgiva y sus lugares, en nombre de su sobrino carnal, don Luis Fern?ndez de C?rdoba, IV conde de Cabra y II duque consorte de Sessa. Vid. MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 603. 417 RAH, SC, M. 1, fol. 84r. 418 Ib?d., fol. 83v. 419 Se desconoce el d?a exacto de su muerte. S? se sabe que la Marquesa de los V?lez test? en V?lez Blanco, el 27 de septiembre de 1531. Su testamento fue abierto tras su muerte, dos a?os m?s tarde. Dejaba dos hijas (Francisa y Menc?a) y dos hijos (Pedro y Diego). Adem?s, en su testamento fundaba dos 151 siendo heredero de su casa, pues su padre falleci? en 1546. Adem?s ser?a el primero de su estirpe en titularse marqu?s de Molina, t?tulo de los primog?nitos que recibi? de Carlos V durante la campa?a de T?nez (1535). De este ?nico matrimonio nacieron cuatro hijos: 1. don Pedro (futuro III marqu?s); 2. do?a Menc?a, soltera; 3. do?a Francisca, soltera; 4. y don Diego (capit?n en la guerra de las Alpujarras). Junto a estos descendientes leg?timos, de los que se hablar? m?s adelante, el II marqu?s de los V?lez tuvo un hijo bastardo, llamado como ?l Luis Fajardo, que lleg? a ser capit?n general de la escuadra del Mar Oc?ano. Cascales cita otro hijo espurio, llamado tambi?n Luis Fajardo, oidor de la Audiencia de Sevilla y que muri? sin sucesi?n. Esta es la ?nica referencia existente sobre ?l420. La citada donaci?n inter vivos de 1525, en la cual ?lvaro de C?rdoba, se?or de Valenzuela, hac?a a su hermana do?a Leonor, marquesa de los V?lez, heredera de todos sus bienes, por un valor de 5.000.000 de mrs., traer?a consecuencias a medio plazo. Veinte a?os despu?s, en 1545, con la Marquesa ya fallecida421, su hermano pon?a pleito a su cu?ado, el Marqu?s de Molina, y sus cuatro sobrinos (Pedro, Diego, Francisca y Menc?a) para reclamarles dicha cantidad. Argumentaba que cuando don? esa cifra ?en concepto de dote? a su hermana estaba soltero y convencido de que seguir?a en ese estado, aunque finalmente cas? con Mar?a de Arag?n (en torno al a?o 1540), dama de la emperatriz Isabel, de la cual ten?a en esos momentos diez hijos vivos. Don ?lvaro interpuso pleito ante la justicia de la villa de Cuevas422 ?residencia habitual de los marqueses de los V?lez, junto a V?lez Blanco? pidiendo la nulidad de la donaci?n hecha en 1525. Contaba con el apoyo de sus hermanos, los ?fiadores? don Juan y don Gabriel. Incluso el de?n don Juan, le entreg? 1.000.000 de mrs. para comprar un juro con el que poder asegurar a sus hijos capacidad financiera, en caso de que sus primos Fajardos pleiteasen para obtener la donaci?n de 1525. Adem?s, el 31 de marzo de 1539, capellan?as en la capilla de San Lucas de la catedral de Murcia, dot?ndolas con 1.000 reales de vell?n. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. 420 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos..., op. cit., p. 17. 421 En fecha desconocida con exactitud, aunque debi? ser tras el nacimiento de su hijo menor, Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, en torno a 1533. 422 SN-AHN, Luque, C. 177, D. 37. Testimonio de Juan P?rez Varaona, escribano de c?mara de la Real Chanciller?a de Granada, de cierto pleito principiado por el Sr. D. ?lbaro de C?rdoba contra el Sr. D. Luis Faxardo, Marqu?s de Molina, marido de la Sra. D.? Leonor de C?rdoba. 19 de marzo de 1546. 152 el de?n renunci? a favor de don ?lvaro, de los bienes que hab?a heredado de otra de sus hermanas, la difunta monja Mar?a de C?rdoba423. ?Por qu? don ?lvaro estaba tan seguro, en 1525, de que no contraer?a nupcias? La respuesta, dada por ?l mismo, subraya que era caballero de la Orden de Calatrava, y comendador de Abanilla en dicha orden, la cual s?lo permit?a profesar a c?libes. Pero m?s adelante, en torno a 1538, cambi? el h?bito calatravo por el santiaguista, previa licencia de la Santa Sede, y de esa forma pudo contraer nupcias424. Sin embargo, su cu?ado, Luis Fajardo de la Cueva, se negaba a rectificar lo estipulado en las capitulaciones matrimoniales de su difunta esposa, pues no pod?a permitirse el lujo de perder dicha suma. El se?or de Valenzuela, en defensa de su reclamaci?n, llega a afirmar que su hermana, do?a Leonor: ?llev? en dote 17 quentos, que por el a?o de [15]26 y mucho tiempo antes y despu?s nunca se dio tanto dote a hijo mayor de ning?n gran Se?or, especialmente en Andaluz?a?425. El Marqu?s de Molina no duda en responder ?que su casa era de muy gran renta y autoridad y que ?l pudiera casar con hija de algunos grandes del Reino, que le dieran en dote 25 quentos y 30 y m?s?. Entre las candidatas con las que dice podr?a haber casado, tanto antes de hacerlo con do?a Leonor como tras enviudar, cita a las hijas de los duques de N?jera, Infantado, Alba, Calabria y a la de Pedro Maza. Con esta ?ltima habr?a heredado ?todo el estado deste cavallero?426. Posiblemente exageran las dos partes, a fin de mostrar el sacrificio que hab?an realizado con motivo de los acuerdos matrimoniales de 1526. Al morir don ?lvaro antes de resolverse el pleito, su esposa, Mar?a de Arag?n, lo traslad? de la Chanciller?a de Granada al Consejo de Castilla, por 423 A?os despu?s se suscit? una disputa entre los descendientes del de?n Juan de C?rdoba y los de Gabriel de C?rdoba, que pretend?an hacerse con ese patrimonio que su t?o, don ?lvaro, hab?a recibido de su hermana do?a Mar?a. Vid. SN-AHN, Luque, C. 177, D. 34, fol. 31r.-34r. Juan Fern?ndez de C?rdoba presenta ciertas escrituras, hechas por don ?lvaro de C?rdoba y do?a Mar?a de Arag?n, su mujer, en favor de don Juan de C?rdoba, de?n que fue de C?rdoba, y de don Gabriel de C?rdoba, sus hermanos. Valladolid, 14 de junio de 1578. 424 Ib?d., fol. 35r. 425 RAH, SC, M. 1, fol. 84r. Noticia de que Alvaro de C?rdoba y Z??iga, se?or de Valenzuela, caballerizo mayor del rey Felipe II, casado con do?a Mar?a Manuel y Arag?n, puso demanda a sus sobrinos, Pedro, despu?s III marqu?s de los V?lez, Diego, do?a Mar?a y do?a Francisca Fajardo y C?rdoba, para recuperar los bienes que hab?a donado a su difunta hermana, madre de los mencionados, do?a Leonor, marquesa de los V?lez. 23 de febrero de 1545. 426 RAH, SC, M. 1, fol. 84r. Noticia del arreglo sobre la dote de do?a Leonor de C?rdoba, que articularon ?lvaro de C?rdoba y Z??iga, se?or de Valenzuela, su hermano, y Luis Fajardo, II marqu?s de los V?lez, su marido. Sin fecha. 153 hallarse en la corte ocupada en el servicio real. No he hallado la sentencia o concordia definitiva entre ambas partes, sin embargo el proceso es ya de por s? ilustrativo de las fuertes sumas que una familia de la grandeza deb?a pagar para casar a su hija con el primog?nito de otra casa de similar relevancia. CUADRO 7: LA DOTE DE LEONOR DE C?RDOBA (1526) Concepto Cantidad (mrs.) % Rentas situadas en la ciudad de C?rdoba 10.500.000* 60 Donaci?n inter vivos de ?lvaro de C?rdoba 5.000.000 28,57 Leg?tima de do?a Leonor 1.500.000 8,57 Joyas, esclavos y vestidos de do?a Leonor 500.000 2,86 Total: 17.500.000 100 Fuente: RAH, SC, M. 1, fol. 82r.-83v. (*750.000 mrs. anuales, lo que equivale a 14 anualidades) 154 155 c. El III marqu?s de los V?lez: los Osuna y los Requesens-Z??iga Los dos matrimonios de don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, II marqu?s de Molina y futuro III marqu?s de los V?lez, han de entenderse en funci?n del cambio de paradigma que este personaje supuso para su casa. Tras casi dos siglos durante los cuales sus miembros hab?an destacado esencialmente como guerreros, por primera vez, un Fajardo se encaminaba hacia la corte no s?lo para educarse all?, algo frecuente entre los primog?nitos de la grandeza, que adem?s quedaban as? bajo el control de los reyes y como representantes ante la corte de las demandas e intereses de sus padres, normalmente residentes en sus estados. Don Pedro ser? ante todo un intelectual y un estadista, es decir un cortesano propio del Renacimiento, tal y como se puede ver en los cap?tulos 5 y 6, en los que de nuevo se alude a estas uniones para entender su asentamiento, consolidaci?n y ascenso en la corte. A priori, sus dos enlaces matrimoniales no se diferencian de los contra?dos por su padre y abuelo, dado que cas? con hijas de destacados linajes aristocr?ticos. Dichas esposas aportaban dinero, en forma de ingentes dotes, am?n de relaciones privilegiadas con la aristocracia cortesana (casas de Paredes, Alburquerque, Cifuentes, Cabra, Ure?a...) y, por supuesto, deb?an perpetuar el linaje Fajardo, proporcionando un heredero, a ser posible var?n para evitar que la casa de los V?lez fuese absorbida por alguna rama colateral o segundona. Como todos los primog?nitos de su estirpe, don Pedro casar? con mujeres de casas ajenas al reino de Murcia, pues en este territorio los Fajardo eran la ?nica casa aristocr?tica, y por tanto no hab?a ninguna familia cuyo estatus, riqueza y poder pudiera ni de lejos compararse con el suyo. De hecho, los Pacheco, a pesar de su inmenso se?or?o sobre el norte del reino de Murcia, durante la segunda mitad del siglo XV, nunca se consideraron un linaje aut?ctono. Esa escasa identificaci?n se rompi? definitivamente tras la victoria de los Reyes Cat?licos en la guerra civil que les consolid? en el trono y la consiguiente reintegraci?n de la mayor parte del marquesado de Villena a la Corona, am?n de la ca?da en desgracia de los Pacheco, que fueron despose?dos de su t?tulo y quedaron durante d?cadas residiendo en su villa ducal de Escalona. Ni siquiera exist?an durante el siglo XVI linajes murcianos que pudieran ser encuadrados dentro de la llamada nobleza media o nobleza titulada, habr? que esperar a la centuria siguiente para que s?lo unas pocas familias de la oligarqu?a murciana reciban t?tulos, y alguno de ellos ir? a parar a l?neas segundog?nitas de los Fajardo (marqueses de Espinardo). Por tanto, tampoco los segundones de la casa de los V?lez pod?an 156 contraer nupcias dentro de las fronteras del reino murciano, sino que sus esposos eran elegidos entre segundones de casas nobiliarias, fundamentalmente de otros reinos de la corona castellana. Algunas de ellas, como se ha indicado, estaban asentadas en el oriente granadino y, por tanto, pose?an se?or?os pr?ximos al marquesado de los V?lez (los Enr?quez, los Castilla). Otras reforzaban alianzas tradicionales de los Fajardo (los Manrique y varias de sus ramas colaterales y segundonas). Lo cierto es que la casa de los V?lez a pesar de su elevada posici?n, merced a los extensos se?or?os murciano-granadinos, cargos, rentas, juros e influencia, sin olvidar los beneficios de la venta del alumbre, no hab?a sido capaz de crear ramas segundonas aparte. Este logro, que necesitaba de la previa fundaci?n de mayorazgos destinados a segundog?nitos y, por tanto, de una riqueza considerable y, lo que es m?s importante, en aumento, s? se produjo en otras casas de la grandeza hisp?nica. Especialmente visible fue entre los Fern?ndez de C?rdoba, hasta el punto de que una casa originariamente secundaria como la de Cabra acabe situ?ndose por encima de la primog?nita de los Aguilar, en cuanto a riqueza, t?tulos y preeminencia. Este ?xito social y familiar requer?a un patrimonio territorial y econ?mico cada vez mayor y, por supuesto, el ?xito biol?gico al conseguir vincular t?tulos y posesiones no s?lo propias sino ajenas, mediante una acertada pol?tica matrimonial y la falta de descendientes de los linajes con los que se enlazaba. Similar a los Fern?ndez de C?rdoba, aunque sin llegar a tan compleja profusi?n de ramas segundog?nitas e incluso bastardas, es el caso de los Mendoza, los Pacheco, los Z??iga, los ?lvarez de Toledo o los Manrique, es decir de algunas de las familias m?s antiguas y poderosas de la aristocracia castellana. Por su parte, los marqueses de los V?lez ir?n dejando a su muerte una hacienda cada vez m?s endeudada, que dif?cilmente pod?a llegar ni siquiera a plantearse la consolidaci?n de ramas menores. De hecho, tras recibir y comprar los se?or?os granadinos, entre 1492 y 1515, los Fajardo no aumentan su patrimonio territorial hasta finales del XVII, cuando la marquesa viuda do?a Engracia de Toledo (esposa del V Marqu?s) compre la villa de Zurgena, pr?xima a sus estados del valle del Almanzora. Sin base territorial no pod?an surgir nuevos mayorazgos susceptibles de desgajarse del tronco principal. Con todo, los Fajardo no parecen ser la excepci?n, sino m?s bien la norma, entre una aristocracia cuya situaci?n financiera ir? agrav?ndose cada vez m?s. Ahora bien, la situaci?n econ?mica tampoco explica por s? misma esos procesos de reproducci?n social at?picos en tanto que plenamente exitosos. La concentraci?n de se?or?os, t?tulos, cargos, encomiendas y otros privilegios s?lo se comprende en su 157 totalidad por el hecho de que los citados linajes gozaron del favor real, esto es ocuparon puestos de relieve en la corte y el gobierno. Sin embargo, la de los V?lez fue una casa cuya g?nesis y engrandecimiento se explica precisamente por el alejamiento del poder central, es decir al abrigo de la frontera nazar? y el cargo de adelantados y capitanes mayores del reino de Murcia. Esto permite entender que s?lo en 1627 un rama menor de los Fajardo reciba un t?tulo nobiliario (marquesado de Espinardo), mientras que en 1599 los Chac?n ya hab?an hecho lo propio (condado de Casarrubios del Monte), aunque siguiendo una trayectoria paralela a sus parientes murcianos, a pesar de que ?stos se autoproclamen como parientes mayores suyos, a fin de agregar como propios sus servicios palatinos y cercan?a a la Corona. Fue precisamente el III marqu?s de los V?lez quien se encumbr? en la corte como ning?n otro miembro de su linaje antes o despu?s, ni siquiera su tatarabuelo Gonzalo Chac?n o su bisnieto, el VI marqu?s de los V?lez. Pero su privanza fue tan relevante como breve (1575-1578), de modo que a su muerte s?lo dej? deudas y una larga traves?a en el desierto, derivada de la minor?a de edad de su heredero (1579-1594), que s?lo contaba tres a?os de edad. Ello ser? lo que empuje a sus hermanos a fundar un mayorazgo, en gran medida a partir del patrimonio de la rica dote de su madre, Leonor de C?rdoba, para garantizar una alternativa a la posible desaparici?n de la l?nea primog?nita de su casa. En cuanto a los matrimonios del futuro III marqu?s de los V?lez, el primero lo contrajo s?lo cuatro a?os despu?s de llegar a la corte, en 1554, con Leonor Gir?n de la Cueva427, hija de Juan T?llez Gir?n ?el Santo?, IV conde de Ure?a, y de Mar?a de la Cueva, camarera mayor de la reina Isabel de Valois. El Conde hab?a sido camarero mayor de Carlos V, notario mayor de Castilla y miembro del Consejo regio, pero su estancia en la corte fue breve, traslad?ndose a su villa de Osuna, en el reino de Sevilla, desde donde desarroll? una importante labor de mecenazgo cultural y religioso, con la creaci?n de la Colegiata, la Universidad y diecis?is conventos. En dichas fundaciones invirti? 300.000 ducados428. Su esposa, la Condesa, era hermana de Menc?a de la Cueva, mujer del I marqu?s de los V?lez, y madre de Luis Fajardo de la Cueva. Este parentesco exigi? la preceptiva dispensa papal, que salvaba el tercer y cuarto grado de 427 AHN-SN, Osuna, C. 8, D. 22. Capitulaciones y otros documentos sobre el casamiento de Leonor Gir?n, hija de Juan T?llez Gir?n, IV conde de Ure?a, con Pedro Fajardo, hijo de Luis Fajardo, II marqu?s de los V?lez. 1554. 428 GUTI?RREZ N??EZ, F. J., ?Juan T?llez Gir?n y de la Vega, IV Conde de Ure?a?, en Diccionario Biogr?fico de la Real Academia de la Historia, Madrid, en prensa. Agradezco al autor que me facilitase su texto antes de ser publicado. 158 consanguinidad429. El acuerdo matrimonial fue negociado entre el Conde, en representaci?n de la novia (su hija), que era menor de doce a?os, y Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba, III duque de Sessa, que representaba al novio, su primo, que rondaba los veinticuatro a?os. As? pues, se pact? el enlace en Osuna, el 10 de marzo de 1553430. En las capitulaciones matrimoniales, firmadas el 13 de octubre de 1554, do?a Leonor, que m?s tarde ser?a dama de la reina, fue dotada, con 57.333 ducados (21.500.000 mrs.). Dicha cantidad fue aumentada en 500.000 mrs., ?por me hazer mer?ed?, tal y como se?ala el propio novio, llegando finalmente a un valor total de 22.000.000 de mrs.431 (58.666,67 ducados). Esa cifra era propia de una de las m?s ricas casas de la aristocracia hisp?nica. De hecho, transcurridos algo m?s de veinte a?os desde el enlace entre don Pedro y do?a Leonor, en 1577, los Osuna ten?an unas rentas anuales que alcanzaban los 112.000 ducados (42.000.000 de mrs.), s?lo superados por los Medina Sidonia, que llegaban a los 120.000432. De esos bienes dotales 20.320.654 mrs. se pagaron en dinero procedente de diversas rentas de la hacienda condal, distribuidas en los partidos de Tierra de Campos y Castilla. Ahora bien, m?s de la mitad no fue a parar al entonces Marqu?s de Molina, sino a sus acreedores, especialmente a Hern?n Rodr?guez de Jerez, vecino de Valladolid, a quien su suegro entreg? 13.868.480 mrs. De modo que el 63,03% de la dote sirvi? para sanear las endeudas cuentas de la casa de los V?lez. Por otro lado, no todos los bienes dotales se pagaron con ?la moneda usual que al presente se usa en estos reinos?, de hecho don Pedro recibi? 600.000 mrs. de juro (a 14.000 mrs. el millar) situados sobre las rentas de la villa de Olvera, perteneciente al conde de Ure?a. Otra parte fue pagada, como era habitual, ?en pie?as y joyas de axuar y en oro y plata todo?: 1.079.346 mrs (ver cuadro 8). Las arras entregadas por el novio ascendieron a 10.000 429 SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 25, fol. 2r.-3r. Bula de Julio III por la que dispensa a Pedro Fajardo (III marqu?s de los V?lez) y Leonor T?llez-Gir?n del tercero y cuarto grado de consanguinidad en que estaban cuando contrajeron matrimonio, y les autorizan para que siguieran en ?l, as? como legitimar la descendencia que tuvieren. Roma, 22 de abril de 1554. 430 SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 23, fol. 2r. Copia de la escritura de dote y otras que a favor de la Sra. D.? Leonor Gir?n, hija del Sr. D. Juan T?llez Gir?n, IV Conde de Urue?a, otorg? el Sr. D. Pedro Fajardo, su marido, hijo primog?nito y sucesor del Sr. D. Luis Fajardo, II Marqu?s de los V?lez; y otros papeles tocantes al casamiento de dichos se?ores. 431 SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 22, fol. 9r.-9v. Carta de docte que otorg? el muy Illustre se?or don Pedro Fajardo a la muy Illustre se?ora, mi se?ora, do?a Leonor Gir?n, de 22 quentos de mrs. y 10 mil ducados de arras. Que todo monta 25 quentos 750 mil [mrs.]. Osuna, 5 de mayo de 1557. 432 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 350-352; y NOZALEDA MATA, M. y LEDESMA G?MEZ, F., ?La Hacienda de la Casa de Osuna en el siglo XVI: historia de un mito?, Apuntes 2. Apuntes y documentos para una historia de Osuna, 1 (1996), p?gs. 94-110. 159 ducados de oro (3.750.000 mrs.)433, para lo cual hipotecaba su villa de Cuevas, en el reino de Granada. El 19 de mayo de 1558 fallec?a el IV conde de Ure?a, siendo inhumado en la colegiata de Osuna, con la asistencia de Pedro Fajardo, junto a la viuda e hijos del finado, as? como el duque de Arcos, su sobrino434. De la elevada posici?n de los Gir?n en la corte da idea el hecho de que, en 1562, el hermano de do?a Leonor y V conde de Ure?a, Pedro Gir?n, recibi? de Felipe II el t?tulo ducal de Osuna435, desarrollando una importante carrera al servicio del monarca. Una muestra de la buena relaci?n que un?a a Pedro Fajardo con su familia pol?tica la proporciona el testamento de su suegra, la condesa viuda de Ure?a, Mar?a de la Cueva. ?sta le nombra, en 1563, entre sus albaceas, algo que no debe extra?ar porque do?a Mar?a viv?a en la corte, ocupando uno de los m?s relevantes cargos palatinos ?la camarer?a mayor de la reina? y su yerno resid?a all? desde 1550. Junto a don Pedro son designados el hijo de la Condesa, I duque de Osuna, y algunos destacados criados de su casa, tal y como ella misma indica: ?Y se?alo y nombro por mis testamentarios y alva?eas al Duque de Osuna, mi hijo, y al Se?or Don Pedro Fajardo, mi hijo, y al Reverendo Doctor Moreno, Retor del Ospital de Osuna, y al tesorero Juan Fern?ndez Gallego, vezino de Osuna, y al Reverendo Padre fray Alonso de Orozco436, mi confesor, para que juntos o los dos por lo menos cumplan este mi testamento para lo qual a todos doy mi poder cumplido como puedo y de derecho devo?437. Tres a?os despu?s, el 19 de abril de 1566 mor?a en Madrid la Condesa, y siguiendo sus mandas se abr?a el testamento en presencia de su yerno. Junto a ello, destaca el hecho de que dej? a su hija, do?a Leonor, 2.000 ducados. Si bien ?sta no pudo disfrutarlos ya que falleci? apenas tres meses despu?s, tambi?n en Madrid, el 6 de 433 SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 22, fol. 13v. Carta de docte que otorg? el muy Illustre se?or don Pedro Fajardo a la muy Illustre se?ora, mi se?ora, do?a Leonor Gir?n, de 22 quentos de mrs. y 10 mil ducados de arras. Que todo monta 25 quentos 750 mil [mrs.]. Osuna, 5 de mayo de 1557. 434 MOR?N DE CASTRO, M. F., ?Leonor de Guzm?n y Arag?n, primera duquesa de Osuna, mujer del Renacimiento en la Baja Andaluc?a?, Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, 8 (2006), p. 16. 435 FERN?NDIZ CONTI, S., ?La nobleza castellana y el servicio palatino?, en J. MART?NEZ MILL?N y S. FERN?NDIZ CONTI (dirs.), La monarqu?a de Felipe II: la Casa del Rey, vol. I, Madrid 2005, pp. 636-637. 436 Quince a?os despu?s, en 1578, el III marqu?s de los V?lez tambi?n design? a fray Alonso de Orozco, hermano del convento de agustinos de San Felipe el Real (cerca del Alc?zar madrile?o), como uno de sus albaceas. Vid. SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 4v. Copia del testamento de don Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 437 RAH, SC, M. 4, fol. 76r.-77v. Testamento cerrado, otorgado por do?a Mar?a de la Cueva, condesa viuda de Ure?a. 11 de mayo de 1563. 160 julio de 1566438, con veinticuatro a?os de edad y tras haber dado a luz a su ?nica hija, llamada Mar?a. Dejaba cuatro albaceas, a saber: su esposo, Pedro Fajardo; su hermano Pedro Gir?n, I duque de Osuna; Juan Fern?ndez Gallego, tesorero de la casa de Osuna; el prior de San Felipe el Real de Madrid, vinculado a los Gir?n, de hecho alguno de sus miembros fue tambi?n albacea de su madre (1563) y de su marido (1578); y, por ?ltimo, el padre provincial de la Compa??a de Jes?s. Dispone Leonor Gir?n de la Cueva que, debido a ?la ne?esidad en que estamos don Pedro, mi Sr., e yo agora?, cuando la situaci?n de su esposo sea m?s acomodada vele por el cumplimiento de todas sus mandas, que inclu?an numerosas misas, obras de caridad, rescate de cautivos y contribuciones a hospitales y conventos, sobre todo en la villa de Osuna, por un valor total de 30.000 ducados. Don Pedro era ?su heredero for?oso?, y como tal deb?a ocuparse de la ?nica hija que hab?an tenido, ?si la criatura biviere?, aunque muri? pocos d?as despu?s que la madre439, siendo enterrada tambi?n en la cripta de la capilla del Santo Sepulcro de la iglesia colegial de de la Asunci?n, en Osuna440. Entre las disposiciones de la testadora destaca asimismo una en la que dice: ?mando que todas las joyas e cosas de oro y piedras que don Pedro, mi Sr., me a dado, se le buelvan a su se?or?a?. Era habitual que las damas de la aristocracia recibieran estos valiosos presentes de su familia pol?tica, concretamente en cuanto a los de do?a Leonor se trataba de: ??inquenta botones de rub?es, quarenta e nueve de perlas grandes y diez e ocho de perlas menores, un joyel de un diamante e una perla, noventa y dos botones de oro, una sortija con un diamante de hechura de dado e otra sortija de rub?s, otras dos de diamantes de tablas e si ay otra cosa que a m? no se me acuerda y sea de lo que su se?or?a me a dado, todo se le buelva?441. Quedaba, por tanto, viudo y sin heredero Pedro Fajardo, que contaba unos treinta y seis a?os de edad. Intent?, sin ?xito, obtener una nueva dispensa papal para casar con 438 SN-AHN, Osuna, C. 9, D. 19, fol. 2r. Copia del testamento de la Sra. Do?a Leonor Gir?n, muger del Sr. D. Pedro Faxardo, en 10 de junio de 1566, ante Pedro Rodr?guez de Bega, scribano p?blico de Madrid, cuia copia est? autorizada por Juan de las Cuevas, scribano. 439 Ib?d., fol. 4r-4v. 440 Vid. RODR?GUEZ-BUZ?N CALLE, M., La Colegiata de Osuna, Sevilla, 1985, p. 118. Agradezco esta referencia a Francisco Javier Guti?rrez N??ez. 441 SN-AHN, Osuna, C. 9, D. 19, fol. 3v. Copia del testamento de la Sra. Do?a Leonor Gir?n, muger del Sr. D. Pedro Faxardo, en 10 de junio de 1566, ante Pedro Rodr?guez de Bega, scribano p?blico de Madrid, cuia copia est? autorizada por Juan de las Cuevas, scribano. 161 la hermana menor de su difunta mujer, Magdalena Gir?n, tambi?n dama de la reina Isabel de Valois. Ni siquiera su viaje a Roma en 1568, donde fue recibido por el embajador Juan de Z??iga442 (su futuro t?o pol?tico) durante varios meses, y el intento de soborno a la curia vaticana por medio de una elevada suma (25.000 ducados), evit? que el nuevo pont?fice, P?o V, mucho m?s riguroso que sus antecesores en estos asuntos, vetara su proyecto matrimonial. Finalmente, su cu?ada do?a Magdalena contrajo nupcias con uno de los arist?cratas m?s relevantes de Portugal, el duque de Aveiro443. Un a?o antes de la muerte de su primera esposa, en 1565, don Pedro estuvo implicado en los preparativos del encuentro hispano-franc?s de Bayona444, donde Isabel de Valois y diversos ministros de Felipe II se reunieron con la reina madre de Francia, Catalina de M?dicis. De hecho, el monarca espa?ol necesitaba que miembros de la grandeza acompa?aran a su esposa a Bayona, a donde ?l mismo se hab?a negado a ir, y se sirvi? de Fajardo para que sus parientes pol?ticos, en concreto su cu?ado, el reci?n nombrado I duque de Osuna, participase en esta jornada junto a do?a Isabel de la Paz445. 442 Mientras se resolv?a su dispensa, viaj? por los alrededores de Roma, haciendo diversas romer?as. Cfr. CODOIN, vol. XCVII, p. 407. Minuta de carta de don Juan de Z??iga, embajador en Roma, a don Enrique de Guzm?n, en 8 de marzo de 1568; y CODOIN, vol. LXXXVII, p. 481. Minuta de carta de don Juan de Z??iga, embajador en Roma, para Don Pedro Fajardo, de 21 de mayo de 1568. 443 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 136-142. 444 AGS, E, leg. 678, fol. 113. Carta descifrada de don Pedro Fajardo a Felipe II. Viena, 4 de junio de 1573. El arist?crata alude en esta ep?stola al duque de Anjou, reci?n elegido rey de Polonia, que en la entrevista de Bayona era todav?a un ?mochacho?. Sobre el significado de la reuni?n en la ciudad francesa vid. KAMEN, H., Felipe..., op. cit., pp. 104-107. 445 RODR?GUEZ SALGADO, M. J., ??Una perfecta princesa?. Casa y vida de la reina Isabel de Valois (1559-1568). Primera Parte?, Cuadernos de Historia Moderna, Anejo II (2003), p. 57. 162 GR?FICO 3: DISTRIBUCI?N DE LA DOTE DE LEONOR GIR?N (1554) Pagar deudas de Pedro Fajardo (63,03%) Dinero (18,43%) Rentas, juros y tercias (12,96%) Ajuar y joyas (4,9%) Desconocido (0,68%) Fuente: SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 23, fol. 10r.-14r. 163 CUADRO 8: BIENES DOTALES DE LENOR GIR?N (1554), en mrs. CONCEPTO CANTIDAD % FECHA Dinero 3.750.000 17,07 29 noviembre 1553 Dinero 300.906 1,36 3 julio 1554 Deudas de Pedro Fajardo, pagadas de las rentas del partido de Campos (1556 y 1557) 7.684.240 34,92 2 noviembre 1554 Rentas del partido de Campos 100.000 0,45 1554 Pan del partido de Campos 225.000 1,02 1554 Rentas del partido de Castilla 800.000 3,63 1554 Rentas del partido de Castilla 525.000 2,38 1555 y 1556 Tercias de Ar?valo 600.000 2,74 1554 y 1555 Deudas de Pedro Fajardo 184.240 0,83 __ Deudas de Pedro Fajardo 4.500.000 20,48 9 junio 1556 Deudas de Pedro Fajardo, pagadas de las rentas del partido de Campos (1556 y 1557) 750.000 3,4 30 julio 1556 Dilaci?n en pagar deudas de Pedro Fajardo 750.000 3,4 14 diciembre 1555 Juro situado en Olvera 600.000 2,74 2 mayo 1555 Ajuar 423.500 1,92 __ Vajilla de plata 192.787 0,87 __ Joyas 335.609 1,52 __ Terciopelo, damasco, raso y tafet?n 127.450 0,59 13 agosto 1555 Desconocido 151.268* 0,68 __ TOTAL 22.000.000 100 Fuente: SN-AHN, Osuna, C. 8, D. 23, fol. 10r.-14r. (*No aparece detallada en la relaci?n de bienes dotales, y con esa cifra se llegar?a al total de 22.000.000 de mrs.) 164 Tantos los Fajardo como los Gir?n hab?an apostado por renovar la alianza familiar, casando a la hermana menor de la difunta do?a Leonor, con Pedro Fajardo. Sin embargo, la negativa papal no s?lo acab? con ese refuerzo de los lazos entra ambas casas nobiliarias, sino que sobre todo dej? en entredicho el porvenir de la casa de los V?lez, dado que don Pedro adem?s de ser el heredero era el ?nico de sus hermanos que hab?a contra?do nupcias, en tanto que su hermano don Diego ?el menor? lo har?a a?os despu?s de la muerte de su hermano (acaecida en febrero de 1579), en torno a 1583, y sus dos hermanas ?do?a Francisca y do?a Menc?a? permanecer?an solteras toda su vida. Cercano a los cuarenta a?os de edad y sin descendencia, su segundo matrimonio dar?a al heredero del linaje Fajardo un hijo var?n y le allanar?a el camino para una fulgurante carrera pol?tica y cortesana. Fue en 1571 cuando el propio Pedro Fajardo y el comendador mayor de Castilla, Luis de Requesens y Z??iga, sellaban la alianza. Quiz? las negociaciones previas debieron fraguarse durante la estancia de su nuevo suegro en Granada, asistiendo a don Juan de Austria, quien precisamente en 1569 relev? al II marqu?s de los V?lez al mando de las tropas encargadas de sofocar la revuelta morisca. Si el primer enlace de don Pedro le hab?a llevado a unirse a una de las m?s emblem?ticas dinast?as aristocr?ticas de la grandeza espa?ola ?los Gir?n?, con la que le un?an estrechos v?nculos de sangre (v?a casa de Alburquerque), el segundo y definitivo matrimonio le uni? a una familia no titulada, pero tambi?n de elevada posici?n social y econ?mica: los Requesens-Z??iga. V?a materna este linaje descend?a de uno de los m?s conspicuos linajes catalanes: el de los Requesens. V?a paterna ?Z??iga? proced?a de la casa condal de Miranda del Casta?ar (futuros duques de Pe?aranda), linaje integrante de la grandeza hisp?nica. Es decir, los abuelos paternos de la segunda esposa de Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba hab?an contra?do, en 1526, un enlace desigual, promovido por el propio Carlos V. Su abuela, Estefan?a de Requesens i Ro?s de Liori era se?ora de las baron?as de Martorell, Sant Andreu, Molins de Rey y Rosanes, e hija de los condes de Palam?s446. Mientras que el esposo de ?sta, Juan de Z??iga Avellaneda, era un segund?n del Conde de Miranda, que frente al rico patrimonio de su mujer aportaba su preeminencia en la corte ces?rea, donde lleg? a ser ayo y mayordomo del pr?ncipe Felipe (II) y comendador mayor de Castilla en la Orden de Santiago. Este 446 Vid. los or?genes de este linaje en GUISADO, M. (ed.), Cartes ?ntimes d?una dama catalana del s. XVI: epistolari a la seva mare, la comtessa de Palam?s. Estefania de Requesens, Barcelona, 1987, pp. XIII-XXXVIII; MOLAS RIBALTA, P., L?alta noblessa catalana a l?Edat Moderna, Vic, 2004, pp. 20- 32; y de este ?ltimo autor ?El estamento de la nobleza del principado de Catalu?a?, en M. RIVERO RODR?GUEZ (coord.), Nobleza hispana, Nobleza cristiana. La Orden de San Juan, vol. I, Madrid, 2009, p. 338. 165 ?ltimo cargo fue heredado por su primog?nito, don Luis, el ?nico hijo var?n de ?ste, y finalmente por su segundog?nito, don Juan447. Juan de Z??iga Avellaneda fue naturalizado por las Cortes de Catalu?a en 1533, y nueve a?os despu?s recibi? de Carlos V el Palau reial menor de Barcelona, lo cual da idea de su cercan?a al C?sar como uno de sus m?s importantes consejeros. Muri? en 1546, siendo enterrado en la capilla del citado palacio barcelon?s, tres a?os m?s tarde fallecer?a su esposa. Esta ilustre familia representa un paradigma de lo que Molas ha denominado el proceso de ?castellanizaci?n? de la aristocracia catalana, merced a sus relevantes servicios a los sucesivos monarcas448. Adem?s de la necesidad de tener descendencia, Fajardo buscaba nuevos aliados en la corte, donde hab?a quedado aislado tras su fallido proyecto matrimonial y la muerte del pr?ncipe don Carlos. La boda con do?a Menc?a de Requesens449 es el pre?mbulo que explicita la embajada extraordinaria de Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba en la corte imperial. Dicha misi?n le fue encomendada a fines de 1571 por el cardenal Espinosa, y es analizada detalladamente en el cap?tulo 5. El compromiso matrimonial fue firmado por el Comendador Mayor y Pedro Fajardo el 30 de mayo de ese mismo a?o de 1571, en la casa del marqu?s de Denia, sita en la parroquia madrile?a de San Juan, muy cerca del Alc?zar. Entre los testigos ?estantes en la corte de su magestad? se cita a un tal Rodrigo G?mez de Silva, que en principio no debe ser el pr?ncipe de ?boli450, amigo de Requesens desde que ambos comenzaron a servir al pr?ncipe Felipe a edad muy temprana451, porque en tal caso se aludir?a su t?tulo principesco. Los otros dos testigos son Nofre Saposa, caballero y prior de la Orden de Santiago, y don Jaime Pallar?s. En principio, los desposorios iban a celebrarse, por palabras de presente, cuatro meses despu?s del acuerdo, es decir en septiembre de 1571. 447 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores de la Orden de Santiago (1658-1734), vol. I, Madrid, 1949, pp. 144-145. 448 MOLAS RIBALTA, P., ?Las redes de poder de Carlos I en Catalu?a?, en CASTELLANO CASTELLANO, J. L. y S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ, F. (coords.), Carlos V..., op. cit., vol. II, Madrid, 2001, pp. 394-395. 449 Vid. notas biogr?ficas de la hija del Comendador Mayor en MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement?, Pedralbes: revista d?hist?ria moderna, 21 (2001), pp. 56-57; y del mismo autor ?Dames del Barroc?, Pedralbes: revista d?hist?ria moderna, 21 (2004), p. 200. 450 Los otros eran Nofre Saposa y don Jaime Pallar?s. AHPM, Prot. 166, fol. 791r. Concierto entre don Luis de Requesens y don Pedro Fajardo. Madrid, 30 de mayo de 1571. Analizado en su vertiente econ?mica por S?NCHEZ RAMOS, V., ?Sangre, honor y mentalidad nobiliaria: la casa Fajardo entre dos siglos?, Revista Velezana, 24 (2005), pp. 31-33. 451 BOYDEN, J. M., The courtier and the king. Ruy G?mez de Silva, Philip II and the Court of Spain, Berkeley, 1995, pp. 11-12. 166 Y las velaciones el 1 de enero de 1573452, sin embargo la citada embajada extraordinaria ante Maximiliano II adelant? la fecha prevista para el enlace, que debi? efectuarse cuatro meses antes de la partida de Fajardo a Viena y, por tanto, en torno a marzo de 1572. Este enlace beneficiaba, como es l?gico, a ambas partes. Luis de Requesens disfrutaba de unas rentas anuales que rondaban los 30.000 ducados (11.250.000 mrs.), mientras que su yerno cuando acceda a la jefatura de su casa obtendr? unas rentas anuales de 40.000 ducados (15.000.000 de mrs.). Por tanto, ambos se situaban en la zona intermedia de la aristocracia hisp?nica, si se atiende a los niveles de riqueza, bastante lejos de los 170.000 ducados anuales (63.750.000 mrs.) de la casa ducal de Medina Sidonia453. Llama la atenci?n las prisas que tienen suegro (Requesens) y yerno (Fajardo) por firmar el acuerdo. El primero porque teme morir dejando a su dos j?venes hijos ?Menc?a y Juan? desamparados, y el segundo por su aludida edad y la urgencia por tener un heredero para su casa. Adem?s don Luis precisa que ?deseo tomar resolu?i?n en el casamiento de nuestra hija antes de enbarcarme [en las galeras de la Santa Liga]?454. Lo cierto es que la hija del Comendador Mayor era una ni?a de s?lo trece a?os de edad, cuando su padre firm? las capitulaciones matrimoniales. Adem?s, fue dotada con una elevada suma, procedente en buena medida de la herencia de Menc?a de Mendoza455, marquesa del Zenete y duquesa de Calabria, fallecida en 1554. En concreto, la dote equival?a a 80.000 ducados (30.000.000 de mrs.). De este modo, quedaba muy cerca de las cifras pagadas por otros grandes de la ?poca para casar a sus hijas (ver cuadro 9). Del total de los bienes dotales, 70.000 ducados se pagar?an en 452 AHPM, Prot. 166, fol. 788r. Concierto entre don Luis de Requesens y don Pedro Fajardo. Madrid, 30 de mayo de 1571. 453 HENDRIKS, R., ?El patrimonio de don Luis de Requesens y Z??iga (1528-1576). ?Fue don Luis de Requesens y Z??iga pobre o rico??, Pedralbes. Revista d?hist?ria moderna, 14 (1994), pp. 89-91. 454 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. Carta de don Luis de Requesens a do?a Jer?nima d?Hostalric. Madrid, 12 de mayo de 1571. 455 Sobre esta arist?crata, una de las m?s ricas y cultas de su tiempo, destacan diversas obras HIDALGO OG?YAR, J., ?Do?a Menc?a de Mendoza, Marquesa del Zenete, Condesa de Nassau y Duquesa de Calabria, ejemplo de mujer culta en el siglo XVI?, en La mujer en el Arte Espa?ol, VIII Jornadas de Arte, Madrid, 1997, pp. 93-102; ?Libros de Horas de Do?a Menc?a de Mendoza?, Archivo Espa?ol de Arte, 278 (1997), pp. 177-183; Libro de Horas de Do?a Menc?a de Mendoza, estudio cr?tico, Madrid, 2002; ?Do?a Menc?a de Mendoza embajadora del arte espa?ol en Breda?, en El Arte Espa?ol fuera de Espa?a, XI Jornadas de Arte, Madrid, 2003, pp. 185-192; ?Do?a Menc?a de Mendoza y su residencia en el castillo de Jadraque?, Archivo Espa?ol de Arte, 310 (2005), pp. 184-190; y ?La familia Mendoza, ejemplo de patronazgo femenino en la Edad Moderna?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n..., op. cit., pp. 297-309. 167 forma de juros. En concreto la cantidad anual librada en este concepto ser?a de 5.000 ducados anuales, a raz?n de 14.000 mrs. el millar. Una ?ltima cuesti?n avala la necesidad de don Luis por casar a su hija. Y es el cumplimiento de las mandas testamentarias de Menc?a de Mendoza, II marquesa del Zenete, que estipulaba que la hija del Comendador Mayor, en tanto heredera de sus bienes libres, deb?a tomar las armas y apellido de la Marquesa y ser prometida en matrimonio ?en el plazo de un a?o? al cumplir los catorce a?os. Sin embargo, no se cumpl?a un requisito importante, ya que Menc?a de Requesens no cas? con el heredero del marquesado de Mond?jar456. La Marquesa del Zenete, en su testamento dictado en Burgos el 3 de julio de 1535, hab?a declarado a Luis de Requesens como heredero universal de todos sus bienes libres, quien los transmitir?a a su hija do?a Menc?a, algo a lo que se opusieron los nuevos marqueses del Zenete457, si bien la sentencia del 22 de enero de 1554, reafirmaba lo estipulado en 1535. Los pleitos con los te?ricos herederos de la rica difunta se prolongaron hasta 1560, uni?ndose a ellos las ambiciones del cu?ado del Comendador Mayor, el Conde de Oliva, que tambi?n pretend?a hacerse con tan relevante fortuna ?6.796.420 mrs. (18.123,787 ducados)? al considerar que su esposa, Hip?lita de Requesens, era la heredera leg?tima. Quiz? ese conflicto judicial con los Mendoza llev? a don Luis a buscar otro marido distinto al que hab?a dispuesto la difunta Marquesa. Si bien el Comendador Mayor afirma: ?procur? de casarla en otra parte y, por no hacerla agravio, quise que fuese con persona de m?s cualidad y cuantidad que la Duquesa [de Calabria] nombraba?458. Los v?nculos entre la Marquesa del Zenete y los Requesens-Z??iga eran muy estrechos, aunque no por el parentesco, sino por la amistad entre Menc?a de Mendoza y Juan de Z??iga Avellaneda (padre de Luis de Requesens). Ello explica que a la muerte de la esposa de ?ste, Estefan?a de Requesens, en 1549, su hija, do?a Hip?lita, sea enviada a Valencia a residir junto a Menc?a de Mendoza, que enviudar? al a?o siguiente de su segundo esposo, el virrey y duque de Calabria, Fernando de Arag?n. Fue precisamente do?a Menc?a quien cas? a su protegida con Pedro de Centelles, IV conde de Oliva, en 1553, pag?ndole la dote de 3.000 ducados459. 456 GARC?A P?REZ, N., Arte, poder y g?nero en el Renacimiento espa?ol. El patronazgo art?stico de Menc?a de Mendoza, Murcia, 2006 (2004), pp. 78 y 118. 457 Mar?a de Mendoza, hermana de la difunta marquesa, y su esposo, Diego Hurtado de Mendoza, IV conde de Salda?a y IV duque del Infantado. 458 MOREL-FATIO, A., ?La vie de don Luis de Requesens. Grand Commandeur de Castille, 1528- 1576?, Bulletin Hispanique, 6 (1904), p. 295. 459 GARC?A P?REZ, N., Arte, poder y g?nero..., op. cit., p. 108. 168 Volviendo a las capitulaciones matrimoniales de 1571, el propio Luis de Requesens confiesa a su hermano ?Juan de Z??iga? que los juros valorados en 70.000 ducados, en realidad no podr?an venderse por m?s de 60.000, mientras que las joyas tasadas en 6.000 ducados no superaban los 3.000, ?ass? que si hago quenta que ni me questa el dicho dotte m?s de sesenta y siete mill ducados?460. Es decir, se public? una cifra contundente, similar a las pagadas por las casas aristocr?ticas m?s relevantes de la Monarqu?a Hisp?nica, tanto por la calidad de la casa de los V?lez como por la de los Requesens-Z??iga, y contando con el visto bueno de ambas partes. En su testamento, redactado en Mil?n en 1573, cuando estaba preparando su viaje a Flandes, Luis de Requesens recordaba que, realmente, la dote de su hija hab?a tenido un valor de 77.000 ducados (28.875.000 mrs.), dado que hab?a acordado con su yerno: ?que los seis mil ducados que se le hav?an de dar en joyas, oro, o plata, o adre?os de su persona o casa no fuessen m?s de tres mil, como paresce por una c?dula firmada del dicho Sr. Don Pedro, y de los se?ores Duque de Sessa y Don Rodrigo Manuel, por cuyo medio se tract? el dicho casamiento?461. De nuevo aparece el III duque de Sessa como negociador en las capitulaciones matrimoniales de su primo, Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, tal y como ya hab?a hecho en 1554, con motivo de su primer enlace, con Leonor Gir?n. Esta estrecha confianza entre parientes, denota adem?s del buen trato, la amistad y colaboraci?n pol?tica que les unir? hasta la muerte del Duque, en 1578. En cuanto a Rodrigo Manuel, gentilhombre de la c?mara de Felipe II, era uno de los m?s cercanos amigos del Comendador Mayor en la corte. En otro orden de cosas, en el momento de testar don Luis, la dote de su hija hab?a sido pagada casi en su totalidad: 74.000 ducados (27.750.000 mrs.). Concretamente, 1.553.928 mrs. fueron pagados en dinero contado, que libr? Pedro Lorenzo Sp?nola, en nombre de Requesens. Mientras que los restantes 26.196.072 mrs. fueron abonados vali?ndose de tres juros, situados uno en las rentas de los puertos de Portugal (1.056.941 mrs.) y los otros dos sobre la lana (714.285 mrs. y 99.922 mrs.). As? pues, a don Pedro s?lo le restaban por cobrar los 3.000 ducados ?de 460 Vid. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. Carta de don Luis de Requesens a don Juan de Z??iga. Madrid, 25 de mayo de 1571. 461 AHPM, Prot. 343, fol. 230v. Testamento de Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla, miembro del Consejo de Estado, Gobernador de los Pa?ses Bajos. Mil?n, 3 de octubre de 1573. 169 joyas de oro o plata o adre?os?, y el Comendador Mayor dispone que esos bienes sean elegidos por su esposa, Jer?nima d?Hostalric462. El ?nico obst?culo a salvar era la omnipresente consanguinidad, pues Luis de Requesens era primo segundo de la difunta esposa de Pedro Fajardo, y por tanto solicita a su hermano, Juan de Z??iga, a la saz?n embajador en Roma, la dispensa del tercer y cuarto grado. Concluye el Comendador Mayor ?y no escrivo al papa sobre ello porque bastar? que vos se lo supliqu?ys de mi parte?463, de hecho el Sumo Pont?fice, P?o V, le conoc?a muy bien de su etapa como embajador en Roma (1562-1571). Menor preocupaci?n parece causarle que la madre del III marqu?s de los V?lez fuese del linaje Z??iga, concretamente nieta del I duque de B?jar, al considerar que estaba fuera del cuarto grado de consanguinidad. CUADRO 9: LAS DOTES DE LA ARISTOCRACIA HISP?NICA, EN TORNO A 1571 Pagador Beneficiario Cantidad (ducados) Conde de Ure?a Duque de N?jera 106.000 Duque de B?jar Hijo del duque de Arcos 100.000 Conde Benavente Duque de Alba 95.000 Marqu?s de Comares Marqu?s de Cu?llar 92.000 Luis de Requesens Pedro Fajardo 77.000 Fuente: IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. El linaje Fajardo, por su parte, se compromet?a a pagar 8.000 ducados (3.000.000 de mrs.) en arras, hipotecando para ello su padre la villa de Mula464 (la m?s importante del marquesado de los V?lez). Era un buen acuerdo ya que a cambio la estirpe murciana consegu?a una esposa de muy tierna edad, hija de uno de los ministros m?s relevantes de Felipe II. Por tanto, con su segundo y definitivo enlace don Pedro se situaba en una poderosa red de parientes y aliados en la corte, no en vano siete meses 462 Ib?d., fol. 230v.-231r. 463 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. Carta de don Luis de Requesens a don Juan de Z??iga. Madrid, 25 de mayo de 1571. 464 AHPM, Prot. 166, fol. 789r.-789v. Concierto entre don Luis de Requesens y don Pedro Fajardo. Madrid, 30 de mayo de 1571. 170 despu?s de firmar el acuerdo matrimonial ?en diciembre de 1571? era designado, a instancias del cardenal Espinosa, embajador extraordinario de Su Majestad Cat?lica ante el emperador Maximiliano II. No hay que olvidar la relaci?n clientelar que Luis de Requesens mantuvo con el citado pr?ncipe de la Iglesia, hasta la muerte de ?ste, en 1572. De hecho, Espinosa fue el ?nico patr?n que tuvieron Requesens y su hermano Z??iga, aunque no fue el cardenal quien les situ? en los puestos de relevancia de la Monarqu?a Hisp?nica, algo que ya les ven?a de tradici?n familiar, m?s bien fueron intereses mutuos los que les unieron. Por un lado, Espinosa necesitaba aliados en puestos claves del gobierno de Italia (Requesens, Z??iga, Granvela) y, por otro lado, el Comendador Mayor y su hermano quedaban as? unidos al entonces hombre fuerte del gobierno, aunque tras su ?bito se ver? la desconexi?n e independencia respecto a los bandos cortesanos en disputa: los herederos pol?ticos de Espinosa (castellanistas) y los de ?boli (romanistas). Finalmente, hay que subrayar que aunque Requesens no tuviese t?tulo nobiliario, su cargo de Comendador Mayor le situaba entre la m?s selecta nobleza, am?n de descender por v?a paterna de la casa de Miranda (linaje Z??iga), miembro de la grandeza, y por v?a materna de uno de los linajes m?s relevantes de Catalu?a (los Requesens), con destacada presencia en los dominios italianos de la Monarqu?a Hisp?nica. Tras desgranar las numerosas e importantes ventajas que obten?an los Fajardo de su entronque con los Requesens-Z??iga, cabe preguntarse, ?qu? obten?an ?stos a cambio? Pues bien, la casa de los V?lez pose?a los estados nobiliarios m?s importantes de los reinos de Murcia y Granada, as? como la mitad de las minas de alumbre de Mazarr?n465 (compartidas con los marqueses de Villena). La riqueza de los Fajardo, hace que Requesens prefiera este candidato para su hija, pues su casa era ?m?s de la mitad mayor en cantidad y calidad? que la del candidato propuesto por su esposa, do?a Jer?nima d?Hostalric: un miembro de la casa ducal de Maqueda (linaje C?rdenas). Do?a Jer?nima tambi?n se muestra temerosa de la locura del linaje de don Pedro, pero su marido la tranquiliza diciendo que dicha enfermedad afectaba a do?a Catalina de Silva466, tercera y ?ltima esposa de I marqu?s de los V?lez, as? como a sus hijas. Hacienda, posici?n social y virtud hacen que el Comendador Mayor escriba a su esposa: ?No pudi?ramos acertar casa en toda Espa?a que tanto nos conviniera?. Adem?s, Bouza 465 Cfr. FRANCO SILVA, A., El alumbre..., op. cit.; y RUIZ MART?N, F., Los alumbres espa?oles: un ?ndice de la coyuntura econ?mica europea en el siglo XVI, Madrid, 2005. 466 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La herencia de D. Pedro Fajardo?, Revista Velezana, 13 (1994), pp. 13-14. 171 subraya el hecho de que la madre de Pedro Fajardo no estuviese viva, lo cual permitir?a a do?a Menc?a ?una vez heredado el t?tulo por su esposo? librarse de la sombra de una marquesa viuda y con ello se convertir?a en la due?a absoluta de su casa467. CUADRO 10: DISTRIBUCI?N DE LOS JUROS EN LA DOTE DE MENC?A DE REQUESENS (1571), en mrs. Situado Cantidad Impuesto 1.056.941 Nuevo derecho de puertos de Portugal JUROS 814.208 Derecho de lana vendida en otros reinos DINERO 3.851 TOTAL 1.875.000 (5.000 ducados) Fuente: AHPM, Prot. 166, fol. 788r.-788v. Junto a las cuestiones econ?micas, que tanta importancia merecen, Requesens pondera que su futuro yerno ?es medido y cuerdo?, por lo que sabr?a administrarse con la dote que recibiera, am?n de residir hasta la muerte de su padre en vivienda que le proporcionase su familia pol?tica, bien en Catalu?a ?el solar del linaje Requesens? o bien en Villarejo de Salvan?s, perteneciente a la encomienda mayor de Castilla468. Lo relativo a la residencia no lleg? a cumplirse, debido al nombramiento de don Pedro como embajador extraordinario ante Maximiliano II. En definitiva, aunque el Comendador Mayor pida consejo a su mujer y a su hermano, y el consentimiento de su joven hija, lo cierto es que la decisi?n fue tomada por ?l en solitario, atendiendo a los m?ritos de la casa de los V?lez (hacienda, prestigio) y, sobre todo, a las cualidades personales del heredero de la misma. Parece que el tiempo le dio la raz?n en cuanto a la 467 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit. 468 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. Carta de don Luis de Requesens a do?a Jer?nima d?Hostalric. Madrid, 12 de mayo de 1571. 172 conveniencia de que Pedro Fajardo se convirtiese en su hijo pol?tico, tal y como ?l mismo preve?a con acierto, en mayo de 1571, al decir: ?dexo padre a entranbos hijos, y remedio a las cossas de mi cassa, pues las partes y calidades de la persona de don Pedro son tantas y tales como vos sab?ys?469. De hecho, un a?o m?s tarde desde Mil?n, le escrib?a a su esposa: ?No pudi?ramos acertar casa en toda Espa?a que tanto nos conviniera?470. Finalmente, el heredero de la casa de los V?lez embarc? en un d?a indeterminado del mes de julio de 1572471 rumbo a su misi?n especial en el Sacro Imperio, tras pasar escasos cuatro meses conviviendo con su esposa, en Barcelona472. Ello cual sit?a la fecha del enlace en marzo de 1572, tras los largos preparativos de su embajada, que le retuvieron en la corte hasta el d?a 7 de dicho mes473. De la lectura de las cartas dirigidas por el Comendador Mayor a su esposa y a su hermano, a quienes pide opini?n sobre los candidatos a casar con do?a Menc?a, se deducen claramente dos grandes objetivos previstos para lograr el ascenso de su linaje: 1. Casar a su hija con el heredero de una casa titulada. 2. Y obtener para su hijo, Juan de Z??iga, un t?tulo nobiliario, como premio a los distinguidos servicios palatinos y pol?ticos que su familia hab?a hecho a Carlos V y continuaba haciendo a Felipe II. Si bien el segundo objetivo se vio frustrado, debido en gran medida a la temprana muerte de don Luis (1576) y de su hijo (1577), lo cierto es que do?a Menc?a fue marquesa de los V?lez, y tras su segundo enlace, en 1582, condesa de Benavente, falleciendo en 1618. Por tanto, se uni? a dos importantes casas de la grandeza, dejando tras de s? una numerosa descendencia, pues si bien con Pedro Fajardo tuvo s?lo un hijo ?Luis Fajardo Requesens, IV marqu?s de los V?lez? de su uni?n con Juan Alfonso Pimentel nacieron once v?stagos474. 469 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. Carta de don Luis de Requesens a don Juan de Z??iga. Madrid, 25 de mayo de 1571. 470 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit., en prensa. 471 Fecha aproximada, que se deduce del hecho de que desembarc? en G?nova el 4 de agosto de 1572, y una traves?a similar entre Barcelona y el puerto ligur pod?a llevar unas tres semanas. Cfr. AGS, E, leg. 668, fol. 21. Carta descifrada del conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 23 de agosto de 1572. 472 AGS, E, leg. 671, fol. 75. Carta de don Pedro Fajardo a Gabriel de Zayas. Viena, 9 de marzo de 1574. 473 AGS, E, leg. 674, fol. 43. Carta de Felipe II al conde de Monteagudo. San Lorenzo del Escorial, 10 de marzo de 1572. 474 MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement?, Pedralbes: revista d?hist?ria moderna, 21 (2001), pp. 56-57. 173 Tras acordar el matrimonio de su hija, Requesens embarca en las galeras que capitanea don Juan Austria en la flota de la Santa Liga, que s?lo cuatro meses m?s tarde (en octubre de 1571) derrotar?a a los otomanos en Lepanto. La mala salud de ?l y su esposa, do?a Jer?nima d?Hostalric475, am?n de la lejan?a de su hermano don Juan de Z??iga (embajador en Roma) le llevaron a sellar el compromiso matrimonial de do?a Menc?a, a fin de que ?sta y su hermano (llamado tambi?n don Juan de Z??iga) quedasen amparados en caso de que falleciesen sus padres. Antes del compromiso matrimonial con Fajardo, Requesens hab?a barajado otros candidatos como el conde de Olivares, sin embargo el estado de su hacienda, seg?n cuenta a su mujer, le hizo buscar otras opciones que asegurasen mejor el sustento de su hija. No es que Pedro Fajardo fuese un hombre rico en esos momentos, al contrario, era heredero de inmensos se?or?os, pero no los disfrutar?a hasta la muerte de su padre476. A la postre, las esperanzas puestas en el yerno iban a verse cumplidas, pues tal y como preve?a Requesens, se convirti? en una especie de segundo padre para su esposa y cu?ado, tanto por edad como por influencia en la corte, aunque para ello habr?a que esperar a su regreso de Viena en 1575. En suma, el segundo matrimonio del heredero del marquesado de los V?lez buscaba dar continuidad a su casa (descendencia), pero igual de importante era el capital econ?mico (la dote) y el capital relacional (emparentar con poderosos ministros, cercanos a la gracia real). La uni?n entre don Pedro y do?a Menc?a llama la atenci?n, sobre todo, por importante diferencia de edad (cuarenta a?os el novio y trece la novia). De hecho, el Comendador Mayor s?lo eran un par de a?os mayor que su yerno. Esto recuerda los dos ?ltimos matrimonios del propio Felipe II, con Isabel de Valois (1559) y Ana de Austria (1570). La primera estaba destinada a casar con el pr?ncipe don Carlos, pero la viudedad del soberano espa?ol alter? los planes, y la segunda ?su sobrina? lleg? a Espa?a con el fin de engendrar al heredero var?n (Felipe III), adem?s esta boda volv?a a reunir la sangre de las dos ramas Habsburgo. Junto a la abultada diferencia de edad, tampoco era inusual que los contrayentes fuesen menores, valga como ejemplo la doble 475 Hija de Francesc Joan de Gralla i Despl?, maestre racional de la Casa y Corte en Catalu?a, y de Guiomar d?Hostalric. ?sta, a su vez, era hija de Joan Hostalirc y Sabastida, gobernador de Rosell?n y Cerda?a, fallecido en 1520. Jer?nima d?Hostalric cas? con Luis de Requesens en Barcelona, el 21 de junio de 1552. Tras arduas negociaciones no obtuvo el consentimiento paterno, de ah? que dejase de llevar el apellido Gralla, pues su padre la deshered? porque prefer?a que contrajese nupcias con Francesc de Montcada, conde de Aitona, algo que acab? haciendo su hermana menor, Lucrecia. Jer?nima d?Hostalric acompa?? a su marido durante la embajada en Roma, pero no en las gobernaciones de Mil?n y Flandes. Muri? en 1579, tres a?os despu?s que el Comendador Mayor. Vid. MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., pp. 53-56. 476 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. Copia de carta de don Luis de Requesens a do?a Jer?nima d?Hostalric. Madrid, 12 de mayo de 1571. 174 alianza entre los Chac?n y los T?llez-Gir?n (1502), citada m?s arriba, en la cual ni los hijos del Adelantado de Murcia ni los del II se?or de la Puebla de Montalb?n hab?an alcanzado la mayor?a de edad. A fin de cuentas, la aristocracia concertaba sus matrimonios con gran antelaci?n, siendo sus v?stagos a?n ni?os, con vistas a consolidar y aumentar su estatus pol?tico, econ?mico y social. Y casi siempre eran uniones entre iguales, es decir la alta nobleza rara vez casaba a su descendencia con alguien procedente de una familia de menor relevancia477. Estas estrategias matrimoniales ten?an como referente a las de la familia real478. Los reyes vigilaban los matrimonios de la grandeza, ya que sin su consentimiento ning?n hijo de la nobleza pod?a casar, llegando a anular matrimonios y condenando a penas de destierro y c?rcel a aquellos que obviaban acuerdos matrimoniales vigentes o que casaban secretamente479. En este sentido, el matrimonio de Luisa Fajardo con Juan Chac?n, en 1477, evidencia el poder de la Corona para evitar que determinados linajes acumulasen demasiado poder. El frustrado matrimonio Fajardo-Pacheco, adem?s de reconciliar a dos viejos antagonistas, habr?a creado un linaje demasiado poderoso en el reino de Murcia y, lo que es m?s peligroso, independiente respecto al poder real. 477 ATIENZA HERAN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 42-44. 478 Sobre los enlaces nobiliarios destaca ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?Nupcialidad y familia aristocr?tica en la Espa?a moderna: estrategia matrimonial, poder y pacto endog?mico?, Zona abierta, 43- 44 (1987), pp. 97-112. 479 Ejemplo paradigm?tico es el del duque de Alba y su hijo, don Fadrique, en el a?o 1579. Vid. MALTBY, W. S., El gran duque..., op. cit., pp. 431-440. 175 176 d. El IV marqu?s de los V?lez: las casas de Benavete y Luna La muerte de Requesens (1576) y de su ?nico hijo var?n ??Juanico?? (1577) hizo que las baron?as de Martorell, Sant Andreu, Rosanes y Molins de Rei480 y el Palau Menor de Barcelona fuesen heredados por su hija, Menc?a de Requesens. ?sta, tal y como se ha se?alado, hab?a casado en segundas nupcias, el a?o 1582, con el conde de Benavente481. La hija del Comendador Mayor pretendi? convertir en heredero de su rico patrimonio al mayor de los hijos habidos de su segundo matrimonio, el I marqu?s de Villar de Grajanejos, llamado Juan de Z??iga, en recuerdo su bisabuelo, el ayo y mayordomo de Felipe II, lo cual reforzaba su pretendida legitimidad482. De hecho, sus bisabuelos hab?an dispuesto en su testamento: ??ten mandamos, queremos y ordenamos que el hijo mayor de Don Luis de Requesens se llame Don Juan de ???iga y trayga en su principal escudo las Armas de ???iga y Avellaneda, ronpidas con el escuditto de Velasquo (sic), como yo el dicho Don Juan al presente la traygo. Y al nieto mayor del dicho Don Luis se torne a llamar Don Luis de Requesens, y trayga las Armas como est? dicho?483. Juan de Z??iga Avellaneda, a pesar de su relevancia en la corte de Carlos V, era un segund?n de la casa condal de Miranda del Casta?ar, frente a la condici?n de su esposa como rica heredera de las posesiones catalanas de su familia. Por ello su hijo primog?nito ?Luis de Requesens? antepuso el apellido materno, mientras que el segundog?nito ?Juan de Z??iga? hizo lo propio con el paterno. La idea de Juan de Z??iga Avellaneda y Estefan?a Requesens era que el heredero de su mayorazgo llevase el apellido del linaje catal?n, y en la siguiente generaci?n el apellido principal fuese 480 FRANCO SILVA, A., ?Notas sobre las baron?as de Martorell y Molins de Rei (1398-1581)?, En la Espa?a Medieval, 1 (1980), pp. 105-114. 481 Sobre esta casa aristocr?tica y su evoluci?n vid. YUN CASALILLA, B., ?Aristocracia, se?or?o y crecimiento econ?mico en Castilla: algunas reflexiones a partir de los Pimentel y los Enr?quez (siglos XVI y XVII)?, Revista de Historia Econ?mica, 3 (1985), pp. 443-471; y BECEIRO PITA, I., El Condado de Benavente en el siglo XV, Salamanca, 1998. 482 RAH, SC, M. 15, fol. 155r.-157v. Relaci?n de las diferencias existentes entre Juan de Z??iga Pimentel, I marqu?s de Villar de Grajanejos, y su cu?ado Luis Fajardo, IV marqu?s de los V?lez, sobre mayorazgos. 483 RAH, SC, D. 43, fol. 22v.-23r. Cl?usulas del testamento de Juan de Z??iga, comendador mayor de Castilla en la Orden de Santiago, y de do?a Estefan?a de Requesens, su mujer. Sin fecha. 177 Z??iga484. Sin embargo, la muerte, en 1577485, del ?nico hijo var?n del que fuera gobernador de Flandes, llamado precisamente Juan de Z??iga, frustr? sus planes. Tras pleitear contra el Marqu?s del Villar de Grajanejos, fue su ?hermano uterino?, el IV marqu?s de los V?lez, como descendiente mayor var?n, nacido en Barcelona el a?o 1575486, quien asumi? los mayorazgos fundados por sus bisabuelos (1546) y por su abuelo (1574)487. Ya en las capitulaciones matrimoniales de 1571, firmadas por Luis de Requesens y el futuro III marqu?s de los V?lez, quedaba establecido que en caso de que el Comendador Mayor no tuviera heredero var?n que le sobreviviese, todos sus bienes pasar?an a su hija, Menc?a de Requesens. ?sta, a su vez, los transmitir?a a su hijo segundog?nito, a fin de evitar que los Fajardo absorbieran el patrimonio del linaje catal?n, y en caso de no tener dicho segundog?nito la herencia de ambas familias se separar?a en la generaci?n siguiente, si bien el heredero ?forzoso? tendr?a que llevar junto al apellido Fajardo los de Z??iga y Requesens488. El hecho es que, finalmente, do?a Menc?a s?lo tuvo un hijo de su primer matrimonio, lo cual complic? el asunto, dando alas a las ambiciones que ella misma hab?a depositado en el primer hijo var?n que hab?a tenido con el Conde de Benavente: el citado Marqu?s del Villar de Grajanejos. 484 SN-AHN, Ferrer, CP. 344, D. 17. Cl?usula del testamento que otorg? don Juan de Z??iga y Avellaneda. Madrid, 16 de abril de 1546. 485 Al casar con Guiomar Pardo de Tavera, antepuso el apellido de su esposa, heredera de un importante mayorazgo, muriendo con el nombre de Juan Pardo Tavera de Z??iga. Adem?s sucedi? en el cargo de comendador mayor de Castilla a su padre (que a su vez lo hab?a recibido de su progenitor, Juan de Z??iga Avellaneda), y tras su fallecimiento pas? a su t?o, Juan de Z??iga Requesens. Su testamento fue abierto en Toledo el 27 de abril de 1577, hab?a dejado entre sus testamentarios a su hermana, Menc?a de Requesens, y a su cu?ado, el III marqu?s de los V?lez. Cfr. AHPM, Prot. 901. Documentos referentes a D. Luis de Requesens y al Marqu?s de los V?lez y Duques de Calabria. Escribano: Pedro de Salazar. 1577. 486 BZ, FA, 100, GD. 2, D. 83. Carta de do?a Jer?nima d?Hostalric a don Luis de Requesens. Barcelona, 30 de diciembre de 1575. 487 SN-AHN, Osuna, C. 3635-3636. Pleito de tenuta entre el marqu?s de Villar, Juan de Z??iga y Pimentel, y el marqu?s de los V?lez, Luis Fajardo y Requesens, sobre la sucesi?n en los mayorazgos que fundaron el comendador mayor de Castilla, Juan de Z??iga, su mujer Estefan?a de Requesens (1546) y Luis de Requesens (1574). 488 AHPM, Prot. 166, fol. 790r. 178 CUADRO 11: LOS BIENES DOTALES DE MENC?A DE REQUESENS, CON MOTIVO DE SU SEGUNDO MATRIMONIO (1582), en mrs. MAYORAZGOS BIENES Paterno D. Calabria Abuelos TOTALES Juros 2.283.617 3.020.494 __ 5.304.111 Rentas __ 18.480 __ 18.480 VINCULADOS Capital 9.375.000 __ __ 9.375.000 Juros 1.871.138 __ __ 1.871.138 Censos __ 7.446 15.000 22.446 Derechos 5.625.000 __ __ 5.625.000 Dineros 1.500.000 __ __ 1.500.000 Rentas __ __ 3.012.000 3.012.000 LIBRES Herencia __ 3.750.000 __ 3.750.000 TOTALES 20.654.755 6.796.420 3.027.000 30.478.175 Fuente: Valeriano S?nchez Ramos (2005), p. 35. Pero, ?cu?les son las ra?ces de ese importante conflicto intrafamiliar que puso en jaque los planes trazados con motivo del matrimonio entre Menc?a de Requesens y el Conde de Benavente? Pues, precisamente, las capitulaciones firmadas antes de dicho enlace, en 1581, dedicaban mayor atenci?n a la futura uni?n del infante Marqu?s de los V?lez y de la Condesa de Luna, que al de sus respectivos padres. El acuerdo fue firmado en la corte el 18 de julio de 1581, bajo la mediaci?n del cardenal Granvela, entonces hombre fuerte del gobierno, debido a la estancia de Felipe II en Portugal. Fue negoaciado por el VIII conde de Benavente y Domingo de Zavala. Este ?ltimo, antiguo secretario de Luis de Requesens, representaba por encargo de Juan de Z??iga, virrey de N?poles, a su sobrina Menc?a de Requesens489. Tres grandes ideas vertebraban el pacto matrimonial: 489 AHPM, Prot. 985, fol. 1.288 y siguientes. Capitulaciones matrimoniales entre D.? Menc?a Requesens y Z??iga con el conde de Benavente. Escribano: Antonio M?rquez. Madrid, 18 julio 1581. 179 I. Los Pimentel asumir?an todos los bienes libres y vinculados que heredaba la entonces Marquesa viuda de los V?lez: m?s de 30.000.000 de mrs. Tras la muerte de do?a Menc?a ese ingente patrimonio ser?a heredado por los v?stagos de su segundo enlace con el citado Conde, y nunca por el IV marqu?s de los V?lez, salvo por causa de fuerza mayor, es decir la falta de descendencia de su madre y padrastro. Aun as?, si Luis Fajardo Requesens se convert?a en el ?nico heredero lo ser?a de forma circunstancial, separ?ndose a su muerte el mayorazgo velezano ?que ser?a para su primog?nito? del fundado por sus bisabuelos y abuelos maternos (los Requesens- Z??iga) ?que ir?a a parar a su segundog?nito?. Las capitulaciones incluso llegaban a contemplar la posibilidad de que el infante Marqu?s heredase el condado de Benavente, en caso de que su madre y padrastro no tuviesen m?s descendencia y a ello se uniese el fallecimiento de su hermanastro y heredero del mismo, Antonio Pimentel Qui?ones (?nico hermano de su futura esposa). En ese escenario, factible dada la alta mortalidad infantil de la ?poca, se preve?a, c?mo no, la separaci?n de los tres mayorazgos, que de mayor a menor importancia ir?an a manos de: el primog?nito (la herencia de los Pimentel); el segundog?nito (la herencia de los Fajardo); y el tercer v?stago (la herencia de los Qui?ones). Siempre primando el var?n sobre la mujer. Es decir, en ning?n caso se contempla que un solo linaje absorba todo el patrimonio, lo cual a la postre redundar?a en la desaparici?n de las otras dos estirpes aristocr?ticas. Sin embargo, la endogamia y extinci?n de las l?neas de primogenitura jugaban en contra de estas restrictivas cl?usulas, de ah? que con el paso del tiempo algunas casas acaben sumando gran cantidad de t?tulos nobiliarios, procedentes de ramas colaterales que carecen de descendencia. Ahora bien, ninguno de esas posibilidades ?transitorias? lleg? a plantearse en el caso de Luis Fajardo Requesens y su parentela, y ser?a en la v?a judicial donde a?os despu?s esta compleja estrategia familiar se ver?a mermada de forma harto significativa, pues los hijos de los condes no pod?an renunciar a acumular t?tulos y se?or?os, y con ellos inmensas riquezas, privilegios y vasallos. Una cosa era la teor?a y otra la pr?ctica, y desde luego las familias de la grandeza destacaron por su alta conflictividad, sobre todo derivada de los importantes patrimonios en disputa. Incluso, merec?a la pena endeudar su hacienda en largos y costosos pleitos, a fin de lograr sumar estados y honores. No en vano, el propio Luis de Requesens hab?a hecho gala de su inteligencia pleiteando por la herencia de la 180 duquesa de Calabria, contra sus te?ricos descendientes naturales, los marqueses del Zenete (Mendozas). Sin dicha herencia su posici?n econ?mica habr?a sido mucho m?s d?bil, y quiz? no habr?a podido pagar una dote tan elevada, permitiendo que su hija casara primero con el futuro Marqu?s de los V?lez (1572) y, una d?cada m?s tarde, con el Conde de Benavente. II. La prometida del Marqu?s, Mar?a Pimentel de Qui?ones, heredar?a el condado de Luna, que hab?a ostentado su difunta madre, Catalina de Qui?ones, separ?ndolo del tronco paterno (Pimentel). Adem?s ser?a dotada por su padre con 60.000 ducados (22.500.000 de mrs.), m?s otros 20.000 ducados (7.500.000 mrs.) en caso de que no pudiese finalmente ostentar el t?tulo condal. A cambio, recibir?a de su esposo 10.000 ducados (3.750.000 mrs.) en concepto de arras. El compromiso matrimonial quedaba establecido para llevarse a efecto cuando los novios cumpliesen catorce a?os, es decir a partir de 1589, que es la fecha en que llegaba a esa edad don Luis. Sin embargo, la boda se celebr? finalmente en 1593. Igualmente se establec?a la separaci?n de los mayorazgos de los V?lez y Luna para los herederos de este matrimonio. Parece ser que la nueva Marquesa de los V?lez no gozaba de buena salud, pues seg?n le cuenta el Marqu?s de Santa Cruz al hombre fuerte del Duque de Lerma, Rodrigo Calder?n, en 1618, ?ten?a muchos desmayos?. Y sus hijas debieron heredar esa fr?gil condici?n f?sica, ya que ?nazieron con tanta flaqueza que fue menester entablarlas?, a decir de la Condesa de Altamira490. Ello hizo que finalmente el Marqu?s de Siete Iglesias no optase por casar a su heredero con una hija de Luis Fajardo Requesens, algo que evit? a ?ste el escarnio de tener un consuegro condenado y ajusticiado muy poco tiempo despu?s. III. Juan Alfonso Pimentel se compromet?a a cuidar y mantener a su hijastro, el Marqu?s de los V?lez, que debido a su corta edad (seis a?os), acompa?ar?a a su madre a residir a la villa de Benavente, hasta que alcanzase la mayor?a de edad. De hecho, don Luis no abandon? los estados de los Pimentel hasta cuatro a?os despu?s de su boda, llegando en 1597 a V?lez Blanco, acompa?ado de su esposa, hijas y un amplio s?quito, concienzudamente preparado. Pocos a?os despu?s se instalar?a en 490 MART?NEZ HERN?NDEZ, S., Rodrigo Calder?n. La sombra del valido. Privanza, favor y corrupci?n en la corte de Felipe III, Madrid, 2009, p. 226. 181 Mula, donde pasar?a la mayor parte de su vida, tal y como se explica en el cap?tulo 7 de esta tesis doctoral. Sin embargo, sendos pleitos acabaron por desbaratar el detallado pacto matrimonial de 1581, que era una verdadera apuesta endog?mica, pol?tica y econ?mica, culminada con notable ?xito ?aunque no total? ya que tres generaciones de los Fajardo y los Pimentel acabaron casando entre s?. El primer gran principio, detallado m?s arriba, qued? desarbolado, con la victoria judicial del IV marqu?s de los V?lez sobre su medio hermano, el I marqu?s del Villar de Grajanejos, arrebat?ndole a ?ste los mayorazgos fundados por Juan de Z??iga Avellaneda y Luis de Requesens, junto a sus respectivas esposas. El segundo gran principio de acuerdo tampoco se llev? finalmente a cabo en su totalidad, puesto que el hermano mayor de Mar?a Pimentel de Qui?ones, don Antonio, IX conde de Benavente, pleite? con ?xito contra su hermana, arrebat?ndole el t?tulo y mayorazgo de los condes de Luna. En suma, tanto el IV marqu?s de los V?lez, como su cu?ado y hermanastro vencieron en sendos procesos judiciales, merced a su condici?n de herederos varones mayores, a pesar de lo que a?os atr?s, en 1581, hab?an pactado en la corte, bajo supervisi?n del cardenal Granvela, el VIII conde de Benavente y Domingo de Zavala. La lucha por la jefatura familiar y el patrimonio de los Requesens-Z??iga se inici? con la demanda interpuesta por el IV marqu?s de los V?lez, en 1612, y no se concluy? a su favor hasta 1622, tras multitud de probanzas llevadas a cabo entre Valladolid y Barcelona491. Adem?s, en 1618 hab?a muerto Menc?a de Requesens, y tres a?os m?s tarde lo har?a su segundo esposo, el Conde de Benavente, lo cual debi? acelerar la conclusi?n del largo y costoso pleito para ambas partes. En adelante todos los titulares de la casa de los V?lez cumplir?n con las mandas del ayo de Felipe II, mostrando los blasones de los Z??iga, los Requesens y, en el escus?n, el de los Velasco (condes de Haro y duques de Fr?as), no as? el de los Avellaneda. El ?escuditto? honraba la memoria de Catalina de Velasco y Mendoza, hija del II conde de Haro y madre de Juan de Z??iga Avellaneda. Varios ejemplos destacados del siglo XVII dan testimonio de las armas de los padres de Luis de Requesens en los escudos de la casa murciana, eso s? siempre antecedidas por las de los Fajardo y sus respectivas esposas (?lvarez de 491 ARChV, Pleitos Civiles Alonso Rodr?guez (D), C. 0248.0001. 0252. 0001. Luis Fajardo de Requesens, marqu?s de los V?lez, vecino de Valladolid, con Juan de Z??iga, marqu?s de El Villar. 182 Toledo492, Arag?n493), en el primer y segundo cuartel, respectivamente. Sobre todo, pueden destacarse tres ejemplos: ? La portada de las Oraciones f?nebres a las exequias de Don Pedro Faxardo y Requesens, [V] Marqu?s de los V?lez, de Molina y Martorel494. ? El frontal del altar de la capilla de San Lucas, en la catedral de Murcia. En el segundo cuartel aparece el blas?n de los ?lvarez de Toledo, en alusi?n a la esposa del V marqu?s de los V?lez. Por tanto, debi? realizarse bien en vida del V marqu?s (fallecido en 1647) o bien durante la minor?a de edad de su hijo. ? El pend?n de Fernando Joaqu?n Fajardo Requesens y Toledo, VI marqu?s de los V?lez, conservado en la parroquia de Santiago de V?lez Blanco. Al estar ya casado con su primera esposa, la hija de los duques de Segorbe y Cardona, aparecen en el segundo cuartel las armas de ?sta: Arag?n. No obstante, autores como Ruz, P?rez S?nchez y Navarro S?nchez han errado al atribuir las armas del escus?n que luce en las armas de la casa de los V?lez al linaje Qui?ones (condes de Luna)495, y ello se debe a dos motivos. Por un lado, a que el IV marqu?s de los V?lez cas? con la aludida Mar?a Pimentel de Qui?ones, hija de su padrastro, el Conde de Benavente. Y, por otro lado, a que existe una gran semejanza entre las armas de ambos linajes, que s?lo se diferencian en el color, pues el blas?n de los Haro alterna ocho piezas de oro y siete de veros496, mientras que el de los Qui?ones muestra ocho piezas de gules alternadas con siete veros. Esta aclaraci?n her?ldica es necesaria puesto que muestra a los Fajardo como herederos leg?timos de Luis de Requesens y sus padres, Juan de Z??iga Avellaneda y Estefan?a Requesens. Si bien es cierto que la esposa del IV marqu?s de los V?lez, Mar?a Vigil de Qui?ones, pleite? sin 492 En alusi?n a la segunda esposa del V marqu?s de los V?lez, Engracia ?lvarez de Toledo y Pimentel, hija del VI conde de Oropesa. 493 Por la primera esposa del VI marqu?s de los V?lez, Mar?a Juana de Arag?n Folch de Cardona, hija del VI duque de Segorbe y Cardona. 494 BNE, R/39244. Oraciones f?nebres a las exequias de Don Pedro Faxardo y Requesens, Marqu?s de los V?lez, de Molina y Martorel. Se?or de las Baron?as de Castelv?, Rosans, Molins de Rey, y otros en el Principado de Catalu?a. Adelantado Mayor, y Capit?n General del Reyno de Murcia, Marquesado de Villena, Arcedianato de Alcaraz, Campo de Montiel, Sierra de Sigura, y sus partidos. Comendador de la encomienda del Moral, Virrey y Lugarteniente y Capit?n General deste Reyno de Sicilia, Palermo, 1647. 495 RUZ, J. L., ?Los escudos de los V?lez?, Revista Velezana, 14 (1995), p. 53; P?REZ S?NCHEZ, M., ?El Pend?n de los V?lez?, en Huellas, Murcia, 2002, p. 163; y NAVARRO S?NCHEZ, ?. C., ?El pend?n marquesal de los V?lez?, Revista Velezana, 24 (2005), pp. 51-58. 496 Madoz, en su descripci?n de las tumbas de los duques de Fr?as y condestables de Castilla (del linaje Velasco) se refer?a as? a su blas?n: ?El condestable trae escudo cuartelado de 15 puntos de ajedrez de oro y de veros; y la bordura componada de Castilla y de Le?n?. MADOZ, P., Diccionario Geogr?fico- Estad?stico-Hist?rico de Espa?a y sus posesiones de Ultramar, vol. 4, Madrid, 1849, p. 555. 183 ?xito contra su hermano don Antonio por el condado de Luna, uni?ndose finalmente la herencia de los Qui?ones al condado de Benavente497. Si Menc?a de Requesens y el Conde de Benavente no lograron que su primog?nito, Juan de Z??iga, heredase el mayorazgo de su abuelo paterno, el Comendador Mayor, mejor suerte tuvieron con su segundog?nito. ?ste, llamado Alonso Pimentel d?Hostalric, hered? el mayorazgo de su abuela paterna, Jer?nima d?Hostalric, que lo hab?a fundado sobre sus rentas, censos y propiedades en Catalu?a, ?a favor del ter?ero hijo que tuviese la dicha S? Condesa [de Benavente]?498. Por tanto, no todo el inmenso patrimonio que hab?a heredado do?a Menc?a fue a parar al hijo de su primer enlace, Luis Fajardo Requesens, IV marqu?s de los V?lez, ya que logr? salvar para uno de los hijos de su segundo matrimonio una parte, aunque ciertamente mucho m?s modesta que la herencia procedente de su familia paterna. El patrimonio vinculado por la viuda del que fuera gobernador de Flandes ascend?a a algo m?s de 632 libras499. No hay que olvidar que do?a Jer?nima cas? con Luis de Requesens, en 1552, sin el permiso de su padre. Como revancha ?ste la deshered? de todos sus bienes, los cuales fueron a parar a su hermana menor Lucrecia Gralla, que s? hab?a accedido a casar con el candidato paterno: el conde de Aitona500. De manera que a inicios del Seiscientos la casa de los V?lez incorporaba a su patrimonio un tercer estado se?orial, ubicado en pleno coraz?n de Catalu?a, que ven?a a sumarse al estado murciano (gestado entre 1381 y 1430) y al estado granadino (formado desde 1492 hasta 1515). El primog?nito del futuro V marqu?s de los V?lez, Luis Fajardo, recibi? el t?tulo de marqu?s de Martorell en 1627501, aunque su temprano fallecimiento, el a?o 1631, conllev? que fuese asumido por su padre. Por ello no sorprende que tras la sublevaci?n catalana de 1640, Felipe IV y Olivares encomienden al citado Marqu?s que derrote a los sediciosos, nombr?ndole virrey y capit?n general del Principado. No en vano, hab?a destacado por su actuaci?n brillante en el reciente 497 RAH, SC, M. 23, fol. 243v. Noticia de la sentencia de la Chanciller?a de Valladolid en el pleito entre Mar?a de Qui?ones, marquesa de los V?lez, y Antonio Vigil de Qui?ones, VII conde de Luna, despu?s llamado Antonio Pimentel de Qui?ones, IX conde y VI duque de Benavente, sobre el estado, contado y mayorazgo de Luna. 13 de abril de 1612; y RAH, SC, A. 83, fol. 132r. Carta de Antonio Pimentel y Qui?ones, VII conde de Luna, despu?s IX conde y VI duque de Benavente, a Diego Sarmiento de Acu?a, en la que le comunica haber ganado el pleito que sostuvo con su hermana, do?a Mar?a Pimentel y Qui?ones, marquesa de los V?lez. 14 de abril de 1612. 498 SN-AHN, Osuna, C. 430 (2), D. 37. Declaraci?n de bienes que pertenec?an al mayorazgo que fund? Jer?nima de Estalrich, mujer de Luis de Requesens. Benavente, 14 de enero de 1612. 499 Dicha cantidad equival?a a 195.716 mrs. o 521,9 ducados. 500 MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., pp. 53-56. 501 NEGRE PASTELL, ?El linaje de Requesens?, Anales del Instituto de Estudios Gerundenses, 10 (1955), p. 105. 184 socorro de Fuenterrab?a502 frente a los franceses (1638), y adem?s ten?a importantes intereses en Catalu?a503, como se?or de vasallos y heredero de uno de sus linajes m?s relevantes: los Requesens. Sin embargo, los rebeldes catalanes, con apoyo de tropas de Luis XIII de Francia, le derrotaron en Montjuich (1641)504. Por tanto, se puede concluir que el enlace del III marqu?s de los V?lez con Menc?a de Requesens tuvo consecuencias muy importantes para sus descendientes a lo largo del siglo XVII, no s?lo porque impuls? la carrera pol?tica y cortesana de Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, sino porque tambi?n aument? a posteriori su patrimonio, honor y riqueza, debido a la falta de descendencia del linaje catal?n. CUADRO 12: MATRIMONIOS ENDOG?MICOS DEL LINAJE FAJARDO Contrayentes Fecha Grado Pedro Fajardo Chac?n y Magdalena Manrique c. 1497 Segundo con tercero Isabel Chac?n Fajardo y Rodrigo Manrique 1502 Cuarto Gonzalo Chac?n Fajardo y Francisca de Guevara 1503 Cuarto Leonor Chac?n Fajardo y Juan Pacheco 1503 Cuarto Pedro Fajardo Chac?n y Catalina de Silva 1518 Cuarto Juana Fajardo Silva y Enrique Enr?quez 1547 Cuarto Pedro Fajardo C?rdoba y Leonor Gir?n 1554 Tercero con cuarto Ana Fajardo Silva y Juan Manrique de Lara 1561 Cuarto Pedro Fajardo C?rdoba y Menc?a de Requesens 1572 Tercero con cuarto Juan Fajardo de Tenza y Leonor Fajardo de Guevara 1613 Segundo Fuente: elaboraci?n propia, a partir de diversas fuentes (vid. notas a pie de p?gina) 502 BNE, R/12212. Segundo sucesso sacado del original impresso en Madrid, en que da raz?n de todas las cosas que ha sucedido desde el principio de la venida de los Franceses en Fuenterrab?a y sus Villas; y el desastrado fin dellos, hech?ndolos fuera del Reyno los Excelent?ssimos Se?ores el Marqu?s de los V?lez, Virrey de Arag?n y Navarra, y el Almirante de Castilla, ambos Generales del Ex?rcito que Su Magestad ha embiado a Navarra, quedando en poder dellos la Artiller?a, y municiones de guerra, oro y plata, y lo dem?s del bagage, Barcelona, 1638. 503 BNE, T/20820. La famosa comedia de la Entrada del Marqu?s de los V?lez en Cathalu?a, Rota de las tropas castellanas, y Assalto de Moniuich, Barcelona, 1641. 504 ELLIOTT, J. H., El conde-duque de Olivares. El pol?tico en una ?poca de decadencia, Barcelona, 1990, pp. 489 y siguientes; y del mismo autor La rebeli?n de los catalanes, 1598-1640, Madrid, 1998, pp. 450-461. 185 GR?FICO 4: DOTES Y ARRAS DE LOS MARQUESES DE LOS V?LEZ, en millones de mrs. 22,5 28,875 22 8 17,5 8,5 3,75 1,5 33,75 2,25 0 5 10 15 20 25 30 35 1508 1518 1526 1554 1572 1593 Dotes Arras 186 CUADRO 13: LAS RENTAS ANUALES DE LOS V?LEZ Y OTRAS CASAS ARISTOCR?TICAS, en millones de mrs. Casa (linaje) 1522 2? mitad s. XVII Fr?as (Velasco) 17 15,75 Medina Sidonia (Guzm?n) 13 56,25 Alburquerque (De la Cueva) 6 18,75 Benavente (Pimentel) 10 27,75 Ure?a-Osuna (Gir?n) 7 45 Cabra (C?rdoba) 5 (Ver Sessa) Sessa (C?rdoba) 6 12,75 Cifuentes (Silva) 2 7,5 Paredes (Manrique) 2 3 Los V?lez (Fajardo) 3 26,25 Casarrubios del Monte (Chac?n) 1,3 __ Puebla de Montalb?n (T?llez-Gir?n) 1 6 Fuente: Ignacio Atienza Hern?ndez (1987), pp. 350-351; y Ra?l Molina Recio (2004), pp. 388-393. 187 188 2.2 L?neas segundonas e ileg?timas a. Segundones y espurios titulados A continuaci?n, se va a dejar constancia de algunas de las ramas segundonas y bastardas m?s importantes que surgieron del tronco principal del linaje Fajardo. Con ello, se obtendr? una idea m?s precisa del prestigio que las casas nobiliarias, en este caso la de los V?lez, pod?an obtener tambi?n por los m?ritos, servicios y cualidades de sus segundog?nitos e, incluso, sus hijos ileg?timos. Sin embargo, la mayor parte de estas l?neas surgen y se consolidan en el siglo XVII, por tanto se hallan fuera de la cronolog?a de esta tesis doctoral (fines del siglo XV-fines del XVI) y no voy a hacer un an?lisis tan detallado como del tronco principal por dos razones. De un lado porque al hablar de los sucesivos adelantados y marqueses se ha aludido a su descendencia, y los enlaces que contraen, y de otro lado debido a la mucha menor abundancia de fuentes en torno a estas l?neas separadas de la primogenitura de los Fajardo. Solamente los Chac?n ?ya analizados? pueden anticiparse a esa cronolog?a, puesto que reciben el t?tulo condal de Casarrubios del Monte en 1599, pero lo cierto es que son una rama colateral de la casa de los V?lez, ambas con mayorazgos que en todo momento se mantuvieron separados, tal y como se hab?a estipulado en las capitulaciones matrimoniales de 1477. Tambi?n se ha indicado, m?s arriba, que de la casa de los V?lez no surgieron ramas menores, a posteriori convertidas en casas aparte, con la misma frecuencia que en algunos casos aludidos: los Fern?ndez de C?rdoba, Mendoza, Z??iga, Manrique, Pacheco, Toledo... Cierto es que estos linajes se hallan entre los m?s ricos y poderosos, de ah? esa capacidad para acumular se?or?os, mercedes y riquezas que permiten crear nuevos mayorazgos, concedidos a hijos segundones o, incluso, bastardos, permiti?ndoles crear l?neas separadas del tronco principal del linaje. Este proceso es m?s tard?o en el caso de los Fajardo, as? que fue ya en el siglo XVII cuando se desgajaron nuevas casas de su l?nea primog?nita. Esa tardanza alude a las dificultades econ?micas de la casa murciana y al alejamiento de la corte de sus sucesivos parientes mayores, a excepci?n del III marqu?s de los V?lez, que sin embargo tuvo una privanza corta (1575-1578) y abruptamente finalizada. ?l era, hasta ese momento, el ?nico titular de su casa que hab?a tenido tanta cercan?a al rey, fons honorum por excelencia, sin embargo su repentina ca?da en desgracia y muerte dej? tras de s? una hacienda fuertemente endeudada, am?n de un solo v?stago de corta edad. 189 Los Fajardo de Tenza, marqueses de Espinardo De los seis varones que ostentaron el t?tulo de marqu?s de los V?lez entre 1507 (fecha de su concesi?n) y 1693 (a?o del ?bito del VI marqu?s, que muri? sin descendencia, pasando el t?tulo a su hermana Mar?a Teresa Fajardo), al menos cuatro de ellos tuvieron descendencia ileg?tima: el primero, el segundo, el cuarto y el sexto505. Ello tiene que ver con la enorme abundancia de hijos espurios en el seno de la nobleza hispana (al igual que en la familia real y el clero), hecho diferencial respecto a los nobles del resto de Europa506, que adem?s fueron menos protectores con estos hijos ileg?timos507. El caso m?s llamativo, sobre todo si se analiza desde la perspectiva de la r?pida legitimaci?n social y la consecuci?n de un h?bito santiaguista, es el de Francisco Fajardo Melgarejo508, bastardo del IV marqu?s de los V?lez, Luis Fajardo Requesens. Ahora bien, de todas las ramas segundonas surgidas de la casa de los V?lez, precisamente ser? una que es mitad espuria y mitad segundog?nita la que alcance mayor relevancia social, tanto dentro como fuera del reino de Murcia. Se trata de la casa de los marqueses de Espinardo, que titula a inicios del reinado de Felipe IV (1627), aunque sus or?genes se remontan a dos hermanos varones del III marqu?s de los V?lez: su segundog?nito, don Diego; y su medio hermano, don Luis, hijo bastardo del II Marqu?s. Luis Fajardo fue, sin duda, el descendiente ileg?timo de la casa de los V?lez que mayor prestigio alcanz?, no en vano se trata de uno de los m?s acreditados militares de los a?os finales del reinado de Felipe II y del de Felipe III, ostentado la capitan?a general del Mar Oc?ano. De la madre del almirante don Luis lo ?nico que se sabe es que 505 Vid. HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia y ?rdenes militares en la Castilla moderna: el linaje Fajardo?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 69- 232 (2009), pp. 331-362. 506 CUART MONER, B., ?Bastardos en el estudio. Algunas consideraciones sobre la bastard?a en expedientes de colegiales mayores salmantinos durante el s. XVI?, en M. RODR?GUEZ CANCHO (coord.), Historia y perspectivas de investigaci?n. Estudios en memoria del profesor ?ngel Rodr?guez S?nchez, M?rida, 2002, pp. 307-314; y SORIA MESA, E., La nobleza en la Espa?a moderna. Cambio y continuidad, Madrid, 2007, pp. 185-192. 507 PELORSON, J.-M., ?Exclusion pour d?faut et exclusi?n pour faute: reflexi?n sur la traitement juridique de la folie et de l?ill?gitimit? au Si?cle d?Or?, en A. REDONDO, Les probl?mes de l?exclusion en Espagne (XVIe-XVIIe si?cles). Id?ologie et discours, Par?s, 1983, p. 129; Cfr. GRIMMER, C., ?Les b?tards de la noblesse auvergnate au XVIIe si?cle?, XVIIe si?cle, 117 (1977), pp. 35-48; y GLAGOLEVA, O. E., ?The Illegitimate Children of the Russian Nobility in Law and Practice, 1700-1860?, Kritika: Explorations in Russian and Eurasian History, 6-3 (2005), pp. 461-499. En ambos ejemplos se pone de relieve la poca frecuencia con que los nobles franceses y rusos, respectivamente, legitimaban a sus bastardos, lo cuales dif?cilmente pod?an alcanzar un estatus socio-pol?tico relevante. 508 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia...?, art. cit., pp. 350-360. 190 se llamaba Ana Ruiz de Avenda?o y Alarc?n, era vecina de V?lez Blanco y natural de Villapalacios, en La Mancha509. Asimismo, do?a Ana test? en V?lez Blanco, el 17 de enero de 1580, dejando como ?nico heredero a su hijo, don Luis510. ?ste fue comendador del Moral en la Orden de Calatrava511, aunque no se conservan sus pruebas de acceso a dicho h?bito. Con este ilustre marino, por vez primera aparece en el linaje Fajardo, un v?stago espurio que llega a ocupar una elevada posici?n social. En ello, a buen seguro, debi? influir su prestigio como militar y el apoyo de los parientes mayores de la casa de los V?lez, es decir la protecci?n familiar, algo com?n entre los linajes nobiliarios que ten?an hijos ileg?timos y que resulta esencial para entender c?mo ?stos se elevan a un estatus social harto privilegiado512. De hecho, tal y como queda de manifiesto en su testamento, Luis Fajardo mantuvo excelentes relaciones con su padre, el II marqu?s de los V?lez, y con los hijos leg?timos de ?ste, es decir con el tronco principal del linaje. Tanto es as? que al enumerar las misas que a su muerte deben celebrarse en el convento de San Agust?n de Murcia513, alude a ellos como padre y hermanos, respectivamente: ??tem m?s se digan en el dicho conbento du?ientas missas por las ?nimas de don Luis Faxardo, marqu?s de los B?lez, mi se?or y Padre, y por la de mi madre. Yten quiero y mando que por las ?nimas de los se?ores don Pedro Faxardo, marqu?s de los B?lez, don Diego Fajardo, Do?a Men??a y do?a Fran?isca Faxardo, mis hermanos, se digan en el dicho conbento otras du?ientas missas?514. Adem?s, en dicho testamento nombra albacea al IV marqu?s de los V?lez, Luis Fajardo Requesens, calific?ndole como ?mi sobrino?515. Ello reafirma que el II marqu?s 509 AHN, OO MM, Alc?ntara, expedientillo 13.217. Merced del h?bito de la Orden de Alc?ntara a don Alonso Fajardo, hijo del almirante don Luis Fajardo. Madrid, 11 de abril de 1607. 510 SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. 511 RAH, SC, M. 44, fol. 99r. Testamento otorgado por Luis Fajardo, capit?n general de la Real Armada y ej?rcito del mar Oc?ano, comendador del Moral, en la Orden de Calatrava. C?diz, 3 de marzo de 1614. Copia autorizada en Madrid, en 1615. 512 SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 186-188. Vid. tambi?n la obra de MOLINA RECIO, R., Los se?ores de la Casa del Bail?o. An?lisis de una ?lite local castellana (C?rdoba, siglos XV-XIX), C?rdoba, 2002. Los se?ores del Bail?o proced?an de una rama ileg?tima de los marqueses de Priego (Fern?ndez de C?rdoba), y a pesar de esta m?cula y otras muchas (mezcla con sangre morisca y esclava, condenas inquisitoriales) lograron integrarse y destacar en la ?lite municipal cordobesa, merced al apoyo del tronco principal del linaje. 513 De cuya capilla mayor eran patronos su familia pol?tica (los Tenza-Orozco). 514 RAH, SC, M. 44, fol. 100r. Testamento otorgado por Luis Fajardo, capit?n general de la Real Armada y ej?rcito del Mar Oc?ano, comendador del Moral, en la Orden de Calatrava. C?diz, 3 de marzo de 1614. Copia autorizada en Madrid, en 1615. 515 Ib?d., fol. 102v. 191 de los V?lez reconoci? en vida a su hijo bastardo don Luis, el cual se benefici? del apoyo de la poderosa familia paterna en su proceso de ascenso y reproducci?n social516. En un primer testamento que el Almirante redact? en Lisboa, el a?o 1604, se recog?a la esclarecedora frase: ?encarga a sus hijos la buena correspondiencia (sic) con los Marqueses de los V?lez, caveza de su Casa?517. Luis Fajardo cas? con Luisa de Tenza Pacheco y Cascales518, se?ora de las villas de Espinardo519, Ontur, Albatana y otras propiedades vinculadas en el mayorazgo familiar, entre ellas la capilla mayor del convento de San Agust?n520 y casas principales en la ciudad de Murcia521. No en vano, los linajes nobiliarios, una vez lograda la aceptaci?n social de sus descendientes bastardos, sol?an introducirlos en el mercado matrimonial y acababan enlazando con distinguidas familias522. Do?a Luisa era la hija ?nica del regidor murciano Alonso de Tenza Pacheco y de Aldonza de Cascales523, fundadores en 1596 de un importante mayorazgo que acabar?a siendo absorbido por esta rama segundona-espuria de los Fajardo, esto es por sus nietos: los hijos del Almirante y Luisa de Tenza. En concreto, de este enlace nacieron tres hijos: Alonso, Juan y Menc?a. Fue precisamente el abuelo materno de ?stos, Alonso de Tenza Pacheco, quien compr? las villas de Ontur y Albatana y las tierras de Moj?n Blanco a Pedro Zambrana Fajardo y Manuel Zambrana Guerrero, el a?o 1592524. El precio pagado por el regidor ascendi? a 42.000 ducados ?en oro? (15.750.000 mrs.), ?con el cargo y gravamen de 16 516 Vid. un estado de la cuesti?n en HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Mantenerse arriba. Las familias dominantes en la Castilla moderna?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Espacios sociales, universos familiares. La familia en la historiograf?a espa?ola, Murcia, 2007, pp. 230-235. 517 SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. Testamento de Don Luis Fajardo, capit?n general. Lisboa, 23 de agosto de 1604. 518 Esta se?ora test? en la villa de Abredo, el 20 de noviembre de 1591. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 9. 519 Realmente sobre Espinardo, los Tenza pose?an el se?or?o solariego, que no pas? a ser jurisdiccional, es decir a desgajarse del concejo de Murcia, hasta 1615. Ahora bien, el 18 de noviembre de 1578, Alonso de Tenza Pacheco compr? una ?cassa Palacio en el lugar de Espinardo? al matrimonio formado por Juan Mart?nez y Francisca de Orozco. Ib?d. 520 Uno de los m?s importantes de la capital del reino de Murcia, pues la comunidad de padres agustinos custodiaba en su templo a Nuestra Se?ora de la Arrixaca, patrona de la ciudad hasta el siglo XVIII. Vid. MONTOJO MONTOJO, V., ?El origen de la Cofrad?a de Nuestro Padre Jes?s: el Convento Agustino de Murcia?, en www.cofradiadejesus.com, pp. 1-11. 521 AHPMu, Prot. 4030, s. f. Testamento de Carlos de Guevara y fundaci?n del mayorazgo de Ceut?, Monteagudo y casas de Murcia, ante Francisco Vecerro, escribano p?blico de la villa de Ceut?. 28 de enero de 1528. 522 D?AZ ?LVAREZ, J., Ascenso de una Casa asturiana: los Vigil de Qui?ones, marqueses de Santa Cruz de Marcenado, Oviedo, 2006, pp. 59-61. 523 Siendo ya viuda de Alonso de Tenza Pacheco, otorg? su codicilo el 27 de junio de 1601, en Murcia, ante Antonio Fern?ndez. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. 524 AHPMu, Prot. 122, fol. 563. Venta de Pedro Zambrana Fajardo y Manuel Zambrana Guerrero y sus mujeres a Alonso Tenza Pacheco, de las villas de Ontur y Albatana. 14 de octubre de 1598. 192 mill Ducados de principal de zenso?525. Pocos a?os antes, en 1587, Alonso de Tenza Pacheco intent? comprar la villa ?tambi?n murciana? de Alguazas. Sin embargo, este poderoso regidor, aunque contaba con el respaldo de influyentes miembros de la oligarqu?a murciana, entre ellos su hermano, el can?nigo de la catedral Juan de Orozco y Arce, o el tambi?n can?nigo Alonso Rodr?guez Navarro526, fracas? en su intent? por hacerse con ese se?or?o527. La raz?n hay que buscarla en la ayuda que el gobernador de los estados del IV marqu?s de los V?lez, Domingo de Zavala, prest? a los alguace?os para que compraran el villazgo al rey, en 1590. El censo acordado con Zavala ascendi? a 5.812.989 mrs.528, y con ello el joven Marqu?s (todav?a menor de edad) reforzaba el poder de su casa en el reino de Murcia, verdadero leit motiv durante gran parte de su vida. Luis Fajardo acompa?? a su padre, el II marqu?s de los V?lez, en la guerra contra los moriscos granadinos, al igual que su hermano don Diego, que dirig?a la caballer?a. En concreto, el futuro almirante portaba el estandarte de su padre a la salida del ej?rcito de V?lez Blanco, a inicios de 1569, lo que da idea de la cercan?a entre ambos. M?s tarde fue el encargado de defender Oria y Cantoria del ataque de los moriscos sobre el marquesado529. Parece, por tanto, que al menos a partir de 1569, comienza a forjarse la carrera militar del hijo ileg?timo del II marqu?s de los V?lez. A?os despu?s, en 1597, aparece en los alrededores de C?diz, junto al licenciado Diego Armenteros, realizando una visita tras la reciente toma y saqueo anglo-holand?s de la ciudad, el a?o anterior530. En 1599, ya le cita Cabrera de C?rdoba como la persona encargada de traer la flota desde las Indias, y con ella su rico cargamento de plata531, es decir estaba al frente de la armada de la Guardia de las Indias. Esa ser? su principal misi?n hasta su muerte, es decir ?limpiar? la carrera de Indias de corsarios y asegurar la 525 SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 2. Compra de dichas villas de Ontur, Albatana y Moj?n Blanco a favor de D. Alonso de Tenza Pacheco. Albatana, 1 de septiembre de 1592. 526 Las estrechas relaciones entre la oligarqu?a murciana, concretamente el concejo y el cabildo catedralicio son abordadas, en profundidad, por IRIGOYEN L?PEZ, A., Entre el cielo y la tierra, entre la familia y la instituci?n: el Cabildo de la Catedral de Murcia en el siglo XVII, Murcia, 2001. 527 AGS, EMR, MP, leg. 255, fol. 22. Comisi?n a Juan Y??ez Fajardo, corregidor de la villa de Alguazas, para que d? posesi?n de la villa con su fortaleza y rentas jurisdiccionales a don Alonso de Tenza Pacheco, vecino y regidor de Murcia. San Lorenzo, 26 de julio de 1589. 528 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Aproximaci?n al contexto econ?mico-social y las relaciones de poder en una comunidad de huerta a finales del siglo XVI?, en Alguazas 1590. Tierra, poder y se?or?o en la huerta de Murcia, Murcia, 1991, pp. 39-51. 529 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 44 y 109-110. 530 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia. El poder de la aristocracia, 1580-1670, Madrid, 2008, p. 239. 531 CABRERA DE C?RDOBA, L., Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de Espa?a, desde 1599 hasta 1614, Madrid, 1857, pp. 2, 9, 12 y 27. 193 llegada de metales preciosos a Sevilla, tarea peligrosa y de vital importancia para la Monarqu?a Hisp?nica, de ah? que no extra?en los honores con los que ?l, y sobre todo, su hijo Juan, se vieron colmados por el soberano. La fecha en la que parece que se convirti? en almirante del Mar Oc?ano fue, seg?n el referido cronista real, noviembre de 1604: ?Por muerte de Alonso Baz?n, se ha dado el cargo de general de los galeones del Mar Oc?ano, a don Luis Fajardo que los ten?a encomendados?532. El privilegiado estatus que alcanz? este hijo espurio del II marqu?s de los V?lez queda de manifiesto, de forma ilustrativa, por el hecho de que mandase construir un coche de caballos533, algo propio de la aristocracia534. Llama la atenci?n que tanto Luis Fajardo como su hijo, don Juan (futuro marqu?s de Espinardo) se ocupen en la armada del Mar Oc?ano, es decir el Atl?ntico, y no en el Mediterr?neo. La raz?n es que el Oc?ano, a inicios del XVII, hab?a desplazado al Mare Nostrum y al peligro otomano como frente de guerra de primer orden. En ese per?odo eran las armadas holandesas, francesas e inglesas las que causaban mayores quebraderos de cabeza a la Monarqu?a Hisp?nica. Adem?s el Atl?ntico era la v?a de llegada de los metales preciosos de las colonias espa?olas y portuguesas de Am?rica y Asia, que deb?an ser custodiadas hasta su arribada v?a Lisboa535 o C?diz, de ah? tambi?n la importancia de la vigilancia del Estrecho de Gibraltar536. En muchas ocasiones, don Luis hubo de enfrentarse a poderosas armadas de corsarios holandeses, ingleses o franceses, tanto en las costas americanas como en las peninsulares. Demostr? sus dotes guerreras, por ejemplo el a?o 1606, cuando saliendo de Lisboa para recibir a las naves de la India derrot?, al frente de veinte galeras, a una flota enemiga que le superaba en cuatro nav?os. Al a?o siguiente ya aparece su hijo, Juan, auxiliando a su padre en la direcci?n de la armada537. La persecuci?n de destacados corsarios franceses y otomanos le llev? tambi?n, con frecuencia, a aguas del Mediterr?neo, en torno a los principales puertos desde los que operaban los enemigos: Marsella, Argel, La Goleta. 532 Ib?d., p. 230. 533 AHPM, Prot. 3.761, fol 19. Escribano Francisco de Velasco. Pedro de Pierres, maestro de coches, se obliga a hacer una carrocilla al conde de Sinarces, D. Jaime Aperino Ladr?n de Pall?s, cuya carrocilla ha de ser como la de D. Luis Fajardo, general de la armada del Mar Oc?ano. 31 de enero de 1609. 534 L?PEZ ?LVAREZ, A., Poder, lujo y conflicto en la Corte de los Austrias. Coches, carrozas y sillas de mano, 1550-1700, Madrid, 2007. 535 Por ejemplo, en 1603, la armada de Luis Fajardo dio escolta a la flota de las Indias portuguesas, desde las islas Azores hasta Lisboa. Al querer entrar en las naves, los castellanos fueron repelidos con gran violencia por los lusos. Estos choques no fueron infrecuentes, a inicios del XVII, entre los naturales de ambos reinos, a pesar de tener un solo monarca. Vid. OLIVAL, F., D. Filipe II. De cognome ?O Pio?, Lisboa, 2008, p. 229. 536 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia..., op. cit., pp. 248-249. 537 CABRERA DE C?RDOBA, L., Relaciones..., op. cit., pp. 294 y 312. 194 Su haza?a m?s gloriosa fue la conquista de La M?mora, en el verano de 1614, evitando que este estrat?gico presidio atl?ntico del norte de ?frica cayese en manos de corsarios (especialmente holandeses), y desde all? pudiesen hostigar las costas peninsulares, o incluso Canarias y las flotas de Indias. Esta operaci?n b?lica, apoyada financieramente por el Duque de Medina Sidonia, responde seg?n Salas Almela a la estrategia de Felipe III y el Duque de Lerma, tras la tregua con los rebeldes neerlandeses, por la cual el ?mbito meridional pasaba a tener una atenci?n preferente. Una vez tomada Larache (1610), los corsarios y piratas se hab?an establecido m?s al sur, en La M?mora, de ah? la necesidad de situar all? una guarnici?n espa?ola538. Pero la llamada Pax Hisp?nica, a inicios del XVII, tuvo como consecuencia m?s relevante para la Monarqu?a Hisp?nica la expulsi?n de los moriscos (1609), lo cual atrajo al Mediterr?neo muchos de los medios hasta entonces concentrados en el Oc?ano. As? pues, la actividad de Luis Fajardo y su hijo en torno al Levante peninsular va a cobrar una gran importancia. En 1610 se orden? al Marqu?s de San Germ?n que se encargase del embarque de los moriscos de Andaluc?a y Granada, mientras que de los de los reinos de Murcia, Toledo y los de La Mancha lo har?a Luis Fajardo539, quien de esta forma se acercaba a su tierra540. No en vano el puerto de Cartagena, centro de operaciones del Almirante, ser? una de las piezas clave en el traslado de moriscos desde la Pen?nsula al norte de ?frica541. Juan Fajardo de Tenza, segundog?nito del Almirante, fue un personaje de gran relieve, no en vano el Licenciado Francisco Cascales le dedica sus Discursos Hist?ricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia (1621): ?(...) estos Discursos Hist?ricos, llenos de haza?as nuestras, en que V. Se?or?a, y sus Antecesores como Adelantados de esta Ciudad, y Reyno, llevan la mayor parte de gloria (...) y rogar? al lector que oyga ?l solo la qualidad, y grandeza de la Casa de los 538 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia..., op. cit., pp. 255-256. 539 BNE, Ms. 11.723, fol. 26-30. Materiales hist?rico-geneol?gicos que propone el Marqu?s de Espinardo, para que vistos, y reconocidos por persona bien versada en semejantes asuntos? los coordinen, y reduzca a m?thodo propio de Memorial? les ponga en mano del Rey N. S. y a sus reales pies, puntual noticia, de la Calidad, M?ritos y Servicios del Marqu?s su padre y abuelos, con la muy rendida s?plica? le digne y sea S. M. servido de concederle al Marqu?s, sus hijos, descendientes y subcessores en su casa, el honor de la grandeza de Castilla, p. 10. 540 CABRERA DE C?RDOBA, L., Relaciones..., op. cit., p. 396. 541 Vid. RUIZ IB??EZ, J. J., Las dos caras de Jano. Monarqu?a, ciudad e individuo. Murcia, 1588- 1648, tesis doctoral, Universidad de Murcia, 1994, pp. 201-202. 195 V?lez (...). Nuestro Se?or Guarde a V. Se?or?a infinitos a?os con los aumentos de estado que merece, y sus servidores deseamos?542. Su padre era el almirante y capit?n general de la armada de la carrera de Indias, por lo que muy joven empez? a servir en ella. As? pues, en 1605 fue nombrado capit?n de arcabuceros, llegando a ser almirante, igual que su progenitor, a quien acompa?? en sus misiones m?s importantes, por ejemplo La M?mora (1614). Adem?s era caballero de la Orden de Calatrava543, desde 1602. Cas?, en 1613, con su prima Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, hija ?nica de Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba544 (hijo del II marqu?s de los V?lez y t?o del contrayente) y de Juana Guevara Rocafull, se?ora de la mitad de Ceut?545 y Monteagudo546. La rama bastarda surgida del II marqu?s de los V?lez ?el linaje Fajardo de Tenza? se un?a as? al tronco principal del linaje. De esta forma la endogamia entre los Fajardo reuni? diversos se?or?os de los alrededores de la ciudad de Murcia, con cuya oligarqu?a (Tenza, Guevara, Rocafull?) ven?an enlazando por medio de complejas estrategias matrimoniales, certificando de paso la extinci?n de los Tenza y los Guevara como se?ores de vasallos547. Adem?s, el hijo del almirante Luis Fajardo convirti? a su linaje en la segunda casa titulada del reino de Murcia548, tras la de sus parientes mayores. De hecho el proceso de ennoblecimiento ser? muy tard?o en este territorio, retras?ndose hasta el siglo XVIII. Las capitulaciones matrimoniales que reunir?n a ambas ramas de los Fajardo se firmaron en Lisboa el a?o 1613549. En la ciudad portuguesa era donde se encontraba por entonces el almirante don Luis, debido a sus altas responsabilidades en la armada del 542 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos..., op. cit., p. 12. 543 AHN, OO MM, Calatrava, expedientillo 9.519. Merced del h?bito de la Orden de Calatrava a don Juan Fajardo. Valladolid, 24 de septiembre de 1602. 544 Caballero de Calatrava desde 1587, ocho a?os despu?s de la muerte de su hermano mayor, el III marqu?s de los V?lez. Vid. AHN, OO MM, Calatrava, expediente 874. Diego Fajardo y C?rdoba, Cueva y Z??iga, hijo del II marqu?s de los V?lez. V?lez Blanco, 1587. 545 Cfr. LEMEUNIER, G., ?Un testimonio sobre la baja tendencial de la renta feudal: las concordias de Ceut? con sus se?ores, s. XVI-XVII?, en ?DEM, Los se?or?os murcianos, s. XVI-XVIII, Murcia, 1998, pp. 81-88. 546 V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., pp. 192-200. 547 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., p. 284. 548 El matrimonio del almirante Juan Fajardo Tenza y su prima, do?a Leonor, primeros marqueses de Espinardo, as? como la descendencia de los mismos en V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., pp. 199-201. 549 RAH, SC, M. 74, fol. 72r.-73v. Escritura de capitulaciones, acordadas por Luis Fajardo, comendador del Moral en la Orden de Calatrava, y capit?n general de la Real Armada del mar Oc?ano, por s? y en virtud del poder de su hijo, Juan Fajardo, almirante general de dicha Armada, caballero de Calatrava, despu?s I marqu?s de Espinardo, hecho en Lisboa a 2 de julio de 1613, de una parte; y do?a Juana de Guevara, viuda de Diego Fajardo, y do?a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, su hija, de la otra; para el matrimonio que pensaba contraer, ?sta ?ltima, con el dicho Juan. 18 de julio de 1613. 196 Atl?ntico. Mientras que la otra firmante, su cu?ada Juana de Guevara, viuda de Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba (fallecido en 1599550), se hallaba junto a su hija en la villa de Morata. Con este enlace el mayorazgo fundado a fines del XVI por las hermanas del III marqu?s de los V?lez, do?a Francisca551 y do?a Menc?a552, no ser?a anexionado por ninguna familia ajena al linaje Fajardo. Ambas hab?an creado un mayorazgo que, dada su condici?n de solteras, estaba destinado a los descendientes de su hermano don Diego, y que surgi? a partir de los 2.000 ducados (750.000 mrs.) de renta de un juro situado sobre las alcabalas y rentas de la ciudad de C?rdoba, heredado de su madre, la difunta Marquesa de los V?lez553. Pelayo Alcaina afirma que fue la hija mayor ?do?a Francisca? quien inspir?, en su testamento (1579), la creaci?n de este v?nculo. Dejaba como herederos a sus hermanos Diego y Menc?a, aunque ?sta s?lo podr?a disfrutar de los bienes mientras viviese, despu?s todo el patrimonio revertir?a en el hermano554. Tras la muerte de do?a Menc?a (1592), don Diego no s?lo hered? lo que quedaba del citado juro555 ?1.800 ducados (675.000 mrs.)?, sino que adem?s recibi? todos los bienes que el II marqu?s de los V?lez dej? a sus dos hijas solteras para asegurar su sustentamiento. El matrimonio contra?do por don Diego, con la rica heredera murciana Juana de Guevara Rocafull, aunque lo hizo a una edad tard?a556, empez? en 1587 a asegurar una alternativa para esta l?nea segundog?nita de los Fajardo. Dicho a?o nac?a la primera hija de esta uni?n ?Ana Antonia?, despu?s vendr?a Luis (te?rico sucesor del v?nculo fundado por sus t?as, fallecido en 1602) y Leonor Mar?a. Esta ?ltima, debido a la muerte de sus hermanos, ser?a a posteriori la heredera de estos Fajardo menores, as? como de 550 De hecho, con motivo de su fallecimiento, su testamento se abri? y public? el 10 de septiembre de 1599. Hab?a testado dos a?os antes, el 15 de mayo de 1597, en V?lez Blanco, ante el escribano Diego Xim?nez. Vid. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 9. 551 Fallecida en V?lez Blanco, el a?o 1579, localidad en la que hab?a testado el 15 de agosto de dicho a?o. Debi? morir muy poco despu?s, pues su testamento se abri? el 18 de agosto. Dej? como herederos a sus hermanos, Diego y Menc?a Fajardo. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 9 y 10. 552 Test? en V?lez Blanco, el 3 de febrero de 1592, poco antes de su muerte. Dicho documento recoge tambi?n la fundaci?n del mayorazgo que ir? a parar a su hermano, don Diego, y de ?l a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, su sobrina. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 9. 553 Proced?a de la herencia de su madre, Leonor Fern?ndez de C?rdoba y Z??iga, hija del III conde de Cabra y esposa del II marqu?s de los V?lez, fallecida en 1533. En Madrid, a 27 de enero de 1576 fue cedido este juro por el III marqu?s de los V?lez y su hermano, Diego, a sus citadas hermanas. Ib?d. 554 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Un sue?o frustrado: el mayorazgo velezano de los hijos de Luis Fajardo, s. XVI-XVII?, Revista Velezana, 23 (2004), pp. 70-71. 555 Los otros 200 ducados se hab?an liberado y vendido al linaje M?ndez de Haro, en 1576. Vid. Ib?d., p. 73. 556 A?os despu?s de la muerte de su hermano, el III marqu?s de los V?lez (1579), buscando dotar de una alternativa sucesoria al linaje Fajardo. Por tanto, don Diego, que debi? nacer poco antes de la muerte de su madre, en torno a 1532-1533, deb?a tener cuando cas? m?s de cuarenta y cinco a?os. 197 los Guevara. As? pues, la extinci?n de la l?nea de varon?a dejaba su patrimonio en manos de su marido: Juan Fajardo de Tenza, su primo hermano. Tras la muerte de don Diego (1599) y la de su ?nico hijo var?n, tres a?os despu?s, los planes sucesorios de los Fajardo menores se vieron arruinados. El administrador de los bienes de la familia, Antonio Esquibel, negoci? la venta de los bienes de la Marquesa de los V?lez situados en la ciudad de C?rdoba. Obtuvo 23.246,67 ducados (8.680.000 mrs.), que inclu?an los intereses atrasados, siendo reinvertidos, el a?o 1613, en las alcabalas de la ciudad de Murcia557. Adem?s, al mayorazgo de los Fajardo menores se un?an los se?or?os y riquezas de Juana de Guevara. De ah? que ?sta imponga que, tras su muerte, su futuro yerno anteponga el apellido Guevara al de Fajardo558. A fin de cuentas eran los Guevara quienes estaban aportando el mayor patrimonio a esta alianza matrimonial, y por ello el nieto que heredase su mayorazgo tambi?n deb?a llevar en lugar preferente el blas?n de los Guevara. De hecho, los bienes dotales de do?a Leonor Mar?a son considerados todas las riquezas que aporta, dada su condici?n de hija ?nica y rica heredera: ?Yten que la dicha Do?a Leonor Mar?a Fajardo aya de traer con dote a poder del dicho Don Juan Fajardo todos los bienes y b?nculos en que sucedi? por muerte del Se?or Don Diego Fajardo, su Padre, y licencias de las Se?oras Do?a Menc?a y Do?a Francisca Fajardo, sus t?as, y los frutos y rentas dellos y otros qualesquier bienes, derechos y aciones que en qualquier manera les pertenezcan (...)?559 No es casual que se llegue a este acuerdo matrimonial. El enlace de do?a Leonor Mar?a, ?nica hija que hab?a sobrevivido a sus padres560, aportar?a un considerable patrimonio a su esposo. Luego, es l?gico que el elegido no fuese heredero de otro mayorazgo, condici?n que cumpl?a Juan Fajardo de Tenza, aunque la muerte sin descendencia de su hermano Alonso de Tenza Fajardo (1624561) le llev? a convertirse 557 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Un sue?o frustrado...?, art. cit., p. 79. 558 Parece que se cumplieron las condiciones impuestas por Juana de Guevara, aunque s?lo parcialmente. Su yerno unir? el apellido de ?sta a los suyos propios, pero no en primer lugar, sino en el segundo, llam?ndose Juan Fajardo de Guevara y Tenza. Cfr. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 19. T?tulo de Marqu?s de Espinardo. Madrid, 7 de agosto de 1627. 559 RAH, SC, M. 74, fol. 72v. 560 Su hermana, Ana Antonia Fajardo de Guevara, test? en 1603, dejando como heredera a su madre, Juana de Guevara. Tanta Ana Antonia como sus dos hermanos (Luis y Leonor Mar?a) eran menores de diez a?os cuando falleci? su padre, Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, el a?o 1599. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. 561 Otorg? testamento en la ciudad de Manila, donde resid?a como gobernador de Filipinas, el 9 de 198 tambi?n en receptor de la rica herencia de su propia familia. El ?nico obst?culo que hab?a que salvar era el estrecho parentesco que un?a a los novios: segundo grado de consanguinidad. Adem?s, el Almirante se compromet?a a donar unas cuantiosas arras a su hijo, don Juan, valoradas en 6.000 ducados (2.250.000 mrs.). Ello da idea de la riqueza lograda por Luis Fajardo, ya que dicha cantidad no pod?a superar la d?cima parte de sus bienes, de lo cual se deduce que ?stos deb?an ser superiores a los 60.000 ducados (22.500.000 mrs.), una cantidad nada desde?able para la ?poca. Adem?s de la citada donaci?n propter nupcias, el padre del novio, se compromet?a, en caso de que su hijo y nuera fuesen a vivir a una casa distinta de la suya, a entregarles 1.000 ducados (375.000 mrs.) anuales mientras disfrutase el salario de capit?n general de la Armada u ?otro qualquier sueldo de Su Magestad?. Y cuando cesara de recibir tal asignaci?n les aportar?a 600 ducados (225.000 mrs.) anuales, mientras viviese. Sin embargo, la muerte de don Luis (de quien se desconoce su fecha de nacimiento) estaba pr?xima, produci?ndose finalmente dos a?os despu?s, en 1615. Tambi?n ese a?o fallec?a su consuegra y cu?ada, Juana de Guevara. Pero pr?ximos a esos hechos luctuosos, tuvieron lugar los desposorios entre los primos hermanos, Juan Fajardo de Tenza y Leonor Mar?a Fajardo de Guevara. En concreto se celebraron el 24 de mayo de 1615, siendo oficiados por el Licenciado Diego L?pez de Garo, cura de la villa de Morata. Las velaciones tuvieron lugar el 22 de julio de dicho a?o: ?en la iglesia del Convento de religiosas que llaman de Dn Juan de Alarion, en fuerza de lizencia del Illmo Cardenal de Toledo y del Abad de San Martt?n, en cuya Parroquia estt? dicho Combento?562 Juan Fajardo de Tenza no s?lo era almirante, su carrera miliar le llev? tambi?n a ocupar destacados puestos pol?ticos. As? pues, fue nombrado gobernador y capit?n general del reino de Galicia563, miembro del Consejo de Guerra y comendador de Montanchuelos, en la Orden de Calatrava. Por ello no es de extra?ar que el 14 de octubre de 1626 recibiese el t?tulo de vizconde de Monteagudo, y un a?o despu?s, el 7 de agosto de 1627, el de marqu?s de Espinardo564. Los ilustres servicios militares y julio de 1624, ante Juan de Villa Mar?n. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 9. 562 SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. Desposorios y velaciones de D. Juan Fajardo de Guevara con D? Leonor Mar?a Faxardo. 563 Cargo en el que muri?, concretamente en la ciudad de La Coru?a, el 5 de julio de 1631. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., p. 200. 564 AGS, CC, Lib. Relaci?n 32, fol. 231bis y 273v. T?tulos de Vizconde de Monteagudo y Marqu?s 199 pol?ticos hab?an encumbrado a su familia al seno de la nobleza titulada, am?n de otros reconocimientos, especialmente encomiendas y h?bitos de ?rdenes militares. Poco importaba que su padre hubiera sido bastardo y, por ello, fruto de unas relaciones prohibidas. Los otros dos hijos del almirante don Luis fueron Alonso y Luis. El primog?nito, y por tanto heredero de la esposa del Almirante, fue Alonso de Tenza Fajardo, de ah? que llevara en primer lugar el apellido materno. Se condici?n de hijo mayor le convirti? en se?or de Ontur y Albatana565 y regidor de la ciudad de Murcia566. Junto a la herencia, tambi?n hizo sus propios m?ritos como teniente de adelantado del reino, miembro del Consejo de Guerra en los Estados de Flandes, y obtuvo un h?bito de Calatrava, en 1607567. En 1612 acord? con el convento de San Agust?n de Murcia pagar, mediante diversas propiedades y censos, los 7.000 ducados que su t?o, el can?nigo Juan de Orozco se hab?a comprometido, en 1598, a entregar a la comunidad de agustinos para que ?stos edificasen la capilla mayor de su templo. A cambio, don Alonso se convertir?a en el patr?n de dicho presbiterio, con derecho a que los miembros de su familia se enterrasen en ?l568. De hecho, dio su visto bueno a que su padre, el almirante Luis Fajardo, pudiera ser inhumado en dicho espacio, al mismo tiempo que fundaba una p?a memoria, por la cual se compromet?a a pagar 600 ducados, a cambio de una misa semanal todos los s?bados. Corr?a el 20 de junio de 1612, y en la escritura de fundaci?n de dicha memoria p?a se alude al Almirante, en tanto que encargado de la expulsi?n de los moriscos de dicho territorio, como ?capit?n general del reino de Murcia, por ausencia de su sobrino, el [IV] marqu?s de los V?lez?569. Alonso de Tenza Fajardo, junto a las posesiones y honores aludidos, se erigi?, de facto, en se?or de Espinardo, localidad situada junto al l?mite norte de la ciudad de Murcia, en el camino real a Madrid, que pas? de se?or?o solariego a se?or?o de Espinardo. Referencias que debo a la amabilidad del Dr. Antonio Jos? Rodr?guez Hern?ndez. 565 AGS, EH, leg. 288, fol. 1. Pleito de la villa de Hell?n contra Alonso Tenza Fajardo, se?or de Ontur y Albatana, regidor de Murcia, sobre la jurisdicci?n de Moj?n Blanco. 1615-1616. 566 Con su marcha a Filipinas hubo de renunciar a la regidur?a, herencia de su abuelo, Alonso de Tenza Pacheco, y finalmente este cargo fue a parar a su cu?ado, Juan Antonio Usodemar. 567 AHN, OO MM, Alc?ntara, expedientillo 13.217. Merced del h?bito de la Orden de Alc?ntara a don Alonso Fajardo, hijo del almirante don Luis Fajardo. Madrid, 11 de abril de 1607. 568 En 1604, Antonio Molina Carrillo hab?a reclamado dicho patronazgo, poniendo pleito contra los frailes. Pero debido al citado mayorazgo de Juan de Orozco, el padre provincial de los agustinos le compens? con la capilla ?de la Resaca? (Virgen de la Arrixaca). A cambio, don Antonio, se comprometi? a entregar al convento dos tah?llas en el pago de la acequia de Alfatego y cinco y media en el de la Dava, en la huerta de Murcia. As? pues, el convento agustino acoger?a dos patronatos nobiliarios: el de los marqueses de Espinardo (Fajardo-Tenza) en el presbiterio, y el de los marqueses de Corvera (Molina) sobre la capilla de la Arrixaca. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 11. 569 Ib?d. 200 jurisdiccional570. En concreto, logr? separar esta poblaci?n de la jurisdicci?n concejil de Murcia en 1615, justo en una coyuntura ?a partir de la segunda d?cada del XVII? en la que tuvo lugar la venta masiva de jurisdicciones, especialmente en los a?os 1614-1616 y 1627-1630, tanto en el extenso t?rmino concejil de Murcia, como en otros del reino murciano: Albacete y Chinchilla. En este sentido, Murcia se vio tan afectada como las grandes ciudades andaluzas o las pr?ximas a la capital castellana571. En l?neas generales se trat? de compras de la jurisdicci?n sobre sus heredamientos, siempre de escasa poblaci?n y extensi?n, por lo que se les vendi? media legua de t?rmino (no por n?mero de vasallos) y algunas veces la jurisdicci?n de tolerancia que les permit?a nombrar alcaldes, cobrar unas escasas rentas jurisdiccionales (bienes mostrencos, penas de c?mara y calo?as), muy rara vez las alcabalas (en Alcantarilla y Espinardo), instaurar las insignias propias del se?or?o (horca, picota y c?rcel) y eximirse de la poderosa jurisdicci?n concejil de Murcia. Adem?s del ejemplo de Espinardo (1615) hay que mencionar a Gabriel D?valos Fajardo, que obtuvo el se?or?o de La Alberca de las Torres; Francisco Rocamora el de Buznegra o Voz Negra; Diego Bienvengud Rosique la Hoya Morena y el Rame572; Gil de Junter?n Beniel; Luis Alem?n de Balibrera Santa Cruz; Pedro Valenzuela Fajardo el de Cinco Alquer?as; Juan de Ver?stegui el de El Palmar; Juan Gonz?lez de Sep?lveda, el de San Alfonso y Rold?n; Juan de Cevallos Montefur, el de Bullas y Cabeza Gorda, o Diego de Rueda y Benavides, en el valle de Ricote, ?stos en territorio de ?rdenes573. Tanto el se?or de La Alberca de las Torres como el de Cinco Alquer?as (ambas poblaciones en la huerta de Murcia) se apellidan Fajardo, pero su parentesco con los marqueses de los V?lez es muy lejano, si bien denota el hecho de que desde la baja Edad Media el linaje de los adelantados hab?a casado con las m?s prominentes familias olig?rquicas de la capital regn?cola574. 570 AGS, EMR, MP, leg. 286, fol. 1. Asientos entre la Corona y don Alonso Tenza Fajardo para la compra de la jurisdicci?n de Espinardo. 1614-1615. 571 DOM?NGUEZ ORTIZ, A., ?Ventas y exenciones de lugares durante el reinado de Felipe IV?, en Anuario de Historia del Derecho Espa?ol, 34 (1964), pp. 163-207. 572 MONTOJO MONTOJO, V., ?Se?or?o y remodelaci?n jurisdiccional y econ?mica en el reino de Murcia: los se?or?os de Hoya Morena y C?llar-Baza (siglo XVII)?, en E. SERRANO MART?N y E. SARASA S?NCHEZ (eds.), Se?or?o y Feudalismo en la Pen?nsula Ib?rica (siglos XII-XIX), Zaragoza, 1994, pp. 457-473. 573 Cfr. MONTOJO MONTOJO, V., ?Notas al estudio de se?ores de vasallos y villazgos murcianos en la Edad Moderna?, en prensa. Agradezco al autor que me haya facilitado la lectura de este texto antes de su publicaci?n. 574 Vid. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., pp. 147-251. 201 Seg?n Vicente Montojo, puede decirse que hubo una cierta especulaci?n olig?rquica sobre la posibilidad de compra de se?or?os ya con Felipe III, d?ndose ?sta en un marco de negociaci?n con la corte, bien a trav?s de los corregidores, o de los secretarios reales, pero no de los adelantados mayores del reino575, a pesar de la recuperaci?n del poder regn?cola de estos ?ltimos con el IV marqu?s de los V?lez576. El citado autor tambi?n se?ala que aunque con estos se?or?os se pudiese pretender una rentabilizaci?n de sus propiedades, en realidad s?lo se obten?a un mayor prestigio social, pero no un mayor poder pol?tico. Volviendo al se?or de Espinardo, Alonso de Tenza Fajardo, cabe se?alar que cas? con Catalina Mar?a Zambrana Fajardo577, de una ilustre familia de regidores murcianos, adem?s de combatir en Flandes, y fue designado gobernador y capit?n general de Filipinas, en 1618, donde muri? sin descendencia el a?o 1624578. Por esta raz?n fue el segundog?nito, don Juan, quien hered? todo el patrimonio familiar. Su paso por Filipinas, durante seis a?os, se vio marcado por las necesidades del estrat?gico y a la vez aislado archipi?lago asi?tico. Por ello, don Alonso centr? sus esfuerzos en mejorar la seguridad de las islas, con fortificaciones y astilleros, con ?stos podr?a construir barcos y asegurar la comunicaci?n con Acapulco, adem?s de combatir a los corsarios holandeses, chinos e indonesios. El gobernador era otro hombre de perfil militar surgido en el seno de esta familia, junto a su padre y hermano, ambos almirantes. Del tercer hijo var?n del almirante, llamado tambi?n Luis579, poco se sabe, salvo que acompa?? a su hermano don Alonso al archipi?lago filipino, y ?ste pidi? para ?l alguna merced con la que honrarle y permitirle servir al rey ?con comodidad y onor?580. Todo apunta a que 575 MONTOJO MONTOJO, V. y HERN?NDEZ FRANCO, J., ?Patronazgo real y familias urbanas: comportamientos de poder (Cartagena, ss. XVII-XVIII)?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familia, poderosos y oligarqu?as, Murcia, 2001, pp. 81-92. 576 CENTENERO DE ARCE, D. y PARRA MONTOYA, ?., ?De gobernadores facticios a factores de mercedes. La recuperaci?n del poder del IV marqu?s de los V?lez?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n y movilidad social, Murcia, 2010, pp. 327-340. 577 Hija de Pedro Zambrana Fajardo, caballero santiaguista, y de Hortensia Cern?sculi, casados el 19 de noviembre de 1590 en Hu?scar. Vid. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., p. 194; y GIR?N PASCUAL, R. M., ?Mercaderes milaneses y regidores de Hu?scar en el siglo XVI: los Cern?sculo?, en J. P. D?AZ L?PEZ (coord.), Campesinos, nobles y mercaderes: Hu?scar y el reino de Granada en los siglos XVI y XVII, Hu?scar, 2005, p. 18. 578 RODR?GUEZ P?REZ, G., ?El general Fajardo de Tenza, Se?or de Espinardo y gobernador de Filipinas?, Militaria: Revista de Cultura Militar, 16 (2002), pp. 165-170. 579 Dalmiro de la V?lgoma ni siquiera lo menciona entre los hijos del Almirante. Y en la documentaci?n del Fondo Espinardo (SN-AHN) tampoco existe alusi?n alguna a ?l. 580 La Junta propone que se le concedan 30 escudos de entretenimiento. AGI, Filipinas, 20, R. 12, N. 79. Consulta de don Alonso Fajardo de Tenza, gobernador y capit?n general de las islas Filipinas. Madrid, 27 de noviembre de 1618. Llama la atenci?n el hecho de que en esta consulta anteponga su apellido paterno, mientras que en las fuentes que aluden a su condici?n de se?or de vasallos en el reino de Murcia primero figure Tenza. Y es 202 este tercer var?n del Almirante, en realidad, era un hijo bastardo, aunque es imposible precisarlo con total certidumbre. Por ?ltimo, junto a los tres hijos varones, el almirante Luis Fajardo tambi?n tuvo una hija, ?sta sin duda alguna leg?tima, al igual que don Alonso y don Juan. Se llamaba Menc?a Fajardo, y cas? en 1609 con Juan Antonio Usodemar Narv?ez, se?or de la villa de Alcantarilla y descendiente de una familia de comerciantes genoveses, asentados en la ciudad de Murcia. No parece que el almirante acogiera con mucho entusiasmo el enlace de su hija, pues al tener noticias de ?l mostr? gran disgusto y tristeza: ?(...) estamos en este puerto de Cartagena, aguardando orden de lo que se a de hacer y tambi?n como el Se?or don Luis Faxardo est? en su tierra se entretiene porque a sido muy bien Re?evido y bienen todos los de Mur?ia a berle. A echo mucho sentimiento de aber allado casada a su hija con un ginob?s, que se llama Usodemar, y es se?or de Alcantarilla, dicen muy Rico. Ab?amos entrado en Cartagena con mucha alegr?a, tendido estandarte Real y muchos gallardetes. Luego que dimos fondo, que se supo la nueba, lo mand? quitar todo y se bisti? de luto y se en?err?, que en un d?a no le bio nadye de la cara. Agora ya est? con menos sentimiento, di?en que se trata de que bea El yerno (...)?581 Las razones de dicha contrariedad son desconocidas, quiz? quer?a un matrimonio m?s ventajoso, pero lo cierto es que la familia de su yerno estaba plenamente asentada entre la oligarqu?a murciana e, incluso, pronto ascendi? al selecto grupo de se?ores de vasallos, al comprar el antiguo se?or?o eclesi?stico de Alcantarilla, que desde la Edad Media hab?a pertenecido al cabildo de la catedral de Murcia. La ?nica raz?n que se podr?a aventurar en contra del enlace era el hecho de que don Juan Antonio fuese hijo espurio (al igual que su suegro) de L?zaro Usodemar, genov?s naturalizado espa?ol y primer se?or de Alcantarilla, que tras dos matrimonios no hab?a tenido descendencia leg?tima. De ah? que el yerno del almirante heredase Alcantarilla, a la muerte de su padre (1607). Don Juan Antonio se integr? en su familia pol?tica, acompa?ando a su suegro a diversas campa?as, como la conquista de La M?mora (agosto de 1614)582. De que en la corte el apellido Fajardo era mucho m?s relevante, tanto por los marqueses de los V?lez como por los servicios de su padre, el almirante don Luis. Mientras, en Murcia ostentaba un patrimonio heredado de los Tenza. 581 RAH, SC, A. 82, fol. 253r. Carta de Antonio de Escobar a Diego Sarmiento de Acu?a, conde de Gondomar, en la que le comunica que se encuentra en el puerto de Cartagena. 30 de agosto de 1609. 582 RUIZ IB??EZ, J. J., Las dos caras..., op. cit., p. 194. 203 su matrimonio con Menc?a Fajardo naci? L?zaro Usodemar Fajardo, que falleci? sin dejar hijos en 1644. As? pues, el se?or?o alcantarillero pas? a manos de su hermana Francisca y los herederos de ?sta (Sandoval-Roda), que con el tiempo tambi?n vieron su l?nea extinguida. De ah? que dicha villa acabara revirtiendo a la Corona, en 1698, tras veinte a?os de pleitos con los parientes de los Usodemar y la familia Roda583. En definitiva, los hijos del almirante casan ?a imagen y semejanza de su padre? con ilustres familias de la oligarqu?a murciana, varias de las cuales pose?an se?or?os en el reino, especialmente en las cercan?as de la capital. De modo que si su ascenso a casa titulada tuvo que ver sobre todo con los grandes servicios militares del Almirante, lo cierto es que sus estrategias matrimoniales le aportaron a ?l, y a su descendencia, notables posesiones en el reino de Murcia. De esta forma, y tras la muerte del pariente mayor del linaje, el IV marqu?s de los V?lez, acaecida cuando ostentaba el virreinato de Valencia (1631), los marqueses de Espinardo sustituir?n a sus ilustres familiares ? alejados cada vez m?s de sus estados? como principal linaje del reino de Murcia. Incluso llegar?n a suceder a los Fajardo mayores en el patronazgo de la reliquia de la Vera Cruz de Caravaca, contribuyendo a la construcci?n de su santuario584, muestra evidente de sus ansias por ser reconocidos como la primera casa del reino, al menos la primera que ten?a all? fijada su residencia. Otra muestra de su preeminencia, en este caso econ?mica, ser? su condici?n de acreedores de elevadas sumas de dinero585. Ya en el siglo XVIII, los herederos del linaje Fajardo de Tenza, en concreto el VIII marqu?s de Espinardo, Diego de Vera Z??iga Fajardo, solicitar? al rey la obtenci?n de la grandeza para su casa, que ten?a una antig?edad de poco m?s de un siglo, dado que recibi? el t?tulo de marqu?s en 1627. El memorial parece datar del a?o 1745. En cualquier caso, en 583 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., p. 284. 584 AHPMu, Prot. 7.208, fol. 157r.-201r. Instituci?n del censo perpetuo (7.000 ducados) de don Alonso de Tenza Fajardo a favor del concejo de Caravaca como patrono de la Santa Vera Cruz. 29 de septiembre de 1614. Notario: Alonso Mu?oz (Caravaca). AHPMu, Prot. 7290, fol. 491r.-496r. Renovaci?n del censo perpetuo de don Diego Ambrosio Fajardo de Guevara y C?rdoba, II marqu?s de Espinardo, a favor del concejo de Caravaca como patrono de la Santa Vera Cruz. 12 de agosto de 1645. Vid. copia de estos documentos en POZO MART?NEZ, I., FERN?NDEZ GARC?A, F. y MAR?N RUIZ DE ASS?N, D. (eds.), La Santa Vera Cruz de Caravaca. Textos y Documentos para su Historia (1295-1918), vol. I, Murcia, 2000, pp. 134-139. 585 AGRM, DIP, 6.314, 3. El Convento-Hospital de San Juan de Dios contra Alonso Fajardo de Tenza (1570-1623). 63 fols. Se trataba de un censo de 44.880 mrs. de principal y 3.205 mrs. de renta anual cargado sobre una casa en la parroquia de San Lorenzo y 14 tah?llas de tierra de moreral en la huerta de Murcia, pago de Zaraiche. Se oblig? a su pago el Hospital como heredero del racionero Francisco de Balibrea. Contiene testimonios de escrituras desde 1570 y autos de ejecuci?n seguidos por Alonso Fajardo, caballero de Calatrava y almirante de la Armada, contra el Hospital por impago de 28.849 mrs. procedentes de pensiones corridas de dicho censo, que fue cargado por el citado racionero a favor de Alonso de Tenza Pacheco, abuelo de Alonso Fajardo. 204 ese op?sculo se ponderan ?aquellas principales circunstancias, que en Espa?a se tienen por essenciales constitutivos para obtener, y adquirir la dignidad de Grande?586: 1. ?Varon?a, Alianzas o Parentescos?. 2. ?Representaci?n de Casa, que haga cabeza de linaje?. 3. ?Rentas competentes para mantener la decencia correspondiente al car?cter?. 4. ?Antig?edad de T?tulo de Castilla?. Un linaje de la antig?edad e importancia de los Fajardo hab?a asentado su diferenciada posici?n social en el privilegio de poder transmitir generacionalmente, es decir, a trav?s de la sangre, una condici?n social imperecedera y perpetua. Pero tambi?n es cierto que la novedad del individualismo, o el m?rito si se quiere ser m?s correctos, sobre todo a partir del centuria del Seiscientos, es un nuevo valor social que comienza a estar en conexi?n con el seguro origen que aportaba la casa y las haza?as inmemoriales de sus fundadores. Y esta complementariedad entre herencia y m?rito se percibe a trav?s de los testimonios de los que participan en las informaciones de limpieza de sangre de los Fajardos, a los que se les concede un h?bito a lo largo del siglo XVII ?todav?a uno de los mayores honores que se pod?a recibir en Castilla y prueba evidente de la categor?a social que pose?an?. Por esa raz?n, los merecimientos individuales de cada generaci?n noble, que en modo alguno pueden separarse en la mayor?a de las ocasiones del servicio a la Corona, hacen posible que el prestigio y distinci?n de la casa no se estanque, sino que se acreciente, que sea capaz, dentro de su propio grupo social, de desarrollar (o al menos intentar ese desarrollo) procesos de promoci?n. En suma, la concesi?n de un h?bito militar o de un t?tulo nobiliario era una merced regia, que ven?a a reforzar los lazos entre el soberano y la nobleza. Adem?s, en la pr?ctica tanto las casas aristocr?ticas como la propia familia real escapaban de los cors?s morales impuestos por el catolicismo, legitimando a sus bastardos por medio de h?bitos y dispensas. Junto a ello, hay que tener en cuenta que esta legalizaci?n ven?a a reforzar la cohesi?n de los linajes, m?s permisivos con el ileg?timo en este aspecto que en otros como la sucesi?n al mayorazgo. La casa de los V?lez se inserta, pues, en una cultura nobiliaria que, aunque no se desprende del capital cimentado en torno a la casa, 586 BNE, Ms. 11.723, fol. 26-30. Materiales hist?rico-geneol?gicos que propone el Marqu?s de Espinardo, para que vistos, y reconocidos por persona bien versada en semejantes asuntos? los coordinen, y reduzca a m?thodo propio de Memorial? les ponga en mano del Rey N. S. y a sus reales pies, puntual noticia, de la Calidad, M?ritos y Servicios del Marqu?s su padre y abuelos, con la muy rendida s?plica? le digne y sea S. M. servido de concederle al Marqu?s, sus hijos, descendientes y subcessores en su casa, el honor de la grandeza de Castilla, pp. 1-2. 205 s? que se abre al m?rito del hombre noble y al servicio que puede realizar al monarca absoluto587. Nobleza y limpieza, eran sin?nimos en la Castilla moderna de linajes buenos, ilustres, virtuosos, y, a diferencia de otras ignominias m?s graves, no van a resultar perjudicadas por el incumplimiento de normas relativas a la legitimidad matrimonial que impone la cultura de la Europa cat?lica. El inconformismo sexual, la pasi?n fuera del matrimonio no desacredit? la estimaci?n de nobles y limpias que se arrogaban como se?al de prestigio social las principales casas nobiliarias castellanas y, en concreto, la de los V?lez. Noble y limpia a pesar de que en su linaje hubiera bastardos. Los Fajardo-Silva, marqueses de San Leonardo Al contrario que sus parientes, los marqueses de Espinardo, Gonzalo Fajardo de Silva no pod?a alegar grandes servicios pol?ticos o militares, sino m?s bien cortesanos. En 1649 obten?a el t?tulo de Marqu?s de San Leonardo, ante su cercan?a al rey por ser mayordomo de Felipe IV, aunque no dispon?a de m?s servicios destacados al monarca588. Don Gonzalo era nieto del I marqu?s de los V?lez, en concreto hijo de Juan Fajardo de Silva, fruto del tercer matrimonio del citado arist?crata. Su padre hab?a casado con Catalina D?valos y Ag?ero, hija de los se?ores de Ceut?, en el reino de Murcia. Adem?s hab?a luchado junto a su hermano ?el II marqu?s de los V?lez? en la guerra contra los moriscos granadinos, sirviendo como maestre de campo durante las tres campa?as desarrolladas el a?o 1569589. Al fallecer la descendencia de sus t?os, Juan Manrique de Lara (segund?n de la casa ducal de N?jera), se?or de San Leonardo, y Ana Fajardo de Silva, don Gonzalo hered? esta villa de la actual provincia de Soria. El I marqu?s de San Leonardo cas? con Isabel Manrique de Mendoza, VII condesa de Castrogeriz. Sus hijas siguieron viviendo en la corte, donde adem?s de ocuparse en las casas reales, contrajeron nupcias con destacados arist?cratas. En el caso de Juana con el IX marqu?s de Astorga y el IV marqu?s de Cerralbo. Mientras que su 587 NEUSCHEL, K. B., Word of honor: interpreting noble culture in Sixteenth-century France, Ithaca, 1989, pp. 186 y siguientes. 588 AGS, CC, Lib. Relaci?n 35, fol. 511v. T?tulo de Marqu?s de San Leonardo. 19 de enero 1649. Agradezco esta referencia al Dr. Antonio Jos? Rodr?guez Hern?ndez, autor del trabajo titulado ?La creaci?n de t?tulos de Castilla durante el siglo XVII: reinados, ritmos y procesos?, en J. P. D?AZ L?PEZ (ed.), La nobleza..., op. cit., en prensa. 589 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., p. 216. 206 hermana Catalina contrajo nupcias con el III conde de Ayala, Fernando de Ayala Fonseca y Toledo. Estos ?ltimos ser?an los progenitores de la segunda esposa del VI marqu?s de los V?lez, Isabel de Ayala Fajardo Mendoza. La boda entre ambos parientes se produjo en 1687590, no tuvieron descendencia, lo cual puso fin a la l?nea agnaticia de los Fajardo, cuyas posesiones acabar?an incorporadas a la casa ducal de Montalto y, m?s tarde, a la de los marqueses de Villafranca del Bierzo. Tras la muerte del citado Marqu?s de los V?lez, su viuda contrajo nuevas nupcias con otro pariente suyo, Joaqu?n Jos? de Z??iga Chaves y Chac?n, VI conde de Casarrubios y III de la Calzada591. Los Puxmar?n-Fajardo, se?ores de Polop, Benidorm y Montealegre Otra rama segundona de la casa de los V?lez actu? del mismo modo que los Fajardo de Tenza, es decir poniendo en pr?ctica una endogamia que les convirti? en beneficiarios de algunos de los procesos de acumulaci?n y amortizaci?n de propiedades m?s relevantes del reino de Murcia. Junto a ello, tal y como se?ala Rodr?guez Llopis, estaban acumulando tambi?n poder pol?tico en un reino hu?rfano de grandes casas aristocr?ticas, merced al alejamiento de los Villena (tras la guerra del Marquesado) y de los V?lez (tras las Comunidades)592. En 1430, el se?or de Benidorm, el infante Juan, hijo del rey Fernando I de Arag?n, vendi? el t?rmino a Ruy D?az de Mendoza. Su hija, Leonor D?az de Mendoza, cas? con Juan Y??ez Fajardo (llamado tambi?n Juan Alfonso Fajardo), hijo del adelantado de Murcia Alonso Y??ez Fajardo. Algunos de sus descendientes se establecer?n en los se?or?os valencianos de Polop y Benidorm, manteniendo al mismo tiempo el mayorazgo de Montealegre, en territorio murciano. Por tanto, fue mediante un enlace matrimonial, como los Fajardo593 mantuvieron las dos baron?as valencianas aludidas, desde el siglo XV hasta mediados del XIX. A pesar de tener posesiones en el norte del reino de Murcia y el vecino reino de Valencia, estos Fajardo residieron habitualmente en la ciudad de Murcia, casando con algunas de las familias m?s distinguidas de su oligarqu?a. 590 VARGAS Z??IGA, A., T?tulos y grandezas del reino, Madrid, 1956, p. 202. 591 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Historia geneal?gica..., op. cit., pp. 556-558. 592 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., p. 285. 593 Los primeros Fajardo que ostentaron las baron?as de ?Pelope y Benidorme? son citados por Salazar y Castro. Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 199-209. 207 El enlace de Juan Fajardo de la Cueva, se?or de Montealegre, Polop y Benidorm, con Isabel ?ngel de Guzm?n, se?ora de Albudeite, uni? todos estos se?or?os y mayorazgos en la persona de su hija Beatriz Fajardo de Mendoza y Guzm?n. ?sta los hered? en 1643, al ser la ?nica hija viva de sus padres, tras la muerte de sus hermanos Alfonso (fallecido antes que su padre) y Diego. As? pues los Guzm?n se extingu?an como se?ores titulares de Albudeite. El ascenso social de esta familia lleg? a su c?nit en 1639, cuando do?a Beatriz cas? con su primo Rodrigo de Puxmar?n y ?valos, heredero de los se?or?os de La Raya de Santigo y La ?ora por v?a paterna, y de la mitad de Ceut? y Torreag?era por la materna, concentr?ndose en sus descendientes once mayorazgos de los m?s relevantes del reino de Murcia. Sin embargo, la t?a de do?a Beatriz, Isabel Fajardo, y un pariente m?s lejano, Francisco Fajardo, reclamaban para ellos los se?or?os de Polop, Benidorm, Xirles y La Nuc?a. Los pleitos suscitados a ra?z de este conflicto se extendieron hasta 1654, cuando la Real Audiencia de Valencia dict? sentencia a favor de do?a Beatriz. Con esta se?ora, Benidorm experiment? un notable desarrollo, sobre todo a partir de la construcci?n de una acequia (Nou Reig), que no s?lo convirti? en tierras de regad?o ?y por tanto m?s rentables? los secanos de la villa, sino tambi?n atrajo a nuevos pobladores. Este flujo migratorio debi? regularse, mediante una carta de poblamiento, el a?o 1666594. As? pues la acci?n depredadora llev? a los marqueses de Espinardo a reunir los se?or?os de Ontur, Albatana, Espinardo y la mitad de Ceut?. Mientras que sus parientes, los se?ores de Montealegre, agruparon a esta villa los se?or?os murcianos de Albudeite, La ?ora, La Raya de Santiago, la otra mitad de Ceut? y Torreag?era595, as? como las baron?as de Polop y Benidorm, en el reino de Valencia. Tomaban as? una posici?n de privilegio entre la incipiente nobleza regn?cola, por delante de otros linajes que pose?an se?or?os (Molina, Junter?n, Ayala, Soto o Ver?stegui). Y todo ello gracias a las acertadas estrategias matrimoniales, que hicieron recaer en sus manos la importante herencia de antiguas familias de la oligarqu?a murciana, encumbradas desde sus regimientos y mayorazgos, las cuales ve?an como se extingu?a su descendencia masculina. As? pues, frente al alejamiento de la casa de los V?lez respecto a sus estados murcianos, sobre todo a ra?z del encumbramiento cortesano del III marqu?s de los V?lez, ser?n diversas ramas menores del linaje Fajardo quienes se vean aupadas en el 594 NAVARRO L?PEZ, M. V., ?Beatriz (Beatriu) Fajardo, se?ora de Benidorm?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 56-59. 595 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., p. 285. 208 territorio anta?o dominado por sus parientes mayores. S?lo la permanencia del IV marqu?s de los V?lez en Mula, durante las primeras d?cadas del XVII variar? ? temporalmente? esa situaci?n marcada por la lejan?a y p?rdida de poder de las grandes casas nobiliarias en las principales ciudades de realengo castellanas, en este caso Murcia, frente al ascenso social y pol?tico de las principales familias olig?rquicas. Los descendientes de Rodrigo Puxmar?n y Beatriz Fajardo se convirtieron, por derecho propio, en uno de los linajes m?s relevantes del reino de Murcia596. Por ello no es de extra?ar que acumulen h?bitos, cargos y mercedes de gran relevancia. Adem?s, al poco de iniciarse el siglo XVIII, en una coyuntura en la cual Felipe V premia la fidelidad de los poderosos murcianos durante la Guerra de Sucesi?n, por medio de la concesi?n de t?tulos nobiliarios, hasta entonces muy escasos en el reino, los Puxmar?n- Fajardo salen muy bien parados. As? pues, el 20 de octubre 1706, el primer Borb?n espa?ol nombra condesa de Montealegre a Josefa de Puxmar?n Fajardo, se?ora de la villa hom?nima, Albudeite, Ceut?, Polop y Benidorm. No queda ah? el engrandecimiento familiar, pues s?lo cinco a?os m?s tarde, en 1711, su hijo Jos? de Puxmar?n Fajardo, recibe el t?tulo de marqu?s de Albudeite, se?or?o que poco antes hab?a sido convertido en vizcondado. M?s adelante sus sucesores ser?n encumbrados como grandes de Espa?a, el rango supremo de la nobleza hisp?nica597. 596 Una muestra de su rico patrimonio, v?nculos y patronatos en BNE, Ms. 18.859. Libro de Asiento de todos los Mayorazgos que posee y de otros a que tiene derecho el S.r D. Jph. Rodrigo Puxmarin, Conde de Montealegre, con los ?rboles Genealogicos que acada vno corresponde, y sus declaraciones. Dispuesto por D. Gabriel de Salas. Presb.? A?o de 1740. 597 V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., pp. 241-242. 209 210 b. Otros bastardos La limpia imagen de una estirpe sin m?cula ?como era la de los Fajardo? la iban a romper varios marqueses de los V?lez, cuando incumplan con una de las nuevas normas impuestas por la Iglesia en el siglo XVI, en su prop?sito de imponer un modelo de familia cristiana y practicante: la prohibici?n del concubinato y de las relaciones extramaritales y las consecuencias de ello, los hijos ileg?timos. Dentro de la tipolog?a de descendientes espurios, se debe precisar que los Fajardo tuvieron concretamente hijos bastardos. Seg?n Joseph Febrero, se entiende por bastardos los hijos que ?el casado tiene en muger viuda ? soltera, llamada barragana?. O dicho de otra forma, el bastardo era el ?hijo procreado fuera de leg?timo matrimonio y de padres que no pod?an contraerle, quando le tuvieron?598. Ahora bien, esta transgresi?n, a diferencia de otras, posiblemente por la consideraci?n y estima social de la familia Fajardo y su red de relaciones tanto hacia arriba (la propia corte y las relaciones que tienen con los ?rganos de gobierno que deben dar el visto bueno a la concesi?n de un h?bito: el Consejo de las ?rdenes Militares) como hacia abajo (clientelas que olvidan el desliz de sus se?ores o lo justifican), no se convierte en una pesada carga que arroja ignominia sobre la familia a lo largo de su trayectoria generacional y en todo momento conservar? esa reputaci?n de casa noble, limpia de toda mancha ?tnica y observante ?cuando se pierde memoria de la transgresi?n? de las normas eclesi?sticas referidas a legitimidad matrimonial y filial. Alonso Rodr?guez Otros supuestos hijos espurios del linaje Fajardo han dejado menos rastro documental, sobre todo porque no alcanzaron tanta relevancia social como el aludido almirante del Mar Oc?ano. En todo caso, fueron los descendientes de estos otros v?stagos ileg?timos quienes ascendieron a una posici?n privilegiada, aunque lejos de los parientes mayores del linaje o de sus ramas segundonas m?s preclaras. Lo cierto, es que en estos casos hubieron de pasar varias generaciones para alcanzar un h?bito, lo cual en 598 FEBRERO, J., Febrero reformado y anotado o Librer?a de escribanos que compuso Joseph Febrero y ha reformado Joseph Marcos Guti?rrez, vol. IV, Madrid, 1802, pp. 34-35. 211 el siglo XVII a?n era un honor important?simo para la oligarqu?a e, incluso, para la nobleza titulada. Escasas son las referencias sobre uno de los hijos bastardos de Pedro Fajardo Chac?n, I marqu?s de los V?lez. Un ?rbol geneal?gico de la Colecci?n Salazar y Castro (Real Academia de la Historia) alude a Alonso Rodr?guez, ?vezino de V?lez el Blanco?, como hijo habido por el citado arist?crata fuera del matrimonio, sin indicaci?n cronol?gica alguna (aunque debi? ser antes de 1546, fecha de la muerte del noble murciano) y tampoco se alude a la madre. Cas? con una tal Mar?a Moreno y, lo m?s llamativo, ?no quiso que le reconociese por su hermano el marqu?s de los V?lez, Don Luis?. El nieto de este hijo espurio, Miguel Rodr?guez Navarro, fue regidor perpetuo de la ciudad de Lorca. Dos generaciones m?s tarde, siguiendo la descendencia de esta familia de origen ileg?timo, Manuel Tom?s de Echeverr?a Legazpi y Rodr?guez Navarro ?a la postre cuarto nieto, por v?a materna, del I marqu?s de los V?lez? fue nombrado caballero de la Orden de Calatrava en 1691599. Por tanto, pasadas tres generaciones esta rama bastarda de los V?lez ya se hallaba plenamente asentada entre la oligarqu?a de una importante ciudad de realengo, y un miembro de la quinta generaci?n conseguir?a un h?bito calatravo. El falso bastardo: L?zaro de Santa Cruz Tambi?n de otro supuesto hijo bastardo del I marqu?s de los V?lez, descend?a un pretendiente del h?bito calatravo. Se trata de Juan Fajardo de Amescua, presunto tataranieto del arist?crata murciano, seg?n diversos testigos que deponen en las pruebas para la concesi?n de dicho h?bito, realizadas en 1615. Lo curioso es que s?lo cuando hab?an transcurrido tres generaciones, es decir con el padre del pretendiente aludido, esta l?nea ileg?tima ?recuper?? el apellido Fajardo, que hasta entonces hab?a quedado olvidado, a favor de Amescua, procedente de la esposa de dicho espurio. Este es un primer s?ntoma de fraude. Sin embargo, el bastardo, llamado L?zaro de Santa Cruz es alabado como vecino y regidor de Guadix, lo cual alude a una posici?n de relevancia entre la oligarqu?a de esta ciudad granadina, que adem?s era sede episcopal. En cuanto a la madre de este ileg?timo, los testigos la nombran como ?Mar?a de Salcedo Riquelme, 599 RAH, SC, D. 27, fol. 34v.-35r. Tabla geneal?gica de la familia de Rodr?guez Navarro. Sin fecha. 212 muger soltera, y criada que dicen fue del dicho Marq.s don Pedro?600. Entre los descendientes de L?zaro, adem?s de regidores, se encuentra un can?nigo de la catedral de Guadix: Juan Fajardo de Amescua, t?o del pretendiente al h?bito calatravo. Seg?n las deposiciones de los testigos que aparecen en las probanzas de Juan Fajardo de Amescua, parece ser que el I marqu?s de los V?lez tuvo, al menos, otro hijo bastardo m?s. En este caso aluden a un hijo que reconoci? como tal, y que habr?a nacido fruto de sus relaciones con una esclava berberisca601. Los comisarios encargados de las probanzas tuvieron acceso al archivo de los V?lez, situado en la villa de Mula, sede de la gobernaci?n del marquesado. De modo que copiaron numerosos documentos relativos al supuesto antepasado del pretendiente al h?bito, en concreto el I marqu?s de los V?lez y su estirpe. Entre esa documentaci?n hallaron ?y copiaron? pruebas fehacientes de que una tal Mar?a de Salcedo hab?a estado muy cerca del Marqu?s, en concreto fue moza de c?mara de su esposa, la Marquesa Menc?a de la Cueva, por lo cual a la muerte de ?sta se le pagaron 50.000 mrs. ?por el tiempo que sirbi??, y otros 20.000 mrs. con diversos ropajes que le regalaba su difunta se?ora: ?una faldilla de chamalite blanco con tiras de terciopelo negro tudesco, Ribeteado de Raso negro, y una Camissa labrada de Raso negro, y una gorguera de lien?o de Par?s labrada de seda, y una cofia de Olanda labrada de sirgo negro, y un cendero de seda angosto por descargo del ?nima de la dicha Marquesa. E Porque se acuerde e tenga cargo de Rogar a Dios por ella?602. Estos regalos que hac?a la Marquesa no se limitaban a su moza de c?mara, sino que hab?a otras muchas ?viandas? para el resto de su servicio: criados, continos de su casa, pajes, porteros, mozos de espuelas, cocineros, ayudantes de cocina, due?as, mozas de su servicio y otras personas. El testamento, otorgado por do?a Menc?a en la villa Librilla, a 24 de mayo de 1517, recog?a as? las habituales obras de caridad que los miembros de la aristocracia sol?an hacer entre otros, y de forma muy especial, a sus sirvientes, que muchas veces quedaban sin trabajo tras la muerte de su se?or. 600 AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 15r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 601 Ib?d., fol. 123v. 602 Ib?d., fol. 87r. 213 Los testigos desconocen la fecha exacta en la que naci? este supuesto hijo espurio de Pedro Fajardo Chac?n, si bien afirman con rotundidad que ?ste mantuvo relaciones con una de las criadas m?s cercanas a su esposa, aunque no logran precisar si se produjeron en vida de la Marquesa, o bien tras su muerte, acaecida en 1517603. Esta criada y amante era miembro del murciano linaje de los Riquelme, as? al menos lo afirma un memorial de Crist?bal Fontes de Albornoz, miembro igualmente de dicha estirpe, cuyo abuelo, Diego de Riquelme Avil?s, fue mayordomo del I marqu?s de los V?lez. Seg?n don Crist?bal narra a los informantes de las probanzas, Mar?a Riquelme fue dama de Luisa Fajardo, madre del citado arist?crata. ?Y de la amistad e trato que ubieron tubieron un hijo, al qual llamaron L?zaro Fajardo?. ?ste se cri? en casa del Marqu?s hasta los ocho a?os, siendo tenido por su hijo. Despu?s, Pedro Fajardo cas? a Mar?a Riquelme con el doctor Santa Cruz, de Murcia, de quien tom? el apellido el bastardo. El matrimonio no se alej?, sin embargo, del arist?crata, puesto que marcharon a vivir a V?lez Blanco, a la calle llamada de la Corredera, y m?s tarde a la ciudad de Guadix. A pesar del cambio de apellido, L?zaro de Santa Cruz siempre ?fue abido i tenido por hijo del dicho marqu?s?. Cas? en Guadix con In?s de Amescua, ?de lo mejor y m?s noble de el Andaluc?a?604 y fue mayordomo de la catedral de dicha ciudad granadina. No s?lo documentos o pruebas del pasado avalaban la pretendida pertenencia de los Fajardo de Amescua, de Guadix, a la casa de los V?lez. Incluso, el propio IV marqu?s de los V?lez, titular de dicha casa, en el momento en que se realizaban las pruebas para el h?bito, envi? una interesante carta al citado Crist?bal Fontes de Albornoz. En ella reconoc?a que todas las ?personas Antiguas de mi estado y de toda essa tierra?, entre ellos su difunto t?o Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, la Marquesa de Alcal? y el se?or don Luis (quiz? su t?o, el afamado almirante) siempre le hab?an dicho que esos Fajardo de Guadix descend?an de su casa, e incluso, su abuelo el II marqu?s de los V?lez as? los reconoci?605. Este punto era esencial para que Juan Fajardo de Amescua obtuviese el h?bito calatravo. Llama la atenci?n que un arist?crata como Luis Fajardo Requesens tome parte tan activa en las probanzas de un h?bito de un supuesto pariente lejano, igual que resulta cuando menos curioso la alusi?n a la ?Marquesa de Alcal??, pues ninguna dama con tal t?tulo tuvo que ver con la casa de los 603 Ib?d., fol. 123v. 604 Memorial de Crist?bal Fontes de Albornoz. Madrid, 2 de junio de 1615. Ib?d., fol. 90r. 605 Carta del IV marqu?s de los V?lez a Crist?bal Fontes de Albornoz. Madrid, 27 de octubre de 1615 Ib?d., fol. 92r.-92v. 214 V?lez durante el siglo XVI. Esto invita a dudar de la autenticidad de la carta o, al menos, a pensar en una manipulaci?n consciente de su contenido. Las conclusiones de los comisarios encargados de las probanzas, redactadas en Ja?n, el 8 de julio de 1615, fueron demoledoras. Consideraron perjurio toda la informaci?n presentada por el padre del pretendiente. Para ello se valieron de la ayuda recibida del caballero calatravo y fiscal del Santo Oficio de Granada, frey Mart?n Alonso Ad?n. Las pruebas recogidas por ?ste mostraban por qu? en Guadix los informantes hab?an hallado tantos enemigos de los Fajardo de Amescua, aunque no hubiesen hecho ninguna declaraci?n formal o informal contra ellos. La raz?n es que el transcurso de tres generaciones desde que naci? el supuesto hijo bastardo del I marqu?s de los V?lez, L?zaro de Santa Cruz, no hab?a podido ocultar su aut?ntica filiaci?n. No era ni mucho menos fruto de las relaciones extra-conyugales de un grande de Espa?a, lo cual habr?a avalado las aspiraciones de su bisnieto para obtener el h?bito. En realidad, era hijo de unos jud?os naturales de Murcia, siendo su padre un tal ?maese Francisco Physico?, y de su madre no se sab?a ni el nombre. L?zaro de Santa Cruz hab?a nacido en Mula, en 1486, quedando muy peque?o hu?rfano de madre. Dicha fecha de nacimiento, que los informantes obtienen de su declaraci?n ante la Inquisici?n, en 1532, hace totalmente imposible que el Marqu?s ?nacido en 1478? pueda ser su padre. Su aut?ntico progenitor contrajo segundas nupcias, en Guadix, con ?Mar?a de Sacedo?, a quien los testigos falsos llegan a situar como dama de la Marquesa de los V?lez y miembro del prominente linaje de los Riquelme606. La familia Santa Cruz llevaba residiendo en Guadix desde 1495, un a?o despu?s de que L?zaro y su padre se bautizaran, en Marsella. Sus abuelos y su madre ?murieron en su ley?, es decir como jud?os, y por tanto debi? ser antes de 1492, cuando los sefard?es se vieron forzados a elegir entre convertirse o abandonar los reinos hisp?nicos. Quiz? el viaje a Marsella tenga que ver con esa tr?gica coyuntura. El nombre de L?zaro debi? tomarlo de su padrino, L?zaro de Oria. En suma, L?zaro de Santa Cruz, el falso hijo bastardo de Pedro Fajardo Chac?n, as? como sus hermanas, hab?an sido relajados por la Inquisici?n. Ello no impidi? que uno de los hijos de L?zaro fuera racionero de la catedral de Guadix y ?l mismo mayordomo de dicho templo. Sin embargo, el hecho de que el Santo Oficio conociese su ascendencia hebrea 606 Sobre la evoluci?n de este linaje, uno de los m?s antiguos y poderosos de la ciudad de Murcia, interesa P?REZ GARC?A, M., Armas, limpieza de sangre y linaje. Reproducci?n social de familias poderosas de Murcia (siglos XVI-XIX), Murcia, 2006. 215 hac?a imposible que, pasadas tres generaciones, un descendiente suyo pudiese llevar al pecho la cruz de Calatrava, en tanto que fue considerado ?yndigno e incapaz? de tan relevante merced607. Desde luego su estirpe no era de hidalgos, ni siquiera por la v?a espuria, como hab?a pretendido falseando su genealog?a608. En definitiva, el proceso de ascenso social de estos pseudo-Fajardos de Guadix se vio frustrado. Queda abierto el interrogante de si, realmente, el IV marqu?s de los V?lez escribi? la citada carta apoyando las pretensiones de su ?pariente?. No hay que olvidar que este arist?crata s? estaba respaldando a otros linajes conversos ?de la ciudad de Murcia? en su proceso de ascenso y consolidaci?n social, todo ello con el fin de tener una clientela af?n y poderosa en concejos de relevancia609. Guadix no era Murcia, pero su condici?n de sede episcopal del noreste granadino la hac?a igualmente atractiva para afianzar y, a ser posible, extender el poder de la casa de los V?lez. Por otra parte, los descendientes de conversos sab?an que la sangre de los Fajardo pod?a blanquear cualquier origen por oscuro que fuese, pues no s?lo eran miembros de la grandeza, sino que adem?s no se les conoc?a ninguna m?cula. Todo lo contrario que otros ilustres linajes de la m?s selecta nobleza castellana, por ejemplo los marqueses de Villena, Mortara, Moya o Villanueva del Fresno610. 607 Parecer de los informantes. Ja?n, 8 de julio de 1615. AHN, OO MM, Calatrava, exp. 872, fol. 125v.-126r. Juan Fajardo de Amescua y Vega Padilla Salcedo Riquelme. Guadix, 1615. 608 Vid. BIZZOCHI, R., Genealogie incredibili: scritti di storia nell?Europa moderna, Bolonia, 1995; y SORIA MESA, E., ?Genealog?a y poder: invenci?n de la memoria y ascenso social en la Espa?a Moderna?, Estudis: Revista de historia moderna, 30 (2004), pp. 21-56. 609 S?NCHEZ IB??EZ, R., ?Los hijos de un reconciliado: el conflictivo ennoblecimiento de los Prieto-Lis?n de Murcia (1618)?, en J. CONTRERAS CONTRERAS (coord.) y R. S?NCHEZ IB??EZ (comp.), Familias, poderes, instituciones y conflictos, Murcia, en prensa. 610 MENDOZA Y BOBADILLA, F., El Tiz?n de la nobleza espa?ola: o m?culas y sambenitos de sus linajes, Madrid, 1992, p. 108. 216 217 CAP?TULO 3. LA HERENCIA: V?NCULOS, DEUDAS Y CONFLICTOS ?Los estados y riqueza, que nos dexan a desora, ?qui?n lo duda!, no les pidamos firmeza, pues que son de una se?ora que se muda: que bienes son de Fortuna, que resuelve con su rueda presurosa, la cual no puede ser una ni ser estable ni queda en una cosa?. (JORGE MANRIQUE, Coplas) 3.1 La herencia del I marqu?s de los V?lez: el mayorazgo y la sucesi?n El mayorazgo se define, esencialmente, como la vinculaci?n de un conjunto de bienes con car?cter inalienable, transmitido de generaci?n en generaci?n, a partir de un estricto orden sucesorio prefijado. A inicios del siglo XIX, Juan Sempere Guarinos, miembro destacado de la Real Sociedad Econ?mica Matritense de Amigos del Pa?s y reformista ilustrado, situaba los m?s remotos mayorazgos en el siglo XIII (si bien en casos excepcionales) y m?s firmemente en el XIV, especialmente desde la llegada al trono de Enrique II de Trast?mara. Consideraba perniciosos los efectos de la inalienabilidad de las tierras y afirmaba que las Leyes de Toro (1505) pod?an definirse, en cuanto a la vinculaci?n de propiedades, como ?muy radicales e incurables?611. El historiador del Derecho Bartolom? Clavero ha sido el gran estudioso del mayorazgo castellano, y coincide con Sempere en el hecho de que aunque existan ejemplos 611 SEMPERE GUARINOS, J., Historia de los v?nculos y mayorazgos, ed. de J. RICO GIM?NEZ, Alicante, 1990 (1805), pp. 164-167. 218 anteriores, ser? en la centuria del Trescientos cuando pueda hablarse de mayorazgos propiamente dichos612. Hasta las mencionadas Leyes de Toro, solamente se pod?a fundar un mayorazgo con el permiso real, de modo que era algo relacionado con las familias m?s poderosas, es decir las ?nicas con acceso a la corte. Por tanto, los primeros mayorazgos son aquellos que fundan las grandes casas aristocr?ticas castellanas, e incluyen decenas de villas, lugares, aldeas, incluso alguna ciudad, am?n de numerosos cargos, t?tulos, patronatos, juros, etc?tera. A partir de 1505, por concesi?n regia, se hace universal el r?gimen del mayorazgo, aunque desde esta fecha se le llamar? v?nculo. Cualquier persona pod?a vincular una serie de bienes destinando a tal efecto el tercio de mejora y el remanente del quinto de libre disposici?n, es decir casi la mitad de su patrimonio. L?gicamente ese tipo de fundaciones estuvieron ligadas a las familias m?s pudientes, y ser?n, sobre todo, las noblezas urbanas (oligarqu?as) las que se beneficien de la nueva normativa emanada de Toro, si bien la riqueza de estos v?nculos ser? bastante menor que la de los fundados con anterioridad por los linajes aristocr?ticos613. Dedieu estableci? cu?les son los cinco pilares del mayorazgo castellano, partiendo del estudio sistem?tico de la regi?n extreme?a y elev?ndolo a categor?a: ? La integridad. ? El parentesco. ? La no-confusi?n. ? La sobrealimentaci?n. ? La concentraci?n de medios614. El primero de ellos alude a su rasgo esencial, es decir el principio de acumulaci?n e indivisibilidad patrimonial, merced al cual surge el mayorazgo en la jurisdicci?n castellana, que tend?a al sistema hereditario igualitario, y que mediante la vinculaci?n de bienes prima a un solo heredero. La ?nica forma de vender, hipotecar o sustituir las propiedades incluidas en un mayorazgo era mediante el obligatorio permiso o facultad real. Ahora bien, el heredero puede mejorar, esto es aumentar, el valor de lo que recibe. 612 Vid. CLAVERO, B., Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla, 1369-1836, Madrid, 1974, p. 13; y MORENO N??EZ, J. I., ?Los mayorazgos arcaicos en Castilla?, En la Espa?a Medieval, 4 (1984), pp. 695-708. 613 Tema analizado en SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 225-244. 614 DEDIEU, J. P., ?Familias, mayorazgos, redes de poder. Extremadura, siglos XV-XVIII?, en M. RODR?GUEZ CANCHO (coord.), Historia y perspectivas de investigaci?n. Estudios en memoria del profesor ?ngel Rodr?guez S?nchez, M?rida, 2002, pp. 110-114. 219 El segundo principio, relativo al parentesco, implica mantener el mayorazgo dentro del linaje agnaticio del fundador. Por tanto, primar? el var?n sobre la mujer y el primog?nito sobre el segundog?nito. Si reca?a en una mujer el patrimonio familiar corr?a el peligro de revertir a otro linaje, v?a matrimonial, de ah? que muchas veces cuando s?lo existe heredera femenina ?sta acabe casando con alg?n t?o o pariente de su propia estirpe. Incluso hab?a mayorazgos de agnaci?n rigurosa, que exclu?an totalmente a la mujer como hipot?tica sucesora. Un bastardo, sin embargo, previa legitimaci?n del rey y ante la ausencia de heredero leg?timo, pod?a asumir un mayorazgo, aunque esto raramente se produc?a. El principio de confusi?n intenta evitar que se diluya el nombre y las armas del fundador del mayorazgo, por la acumulaci?n en manos de sus herederos de otros mayorazgos. A pesar de que una sola persona concentrase varios mayorazgos, te?ricamente ?stos deb?an permanecer separadados, insistiendo en su car?cter perpetuo y aut?nomo. La no confusi?n, el parentesco y la integridad son los tres principios b?sicos que definen, seg?n Dedieu, el mayorazgo castellano. Los tres se basan en la idea de perennidad y se formulan en t?rminos jur?dicos. Los otros dos principios ? sobrealimentaci?n y concentraci?n de medios? surgen de la pr?ctica y no del Derecho, si bien cobran una importancia fundamental. La idea de sobrealimentaci?n deriva de la imposibilidad de los mayorazgos de autofinanciar su propia reproducci?n. Una vez establecido el v?nculo hay que aportar nuevos bienes para hacer frente a la degradaci?n que con el tiempo afecta a los medios que lo componen. Ante la imposibilidad de recurrir al cr?dito, salvo con la consabida licencia real, habr? dos estrategias fundamentales. Por un lado, concentrar todos los bienes libres producidos por la familia sobre el mayorazgo y, por otro lado, incorporar mayorazgos ajenos. El quinto y ?ltimo principio definitorio del mayorazgo es el de concentraci?n de medios. Alude a la reducci?n del n?mero de enlaces matrimoniales en las familias de la nobleza, evitando pagar las costosas dotes y arras. As? pues, con gran frecuencia el futuro de la estirpe queda en manos de uno solo de sus miembros, que muchas veces casa con una pariente m?s o menos cercana (endogamia). Por tanto, la empresa colectiva de la familia por preservar el mayorazgo deja a gran n?mero de hijos c?libes, que en caso de muerte del heredero podr?an contraer nupcias para establecer una alternativa para asegurar la descendencia. Todo ello conllevar? una gran fragilidad 220 biol?gica y el agotamiento posterior. Dedieu lo llama ?suicido colectivo?, y lo relaciona con la reducci?n de bienes disponibles. El mayorazgo era la herramienta b?sica que cohesionaba al linaje, haciendo indivisible el grueso de la herencia familiar, adem?s de conformar su propia organizaci?n interna. A este respecto no s?lo hay que tener en cuenta la porci?n ? mayoritaria? de herencia vinculada, que reca?a en manos del primog?nito, a ser posible var?n, sino tambi?n el hecho de que las familias aristocr?ticas creasen mayorazgos de segundogenitura para favorecer la consolidaci?n de ramas desgajadas del tronco principal615. Sin olvidar las particiones de bienes, mejoras y dotes destinadas a asegurar una acomodada posici?n a esos segundones y segundonas, postergados por el modelo reproductivo vincular, pero que deb?an encontrar en la Iglesia o en matrimonios homog?micos una vida acorde a su estatus616. Ahora bien, en el caso de los Fajardo no se fundar? ese tipo de mayorazgo separado de la l?nea de primogenitura hasta finales del siglo XVI, como ya se indic?, tras la muerte del III marqu?s de los V?lez y la ruina hacend?stica en que quedaba la casa, as? como el futuro incierto ligado a la existencia de un solo heredero de muy corta edad. El mayorazgo fue una instituci?n t?picamente castellana, dado que en los territorios de la Corona de Arag?n y las Vascongadas el sistema de herencia primaba a un solo heredero y, a priori, no era necesario vincular propiedades. Sobrevivi? hasta el final del Antiguo R?gimen, y al poco de surgir se extendi? al vecino reino de Portugal: el ?morgadio?. ?ste, tal y como demostr? Maria de Lurdes Rosa, presenta unas caracter?sticas muy parecidas al modelo castellano. Se basa en cinco principios que son impuestos por los fundadores, y m?s tarde modificados por los herederos617: ? Primogenitura. ? Masculinidad. La sucesi?n femenina es admitida como sustituci?n temporal en la mayor?a de los casos. ? Exclusi?n de l?neas secundarias y de parientes considerados incapaces de gobernar la familia. ? Indivisibilidad de los bienes y limitaciones econ?micas. 615 HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Aristocracia, familia-linaje...?, art. cit., pp. 12-18. 616 PALENCIA HERREJ?N, J. R., ?Estrategia patrimonial y jerarqu?a del linaje: los mayorazgos de la casa ducal de Maqueda en el siglo XVI?, Historia, Instituciones y Documentos, 29 (2002), pp. 337-355. 617 ROSA, M. L., O Morgadio em Portugal, s?cs. XIV-XV. Modelos e pr?ticas de comportamento linhag?stico, Lisboa, 1995, p. 261. 221 ? Imposici?n de un c?digo de valores para la representaci?n familiar (uso del blas?n, apellido, lemas y se?ales, gesti?n del enterramiento familiar, domicilio del jefe del linaje). Las propiedades de los Fajardo han sido uno de los temas que m?s han atra?do la atenci?n de la historiograf?a. Por ello su condici?n de grandes se?ores en los reinos de Murcia y Granada resulta harto conocida. Sin embargo, la escasez de fuentes sobre la hacienda de la casa de los V?lez ha hecho que s?lo la que, posiblemente, era su mayor fuente de riquezas durante el siglo XVI, el alumbre de Mazarr?n618, haya dado pie a estudios completos. Del resto es dif?cil obtener un panorama exhaustivo. Todo ello no impide esbozar una visi?n general de las posesiones, cargos, riquezas y bienes m?s singulares, que dan sentido al relato de su evoluci?n familiar y pol?tica, al permitir entender mejor su base de poder: el inmenso patrimonio que gozaban. El primer mayorazgo de los Fajardo data de 1438, aunque parece m?s la licencia real que un documento definitivo. Dicha facultad regia part?a de la necesidad del adelantado Alonso Y??ez Fajardo II de vincular sus propiedades a favor de su heredero, Pedro Fajardo Quesada. La m?s que probable ausencia de ese te?rico primer mayorazgo de la casa har? que, medio siglo despu?s, en 1491, poco despu?s de la muerte de Luisa Fajardo Manrique, su esposo, el adelantado Juan Chac?n Alvarnaes se apresure a fundar uno nuevo en Sevilla, con licencia de los Reyes Cat?licos. No deja de llamar la atenci?n que sea el toledano Chac?n quien funde el mayorazgo del linaje murciano de los Fajardo, que ?l encabez? transitoriamente por la falta de descendencia masculina. Su objetivo era incorporar las nuevas donaciones (se?or?os, juros, tenencias...) que hab?an recibido los sucesivos adelantados del reino de Murcia y, sobre todo, vincular la ciudad y puerto de Cartagena al primog?nito, Pedro Fajardo Chac?n. Asimismo, en 1491, Chac?n vincula en el mayorazgo de su familia pol?tica la capilla de San Lucas, que poco antes hab?a comenzado a levantar en la girola de la catedral de Murcia, y que concluir? su heredero en 1507. ?sta servir? como pante?n familiar a los adelantados murcianos y dos capellan?as619 asegurar?an el culto, dando sentido a la m?xima seg?n la cual el linaje rinde culto a sus antepasados, al ser una estructura de vivos y muertos620. 618 FRANCO SILVA, A., El alumbre..., op. cit.; y RUIZ MART?N, F., Los alumbres..., op. cit. 619 Cfr. PRO RUIZ, J., ?Las capellan?as: familia, Iglesia y propiedad en el Antiguo R?gimen?, Hispania Sacra, 41-84 (1989), pp. 585-602. 620 ROSA, M. L., O Morgadio..., op. cit., p. 262. 222 El mayorazgo de 1491 responde al modelo llamado regular621, es decir el que prima al var?n sobre la mujer, aunque no excluye a ?sta como hipot?tica sucesora, y adem?s tampoco cierra la puerta a la agregaci?n de v?nculos procedentes de otras familias. Esto ?ltimo ser? lo que ocurra en 1622, con la victoria judicial del IV marqu?s de los V?lez, por la cual se convirti? en heredero del mayorazgo de los Requesens. Sin embargo, seg?n Garc?a D?az, el mayorazgo fundado por Chac?n puede calificarse distinto a la tipolog?a castellana usual entre las fundaciones anteriores a las Leyes de Toro622. Ello se debe, precisamente, a la intervenci?n real, que tras la muerte del Adelantado, en 1503 forz? a su heredero al trueque de Cartagena por las villas granadinas de V?lez Blanco, V?lez Rubio y Cuevas, as? como un juro sobre las rentas y alcabalas de Murcia y Lorca, valorado en 300.000 mrs. Esa actitud expeditiva de los Reyes Cat?licos, que en 1477, hab?an confirmado la merced de la ciudad portuaria, tras los valiosos servicios de Pedro Fajardo Quesada en la guerra del Marquesado de Villena, se debe a la condici?n estrat?gica de Cartagena623. Tras la muerte de Felipe I el Hermoso, y a fin de asegurarse la fidelidad de los Fajardo, absolutamente necesaria para mantener el control del reino de Murcia, Fernando el Cat?lico conced?a ?por medio de su hija, Juana I? el t?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco a Pedro Fajardo Chac?n, en 1507. El mayorazgo de este arist?crata inclu?a dos estados se?oriales: uno en el reino de Murcia y otro en el de Granada. El m?s antiguo, el murciano, hab?a dado lugar al mayorazgo de 1491. Inclu?a como bien m?s preciado la ciudad de Cartagena, recibida por su abuelo, Pedro Fajardo Quesada, en 1466, para asegurar ?sin ?xito? su fidelidad a Enrique IV. Junto a ello las villas de Librilla (comprada al Marqu?s de Villena, en 1381), Alhama (donada por Juan I, en 1387), Molina Seca (comprada a Juan Alonso Fajardo, en 1413) y Mula (recibida de Juan II, en 1430). A todos esos se?or?os hab?a que unir el cargo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia, vinculado al linaje por Alonso Y??ez Fajardo II, desde el a?o 1424, y que implicaba una quitaci?n anual de 20.000 mrs. Asimismo los adelantados de Murcia 621 Otros tipos de mayorazgo eran: agn?tico o agnaticio (con exclusi?n total de la mujer); de segundogenitura; y de contraria agnaci?n (cuyas herederas ser?an mujeres). Vid. SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 226-227. 622 GARC?A D?AZ, I., ?Mayorazgo y vinculaci?n de la propiedad se?orial en Murcia a fines de la Edad Media?, Miscel?nea Medieval Murciana, 15 (1989), pp. 154-162. 623 TORRES FONTES, J., ?La reincorporaci?n de Cartagena a la Corona de Castilla?, Anuario de Historia del Derecho Espa?ol, 50 (1980), pp. 327-352. 223 ostentaban las alcaid?as de los alc?zares de Murcia y Lorca624, am?n de diversos juros situados en las rentas y alcabalas de ambas ciudades, por valor de 200.000 mrs. Sin olvidar la mitad de los alumbres y casas de Mazarr?n, en el concejo de Lorca, donadas por Juan Pacheco a Pedro Fajardo Quesada, en 1462, poco despu?s de recibirlas aqu?l de Enrique IV625. Adem?s, los Fajardo ven?an ostentando la encomienda santiaguista m?s relevante del reino de Murcia ?Caravaca? desde el ?ltimo tercio del siglo XV, y se consideraba un bien cuasi vinculado a su mayorazgo, de hecho la mantendr?n hasta la muerte del II marqu?s de los V?lez (1574)626. Por tanto, como se coment? anteriormente, a finales del siglo XV el adelantado Pedro Fajardo Quesada se erigi?, de facto, en un verdadero virrey de Murcia, dado que adem?s de ser la m?xima autoridad militar controlaba las tres fortalezas m?s importantes del reino (Lorca, Caravaca y Murcia), el estrat?gico puerto de Cartagena, y era el se?or de vasallos laico m?s importante (en dominios s?lo le superaba la Orden de Santiago). Un inmenso poder que explica la riqueza, el prestigio y la uni?n de su linaje con relevantes familias nobiliarias de Castilla y Arag?n, como los Manrique, los Cardona o los Corella. En cuanto estado del oriente granadino, los Fajardo hab?an conquistado, en ?poca de Alonso Y??ez Fajardo II, Xiquena, Tirieza, los V?lez y el Almanzora, en la frontera con el reino de Murcia627. Mantuvieron el dominio en esa franja durante una d?cada (1435-1445) pero la minor?a de edad de Pedro Fajardo Quesada y los conflictos con su primo Alonso Fajardo el Bravo, por la jefatura del linaje, hicieron que s?lo Xiquena y Tirieza siguieran en manos cristianas, incorpor?ndose al reino de Murcia628. Tras la toma de Granada, Juan Chac?n recibi? la villa de Oria (1493), en el valle de Almanzora. Dos a?os despu?s compraba al Duque de N?jera cuatro villas muy pr?ximas a la anterior: Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla. En 1503, su hijo, Pedro Fajardo Chac?n, se ve?a obligado a devolver Cartagena al realengo, recibiendo a cambio los 624 Con Pedro Fajardo Quesada la tenencia de Murcia aument? su valor de 8.000 a 70.000 mrs. anuales, a partir de 1465. Mientras que la de Lorca pas? de 70.000 a 220.000 mrs. Vid. TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo..., op. cit., pp. 228-229 y 245-262. 625 FRANCO SILVA, A., El alumbre..., op. cit., pp. 14-15. 626 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores..., op. cit., vol. I, pp. 57-68. 627 Esta zona lim?trofe del reino nazarita tambi?n hab?a sido objeto de inter?s por parte de la di?cesis de Cartagena y el cabildo de la catedral de Murcia, desde antes de su reconquista definitiva. Vid. ACM, Rollo 7738, pergs. 8, 21; Rollo 7739, perg. 4; Rollo 7741, pergs. 6 y 8. Privilegios de diversos reyes (Sancho IV, Juan I, Juan II y los Reyes Cat?licos) al obispo y cabildo de Cartagena para que formen parte de su obispado Oria, Cantoria, Moj?car, Valle de Purchena y los V?lez. Tambi?n hay una bula del Papa Inocencio (sic) sobre el mismo asunto del a?o 1491. 628 TORRES FONTES, J., Xiquena, castillo de la frontera, Murcia, 1960; del mismo autor ?Ocupaci?n y p?rdida de los V?lez en el reinado de Juan II de Castilla?, Revista Velezana, 7, 1988, pp. 17-23; y ?Alfonso Y??ez Fajardo y su se?or?o de V?lez Rubio, V?lez Blanco y Orce, 1439-1444?, Murgetana, 97 (1998), pp. 9-20. 224 V?lez, Cuevas y el juro de 300.000 mrs. En 1515, siendo ya I marqu?s de los V?lez, compraba las villas de Cantoria y Partaloa ?tambi?n en el valle del Almanzora? al Duque del Infantado, agreg?ndolas m?s tarde al mayorazgo familiar629. Meses despu?s, ese mismo a?o de 1515, compr? a su madrastra, In?s Manrique, las villas de Oria, Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla, que Juan Chac?n hab?a dejado como herencia a su segunda esposa. Se completaba as? el segundo estado se?orial de los Fajardo, muy compacto y lim?trofe con el territorio murciano. Franco Silva muestra con detalle el grado de poder de los Fajardo en sus posesiones murcianas y granadinas630. Mula, capital de los estados murcianos de la casa de los V?lez, era la que m?s beneficios reportaba a la hacienda se?orial. Los marqueses nombraban un alcalde mayor y un juez de residencia, ?ste contaba con la ayuda de un escribano y un alguacil mayor. Hasta 1527 el titular de la casa tambi?n eleg?a a todos los dem?s cargos concejiles, pero un pleito favorable al concejo mule?o acab? con ese privilegio para el que los Fajardo no contaban con t?tulo. En todos sus estados murcianos, incluida Mula, los Fajardo cobraban, por donaci?n regia, las alcabalas y las tercias631. Tambi?n exist?an una serie de bienes propios de los cabildos municipales, y otros pertenecientes al se?or (fuesen o no incluidos en el mayorazgo). En el lugar de Mazarr?n, dependiente de Lorca hasta 1572, hab?a dos f?bricas de alumbre. La mitad de las casas y f?bricas eran del marqu?s de Villena y la otra mitad del marqu?s de los V?lez. Ambos arist?cratas ordenaron la construcci?n de sendos castillos para proteger sus explotaciones632. En el ?ltimo tercio del Quinientos, los Fajardo manten?an en esta localidad el siguiente personal: un teniente de adelantado y gobernador de su hacienda, un contador, un tenedor de bastimentos, un p?rroco y un sacrist?n que velaban por el culto en la iglesia de San Antonio de Padua633. 629 RAH, SC, M. 9, fol. 280r. Extracto de la escritura otorgada por Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, adelantado y capit?n general del reino de Murcia, por la que agrega las villas de Cantoria y Partaloba al mayorazgo de los V?lez. 30 de septiembre de 1519. 630 FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., pp. 21-121; tambi?n interesa MART?NEZ CAVERO, P. y BELTR?N CORBAL?N, D., ?Patrimonio y gobernaci?n en el estado de los V?lez seg?n el libro Becerro?, en F. R. MARSILLA DE PASCUAL y D. BELTR?N CORBAL?N (eds.), El Libro Becerro de la Casa y Estado de los V?lez. Estudios cr?ticos y transcripci?n, Murcia, 2007, pp. 41-62. 631 Cfr. LEMEUNIER, G. y GONZ?LEZ CASTA?O, J., ?Se?ores y oligarcas. Las luchas pol?ticas en Mula durante los siglos XVI y XVII?, ?reas: Revista de Ciencias Sociales, 10 (1989), pp. 119-144; y GONZ?LEZ CASTA?O, J., Una villa del Reino de Murcia en la Edad Moderna (Mula 1500-1648), Murcia, 1992, pp. 203-237. 632 L?PEZ MART?NEZ, F. J., MART?NEZ L?PEZ, J. A. y MUNUERA NAVARRO, D., ?El castillo de los V?lez de Mazarr?n. Historia, arquitectura y restauraci?n?, en M. MART?NEZ ALCALDE y M. CAMPILLO M?NDEZ (dirs.), El siglo del Milagro. Casas y villas de los Alumbres de Almazarr?n. El ejercicio del hazer lalum, Murcia, 2006, pp. 61-73. 633 El castillo que orden? levantar el marqu?s de Villena desapareci?. Sin embargo, s? se conserva la 225 En cuanto a los estados granadinos, destaca especialmente V?lez Blanco, capital del marquesado. No en vano era la villa m?s importante de los se?or?os de los Fajardo en el reino de Granada, sirviendo de residencia habitual a los dos primeros marqueses. Su gobierno, semejante al de Mula, sirvi? de modelo a las dem?s posesiones ubicadas en la di?cesis almeriense. Todos los oficios capitulares eran de designaci?n se?orial, al igual que en el resto de villas granadinas del marquesado. Destacaba el alcalde mayor, que lo era de esta villa y de todas las dem?s de este estado se?orial. Se nombraba entre los caballeros m?s pr?ximos al marqu?s, ejerciendo como justicia mayor y juez ordinario por espacio de tres a?os. El concejo de V?lez Blanco no se reun?a sin estar presente el alcalde mayor, representante del se?or en el gobierno y administraci?n de la villa. Integraban la instituci?n dos alcaldes ordinarios, seis regidores, un escribano, un mayordomo, un almotac?n, un alguacil y cuatro procuradores634. Los marqueses recaudaban las alcabalas y tercias ?de forma semejante a Mula? obtenidas de la Corona635 el 4 de febrero de 1503, al trocar Cartagena por los V?lez. La poblaci?n de V?lez Blanco deb?a ser escasa, de ah? los incentivos promovidos para la llegada de nuevos pobladores, llegados especialmente del cercano reino de Murcia. Muchos mud?jares se convirtieron al cristianismo en 1501, ante las ventajas fiscales que ello supon?a. En 1569 hab?a 420 moriscos ?de un total de 600 vecinos? que fueron expulsados en tanto que sus bienes eran expropiados. Incluido en el mayorazgo destacaba el castillo636, con importantes piezas de artiller?a. La guarnici?n del castillo estaba al mando de un alcaide, cuyo salario anual ascend?a a 52.000 maraved?es. Tambi?n hab?a un teniente de alcaide, que cobraba 12.000 maraved?es al a?o, y un portero. parroquia de San Andr?s Ap?stol, que acog?a a la feligres?a procedente de la f?brica y casas de los Pacheco en Mazarr?n. 634 ROTH, D., V?lez Blanco en el siglo XVI. Desde la ?poca morisca a la sociedad de la repoblaci?n, V?lez Rubio y Almer?a, 2008, pp. 28-40. 635 CARRETERO ZAMORA, J., ?R?gimen se?orial y fiscalidad regia en ?poca de Carlos V: el marquesado de los V?lez?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ, J. P. (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 37-56. 636 Sobre este edificio renacentista, erigido a inicios del siglo XVI, vid. RAGGIO, O., ?El patio de V?lez Blanco: un monumento se?ero del Renacimiento?, Anales de la Universidad de Murcia. Filosof?a y Letras, vol. XXVI, 2-3 (1967-68), pp. 231-261; COOPER, E., Castillos se?oriales de Castilla de los siglos XV y XVI, vol. II, Madrid, 1981, pp. 341-358; BLANC, M., ?Los frisos olvidados del castillo de V?lez Blanco?, Revista Velezana, 17 (1998), pp. 7-20; RUIZ GARC?A, A., El castillo de V?lez Blanco (Almer?a) memoria hist?rica y belleza art?stica del palacio-fortaleza de los Fajardo, siglos XVI-XX, Almer?a, 1999; y FERN?NDEZ G?MEZ, M., ?Modelos iconogr?ficos del palacio de V?lez Blanco?, en J. D. LENTISCO PUCHE (coord.), El Castillo de V?lez Blanco. 1506-2006. Imagen y memoria, V?lez Rubio, 2007, pp. 256-286. 226 CUADRO 14: LOS ESTADOS SE?ORIALES DE LA CASA DE LOS V?LEZ Reino de Murcia Reino de Granada Villas Lugares Villas Lugares Librilla __ Oria __ Alhama __ Arboleas __ Molina Seca __ Albox __ Mula Puebla y Campos Albanchez __ Benitagla __ V?lez Blanco Mar?a V?lez Rubio Chirivel y Tabern? Cuevas Portilla Cantoria __ Partaloa __ Fuente: diversa documentaci?n y bibliograf?a citada a pie de p?gina. CUADRO 15: LOS JUROS DE LOS FAJARDO RECOGIDOS EN EL MAYORAZGO DE 1491 Concepto Ciudad Cuant?a (mrs.) Almojarifazgo Murcia 40.000 Alcabala del carnaje Murcia 30.000 Alcabala de la traper?a Murcia 20.000 Tercias Murcia 20.000 Tercias Lorca 30.000 Almojarifazgo Lorca 10.000 Rentas del Carnaje Lorca 20.000 Diezmos de Arag?n Murcia 20.000 Almojarifazgo Murcia 10.000 Total: 200.000 Fuente: SN-AHN, Osuna, C. 35, D. 28, fol. 18-19. 227 CUADRO 16: LOS SE?OR?OS Y OTROS BIENES VINCULADOS DE LA CASA DE LOS V?LEZ Tipo de bien Nombre /cuant?a (mrs.) Beneficiario / comprador Fecha donaci?n (D) / compra (C) Se?or?o Librilla Alonso Y??ez Fajardo I 1381 (C) Se?or?o Alhama Alonso Y??ez Fajardo I 1387 (D) Se?or?o Molina Seca Alonso Y??ez Fajardo II 1413 (C) Se?or?o Mula Alonso Y??ez Fajardo II 1430 (D) Minas Mitad de los alumbres de Mazarr?n Pedro Fajardo Quesada 1462 (D) Se?or?o Cartagena Pedro Fajardo Quesada 1466 (D) (revocada en 1503) Bienes muebles Casas principales en Murcia Juan Chac?n Alvarnaes y Pedro Fajardo Chac?n, I Marqu?s 1490-1520 (C) Juro sobre rentas de Murcia y Lorca 200.000 Pedro Fajardo Quesada 2? mitad s. XV (D) Patronato Capilla de San Lucas (catedral de Murcia) Juan Chac?n Alvarnaes 1491 (fundaci?n propia) Se?or?o Oria Juan Chac?n Alvarnaes 1493 (D) Se?or?os Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla Juan Chac?n Alvarnaes 1495 (C) Se?or?os V?lez Blanco, V?lez Rubio, Cuevas y Portilla Pedro Fajardo Chac?n, I Marqu?s 1503 (D) Juro sobre rentas de Murcia y Lorca 300.000 Pedro Fajardo Chac?n, I Marqu?s 1503 (D) Se?or?os Cantoria y Partaloa Pedro Fajardo Chac?n, I Marqu?s 1515 (C) Se?or?o Zurgena Mar?a Teresa Fajardo Toledo, VII Marquesa 1698 (C) Fuente: diversa documentaci?n y bibliograf?a citada a pie de p?gina. 228 Una vez esbozado el patrimonio vinculado de los Fajaro, merece la pena atender a los conflictos que se dieron en el seno de este linaje aristocr?tico. La familia durante la Edad Moderna, est? lejos de ser un oasis de paz, ajeno a graves conflictos internos. Ya lo puso de relieve James Casey637, en uno de sus muchos acercamientos a la historia social de la Espa?a del Antiguo R?gimen. Por otro lado, Enrique Soria ha subrayado que gran parte de los conflictos y resistencias en el seno de las familias nobiliarias ten?an su origen en el matrimonio, es decir por el rechazo de alguno de los j?venes comprometidos638. Sin embargo, esta problem?tica, aunque ciertamente relevante no fue una norma en la Espa?a moderna, y de hecho en relaci?n al linaje Fajardo no conozco ning?n ejemplo, lo cual no quiere decir que no existiera, pero al menos no ha dejado constancia documental. Sin embargo, entre los linajes con los que enlazan los Fajardo s? hay alg?n ejemplo singular, ya comentado, como el de la esposa de Luis de Requesens, Jer?nima d?Hostalric, que cas? con aqu?l sin el consentimiento de su padre, el maestre racional Francesc Gralla, que la deshered?. En el caso de los Fajardo, una vez superada la etapa de convulsiones que se produce a mediados del siglo XV, tras la muerte del adelantado Alonso Y??ez Fajardo II, con el conflicto entre su hijo Pedro Fajardo Quesada, y su sobrino Alonso Fajardo el Bravo, por la jefatura familiar, nunca se volver? a esos extremos de violencia, propios de un per?odo inestable, de fronteras y escasa autoridad real. Ahora bien, habr? diversas coyunturas especialmente complejas para los descendientes del linaje murciano, que no derivan de cuestiones matrimoniales sino sucesorias. Al hablar de la evoluci?n de la casa se ha hecho alusi?n a algunas de ellas, especialmente la larga minor?a de edad del IV marqu?s de los V?lez, cuya madre ?joven viuda, que pronto vuelve a casar? nombrar? a su t?o, Juan de Z??iga, como tutor y ?ste a su vez a un gobernador del marquesado, que no agrada a los hermanos del difunto III marqu?s de los V?lez: Domingo de Zavala. Esta designaci?n acababa con el enorme poder disfrutado por el segundog?nito, Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, postergado ante un bur?crata designado por unos for?neos, que poco o nada ten?an que ver con los estados murciano- granadinos del marquesado. Ni don Diego ni su hermana, do?a Menc?a, se conformaron con las decisiones relativas a la tutor?a y curadur?a de su sobrino, dadas las implicaciones que ello representaba para la gobernaci?n del marquesado. As? pues, ambos interpusieron, en 1580, un pleito contra su cu?ada, do?a Menc?a, en calidad de 637 CASEY, J., ?La conflictividad...?, art. cit., pp. 9-25. 638 SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 200-212. 229 madre, tutora y curadora del jovenc?simo Marqu?s, sobre la posesi?n de las villas de Oria, Cantoria, Albox, Arboleas, Benitagla, Albanchez y Partaloa, ?con sus basallos, pechos, y derechos, jurisdiczi?n civil y criminal, y todo lo dellas anejo, y pertenecientes?639. Pretend?an que esas siete villas del valle del Almanzora se declarasen libres y no sujetas a v?nculo ni mayorazgo, junto con diferentes casas, hornos, tierras, torres y castillos en las dem?s villas y lugares del marquesado. Esta iniciativa no tuvo consecuencias para la integridad de los estados de los Fajardo, de hecho los hijos segundones del II marqu?s de los V?lez tuvieron que poner todo su empe?o en un mayorazgo separado del tronco principal de la casa, tal y como se indic? m?s arriba. En suma, la muerte del pater familias desata las ambiciones de sus herederos, que no quieren ver rebajado su estatus social y econ?mico. A ello hay que unir el endeudamiento cada vez mayor, al igual que la mayor?a de las grandes casas de la nobleza hisp?nica, que s?lo sirviendo al monarca logran evitar una progresiva ruina, derivada de los gastos de representaci?n, numerosos pleitos y gastos suntuarios, inseparables de su condici?n de miembros del m?s selecto grupo social. Otro per?odo singularmente conflictivo, en el plano judicial, lo protagoniza el citado IV marqu?s de los V?lez, una vez alcanzada la mayor?a de edad. En concreto, a partir de 1612, cuando se enfrente a su medio hermano, Juan de Z??iga, I marqu?s del Villar de Grajanejos, por la herencia de su abuelo materno, Luis de Requesens. Saldr? victorioso el arist?crata murciano nacido en Barcelona, pero s?lo tras diez a?os de litigio contra su propia madre, su padrastro (el VIII conde de Benavente) y la familia de ?ste (los Pimentel). Sin embargo, su esposa, do?a Mar?a, ver? frustrados sus deseos de ser reconocida condesa de Luna, frente a su hermano, don Antonio Pimentel de Qui?ones, IX conde de Benavente. En definitiva, es el triunfo de los varones primog?nitos lo que marca ambos pleitos sucesorios, surgidos en torno a la disputa de important?simos mayorazgos, tal y como se se?al? al analizar las estrategias matrimoniales de los Fajardo, a fines del siglo XVI, y su enlace m?ltiple con de la casa condal de Benavente. Con todo, si hay un momento especialmente dif?cil en cuanto a las relaciones intrafamiliares del linaje Fajardo, ese es sin duda el inmediatamente posterior a la muerte del I marqu?s de los V?lez (1546). Su primog?nito, Luis Fajardo de la Cueva, no 639 ARChGr, 1580, C. 2009, P. 007. Pleito entre los herederos de Luis Fajardo, (II) Marqu?s de los V?lez, con Menc?a de Requesens, sobre posesi?n de varias villas, con sus vasallos, pechos y derechos. 230 s?lo mantuvo un duro enfrentamiento con su madrastra, sino que tambi?n intent? por todos lo medios evitar detraer recursos a favor de sus hermanos (hijos de aqu?lla), incluso resisti?ndose a que recibiesen la parte que les correspond?a de la herencia familiar, ya fuese en forma de dotes o rentas para su sustento. Adem?s, el II marqu?s de los V?lez tambi?n fue el que abri? m?s frentes judiciales extrafamiliares, con: sus vasallos, ciudades de realengo, los obispos de Almer?a, otros arist?cratas asentados en el reino de Granada, etc?tera. Es decir, hered? las ambiciones de su padre y antecesor, llev?ndolas a su m?xima expresi?n, y teniendo muy claro que pleitear para defender lo que ?l consideraba sus derechos era una de las formas m?s ?tiles para aumentar su poder y el de su casa. Por ello no es de extra?ar que en la Chanciller?a de Granada la mayor parte de los pleitos ligados a la casa de los V?lez que se conservan, tengan que ver con don Luis ?como denunciante o denunciado? aunque muchos de ellos sean heredados por sus sucesores al frente del marquesado. Es probable que este grande no resolviera muchos de los conflictos que hab?a iniciado, pero lo cierto es que s?lo instituciones o familias con acceso a elevados recursos pod?an ir superando instancias judiciales, con sus elevados costes y retrasos, dif?ciles de asumir. As? que es normal que sean s?lo aquellos concejos de sus estados con mayores ingresos ?especialmente Mula? los que puedan mantener sus aspiraciones e, incluso, vencer al se?or por la v?a judicial. De lo contrario, la concordia se hac?a necesaria, antes o despu?s, y con ella el marqu?s de turno lograr?a, a buen seguro, recortar las peticiones de sus vasallos, enfrentados a su autoridad o derechos ?inmemoriales?640. Entre esas concordias ya se aludi? a la de Alhama con el gobernador Domingo de Zavala, a finales del siglo XVI, con evidentes ventajas para el IV marqu?s de los V?lez y su casa. Volviendo a la muerte del I marqu?s de los V?lez, hay que resaltar que, tal y como ha puesto de relieve Enrique Gacto, tres fueron los motivos que dieron lugar a la desaparici?n de la c?lula conyugal641: ? La muerte del marido. Esto fue lo que desat? los conflictos en el seno del linaje Fajardo. ? La emancipaci?n de los hijos. 640 Sobre los enfrentamientos judiciales entre nobles y vasallos cfr. GARC?A HERN?N, D., Aristocracia y se?or?o en la Espa?a de Felipe II. La Casa de Arcos, Granada, 1999, pp. 207-228. 641 GACTO FERN?NDEZ, E., ?El grupo familiar en la Edad Moderna en los territorios del Mediterr?neo hisp?nico: una visi?n jur?dica?, en F. CHAC?N JIM?NEZ, J. CASEY et alii, La familia en la Espa?a Mediterr?nea, siglos XV-XIX, Barcelona, 1987, pp. 36-64. 231 ? El divorcio, poco com?n en la ?poca, y que realmente era una separaci?n de bienes y de personas. Sobre todo, ser? el fallecimiento del padre lo que acarree la desaparici?n de la unidad familiar. La muerte del marido ten?a consecuencias mucho m?s graves que la de la esposa, ya que adem?s de la sucesi?n al frente de la casa, surg?an otras problem?ticas, tales como la devoluci?n de la dote, las arras y los bienes gananciales, junto al cuidado de los hijos. Si ?stos eran menores de edad, hab?a que acordar un sistema de tutor?as y curadur?as, de gran relevancia ya que quien controlase a los hu?rfanos sol?a quedar tambi?n al frente de la hacienda familiar y, por tanto, acumulaba, aunque fuese de forma transitoria, un enorme poder de decisi?n. Por ello, muchas veces ser? en el testamento donde los nobles dejen nombrados a los hipot?ticos tutores y curadores de su descendencia, que muchas veces sol?a recaer en la viuda, tal y como se explicit? al hablar del fallecimiento del III marqu?s de los V?lez, y como ?ste design? a Menc?a de Requesens, su esposa, tutora del jovenc?simo IV marqu?s de los V?lez. Pero esa situaci?n gener? desencuentros con los hermanos del difunto Marqu?s, sobre todo, con el segundog?nito Diego Fajardo, que sin el control de su sobrino acab? perdiendo tambi?n las riendas del marquesado. Con la muerte del pater familias, su mujer se ve?a obligada a guardarle el luto preceptivo durante un a?o, per?odo en el que adem?s no pod?a volver a casar. Tambi?n deb?a llevar una vida de recogimiento, de ah? que muchas veces las viudas de ilustres familias se encerraran en alg?n convento, de lo contrario se expon?an a perder los legados testamentarios del esposo, am?n de la restituci?n de la dote, arras y la mitad de los gananciales, en aquellos territorios en los que esto ?ltimo era habitual. Por su parte, la crianza y educaci?n de los hijos menores de edad quedaba en manos de un tutor y curador, normalmente designado por el padre en su testamento, tal y como se ha indicado. Los tutores y curadores estaban obligados a elaborar un inventario, adem?s de rendir peri?dicamente cuentas de su actividad y entregar una fianza. En cuanto al sistema de herencia, seg?n las leyes castellanas, la viuda quedaba como heredera de su esposo, si ?ste no ten?a descendencia, as? como colaterales en d?cimo grado de parentesco, sin excluir otras posibles mandas testamentarias por parte del marido. En el caso de viudas pobres y sin dote, les correspond?an ciertos derechos sobre alimentos, normalmente la cuarta parte de la herencia, que recib?an en propiedad, aunque parece que esto se convirti? en una norma extensible a todas las viudas. Cada 232 uno de los c?nyuges pod?a dejar al otro como heredero de una parte o del total de sus bienes, siempre y cuando no quedasen herederos forzosos, y respetando el l?mite que supon?a la leg?tima. Asimismo, si el matrimonio se hab?a contra?do en r?gimen de gananciales, a la muerte del marido, dichos bienes se partir?an y la mitad pasar?an a manos de la viuda. ?sta ten?a derecho a la devoluci?n de su dote, que hab?a quedado en manos del marido como usufructuario a lo largo de toda su vida, pero ahora deb?a ser reintegrada con preferencia sobre el resto de mandas y deudas contenidas en el testamento del difunto. Respecto a las arras, Gacto se?ala que en Castilla deb?an ser devueltas tambi?n a la viuda, sin embargo ?sta deb?a reservar tres cuartas partes para sus hijos, gozando libremente s?lo de una cuarta parte, a no ser que no tuviese descendencia, en tal caso las disfrutar?a en su totalidad642. Por ?ltimo, tal y como se?ala Molina Recio, la mujer del finado recib?a la viudedad y los alimentos, entregados por el primog?nito siguiendo las capitulaciones matrimoniales o las disposiciones testamentarias del difunto. De modo que su sustento, al menos en el seno de la nobleza quedaba asegurado. Ser? sobre todo a partir del siglo XVII cuando en las dotes se consigne una elevada cantidad en concepto de alimentos, adem?s de viudedades establecidas sobre cuantiosas rentas, procedentes de los estados se?oriales del marido, sin olvidar el disfrute de una jurisdicci?n se?orial con su gobierno y rentas, as? como una residencia acorde a su estatus, normalmente de tipo palaciego643. El 19 de julio de 1546 falleci? el I marqu?s de los V?lez, en V?lez Blanco. Con la muerte del jefe familiar afloraban las disensiones internas del clan, expuestas a trav?s del cumplimiento de diversas cl?usulas testamentarias u otros compromisos adquiridos por el anterior Marqu?s para con los de su casa. Dos a?os antes de su muerte, en 1544, Pedro Fajardo Chac?n, hab?a testado en su fortaleza de V?lez Blanco, ante el escribano Diego Maldonado. En dicho testamento alud?a a las dos esposas con las que hab?a tenido descendencia: Menc?a de la Cueva y Catalina de Silva. Adem?s, seg?n una copia de dicho documento: 642 Ib?d., pp. 44-64. 643 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., p. 941. 233 ?encarga a dicho Marqu?s [Luis Fajardo de la Cueva], su hijo, que ha de subceder en sus esttados, tenga cuydado de amparar a sus hermanas y hermanos. Se entterr? en la Capilla que tiene de los Marqueses de los V?lez?644. Dejando a un lado los interrogantes ?a?n no resueltos? en torno al destino final de sus restos mortales, pues durante mucho tiempo se ha pensado que, contrariado porque, en 1525, el concejo de la ciudad de Murcia ?con el apoyo de Carlos V? le impidi? enterrarse en el presbiterio de la catedral645, don Pedro fue inhumado en la iglesia de la Magdalena, a los pies del castillo de V?lez Blanco646. En cualquier caso, la cita sobre el amparo de las hermanas y hermanos del que ser?, a partir de 1546, II marqu?s de los V?lez, no hace sino subrayar las obligaciones que todo pariente mayor ten?a con los de su casa, en especial con sus familiares m?s cercanos. Ser?n estos pleitos647 surgidos a ra?z de la muerte de Pedro Fajardo Chac?n los que obliguen a su heredero a hacer una copia del mayorazgo de la casa, fundado por su abuelo Juan Chac?n el a?o 1491648. Y, por supuesto, los que hagan que se ordene un inventario de todos los bienes libres del difunto Marqu?s, realizado en V?lez Blanco649. El pater familias era la m?xima autoridad del ?mbito dom?stico. Tan importante misi?n estaba revestida de legitimidad, emanada del discurso filos?fico (aristot?lico), religioso y jur?dico propio la Edad Moderna650. La patria potestad le confer?a 644 SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 10. 645 El a?o anterior el Marqu?s y su primog?nito, don Luis, hab?an sido desterrados de la ciudad, y ahora se trataba de evitar que los Fajardo recobraran preeminencia enterr?ndose en el espacio m?s relevante del primer templo diocesano. La negativa de los enemigos del Marqu?s se basaba en que dicho presbiterio era una capilla real, puesto que acog?a las entra?as de Alfonso X el Sabio, y el Emperador apoy? esas tesis, considerando que s?lo miembros de la familia real pod?an ser enterrados all?. Vid. OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a y oligarqu?a murciana en la ?poca de Carlos V, Murcia, 1980, p. 223. 646 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 74. 647 AGS, CRC, leg. 708-2. Luis Fajardo y Silva (sic), marqu?s de los V?lez, mayorazgo, con sus hermanos, por la herencia dejada por su padre, Pedro Fajardo. Ante el licenciado Calder?n, juez comisionado en V?lez el Blanco. Relaciones de bienes. Probanzas de testigos. A?o 1546. 648 La ?nica copia conocida en SN-AHN, Osuna, C. 35, D. 28-29. Escritura de fundaci?n de mayorazgo sobre ciertas villas y otros derechos de la casa de los se?ores de Fajardo, otorgada por Juan Chac?n, adelantado mayor de Murcia, en conformidad con la disposici?n testamentaria de su mujer Luisa Fajardo, llamando a su goce a sus hijos y descendientes con la condici?n de usar su apellido y escudo de armas de los Fajardo. 6 de abril de 1491. 649 AGS, CRC, leg. 704-8. Autos e inventarios de documentos y bienes hechos en el castillo de la villa de V?lez el Blanco, ante el licenciado Juan Garc?a de Alcaraz, justicia mayor de la villa, por Luis Fajardo, marqu?s de Molina, se?or del marquesado de los V?lez, y en presencia de ?ste y de sus hermanos, por la muerte de Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, Adelantado y capit?n general de Murcia. 650 HERN?NDEZ FRANCO, J., ?Reflexiones sobre la figura del padre en la Edad Moderna?, en J. B. VILAR, A. PE?AFIEL RAM?N y A. IRIGOYEN L?PEZ (coords.), Historia y Sociabilidad. Homenaje a la Profesora Mar?a del Carmen Melendreras Gimeno, Murcia, 2007, pp. 223-229. 234 importantes facultades sobre las personas de sus hijos (correcci?n y autorizaci?n del matrimonio), as? como respecto a su patrimonio651. En palabras de la Condesa de Aranda: ?Es cada familia una peque?a rep?blica; y ass? para el pol?tico gobierno de las mayores se ensayan en la econ?mica de sus casas los padres de familias; que el buen governador ha de tener tres prudencias: la personal para governarse en todo tiempo, la dom?stica para su familia, la pol?tica para la rep?blica (...) [Los padres deben] estimar y amar a sus mugeres, criar cristianamente sus hijos, y governar con acierto sus criados, dando a todos buen ejemplo, como las cabezas deben hazerlo?652. La familia, incluida por supuesto la nobiliaria, era un ?mbito de desigualdad durante el per?odo moderno. La autoridad paterna era casi intocable en el ?mbito privado, salvo por la ley divina y el derecho natural. Junto al gobierno de la casa653 ejercido por el padre, destaca la relaci?n desigual hombres-mujeres, mayores-menores, se?ores-criados... Dicha desigualdad conllevar? m?ltiples conflictos entre los miembros de la unidad familiar, especialmente relacionados con la herencia y la transmisi?n del patrimonio. As? pues, para salvaguardar las estrategias de reproducci?n social, es decir la consolidaci?n y mejora de la situaci?n heredada, se pleitea o lo que es lo mismo se recurre el arbitrio de instancias ajenas a la familia, representadas por las audiencias y consejos reales654. Esto ser? lo que ocurra en el caso de los Fajardo, sobre todo, a ra?z de la muerte del I marqu?s de los V?lez, y las disputas entre su heredero y sus hermanos. Anteriormente se ha aludido a la norma jur?dica, muy protectora con las viudas, especialmente las de los grupos sociales m?s elevados. Sin embargo, cuando la viuda se enfrentaba a un primog?nito que no era hijo suyo y, adem?s, se un?a una elevada 651 RODR?GUEZ S?NCHEZ, ?., ?El poder familiar: la patria potestad en el Antiguo R?gimen?, Chronica Nova, 18 (1990), pp. 365-380. 652 Citado en CARRASCO MART?NEZ, A., Sangre, honor y privilegio. La nobleza espa?ola bajo los Austrias, Barcelona, 2000, p. 161. 653 Cfr. BRUNNER, O, ?La ?casa come complesso? e l?antica economica europea?, en P. A. SCHIERA (ed.), Per una nuova Storia Constituzionale e Soziale, Mil?n, 1970, pp. 133-164; FRIGO, D., ?Il padre di famiglia?. Governo della casa e governo civile nella tradizione e dell?economica tra Cinque e Seicento, Roma, 1985; del mismo autor ??Disciplina Rei Familiariae?: a Economia como Modelo Administrativo de Ancien R?gime?, Pen?lope, 6 (1991), pp. 47-62; ATIENZA HERN?NDEZ, I. ?Pater familias, se?or y patr?n: oecon?mica, clientelismo y patronato en el Antiguo R?gimen?, en R. PASTOR (comp.), Relaciones de poder..., op. cit., pp. 411-458; y de este mismo autor ?El se?or avisado: programas paternalistas y control social en la Castilla del siglo XVII?, Manuscrits, 9 (1991), pp. 155-204. 654 Sobre esta cuesti?n vid. el reciente trabajo de IRIGOYEN L?PEZ, A. y S?NCHEZ IB??EZ, R., ?Conflicto y consenso en las familias de las elites locales: los Lucas en Murcia (ss. XVI-XVIII)?, en E. SORIA MESA y R. MOLINA RECIO (eds.), Las ?lites en la ?poca moderna: la monarqu?a espa?ola. Familia y redes sociales, vol. II, C?rdoba, 2009, pp. 285-293. 235 cantidad de deudas el conflicto de intereses estaba servido. De hecho el origen del enfrentamiento entre la marquesa viuda de los V?lez, Catalina de Silva, y su hijastro, Luis Fajardo de la Cueva, nace de la decisi?n de ?ste de negarse a pagar en solitario las enormes deudas que el I marqu?s de los V?lez hab?a dejado tras su fallecimiento. Su primog?nito acept? solamente pagar una parte de esas deudas, igual a la del resto de sus medio hermanos (once), y se negaba a cargar con toda la responsabilidad frente a los acreedores por el hecho de ser el nuevo jefe de su casa. Adem?s, no tard? en declarar a su madrastra incapacitada mentalmente, para evitar que pudiera hacerse con el control de parte de las rentas se?oriales, o incluso con el usufructo de alg?n se?or?o mientras viviese. Con la resoluci?n judicial que apoyaba la locura de la Marquesa, ?sta qued? anulada para oponer alg?n tipo de resistencia a su hijastro en los pleitos que se avecinaban. Al parecer, do?a Catalina, no estaba en su sano juicio, de hecho con motivo de las negociaciones matrimoniales del futuro III marqu?s de los V?lez con Menc?a de Requesens, la madre de ?sta se preocup? por la salud mental de su familia, siendo tranquilizada por su marido ?Luis de Requesens? quien le advirti? que los desequilibrios ten?an que ver con la madrastra y hermanastras del II Marqu?s655. En cualquier caso esta enajenaci?n, reafirmada con el testimonio de diversos criados656 muy cercanos a Luis Fajardo de la Cueva, fue una magn?fica excusa para que el nuevo Marqu?s lograra verla fuera de los V?lez, tanto a ella como a su numerosa descendencia. Sin su presencia, don Luis pod?a tomar plenamente el control de sus estados, libres de la sombra de la Marquesa viuda, y oponer dura resistencia a los acreedores de su padre, pertenecientes a la oligarqu?a de dos ciudades de realengo (Murcia y Lorca) y de uno de sus se?or?os (Molina Seca). Concretamente se trataba de los vecinos de Murcia: Pedro, Francisco y Esteban Guil, el alf?rez Francisco de Balibrera y el regidor Sim?n P?rez Melchor. Asimismo los vecinos de Molina Seca: Alonso y Juan Guadalupe, Juan el Mozo y Alonso Pag?n, Francisco Morcillo y Alonso Casas. Y la familia Encinas, de Lorca. Los censos contra?dos con todos ellos por el difunto Marqu?s ascend?an a 1.175.000 mrs., de los cuales a su muerte a?n restaban por pagar 950 ducados (356.250 mrs.). Sin embargo, el nuevo titular de la casa de los V?lez retras? el negocio, a la espera de aclarar el montante total de las deudas de su padre. 655 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit. 656 Ratificaron la locura de la Marquesa algunos de los criados m?s allegados a su esposo, como su m?dico Juan Fern?ndez, su camarero Sebasti?n de Vergara o los criados Juan de Torres y Antonio de Pierres. Varios coinciden en se?alar que la falta de juicio de do?a Catalina comenz? a manifestarse unos veinte a?os atr?s (c. 1526) cuando su hermana, la Duquesa de Medinaceli, la visit? en Librilla. ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La herencia...?, art. cit., pp. 14-15. 236 Despu?s, ante el pleito interpuesto por los acreedores, se niega a pagar el total en solitario, y pretende repartir esa responsabilidad con sus hermanos. Todos deb?an pagar lo mismo, seg?n ?l, lo cual suscit? el enfrentamiento con su madrastra. Algunos de los prestamistas de la casa no perdieron el tiempo, as? pues Pedro Guil, con un requerimiento favorable a sus demandas, se present? en V?lez Blanco para embargar los bienes del Marqu?s, con el fin de saldar la deuda, pero ?ste hab?a sacado todos los muebles de valor del alc?zar. Despu?s se dirigi? a Mazarr?n, donde tampoco encontr? el alumbre que esperaba requisar, y que don Luis hab?a embarcado r?pidamente con destino a Flandes657. M?s suerte tuvo el obispo de Almer?a, a quien el difunto Marqu?s adeudaba dos importantes partidas de cereal, en concepto de los diezmos cobrados en las villas del marquesado. Una partida, de 501 fanegas de trigo, estaba tasada en 158.693 mrs.; y la otra, de 463 fanegas de trigo y 260 fanegas de cebada, ascend?a a 313.071 mrs. La negativa de Luis Fajardo a pagarlas desat? el pleito con el obispado, que obtuvo sentencia favorable de la Chanciller?a de Granada y requis? al Marqu?s 1.000 quintales de alumbre, valorados en 6.000 ducados658. En cuanto a la Marquesa viuda, tras su declaraci?n como enajenada, y por tanto imposibilitada para tutelar a su descendencia y sus bienes, ella y sus hijos menores marchan hacia Toledo, a las posesiones de su casa. All? se ponen bajo el amparo de su sobrino Juan de Silva, V conde de Cifuentes, benefici?ndose de la aludida protecci?n que el pariente mayor de una casa nobiliaria deb?a dispensar a todos sus parientes y deudos. Parece ser que do?a Catalina y sus hijos m?s peque?os se instalaron en el monasterio de clarisas de San Juan de la Penitencia (Toledo). Adem?s, los hijos renunciaron a los tutores nombrados por su hermano, don Luis, eligiendo como sustituto, seg?n Pelayo Alcaina, a su t?o Hernando de Silva, regidor de la ciudad de Toledo659. En realidad, este ?Hernando? debe ser el IV conde de Cifuentes, hermano de la Marquesa viuda, que hab?a fallecido un a?o antes que su cu?ado (1545), el I marqu?s de los V?lez, por lo que resulta imposible que actuase como tutor de sus sobrinos660. En todo caso, debi? ser su hijo, don Juan, V conde de Cifuentes, quien realmente protegi? a su t?a y primos. 657 Ib?d., pp. 8-10. 658 Ib?d., p. 12. 659 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La herencia...?, art. cit., pp. 14-15. 660 RAH, SC, M. 94, fol. 193r.-208v. Testamento otorgado por Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes, en el que hace agregaci?n al mayorazgo de Cifuentes, previa facultad del emperador Carlos V, dada en Valladolid el 26 de marzo de 1545. 13 de abril de 1545; y ?rbol geneal?gico de los Cifuentes en LAYNA SERRANO, F., Historia de la villa de Cifuentes, Guadalajara, 1997, p. 103. 237 De hecho, dicho Conde afirma en su testamento (1555) que hab?a ayudado a sus primos Fajardos en una cifra que superaba los 2.000.000 de mrs., y que hab?a tomado de su hermana Catalina de Silva661, condesa de M?lito, un collar de oro, valorado en 300 castellanos662, para entregarlo a su prima Francisca de Silva. Aunque no lo afirme expl?citamente, es posible que don Juan hubiese tenido que apoyar el pago de dotes para que alguna de sus primas pudiera casar, o bien asegurar el mantenimiento de su t?a y buena parte de los hijos de ?sta, con los elevados costes que ello pod?a conllevar dada su condici?n aristocr?tica. El Conde manda ?que se le pague [a su hermana] el valor de la dicha cinta, no estante (sic) que yo tengo hechos por su servicio otras cosas de m?s importancia?663. Ahora bien, dicha protecci?n no evit? que las relaciones de Catalina de Silva con su casa se vieran inmersas en conflictos. De hecho, el 2 de diciembre de 1561 fue condenada, junto a sus hijos Pedro, Luis y Catalina Fajardo a pagar 2.000 ducados de multa por haber enterrado a otra de sus hijas, Mar?a, en la capilla mayor del convento de dominicos de San Pedro M?rtir, en Toledo. Junto a la sanci?n econ?mica se les obliga a que ?no pongan en la sepultura (...) losa ni piedra, con ning?n letrero ni armas ningunas?664. Al enterrar a Mar?a Fajardo de Silva no s?lo obviaron, sino que adem?s disputaron el derecho de patronato sobre dicho presbiterio, en manos del titular de la casa de Cifuentes, perdiendo el pleito. Los panteones familiares, de vital importancia para la religiosidad de la ?poca, en tanto que aseguraban el descanso eterno del alma, eran un signo de distinci?n para las familias de la ?lite, m?xime si se localizaban en la capilla mayor de alg?n templo. Estaban bajo el patronato del jefe de la casa, en este caso de los condes de Cifuentes, y cualquier intento de usurpar esa supremac?a por parte de otro miembro de su casa daba lugar, r?pidamente, a pleitos para evitarlo. No en vano, cuando una rama segundona se separaba del tronco principal del linaje establec?a su propio pante?n en una parroquia o convento bajo su patronato. Es el caso citado de los marqueses de Espinardo, y la capilla mayor del murciano convento de San Agust?n, aunque dicho patronato proced?a del linaje de los Tenza, y fue asumido por los descendientes del almirante Luis Fajardo. 661 SN-AHN, Fr?as, C. 1588, D. 11. Capitulaciones matrimoniales entre Diego Hurtado de Mendoza, conde de M?lito, y Catalina de Silva, hija del conde de Cifuentes. 26 de mayo de 1538. 662 Esta cifra pod?a equivaler, aproximadamente, a unos 165.000 mrs. 663 RAH, SC, M. 94, fol. 121v.-122r. Testamento otorgado por Juan de Silva, V conde de Cifuentes. 15 de febrero de 1545. 664 RAH, SC, M. 94, fol. 289r. Sentencia dada en el pleito entre Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes, y do?a Catalina de Silva, marquesa de los V?lez, sobre el patrono de la capilla mayor del monasterio de San Pedro M?rtir de Toledo. 2 de diciembre de 1561. 238 239 3.2 El II marqu?s de los V?lez y los conflictos intrafamiliares por dotes y alimentos Con la salida de do?a Catalina y su numerosa prole hacia tierras toledanas, no se acabaron los pleitos intrafamiliares de los Fajardo. Al contrario, los siguientes a?os, con la llegada a la mayor?a de edad de sus hermanos y la necesidad de contraer nupcias o acceder a la parte de la herencia paterna que les correspond?a, surgieron nuevas fricciones. ?stas se vieron inevitablemente abocadas a los tribunales, si bien el II marqu?s de los V?lez plante? una f?rrea resistencia las sentencias no le fueron favorables, aunque consigui? dilatar la entrega de dotes y alimentos que le reclamaban sus hermanos. La primera confrontaci?n surge en 1547, un a?o despu?s de acceder al marquesado Luis Fajardo de la Cueva. Ser? entonces cuando el pr?ncipe Felipe (II) le escriba para que cumpliese la promesa de dote hecha por su padre a Juana Fajardo de Silva, su hermana, y ?sta pudiese casar con Enrique Enr?quez de Guzm?n ?el Gordo?. Por tanto, esta primera reclamaci?n de la herencia del difunto I marqu?s de los V?lez, al parecer, no se dirimi? en los tribunales, sino que fueron las gestiones de don Enrique en la corte las que surtieron efecto y dieron lugar a la reprimenda del regente don Felipe al Marqu?s: ?Don Enrique Enr?quez vimos vuestra carta de XXII de agosto (?) de la que os screv?s sobre la effectua?i?n de vuestro casamiento con do?a Juana Fajardo y ten?is en servicio lo que leo dez?s y estoy ?ierto que holgar?is de servirnos en todo lo que hubiere dicho al marqu?s de los V?lez serv?s aora que aplica a vos la dotte y holgar? que hazi?ndolo vos effetu?ys del dicho casamiento como dez?s que lo har?ys (?) que en ello re?ibir? mucho plazer y servicio o pues Gaspar R?tulo lo tiene asegurado y es tan buendita. Marqu?s primo, haviendo entendido quanto tiempo ha que se dexa de efectuar el casamiento que est? con?ertado de do?a Juana Fajardo, vuestra hermana, con don Enrique Enr?quez por no aplicarse con los VIII q[uento]s de dotte que el marqu?s, vuestro padre, le prometi? a que vos dize que est?is obligado y deseando que se effetuase y de la voluntad que tengo a vuestras cosas y por ser do?a Juana quien es y ser ya tiempo de effetuarlo aunque soy ?ierto que vos ten?is de lo e la ay dado raz?n havemos querido (?) y obligaros deys horden que el dicho dotte se aplica luego o se 240 asegure de manera que don Enrique se satisfaga para que el dicho casamiento se effett?e que en ello dem?s de haser obra de buen servi?io (?)?665. Debi? cumplir el II V?lez con las ?rdenes del heredero de la Corona, aunque retras? la resoluci?n del negocio, como muestra el hecho de que don Felipe dicte nuevas disposiciones en este sentido, durante el mes de octubre de 1548, poco antes de partir para el Felic?smo Viaje que le llevar?a a recorrer buena parte de Europa durante tres a?os, dejando como regentes a su primo, Maximiliano, y su hermana, Mar?a, futuros emperadores666. En este caso las advertencias del Pr?ncipe iban referidas no al Marqu?s, sino a su futuro cu?ado, don Enrique, para que obedeciese sus ?rdenes anteriores y no se complicase m?s su enlace con Juana Fajardo de Silva: ?Ya estar?is informado de lo que se tracta entre don Enrique Enr?quez y do?a Juana Fajardo sobre el desposorio que entre ellos se est? contrah?do, y del licenciado Galarza y secretario Juan V?zquez entender?is particularmente lo que pass? con ?l y como le mand? que no saliesse dessa villa hasta que por vosotros se le ordenasse lo que dev?a hazer, y porque aunque por m? se le mand? esto podr?a serr que ?l por no effectuarlo se detuviese ay alargando el negocio, a lo qual no se ha de dar lugar, yo os encargo y mando que entendido de los dichos licenciado Galarza y secretario Juan V?zquez lo que ?ltimamente al tiempo de mi partida pass? con el dicho don Enrique y lo que le dex? mandado deis orden por la manera que mejor os pares?iere como lo cumpla con effecto sin poner escusa ni dila?i?n en ello, consult?ndolo con los seren?simos pr?ncipes, mis hermanos [Maximiliano y Mar?a], para que se haga con su sabidur?a (...)?667. Estos Enr?quez proced?an de una rama segundona de los almirantes de Castilla, y por tanto estaban emparentados con Fernando el Cat?lico, a quien acompa?aron durante la reconquista del reino nazar?, de ah? las concesiones territoriales recibidas. Junto a ello, Enrique Enr?quez, el I se?or de Orce y Galera (desde 1493) emprendi? una m?s que notoria pol?tica de compras a otros nobles que hab?an sido premiados con se?or?os en el oriente granadino, siempre en torno a la ciudad de Baza, como fue el caso de la 665 AGS, E, leg. 75, fol. 279. El pr?ncipe don Felipe a don Enrique Enr?quez y a don Luis Fajardo. 19 de septiembre de 1547. 666 KAMEN, H., Felipe..., op. cit., pp. 35-49. 667 AGS, E, leg. 76, fol. 84. Carta del pr?ncipe Felipe al Consejo Real sobre el desposorio que don Enrique Enr?quez ten?a concertado con do?a Juana Fajardo. Castell?n de Ampurias, octubre de 1548. 241 Sierra de los Filabres668. Fue en Baza donde tanto ?l (fallecido en 1504) como su esposa, Mar?a de Luna (fallecida en 1530), y sus sucesores desplegaron un destacable patronazgo art?stico y religioso, que se tradujo en la construcci?n de un palacio669 y tres conventos: uno jer?nimo670 y dos franciscanos671 (el de frailes de San Francisco y el de clarisas de Santa Isabel de los ?ngeles). En ?stos siempre se reservaban el patronazgo de la capilla mayor, que sirvi? de enterramiento a los miembros de su linaje, am?n de derivar hacia ellos a diversas hijas, que muchas veces sol?an ostentar el cargo de abadesas. As? pues, las fundaciones conventuales de los Enr?quez en Baza les serv?an para aumentar su prestigio, asegurar un digno enterramiento y misas para sus difuntos, am?n de acoger a las hijas solteras tanto de su estirpe como de la ?lite bastetana, con lo que se evitaba tener que dotar ?con elevadas sumas? a todas las f?minas de la familia. Este patronato conventual672 de los Enr?quez responde al comportamiento t?pico de una familia nobiliaria, no titulada, pero que ostentaba un elevado rango social en el reino de Granada, debido a su linaje, riqueza y estados. Matrimonio, dote, herencia y posesiones territoriales forman un todo que ilustra sobre las alianzas y ambiciones de los Fajardo durante el Quinientos. Renovar el enlace con los Enr?quez era vital para los marqueses de los V?lez, pero tambi?n es cierto que don Luis hab?a heredado una hacienda muy endeudada y la dote que su padre hab?a prometido a su hermana, de 8.000.000 de mrs., era una cifra muy elevada, de ah? su desinter?s en el asunto. Finalmente, Juana Fajardo de Silva, contrajo nupcias con don Enrique Enr?quez, llamado ?el Gordo?, III se?or de Orce, Galera y la Sierra de los Filabres, si bien es imposible precisar la fecha exacta del enlace. Do?a Juana y don Enrique eran adem?s primos hermanos, puesto que el novio era hijo de Francisca Manrique, y esta ?ltima a su vez hija del segundo matrimonio del adelantado Juan Chac?n. Los estados de los Enr?quez actuaban de tap?n entre los V?lez y Hu?scar, perteneciente a la casa de Alba y oscuro objeto de deseo del primer y segundo marqu?s 668 TRIST?N GARC?A, F., ?Enrique Enr?quez...?, op. cit., en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 581-603. 669 L?ZARO DAMAS, M. S., ?El palacio de los Enr?quez de Baza?, en J. P. D?AZ L?PEZ (coord.), Campesinos, nobles..., op. cit., pp. 329-344. 670 L?ZARO DAMAS, M. S., ?Patronazgo y arquitectura en el convento de San Jer?nimo de Baza?, en Ib?d., pp. 345-360. 671 L?ZARO DAMAS, M. S., ?El patronazgo art?stico...?, op. cit., en en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 605-619. 672 Cfr. ATIENZA L?PEZ, ?., ?Patronatos nobiliarios sobre las ?rdenes religiosas en la Espa?a Moderna. Una introducci?n a su estudio?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y M. L. L?PEZ- GUADALUPE MU?OZ (coords.), Homenaje a Antonio Dom?nguez Ortiz, vol. I, Granada, 2008, pp. 67- 82. 242 de los V?lez, debido a sus ricos pastos. Desde esta privilegiada situaci?n geogr?fica, los Enr?quez fueron valiosos aliados de Luis Fajardo de la Cueva durante la guerra de las Alpujarras. En concreto, Enrique Enr?quez ?el Gordo? fue nombrado por don Juan de Austria gobernador de la frontera de Baza, colaborando activamente con su cu?ado. Tras su fallecimiento, en 1569, ser?a sucedido en sus estados por su hermano Juan Enr?quez de Guzm?n, que tambi?n destac? en las campa?as del Marqu?s673. Mientras tanto, su viuda, Juana Fajardo de Silva muri? en 1605, siendo enterrada junto a su esposo en el convento de clarisas de Santa Isabel, de la ciudad de Baza, cuyas obras hab?an financiado674. El enlace de do?a Juana, pospuesto hasta que se asegurase el pago de la citada dote, no fue el ?nico roce del II marqu?s de los V?lez con sus medio hermanos, es decir los hijos del tercer matrimonio de su padre con Catalina de Silva. De estos once v?stagos, hubo otros cinco que se vieron envueltos en pleitos con su hermano mayor. Y es que cuando un nuevo pariente mayor heredaba a su padre, se abr?a un per?odo de incertidumbre, marcado por diversos desaf?os ex?genos a la casa, pero tambi?n end?genos, es decir por conflictos del nuevo cabeza de familia con el resto de herederos, es decir sus hermanos675. El patrimonio en disputa era muy importante, de ah? las suspicacias y encontronazos. En cuanto a los conflictos con personas e instituciones ajenas al linaje, en el caso del II marqu?s de los V?lez, pueden citarse los que mantuvo con: ? la di?cesis de Almer?a, por los diezmos y erecci?n de iglesias en el marquesado676; ? sus vasallos, en especial la oligarqu?a mule?a677; ? la Orden de Santiago, por las rentas de la encomienda de Caravaca678; 673 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., p. 216. 674 Adem?s, dos de las hermanas de don Enrique, Magdalena y Francisca Manrique, profesaron como monjas en el citado monasterio de Santa Isabel de los ?ngeles, de Baza. Francisca fue adem?s abadesa, al igual que su sobrina Mar?a Enr?quez (supuesta hija de Enrique Enr?quez ?el Gordo? y Juana Fajardo de Silva), que lo ser?a a inicios del siglo XVII. Vid. L?ZARO DAMAS, M. S., ?El patronazgo art?stico...?, op. cit., en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 606 y 618-619. 675 Para el caso de la nobleza alemana esta problem?tica ha sido estudiada por BASTRESS- DUKEHART, E., ?Sibling conflict within Early Modern German noble families?, Journal of Family History, 33-1 (2008), pp. 61-80. 676 ARChGr, 1561, C. 5428, P. 009. Ejecutoria dada a petici?n de Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, en el pleito con el obispo de Almer?a, sobre construcci?n de iglesias en los lugares del marquesado (iniciado en 1543). 677 ARChGr, 1556, C. 693, P. 004. Pleito del concejo de Mula con el alcalde mayor por Luis Fajardo, marqu?s de los V?lez, sobre cumplimiento de una ejecutoria. 678 AHN, OO MM, Ucl?s, carp. 82, n? 23, s. f.: Provisi?n real al (II) marqu?s de los V?lez y 243 ? la ciudad de Murcia679; ? diversos acreedores de su padre680. El nivel de conflictividad de aquellos a?os centrales del siglo XVI no fue, por tanto, una simple an?cdota en el seno del tronco principal del linaje Fajardo. En concreto, el a?o 1552, Pedro y Gonzalo Fajardo de Silva, una vez llegados a la mayor?a de edad, reclamaban a don Luis los bienes que les correspond?an de la herencia paterna, en concepto de alimentos681. Algo similar ocurri?, en 1558, con otras tres hermanas: Luisa, Catalina y Mar?a Fajardo de Silva682. Los alimentos eran, seg?n la Real Academia de la Lengua, en 1770: ?las asistencias que dan en dinero los padres ? los hijos, los poseedores de mayorazgos ? sus hermanos, ? al pariente que es inmediato sucesor, para que puedan mantenerse...?. El origen del derecho de alimentos se encuentra en el Derecho romano, como una de las pocas limitaciones que el pater familias ten?a respecto al filius. La prestaci?n de alimentos, tal y como recog?an las Partidas, variaba seg?n la condici?n social del individuo que los reclamaba, y no s?lo se refer?a a la manutenci?n, sino tambi?n al vestido, la educaci?n..., es decir a los alimentos civiles683. Estas reclamaciones de alimentos llevan a deducir que el II marqu?s de los V?lez no estaba cumpliendo con la voluntad de su padre, de ?amparar a sus hermanas y hermanos?. En el mayorazgo de la casa de los V?lez, fundado por el adelantado Juan Chac?n en 1491, aparec?a la siguiente cl?usula, en alusi?n a su heredero y futuro I Marqu?s: ?ser? tenido de alimentar e sustentar y sostener a los otros sus hermanos y hermanas?684. Los sucesivos titulares del marquesado no parece que tuvieran semejante comendador de Caravaca y a los comendadores que despu?s de ?l fueren de dicha encomienda, en relaci?n a las salinas de Caravaca y Ceheg?n, que se han incorporado a la Corona Real. 12 de septiembre de 1567. 679 ARChGR, 1550, C. 484, P. 005. Pleito entre el Concejo de Murcia y Luis Fajardo, Marqu?s de los V?lez, sobre que ?ste restituya a la ciudad y sus propios una parte de muralla y adarve que tiene metido e incorporado a sus casas. 680 ARChGR, 1550, C. 1548, P. 003. Pleito del Marqu?s de los V?lez con Pedro y Francisco Guil, sobre redenci?n de censos. 681 ARChGr, 1552, C. 812, P. 005. Pleito entre Pedro y Gonzalo Fajardo de Silva, hijos de Pedro Fajardo, marqu?s que fue de los V?lez, con Luis Fajardo, marqu?s de los V?lez y Molina, sobre alimentos. 682 ARChGr, 1558, C. 2712, P. 7. Pleito de Luis Fajardo, Marqu?s de los V?lez, con Yll?n Venegas, curador de Luisa, Catalina y Mar?a Fajardo y Silva, sobre deudas por alimentos de ?stas, situadas sobre alumbres de Mazarr?n, juros de Murcia y Lorca y frutos de la encomienda. 683 En VALD?S POZUECO, K., ?Los alimentos del hombre: an?lisis jur?dico del auto sacramental de Don Pedro Calder?n de la Barca?, Anuario Jur?dico y Econ?mico Escurialense, 39 (2006), pp. 392-394. 684 SN-AHN, Osuna, C. 35, D. 28-29, fol. 31. 244 nivel de enfrentamiento con hermanos u otros parientes cercanos, lo cual no es posible explicar s?lo por las elevadas deudas del finado Pedro Fajardo Chac?n, sino por un intento de imponerse al resto de la parentela, pasando incluso por encima de sus derechos leg?timamente adquiridos. En cuanto al pleito que mantuvo con Pedro y Gonzalo Fajardo de Silva, el II marqu?s de los V?lez sali? malparado. En la Chanciller?a de Granada, el 23 de septiembre de 1552, se recibieron las cartas ejecutorias de Carlos V, por las cuales se le ordenaba pagar a sus hermanos los alimentos que ?stos pidieron, y que deb?an contarse desde el d?a de la muerte de su padre (1546). Sin embargo, al ser una decisi?n regia, tomada previamente, en la documentaci?n referente al pleito no se precisa la cantidad exacta que don Pedro y don Gonzalo iban a recibir en concepto de alimentos. Por el contrario, s? se detalla el salario que el escribano receptor del tribunal granadino, Crist?bal de Le?n, recibir?a por cada da d?a de trabajo: cinco reales y medio. Si el citado ejecutor de esta misi?n consegu?a hacer llegar las cartas del C?sar al Marqu?s en el plazo de nueve d?as, su salario ser?a abonado por los citados don Pedro y don Gonzalo. Mientras que a partir del d?cimo d?a ser?a el Marqu?s quien corriese con los gastos685. El pago de alimentos entre parientes fue una cuesti?n respecto a la que exist?an pocas normas, y la mayor parte de ellas proced?an del Derecho romano. As? pues, las demandas sobre alimentos entre familiares se resolv?an mediante un proceso simplificado, m?s r?pido que el ordinario, de ah? que Carlos V ordene a la Chanciller?a qu? se debe hacer en el caso de los Fajardo. En segundo lugar, la relaci?n de parentesco entre alimentante y alimentista quedaba supeditada a un proceso posterior, en el cual pod?a renovarse la inicial concesi?n de alimentos, basada s?lo en la apariencia del parentesco. Este punto no afecta a los pleitos del II marqu?s de los V?lez, pues no cab?a duda alguna de que quienes demandaban los alimentos eran hermanos suyos. En tercer y ?ltimo lugar, se preve?a un sistema de ejecuci?n provisional o inmediata, ventajoso para quien obten?a el pago de alimentos686. Gonzalo Fajardo de Silva ostentaba el cargo de ?rector de la Universidad y estudio de la ?ibdad de Salamanca?. Fue elegido como tal el 10 de noviembre de 685 ARChGr, 1552, C. 812, P. 005, fol. 1v. 686 GUTI?RREZ BERLINCHES, ?., ?Evoluci?n hist?rica de la tutela jurisdiccional del derecho de alimentos?, Foro: Revista de ciencias jur?dicas y sociales, 0 (2004), pp. 157-158. 245 1551687, lo cual hace de ?l un personaje digno de inter?s en tanto que segund?n del linaje Fajardo que alcanz? cierto relieve social en la Castilla de mediados del siglo XVI, al convertirse durante un curso acad?mico en la autoridad suprema de la principal instituci?n docente de los reinos hisp?nicos688. No era habitual que los herederos de las grandes casas castellanas se educasen en la Universidad, pues sol?an estudiar en su casa, sin embargo sus hermanos segundones ?sobre todo los destinados a la carrera eclesi?stica? s? que pasaban por las aulas y era frecuente que se les eligiese para el cargo de rector, dado el prestigio que aportaba su noble cuna689. Al fallecer el I marqu?s de los V?lez, el futuro rector don Gonzalo era menor de veinticinco a?os, por lo que ?l y sus bienes quedaron bajo la autoridad de un curador y administrador. Una vez sobrepasada esa edad pide regir y administrar sus bienes sin curador. El C?sar le responde afirmativamente: ?vos fazemos ?vil y de hedad cumplida e perfecta para que podades tomar e tener e administrar e governar los dichos vros. bienes e hazienda?690. Por su parte, Pedro Fajardo de Silva acompa?? al futuro Felipe II en el Felic?simo Viaje, iniciado en 1548, yendo en la galera de su primo hermano, el V conde de Cifuentes691. Tambi?n se sabe que cas? con Menc?a de Benavides, hermana del I marqu?s de Javalquinto, aunque no dejaron descendencia. En suma, la protecci?n de la casa de Cifuentes, muy bien relacionada en el espacio ?ulico, parece que fue la gran ayuda con la que contaron los once hijos de Pedro Fajardo Chac?n y Catalina de Silva. La encumbrada posici?n de los hijos del I marqu?s de los V?lez queda patente por los matrimonios que contraen con miembros de la nobleza, am?n de que algunas hijas ostenten cargos en el servicio palatino. Retomando la demanda por los alimentos, el martes 28 de septiembre de 1552 se encontraba Crist?bal de Le?n en Librilla, villa murciana perteneciente a los estados de los Fajardo, donde no consigue localizar al II marqu?s de los V?lez. As? que el receptor 687 BELTR?N DE HEREDIA, V., Domingo de Soto. Estudio biogr?fico documentado, Salamanca, 1960, p. 284. 688 El rector era el magistrado superior de la Universidad, elegido anualmente por el claustro de consiliarios. En el curso acad?mico 1551-1552 el n?mero de matriculados en la Universidad salmantina fue de 5.856. Vid. VIDAL Y D?AZ, A., Memoria hist?rica de la Universidad de Salamanca, Salamanca, 1869, pp. 202, 372 y 383. 689 Posiblemente el m?s famoso de todos fue el conde-duque de Olivares, que curs? estudios de derecho can?nico en Salamanca, siendo elegido rector en noviembre de 1603. Despu?s, la muerte de sus hermanos mayores le convirti? en heredero de su casa, abandonando la carrera eclesi?stica. Vid. ELLIOTT, J. H., El conde-duque..., op. cit., pp. 38-41. 690 ARChGr, 1552, C. 812, P. 005, fol. 3v. 691 Esta informaci?n la recoge Salazar y Castro del libro que Calvete de Estrella escribi? sobre esta jornada. Vid. SALAZAR Y CASTRO, L. de, Historia geneal?gica de la casa de Silva, Madrid, 1685, p. 329. 246 de la Chanciller?a sigue su camino por distintas localidades del reino de Murcia para encontrarse con ?l. El 2 de octubre se halla en la ciudad de Murcia, despu?s ir? a Alhama y Mula. No obtendr? el resultado deseado, y ninguno de los testigos interrogados acierta a responder d?nde se encuentra Luis Fajardo de la Cueva. Finalmente, un testigo afirma que est? ?monteando? y que no ha venido de la ?caser?a de Bullas?692. El receptor de la Chanciller?a le pregunta si sabe que el Marqu?s ?se anda escondiendo por que no se le notifique la dicha provisi?n de Su mag.? a favor de sus hermanos, responde que no lo sabe693. Sin embargo, otro de los interrogados reconoce que esto ?ltimo es verdad, y que lo ?oy? dezir a los mesmos criados del marqu?s quando estava el dicho marqu?s en la dha. caser?a de Bullas?694. Don Luis rehuye encontrarse con el ejecutor llegado de Granada, y se interna en los montes de Bullas, pertenecientes a la jurisdicci?n de su encomienda de Caravaca. Y es que mientras no recibiese las ejecutorias emanadas del soberano el pago de los alimentos de sus hermanos se ver?a irremediablemente dilatado, aunque ello no le salvase de sus obligaciones como pariente mayor de la casa de los V?lez. Apenas seis a?os m?s tarde, en 1558, el II marqu?s de los V?lez hizo frente a las exigencias de sus hermanas Luisa, Catalina y Mar?a Fajardo de Silva. El curador de ?stas, Yll?n de Venegas, consigui? que la justicia real reconociese el pago de 300 ducados695 a cada una de ellas, en concepto de alimentos, que les correspond?an como herencia de su padre, el difunto I marqu?s de los V?lez. Dicha cantidad ?en total, 900 ducados696? se obtendr?a de los alumbres de Mazarr?n y los juros de Murcia y Lorca, pertenecientes al mayorazgo de la casa de los V?lez, as? como de los frutos de la encomienda santiaguista de Caravaca. ?sta ven?a siendo ostentada por los parientes mayores de dicha casa desde 1476, por lo que de facto se le consideraba otro bien perteneciente al titular del mayorazgo. 692 Aunque en este caso la monter?a parezca una m?s que probable argucia del Marqu?s, lo cierto es que los Fajardo eran muy aficionados a la caza, como todos los grandes se?ores de la ?poca. Esa pasi?n cineg?tica les llev? a dictar ordenanzas para proteger los montes velezanos del avance roturador, la ganader?a, los furtivos y la tala. Vid. AND?JAR CASTILLO, F., ?Los montes de los V?lez en el siglo XVI?, en A. S?NCHEZ PIC?N (ed.), Historia y medio ambiente en el territorio almeriense, Almer?a, 1996, pp. 83-97. 693 ARChGr, 1552, C. 812, P. 005, fol. 33v. 694 Ib?d., fol. 34r. 695 112.500 mrs. 696 337.500 mrs. 247 Con el fin de evitar m?s que seguras dilaciones en el pago, por parte del II marqu?s de los V?lez, se dictan una serie de provisiones, sentencias y cartas ejecutorias. En concreto, el 26 de abril de 1558, al alcalde mayor de Caravaca, Domingo de la Piedra, se le indica que: ?si es ne?e?ario requiero mande executar y enbargar todos los frutos desta encomienda de Caravaca e ?eheg?n de dicho marqu?s don Loys Fajardo?697. As? pues, el curador Venegas quer?a evitar que don Luis pusiese trabas a la resoluci?n de este asunto, incluso recurriendo a formas un tanto peculiares, como la de ocultarse en los montes debido a una pretendida cacer?a, tal y como ocurri? en 1552. Sin embargo, el retraso en el pago fue una realidad. De hecho, ocho a?os despu?s, en 1566, Pedro Fajardo de Silva, por entonces curador de su madre, la Marquesa viuda, y de sus hermanas Catalina y Luisa698, solicita que se embarguen los bienes de Gabriel de Esquivias y Alonso P?rez de Rivadeneira, fiadores y cobradores de los V?lez, que hab?an huido con el dinero cobrado en el marquesado para pagar los alimentos de sus hermanas699. Los alumbres y la encomienda de Caravaca eran las joyas de la hacienda de los V?lez. El alumbre se convirti? en una gran actividad mercantil, que abastec?a a los grandes centros pa?eros de Europa del mordiente necesario para te?ir los tejidos700. Este mineral era la principal fuente de ingresos para las casas de Villena y los V?lez. En concreto, supon?a ?m?s de 20 mil ducados de utilidad en cada un a?o?701, en vida del I marqu?s de los V?lez, seg?n Salazar y Castro. Por su parte, la mitad de las minas explotadas por los Pacheco fue siempre m?s productiva, llegando a una media de diez millones de mrs. durante la d?cada 1559-1569. Los dos arist?cratas que disfrutaban las minas mazarroneras lograron hacerse tambi?n con el control de los yacimientos descubiertos en las cercan?as de Cartagena, a pesar de los intentos del secretario imperial Francisco de los Cobos, consciente de los fabulosos beneficios que esta 697 ARChGr, 1558, C. 2712, P. 7. 698 Pocos a?os antes la tercera hermana en discordia, do?a Mar?a, hab?a fallecido. Su enterramiento gener? un conflicto con el Conde de Cifuentes, tal y como se ha indicado anteriormente. Vid. RAH, SC, M. 94, fol. 289r. Sentencia dada en el pleito entre Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes, y do?a Catalina de Silva, marquesa de los V?lez, sobre el patrono de la capilla mayor del monasterio de San Pedro M?rtir de Toledo. 2 de diciembre de 1561. 699 ARChV, Pl Civiles, Fernando Alonso. C. 1218. 0003. 1566-1567. 700 MART?NEZ ALCALDE, M., ?El exercicio de hazer lalum. El proceso de fabricaci?n del alumbre?, en MART?NEZ ALCALDE, M. y CAMPILLO M?NDEZ, M. (dirs.), El Siglo del Milagro..., op. cit., pp. 49-58. 701 Cifra equivalente a 7.500.000 mrs. Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 330. 248 empresa proporcionaba702. Adem?s, los Pacheco anularon la competencia que pod?a suponer un nuevo hallazgo de este mineral en la localidad de Rodalquilar703. Tanto los Fajardo como los Pacheco apoyaron a los oligarcas mazarroneros para que iniciasen un proceso de segregaci?n del concejo de Lorca, que se sald? con ?xito en 1572704, poco antes de iniciarse el declive de esta actividad minera, no por agotamiento de los recursos, sino por la pol?tica exterior de la Monarqu?a Hisp?nica. Fue, por tanto, en el ecuador del siglo XVI, concretamente en la d?cada de 1540, cuando la producci?n alcanz? su m?ximo apogeo, antes de verse afectada por las guerras que Felipe II libraba contra Francia, Inglaterra y los rebeldes flamencos. Precisamente esos eran los tres destinos principales del alumbre murciano, que desde fines del Quinientos cayeron en una decadencia de la que no salieron jam?s, quedando todo el mercado europeo abastecido por el alumbre procedente de las minas italianas de Tolfa y Civitavecchia705, ubicadas en los Estados Pontificios, y que siempre hab?an superado a las murcianas en niveles de extracci?n. En cualquier caso, eran hombres de negocios genoveses, como los poderosos Grimaldi, los que controlaban el comercio de alumbre tanto desde Italia como desde la Pen?nsula Ib?rica hacia el norte de Europa, a trav?s de jugosos contratos de arrendamiento. En 1594 las dos f?bricas de alumbre ubicadas en Mazarr?n cerraron por la falta de beneficios, dejando tras de s? un tramo de costa murciana m?s poblado y seguro, pero con un futuro dif?cil para sus habitantes, que deb?an buscar nuevas formas de subsistencia. En cuanto a la encomienda de Caravaca, como tercera y ?ltima fuente de la cual se obtendr?an los 900 ducados de alimentos para las hermanas del II marqu?s de los V?lez, hay que destacar su estrecha vinculaci?n con los Fajardo. Su condici?n estrat?gica y enormes rentas anuales ?547.000 mrs., en 1507706? la hicieron, desde la baja Edad Media, una de las encomiendas santiaguistas m?s apetecidas. De hecho, una vez que la casa de los V?lez deje de ostentarla los sucesivos reyes la ir?n concediendo a algunos de sus m?s relevantes ministros, entre 1575 y 1677: don Juan de Z??iga, Juan 702 FRANCO SILVA, A., ?Los problemas con don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, por los nuevos alumbres de Cartagena?, en ?DEM, El alumbre..., op. cit., pp. 55-103. 703 MU?OZ BUEND?A, A., ?Los alumbres de Rodalquilar (Almer?a): sue?os y fracasos de una gran empresa minera del siglo XVI?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 463-490. 704 El documento original fue robado del archivo municipal de Mazarr?n, en 1989. Vid. Privilegio fundacional de la villa de Mazarr?n, ed. facs?mil, Mazarr?n, 2001. 705 Cfr. DELUMEAU, J., L?Alun de Rome, XVe-XIXe si?cle, Par?s, 1962. 706 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Se?or?os y feudalismo en el reino de Murcia. Los dominios de la orden de Santiago entre 1440 y 1515, Murcia, 1986, p. 304. 249 Andrea Doria, el I duque de Uceda, el Conde-duque de Olivares y el II duque de Medina de las Torres. La encomienda es descrita por Salazar y Castro en los siguientes t?rminos: ?Es de la provincia de Castilla, partido del Campo de Montiel, y se compone de la villas de Caravaca, Zehest?n [Ceheg?n] y Bullas, teniendo en las dos primeras dos castillos la Encomienda. Ten?a antes unas salinas y S. M. las tom? para s?, dando en recompensa al Comendador 9.000 mrs. de juro, situado en ellas mismas. Tiene m?s la Encomienda: otro juro de 58.000 mrs. de privilegio dado en Madrid, a 20 de mayo de 1573?707. El a?o 1480, Pedro Fajardo Quesada, adelantado de Murcia, lleg? a apresar a Juan Alfonso de Haro, con quien manten?a disputas por Caravaca. Cuatro a?os antes, en 1476, dicha encomienda hab?a sido arrebatada a Haro y entregada por el maestre de Santiago, Rodrigo Manrique, a su nieto Juan Fajardo Manrique, hijo del Adelantado708. Sin embargo, el joven comendador santiaguista y ?nico hijo var?n del Adelantado muri? en abril del a?o siguiente (1477), alterando los planes sucesorios y convirtiendo a su hermana do?a Luisa en heredera, en tanto que hija mayor. Le sucedi? como comendador su propio padre, y a ?ste, su yerno Juan Chac?n Alvarnaes. A su vez, la muerte de ?ste, en 1503, dej? Caravaca en manos de su padre, Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios, que dos a?os m?s tarde renunciaba a ella a favor de su nieto mayor, Pedro Fajardo Chac?n, el cual le cedi? las rentas mientras viviese. Ya en 1539 el I marqu?s de los V?lez renunciaba a la encomienda a favor de su hijo, Luis Fajardo de la Cueva709, asegurando as? la vinculaci?n a su linaje. El II Marqu?s la ostentar? hasta su muerte, en 1574, y aunque su sucesor intentar? que Felipe II se la conceda no obtendr? la respuesta esperada. Se pon?a as? fin a casi un siglo de vinculaci?n del pariente mayor del linaje Fajardo a la encomienda de Caravaca, merced al enlace con destacados linajes santiaguistas como los Manrique o a las resignatio in favorem, que se daban en vida del comendador a favor de alg?n pariente cercano (hijo o nieto). 707 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores..., op. cit., vol. I, p. 57. 708 Haro hab?a recibido Caravaca del anterior maestre, Juan Pacheco, en 1471. Vid. TORRES FONTES, J., ?El desaf?o del adelantado D. Pedro Fajardo y D. Diego L?pez de Haro (1480)?, en ?DEM, Don Pedro Fajardo..., op. cit., pp. 167-179; RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., p. 77; y RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 242-247. 709 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores..., op. cit., vol. I, pp. 58-64. 250 Los dos primeros marqueses y sus antepasados Chacones hicieron gala de su devoci?n por la Vera Cruz de Caravaca, ligando su culto a una especie de patronato familiar, a imagen y semejanza de lo que sus parientes Manriques hab?an hecho con el santuario de Santa Mar?a de la Pe?a, en la encomienda de Segura de la Sierra. Los linajes Fajardo y Manrique, en palabras de Rodr?guez Llopis, traduc?an ?su superioridad pol?tica al ?mbito religioso, conformando sus propios espacios de culto? 710. Relicarios, cuadros y otros ornamentos embellecieron la reliquia711. En particular, destaca la donaci?n que en 1536 hizo el I marqu?s de los V?lez de dos excepcionales piezas de orfebrer?a, concretamente una custodia de oro y un portacruz de plata, valorados en 1.000 ducados, y que a pesar de las transformaciones de los siglos XVIII y XIX han llegado hasta la actualidad712. Por otro lado, la Vera Cruz era custodiada en el interior del castillo caravaque?o713, donde el comendador y adelantado del reino Juan Chac?n, as? como su t?o, Diego Chac?n, vicario de Caravaca (1466-1525), promueven obras de mejora y aprovechan para colocar en lugar preferente su blas?n y el de los Fajardo. Y es que el cargo de comendadores les convert?a, de facto, en se?ores ?aunque fuesen absentistas? de la villa de Caravaca y, por ende, aprovecharon la fama del Lignum Crucis para mostrar su fe militante, m?xime en un per?odo marcado por el esp?ritu de cruzada como fueron los a?os finales del siglo XV, con el ?ltimo avance sobre Granada. El culto a la Vera Cruz no ten?a una raigambre popular, sino nobiliaria, ya que de alguna manera era tutelado por los comendadores de la villa, los cuales evidentemente exaltaban la vinculaci?n de su linaje con tan famosa reliquia714. Junto a esa labor de patronato en torno a la devoci?n a la Vera Cruz, la relaci?n de los dos primeros marqueses de los V?lez con Caravaca se vio inmersa en numerosos conflictos sobre sus rentas y diezmos, tanto con la Orden de Santiago715 como con los 710 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Se?or?os y feudalismo..., op. cit., p. 333. 711 CUENCA FERN?NEZ PI?ERO, M. de, Historia de la Sant?ssima Cruz de Caravaca, Madrid, 1722, pp. 337-338. 712 MELGARES GUERRERO, J. A., ?La relaci?n entre el marquesado de los V?lez y la cruz de Caravaca (1536-1777)?, en III Congreso..., op. cit., p. 258. Los sucesivos marqueses, a pesar de perder la encomienda, siguieron manteniendo una estrecha relaci?n con el santuario caravaque?o, materializado en diversas donaciones y visitas. Por ejemplo, destaca la del Duque de Montalto (esposo de la VII marquesa de los V?lez), en 1717. Vid. FERN?NDEZ GARC?A, F., POZO MART?NEZ, I., S?NCHEZ ROMERO, G. y MAR?N RUIZ DE ASS?N, D. (eds.), La Santa Vera Cruz de Caravaca. Textos y documentos para su historia (1517-2001), Caravaca, 2003, p. 219. 713 El actual Santuario, tambi?n dentro del llamado Real Alc?zar, data de los siglos XVII y XVIII. 714 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Se?or?os y feudalismo..., op. cit., p. 336. 715 AHN, OO MM, Ucl?s, carp. 82, n? 15, s. fol. Provisi?n real para que Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, comendador de Caravaca, pagase las d?cimas de las rentas de dicha encomienda al convento de Santiago de Ucl?s, en dineros o en frutas, a voluntad de dicho convento. Toledo, 10 de junio de 1525; 251 vecinos de la encomienda716. Lo cual alude, nuevamente, al f?rreo control de estos arist?cratas sobre sus posesiones, aunque en este caso fueran se?ores absentistas. Con todo, los Fajardo articularon en Caravaca y Ceheg?n lazos de clientelismo con algunas importantes familias de su oligarqu?a717, como es el caso de los Moya, alcaides del castillo caravaque?o desde finales del siglo XV hasta mediados del XVII718. CUADRO 17. LA VINCULACI?N DE LOS FAJARDO Y LOS CHAC?N A LA ENCOMIENDA DE CARAVACA (1476-1574) Comendador Fechas Fallecimiento (F) / Renuncia (R) Juan Fajardo Manrique 1476-1477 F Pedro Fajardo Quesada, adelantado de Murcia 1477-1482 F Juan Chac?n Alvarnaes, adelantando de Murcia 1483-1503 F Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios 1503-1505 R Pedro Fajardo Chac?n, I marqu?s de los V?lez 1505-1539 R Luis Fajardo de la Cueva, II marqu?s de los V?lez 1539-1574 F Fuente: diversas referencias, citadas a pie de p?gina. La riqueza documental que atesora la Chanciller?a de Granada719, y que no ha sido apenas estudiada respecto a estos conflictos intrafamiliares, alude a otros casos parecidos, no ya en relaci?n a los propios hermanos del II marqu?s de los V?lez, aunque AHN, OO MM, Ucl?s, carp. 82, n? 18, fol. 1-21. Traslado de una ejecutoria real dada en Valladolid el 16 de febrero de 1537 en relaci?n al pleito entre el prior y convento de Ucl?s contra Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez y comendador de Caravaca, para que pagase a dicho convento los diezmos de su encomienda, enteramente libres y de toda costa y sin descuento alguno. 16 de febrero de 1537; y ARChGr, 1539, C. 823, P. 004. Pleito entre el comendador Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, con el fiscal de S. M. sobre diezmo de ganados que pastan en Caravaca, Ceheg?n y V?lez Blanco. 716 AHN, OO MM, AH Toledo, leg. 23.320. Traslado de privilegios de Ceheg?n presentado en el pleito de las villas de Ceheg?n y Caravaca con el marqu?s de los V?lez, comendador de Caravaca, sobre cobro de diezmos y saca de granos. 4 de julio de 1528; y AHN, OO MM, AH Toledo, leg. 23.372. Pleito del marques de los V?lez con Luis de Aledo, vecino de Caravaca, sobre el pago del diezmo de su ganado. 1567. 717 MU?OZ RODR?GUEZ, J., ?Servir a los Fajardo. Una geograf?a del poder clientelar en el reino de Murcia (ss. XVI-XVIII)?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii, Gli Eroi..., op. cit., p. 58. 718 CUTILLAS DE MORA, J. M. y MONTOJO MONTOJO, V., ?La nobleza de Caravaca de la Cruz en la Edad Moderna?, Murgetana, 97 (1998), pp. 42-43 y 60. 719 Vid. una relaci?n de pleitos en ?LVAREZ RIVAS, M. y CASTRO MART?NEZ, T. de, ?El marquesado de los V?lez en el archivo de la Real Chanciller?a de Granada. Siglo XVI?, en Coloquio Almer?a entre culturas, Almer?a, 1990, pp. 291-300. 252 s? a otros parientes cercanos. En este caso se trata de Rodrigo Fajardo720, al parecer un t?o suyo (hermano del padre), que al morir dej? a dos ?hijas naturales? bajo custodia de las monjas dominicas del monasterio murciano de Santa Ana. Pues bien, Luis Fajardo de la Cueva, en tanto pariente mayor de su casa, hab?a sido designado por su t?o como ?poseedor y tenedor? de sus bienes, de manera que las monjas le reclamaban a ?l el pago de las dotes prometidas por don Rodrigo para sus hijas. Tambi?n en este asunto el Marqu?s se resisti? a pagar al cenobio, por lo cual el asunto lleg? a los tribunales. Nada extra?o si tenemos en cuenta la pol?tica de fuerza impuesta por este noble a sus vasallos, que al parecer tambi?n se extendi? a cualquier persona, familia o instituci?n que tuviese alg?n punto de fricci?n con ?l, aunque se tratase de parientes tan cercanos como hermanos o primas. En definitiva, al hacerse con las riendas del marquesado, don Luis est? dispuesto a recuperar el esplendor perdido por su estirpe, algo imposible dado el alejamiento forzado de la ciudad de Murcia, tras las Comunidades, y que por ende tendr? en otros frentes su forma de expresi?n. Las te?ricas ideas de unidad familiar y apoyo mutuo, tan presentes en el discurso linajudo, quedan desdibujadas ante la realidad palmaria. Las obligaciones de don Luis eran muchas y, sobre todo, muy costosas. ?l no estaba dispuesto a asumirlas o, al menos, a hacerlo con estoicismo, sino que plante? batalla judicial desde el momento en que su padre expiraba. Y es que el patrimonio, los mayorazgos, las dotes y las herencias son cuestiones que afectar?n a la propia supervivencia de las familias, incluidas por supuesto las de la grandeza. Frente a las normas escritas y la id?lica visi?n de un pariente mayor siempre atento a socorrer a los suyos, exist?an visiones enfrentadas de c?mo gestionar el patrimonio familiar. En el caso de los Fajardo, a mediados del XVI, lo que ped?an los segundones frente a lo que estaba dispuesto a darles el primog?nito no era desde luego lo mismo. A pesar del mayor poder que ?ste ten?a, la fortaleza de la autoridad regia y su justicia permit?a que tanto sus parientes como sus vasallos litigaran en defensa de su posici?n721, llegando incluso a alzarse triunfantes. Con todo, a pesar de tanto esfuerzo por no detraer recursos, ni siquiera los que te?ricamente hab?a legado el I Marqu?s a su abundante prole, a la muerte de don Luis la hacienda de su casa estaba a?n m?s endeudada, en buena medida debido a sus viajes y 720 Posiblemente se trata de uno de los hijos del segundo matrimonio del adelantado Juan Chac?n con In?s Manrique. Este hijo tambi?n es designado como Rodrigo Manrique, y era caballero de la Orden de Santiago. 721 Una perspectiva general sobre el tema de la justicia en KAGAN, R. L., Pleitos y pleiteantes en Castilla, 1500-1700, Salamanca, 1991 (1981, ed. en ingl?s); vid. tambi?n las reflexiones de ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 4-5. 253 campa?as militares de juventud, al lado de Carlos V (Hungr?a, T?nez, Provenza y Argel) y, sobre todo, por su desastrosa intervenci?n en la guerra de las Alpujarras (1569-1570), en la cual perdi? su hacienda y su prestigio. No hab?a sido un noble cortesano, que tuviese tareas importantes en la gobernaci?n de la monarqu?a, pero su condici?n de adelantado del reino de Murcia le impon?a la obligaci?n de velar por la seguridad de sus costas y, en caso de guerra contra potencias extranjeras, aportar una serie de recursos u hombres, que ven?an a justificar la idiosincrasia militar de la nobleza. A la muerte de Luis Fajardo de la Cueva (1574), el marquesado de los V?lez, en concreto sus estados granadinos, perder? en poco tiempo todo el esplendor que tanto ?l como su padre le hab?an conferido con su presencia directa. Dejar? de ser la residencia habitual de los sucesivos marqueses y su nutrido s?quito de familiares, criados y siervos, a favor de la corte, los diversos destinos a que les llevar?n sus cargos (virreinatos, embajadas...) o, en ?poca del IV Marqu?s, la villa murciana de Mula. A ello no s?lo contribuy? el hecho de que su heredero, el III Marqu?s, fuese un estadista cortesano, sino tambi?n la expulsi?n de los moriscos, a partir de 1571, que despobl? buena parte de las villas del marquesado, a pesar de la repoblaci?n de cristianos viejos, llegados en su mayor?a del vecino reino de Murcia, as? como de otros territorios peninsulares como La Mancha o Valencia. En suma, si el I Marqu?s supone el canto del cisne de su casa en la ciudad ?y por ende, en gran medida? del reino de Murcia, con su hijo se da una situaci?n similar respecto a las posesiones granadinas. Todo ello a pesar de que gobern? sus estados con mano de hierro y no dud? en enfrentarse a cualquier tipo de autoridad en defensa de sus privilegios, incluso a sus parientes m?s allegados. Respecto al pleito anteriormente aludido, el convento de Santa Ana (Murcia) pleite? contra el Marqu?s ?sobre el pago de la dote de dos religiosas, hijas naturales, del dicho don Rodrigo Fajardo y la imposizi?n de seis mil mrs. de alimentos anuales a cada una en bienes ra?zes, contra los de dicha herencia?722. Las monjas dominicas demandaron a don Luis el 30 de julio de 1548, y tuvieron que esperar hasta el 27 de febrero de 1565 para que se pronunciara la sentencia definitiva. Casi diecisiete a?os de probanzas y recursos, lo cual ilustra la dificultad de entablar un proceso judicial contra el titular de una casa de la grandeza hisp?nica, debido al tiempo, dinero y esfuerzos que 722 ARChGr, 1548-1549, C. 5320, P. 001, s. f. Pleito entre el convento y monjas de Santa Ana (Murcia) con Luis Fajardo, marqu?s de los V?lez, como poseedor y tenedor de los bienes que dej? Rodrigo Fajardo, sobre dote de dos religiosas, hijas naturales de Rodrigo. 254 deb?an movilizarse. Adem?s el cenobio murciano era ?pobre? y contaba con una antig?edad de menos de un siglo, al ser fundado a iniciativa del de?n de la catedral de Murcia, Mart?n de Selva, en 1490. A?n subsiste la comunidad de dominicas junto a la Plaza del Mercado (actual de Santo Domingo), en una zona al norte de la muralla en la que se asentaron numerosas comunidades religiosas desde la Reconquista (a mediados del siglo XIII) y a lo largo de toda la Edad Moderna723. El de?n Selva favoreci? la llegada a Murcia de cuatro monjas dominicas, procedentes del monasterio de Santa Mar?a de los ?ngeles de Ja?n, llamado tambi?n de Valdehermoso. Se alojaron junto a la ermita de Santa Tecla, en unas casas propiedad del De?n, cercanas al Real Monasterio de Santa Clara. El prop?sito del mecenas era fundar con ellas una nueva congregaci?n, bajo la advocaci?n de Santa Ana, pero ellas se negaron a profesar en otra orden y pasaron a estar protegidas por el prior de los dominicos de Murcia. Con todo, Selva les cedi? las propiedades para establecer la comunidad conventual de madres dominicas724. Y poco despu?s fund? otro cenobio femenino, siguiendo la regla de los can?nigos de San Jorge in Alga de Venecia, a fin de evitar la intromisi?n de ninguna orden religiosa masculina. Esta segunda fundaci?n, datada a fines de ese mismo a?o (1490), dar?a lugar al convento de justinianas de Madre de Dios, donde la propia hermana del De?n, Teresa de Selva, ser?a su primera abadesa725. Las hijas naturales de don Rodrigo acogidas en Santa Ana eran tres: Catalina Fajardo, de unos 25 a?os de edad (?poco m?s o menos?), Luisa Fajardo y Mar?a de Quesada. Do?a Catalina era monja profesa, desde hac?a a?os, mientras que las otras dos a?n no hab?an profesado, por ser ni?as peque?as, siendo alimentadas y vestidas por el convento, a la espera de recibir los 6.000 mrs. anuales que les server?an de dote y sustento, de ah? el pleito726. 723 Vid. un an?lisis de la configuraci?n urbana de Murcia durante el siglo XVI en CHAC?N JIM?NEZ, F., Murcia en la centuria del Quinientos, Murcia, 1979, pp. 69-103. 724 La larga historia de este convento murciano, conocido como el de las Anas, ha dado lugar a diversos trabajos, entre los que destacan BUENO ESPINAR, A., El monasterio de Santa Ana. Las monjas dominicas en Murcia, Murcia, 1990; AG?ERA ROS, J. C. y RIVAS CARMONA, J. (coords.), El Monasterio de Santa Ana y el arte dominicano en Murcia. V Centenario del Monasterio Dominicano de Santa Ana. Murcia (1490-1990), Murcia, 1990; y RODR?GUEZ PALOP, A. (coord.), Arte y Literatura. V Centenario del Monasterio Dominicano de Santa Ana. Murcia (1490-1990), Murcia, 1991. 725 CANDEL CRESPO, F., Deanes de la Catedral de Murcia (Siglos XIII al XX), Murcia, 2005, pp. 49-53; y del mismo autor Historia de un convento murciano. El de justinianas de Madre de Dios (1490- 1975), Murcia, 1977. 726 ARChGr, 1548-1549, C. 5320, P. 001, s. f. 255 Cuando profes? en el convento, do?a Catalina, fue dotada por su padre con 50.000 mrs., que le servir?an de alimento durante toda su vida. Se desconoce la fecha exacta, aunque debi? ser en 1538 o antes, puesto que dicho a?o sor Catalina Fajardo es citada en una escritura como una de las veinte monjas que compon?an la comunidad de dominicas en Murcia. Adem?s de Fajardo otros apellidos ilustres (Carrillo, Lis?n, Balibrera, Soto, Rocamora) denotan la presencia de hijas de la oligarqu?a murciana727. Rodrigo Fajardo, soltero, tuvo a sus tres hijas naturales con Isabel P?rez, vecina de Murcia, ?hermana? (sic ? quiere decir cu?ada?) de Mariana de Artieta (mujer de Hern?n P?rez, barbero en la colaci?n de San Lorenzo de Murcia), que tambi?n es testigo de la probanza del oto?o de 1555. Don Rodrigo debe ser el mismo que fray Prudencio de Sandoval, en su Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, menciona el a?o 1524 como uno de los dos tenientes (junto a Luis de Vivero) de la capitan?a de jinetes que ostentaba el I marqu?s de los V?lez728. Su cercan?a al Marqu?s har? que ?ste le env?e como su portavoz a Carlos V729. Tambi?n aparece en la fortaleza de Librilla como uno de los testigos del testamento de Menc?a de la Cueva, marquesa de los V?lez, el 1 de mayo de 1517. En 1546 es designado tutor de los hijos menores de edad del fallecido I marqu?s de los V?lez, junto a Diego Riquelme (mayordomo del Marqu?s) y el vicario Juan Chac?n730. Adem?s, este segund?n del linaje Fajardo gozaba de una posici?n acomodada, tal y como lo demuestra el inventario de bienes que dej? a su muerte, por un valor estimado de m?s de 10.000 ducados (3.750.000 mrs.)731, y que recoge un tal fray Luis de Rojas, quien posiblemente fuese un dominico o al menos alguien pr?ximo a las monjas de Santa Ana: ?Memorial de los bienes que don R? Fajardo dex? a su fin, son los siguientes: En dineros m?s de mill ducados. Una heredad en Molina muy buena que baldr? mill ducados. Otros bienes muebles y rayzes en Mula y Librilla. 727 BUENO ESPINAR, A., El monasterio de Santa Ana..., op. cit., p. 29. 728 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 324. 729 AGS, E, leg. 2-1, fol. 193. Carta original del Marqu?s de los V?lez y Adelantado felicitando al Emperador por su bienvenida a estos sus reinos, y manifest?ndole que mandaba con ?sta a don Rodrigo Fajardo, para que en su nombre le besase las manos, ya que ?l no pod?a ir, y suplic?ndole le oyese y creyese en lo que le dijese de su parte. V?lez, 20 de agosto, sin a?o. Vid. tambi?n AGS, E, leg. 39, fol. 119. Rodrigo Fajardo. Sobre estar al cuidado de la alcazaba de Almer?a. 9 de abril de 1537. 730 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La herencia...?, art. cit., pp. 11 y 16. 731 Pelayo Alcaina da una cifra bastante m?s reducida: 939.426 mrs., que dej? a Luis Fajardo, como su heredero universal. Ib?d., p. 13. 256 Cavallo y mula y esclavos ocho o nueve. Muncha plata. Que le dev?a el se?or marqu?s don Pedro Fajardo tres mill ducados que le prest?. Que le dev?a el se?or marqu?s don Luys Fajardo, su heredero, otros tres mill ducados. Que ten?a ?ensos en Mula ?iento y ?inquenta ducados. De trigo y ?evada que ten?a en Molina y Lybrilla. Las deudas que dev?an de trigo y ?evada fiado. Las deudas y ?ensos que ten?a en Mula?732. El 16 de septiembre de 1555, Pedro Guil, testigo presentado por el convento y vecino de Murcia, dice que conoci? en vida al marqu?s Pedro Fajardo y a Rodrigo Fajardo, y que conoce a las dos hijas naturales de ?ste, aunque no las ve desde que entraron en el convento. Habla del dinero entregado por don Rodrigo al difunto Marqu?s, porque lo ha visto en los libros del contador del marqu?s, Maldonado. Tambi?n afirma que los 800 ducados que don Rodrigo tom? a censo de Francisco Guil el Viejo (su t?o), eran para el marqu?s Pedro Fajardo. En oto?o de ese mismo a?o de 1555, otro testigo presentado por la priora y monjas de Santa Ana, Francisco de Montemayor, fraile en el vecino convento de Santo Domingo de Murcia, declara que conoci? a Luisa Fajardo en vida de Rodrigo Fajardo, en su casa de Mula, y desde ni?a todo el mundo la reputaba como su hija. Seg?n las probanzas, don Rodrigo meti? a monja a la mayor de sus tres hijas, Catalina, hace veinticinco a?os, es decir en torno a 1523. La visitaba y alimentaba hasta que muri?, aunque no se indica la fecha exacta de su ?bito, que no debe ser muy anterior al inicio del pleito (1548), pues deja como heredero al II marqu?s de los V?lez, y no a su padre, fallecido dos a?os antes. Las otras dos hijas, Luisa Fajardo y Mar?a de Quesada, entraron en el mismo convento trece a?os atr?s (en torno a 1535), siendo de corta edad. Los gastos anuales para alimentar y vestir a estas dos ?ltimas hab?an ascendido a 12.000 mrs.733, y parece que s?lo las monjas dominicas se hicieron responsables de todo, incluida la educaci?n, ?porquel dicho don R? Fajardo les dixo que lo hiziesen as? y les prometi? munchas vezes de las dotar muy bien y les pagar los 732 ARChGr, 1548-1549, C. 5320, P. 001, s. f. 733 6.000 mrs. por cada hija. A?os antes, en 1538, el convento recibi? un censo de 6.750 mrs., para pagar las dotes de tres hijas del regidor murciano Pedro de Soto: sor Petronila, sor Ginesa y sor Teodora. BUENO ESPINAR, A., El Monasterio de Santa Ana..., op. cit., p. 343. 257 dichos alimentos y con esto se muri? sin se los pagar ni dotar?. Es decir, don Rodrigo s?lo dot? a la mayor de sus hijas, con la consabida cifra de 50.000 mrs., disponiendo en su testamento que su heredero hiciese lo propio con las otras dos, am?n de pagar al convento los alimentos ?por ser el dicho monesterio pobre y no tener de qu? se los dar?. Ahora bien, pasados los a?os, el valor de las dotes se hab?a duplicado para las monjas que profesaban en dicho cenobio, ascendiendo la cifra, mediado el siglo XVI, a entre 200 y 300 ducados, es decir entre 75.000 y 112.500 mrs. A pesar de su ?muerte apresurada?, don Rodrigo tuvo tiempo de ordenar a su heredero que hiciese frente a los gastos derivados del ?vestuario y enfermedades? de sus tres hijas, cada una de las cuales recibir?a 6.000 mrs. anuales734. Finalmente, la sentencia definitiva de la Chanciller?a granadina dio la raz?n al convento de Santa Ana, el a?o 1565. Para entonces Catalina Fajardo, la mayor de las tres hijas de don Rodrigo, hab?a fallecido. De los 100.000 mrs. que sumaban las dotes de Luisa Fajardo y Mar?a de Quesada, y que fueron reconocidos en primera instancia, el tribunal rebaj? 50 ducados (18.750 mrs.) atendiendo al valor de una esclava y treinta fanegas de trigo que Rodrigo Fajaro don? a las dominicas de Murcia. En total, la cifra que deb?a pagar el II marqu?s de los V?lez ascend?a a 81.250 mrs., tal y como recoge la sentencia: ?Fallamos que la senten?ia difundida en el dicho pleito pronun?iada por algunos de los oydores de la audiencia de su Magestad, de que por anbas las dichas partes fue suplicada fue y es buena y justamente dada y pronun?iada y por tal sin enbargo de lo contra ella dicho y alegado en el dicho grado de suplica?i?n la debemos confirmar y confirmamos, en grado de rebista, con los aditamentos y declara?iones siguientes que de lo que se debe de lo corrido al dicho monesterio de santa Ana de Mur?ia de las ?ient mill mrs. que por la dicha nuestra sentencia mandamos dar a las dichas do?a Luisa Faxardo y do?a Mar?a de Quesada para sus dotes y alimentos, se abaxen ?inquenta ducados, por raz?n de una esclava que don Rodrigo Faxardo, padre de las dichas do?a Luisa Faxardo y do?a Mar?a de Quesada, dio al dicho monesterio de Sant Ana, y siete cahi?es y medio de trigo que montan treinta hanegas a pre?io cada una hanega de un ducado y doze mill mrs. Por otra parte quel dicho monesterio y monjas re?ibieron y con que la paga de los dichos diez ducados que por la dicha nuestra sentencia se mandan dar a cada una de las suso dichas, sea desdel d?a que muri? el dicho don R? Faxardo, padre de las suso dichas, y se den a do?a Catalina Faxardo, difunta monja profesa, que fue en 734 ARChGr, 1548-1549, C. 5320, P. 001, s. f. 258 el dicho monesterio los dichos aditamentos y declara?iones, mandamos questa dicha nuestra sentencia se guarde y cumpla y execute y no hazemos condena?i?n de costas contra ninguna de las partes. E por esta nuestra sentencia difundida en grado de rebista ans? lo pronun?iamos y mandamos?735. Lo interesante de este pleito, adem?s de la nueva derrota que supone para el II marqu?s de los V?lez, es que permite obtener datos de un personaje hasta ahora casi desconocido, como es Rodrigo Fajardo. El cual estaba muy pr?ximo a los parientes mayores de su linaje, a los cuales serv?a en tareas militares, pero tambi?n en la obtenci?n de censos o represent?ndoles ante el soberano. Al no contraer matrimonio, Rodrigo deja a sus hijas espurias al cuidado de la comunidad de monjas dominicas, pero con la intenci?n de que sean dotadas por el nuevo titular de la casa de los V?lez, el cual se opone a cumplir la voluntad de su pariente, originando el pleito. A pesar de la pobreza de la peque?a comunidad de religiosas mendicantes, ?sta, con el apoyo de la Orden de Predicadores y de los testimonios de relevantes miembros de la oligarqu?a murciana, algunos de ellos acreedores de los marqueses de los V?lez y del difunto don Rodrigo, podr? obtener las dotes prometidas. Ello, a fin de cuentas, alude a la centralizaci?n de la justicia, por medio de instituciones como las Chanciller?as y Audiencias, que serv?an de amparo para familias e instituciones enfrentadas a personajes tan influyentes como Luis Fajardo de la Cueva. 735 Ib?d. 259 CUADRO 18: LOS CONFLICTOS DEL II MARQU?S DE LOS V?LEZ CON MIEMBROS DE SU FAMILIA Demandantes Parentesco Fecha Cuant?a (mrs.) Concepto Juana Fajardo de Silva Hermana 1547- 1548 8.000.000 Dote Catalina Fajardo, Luisa Fajardo y Mar?a Quesada Primas 1548- 1565 100.000 Dotes Pedro y Gonzalo Fajardo de Silva Hermanos 1552 Desconocida Alimentos Luisa, Catalina y Mar?a Fajardo de Silva Hermanas 1558 337.500 Alimentos Total conocido: 8.437.500 Fuente: documentaci?n de AGS y ARChGr, citada en notas a pie de p?gina 260 261 262 ANEXO: ?RBOLES GENEAL?GICOS 263 264 ?RBOL GENEAL?GICO 1. LOS ADELANTADOS DEL REINO DE MURCIA, SIGLOS XIV-XV Juan P?rez Fajardo Isabel Mes?a ALONSO Y??EZ FAJARDO, adelantado de Murcia Teresa Rodr?guez de Avil?s (segunda esposa) ALONSO Y??EZ FAJARDO II, adelantado de Murcia Gonzalo Fajardo Guiomar Rodr?guez Fajardo Mar?a de Quesada (segunda esposa) Juan Fajardo PEDRO FAJARDO QUESADA, adelantado de Murcia Mar?a Fajardo Lucrecia Fajardo Leonor Manrique Menc?a de Figueroa Rodrigo Manrique, I conde de Paredes Juan Fajardo LUISA FAJARDO MANRIQUE Juana Fajardo Menc?a Fajardo Catalina Fajardo (monja) JUAN CHAC?N ALVARNAES, adelantado de Murcia PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez y adelantado de Murcia Beatriz Fern?ndez Pacheco Rodrigo de Avil?s Juana de C?rcamo Pedro D?ez de Quesada Juan Ruiz de Corella, III conde de Cocentaina Francisco de Le?n Urraca Alonso Juan de Cardona, almirante de Arag?n 265 ?RBOL GENEAL?GICO 2. LAS CASAS DE LOS V?LEZ, CASARRUBIOS Y LA PUEBLA DE MONTALB?N (1477-1502) LUISA FAJARDO MANRIQUE, primera esposa JUAN CHAC?N ALVARNAES, adalentado de Murcia Leonor Manrique PEDRO FAJARDO QUESADA, adelantado de Murcia Clara Alvarnaes Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez y adelantado de Murcia GONZALO CHAC?N, II se?or de Casarrubios Fernando Chac?n Juan Chac?n Antonio Chac?n Isabel Chac?n LEONOR CHAC?N Magdalena Manrique (primera esposa) JUAN PACHECO Rodrigo Manrique, III conde de Paredes Francisca Osorio Mariana de Guevara ALONSO T?LLEZ-GIR?N, II se?or de la Puebla de Montalb?n Mar?a Portocarrero, se?ora de Moguer (segunda esposa) JUAN PACHECO, I marqu?s de Villena Sancha de Rojas Ladr?n de Guevara FRANCISCA DE GUEVARA ALONSO T?LLEZ-GIR?N, III se?or de la Puebla de Montalb?n GONZALO CHAC?N, III se?or de Casarrubios 266 ?RBOL GENEAL?GICO 3. EL SEGUNDO MATRIMONIO DE DON JUAN CHAC?N (1491) In?s Manrique, segunda esposa JUAN CHAC?N ALVARNAES, adalentado de Murcia Leonor de Acu?a Rodrigo Manrique, II conde de Paredes Clara Alvarnaes Gonzalo Chac?n, I se?or de Casarrubios Rodrigo Manrique, caballero de Santiago Miguel Chac?n, cl?rigo Francisca Manrique Margarita Manrique Sancho de Castilla, se?or de Gor Enrique Enr?quez, se?or de Cortes, Orce y Galera Magdalena de Acu?a, monja Mar?a Manrique G?mez de Benavides, se?or de Fr?mista y mariscal de Castilla 267 ?RBOL GENEAL?GICO 4. LA ENDOGAMIA FAJARDO-MANRIQUE-CHAC?N (FINES DEL S. XV-INICIOS DEL XVI) GONZALO CHAC?N, I se?or de Casarrubios Clara Alvarnaes (primera esposa) JUAN CHAC?N ALVARNAES, adelantado de Murcia DesconocidaJuan de Alvarnaes LUISA FAJARDO MANRIQUE (primera esposa de Juan Chac?n) LEONOR MANRIQUE PEDRO FAJARDO QUESADA, adelantado de Murcia PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez ISABEL CHAC?N Menc?a Figueroa Rodrigo Manrique, I conde de Paredes Pedro Manrique Figueroa, II conde de Paredes Leonor de Acu?a RODRIGO MANRIQUE, III conde de Paredes IN?S MANRIQUE (segunda esposa de Juan Chac?n) MAGDALENA MANRIQUE Pedro Manrique, IV conde de Paredes Rodrigo Manrique Miguel Chac?n Mar?a Manrique Francisca Manrique Margarita Chac?n Magdalena Acu?a In?s Mart?nez del Castillo Juan Chac?n MAR?A MANRIQUE (segunda esposa) Aldonza de Vivero Gabriel Manrique, I conde de Osorno 268 ?RBOL GENEAL?GICO 5. LOS HIJOS DEL I MARQU?S DE LOS V?LEZ PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez Menc?a de la Cueva Toledo (segunda esposa) LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina Alonso Rodr?guez (hijo bastardo) Desconocida Catalina de Silva (tercera esposa) LUISA FAJARDO MANRIQUE Juan Chac?n Alvarnaes, adelantado de Murcia Francisca de Toledo Francisco Fern?ndez de la Cueva, II duque de Alburquerque Catalina de Toledo Juan de Silva, III conde de Cifuentes Mar?a Moreno JuanFajardo Silva Pedro de Silva Catalina D?valos Gonzalo Fajardo de Silva, I marqu?s de San Leonardo Menc?a de Benavides y Baz?n Gonzalo Fajardo, cl?rigo Luisa Fajardo Clara Fajardo Catalina de Silva Mar?a Fajardo 269 ?RBOL GENEAL?GICO 5 bis. LOS HIJOS DEL I MARQU?S DE LOS V?LEZ PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez Luisa Fajardo Manrique (primera esposa) Juan Chac?n Alvarnaes, adelantado de Murcia Catalina de Silva (tercera esposa) Catalina de Toledo Juan de Silva, III conde de Cifuentes Isabel de Silva Ana Fajardo Francisca de Silva Juana Fajardo y Silva Pedro Ni?o de Conchillos y Rivara, se?or de Villaumbrosa Juan Manrique de Lara, se?or de San Leonardo Antonio Velasco y Rojas, se?or de Viller?as Enrique Enr?quez "el Gordo", se?or de Cortes, Galera y Orce Francisca Manrique Enrique Enr?quez, se?or de Cortes, Galera y Orce Juan Ni?o de Conchillos y Rivera, se?or de Villaumbrosa Jer?nima de Guevara Pedro Ni?o de Conchillos, I conde de Villaumbrosa In?s Manrique (segunda esposa) 270 ?RBOL GENEAL?GICO 6. EL PARENTESCO DE LAS CASAS DE LOS V?LEZ, ALBURQUERQUE Y OSUNA PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez MENC?A DE LA CUEVA (segunda esposa) LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez Leonor Fern?ndez de C?rdoba y Z??iga PEDRO FAJARDO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez Diego Fajardo Fern?ndez de C?rdoba Francisca Fajardo Fern?ndez de C?rdoba Menc?a Fajardo Fern?ndez de C?rdoba Juana Guevara Rocafull Leonor Mar?a Fajardo de Guevara LUISA FAJARDO MANRIQUE (primera esposa) Juan Chac?n Alvarnaes Francisca de Toledo FRANCISCO FERN?NDEZ DE LA CUEVA, II duque de Alburquerque Francisca de Z??iga y de la Cerda Diego Fern?ndez de C?rdoba, III conde de Cabra LEONOR GIR?N (primera esposa) MAR?A DE LA CUEVA JUAN T?LLEZ GIR?N, IV conde de Ure?a MAR?A FAJARDO GIR?N Magdalena Gir?n Pedro Gir?n, V conde de Ure?a y I duque de Osuna Jorge de Lencastre, II duque de Aveiro Leonor Ana de Guzm?n (primera esposa) 271 ?RBOL GENEAL?GICO 7. LA UNI?N ENTRE LOS FAJARDO Y LOS REQUESENS-Z??IGA (1572) Juan de Z??iga Avellaneda, comendador mayor de Castilla Estefan?a de Requesens LUIS DE REQUESENS Y Z??IGA, comendador mayor de Castilla Juan de Z??iga Requesens, comendador mayor de Castilla JER?NIMA D'HOSTALRICH Y GRALLA Giulia Barrese, princesa de Pietrapersia MENC?A DE REQUESENS Y Z??IGA (2? esposa) Juan de Z??iga Pardo de Tavera, comendador mayor de Castilla Guiomar Pardo de Tavera, se?ora de Malag?n PEDRO FAJARDO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez Leonor Fern?ndez de C?rdoba Luis Fajardo de la Cueva, II marqu?s de los V?lez LUIS FAJARDO REQUESENS, IV marqu?s de los V?lez Menc?a de la Cueva (2? esposa) Pedro Fajardo Chac?n, I marqu?s de los V?lez Francisca de Z??iga y de la Cerda Diego Fern?ndez de C?rdoba, III conde de Cabra 272 ?RBOL GENEAL?GICO 8. LA UNI?N DE LAS CASAS DE LOS V?LEZ, BENAVENTE Y LUNA PEDRO FAJARDO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez MENC?A DE REQUESENS Y Z??IGA (segunda esposa) LUIS FAJARDO REQUESENS, IV marqu?s de los V?lez MAR?A PIMENTEL QUI?ONES CATALINA DE QUI?ONES, VI condesa de Luna (primera esposa) JUAN ALFONSO PIMENTEL, VIII conde de Benavente PEDRO FAJARDO PIMENTEL, V marqu?s de los V?lez MENC?A FAJARDO PIMENTEL Francisco Fajardo Melgarejo (hijo bastardo) Francisca Melgarejo Mar?a Fajardo Pimentel MENC?A PIMENTEL Z??IGA ANTONIO PIMENTEL QUI?ONES, IX conde de Benavente y VII de Luna Mar?a Ponce de Le?n JUAN FRANCISCO PIMENTEL, X conde de Benavente y VIII de Luna JUAN DE Z??IGA, I marqu?s de Villar de Grajanejos Fernando ?lvarez de Toledo y Portugal, VI conde de Oropesa MAR?A ENGRACIA DE TOLEDO Y PIMENTEL FERNANDO JOAQU?N FAJARDO TOLEDO, VI marqu?s de los V?lez ANTONIO PIMENTEL, XI conde de Benavente y IX de Luna 273 ?RBOL GENEAL?GICO 9. EL PARENTESCO DE LAS CASAS DE LOS V?LEZ, CABRA Y SESSA PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez Menc?a de la Cueva LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina Leonor Fern?ndez de C?rdoba y Z??iga PEDRO FAJARDO Y C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez Diego Fajardo y C?rdoba Francisca Fajardo y C?rdoba Menc?a Fajardo y C?rdoba Francisca de Z??iga y de la Cerda (segunda esposa) DIEGO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III conde de Cabra LUIS FERN?NDEZ DE C?RDOBA, IV conde de Cabra ELVIRA DE C?RDOBA, II duquesa de Sessa Mar?a Manrique (segunda esposa) GONZALO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, "EL GRAN CAPIT?N", I duque de Sessa GONZALO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III duque de Sessa, I de Baena y V conde de Cabra FRANCISCA FERN?NDEZ DE C?RDOBA, IV duquesa de Sessa, II de Baena, VI condesa de Cabra Beatriz de Figueroa Mar?a Sarmiento de Mendoza ?lvaro de Z??iga, IV marqu?s de Gibrale?n Fernando Folch de Cardona, II duque de Soma, II conde de Oliveto y III de Palam?s Menc?a de Requesens y Z??iga LUIS FAJARDO REQUESENS, IV marqu?s de los V?lez ANTONIO FERN?NDEZ DE C?RDOBA CARDONA Y REQUESENS, V duque de Sessa, III de Baena y III de Soma, VII conde de Cabra, III de Oliveto y IV de Palam?s 274 ?RBOL GENEAL?GICO 10. EL PARENTESCO DEL III MARQU?S DE LOS V?LEZ Y EL IV CONDE DE MONTEAGUDO JUAN CHAC?N ALVARNAES, adelantado de Murcia LUISA FAJARDO MANRIQUE (primera esposa) PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez GONZALO CHAC?N FAJARDO, II se?or de Casarrubios Clara Alvarnaes (primera esposa) GONZALO CHAC?N, I se?or de Casarrubios Leonor Manrique PEDRO FAJARDO QUESADA, adelantado de Murcia Menc?a de la Cueva (segunda esposa) Francisca de Guevara LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina Leonor Fern?ndez de C?rdoba PEDRO FAJARDO FERN?NDEZ DE C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez y II de Molina FRANCISCO CHAC?N, IV se?or de Casarrubios GONZALO CHAC?N, III se?or de Casarrubios Luisa Fajardo Aldonza de Ayala Isabel de Z??iga Mar?a de Mendoza ANTONIO HURTADO DE MENDOZA, II conde de Monteagudo JUAN HURTADO DE MENDOZA, III conde de Monteagudo GONZALO CHAC?N Y AYALA, I conde de Casarrubios FRANCISCO HURTADO DE MENDOZA Y FAJARDO, IV conde de Monteagudo y I marqu?s de Almaz?n 275 ?RBOL GENEAL?GICO 11. LOS MARQUESES DE ESPINARDO LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina Leonor Fern?ndez de C?rdoba y Z??iga, PEDRO FAJARDO Y C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez y II de Molina Diego Fajardo y C?rdoba Francisca Fajardo y C?rdoba (soltera) Menc?a Fajardo y C?rdoba (soltera) Ana Ruiz de Avenda?o y Alarc?n LUIS FAJARDO, almirante del Mar Oc?ano (hijo bastardo). Luisa de Tenza Pacheco y Cascales, se?ora de Espinardo, Ontur y Albatana Alonso de Tenza y Fajardo, gobernador de Filipinas JUAN FAJARDO GUEVARA DE TENZA, I marqu?s de Espinardo Juana Guevara Rocafull, se?ora de Ceut? y Monteagudo Leonor Mar?a Fajardo de Guevara DIEGO AMBROSIO FAJARDO DE GUEVARA, II marqu?s de Espinardo Catalina Mar?a Zambrana Fajardo Menc?a Fajardo Juan Antonio Usodemar Narv?ez, II se?or de Alcantarilla Aldonza de Cascales Alonso de Tenza Pacheco, se?or de Ontur y Albatana Luis Fajardo Ana Antonia Fajardo L?zaro Usodemar Fajardo, III se?or de Alcantarilla Luis Fajardo (?hijo bastardo?) 276 ?RBOL GENEAL?GICO 12. LAS CASAS DE LOS V?LEZ Y SAN LEONARDO PEDRO FAJARDO CHAC?N, I marqu?s de los V?lez MENC?A DE LA CUEVA (segunda esposa) LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina CATALINA DE SILVA (tercera esposa JUAN FAJARDO DE SILVA Leonor Fern?ndez de C?rdoba PEDRO FAJARDO Y C?RDOBA, III marqu?s de los V?lez Menc?a de Requesens y Z??iga LUIS FAJARDO REQUESENS, IV marqu?s de los V?lez Mar?a Pimentel Qui?ones PEDRO FAJARDO PIMENTEL, V marqu?s de los V?lez Mar?a Engracia de Toledo y Pimentel FERNANDO JOAQU?N FAJARDO Y TOLEDO, VI marqu?s de los V?lez Catalina D?valos GONZALO FAJARDO DE SILVA, I marqu?s de San Leonardo Isabel Manrique de Mendoza, VII condesa de Castrogeriz CATALINA FAJARDO MENDOZA JUANA FAJARDO MANRIQUE, II marquesa de San Leonardo Juan Antonio Pacheco Osorio, IV marqu?s de Cerralbo (segundo esposo) ?lvaro P?rez Osorio, IX marqu?s de Astorga (primer esposo) FERNANDO DE AYALA Y FONSECA, III conde de Ayala Mar?a Juana de Arag?n Folch de Cardona (primera esposa) ISABEL AYALA FAJARDO (segunda esposa) Antonio Fajardo Manrique 277 ?RBOL GENEAL?GICO 13. LOS SE?ORES DE POLOP, BENIDORM Y MONTEALEGRE JUAN Y??EZ FAJARDO, se?or de Alhama y Molina Seca LEONOR DE MENDOZA, II se?ora de Polop y Benidorm Menc?a L?pez de Ayala ALONSO Y??EZ FAJARDO I, adelantado de Murcia Isabel Mart?nez RUY D?AZ DE MENDOZA, I se?or de Polop y Benidorm Alonso Fajardo Gonzalo Fajardo Mos?n DIEGO FAJARDO MENDOZA, III se?or de Polop y Benidorm Iseo Fajardo Leonor de Heredia Masquefa Guiomar Masquefa Mos?n Garc?a de Heredia Diego Fajardo Isabelde Soto Leonor Fajardo de Heredia Pedro Perea ALONSO FAJARDO DE SOTO, V se?or de Polop y Benidorm Fresina de Ayala (segunda esposa) LUIS FAJARDO, VI se?or de Polop y Benidorm FRANCISCO FAJARDO, VII se?or de Polop y Benidorm Menc?a de Qui?ones ALDONZA FAJARDO, se?ora de Montealegre Luisa Fajardo ALONSO FAJARDO, VIII se?or de Polop y Benidorm y Montealegre Gaspar D?valos, se?or de Ceut? Isabel de la Cueva y Guzm?n JUAN FAJARDO, IX se?or de Polop y Benidorm y Montealegre ISABEL ?NGEL DE GUZM?N, se?ora de Albudeite Beatriz Cascales BERNARDINO DE GUZM?N, se?or de Albudeite BETRIZ FAJARDO, X se?ora de Polop, Benidorm y Montealegre y Albudeite RODRIGO PUXMAR?N ROCAFULL Y D?VALOS, se?or de La Raya, La ?ora, Ceut? y Torreag?era ALDONZA D?VALOS, se?ora de Ceut? y Torreag?era (segunda mujer) RODRIGO PUXMAR?N Y ROCAFULL, se?or de La Raya y La ?ora RODRIGO GASPAR PUXMAR?N FAJARDO, XI se?or de Polop y Benidorm y Montealegre, Albudeite, La Raya, La ?ora, Ceut? y Torreag?era BALTASAR PUXMAR?N FAJARDO, XII se?or de Polop y Benidorm y Montealegre, Albudeite, La Raya, La ?ora, Ceut? y Torreag?era Juana Carcel?n Villanueva JOSEFA PUXMAR?N FAJARDO, I condesa de Montealegre Jos? de Puxmar?n y D?valos JOS? PUXMAR?N FAJARDO D?VALOS Y GUZM?N, I marqu?s de Albudeite y II conde de Montealegre Beatriz de Benavides y Baz?n ALONSO FAJARDO, IV se?or de Polop y Benidorm Juana Lansol 278 ?RBOL GENEAL?GICO 14. EL PARENTESCO DEL I MARQU?S DE LOS V?LEZ CON CARLOS I, V?A LINAJE MANRIQUE ENRIQUE II DE CASTILLA Juana Manuel FADRIQUE DE CASTILLA, duque de Benavente (hijo bastardo) JUAN I DE CASTILLA Leonor de Arag?n Leonor S?nchez de Alburquerque ENRIQUE III DE CASTILLA Catalina de Lancaster JUAN II DE CASTILLA Isabel de Portugal (segunda esposa) ISABEL I DE CASTILLA FERNANDO II DE ARAG?N Y V DE CASTILLA JUANA I DE CASTILLA Felipe I de Castilla, el Hermoso CARLOS I DE ESPA?A Y V DEL SACRO IMPERIO Beatriz Ponce de Le?n LEONOR DE CASTILLA Pedro Manrique de Lara, adelantado mayor de Le?n RODRIGO MANRIQUE, I conde de Paredes Menc?a Figueroa LEONOR MANRIQUE Pedro Fajardo Quesada, adelantado de Murcia LUISA FAJARDO MANRIQUE Juan Chac?n Alvarnaes, adelantado de Murcia PEDRO FAJARDO CHAC?N, adelantado de Murcia y I marqu?s de los V?lez 279 ?RBOL GENEAL?GICO 15. EL PARENTESCO DEL I MARQU?S DE LOS V?LEZ CON CARLOS I, V?A LINAJE ENR?QUEZ D?AZ G?MEZ MANRIQUE (primer esposo) PEDRO MANRIQUE DE LARA, adelantado mayor de Le?n FADRIQUE ENR?QUEZ, II almirante de Castilla JUANA DE MENDOZA ALONSO ENR?QUEZ, I almirante de Castilla (segundo esposo) Leonor de Castilla Mariana Fern?ndez de C?rdoba y Ayala JUANA ENR?QUEZ (segunda esposa) Juan II de Arag?n FERNANDO II DE ARAG?N Y V DE CASTILLA Isabel I de Castilla JUANA I DE CASTILLA Felipe I de Castilla, el Hermoso CARLOS I DE ESPA?A Y V DEL SACRO IMPERIO RODRIGO MANRIQUE, I conde de Paredes Menc?a Figueroa LEONOR MANRIQUE Pedro Fajardo Quesada, adelantado de Murcia LUISA FAJARDO MANRIQUE Juan Chac?n Alvarnaes, adelantado de Murcia PEDRO FAJARDO CHAC?N, adelantado de Murcia y I marqu?s de los V?lez 280 ?RBOL GENEAL?GICO 16. EL PARENTESCO DE LA MARQUESA DE LOS V?LEZ CON JUANA I, V?A LINAJE ENR?QUEZ Mariana Fern?ndez de C?rdoba y Ayala (primera esposa) JUANA ENR?QUEZ (segunda esposa) MAR?A ENR?QUEZ Teresa de Qui?ones (segunda esposa) FADRIQUE ENR?QUEZ, II almirante de Castilla Garc?a ?lvarez de Toledo, I duque de Alba Juan II de Arag?n FERNANDO II DE ARAG?N Y V DE CASTILLA Isabel I de Castilla JUANA I DE CASTILLA Felipe I de Castilla, el Hermoso CARLOS I DE ESPA?A Y V DEL SACRO IMPERIO FRANCISCA DE TOLEDO Francisco Fern?ndez de la Cueva, II duque de Alburquerque MENC?A DE LA CUEVA (segunda esposa) Pedro Fajardo Chac?n, adelantado de Murcia y I marqu?s de los V?lez LUIS FAJARDO DE LA CUEVA, II marqu?s de los V?lez y I de Molina 281 282 SEGUNDA PARTE. EL CAMINO A LA CORTE. LA CASA DE LOS V?LEZ AL SERVICIO DE LA MONARQU?A 283 284 CAP?TULO 4. EL FIN DEL CAUDILLAJE MILITAR COMENDADOR: ?Sacad esa blanca espada, que hab?is de hacer, peleando, tan roja como la cruz; porque no podr? llamaros maestre de la cruz roja que ten?is al pecho, en tanto que ten?is la blanca espada; que una al pecho y otra al lado, entrambas han de ser rojas (...)? (F?LIX LOPE DE VEGA, Fuente Ovejuna) 4.1 La desaparici?n de la frontera granadina Desde finales del siglo XV, con el avance final de los Reyes Cat?licos sobre el reino nazar? de Granada, la estrategia territorial de la casa de los V?lez se centr? en retomar el control sobre los V?lez, es decir volver a las posesiones disfrutadas durante una d?cada (hasta 1445) por el adelantado Alonso Y??ez Fajardo II736. De esta forma se estaba gestando un inmenso estado se?orial en el noreste del reino granadino, junto a la frontera con el reino murciano. Oria ?concedida al adelantado don Juan Chac?n por los Reyes Cat?licos? fue s?lo el primer paso, en 1492. Tres a?os despu?s, negoci? con don Pedro Manrique, Duque de N?jera, la adquisici?n de cuatro villas del valle del Almanzora: Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla737. Finalmente la compra se hizo efectiva el 11 de de mayo de 1495, por valor de 800.000 mrs. No debi? resultar ajeno a este acuerdo, el parentesco de la casas de N?jera y Paredes (ambas del linaje Manrique), ?sta firme aliada de los Fajardo-Chac?n a trav?s de varios matrimonios. El 11 de julio de 1503 es otra fecha clave, ya que don Pedro Fajardo Chac?n es obligado a ceder a los Reyes Cat?licos el puerto de Cartagena a cambio de un juro de 736 Sobre este aspecto destacan dos obras de TORRES FONTES, J., ?Ocupaci?n y p?rdida...?, art. cit., pp. 17-23; y ?Alfonso Y??ez Fajardo...?, art. cit., pp. 9-20. 737 RAH, SC, M. 8, fol. 151r.-151v. Escritura de venta de las villas de Albox, Alborea y otras, otorgada por Pedro Manrique, I duque de N?jera, a favor de Juan Chac?n, adelantado de Murcia, se?or de Cartagena. 25 de marzo de 1494. 285 300.000 mrs. (situados en las alcabalas y tercias de Murcia y Lorca) y de las poblaciones entregadas en primera instancia, y devueltas m?s tarde, por el condestable de Navarra (Conde de Ler?n), a saber: V?lez Blanco, V?lez Rubio, Cuevas y Portilla (estas dos ?ltimas eran lugares desgajados del t?rmino concejil de Vera, de realengo). Culminaban as? unas largas negociaciones iniciadas entre la Corona ?representada por el gran cardenal Mendoza? y don Juan Chac?n, fallecido pocos d?as antes738, el 5 de julio de 1503, en Alcal? de Henares. El 24 de julio don Pedro tomaba posesi?n de dichos se?or?os, que asentaban definitivamente a la familia en tierras granadinas. Dicho trueque consegu?a devolver la estrat?gica Cartagena al realengo, en unos momentos en que la plaza portuaria comenzaba a tener gran importancia para la pol?tica de expansi?n italiana y norteafricana iniciada por la Corona. Isabel la Cat?lica no dud?, incluso, en apoderarse del archivo de don Juan Chac?n ?inmediatamente despu?s de su muerte? con todos sus t?tulos y documentos, en manos de su mayordomo Ojer de Ver?stegui739, evitando que su primog?nito pudiese alegar contra la decisi?n real los privilegios reconocidos en el citado mayorazgo familiar, fundado en 1491740. A la postre, el forzado intercambio perjudicaba enormemente a los descendientes del linaje Fajardo. Por ello, el 12 de septiembre de 1507, Juana I ?en realidad, a iniciativa de Fernando el Cat?lico, mediante su secretario don Lope Conchillos? recompensaba a don Pedro Fajardo Chac?n con el t?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco. Con ello tambi?n se quer?a asegurar la paz en el adelantamiento murciano, debido a la inestabilidad generada con la muerte de Isabel la Cat?lica (1504). Casi tres d?cadas despu?s, don Pedro seguir? recordando amargamente ese episodio, en una carta dirigida a la emperatriz Isabel, regente durante una de las frecuentes ausencias de su esposo Carlos V: 738 TAPIA GARRIDO, J. ?., V?lez Blanco, la villa se?orial de los Fajardo, Madrid, 1981 (1953), p. 156. 739 Los Ver?stegui eran una familia oriunda de la localidad guipuzcoana hom?nima. Asentados en el reino de Murcia desde la baja Edad Media eran militares. Algunos sirvieron a los marqueses de Villena, en sus estados del norte del reino de Murcia, y otros a los Fajardo. Acabaron integrados en la oligarqu?a murciana como regidores de la capital del reino y se?ores de varias poblaciones. Cfr. S?NCHEZ IB??EZ, R., Parentesco y elite de poder en la Corona de Castilla. La familia Ver?stegui entre Guip?zcoa y Murcia (siglos XIV-XVII), tesis de licenciatura, Universidad de Murcia, 2006; y de la misma autora ?Los conflictos antise?oriales en la Corona de Castilla: grupos, familias y relaciones sociales en Ber?stegui (Guip?zcoa), siglos XIV-XVI?, en S. MOLINA PUCHE y A. IRIGOYEN L?PEZ (eds.), Territorios distantes..., op. cit., pp. 281-298. No es posible precisar si el mayordomo Ojer de Ver?stegui es el mismo que acompa?? a Crist?bal Col?n, como contador, en su segundo viaje (1493-1496). Vid. LE?N GUERRERO, M. M., ?Pasajeros del segundo viaje de Crist?bal Col?n?, Revista de estudios colombinos, 3 (2007), pp. 59-60. 740 TORRES FONTES, J., ?La reincorporaci?n...?, art. cit., pp. 327-352. 286 ?A m? se me haze un agravio en ?ierta satisfa?i?n que la reyna do?a Isabel, de gloriosa memoria, mi se?ora ag?ela de V. M., me hizo por Cartajena que por no enojar a V. M. no lo digo en esta suplicaci?n vanalmente a V. M. mande oyr a Gar??a Rodr?guez de Molina que ?ste le dar? todo lo que en este caso a V. M. dixere y lo mande proveer como m?s convenga y yo ser? desagraviado que por ello beso los pies y reales manos de V. M., cuya vida y estado bienaventuradamente guarde Nuestro Se?or con acre?entamiento de m?s reynos y se?or?os?741. Falleci? don Juan Chac?n en la aludida fecha de 5 de julio de 1503, en Alcal? de Henares. En la misma ciudad y casi al mismo tiempo muri? su primo don Gutierre de C?rdenas, comendador mayor de Le?n en la Orden de Santiago, ambos ?eran muy privados de los Reyes [Cat?licos]?742. La muerte del adelantado Chac?n supuso un par?ntesis para el engrandecimiento territorial de la casa. De hecho, su hijo mayor heredaba los estados murcianos, as? como los V?lez y las Cuevas; en tanto que su segunda esposa, do?a In?s Manrique recib?a el resto de villas y lugares del reino de Granada. Pronto la necesidad de elevadas dotes para casar a sus hijas empuja a do?a In?s a la venta de los se?or?os, que quedaron en manos de don Pedro Fajardo, quien de esta manera reunifica todo el patrimonio familiar. Oria y las otras cuatro villas del Almanzora (Albox, Arboleas, Albanchez y Benitagla) fueron compradas el 2 de noviembre de 1515 por el I marqu?s de los V?lez a su madrastra, ascendiendo su valor a 260.000 mrs., en forma de juro perpetuo, y 1.500.000 mrs. en dinero contante743. Asimismo, siguiendo la tendencia de aumentar el se?or?o que inici? su padre, don Pedro Fajardo Chac?n hab?a comprado poco antes ?el 5 de octubre de 1515? las villas de Cantoria y Partaloa744 al Duque del Infantado, don Diego Hurtado de Mendoza y Luna (otro grande premiado por la Corona tras la toma de Granada745), por un precio de 2.500.000 mrs. m?s un juro de 80.000 mrs., extra?do de las alcabalas y almojarifazgos de Murcia y Lorca. Esta venta, y la realizada a?os atr?s por el Duque de N?jera al adelantado Chac?n, se explica por el hecho de que dichos arist?cratas no 741 AGS, E, leg. 25, fol. 16. Carta del Marqu?s de los V?lez a la emperatriz Isabel. V?lez, 1 de noviembre de 1532. 742 CODOIN, vol. VIII, p. 113. Cr?nica de Felipe 1?, llamado el Hermoso, escrita por don Lorenzo de Padilla y dirigida al emperador Carlos V. 743 FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., pp. 44-45. 744 RAH, SC, M. 9, fol. 280r. Extracto de la escritura otorgada por Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, adelantado y capit?n general del reino de Murcia, por la que agrega las villas de Cantoria y Partaloba al mayorazgo de los V?lez. 30 de septiembre de 1519. 745 Cfr. SORIA MESA, E., Se?ores y oligarcas: los se?or?os del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997. 287 ten?an se?or?os pr?ximos al extremo oriental del reino granadino, circunstancia aprovechada por los Fajardo para crear un amplio y compacto estado se?orial. De hecho, las posesiones agrupadas ten?an un valor mucho mayor que las dispersas. As? pues, el patrimonio granadino de los Fajardo qued? integrado por los siguientes territorios: V?lez Blanco746, con el lugar de Mar?a747; V?lez Rubio748, con las aldeas de El Chirivel y El Tabern?; las Cuevas, con el lugar de Portilla; y las villas de Oria, Albox, Arboleas, Albanchez, Cantoria, Benitagla y Partaloa. Adem?s de la Sierra de Mar?a (los V?lez), la casa asum?a el control de buena parte de la comarca fluvial del Almanzora, hasta su desembocadura en el t?rmino de Cuevas. En suma, una casa, la de los V?lez, con dos estados se?oriales. El m?s antiguo en el reino de Murcia, con Mula como cabeza, dada su condici?n de villa m?s rica y poblada. El m?s moderno en el reino de Granada, y m?s concretamente en el obispado de Almer?a, con capital en V?lez Blanco. El origen de todo este inmenso patrimonio se halla en las guerras de la Reconquista y, en particular, desde fines del siglo XIV, en el cargo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. Es decir, estamos ante un linaje militar que siguiendo las v?as habituales ?compras a otros nobles y donaciones reales? forja un poder sin igual en los reinos de Murcia y Granada. Esta base patrimonial y honor?fica explica la preeminencia, los anhelos, los conflictos, los logros y los fracasos de los sucesivos titulares del marquesado de los V?lez, una de las casas aristocr?ticas m?s relevantes de la Espa?a moderna. Don Juan Chac?n y su primog?nito, don Pedro Fajardo Chac?n, son la bisagra que lleva a la casa del Medievo a la Modernidad. Si bien, diversos autores749 han insistido en las reminiscencias feudales de los titulares de la casa durante gran parte del siglo XVI, en tanto que el primer y el segundo marqu?s de los V?lez presentan a?n rasgos propios de la levantisca y guerrera nobleza bajomedieval, capaz de enemistarse con la Corona, con otros nobles, con ciudades de realengo y con sus vasallos; am?n de ser caudillos que movilizan milicias concejiles en momentos de extrema gravedad para 746 TAPIA GARRIDO, J. ?., V?lez Blanco..., op. cit.; y ROTH, D., V?lez Blanco..., op. cit. 747 ALCAINA FERN?NDEZ, P., Historia de la villa de Mar?a. Una comunidad rural del Reino de Granada entre los siglos XV al XIX, V?lez Rubio, 1992. 748 PALANQUES AY?N, F., Historia de la villa de V?lez Rubio, antiguo Marquesado de los V?lez, desde los tiempos primitivos hasta nuestros d?as, V?lez Rubio, 1909; y del mismo autor Apuntes geneal?gicos y her?ldicos de la villa de V?lez Rubio, V?lez Rubio, 1910. 749 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 62-70 y 105-112; OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., pp. 133-172; JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla..., op. cit., pp. 471-486; y S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 51 y siguientes. 288 la seguridad del reino, como la lucha contra los agermanados valencianos (1521) y los moriscos granadinos (1569). A lo largo de la Edad Moderna, los Fajardo nunca recuperar?n el esplendor alcanzado por el adelantado don Pedro Fajardo Quesada en el reino de Murcia, durante la segunda mitad del siglo XV. No obstante, los titulares de la casa no olvidar?n sus funciones militares, en especial los dos primeros marqueses. Las nuevas posesiones en el vecino reino de Granada se convertir?n, paulatinamente, en su residencia habitual, con capital en la villa de V?lez Blanco, donde se construir? un fabuloso castillo-palacio renacentista que acoger? la corte de los marqueses. 289 290 4.2 Las Comunidades: emancipaci?n de la oligarqu?a de la ciudad de Murcia 1503 es una fecha clave para el linaje Fajardo, primero por la muerte de don Juan Chac?n y segundo por el trueque forzado de Cartagena por los V?lez, Cuevas y Portilla. Adem?s hay un tercer acontecimiento, que es el traslado de don Pedro Fajardo Chac?n de la corte a Murcia para tomar posesi?n del adelantamiento. Al llegar a la capital del reino se encontr? con las luchas que manten?an los bandos denominados de Cartagena y Orihuela, cuya rivalidad ven?a dada por los deseos oriolanos de emanciparse de la di?cesis cartaginense, algo que no se logr? hasta el reinado de Felipe II (1564). Los oriolanos se negaban a obedecer al obispo de Cartagena, don Juan de Daza, y hab?an atacado algunos lugares de se?or?o eclesi?stico, como la villa de Alguazas, donde estuvieron a punto de apresar al prelado. Como respuesta las tropas del obispo detuvieron al noble oriolano Juan de Rocafull y lo encerraron a la torre alguace?a. Don Pedro Fajardo deb?a mediar, dada su condici?n de m?xima autoridad del reino, pero tom? partido claramente por uno de los bandos, y en respuesta la prisi?n de Rocafull, deudo suyo, en enero de 1504 permiti? que apresaran al de?n y provisor de la di?cesis, don Mart?n de Selva750, que fue montado en una mula y paseado por las calles de Murcia, llev?ndolo finalmente a Orihuela. Tales actos son considerados por Mara??n como una muestra evidente de las actitudes feudales de don Pedro751, que pretend?a actuar como su abuelo materno, es decir como due?o absoluto del reino de Murcia, sin rendir cuentas a nadie. Las consecuencias de tan graves incidentes no se hicieron esperar. Isabel la Cat?lica orden? un castigo ejemplar para los culpables de tal deshonra al de?n, incluido el adelantado, as? como los regidores y caballeros implicados. Don Pedro fue condenado a destierro perpetuo de la ciudad de Murcia y de sus tierras y posesiones, y suspendido de su oficio de adelantado. Adem?s deb?a residir a cinco leguas de la ciudad o villa que acogiese a la itinerante corte, sin poder cambiar de domicilio a no ser que obtuviese el benepl?cito real752. Mal empezaba su andadura don Pedro en la tierra de sus antepasados. La condena s?lo dur? diez meses, hasta diciembre de 1504, puesto que Fernando el Cat?lico necesitaba contar con la lealtad del adelantado en momentos de 750 Sobre este personaje, hombre de gran relevancia en la Murcia de fines del siglo XV e inicios del XVI, cfr. CANDEL CRESPO, F., Deanes... op. cit., pp. 42-61. 751 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 47-48. 752 BOSQUE CARCELLER, R., Murcia y los Reyes Cat?licos. El Adelantamiento de don Juan Chac?n, Murcia, 1994 (1953), pp. 113-119. 291 grave crisis pol?tica en Castilla, tras la muerte de la reina Isabel y el inicio de una complicada regencia. Con todo, el desplazamiento pol?tico de los Fajardo hacia las nuevas posesiones de la di?cesis almeriense estaba servido, aunque don Pedro a?n tendr? ocasi?n de mostrar su personalidad feudal con motivo de la revuelta comunera753. Su siguiente actuaci?n en Murcia fue m?s afortunada. En 1506 tom? las varas de la justicia, apoyado por el concejo, con el fin de mantener la paz tras la muerte del monarca Felipe I el Hermoso y el reciente homicidio (el 1 de octubre) del regidor murciano don Pedro de Soto754. El futuro Marqu?s de los V?lez era el mejor garante de la estabilidad en Murcia. Adem?s, estaba muy bien informado de lo que suced?a en la corte, lo que favorec?a su papel preponderante en la pol?tica local, am?n de ser la m?xima autoridad militar del reino. Si bien la irrupci?n de los corregidores ir? minando los amplios poderes de los arist?cratas en los concejos de realengo, todav?a esto se hallaba lejos de ser una realidad en la Murcia de inicios del Quinientos755. Para reconducir las relaciones entre don Pedro y la Corona, a la vez que se le trataba de compensar por la p?rdida de Cartagena, el 12 de septiembre de 1507, la reina Juana I le otorgaba el t?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco. En realidad era Fernando el Cat?lico el que hab?a promovido la concesi?n, aunque aparentemente emanaba de la leg?tima reina756. Del inmenso poder del I marqu?s de los V?lez destacan las palabras de don Luis de Salazar y Castro, en el Memorial de 1686, que aunque en forma de paneg?rico resulta revelador de importantes datos hist?ricos, as? como de la memoria del linaje que ten?an los miembros del mismo. Se enumeran los se?or?os, fortalezas y patronatos de la casa, destacando la protecci?n dispensada a la orden franciscana, la m?s firmemente asentada en tierras murcianas. Y no se olvida la menci?n a la principal fuente de ingresos, procedente del alumbre. Dice as?: ?Era se?or [el I marqu?s de los V?lez] de las villas de Mula, Alhama, Molina, Lebrilla, V?lez el Blanco, V?lez el Rubio, Cuebas, Portilla, el Mazarr?n, la Puebla de do?a Leonor, Mar?a, Oria, Cantoria, Albox, Arboleas, Albanchez, Partaloa y Benitagla. 753 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., pp. 206-207. 754 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., pp. 144-145. La violencia entre bandos antag?nicos que pugnan por el control del Concejo va a ser una constante en la ciudad de Murcia. El asesinato de don Pedro de Soto viene a ser un pre?mbulo del per?odo posterior estudiado en la cl?sica obra de CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes. Regidores, inquisidores y criptojud?os, Madrid, 1992. 755 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., pp. 133-150. 756 AGS, RGS, 12 de septiembre de 1507, fol. 1r.-1v. T?tulo de Marqu?s de V?lez el Blanco a don Pedro Fajardo Chac?n. 292 En ellas seis castillos de considerable fortaleza: Mula, Alhama, Molina (perdido), Mazarr?n, V?lez Blanco, V?lez Rubio y las Cuevas. Con elevado n?mero de juros y rentas en diferentes ciudades, as? como las minas de los alumbres del reino de Murcia (que daban m?s de 20.000 ducados de utilidad cada a?o). Era patrono de los conventos de San Gin?s de la Jara, San Francisco de Mula y San Diego de Murcia, la excelente capilla de San Lucas en la catedral de Murcia, las iglesias de Mula y Mazarr?n?757. Desde esa s?lida base de poder heredada de sus antepasados ?el adelantamiento murciano y los se?or?os granadinos? don Pedro empez? desde muy joven, incluso antes de heredar sus cargos y posesiones, a desarrollar su vocaci?n guerrera. Las armas eran el instrumento elegido para ascender socialmente758. A inicios de 1500 los mud?jares granadinos se sublevaron en las Alpujarras debido a los numerosos abusos cometidos contra ellos. El 23 de enero la ciudad de Almer?a solicitaba ayuda urgente a Lorca y Murcia, ante el avance de los rebeldes sobre la cercana Marchena. Ignorando la autoridad del capit?n general de Granada, el Marqu?s de Mond?jar, don Pedro Fajardo sali? de Murcia al frente de las milicias concejiles y de las tropas llegadas de Cartagena y Lorca759. Una vez en Almer?a se dirigi? a Marchena, pero los insurgentes le esperaban en Alhama, donde Fajardo les derrot?, oblig?ndoles a huir a las Alpujarras, donde no se intern? debido al escaso n?mero de soldados que le acompa?aban. Arras? Alhama, tras lo cual inici? el viaje de vuelta a tierras murcianas, donde se subastar?a el bot?n robado a los mud?jares760. Con esta campa?a alpujarre?a el joven don Pedro Fajardo, de poco m?s de veinte a?os de edad y a?n heredero de su casa, mostraba sus dotes militares, y se granjeaba la enemistad del Marqu?s de Mond?jar, m?xima autoridad del reino de Granada, que consideraba su fugaz campa?a como una intromisi?n. La tensi?n entre ambos linajes se prolongar? durante d?cadas. Los esfuerzos por acumular cada vez un mayor poder se manifiestan en las ambiciosas iniciativas monumentales (capilla de la catedral de Murcia, castillo de V?lez 757 Salazar concede a don Pedro Fajardo el se?or?o de Mazarr?n, algo err?neo pues las casas y minas de los alumbres pertenecieron al t?rmino concejil de Lorca, hasta finales del siglo XVI. Respecto a las iglesias de Mula, se refiere a las dos parroquias (San Miguel y Santo Domingo) y en cuanto a la de Mazarr?n se erigi? bajo la advocaci?n de San Antonio de Padua. RAH, SC, D. 40, fol. 244r.-244v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI Marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 758 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., p. 20. 759 RAH, SC, M. 8, fol. 70v. Carta del rey Fernando V el Cat?lico a Pedro Fajardo, despu?s I marqu?s de los V?lez, en la que trata del socorro de Marchena. 12 de febrero de 1500. 760 MART?NEZ MART?NEZ, M., ?La cabalgada...?, art. cit., pp. 71-81. 293 Blanco), as? como en las disputas territoriales y rivalidades suscitadas. As? pues, en 1513 apoy? a los vecinos de Hu?scar, sublevados contra su nuevo se?or, el Duque de Alba. La desestabilizaci?n le beneficiaba en sus ansias de conseguir la independencia de dicha poblaci?n o su anexi?n a los territorios de los Fajardo, lo cual le abrir?a las puertas a unos excepcionales pastos, que desde tiempos nazar?es se manten?an en mancomunidad con los territorios vecinos, entre ellos los V?lez. Sigui? presente en el altiplano granadino, con el objetivo de ser el ?rbitro obligado y perjudicar los intereses de la casa de Alba, apoyando las agitaciones antise?oriales de Hu?scar en 1516 y 1519761. Con motivo de las Comunidades762, Mara??n subraya que resurgi? en muchos nobles castellanos ?entre ellos don Pedro Fajardo? el esp?ritu feudal de oposici?n al poder central establecido763. Las veleidades comuneras de don Pedro Fajardo han hecho correr verdaderos r?os de tinta764, pero lo cierto es que su implicaci?n en la revuelta sigue siendo de dif?cil interpretaci?n, debido a las aparentes paradojas que reflejan sus actos. De un lado bendice a los comuneros murcianos y se erige en su m?ximo valedor e, incluso, su l?der. De otro lado, intenta derrotar a los comuneros de su villa de Mula765 y a los de Caravaca, encomienda santiaguista que ?l ostentaba, al mismo tiempo que atiza a la Comunidad de Hu?scar para socavar la autoridad de su enemigo el Duque de Alba en dicho se?or?o. Se puede concluir que no es que fuese comunero en unos sitios s? y en otros no, la realidad es mucho m?s compleja, dado que aprovech? la convulsa coyuntura para aumentar m?s su poder, aunque las consecuencias ser?an nefastas para su linaje en el reino de Murcia. Las tendencias antise?oriales de comunidades como la 761 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 23-26; CASTILLO FERN?NDEZ, J., ?Conflictos y protestas populares en el Reino de Granada (1504-1521)?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad (Poblaci?n, econom?a y sociedad), vol. IV, Madrid, 2001, pp. 175-209; y D?AZ L?PEZ, J. P., Nobles, vasallos y negociaci?n fiscal. Las concordias de Hu?scar en el siglo XVI, Hu?scar, 2007. 762 Cfr. MARAVALL, J. A., Las Comunidades de Castilla. Una primera revoluci?n moderna, Madrid, 1963; GUTI?RREZ NIETO, J. I., Las Comunidades como movimiento antise?orial, Barcelona, 1973; P?REZ, J., La revoluci?n de las comunidades de Castilla (1520-1521), Madrid, 1979; y HALICZER, S., Los comuneros de Castilla. La forja de una revoluci?n. 1475-1521, Valladolid, 1987. 763 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 62. 764 Sobre las Comunidades en la ciudad de Murcia, adem?s de la cl?sica obra de Owens y la biograf?a del I marqu?s de los V?lez, realizada por Mara??n, destacan HERN?NDEZ FRANCO, J. y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Estado, aristocracia y oligarqu?as urbanas en Murcia. Un punto de flexi?n en torno a las Comunidades de Castilla?, Chronica Nova, 23 (1996), pp. 171-187; COOPER, E., ?La revuelta de las Comunidades. Una visi?n desde la sacrist?a?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 66/2, 193 (1996), pp. 467-495; y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?En servicio del rey, en servicio de la comunidad. Los comuneros en el reino de Murcia?, Murgetana, 103 (2000), pp. 33-42. 765 GONZ?LEZ CASTA?O, J., Una villa..., op. cit., pp. 203-234; y del mismo autor ?Los l?mites de la autoridad real: resistencia pol?tica y bandos en el reino de Murcia en la ?poca de Felipe II?, en E. BELENGUER CEBRI? (coord.), Felipe II y el Mediterr?neo, Madrid, 1999, pp. 425-442. 294 mule?a o la caravaque?a fueron controladas al ser el Marqu?s el personaje comunero de mayor relevancia del reino, aunque se vio obligado a jurar los privilegios de Mula, el 21 de julio de 1520, a fin de evitar mayores sobresaltos, y algo similar debi? ocurrir en Caravaca. Una vez aceptado entre los sublevados impuso a sus partidarios en la direcci?n de la protesta. De hecho Caravaca mantuvo como sus procuradores en la corte a Juan Fajardo y el doctor Cabeza de Vaca, dos destacados comuneros murcianos, aliados del Marqu?s766. La Comunidad de Murcia tiene poco que ver con el epicentro del conflicto, ubicado en Castilla. El caso murciano tuvo unos tintes medievales, de Hermandad popular que agrupaba a los descontentos con la oligarqu?a local corrupta, y pretend?a devolver la justicia al gobierno local. A esta iniciativa se sum? la Inquisici?n y, tras ciertos desencuentros iniciales, el propio adelantado, que acab? por tomar de nuevo las varas de la justicia en 1520, tal y como hab?a sucedido en 1506. Los acontecimientos de 1520-1521 vienen a ser el estallido de una serie de tensiones acumuladas durante los primeros a?os del siglo XVI en el reino de Murcia, algo nada infrecuente en un territorio fronterizo, poco poblado y que estaba viviendo una consolidaci?n de las oligarqu?as, en perjuicio de otras familias marginadas en el reparto del poder municipal, la propiedad de la tierra y la riqueza. Seg?n el preceptor del Marqu?s, Pedro M?rtir de Angler?a767, ?ste se hizo comunero para salvar sus propias posesiones. Intent? una serie de pactos que garantizasen la seguridad y el buen gobierno, legitimando el nuevo cabildo municipal establecido y actuando como su m?ximo garante. El propio don Pedro se ve?a a s? mismo como v?ctima de las circunstancias, y defend?a su actuaci?n insistiendo en que siempre se preocup? por defender la autoridad real, algo bastante dudoso, tal y como se?ala And?jar768. Con todo, tal y como subraya Owens, llaman poderosamente la atenci?n ciertas contradicciones en el caso de la ciudad de Murcia, por ejemplo que pese a la expulsi?n del licenciado Legu?zamo (alcalde mayor) y de los regidores y jurados, se mantuviese en el poder el licenciado Bomait?n (letrado principal de la ciudad), que tambi?n sigui? en el concejo murciano tras la derrota comunera. Adem?s, los 766 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., p. 223. 767 La abundante correspondencia entre maestro (Angler?a) y alumno (el Marqu?s), con gran protagonismo de las Comunidades, fue analizada en MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 62- 70. Adem?s puede consultarse en L?PEZ DE TORO, J. (ed.), Epistolario. Pedro M?rtir de Angler?a, 4 vols., Madrid, 1953-1957. 768 AND?JAR CASTILLO, F., ?Las comunidades en el Reino de Murcia: la tercera voz?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. La organizaci?n del poder, vol. II, 2001, Madrid, pp. 43-62. 295 sublevados prohibieron el expolio o apropiaci?n de los bienes de los oligarcas forzosamente exiliados, quiz? entre otras razones por diversos lazos de parentesco que les un?an, dada la endogamia existente. Por consiguiente, se observan numerosos matices contradictorios. Las Comunidades murcianas no s?lo se explican por lo sucedido en la capital del reino, ya que sin negar el protagonismo de dicha ciudad, habr? actuaciones coordinadas con otros movimientos comuneros murcianos: Lorca769, Cartagena770, Caravaca771 o Villena772. Sin olvidar que la gobernaci?n de Orihuela y el noreste granadino ?H?escar, los V?lez? estaban fuertemente unidos a las oligarqu?as del reino de Murcia y al propio don Pedro Fajardo Chac?n, por intereses m?ltiples (pol?ticos, militares, econ?micos y religiosos). Con ello la complejidad del movimiento comunero queda al descubierto, pues sus fronteras rebasan las del adelantamiento para llegar hasta las demarcaciones de la di?cesis de Cartagena (Orihuela), los estados granadinos de los Fajardo y Hu?scar, esta ?ltima pieza vital para entender el comercio y la ganader?a y, por ende, el enriquecimiento de las familias m?s poderosas del reino de Murcia773. Las tropas de los comuneros de Murcia, Lorca, Caravaca y Ceheg?n se unieron, a fines de abril de 1521, para expulsar del castillo santiaguista de Aledo a los regidores lorquinos all? refugiados. La artiller?a tra?da de Cartagena y algunas piezas del Marqu?s asolaron la plaza fuerte, que despu?s de la revuelta recibi? de Carlos V el t?tulo de ?Leal?774. Entre 1520-1521 don Pedro volvi? a ser la m?xima autoridad en Murcia, algo que jam?s suceder? despu?s con los miembros de su linaje, tras la derrota comunera en las campas de Villalar (1521). De hecho, fue condenado a destierro de la ciudad de Murcia por una orden real (instigada por los oligarcas en 1524), junto a su primog?nito 769 JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla..., op. cit., pp. 469-486. 770 MONTOJO MONTOJO, V., Cartagena en ?poca de Carlos V. Crecimiento demogr?fico, transformaciones demogr?ficas y conflictividad social, Murcia, 1987, pp. 245-279; y del mismo autor El Siglo de Oro en Cartagena (1480-1640): Evoluci?n econ?mica y social de una ciudad portuaria del Sureste espa?ol y su comarca, Cartagena-Murcia, 1993, pp. 118-123. 771 G?MEZ VOZMEDIANO, M. F., ?La revuelta de las Comunidades en La Mancha (1519-1531)?, Chronica Nova, 23 (1996), pp. 135-169. 772 GARC?A MART?NEZ, S., ?Notas sobre la participaci?n de Villena en la guerra de las German?as?, Villena, 29 (1979), sin numeraci?n de p?ginas; y CALLEJAS TORRALBA, J. L., ?La revoluci?n de las Comunidades de Castilla en Albacete?, en Congreso de Historia de Albacete. Edad Moderna, vol. III, Albacete, 1984, pp. 13-26. 773 Esta complejidad pol?tica, geogr?fica y cronol?gica fue objeto de estudio en MONTOJO MONTOJO, V. y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Conflictos internos en la ?poca de Carlos V. Las Comunidades en la Regi?n de Murcia?, en F. MART?NEZ GIL (coord.), En torno a las Comunidades de Castilla. Actas del Congreso Internacional ?Poder, conflicto y revuelta en la Espa?a de Carlos I?, Cuenca, 2002, pp. 431-459. 774 Ib?d., pp. 448-449; y MART?NEZ MART?NEZ, M. y S?NCHEZ PRAVIA, J. A., Hacia la conquista del poder: el conflicto comunero en Aledo-Totana (1520-1521), Totana, 2007. 296 don Luis, castigo prolongado hasta 1542. Al ser expulsados de la ciudad de Murcia por los sublevados, regidores y jurados dejaron al margen las luchas banderizas y cooperaron para lograr su reposici?n en el poder, adem?s por primera vez dejaron de estar bajo la tutela y mediaci?n de un arist?crata, lecci?n de honda utilidad que en adelante les permitir? relacionarse con la Corona sin necesidad del patronazgo del Marqu?s de los V?lez775. Las Comunidades suponen, pues, el canto del cisne del poder del linaje Fajardo en las ciudades de realengo del reino de Murcia, en cambio, su poder se hace mucho m?s notorio en sus se?or?os, especialmente en los situados en el reino de Granada. Despu?s de su papel en las Comunidades, el I marqu?s de los V?lez se mostrar? leal a Carlos V y, una vez apaciguada Murcia, combate a los agermanados valencianos776, con tropas procedentes del reino de Murcia y sus se?or?os (Murcia, Lorca, Mula). Les venci? en la batalla de Gand?a, tom? Elche, Aspe, Crevillente y Orihuela777. Respecto a esta ?ltima, la victoria decisiva tuvo lugar en la batalla del Rinc?n de Bonanza (en la huerta oriolana), el 30 de agosto de 1521, en la cual el ej?rcito realista encabezado por el gobernador de Orihuela, don Pedro Maza de Linaza, y don Pedro Fajardo infligi? una severa derrota a los agermanados valencianos. De esta forma el temor de que German?as y Comunidades pudieran unirse en un solo movimiento quedaba esfumado. Seg?n Salazar y Castro, don Pedro mat? a m?s de 4.000 agermanats, ?qued?ndose en muestra de su triunfo con su artiller?a y mandando que las banderas que se tomaron en la batalla se pusiesen en su Capilla de la Iglesia mayor de Murcia?778. En realidad, las p?rdidas en el bando de la German?a han sido estimadas en una cifra menor, aunque igualmente considerable: 3.000 v?ctimas779. 775 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., pp. 151-172. 776 Sobre el movimiento agermanado destaca la obra cl?sica de GARC?A C?RCEL, R., Las German?as de Valencia, Barcelona, 1975. 777 Durante las campa?as del Marqu?s en el reino de Valencia se forjaron amistades y alianzas matrimoniales entre miembros de la oligarqu?a murciana y valenciana, ya de por s? relevantes por la vecindad entre Orihuela y Murcia. Adem?s, los nobles valencianos lucharon contra los agermanados al lado de las tropas murcianas de Fajardo. Un ejemplo destacado de esta movilidad a ambos lados de la ?raya? castellano-aragonesa en M?NDEZ APENELA, E., ?Tres episodios en la vida de Alonso Fajardo de Soto?, Murgetana, 121 (2009), pp. 65-98. 778 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 326. Cuando entre 1525-1528, Carlos V solicite al Marqu?s el pr?stamo de diversas piezas de artiller?a para la flota de Italia, don Pedro Fajardo lo har? gustosamente. Vid. GONZ?LEZ ALCALDE, J., ?La media culebrina del Marqu?s de los V?lez. La transici?n de la artiller?a de hierro a la de bronce?, Militaria. Revista de Cultura Militar, 10 (1997), pp. 365-376. Dicha media culebrina parece ser, en realidad, una de las piezas de artiller?a que el Marqu?s tom? a los agermanados valencianos en Orihuela (1521), dado que en ella figura el escudo de esta ciudad. 779 CARRASCO RODR?GUEZ, A., ?Una aportaci?n al estudio de las German?as valencianas: el saco 297 Despu?s, a pesar de la oposici?n de Maza, el arist?crata murciano y sus tropas saquearon duramente la ciudad, que estaba semidesierta, durante un mes. Incluso las iglesias fueron profanadas por los hombres del Marqu?s, el cual lleg? pasearse a caballo por el interior de los templos arengando a sus hombres. Fue, pues, una dura respuesta a la rivalidad de Orihuela con Murcia y sus deseos de constituir una di?cesis independiente, algo que llevaba a?os generando graves enfrentamientos entre ambas localidades780. Finalmente Orihuela (y toda su gobernaci?n al sur del reino de Valencia) fue erigida como di?cesis en 1564781, tras m?s de dos siglos y medio bajo jurisdicci?n del obispado castellano de Cartagena. El I marqu?s de los V?lez tambi?n luch? en Navarra y La Rioja para rechazar la invasi?n francesa, que pretend?a extender a suelo hispano las luchas entre Carlos V y Francisco I782. Cascales relata la participaci?n de don Pedro en la jornada norte?a contra el Franc?s: ??ltimamente fue el Marqu?s Don Pedro a la guerra de Fuenterav?a, donde estaba el Emperador Carlos Quinto en persona, para recobrarla de los Franceses, y llev? de su Casa, y Marquesado quinientas lanzas hasta Pamplona a su costa, cosa que estim? grandemente el Emperador?783. Estos servicios militares evitaron que se le considerase un traidor a la Corona, de hecho no se le menciona en la lista de excluidos del perd?n general de 1522784, en la que s? aparecen destacados cl?rigos y oligarcas murcianos, por ejemplo el arcediano de Lorca don Gil Rodr?guez de Junter?n785, estrechamente vinculado al Marqu?s, de hecho para Rodr?guez Llopis le represent? en las acciones m?s comprometidas del movimiento de Orihuela de 1521?, Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 17 (1998- 1999), pp. 224-231. 780 AGS, CC, leg. 133, fol. 171. Diferencias entre Murcia y Orihuela. Memorial del I marqu?s de los V?lez. 1519. 781 FUENTES Y PONTE, J., Espa?a Mariana. Provincia de Murcia, Murcia, 2005 (1880), p. 18. 782 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 63-70. 783 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos..., op. cit., p. 16. 784 Entre los caballeros comuneros es ignorado el I marqu?s de los V?lez, pero no ocurre lo mismo con don Pedro Gir?n, ?Principal de todo?, y G?mez D?vila (I marqu?s de Velada, cuyo t?tulo se omite), ?gran traydor?. Vid. AGS, E, leg. 8, fol. 171, s. d. Memorial de los malos as? eclesi?sticos y religiosos como cavalleros y letrados y otras personas. 785 OWENS, J. B., ?Ap?ndice A: L?deres de la Comunidad de Murcia, 1520-1521?, en ?DEM, Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., p. 298. Adem?s sobre este prominente personaje de la Murcia renacentista, promotor de una magn?fica capilla funeraria en la catedral y fundador de un mayorazgo en Beniel vid. NOGUERA CELDR?N, J M. y POZO MART?NEZ, I., ?El sarc?fago romano...?, art. cit., pp. 209-212; y VILLELLA, M., ?Don Gil Rodr?guez de Junter?n: Comittente Architettonico e Artistico tra Roma e Murcia?, Anuario del Departamento de Historia y Teor?a del Arte, 14 (2002), pp. 81-102. 298 comunero y, por ello ?purg? en su persona el castigo que hubiera correspondido al adelantado?786. El olvido de su pasado comunero en las fuentes oficiales no es un caso aislado, pues los arist?cratas que dejaron actuar a los comuneros, simpatizaron con ellos o incluso se pusieron a su cabeza, como en el caso del I marqu?s de los V?lez, ten?an importantes influencias en la corte, que unidas a su reconversi?n al bando realista acabaron excluy?ndoles de culpas, al menos a nivel oficial, aunque hubo algunos casos en que no fue f?cil recuperar el favor regio. Con todo, esta es la visi?n resumida del origen social de los l?deres de las Comunidades, que omite ejemplos paradigm?ticos como los de los marqueses de Velada787 y los V?lez: ?Ya en esta saz?n estaban levantadas en Castilla trece ciudades sin otro gran n?mero de villas y pueblos que echaron fuera a los caballeros por fuerza: de Burgos al condestable; de Tordesillas al marqu?s de Denia; de Due?as al conde D. Juan de Acu?a, su Se?or; de Palencia a D. Diego de Castilla; de Salamanca a todos los caballeros sino a Maldonado y a D. Pedro Pimentel; de N?jera echaron a su primer duque D. Pedro Manrique de Lara. Le?n, Toro y Zamora estaban rebeladas, y en todas ellas eran los caudillos hombres muy bajos, sastres, pellejeros y zapateros. Pues en Medina del Campo fue el capit?n de la junta un Bobadilla tundidor; en Valladolid un frenero que se dec?a Vera; y de los caballeros s?lo fueron de esta comunidad Bravo, Maldonado, Padilla y el obispo de Zamora, el conde de Salvatierra que andaba alterado, y D. Pedro Gir?n, que estaba en Andaluc?a desabrido contra el duque de Medina Sidonia, aunque el D. Pedro Gir?n no persever? hasta el cabo?788. En la etapa post-comunera, concretamente durante la d?cada de 1530, surgieron dos bandos antag?nicos en el concejo murciano. Uno de ellos, favorable al Marqu?s de los V?lez, aplaudi? la visita efectuada a la ciudad por su primog?nito, en 1532, obviando la prohibici?n real: ?Don Alonso Fajardo y Vozmediano de Arr?niz, Regidores de Mur?ia, en nombre della dizen que V. Magestad a su supplicaci?n por sus ??dulas mand? al 786 RODR?GUEZ LLOPIS, M., Historia de la Regi?n..., op. cit., pp. 225-226. 787 El I marqu?s de Velada tambi?n apoy? la revuelta comunera, al contrario que su pariente el Marqu?s de Las Navas, que ser?a premiado tras la revuelta por su lealtad al Emperador. Vid. MART?NEZ HERN?NDEZ, S., El Marqu?s de Velada y la Corte en los reinados de Felipe II y Felipe III. Nobleza cortesana y cultura pol?tica en la Espa?a del Siglo de Oro, Salamanca, 2004, pp. 54-63. 788 CODOIN, vol. I, pp. 544-545. Antig?edades y sucesos memorables sucedidos en esta muy noble y antigua villa de Simancas, escrito por don Manuel Bachiller (1580). 299 marqu?s de los V?lez y a don Luis, su hijo, que no entrasen en la dicha ?iudad por justas causas que para ello dize que ha avido y que yendo don Luis de los V?lez a Valen?ia paso por aquella ciudad y que como quiera que fue requerido por el corregidor della con la ??dula de V. Magestad para que no entrase en ella todav?a entr? (?) y no entren en la dicha ?iudad porque deste dize que nuestro Se?or y Vuestra Magestad ser?n muy servidos y aquella ?iudad estar? en quietud y sosiego. Asimismo dizen que algunos regidores de aquella ?iudad, familiares del marqu?s, han procurado se les revoquen el poder que la dicha ?iudad les dio para suplicar a V. Magd. lo sobredicho y porque no lo han podido acabar han hecho ayuntamiento por sy contra las leyes del reyno y dado poder a dos dellos para que lo vengan a contradecir, suplican a V. Mad. en nombre de la dicha ?iudad lo que arriba tienen suplicado y que los dichos regidores que han hecho ayuntamento particular sean castigados y se les d? persona que aya informaci?n de c?mo son criados del marqu?s y llevan d?divas d?l y vienen a su costa a procurarlo?789. A pesar de contar con un bando de partidarios, el Marqu?s no s?lo se vio desterrado de la ciudad, sino que tanto el concejo como la Corona se opusieron el a?o 1525 a que construyera su enterramiento en el presbiterio de la catedral, hecho llamativo dado que en 1507 hab?a concluido la monumental capilla de San Lucas, en la girola de dicha seo. El af?n de don Pedro por elevar el estatus simb?lico de su casa, enterr?ndose en el espacio m?s singular del primer templo diocesano, se apoyaba en bulas papales. El objetivo era aliviar su ca?da en desgracia en la ciudad y todo el reino murciano, pero choc? con una oligarqu?a pro-mon?rquica, expulsada de la ciudad en 1520, y que no perdon? a los Fajardos su liderazgo comunero. Los regidores refutaron las aspiraciones del Marqu?s afirmando que el altar mayor era una capilla de patronato exclusivamente regio, al custodiar las entra?as de Alfonso X el Sabio790. El destierro de los Fajardo finalmente fue suprimido en 1542791, ante las demandas concejiles del regreso de don Pedro y don Luis, debido a la amenaza berberisca sobre las costas del reino y la necesidad de un caudillo que coordinase la defensa del territorio792. Ese mismo a?o, el Marqu?s aport? ?60 ginetes y 40 hombres darmas? para reforzar las fronteras de 789 AGS, E, leg. 26, fol. 25-26. Consultas de cosas de Castilla con Su Majestad. Monz?n, 16 de agosto de 1533. 790 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., p. 223. 791 En los a?os siguientes a?n habr? cartas entre Carlos V y su hijo, el pr?ncipe Felipe, sobre la conveniencia de que el Marqu?s y su primog?nito entren en la ciudad de Murcia. Vid. FERN?NDEZ ?LVAREZ, M. (ed.), Corpus documental de Carlos V, vol. II, Madrid, 2003 (1973-1981), pp. 202, 235 y 239. 792 CHAC?N JIM?NEZ, F., Murcia en la centuria..., op. cit., p. 471. 300 Navarra, Rosell?n y Perpi??n, amenazadas por los ej?rcitos del Rey de Francia793. Tanto en el reino murciano como fuera de ?l, los Fajardo segu?an siendo necesarios para la oligarqu?a local y la Corona, respectivamente, a fin de asegurar la paz. En cuanto a la ciudad de Murcia, la espiral de violencia desatada entre los bandos794 irreconciliables y enfrentados al menos desde inicios del Quinientos ?Sotos y Riquelmes? se extendi? hasta los albores de la rebeli?n morisca alpujarre?a, acabando con un buen n?mero de quemados por la Inquisici?n795. Sin embargo, el II marqu?s de los V?lez no fue capaz de recuperar la preeminencia ostentada por su padre en la capital del reino, y sus sucesores se alejaron cada vez m?s de la misma. Ni siquiera el hecho de que uno de las facciones en liza fuese firme partidaria del regreso de los Fajardo a la capital murciana, permiti? un beneficio relevante para los Fajardo, despu?s de 1521. Adem?s hay que tener en cuenta que dicha facci?n, la de los Sotos, contaba con numerosas familias de origen judeoconverso (por ejemplo los Balibrera), aupadas en el concejo murciano merced a su riqueza y el apoyo de los marqueses (de los que eran prestamistas), sin embargo fueron las grandes derrotadas a consecuencia de las persecuciones y condenas de la Inquisici?n, en un proceso estudiado magistralmente por Jaime Contreras. El Santo Oficio murciano comenz? actuando en alianza con los Riquelme, pero acab? poniendo en peligro los fr?giles equilibrios de poder existentes en la ciudad y todo el reino (particularmente, Lorca), hasta el punto de tener que intervenir la Suprema para apaciguar la situaci?n. Por otra parte, junto a las simpat?as comuneras de don Pedro Fajardo Chac?n, otro acontecimiento a tener muy en cuenta ser? que tras la Cortes de Toledo (1538)796, s?lo se convocar? a los representantes de las ciudades castellanas, excluyendo al clero y la nobleza, por sus reticencias a aprobar las exigencias fiscales de Carlos V, es decir por su negativa a pagar. Por tanto, las oligarqu?as de las dieciocho urbes con derecho a voto ?entre ellas Murcia? se relacionar?n directamente con el monarca, sacudi?ndose en 793 CODOIN, vol. VIII, p. 536. Cartas que se escribieron de orden del Emperador Carlos V a varias provincias con motivo de impedir al Franc?s la entrada que intentaba hacer por la Navarra, Perpi??n y Rosell?n el a?o 1542. 794 La existencia de bandos enfrentados en las principales ciudades, adem?s de no ser algo exclusivamente castellano, sigue generando inter?s por parte de la historiograf?a. Vid. DIAGO HERNANDO, M., ?La incidencia de los conflictos banderizos en la vida pol?tica de las ciudades castellanas a fines de la Edad Media: el caso de Cuenca?, Hispania. Revista Espa?ola de Historia, 69-233 (2009), pp. 683-714. 795 CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes..., op. cit. 796 Cfr. CARRETERO ZAMORA, J. M., Cortes, monarqu?a, ciudades. Las Cortes de Castilla a comienzos de la ?poca moderna (1476-1515), Madrid, 1988. 301 mayor o menor medida de patronos anta?o omnipresentes, como hab?a sucedido en la capital murciana con el linaje Fajardo. 302 303 4.3 El ep?logo de las Alpujarras El II marqu?s de los V?lez es conocido, sobre todo, por su participaci?n en la guerra contra los moriscos alpujarre?os, quienes le conoc?an por el sobrenombre de ?El Diablo de Cabeza de Hierro?, debido a la armadura y casco que llevaba al entrar en combate. En dicha contienda fue uno de los generales nombrados por Felipe II. El otro fue su gran rival, don ??igo L?pez de Mendoza, III marqu?s de Mond?jar y capit?n general del reino de Granada797. Don ??igo era el verdadero antagonista de don Luis en todos los sentidos, ya que era un humanista refinado, y defend?a las tesis conciliadoras frente al uso de la fuerza para aplastar a los sediciosos, opci?n defendida por el noble murciano y por su gran valedor don Pedro de Deza798, presidente de la Real Chanciller?a de Granada, que propugn? la entrada de V?lez en la guerra para reprimir a los moriscos obviando el mando militar de Mond?jar. El II marqu?s de los V?lez encabez? un ej?rcito con tres capitanes y 2.000 soldados murcianos799 y lorquinos800, que acudieron a su llamada con la intenci?n de robar todo cuanto pudieran (esclavos, ganado, etc.). Por tanto, las tropas del II marqu?s de los V?lez se distinguieron por su indisciplina y rasgos medievales, propios de las milicias concejiles, lo cual constituy? durante toda la guerra un quebradero de cabeza para don Luis. Otro problema resid?a en el nefasto abastecimiento de las tropas. En esas circunstancias, indisciplina generalizada y hambre fueron el caldo de cultivo para las deserciones en masa e, incluso, alg?n atentado contra la vida del Marqu?s. El hecho de que Fajardo recibiese la licencia de Felipe II para combatir en la zona de los r?os Almer?a y Almanzora, a inicios de 1569, supon?a una desautorizaci?n real al Marqu?s de Mond?jar, dado que surg?a de facto un doble mando o bicefalia que impidi? la acci?n coordinada de las tropas en liza, y dio lugar al enfrentamiento en el 797 Instituci?n estudiada en JIM?NEZ ESTRELLA, A., Poder, ej?rcito y gobierno en el siglo XVI. La Capitan?a General del Reino de Granada y sus agentes, Granada, 2004; y del mismo autor ?Mond?jar versus los V?lez: tensiones entre la capitan?a general y el poder se?orial antes de la rebeli?n morisca?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 285-294. 798 Deza obedec?a las directrices del cardenal Espinosa, en aquellos momentos gran patr?n cortesano, e impulsor del confesionalismo. Por tanto, la consigna era eliminar cualquier atisbo de pervivencia mud?jar, usando para ello la fuerza, m?xime en caso de suma urgencia como la rebeli?n alpujarre?a. Vid. MART?NEZ MILL?N, J., ?En busca de la ortodoxia: el Inquisidor General Diego de Espinosa?, en ?DEM (dir.), La corte de Felipe II, Madrid, 1994, pp. 189-228. 799 Sobre la movilizaci?n militar en la capital del reino vid. D?AZ SERRANO, A., El modelo pol?tico de la Monarqu?a Hisp?nica desde una perspectiva comparada. Las Rep?blicas de Murcia y Tlaxcala durante el siglo XVI, tesis doctoral, Universidad de Murcia, 2010, pp. 504-520. 800 La destacada presencia de Lorca en la movilizaci?n y abastecimiento de tropas en GUERRERO ARJONA, M., Lorca. De ciudad de frontera a ciudad moderna. Transformaciones pol?ticas, sociales y econ?micas (1550-1598), Murcia, 2005, pp. 71-132. 304 reino de Granada y en la corte de dos formas de entender la lucha anti-morisca y, con ello, las intrigas y la rivalidad faccional adquirieron un protagonismo tan destacado como los propios acontecimientos b?licos801. Esto perjudic? gravemente los objetivos pacificadores que persegu?a Felipe II, acuciado por graves problemas en Flandes (sublevada desde 1566) y por la escasez de tropas profesionales en la Pen?nsula, as? como por la dificultad del terreno y la guerra de guerrillas desarrollada por el l?der morisco Ab?n Humeya, conocido como el ?reyecillo?. ?ste contaba adem?s con el apoyo de tropas berberiscas y otomanas, desembarcadas en las costas granadinas. As? lo refleja un interesante memorial de Juan Bautista Antonelli, ingeniero militar italiano al servicio de Felipe II, quien conoc?a muy bien la costa mediterr?nea espa?ola tras haber reparado sus fortificaciones, y hac?a diversas recomendaciones para derrotar a los moriscos, en torno a 1570802. La intervenci?n del II marqu?s de los V?lez en este conflicto se desarroll? a lo largo de tres campa?as b?licas, todas ellas en el a?o 1569803. La primera abarc? los meses de enero a marzo; la segunda se prolong? entre marzo y junio; y, por fin, la tercera desde julio hasta septiembre. La caracter?stica definitoria de las tropas del Marqu?s era su no profesionalidad, lo cual implicaba que no estuviesen remuneradas, de ah? que se dedicasen al saqueo, matando a los moriscos, y tomando como bot?n a sus mujeres e hijos, a pesar de las prohibiciones de don Luis y algunos escarmientos puntuales. La segunda fase de la actuaci?n de don Luis se inicia el 3 de agosto de 1569, con la victoria de V?lor sobre Ab?n Humeya. Despu?s se retira a la fortaleza de La Calahorra, propiedad de los marqueses del Zenete, inici?ndose un per?odo de inactividad marcado por deserciones, indisciplina y epidemias que truncan la citada victoria: ?Exxmo. Se?or. A los diez y seis deste escriv? a V. Exxa. lo que el d?a antes av?a pasado con el marqu?s de los V?lez a?erca de sus disinios y de aver venido a parar a la Calahorra y lo que desde all? pensava ha?er. Despu?s ac? es entendido de muchos que su campo est? muy disminuido porque cada d?a se le va mucha gente y muy desbergon?adamente puni?ndose resistencia a las personas que enb?a a detenerlos y a sus ministros y ofi?iales y en su exe?r?ito an acae?ido algunas maneras de mot?n y que 801 S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 37-51. 802 AGS, GA, leg. 72, fol. 181. Memorial de Juan Bautista Antonelli dirigido a Felipe II. S. d. 803 Analizadas detalladamente en S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 51-210. 305 la gente esta tan desgustada que muchos entienden que si el marqu?s quisiese volver al Alpujarra le faltar?a mucha gente que no pasar?a con ?l?804. Las quejas del noble dirigidas a la Corte ser?n frecuentes, e incidir?n en la falta de bastimentos: comida y pertrechos para los soldados. En estos momentos ya contaba don Luis con el apoyo de los tercios de N?poles, y por ende tropas profesionales y veteranas desembarcadas bajo la supervisi?n del comendador mayor de Castilla, don Luis de Requesens y Z??iga, quien ?dada su condici?n de lugarteniente general de las galeras del Mediterr?neo? tambi?n deb?a vigilar las costas para evitar la llegada de socorros berberiscos y otomanos a los moriscos. S?nchez Ramos muestra el car?cter col?rico de V?lez, y como Felipe II conocedor de su fuerte personalidad, mandaba a Requesens y al Marqu?s de Santa Cruz, don ?lvaro de Baz?n, a tratar de contener su ira. Llama la atenci?n el hecho de que en 1571, un a?o despu?s de ser apartado del mando de las tropas, el primog?nito del Marqu?s de los V?lez, don Pedro, casase con la hija de Requesens, el cual hab?a sido una de las personas encargadas de allanar el camino para que don Juan de Austria se pusiese al frente de la guerra de Granada y obtuviese la definitiva victoria. Otras consideraciones importantes tienen que ver con que la sublevaci?n morisca no s?lo afect? a las Alpujarras, sino que el conflicto se extendi? por buena parte del reino granadino. En concreto, los moriscos atacaron la retaguardia del Marqu?s de los V?lez d?nde m?s da?o pod?an hacerle, es decir en sus se?or?os, de hecho tomaron Oria y atacaron Cantoria, en pleno coraz?n del marquesado. Adem?s, intentaron sublevar a los moriscos de los V?lez, que supon?an el mayor porcentaje de la poblaci?n e, incluso, ten?an planes de tomar el alc?zar de V?lez Blanco, donde resid?an las dos hijas del Marqu?s con el fin de llevarlas como trofeo al caudillo Humeya. De ah? que do?a Menc?a y do?a Francisca Fajardo se vieran forzadas a pedir ayuda urgente a Lorca, mientras su padre se hallaba ocupado en batallas y escaramuzas a mucha distancia de sus estados. A ello hay que sumar la amenaza sobre la ciudad de Guadix y su comarca. Por tanto, la sublevaci?n morisca es mucho m?s compleja y extensa de lo que tradicionalmente se ha venido explicando. De ah? que el vecino reino de Murcia se alarmase en cuanto se conocieron las primeras noticias, y apoyase al Marqu?s con el env?o de tropas y pertrechos. Sin embargo, el conflicto se extendi? casi tres a?os por 804 AGS, CC, leg. 2.152, fol. 184. El alcaide Mesa al Excelent?simo Se?or Don Juan de Austria, mi se?or. Guadix, 18 de agosto de 1569. 306 multitud de dificultades ?geogr?ficas, militares, pol?ticas, econ?micas? que pusieron en jaque a la primera potencia del momento, la monarqu?a filipina, temerosa de que la Media Luna volviese a ondear en tierras granadinas, debido al claro apoyo del Turco a los sublevados. En enero de 1570, don Luis Fajardo se reuni? con don Juan de Austria, en Hu?scar, para entregarle el mando de las tropas, incluidos los tercios napolitanos. Anteriormente hab?a sido apartado de su cargo y llamado a la corte el Marqu?s de Mond?jar, quien a pesar del ostensible fracaso de sus opciones negociadoras ?frente a la pol?tica de sangre y fuego de V?lez? fue recompensado con el cargo de virrey en N?poles, en 1575805. Por su parte, el adelantado de Murcia se retir? a su castillo de V?lez Blanco, donde morir?a el 5 de julio de 1574806, cuatro a?os despu?s de fracasar en su particular cruzada en suelo hispano. Entre tanto don Juan de Austria tom? Galera, asediada durante largo tiempo por don Luis Fajardo, y acab? con la sublevaci?n, poco antes de coronarse como h?roe de la batalla de Lepanto (1571). Los dos marqueses son, pues, instrumentos utilizados por Felipe II en una situaci?n de emergencia y S?nchez Ramos destaca c?mo se deshace de ellos cuando no le son ?tiles, por medio de los silencios a sus frecuentes cartas cargadas de quejas y peticiones, de igual modo que don Juan de Austria permanece en un segundo plano en Granada, a la espera de la destituci?n del noble murciano, para entrar en escena y obtener el triunfo final. Con todo, hay que se?alar la presencia de un Fajardo en primera l?nea de acontecimientos de gran resonancia hist?rica, como protagonista de excepci?n de una guerra en la que su intervenci?n result? negativa para s? mismo ?no tanto para su casa, dada la posici?n de privilegio que adquirir? en la corte su hijo mayor? al igual que la participaci?n en las Comunidades lo hab?a sido para su padre. Sin embargo, el fracaso militar no debe ocultar la enorme capacidad de movilizaci?n de recursos humanos y econ?micos que el II Marqu?s segu?a conservando en el reino de Murcia, dada su condici?n de adelantado y capit?n mayor, y todo ello a pesar del giro del linaje hacia las posesiones granadinas. As? pues, con la amenaza morisca a pocas leguas de distancia resurgi? el esp?ritu guerrero del Medievo en las ciudades y villas del reino murciano ? Murcia, Lorca, Cartagena, Totana, Caravaca, Ceheg?n, Mula? como ep?logo de la Reconquista. 805 MARA??N, G., Antonio P?rez. El hombre, el drama, la ?poca, Madrid, 2006 (1947), p. 150. 806 Acerca de su fallecimiento y funeral vid. AND?JAR CASTILLO, F., ?Relaci?n de la muerte de exmo. se?or marqu?s de los V?lez don Luis Fajardo, y del recibimiento que hizo al obispo de Almer?a don Diego Gonz?lez?, Revista Velezana, 16 (1997), pp. 188-189. 307 En definitiva, el II marqu?s de los V?lez se convirti? en ariete cristiano de una guerra que acab? con la expulsi?n de los moriscos del reino de Granada, lo cual despobl? sus se?or?os almerienses, hecho que perjudica gravemente su poder y su hacienda. Los nuevos pobladores ?cristianos viejos, obviamente? proced?an en buena medida del vecino reino de Murcia807 y estaban exentos durante diez a?os de pagar alcabalas y monedas foreras, impuestos que s? deb?an abonar los moriscos granadinos. Esta ser?a la causa del primer conflicto de los Fajardo con los repobladores de sus se?or?os almerienses, que se solap? a la petici?n de los antiguos habitantes de tener las mismas condiciones respecto a la exenci?n de impuestos. La Corona intentaba controlar directamente la repoblaci?n del reino granadino808, llev?ndola a cabo sin tener en cuenta ni a los se?ores ni a los viejos pobladores. ?stos se marchaban ante la discriminaci?n, dado que ellos s? se ve?an obligados a seguir pagando impuestos, y aqu?llos perd?an una enorme fuente de ingresos. El II marqu?s de los V?lez era el mayor terrateniente de la di?cesis de Almer?a y el que mayor n?mero de vasallos moriscos ten?a en sus estados, hasta 1571. De ah? que ?l y sus descendientes fueran los que m?s en?rgicamente protestaron a la Corona por la forma en que se llev? a cabo la repoblaci?n, entre 1570 y 1578. Don Luis Fajardo intent? que los moriscos del marquesado no fueran expulsados809, defendiendo su condici?n de verdaderos cat?licos, y sabedor de los vecinos, rentas e impuestos que iba a perder810. Tambi?n trat? de agruparlos, en su mayor parte, en la capital de sus se?or?os murcianos: Mula. Finalmente, las 807 Sobre los numerosos repobladores lorquinos y su asentamiento en los V?lez y el Almanzora vid. GUERRERO ARJONA, M., Lorca. De ciudad..., op. cit., pp. 254-277. 808 La repoblaci?n del marquesado de los V?lez ha sido estudiada en diversos trabajos por BARRIOS AGUILERA, M., ?Repoblaci?n del valle del Almanzora despu?s de la expulsi?n de los moriscos: Las Cuevas del Marquesado?, Roel, 6 (1985), pp. 67-92; AND?JAR CASTILLO, F., ?Se?ores y Estado en la repoblaci?n de Felipe II. El caso del Marquesado de los V?lez?, Chronica Nova, 25 (1998), pp. 139-172; del mismo autor ?La repoblaci?n en los V?lez en tiempos de Felipe II: reproducir un modelo social?, Revista Velezana, 17 (1998), pp. 21-26; SEGURA DEL PINO, M. D., La repoblaci?n de V?lez el Rubio. 1571-1595, Almer?a, 2004; y ROTH, D., V?lez Blanco..., op. cit., pp. 117-194. 809 AND?JAR CASTILLO, F., ?Entre la ?administraci?n? y la esclavitud de los ni?os moriscos. V?lez Blanco (Almer?a), 1570-1580?, Revista Velezana, 15 (1996), pp. 21-30; del mismo autor ?La continuidad de la guerra de los moriscos: la esclavitud en los V?lez (1570-1590)?, en Actas del VII Simposio de Mudejarismo, Teruel, 1999, pp. 351-367; ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Pleitos y enfrentamientos de la casa marquesal de los V?lez con los pobladores de su se?or?o y con la Corona (s. XVI)?, Revista Velezana, 20 (2001), pp. 30-31; y BEN?TEZ, A., ?Moriscos en el marquesado de los V?lez a fines del siglo XVI?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 249-256. 810 Antes de la expulsi?n, los Fajardo obten?an 2.500.000 mrs. anuales, en concepto de alcabalas. Cifra que se redujo a s?lo 1.000.000, a partir de 1571. Adem?s los marqueses s?lo hab?an recibido de la Corona las alcabalas de los V?lez, Cuevas y Portilla. En el resto de sus villas granadinas las hab?an usurpado. Vid. FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., pp. 163-171. 308 disposiciones filipinas fueron estrictamente cumplidas por el alcalde de casa y corte enviado a tal efecto, el licenciado Bonifaz, sin tener en cuenta las apetencias se?oriales. Don Luis Fajardo incluso lleg?, en 1573, a permitir que corsarios del norte de ?frica asolaran su villa de Cuevas, matando y secuestrando a muchos de los cristianos viejos que la hab?an repoblado hac?a escaso tiempo811. De este modo se esfumaba la tradicional preocupaci?n de los V?lez por defender la costa murciano-granadina, que tantos conflictos de competencias le hab?a acarreado con los marqueses de Mond?jar812. A?os despu?s, en 1578, el III marqu?s de los V?lez tambi?n expuso a Felipe II una lista de agravios que hab?an mermado la autoridad de su casa en el marquesado, a ra?z del proceso repoblador813. En definitiva, tras la reconquista del reino de Granada los Fajardo erigen un enorme estado se?orial en la di?cesis de Almer?a. La amenaza musulmana desaparece, salvo las coyunturas de 1500 y, sobre todo, 1568-1571. Con ello la actividad b?lica que hab?a sido el leit motiv de los adelantados y capitanes mayores del reino de Murcia desaparece casi por completo, salvo en lo referente a los socorros de la costa ante las amenazas del corso berberisco. Sin embargo, incluso en esta parcela los Fajardo ir?n perdiendo liderazgo a favor de los corregidores de Murcia, que lo eran tambi?n de los otros dos grandes concejos de realengo: Cartagena y Lorca. Por otra parte, el apoyo del I marqu?s de los V?lez a los comuneros de la ciudad de Murcia, en un ?ltimo intento por controlar la capital del reino a imagen y semejanza de su abuelo, tendr? consecuencias funestas con un destierro de casi dos d?cadas y la p?rdida de gran parte de su influencia pol?tica en la ciudad. Otra muestra evidente de ese alejamiento y p?rdida de poder en el reino murciano, especialmente en su capital, se observa en el hecho de que los marqueses hab?an intentado recuperar el alc?zar nuevo (tambi?n llamado de Enrique III), que serv?a de sede al Santo Oficio en la ciudad de Murcia, sin embargo no pudieron lograrlo. De haberlo conseguido habr?an obtenido un s?mbolo de poder en pleno coraz?n de la ciudad, adem?s de la posibilidad de tener un peque?o ej?rcito all? acuartelado. Lo cierto es que los marqueses de los V?lez, en tanto adelantado del reino, ten?an anejo a su 811 VINCENT, B., ?Un ejemplo de corso berberisco-morisco: el ataque de Cuevas de Almanzora, 1573?, en ?DEM, Andaluc?a en la Edad Moderna: econom?a y sociedad, Granada, 1985, pp. 287-301. 812 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La defensa del litoral frente a los ataques berberiscos por los dos primeros marqueses de los V?lez: D. Pedro y D. Luis?, Revista Velezana, 21 (2002), pp. 33-56. 813 S?NCHEZ RAMOS, V., ?Concejos y dominios p?blicos en la repoblaci?n de Felipe II?, en M. BARRIOS AGUILERA y F. AND?JAR CASTILLO (eds.), Hombre y territorio en el Reino de Granada (1570-1630), Granada, 1995, pp. 221-242. 309 mayorazgo las tenencias de los alc?zares de Murcia y Lorca, pero los inquisidores respond?an que ocupaban el edificio por concesi?n regia, desde tiempos de Carlos V. En 1549, don Rodrigo de Puxmar?n y Soto (jefe del clan Soto) se hab?a presentado ante el alc?zar nuevo, pidiendo a los inquisidores la devoluci?n de la fortaleza, con armas, municiones y bastimentos, al II Marqu?s y a ?l, como su representante. El bando rival ? los Riquelme? se uni? a la Inquisici?n, rechazando las peticiones de los Fajardo y sus afines en el concejo, a fin de evitar que de nuevo la ?nica familia aristocr?tica del reino volviese a mediatizar el poder local814. Este punto de fricci?n vino a atizar la lucha entre bandos antagonistas, que se remontaba a los albores del siglo XVI, no hay que olvidar el asesinato de don Pedro de Soto, en 1506815. Si bien esa espiral de violencia estallar?a en toda su plenitud a partir de 1550, en el enfrentamiento conocido como Sotos contra Riquelmes, con las denuncias de criptojuda?smo hacia destacadas familias de Lorca, r?pidamente extendidas a Murcia, pues ambas ciudades adem?s de encontrarse a escasa distancia mostraban una compleja endogamia entre sus linajes prominentes. Con todo, en 1575 un criado del III Marqu?s intenta de nuevo tomar posesi?n del edificio, de forma igualmente infructuosa. As? pues, tal y como subraya Chac?n Jim?nez, la segunda mitad del siglo XVI destaca por el alejamiento f?sico de los Fajardo de la ciudad de Murcia816 e, incluso, del reino murciano, fijando su residencia en V?lez Blanco y Cuevas del Marqu?s, preferentemente. Incluso, en 1578, las casas que pose?an los Fajardo en el solar del antiguo alc?zar mayor de ?poca musulmana, entre la catedral y las casas del concejo, estaban arruinadas y serv?an de ?muladar y ejido?, causando las quejas del cabildo municipal, que ped?a al III marqu?s de los V?lez su derribo y la erecci?n de ?tres o cuatro tapias?, el 18 de marzo de dicho a?o817. Dichos inmuebles, ubicados en un privilegiado lugar, sobre los restos del antiguo alc?zar mayor musulm?n de la ciudad818, 814 CENTENERO DE ARCE, D., De rep?blicas urbanas a ciudades nobles. La vida y el pensamiento de Gin?s de Rocamora de Torrano, tesis de licenciatura, Universidad de Murcia, 2010, p. 39. 815 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit., pp. 144-145; y CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes..., op. cit. 816 CHAC?N JIM?NEZ, F., Murcia en la centuria..., op. cit., p. 471. 817 NIETO FERN?NDEZ, A., Los franciscanos en Murcia. San Francisco, Colegio de la Pur?sima y Santa Catalina del Monte (Siglos XIV-XX), ed. de R. Fresneda Collado y P. Riquelme Oliva, Murcia, 1996, p. 389. 818 Cfr. ARChGr, 1550, C. 484, P. 005. Pleito entre el Concejo de Murcia y Luis Fajardo, marqu?s de los V?lez, sobre que ?ste restituya a la ciudad y sus propios una parte de muralla y adarve que tiene metido e incorporado a sus casas. 310 hab?an sido comprados por el adelantado don Juan Chac?n y su hijo, el I Marqu?s, entre 1490 y 1520, por un total de 105.500 mrs.819 819 FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit., pp. 94-95. 311 312 4.4 Los contactos con la corte: presencia en el espacio ?ulico Los antepasados del III marqu?s de los V?lez no pueden considerarse nobles cortesanos. En este sentido destaca la notable excepci?n que supone el linaje toledano de los Chac?n, cuyos miembros destacan en el reinado de los Reyes Cat?licos m?s que por sus t?tulos y se?or?os por los cargos palatinos que desempe?an. As? pues tanto don Gonzalo Chac?n como su hijo, don Juan Chac?n (padre del I marqu?s de los V?lez), son mayordomos y contadores mayores de Isabel la Cat?lica820. En tanto que su estirpe seguir? vinculada al ?mbito cortesano, llegando en 1599 a recibir el t?tulo de condes de Casarrubios del Monte. Pero volviendo a los Fajardo, se trata de un linaje guerrero, que puede adscribirse a la ?nueva nobleza?821 trastamarista, de hecho empiezan a consolidar su posici?n en el reino de Murcia a partir de la segunda mitad del siglo XIV. El car?cter fronterizo del reino, del cual deriva una gran inseguridad, as? como la lejan?a de la itinerante corte medieval castellana har? que, desde el adelantamiento y capitan?a mayor822, los Fajardo se hagan con el control de facto del territorio regn?cola823. Por tanto, era una estirpe engrandecida al abrigo de la frontera con los musulmanes, igual que otras ilustres familias nobiliarias como los Fern?ndez de C?rdoba824, en el reino de C?rdoba, o los Af?n de Ribera825, en el reino de Sevilla. Los lazos matrimoniales con la oligarqu?a local les servir?n para reforzar su hegemon?a murciana, en tanto que tambi?n casan con destacadas familias for?neas, todas bien situadas en las encomiendas santiaguistas del reino de Murcia y territorios lim?trofes 820 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 55-71. 821 MOX?, S. de, ?De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformaci?n nobiliaria castellana en la Baja Edad Media?, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 3 (1969), pp. 1-211. 822 De los diversos autores que se han ocupado del adelantamiento murciano destacan CERD? RUIZ-FUNES, J., Adelantados Mayores y Concejo de Murcia: notas para un estudio hist?rico-jur?dico, Murcia, 1961; TORRES FONTES, J. y MOLINA MOLINA, ?. L., ?El adelantamiento murciano, marca medieval de Castilla?, en F. CHAC?N JIM?NEZ (dir.): Historia de la Regi?n Murciana, vol. IV, Murcia, 1982, pp. 1-101; JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., ?Adelantados y mando militar: los Fajardo en Murcia (Siglos XV-XVI)?, en La organizaci?n militar en los siglos XVI y XVII. Actas de las II Jornadas Nacionales de Historia Militar, M?laga, 1993, pp. 151-160; ORTU?O S?NCHEZ-PEDRE?O, J. M., El adelantado de la Corona de Castilla, Murcia, 1997; y V?ZQUEZ CAMPOS, B., Adelantados y lucha por el poder en el reino de Murcia, Madrid, 2009. 823 TORRES FONTES, J., ?Los Fajardo en los siglos XIV y XV?, Miscel?nea Medieval Murciana, 4 (1978), pp. 107-178; y FRANCO SILVA, A., El Marquesado..., op. cit. 824 Sobre este prol?fico linaje destaca para la ?poca medieval QUINTANILLA RASO, M. C., Nobleza y se?or?os en el reino de C?rdoba. La Casa de Aguilar (siglos XIV y XV), C?rdoba, 1979; y para el per?odo moderno MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola en la Edad Moderna: los Fern?ndez de C?rdoba: familia, riqueza, poder y cultura, tesis doctoral, Universidad de C?rdoba, 2004. 825 Cfr. CENTENERO DE ARCE, D. y PARRA MONTOYA, ?., ?De gobernadores facticios a factores de mercedes. La recuperaci?n del poder del IV Marqu?s de los V?lez?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n y movilidad social, Murcia, en prensa. 313 (Ja?n, la Mancha)826. De esta forma, no s?lo controlan la enorme superficie que las ?rdenes militares, sobre todo la santiaguista, pose?an en la frontera murciano-granadina, sino que tambi?n se unen a importantes linajes aristocr?ticos, ligados a la corte y descendientes de la realeza. Es el caso de los condes de Paredes (linaje Manrique827), con los que lo Fajardo se unir?n a lo largo de tres generaciones, durante la segunda mitad del siglo XV. A finales de dicha centuria el todopoderoso adelantado murciano don Pedro Fajardo Quesada828 carece de heredero var?n. Ello es aprovechado por los Reyes Cat?licos para casar a su hija mayor ?do?a Luisa Fajardo? con el aludido don Juan Chac?n, fiel servidor suyo, que suceder?a a su suegro en el adelantamiento y mediante el cual lograron tener bajo su control pol?tico el reino de Murcia. Por primera vez, el pariente mayor ?transitorio829, pero no por ello secundario830? de la casa no era un adalid militar, sino un cortesano. Su hijo mayor, don Pedro Fajardo Chac?n (n?tese el cambio de apellidos, dando prioridad al linaje m?s ilustre), a la postre I marqu?s de los V?lez desde 1507, se educ? en la corte de Fernando e Isabel, con el dominico italiano Pedro M?rtir de Angler?a como preceptor. Esos a?os de formaci?n junto a la flor y nata de los herederos de casas nobiliarias castellanas le dieron un profundo conocimiento del lat?n, idioma en el que sol?a escribirse con su maestro. La posici?n de los Chac?n- Fajardo en la corte de los Reyes Cat?licos queda de manifiesto en el hecho de que don Pedro Fajardo y su hermano, don Gonzalo Chac?n, organizaron una justa en homenaje de los pr?ncipes Felipe y Juana, cuando ?stos juraron como tales en Toledo (1502): ?Y desde a pocos d?as D. Pedro Fajardo, que a la saz?n es Marqu?s de los V?lez, y D. Gonzalo Chac?n, su hermano, hicieron otro cartel de justa en el corral del Marqu?s de Villena, a donde los mantenedores y aventureros salieron muy en orden y se quebraron muchas lanzas?831. 826 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco en la nobleza santiaguista del siglo XV?, Noticiario de Historia Agraria, 12 (1996), pp. 68-84. 827 A prop?sito de este poderoso linaje MONTERO TEJADA, R. M., Nobleza y sociedad en Castilla. El linaje de los Manrique (siglos XIV-XVI), Madrid, 1996. 828 Biografiado en TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Madrid, 1953. 829 Sus relaciones con el concejo de Murcia centran la obra de BOSQUE CARCELLER, R., Murcia y los Reyes Cat?licos..., op. cit., pp. 23-38. 830 De hecho, refunda el mayorazgo familiar en 1491, sentando las bases del poder de los futuros marqueses de los V?lez. A este respecto destaca GARC?A D?AZ, I., ?Mayorazgo y vinculaci?n...?, art. cit., pp. 139-183. 831 CODOIN, vol. VIII, pp. 87-88. Cr?nica de Felipe 1?, llamado el Hermoso, escrita por don Lorenzo de Padilla y dirigida al emperador Carlos V. 314 Mayor relevancia se deduce de la cita de Salazar y Castro sobre el adelantado don Juan Chac?n: ?Por su gran valimiento con los se?ores Reyes se cant? en Castilla C?rdenas y el Cardenal y Chac?n y fr[ay] Montero traen la Corte al retortero?832. La muerte del adelantado en Alcal?, y las luchas pol?ticas en la ciudad de Murcia (llave para el control de todo el reino) hicieron a su primog?nito fijar la residencia en sus estados se?oriales. Diversos desencuentros con la corona, como la prisi?n del de?n Mart?n de Selva, el trueque forzado de Cartagena por los V?lez y, sobre todo, las Comunidades le alejaron del favor regio. No en vano, don Pedro y su heredero, don Luis, fueron desterrados de la ciudad de Murcia durante casi dos d?cadas, como consecuencia de los acontecimientos de 1520-1521. Ahora bien, desde la lejan?a el Marqu?s se mantuvo en el servicio al c?sar, tal y como demuestra la violenta reducci?n de las German?as y la defensa de la costa murciana frente a los ataques berberiscos. Solamente algunas ocasiones especiales, como el juramento de Carlos I como Rey de Espa?a, en Valladolid (1518), el bautizo en la misma ciudad del pr?ncipe Felipe833 (1527), y las cortes de Toledo de 1538834, lo muestran ocupando posiciones de preeminencia en destacados actos de la monarqu?a. Adem?s su tercer matrimonio, con do?a Catalina de Silva y Toledo835, hermana del IV conde de Cifuentes, le un?a con una estirpe de destacados arist?cratas cortesanos. No obstante, su base de poder territorial, econ?mico y pol?tico estaba en los reinos de Murcia y Granada, de ah? la permanencia en sus estados, primero en la ciudad de Murcia y despu?s en las villas de los V?lez y Cuevas. Tras las Comunidades, las relaciones del Marqu?s de los V?lez con la Corona, en contra de lo que pudiera pensarse, son cordiales. Nos muestran un acercamiento muy 832 El pr?ncipe de los genealogistas no pierde la oportunidad de situar al adelantado don Juan Chac?n al nivel de algunos de los personajes m?s poderosos de la ?poca de los Reyes Cat?licos. De hecho, ?C?rdenas? era don Gutierre de C?rdenas, sobrino de don Gonzalo Chac?n, contador mayor y maestresala de Isabel la Cat?lica, as? como comendador mayor de Le?n en la Orden de Santiago. ?El Cardenal? era el llamado Gran Cardenal don Pedro Gonz?lez de Mendoza, arzobispo de Toledo y primado de Espa?a. ?Fray Montero? fue el seud?nimo de fray Alonso de Burgos, obispo de Palencia, C?rdoba y Cuenca, y capit?n mayor de los Reyes Cat?licos. Cfr. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 21. 833 FERN?NDEZ ?LVAREZ, M., Felipe II y su tiempo, Madrid, 1998, pp. 621-626. 834 RAH, SC, D. 39, fol. 52r. Memorial de Fernando Fajardo y Requesens, VI marqu?s de los V?lez, en el que hace una relaci?n de los servicios de sus antepasados y pide a Carlos II, rey de Espa?a, que la Grandeza de Espa?a de su casa sea considerada de primera clase. Borrador. Sin fecha. 835 Los contrayentes eran parientes en cuarto grado de consanguinidad, al descender ambos del linaje Manrique. Obtuvieron la dispensa en 1518 y casaron dos a?os m?s tarde, teniendo once hijos. Vid. RAH, SC, M. 94, fol. 173r.-190v. Letras de Luis Bustamante, chantre y can?nigo de Cartagena, en la que dispensa el parentesco que un?a a Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, con do?a Catalina de Silva, para que puedan contraer matrimonio. 16 de septiembre de 1518. 315 r?pido. En primer lugar, don Pedro justific? su liderazgo de la Comunidad de Murcia para evitar que el movimiento deviniese en una revuelta antimon?rquica y antise?orial, como en otras ciudades castellanas. De tal forma que pretendi? darle la vuelta a tan espinoso asunto para aparecer ante Carlos V como defensor de su causa y enemigo de los sublevados836. Adem?s se insiste en que mientras el C?sar era coronado como tal en Aquisgr?n, el arist?crata se hallaba ocupado en defender sus reinos de Murcia y Valencia. En este ?ltimo aplast? a los comuneros refugiados en Orihuela, am?n de tomar con anterioridad otras plazas en el reino valenciano y socorrer al virrey, don Diego Hurtado de Mendoza, Conde de M?lito y Aliano837. El propio Marqu?s lo relataba as?, en carta dirigida al Emperador: ?Despu?s que en estos reinos V. M. su?edi?, yo me mov? a servirle sin miramiento suyo (sin pedirlo) en algunas cosas que se ofre?ieron por estas partes ve?inas del Reino de Mur?ia, donde yo vivo y tengo mi naturale?a, poniendo mi persona y ha?ienda en ello con mucho fervor. Y fui tan mal agrade?ido por los que han gobernado estos reinos de V. M. y los nego?ios de su Corte, que ni gra?ias de ello ni paga del dinero que gast? jam?s me dieron (...) como las cosas de estos vuestros reinos de Espa?a estaban muy da?adas, y se?aladamente en el Reino de Valen?ia, que despu?s de quedar lo de Castilla allanado, quedaba en mayor pertina?ia y desobedien?ia de V. M. que nunca (?). Y por esto me mov?, a pesar de no tener mandamiento de V. M., a emprender la guerra contra el reino de Valen?ia y procurar sojuzgarlo y allanarlo en servi?io de V. M. Plugo a Dios encaminar esta guerra de manera que hasta hoy no queda cosa en todo el Reino de Valen?ia, que no este sojuzgada y puesta en servi?io de V. M., salvo la ?iudad de Valen?ia y J?tiva, y ?stas al tiempo que escribo esta carta tratan de entregarse838. En realidad el saqueo de Orihuela, que no respet? ni siquiera los templos ?con el Marqu?s pase?ndose a caballo por su interior? sirvi? para ajustar las cuentas con la ciudad vecina y rival de Murcia, que quer?a emanciparse de la di?cesis de Cartagena, tal y como finalmente acab? sucediendo d?cadas despu?s con la constituci?n de un nuevo 836 AND?JAR CASTILLO, F., ?Las comunidades...?, op. cit., pp. 45-53. 837 RAH, SC, D. 40, fol. 239v.-242r. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 838 AGS, PR, leg. 1, fol. 102. Carta del Marqu?s de los V?lez al Emperador. Requena, 18 de octubre de 1521. Citado en MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 69. 316 obispado orcelitano, ya en el reinado de Felipe II (1564)839. Pues bien, si el arist?crata murciano fuera una persona alejada de la gracia regia, no se entender?a por qu? en 1527 el Duque de Gand?a le escribi? a la corte, donde qued? tras el bautizo del pr?ncipe Felipe, en los siguientes t?rminos: ?Bido como vra. mer?ed es llegado en essa corte (?) huelgo que v.m. se halle ay para favore?er sus servidores en lo que se offreciere, y como sea yo uno de los m?s ciertos que v.m. tiene, no dexar? de importunalle?840. La abundante correspondencia del I marqu?s de los V?lez con Carlos V pone de manifiesto la posici?n de preeminencia que ostentaba el noble murciano y tiene que ver, ante todo, con el apoyo que como cualquier arist?crata deb?a prestar a la costosa pol?tica imperial, tanto dentro como fuera Castilla. As? pues, el C?sar comunicaba a don Pedro ? y a todos los grandes? los acontecimientos m?s importantes841, tales como victorias militares: ?Los pies de V. M. beso por la merced que me hizo con el aviso de la victoria que Nuestro Se?or dio a V. M. y a su ex?r?ito del que tenia el Rey de Fran?ia y los otros sus valedores en el Reyno de N?poles y de lo que despu?s hizo Andrea Doria en premio de V. M. en G?nova que es para mi muy grande considerando la mucha raz?n y inteligencia que V. M. tiene en estas cosas y cuan fuera dellos anda el Rey de Fran?ia (?)?842. Del mismo modo, se explican las excusas que presenta el Marqu?s al no poder acudir a servir a su se?or, con motivo de la jornada de G?nova: 839 Con motivo de la Guerra de Sucesi?n, a inicios del siglo XVIII, los oriolanos ?junto a los austracistas anglo-holandeses? intentaron tomarse la revancha del saqueo murciano acaecido menos de doscientos a?os antes. Sin embargo, tras la batalla del Huerto de las Bombas (1706), a las afueras de la ciudad de Murcia, y la inundaci?n de la huerta ordenada por el obispo Luis Belluga no pudieron devolverle la moneda a los murcianos. Cfr. HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Los ej?rcitos de esta frontera. El Reino de Murcia y la batalla de Almansa?, en F. GARC?A GONZ?LEZ (coord.), La Guerra de Sucesi?n en Espa?a y la batalla de Almansa. Europa en la encrucijada, Madrid, 2009, p. 427. 840 BZ, FM, 22, D. 860. Carta del Duque de Gand?a al Marqu?s de los V?lez. Gand?a, 20 de julio de 1527. 841 Las relaciones entre reyes y arist?cratas son resumidas en BRAUDEL, F., El Mediterr?neo y el mundo mediterr?neo en la ?poca de Felipe II, vol. II, Madrid, 1993 (1949), pp. 76-84. 842 AGS, E, leg. 16, fol. 370. Carta del Marqu?s de los V?lez al Emperador. V?lez, 15 de octubre de 1528. 317 ?La carta de V. M. echa en ?arago?a a dos de abrill me dio el correo que ?sta lleva y por ella me dize V. M. que como lo dixo a Molina todav?a desea que le vaya a servir en esta jornada (?) pero como en la otra carta dixe a V. M. mi dicha me ha sido contraria en muchas cosas y m?s en ?sta, teni?ndome quitado toda la posibilidad as? de salud como de lo que es ne?esario para tal jornada (?). Y es que dende que a V. M. dexe en Valladolid que ha veynte meses, las personas a quien yo deb?a hartas debdas me an aprestado de manera que en este tienpo me an sacado cincuenta y seys mill ducados, los m?s de ellos librados e consignados en la renta que tengo para que ellos la cobren y sean se?ores della hasta que sean pagados, que no se acabar?n en tres a?os y otra buena parte han cobrado en dineros y por aqu? ver? V. M. el aparejo que puedo tener aviendo consignado y pagado lo que digo y manteniendo mi casa (?)?843. Varios a?os m?s tarde, se ordena al Marqu?s que est? listo para actuar ante la doble amenaza otomana y francesa: ?El Rey. Marqu?s primo porque a causa de la venida del turco y del Rey de Fran?ia conviene que vuestra compa??a este muy en orden para servirnos della en lo que se ofreciere yo os encargo que luego prove?is como se adere?en y est?n en tan buena orden de armas y buenos cavallos como de vos confiamos de lo qual nos avisar?is que en ello ser? servido?844. Asimismo, destaca la presencia de don Pedro Fajardo Chac?n en importantes acontecimientos relacionados con la Corona, relatados por Salazar y Castro en el Memorial de la casa de los V?lez, a partir de la Cr?nica del Emperador Carlos V de fray Prudencio de Sandoval. Es el caso del juramento de Carlos I como Rey de Espa?a en Valladolid (1518), el bautismo de Felipe II en Valladolid (1527) o su participaci?n en las Cortes de Toledo (1538). En estas ?ltimas destaca la presencia de varios miembros de la familia Fajardo-Chac?n como representantes del brazo nobiliario: ?(?) en aquel grande acto se hallaron en el brazo de los Grandes y Se?ores dos hijos, dos nietos y dos yernos del Adelantado de Murcia Don Juan Chac?n (...). Y los hijos fueron el Marqu?s de los V?lez y D. Gonzalo Chac?n, su hermano, 2 Se?or de 843 AGS, E, leg. 17 y 18, fol. 18. Carta del Marqu?s de los V?lez al Emperador. Cuevas, 11 de abril de 1529. 844 AGS, E, leg. 28, fol. 237. Carta del Emperador al Marqu?s de los V?lez. Valladolid, 10 de julio de 1537. 318 Casa Rubios. Los nietos el Marqu?s de Molina D. Luis Fajardo y D. Alonso T?llez Gir?n, 3 Se?or de la Puebla de Montalb?n, y los yernos D. G?mez de Benavides, Mariscal de Castilla, Se?or de Fr?mesta, a quien llama Sandoval el Mariscal de Fr?mesta, y D. Enrique Enr?quez de Guzm?n, Sr. de Orze y Galera?845. Para explicar cu?les fueron los motivos que originaron tan r?pida recuperaci?n del favor regio quiz? pueden apuntarse los poderosos parientes que don Pedro ten?a en la Corte (su familia materna, los Chac?n, y su cu?ado, el IV conde de Cifuentes)846, sin olvidar sus valiosos servicios militares y los de su primog?nito, al servicio del primer Habsburgo. De hecho, en 1531 Luis Fajardo de la Cueva acompa?a a Carlos V a Hungr?a, en la campa?a contra los otomanos. Dicho servicio le vali? a la casa de los V?lez el privilegio de seleccionar a los beneficiados de su villa de Mula: ?tiene, por haza?as virilmente realizadas a favor de la religi?n cristiana durante la guerra librada en Hungr?a contra los turcos, la concesi?n apost?lica de presentar cl?rigos id?neos para dos beneficios curados y para un pr?stamo?847. Y en 1535, durante la campa?a de T?nez y a bordo de la nao capitana, el heredero de la casa de los V?lez fue honrado por el Emperador con el t?tulo de Marqu?s de Molina: ?D. Carlos por la divina clemencia Emperador semper Augusto Rey de Alemania, D? Juana, su Madre, y el mismo D. Carlos, por la misma gracia Reyes de Castilla, de Le?n, de Arag?n &. Por hacer vien y merced a vos D. Luis Fajardo, hijo maior del Marqu?s de los V?lez, acatando los muchos e buenos y leales servicios que nos hav?is fecho y esperamos que nos har?is de aqu? adelante e por vos m?s honrar e sublimar e que de los dichos vuestros servicios quede memoria e porque de parte del dicho Marqu?s, vuestro Padre, se nos a fecho relaci?n que ?l lo a por vien es nuestra merced e voluntad que agora e de aqu? adelante os pod?is llamar e intitular e vos llamedes e intituledes e nos por la presente os hacemos, llamamos e yntitulamos 845 RAH, SC, D. 39, fol. 52r. Memorial de Fernando Fajardo y Reques?ns, VI marqu?s de los V?lez, en el que hace una relaci?n de los servicios de sus antepasados y pide a Carlos II, rey de Espa?a, que la Grandeza de Espa?a de su casa sea considerada de primera clase. Borrador. Sin fecha. 846 S?NCHEZ RAMOS, V., ?Piedras armeras para un linaje y un castillo?, en J. D. LENTISCO PUCHE (coord.), El Castillo de V?lez Blanco..., op. cit., pp. 56-57. 847 IRIGOYEN L?PEZ, A. y GARC?A HOURCADE, J. J., Visitas ad limina de la di?cesis de Cartagena, 1589-1901, Murcia, 2001, p. 53. 319 Marqu?s de la villa de Molina, que es del dicho Marqu?s vuestro Padre &. Dada en nuestra Galera en el puerto de la Goleta, 16 d?as del mes de Agosto de 1535 a?os. Yo el Rey. Yo Francisco de los Cobos, comendador mayor de Le?n, Secretario de Su Ces?rea y Cat?licas Majestades, la fize escrebir por su mandado?848. En 1541 (cinco a?os antes de su muerte), ya anciano, el Marqu?s de los V?lez fue a recibir al C?sar, que hab?a desembarcado en Cartagena derrotado, tras la fallida expedici?n a Argel. Al ir a arrodillarse, don Carlos le orden? que se levantase y le abraz?, felicit?ndole por las aptitudes militares de su hijo, don Luis: ?Buen hijo ten?is, Marqu?s; bien pod?is decir que es uno de los m?s buenos de Espa?a, y as? lo ha mostrado en todas las ocasiones que conmigo ha estado?849. Fue posiblemente la ?ltima vez que don Pedro Fajardo Chac?n vio al Emperador, pues al parecer sigui? residiendo en sus dominios ?preferentemente en su alc?zar de V?lez Blanco? hasta su muerte, en 1546. Como arist?crata, sin embargo, recib?a de sus parientes, amigos y deudos puntual informaci?n de lo que suced?a en la corte y no necesitaba residir permanentemente en ella, puesto que su funci?n era, al igual que la de sus antepasados, esencialmente militar y adem?s gobernaba con mano de hierro sus amplios se?or?os850. Ese ?alejamiento? de la corte fue alabado por fray Antonio de Guevara, cuando le escribi? ?algunas nuevas de Corte?, relativas a la emperatriz Isabel y sus damas, am?n de otros asuntos sobre Medina del Campo o el fallecido Duque de B?jar, algo nada sorprendente trat?ndose del autor de Menosprecio de Corte y Alabanza de Aldea (1539): ?Como hombre cuerdo me paresce, se?or, que av?ys acordado de estaros en vuestra casa, visitar vuestra tierra, gozar de vuestra hazienda, entender en vuestra vida y en el descargo de vuestra conciencia, por manera que las cosas de la corte holgu?ys de o?rlas y huy?ys de verlas. A la verdad, seg?n todas las cosas que aqu? passan son fictas, vanas, vaz?as, inconstantes y peligrosas, es passatiempo o?rlas y muy gran despecho verlas?851. 848 RAH, SC, D. 39, fol. 52r. Memorial de Fernando Fajardo y Reques?ns, VI marqu?s de los V?lez, en el que hace una relaci?n de los servicios de sus antepasados y pide a Carlos II, rey de Espa?a, que la Grandeza de Espa?a de su casa sea considerada de primera clase. Borrador. Sin fecha. 849 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 82. 850 Sobre la gobernaci?n del marquesado, partiendo de documentaci?n in?dita, procedente del AGFCMS vid. AND?JAR CASTILLO, F., Nobleza y Negocios. Correspondencia de don Pedro Fajardo, primer marqu?s de los V?lez, Granada, en prensa. 851 Esta carta la escribe Guevara en respuesta a otra del Marqu?s, escrita el 7 de julio de ese mismo mes (julio de 1532) en V?lez Rubio, y que le hab?a entregado el criado y solicitador de ?ste, Narc? Rodr?guez. Vid. Letra para el Marqu?s de los V?lez en la qual le escribe algunas nuevas de Corte. Medina 320 El hecho de que el I marqu?s de los V?lez resida habitualmente en sus estados granadinos, hizo que muchas veces sea su primog?nito el que act?e como portavoz de la casa en la corte y, en concreto, ante los miembros de la familia real, por ejemplo, en 1544, con motivo de la felicitaci?n al futuro Felipe II por su primer matrimonio, con su prima do?a Mar?a de Portugal: ?Muy alto y muy poderoso Se?or. Aunque V. Alteza por su carta me avis? de su bienaventurado casamiento y me dio licencia para quedar ac? sirvi?ndole y que no fuese a servirlle all? en ?l. Dios sabe la pena que he tenido por no hallarme en ?l y por no embiar al marqu?s mi hijo a besar los pies y manos de V. Alteza y de la princesa mi se?ora, lo qual ?es? porque enton?es y despu?s hasta agora siempre en esta costa a avido hartos sobresaltos, como el marqu?s de Molina mi hijo dir? a V. Alteza por los quales no pudo ?l yr a cumplir por m? y por ?l cosa tan devida porque ac? se pod?an ofres?er cosas y en rre?elo dellas avemos estado y estamos, siempre en que me pudiera hazer mucha falta en lo que yo deseo y soi obligado a hazer en el servi?io de V. Alteza porque su hedad puede mejor cumplir las faltas de la m?a que otro ninguno en servi?io de V. Alteza. Agora que pares?e que ay alg?n espa?io en estos meses de hebrero y mar?o, le emb?o a besar los pies y las manos de V. Alteza y de la princesa mi se?ora por m? y por ?l suplico a V. Alteza me perdone no averse hecho esto antes por la causa que aqu? digo y me haga mer?ed de oylle algunas cosas de que me pares?e que devo avisar a V. Alteza y con ?l me mande avisar de lo que m?s fuere su servi?io pues nadie lo desea m?s que yo. Cuya vida y estado Nuestro Se?or guarde y acre?ente bienaventuradamente. De las Cuevas, XVII de hebrero?852. Junto a los citados enfrentamientos del I Marqu?s con la Corona (p?rdida de Cartagena, prisi?n del de?n Selva, Comunidades) tambi?n cabe a?adir la rivalidad con las casas de Alba y Mond?jar por su uso de la fuerza, a fin de lograr una mayor preeminencia en el reino de Granada. El antagonismo Fajardos-Mendozas ser? heredado y llevado a su grado m?ximo por el II marqu?s de los V?lez, durante la guerra de las Alpujarras (1568-1571). En su juventud este arist?crata sirvi? a Carlos V en diversas campa?as militares como las aludidas jornadas de Hungr?a (1531) y T?nez (1535), as? del Campo, 18 de julio de 1532. GUEVARA, F. A. de, Obras completas. Ep?stolas familiares, vol. III, Madrid, 2004, pp. 103-104. 852 AGS, E, leg. 66, fol. 56. Carta del Marqu?s de los V?lez al pr?ncipe don Felipe. Cuevas, 17 de febrero de 1544. 321 como las de Provenza (1536) y Argel (1541)853. As? lo recogen diversas fuentes, de hecho el 9 de mayo de 1535, embarc? el heredero de la casa de los V?lez en el puerto de Barcelona, acompa?ando al C?sar en la jornada de T?nez: ?Luego salieron D. Luis Fajardo, hijo del Marqu?s de los V?lez, y el Conde de Chinch?n con otros caballeros y amigos suyos, y sus personas muy bien aderezados, con veinte caballeros vestidos de seda y sus colores. Diez arcabuceros?854. Otra referencia alude a su participaci?n en la campa?a de Argel, en la que llev? don Luis Fajardo seis caballos y cincuenta soldados, en la armada que zarp? de Cartagena el 30 de septiembre de 1541855. Junto a las acciones de guerra fuera de la Pen?nsula destaca su labor en defensa de la costa del reino de Murcia, frente a ataques berberiscos y turcos (1561) sobre la plaza fuerte de Cartagena, y desde ?sta la coordinaci?n de los socorros de Or?n, por ejemplo el de 1563856. Cumpl?a as? con su papel de adelantado y capit?n mayor, no enfrentado ya a los nazar?es granadinos, sino a los corsarios que asolaban las costas mediterr?neas. Por tanto, al heredar el marquesado ?en 1546? vuelve a residir a los V?lez, de donde no saldr? con facilidad, salvo por causas de fuerza mayor como la sublevaci?n de los moriscos granadinos, que amenazaba sus posesiones y le hizo ponerse al frente de un ej?rcito, dirigiendo tres campa?as durante 1569857. Abanderado de las tesis represoras frente a los moriscos, su participaci?n en la contienda result? nefasta, siendo sustituido por don Juan de Austria y dejando en ruinas su hacienda y prestigio. Este Marqu?s tampoco estuvo libre de enfrentamientos con diversas instancias de poder, y concretamente con la Corona. A ra?z de la expulsi?n de los moriscos, a partir de 1571, los se?or?os de los Fajardo se vieron gravemente perjudicados por la despoblaci?n subsiguiente, sin olvidar las desavenencias con los funcionarios reales a la hora de fijar las condiciones para el 853 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 81-82. 854 CODOIN, vol. II, pp. 155-158. Conquista de T?nez y la Goleta por el Emperador Carlos V, en 1535. 855 IVDJ, Ms. 26-I, n? 23. Relaci?n del suceso de la empresa de Argel que dirigi? Carlos V en 1540 con copia del n?mero de gente que sali? de Cartagena, en 1541. 856 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos..., op. cit., pp. 16-17. 857 Fue entonces cuando debi? entrar en contacto con su futuro consuegro don Luis de Requesens, enviado a Granada como lugarteniente de don Juan de Austria. Vid. S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit., pp. 51-210. 322 asentamiento de los repobladores y los pechos que deb?an pagar esos cristianos nuevos858. En definitiva, los V?lez, hasta bien entrado el siglo XVI, concretamente hasta la muerte de don Luis Fajardo (1574), representan un prototipo de nobleza apegada a sus se?or?os, donde residen la mayor parte de su vida859. Ello no es ?bice para que est?n bien relacionados con la corte, donde sus estrategias matrimoniales les llevan a emparentar con las m?s poderosas familias aristocr?ticas, sin olvidar su educaci?n y servicios militares cerca de los monarcas, algo propio de su estatus. En suma, la trayectoria de la casa de los V?lez sirve como paradigma de la aristocracia hisp?nica, que hasta el reinado de Felipe II no empieza a aproximarse a la corte y fijar en ella su residencia. Los castillos se?oriales van dejando paso a las residencias en la corte, en tanto que el oficio de las armas es sustituido por embajadas, virreinatos, gobernaciones y esca?os en los consejos de la monarqu?a. Surge aqu? una contradicci?n, por un lado los nobles arruinan su hacienda sirviendo al rey (en la corte o en los diversos destinos que les son encomendados) y, por otro lado, se aseguran el encumbramiento de su estirpe aproxim?ndose a la Corona860, la cual se aprovecha de ello para controlar a la anta?o levantisca y, en buena medida, independiente aristocracia. No obstante, Yun Casalilla niega que Felipe II buscase conscientemente la ruina de la aristocracia castellana, pues hubiese resultado contradictorio dejar exhausta a la nobleza titulada y los se?ores de vasallos, cuyo poder y riqueza serv?an de s?lido apoyo a los monarcas, m?xime en momentos de emergencia b?lica861. Mientras viven en sus estados, los grandes y titulados del reino tambi?n se ponen al servicio regio, puesto que junto a los elevados gastos que hacen en las campa?as b?licas, en las que participan por orden del soberano, las familias aristocr?ticas ?junto a 858 AND?JAR CASTILLO, F., ?Se?ores y Estado en la repoblaci?n de Felipe II. El caso del Marquesado de los V?lez?, Chronica Nova, 25 (1998), pp. 139-172. 859 Las principales casas aristocr?ticas de Portugal (Braganza, Aveiro y Vila Real) y algunas de las m?s relevantes de Castilla (Medina Sidonia, Arcos) son paradigmas de esa permanencia en sus estados, aunque siempre manteniendo contactos con la corte, en muchos casos por medio de alianzas matrimoniales con los privados del rey, que refuerzan estos lazos. En el caso luso, s?lo con la emancipaci?n de la Monarqu?a Hisp?nica, a partir de 1640, las grandes casas pasar?n a residir en la corte lisboeta, cerca de la nueva dinast?a reinante de los Braganza. Desde la corte portuguesa se llevar? a cabo un proceso disciplinador de la periferia. Cfr. CUNHA, M. S. da, A casa de Bragan?a..., op. cit., pp. 29- 36; MONTEIRO, N. G., ?Poderes e circula??o das elites em Portugal: 1640-1820?, en ?DEM, Elites e Poder..., op. cit., pp. 107-110; y SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia..., op. cit., pp. 256-272. 860 En esta l?nea han abundado importantes contribuciones al estudio de la nobleza hisp?nica, tales como las de ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit.; y GARC?A HERN?N, D., Aristocracia y se?or?o..., op. cit. 861 YUN CASALILLA, B., ?Felipe II y el endeudamiento de la aristocracia. Un avance?, en ?DEM, La gesti?n del poder: Corona y econom?as aristocr?ticas en Castilla (siglos XVI-XVIII), Madrid, 1998, pp. 157-159. 323 prelados y ciudades? tienen que prestar elevadas sumas de dinero a unas arcas reales cada vez m?s exhaustas, debido a los costes de la pol?tica imperial. As? pues, el 7 de septiembre de 1546 se le pide al II marqu?s de los V?lez la considerable suma de 10.000 ducados, que junto a los 5.000 del obispo de Cartagena, suman un total de 15.000 ducados en el reino murciano862. Seis a?os despu?s, el 31 de agosto de 1552, don Luis Fajardo de la Cueva aparece como uno de los grandes que se ha ?escusado de prestar?, en este caso una cifra a?n mayor: 15.000 ducados863. Tradicionalmente, la historiograf?a se ha ocupado de los dos primeros marqueses de los V?lez y sus antepasados bajomedievales, con lo cual el foco se ha puesto sobre todo en sus actividades b?licas y en su destacado papel pol?tico en el reino de Murcia y oriente del reino de Granada. A partir del ?ltimo tercio del siglo XVI, con el encumbramiento cortesano del III marqu?s de los V?lez y los destacados servicios de sus sucesores a los Austrias ?a excepci?n del par?ntesis murciano que supone su hijo, el IV Marqu?s? tanto las investigaciones de car?cter local (centradas en el ?mbito murciano-granadino) como las de ?mbito nacional han prestado menor atenci?n a los miembros del linaje Fajardo, que no por alejarse de sus estados dejan de tener relevancia. ?sta ya no viene dada en tanto caudillos militares y gobernantes del marquesado, sino por sus cargos palatinos, pol?ticos y diplom?ticos. En las siguientes p?ginas tratar? de explicar ese giro cortesano, breve en el tiempo, pero de enorme relevancia para entender el devenir de la casa de los V?lez. 862 FERN?NDEZ ?LVAREZ, M. (ed.), Corpus documental..., op. cit., vol. II, p. 497. 863 Ib?d., vol. III, p. 470. 324 325 CAP?TULO 5. EL III MARQU?S DE LOS V?LEZ Y EL ESPACIO ?ULICO ?Lo primero ha de saber que en la Corte hay siempre el m?s necio y el m?s sabio, m?s rico y m?s pobre, y los extremos de todas las cosas; que disimula los malos y esconde los buenos, y que en ella hay unos g?neros de gentes como yo, que no se les conoce ra?z ni mueble, ni otra cepa de la que decienden los tales?. (FRANCISCO DE QUEVEDO: Historia de la vida del Busc?n llamado don Pablos) 5.1 Servir al rey en la corte Poco se sabe de don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba en el per?odo anterior a su embajada extraordinaria en el Sacro Imperio y Polonia. Seg?n las pruebas para la obtenci?n del h?bito de la Orden de Santiago, que obtuvo en 1560864, deb?a tener por entonces de ?veintis?is a veintiocho? o ?treinta a?os? de edad. Ello sit?a su nacimiento en torno al a?o 1530-1531. Tampoco se conoce exactamente el lugar donde vino al mundo, aunque todo apunta a que debi? ser en los V?lez, pues en esas fechas su padre y su abuelo llevaban seis a?os desterrados de la ciudad de Murcia tras la revuelta comunera865, apoyada y liderada por el I marqu?s de los V?lez. Los testigos que declaran en las citadas probanzas, previas a su designaci?n como caballero santiaguista, hablan de que su naturaleza est? en Murcia y los V?lez, lo cual tampoco permite asegurar nada al respecto. De hecho, al ser heredero de un linaje tan ilustre como los Fajardo, ninguno de los testigos se atreve a poner en duda su nobleza y limpieza de sangre, sino que simplemente repiten las loas a sus antepasados, sin apenas entrar en detalles acerca de don Pedro. En las referencias a ?l y sus ascendientes las deposiciones 864 AHN, OO MM, Santiago, exp. 2.820. En este sentido, interesa HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia...?, art. cit., pp. 338-341. 865 El destierro fue instigado por los oligarcas murcianos (expulsados por los comuneros de Murcia), siendo decretado por Carlos V en 1524 y suprimido en 1542. Casi dos d?cadas de alejamiento que marcan el crep?sculo de la omnipotencia de los V?lez en la capital del reino de Murcia. Si bien don Luis Fajardo de la Cueva visit? la ciudad en 1532, suscitando las protestas del concejo. Sobre este punto interesa AGS, E, leg. 26, fol. 25-26. Consultas de cosas de Castilla con Su Majestad. Monz?n, 16 de agosto de 1533. Vid. OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit. 326 de los testigos se?alan calidades gen?ricas de la grandeza: destacan que son hidalgos de sangre seg?n fuero y costumbre de Espa?a, ?caballeros ilustres?, ?ilustres personas?, ?personas de gran linaje?, ?personas de ilustre sangre?866. Es obvio que, con estas afirmaciones, se sabe a qu? grupo social pertenecen y qu? calidades re?nen. Son los atributos propios de una casa y linaje con enorme prestigio, pero no podr?amos saber nominalmente de qui?n se trata. Dicha escasez de alusiones al pretendiente del h?bito en cuesti?n vienen dadas por la importancia de la casa de los V?lez, as? como por la propia idiosincrasia de las probanzas durante el siglo XVI: de escasa extensi?n. Don Pedro867 era el primog?nito de los cuatro hijos habidos por el II marqu?s de los V?lez, don Luis Fajardo de la Cueva, con do?a Leonor Fern?ndez de C?rdoba y Z??iga, hija de los terceros condes de Cabra; tras ?l nacieron, do?a Francisca, do?a Menc?a y don Diego. Adem?s, el Marqu?s tuvo un hijo bastardo, llamado como ?l, don Luis Fajardo868, afamado marino de fines del XVI e inicios del XVII. Este v?stago espurio869 fue reconocido por el linaje Fajardo, a pesar de la ignominia que te?ricamente pod?a suponer, y sus descendientes acabar?an uni?ndose al tronco leg?timo y siendo ennoblecidos con el t?tulo de marqueses de Espinardo, concedido por Felipe IV en 1627870. Seg?n el Licenciado Cascales hubo otro v?stago espurio del II Marqu?s, llamado tambi?n don Luis Fajardo, oidor de la Audiencia de Sevilla y que muri? sin sucesi?n871. Cuando el futuro III marqu?s de los V?lez vino al mundo, su casa segu?a bajo la jefatura de su abuelo, el I Marqu?s, don Pedro Fajardo Chac?n. Mientras que su padre, don Luis Fajardo, entonces un joven de poco m?s de veinte a?os de edad, a?n no hab?a recibido el t?tulo de Marqu?s de Molina, que en 1535 le concedi? Carlos V durante la campa?a de T?nez, como premio a sus servicios militares en Europa y el Mediterr?neo. Dicho marquesado ser?a desde entonces el t?tulo que llevar?an los herederos de la casa 866 AHN, OO MM, Santiago, exp. 2.820. Deposiciones realizadas por los testigos de la ciudad de Murcia los d?as 29 y 30 de noviembre de 1560. 867 Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Linaje y poder en la Corte de Felipe II. Una aproximaci?n a la figura del III marqu?s de los V?lez?, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 8 (2008). http://nuevomundo.revues.org/document23302.html; y del mismo autor ?El noble en la Corte. Don Pedro Fajardo, III marqu?s de los V?lez?, en G. LEVI (coord.) y R. A. RODR?GUEZ P?REZ (comp.), Familias, jerarquizaci?n..., op. cit., pp. 311-325. 868 Sobre este almirante del Mar Oc?ano y su descendencia vid. V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Los Saavedra..., op. cit., Vigo, 1957, pp. 192-200. Algunas de sus acciones b?licas en SALAS ALMELA, Medina Sidonia..., op. cit., pp. 248-256; y OLIVAL, F., D. Filipe II, Lisboa, 2008, p. 229. 869 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia...?, art. cit., pp. 347-362. 870 RAH, SC, M. 4, fol. 87r. Relaci?n de t?tulos creados por el rey Felipe IV, 17 de junio de 1627. Aut?grafo de don Luis de Salazar y Castro. 871 CASCALES, F., Discursos Hist?ricos..., op. cit., p. 17. 327 de los V?lez, privilegio que seg?n Salazar y Castro s?lo otras cuatro casas aristocr?ticas recibieron durante el reinado del Emperador: duques de Medinaceli (marquesado de Cogolludo), condes de Lemos (marquesado de Sarria), duques de B?jar (marquesado de Gibrale?n) y duques de Alburquerque (marquesado de Cu?llar)872. Sin embargo, s?lo una vez se menciona a don Pedro Fajardo como ?Marqu?s de Molina?873, aunque curiosamente cuando ya era Marqu?s de los V?lez, por tanto durante la mayor parte de su vida la documentaci?n alude a ?l simplemente como ?don Pedro Fajardo?, y a partir del verano de 1574 ?tras la muerte de su padre? como ?Marqu?s de los V?lez?. Este joven arist?crata rompe la tradici?n militar de su casa, y en 1550 con veinte a?os de edad sale de sus estados, en direcci?n a la corte874. All? se educa, igual que hab?an hecho a?os atr?s su padre y abuelo, pero a diferencia de ellos jam?s regresar? al marquesado para ocuparse de su administraci?n y rentas. La presencia permanente del heredero de la casa de los V?lez en el espacio ?ulico recuerda la idea de ?acortesanamiento?, empleada por Norbert Elias en su estudio cl?sico sobre la corte francesa del siglo XVII875. La corte no hay que entenderla como un espacio geogr?fico, lo cual remite m?s bien a la idea de capital, sino que se trata de un espacio social876. Por ello, no es de extra?ar que arist?cratas que no residen en la corte, sin embargo tengan acceso a la gracia regia, por medio de parientes, amigos y destacados servicios pol?ticos, militares o econ?micos. Su primer matrimonio lo contrajo en 1554 con do?a Leonor Gir?n877, hija de don Juan T?llez Gir?n ?el Santo?, IV conde de Ure?a, y de do?a Mar?a de la Cueva, camarera mayor de la reina Isabel de Valois. La Condesa era hermana de do?a Menc?a de la Cueva, esposa del I marqu?s de los V?lez, y madre de don Luis Fajardo de la Cueva. Este parentesco exigi? la preceptiva dispensa papal, que salvaba el tercer y cuarto grado de consanguinidad878. Do?a Leonor, dama de la reina, fue dotada con 872 Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., pp. 26-30 y 335-336. 873 AGS, E, leg. 678, fol. 32. Respuesta del Emperador sobre el negocio de Final, dada al Marqu?s de los V?lez. Traducida del lat?n. Viena, 5 de enero de 1575. 874 La presencia de la aristocracia en la corte del Rey Prudente es analizada en GARC?A HERN?N, D., ?La participaci?n de los se?ores en asuntos pol?ticos?, en ?DEM, La aristocracia en la encrucijada. La alta nobleza y la monarqu?a de Felipe II, C?rdoba, 2000, pp. 177-200. 875 ELIAS, N., La sociedad cortesana, M?xico, 1982, pp. 285-351. 876 HESPANHA, A. M., La gracia del derecho. Econom?a de la cultura en la Edad Moderna, Madrid, 1993, p. 201. 877 AHN-SN, Osuna, C. 8, D. 22. Capitulaciones y otros documentos sobre el casamiento de Leonor Gir?n, hija de Juan T?llez Gir?n, IV conde de Ure?a, con Pedro Fajardo, hijo de Luis Fajardo, II marqu?s de los V?lez. 1554. 878 AHN-SN, Osuna, C. 8, D. 25, fol. 2r.-3r. Bula de Julio III por la que dispensa a Pedro Fajardo (III 328 57.333 ducados. El 19 de mayo de 1558 fallec?a el IV conde de Ure?a, siendo inhumado en la colegiata de Osuna, con la asistencia de don Pedro Fajardo, junto a la viuda e hijos del finado, as? como el Duque de Arcos, su sobrino879. De la elevada posici?n de los Gir?n en la corte da idea el hecho de que en 1562, el V conde de Ure?a, don Pedro Gir?n, recibir?a de Felipe II el t?tulo ducal de Osuna880, desarrollando una importante carrera al servicio del monarca. Ese mismo a?o, don Pedro Fajardo fue enviado a Lisboa para cumplimentar al todav?a ni?o rey don Sebasti?n y a su tutora, do?a Catalina de Austria. A su regreso critic? la pobreza de las indumentarias de la corte portuguesa881. Parece ser que asisti? tambi?n al encuentro hispano-franc?s de Bayona882 (1565), donde Isabel de Valois y diversos ministros de Felipe II se reunieron con la reina madre de Francia, Catalina de M?dicis. De hecho, Felipe II necesitaba que miembros de la grandeza acompa?aran a su esposa a Bayona, y se sirvi? de Fajardo para que sus parientes pol?ticos, en concreto su cu?ado, el reci?n nombrado I duque de Osuna, hiciese la jornada de Bayona883. En julio de 1566 enviuda884 e intenta, sin ?xito, obtener una nueva dispensa papal para casar con la hermana menor de su difunta mujer, do?a Magdalena Gir?n, tambi?n dama de la reina Isabel de Valois. Ni siquiera su viaje a Roma en 1568, donde fue recibido por el embajador don Juan de Z??iga885 (su futuro t?o pol?tico) durante varios meses, y el intento de soborno a la curia vaticana por medio de una elevada suma (25.000 ducados), evit? que el nuevo pont?fice, P?o V, mucho m?s riguroso que sus marqu?s de los V?lez) y Leonor T?llez-Gir?n del tercero y cuarto grado de consanguinidad en que estaban cuando contrajeron matrimonio, y les autorizan para que siguieran en ?l, as? como legitimar la descendencia que tuvieren. Roma, 22 de abril de 1554. 879 MOR?N DE CASTRO, M. F., ?Leonor de Guzm?n y Arag?n, primera duquesa de Osuna, mujer del Renacimiento en la Baja Andaluc?a?, Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, 8 (2006), p. 16. 880 FERN?NDIZ CONTI, S., ?La nobleza castellana y el servicio palatino?, en J. MART?NEZ MILL?N y S. FERN?NDIZ CONTI (dirs.), La monarqu?a de Felipe II: la Casa del Rey, vol. I, Madrid 2005, pp. 636-637. 881 BOUZA, F., Palabra e Imagen en la Corte. Cultura oral y visual de la nobleza en el Siglo de Oro, Madrid, 2003, p. 78. 882 AGS, E, leg. 678, fol. 113. Carta descifrada de don Pedro Fajardo a Felipe II. Viena, 4 de junio de 1573. El arist?crata alude en esta ep?stola al Duque de Anjou, reci?n elegido rey de Polonia, que en la entrevista de Bayona era todav?a un ?mochacho?. Sobre el significado de la reuni?n en la ciudad francesa vid. KAMEN, H., Felipe de Espa?a, Madrid, 1997, pp. 104-107. 883 RODR?GUEZ SALGADO, M. J., ??Una perfecta princesa?. Casa y vida de la reina Isabel de Valois (1559-1568). Primera Parte?, Cuadernos de Historia Moderna, Anejo II (2003), p. 57. 884 Pocos meses antes de la muerte de do?a Leonor Gir?n, hab?a muerto su madre, la Condesa viuda de Ure?a, do?a Mar?a de la Cueva. 885 Mientras se resolv?a su dispensa, viaj? por los alrededores de Roma, haciendo diversas romer?as. Cfr. CODOIN, vol. XCVII, p. 407. Minuta de carta de don Juan de Z??iga, embajador en Roma, a don Enrique de Guzm?n, en 8 de marzo de 1568; y CODOIN, vol. LXXXVII, p. 481. Minuta de carta de don Juan de Z??iga, embajador en Roma, para Don Pedro Fajardo, de 21 de mayo de 1568. 329 antecesores en estos asuntos, vetara su proyecto matrimonial886. De su primer matrimonio tuvo una hija ?do?a Mar?a Fajardo? que muri? poco despu?s de nacer887. El fracaso por renovar al alianza con los Ure?a-Osuna, pone en apuros el futuro de la casa de los V?lez, dado que don Pedro adem?s de ser el heredero era el ?nico de sus hermanos que hab?a contra?do nupcias, en tanto que su hermano don Diego ?el menor? lo har?a en torno a 1583, y sus dos hermanas ?do?a Francisca y do?a Menc?a? morir?an solteras. Cercano a los cuarenta a?os de edad y sin descendencia, su segundo matrimonio le dar?a un hijo var?n y le allanar?a el camino para una fulgurante carrera pol?tica y cortesana. Fue en 1571 cuando el propio don Pedro Fajardo y el comendador mayor de Castilla, don Luis de Requesens y Z??iga, sellaban la alianza. Quiz? las negociaciones previas debieron fraguarse durante la estancia de su nuevo suegro en Granada, asistiendo a don Juan de Austria, quien precisamente en 1569 relev? al II marqu?s de los V?lez al mando de las tropas encargadas de sofocar la revuelta morisca. Si el primer enlace de don Pedro le hab?a llevado a unirse a una de las m?s emblem?ticas dinast?as aristocr?ticas de la grandeza espa?ola ?los Ure?a-Osuna?, con la que le un?an estrechos v?nculos de sangre (v?a casa de Alburquerque), el segundo y definitivo matrimonio le uni? a una familia no titulada, pero muy bien relacionada en la corte de Felipe II: los Requesens-Z??iga. Adem?s de la necesidad de tener descendencia, quiz? Fajardo buscaba reubicarse en la corte, donde hab?a quedado aislado tras su fallido proyecto matrimonial y la muerte del pr?ncipe don Carlos. La boda con do?a Menc?a de Requesens888 es el pre?mbulo indispensable para entender la embajada extraordinaria de don Pedro Fajardo en la corte imperial, que le fue encomendada a fines de 1571. El compromiso fue firmado por el Comendador Mayor y don Pedro Fajardo el 30 de mayo de ese mismo a?o, en la casa del Marqu?s de Denia, cerca del Alc?zar madrile?o. Con esta uni?n tanto los Fajardo como los Requesens sal?an bien parados. Por una parte, el linaje murciano obten?a para su primog?nito una jovenc?sima esposa, cuasi una ni?a de trece a?os de edad, que deb?a asegurar la tan deseada prole. Adem?s, el Comendador Mayor dot? a su hija con una elevada suma, procedente de la herencia de 886 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 136-142. 887 Reposa en el mausoleo familiar de la capilla del Santo Sepulcro, en la colegiata de la Asunci?n de Osuna. Vid. RODR?GUEZ-BUZ?N CALLE, M., La Colegiata de Osuna, Sevilla, 1985, p. 118. Agradezco esta referencia a Francisco Javier Guti?rrez N??ez. 888 Vid. notas biogr?ficas de la hija del Comendador Mayor en MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement?, Pedralbes: revista d?hist?ria moderna, 21 (2001), pp. 56-57; y del mismo autor ?Dames del Barroc?, Pedralbes: revista d?hist?ria moderna, 21 (2004), p. 200. 330 do?a Menc?a de Mendoza, Maquesa del Zenete y Duquesa viuda de Calabria. En concreto, la dote equival?a a 80.000 ducados, de ellos 70.000 en juros (procedentes de la herencia de su t?a) y 6.000 en joyas889. De este modo, quedaba muy cerca de las cifras pagadas por otros grandes de la ?poca para casar a sus hijas. Fajardo, por su parte, se compromet?a a pagar 8.000 ducados en arras, hipotecando para ello su padre la villa de Mula890 (la m?s importante del marquesado de los V?lez), y consegu?a una esposa mucho m?s joven que ?l, hija de uno de los ministros m?s relevantes de Felipe II, lo cual le situaba en una poderosa red de parientes y aliados en la corte. Por ?ltimo, no hay que olvidar que aunque Requesens no tuviese t?tulo nobiliario, su cargo de Comendador Mayor le situaba de facto entre la grandeza, y sus dos grandes objetivos para lograr el ascenso de su estirpe eran: primero, casar a su hija con el heredero de una casa titulada; segundo, obtener para su hijo (don Juan de Z??iga) un t?tulo nobiliario, que premiase los servicios de su familia a Carlos V y Felipe II. Lograr?a s?lo el primero. A cambio de tan elevada dote, el linaje catal?n se vinculaba a una relevante casa de la grandeza hisp?nica, se?ores de los estados nobiliarios m?s importantes de los reinos de Murcia y Granada, as? como de la mitad de las muy rentables minas de alumbre de Mazarr?n891 (compartidas con los marqueses de Villena). La riqueza de los Fajardo, hace que Requesens prefiera este candidato para su hija, pues su casa era ?m?s de la mitad mayor en cantidad y calidad? que la del candidato propuesto por su esposa, do?a Jer?nima d?Hostalric: un miembro de la casa ducal de Maqueda (linaje C?rdenas). Do?a Jer?nima tambi?n se muestra temerosa de la locura del linaje de don Pedro, pero su marido la tranquiliza diciendo que dicha enfermedad afectaba a do?a Catalina de Silva892, tercera y ?ltima esposa de I marqu?s de los V?lez, as? como a sus hijas. Hacienda, posici?n social y virtud hacen que el Comendador Mayor escriba a su esposa: ?No pudi?ramos acertar casa en toda Espa?a que tanto nos conviniera?. Adem?s, Bouza subraya el hecho de que la madre de don Pedro Fajardo no estuviese viva, lo cual permitir?a a do?a Menc?a ?una vez heredado el t?tulo por su esposo? librarse de la 889 Requesens resume las dotes m?s importantes de la alta nobleza hisp?nica por aquellos a?os. As?, indica que el Duque de B?jar dio a su hija 100.000 ducados para casar con un hijo del Duque de Arcos (?cuya cassa no tiene m?s calidad y cantidad que la del marqu?s de los V?lez?); el Conde de Ure?a dio al Duque de N?jera 106.000 ducados; el Conde de Benavente al Duque de Alba 95.000; y el Marqu?s de Comares al de Cu?llar 92.000. Vid. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. Carta de don Luis de Requesens a don Juan de Z??iga. Madrid, 25 de mayo de 1571. 890 AHPM, Prot. 166, fol. 789r.-789v. Concierto entre don Luis de Requesens y don Pedro Fajardo. Madrid, 30 de mayo de 1571. 891 Cfr. FRANCO SILVA, A., El alumbre..., op. cit.; y RUIZ MART?N, F., Los alumbres..., op. cit. 892 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?La herencia de D. Pedro Fajardo?, Revista Velezana, 13 (1994), pp. 13-14. 331 sombra de una marquesa viuda y con ello se convertir?a en la due?a absoluta de su casa893. Las prisas de Requesens por casar a su hija se deben a su inminente partida, dado que deb?a asistir a don Juan de Austria en la flota de la Santa Liga, que pocos meses m?s tarde (en octubre de 1571) derrotar?a a los otomanos en Lepanto. La mala salud de ?l y su esposa, do?a Jer?nima d?Hostalric894, am?n de la lejan?a de su hermano don Juan de Z??iga (embajador en Roma) le llevaron a sellar el compromiso matrimonial de do?a Menc?a, a fin de que ?sta y su hermano (llamado tambi?n don Juan de Z??iga) quedasen amparados en caso de que falleciesen sus padres. Antes del compromiso matrimonial con Fajardo, Requesens hab?a barajado otros candidatos como el Conde de Olivares, sin embargo el estado de su hacienda, seg?n cuenta a su mujer, le hizo buscar otras opciones que asegurasen mejor el sustento de su hija. No es que don Pedro Fajardo fuese un hombre rico en esos momentos, al contrario, era heredero de inmensos se?or?os, pero no los disfrutar?a hasta la muerte de su padre895. A la postre, las esperanzas puestas en el yerno iban a verse cumplidas, pues tal y como preve?a Requesens, se convirti? en una especie de segundo padre para su esposa y cu?ado, tanto por edad como por influencia en la corte, aunque para ello habr?a que esperar a su regreso de Viena en 1575. La uni?n entre don Pedro y do?a Menc?a, con su notoria diferencia de edad (cuarenta a?os el novio y trece la novia), no en vano el contrayente s?lo era un par de a?os menor que su suegro, recuerda los dos ?ltimos matrimonios del propio Felipe II, con Isabel de Valois (1559) y Ana de Austria (1570). La primera estaba destinada a casar con el pr?ncipe don Carlos, pero la viudedad del soberano espa?ol alter? los planes, y la segunda ?su sobrina? lleg? a Espa?a con el fin de engendrar al heredero var?n, adem?s esta boda volv?a a reunir la sangre de las dos ramas Habsburgo. A fin de 893 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit. 894 Hija de Francesc Joan de Gralla i Despl?, maestre racional de la Casa y Corte en Catalu?a, y de Guiomar d?Hostalric. ?sta, a su vez, era hija de Joan Hostalirc y Sabastida, gobernador de Rosell?n y Cerda?a, fallecido en 1520. Jer?nima d?Hostalric cas? con Luis de Requesens en Barcelona, el 21 de junio de 1552. Tras arduas negociaciones no obtuvo el consentimiento paterno, de ah? que dejase de llevar el apellido Gralla, pues su padre la deshered? porque prefer?a que contrajese nupcias con Francesc de Montcada, Conde de Aitona, algo que acab? haciendo su hermana menor, Lucrecia. Jer?nima d?Hostalric acompa?? a su marido durante la embajada en Roma, pero no en las gobernaciones de Mil?n y Flandes. Muri? en 1579, tres a?os despu?s que el Comendador Mayor. Vid. MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., pp. 53-56. 895 IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. Copia de carta de don Luis de Requesens a do?a Jer?nima d?Hostalric. Madrid, 12 de mayo de 1571. 332 cuentas, la aristocracia, en sus alianzas matrimoniales896 ?como en otros muchos aspectos? emulaba al soberano, sin olvidar la tutela real de los matrimonios de la grandeza, con no pocos destierros y encarcelamientos de destacados arist?cratas que casaban sin el permiso real897. En suma, un matrimonio que busca dar continuidad a la casa de los V?lez (descendencia), pero tambi?n capital econ?mico (una cuantiosa dote) y capital relacional (cercan?a al soberano y a algunos de sus m?s poderosos ministros). Fijar la residencia permanente en la corte y medrar en el servicio al monarca ser? el gran objetivo de la aristocracia, y explicar? el ascenso de los validos, como el caso de Lerma, cuya influencia se gesta durante el reinado de Felipe II, manteni?ndose muy cerca del pr?ncipe heredero898. 896 Sobre los enlaces nobiliarios destaca ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?Nupcialidad y familia aristocr?tica en la Espa?a moderna: estrategia matrimonial, poder y pacto endog?mico?, Zona abierta, 43- 44 (1987), pp. 97-112; y ATIENZA HERN?NDEZ, I. y SIM?N L?PEZ, M., ?"Aunque fuese con una negra si S.M. as? lo desea": Sobre la autoridad real, el amor y los h?bitos matrimoniales de la nobleza hispana?, Gestae. Taller de Historia, 1 (1989), pp. 31-52. 897 Ejemplo paradigm?tico es el del Duque de Alba y su hijo, don Fadrique, en el a?o 1579. Vid. MALTBY, W. S., El gran duque..., op. cit., pp. 431-440. 898 GARC?A GARC?A, B. J., ?El privado en el despacho de los asuntos de Estado?, en ?DEM, La Pax Hisp?nica: pol?tica exterior del Duque de Lerma, Lovaina, 1996, pp. 16-24; del mismo autor ?La aristocracia y el arte de la privanza?, Historia Social, 28 (1997), pp. 113-125; y ?Los Marqueses de Denia en la Corte de Felipe II: Linaje, servicio y virtud?, en MART?NEZ MILL?N, J. (dir.), Felipe II (1527- 1598): Europa y la Monarqu?a Cat?lica, vol. II, Madrid, 1998, pp. 305-332. 333 334 5.2 La embajada extraordinaria en el Sacro Imperio y Polonia (1572-1575) a. La corte ces?rea: el Finale y la Liga contra el Turco Una vez situado el personaje en su entorno familiar y cortesano, es m?s f?cil entender el planteamiento, desarrollo y conclusi?n de su dilatada embajada extraordinaria ante Maximiliano II. La riqueza documental de su estancia en el Sacro Imperio y la Confederaci?n polaco-lituana permite hacer un seguimiento detallado de su misi?n, puesto que adem?s de la abundante correspondencia de don Pedro ?y del embajador ordinario en Viena, don Francisco Hurtado de Mendoza y Fajardo, IV conde de Monteagudo? con la corte, se conservan numerosas cartas entre Fajardo y su suegro, Requesens899, sin olvidar al hermano de ?ste, Z??iga900. De ah? la dualidad entre tem?tica puramente cortesana y pol?tica, con otros asuntos familiares, que preocupan a estos arist?cratas tanto o m?s que el servicio al rey, sobre todo en lo relativo a negociaciones matrimoniales o la b?squeda de influencias para asegurar una determinada merced regia. Por tanto, no es descabellado afirmar que la embajada extraordinaria en la corte ces?rea es la etapa mejor conocida en la vida del III marqu?s de los V?lez901. Felipe II env?a a Fajardo a la corte de su primo, cu?ado y suegro Maximiliano II con un objetivo primordial, solucionar la crisis diplom?tica surgida a ra?z de la ocupaci?n espa?ola del marquesado del Finale, peque?o feudo imperial en las costas de Liguria. Su estrat?gica posici?n, muy cerca de Francia, le convert?a en llave de todo el 899 La relaci?n entre Requesens y Fajardo, a partir de la correspondencia privada entre ambos, ha sido estudiada en RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ??Ny conos?e su tierra ny le conos?en en ella?. Nobleza cortesana y ascenso social: el III Marqu?s de los V?lez?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. M. IM?ZCOZ BEUNZA (eds.), Procesos de movilidad social en la Espa?a Moderna. Elites, redes, monarqu?a, Madrid, en prensa. 900 La secci?n Estado-Alemania del AGS alberga profusa documentaci?n relativa a la estancia de V?lez en el Imperio y Polonia. No menos interesante resulta la correspondencia conservada en el IVDJ y la BZ, partes esenciales del antiguo Fondo Altamira, cuya columna vertebral estaba formada por los papeles de don Juan de Z??iga. Si ya de por s? dicho fondo es una fuente de primer orden para conocer el reinado de Felipe II, en este caso concreto lo es a?n m?s dada la vinculaci?n familiar entre los Fajardo y los Requesens-Z??iga. Respecto a CODOIN y N-CODOIN, la documentaci?n relativa a Requesens, Z??iga y Monteagudo es ingente, sin embargo las cartas que aluden a Fajardo son mucho menos abundantes. Con todo, interesan los vol?menes CII, CX y CXI de CODOIN; en cuanto a N-CODOIN cabe se?alar los vol?menes I, II y III. 901 A dicho per?odo he dedicado un trabajo titulado ?Servir al rey, servir a la casa. La embajada extraordinaria del III marqu?s de los V?lez en el Imperio y Polonia (1572-1575)?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a de los Austria: las relaciones entre la Monarqu?a Cat?lica y el Imperio, Madrid, en prensa. 335 norte de Italia e hipot?tico puerto para el Milanesado902. De ah? que, con motivo de la sublevaci?n de sus habitantes contra el marqu?s Alfonso II del Carretto, el gobernador espa?ol de Mil?n, Duque de Alburquerque, recibiera la orden del monarca espa?ol de tomar la plaza en 1571903. Esto ofendi? al Emperador904, partidario de permitir el regreso del Marqu?s ?que se puso bajo su amparo, como vasallo imperial que era? y de castigar a los habitantes del Finale, am?n de que fuese Felipe II quien pagase a los soldados ?tudescos? que deb?an custodiar el presidio905. Las presiones de Monteagudo y Fajardo al Emperador y sus ministros lograron que, en diciembre de 1572, el regreso del Marqu?s y el castigo a los vasallos del Finale quedase en suspenso906. Tambi?n elev? sus quejas la rep?blica de G?nova, que consideraba el presidio parte de su territorio y solicitaba la mediaci?n del Rey espa?ol. As? pues, Maximiliano II env?a a Johann Kevenh?ller907 como embajador extraordinario a Madrid, a finales de 1571908. Este es el punto en el que se sit?a la designaci?n de don Pedro Fajardo para viajar a Viena, de la cual informa el propio Felipe II al Emperador en diversas cartas a lo largo de los primeros meses del a?o 1572909. En las instrucciones910 recibidas ?fechadas el 4 de marzo de 1572? se indica a Fajardo que, pese a estar informado de todo lo concerniente al ?negocio del Final?, se le dar? una relaci?n con el origen y progreso del conflicto, y otra en la que se muestre lo que el embajador residente en Viena dijo al Emperador para explicar la toma del Finale por las tropas espa?olas, con el fin de evitar la intervenci?n francesa. Antes de partir, a Fajardo se le indica claramente que el asunto prioritario era el Finale, respecto al cual 902 AGS, E, leg. 678, fol. 68. Relaci?n del Marquesado del Final. Sin fecha. 903 EDELMAYER, F., ?Aspectos del trabajo de los embajadores de la casa de Austria en la segunda mitad del siglo XVI?, Pedralbes: Revista d?hist?ria moderna, 9 (1989), p. 37. 904 Las tensas relaciones entre Felipe II y Maximiliano II son resumidas en OCHOA BRUN, M. ?, Embajadas y embajadores en la Historia de Espa?a, Madrid, 2002, pp. 179-184. 905 Sobre el Finale interesa CANO DE GARDOQUI, J. L., La incorporaci?n del marquesado de Finale (1602), Valladolid, 1955; GASPARINI, M. (ed.), La Spagna e il Finale dal 1567 al 1619 (Documenti di archivi spagnoli), Bordighera, 1958; y EDELMAYER, F., Maximilian II., Philipp II. und Reichsitalien. Die Auseinanderselzungen um das Reichslehen Finale in Ligurien [Maximiliano II, Felipe II y la Italia imperial. Los enfrentamientos sobre el feudo imperial de Finale en Liguria], Stuttgart, 1988. 906 AGS, E, leg. 678, fol. 79. Puntos de cartas de don Pedro Fajardo a Su Majestad y de otros papeles que con ellos ha enviado tocantes al negocio de Final. Viena, 20 de diciembre de 1572. 907 Resulta de inter?s VERONELLI, S. y LABRADOR ARROYO, F. (eds.), Diario de Hans Khevenh?ller: embajador imperial en la corte de Felipe II, Madrid, 2001. 908 EDELMAYER, F., ?Aspectos del trabajo...?, op. cit., p. 41. 909 Cfr. AGS, E, leg. 668, fol. 59. De mano de Su Majestad al Emperador. Sobre lo de Final. Madrid, 13 de enero de 1572; y AGS, E, leg. 668, fol. 62. Carta de mano de Su Majestad al Emperador, con don Pedro Fajardo. Madrid, a 4 de marzo de 1572. 910 AGS, E, leg. 668, fol. 24. Traslado de la Instrucci?n particular sobre el negocio de Final para el Sr. D. Pedro Fajardo. Por mandado de Su Majestad, Gabriel de Zayas. 4 de marzo de 1572. Cfr. EDELMAYER, F., Maximilian II..., op. cit., pp. 119-125. 336 deb?a advertir a Maximiliano II que pod?a suponer un segundo frente abierto por Francia contra intereses espa?oles, el otro era Flandes, donde apoyaba a los sublevados. De todo ello deb?a mantener al corriente a la emperatriz y los archiduques, con el objetivo de recabar apoyos para las demandas de Felipe II911. Una vez calmadas las suspicacias del Emperador, Fajardo deber?a tratar con ?l los dem?s asuntos para los que se le hab?a comisionado en tan importante embajada, entre los que destaca la entrada del Sacro Imperio en la liga contra el Turco, poniendo fin as? a la tregua establecida en 1568, que mostraba claramente la debilidad de los Habsburgo austriacos frente a la Sublime Puerta. Por ?ltimo, don Pedro deb?a felicitarle por el nacimiento de su nieto, que debe ser ?aunque no se cita su nombre? el infante don Fernando, nacido en diciembre de 1571. El futuro pr?ncipe de Asturias era el mayor de los hijos que tuvieron Felipe II y su sobrina, Ana de Austria. Como todos los embajadores del Rey Prudente, Fajardo deb?a cumplir la misi?n de brazo ejecutor de las ideas de su se?or usando formas amables que ocultaban unas duras propuestas, casi exigencias para el Emperador. Es lo que Ochoa Brun ha definido como la ?diplomacia de predominio?912, y que se pone de manifiesto ante la rotunda afirmaci?n de Monteagudo, seg?n la cual: ?ny al Emperador ny a sus Ministros, los quales no proveen jam?s cosa en nego?io de nro. amo, que no sea con interven?i?n m?a y monstr?ndome las minutas de las provisiones, autos y mandatos imperiales antes que se pongan en lympio?913. Seg?n Rodr?guez Salgado tanto la Reichsitalien (o Italia imperial) como las relaciones con el Imperio otomano son dos de las principales fuentes de conflicto entre las dos ramas de la casa de Austria durante el siglo XVI, junto a los Pa?ses Bajos, la religi?n y las disputas por la jerarqu?a familiar, te?ricamente adscrita al Emperador como pr?ncipe m?s importante de la Cristiandad, si bien la posici?n de Felipe II en la pr?ctica le llevaba a considerarse superior a su primo Maximiliano II y, m?s a?n, a su 911 AGS, E, leg. 678, fol. 3. Carta de Felipe II a don Pedro Fajardo. Madrid, 4 de julio de 1572. 912 OCHOA BRUN, M. ?, Historia de la Diplomacia Espa?ola VI. La Diplomacia de Felipe II, Madrid, 2000, pp. 46 y siguientes. Algunas monograf?as relevantes sobre la diplomacia filipina son FERN?NDEZ ?LVAREZ, M., Tres embajadores de Felipe II en Inglaterra, Madrid, 1951; RETAMAL FAVEREAU, J., Diplomacia anglo-espa?ola durante la Contrarreforma, Santiago de Chile, 1981; y V?ZQUEZ DE PRADA, V., Felipe II y Francia (1559-1598): pol?tica, religi?n y raz?n de estado, Pamplona, 2004. 913 AGS, E, leg. 670, fol. 31. Carta del Conde de Monteagudo a Gabriel de Zayas. Viena, 15 de mayo de 1573. 337 sobrino Rodolfo II. Ahora bien, la cultura compartida (educaci?n, costumbres...), potenciada por los intercambios de miembros de la casa entre Madrid y Viena, as? como la conciencia din?stica ser?n dos elementos que cohesionen a los Habsburgo y eviten su desaparici?n, como ocurri? con otras familias reales europeas de la ?poca (Tudor, Jagell?n, Valois)914. Los preparativos para una misi?n diplom?tica como la del heredero de la casa de los V?lez conllevaban una dilaci?n considerable, pues Fajardo deb?a recibir las aludidas instrucciones del monarca, del Consejo de Estado y sus ministros, en especial del secretario de Estado para los asuntos de Italia y el Mediterr?neo: Gabriel de Zayas. Fajardo no abandon? la corte hasta el 7 de marzo, ?encaminado por Italia y Barcelona?915. El viaje era otra cuesti?n decisiva, debido a la obligada solemnidad del desplazamiento de un grande que abandonaba Espa?a para representar a su rey916. Asimismo hab?a que tener lista una escuadra de galeras para hacer el trayecto entre la Pen?nsula y G?nova, donde desembarc? Fajardo el 4 de agosto de 1572917. Casi nada se sabe de los acompa?antes y criados que viajaron con don Pedro a Viena, solamente Edelmayer alude a Luisa de ?valos, una de las damas que le acompa?aban. ?sta envi? varias cartas a do?a Jer?nima d?Hostalric, mostrando sus impresiones negativas acerca de la capital imperial debido a los vestidos de las damas de la Emperatriz, la importante presencia de herejes y el extendido consumo de alcohol918. Una vez en Italia, ten?a ?rdenes de visitar a diversos personajes ilustres, como los duques de Mantua, aliados estrat?gicos y parientes del Rey Prudente, en tanto que la Duquesa Leonor de Habsburgo era hermana del Emperador919. Sin olvidar la obligada visita a Mil?n, donde fue recibido por su suegro, don Luis de Requesens, a la saz?n 914 RODR?GUEZ SALGADO, M. J., ??Europa puede maldecirme; mas de ?l merec?a yo gratitud?. Las relaciones de Felipe II con el Emperador y su familia?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a..., op. cit., en prensa. 915 AGS, E, leg. 674, fol. 43. Carta de Felipe II al Conde de Monteagudo. San Lorenzo del Escorial, 10 de marzo de 1572. 916 Acerca de los preparativos para el inicio de una embajada vid. CARRASCO MART?NEZ, A., ??Vos hablareis en este mismo lenguaje?. El aprendizaje del lenguaje diplom?tico por el VII Duque del Infantado, Embajador en Roma (1649-1651)?, en C. J. HERNANDO S?NCHEZ (coord.), Roma y Espa?a. Un crisol de la cultura europea en la Edad Moderna, vol. I, Madrid, 2007, pp. 519-520. 917 AGS, E, leg. 668, fol. 21. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 23 de agosto de 1572. 918 EDELMAYER, F., ?La imagen del Sacro Imperio en la Espa?a de Felipe II?, Reales Sitios. Revista de Patrimonio Nacional, 157 (2003), p. 11. 919 Finalmente, Fajardo s?lo fue recibido por la Duquesa, pues a su paso por Mantua el duque se hallaba ausente. AGS, E, leg. 678, fol. 19. Carta de Su Majestad a la Duquesa de Mantua, con don Pedro Fajardo. Madrid, 4 de marzo de 1572. 338 gobernador del ducado920, y que tanto ten?a que decir en las negociaciones para la entrega del Finale, entreteniendo y agasajando a los comisarios imperiales, adem?s de evitar que se castigase a la poblaci?n del marquesado, que Felipe II hab?a puesto bajo su protecci?n921. De camino a Viena, tras pasar por Trento, Fajardo visit? al archiduque Fernando del Tirol, en Innsbruck922. Mientras tanto Maximiliano II se hab?a impacientado con su retraso, escribiendo en t?rminos muy duros al Conde de Monteagudo923: ?Ya veo que don Pedro no s?lo tarda, pero save Dios si llegar?, p?ssame dello porque esperava mucha m?s brevedad de la que veo tras mucha tardan?a, y ya no puedo creher otra cossa, o que se burlan de m? o lo quieren dar a entender al mundo esto. (...) Pero pues no veo fin en mis cossas y que son tan poco miradas, me perdonar? el rey y los suyos si de aqu? adelante estuviere m?s tivio en sus cossas?924. En aquella ?poca Viena era, junto a Roma925, la corte m?s importante de Europa926. La corte imperial era una de las cinco que contaron con legaci?n diplom?tica espa?ola desde tiempos de Fernando el Cat?lico, adem?s de la Santa Sede, Venecia, Londres y Bruselas. Todo ello con el fin de lograr el cerco diplom?tico a Francia927. Y 920 MARCH, J. M., El comendador mayor de Castilla don Luis de Requesens en el gobierno de Mil?n: 1571-1573, Madrid, 1943, pp. 126-128. 921 AGS, E, leg. 668, fol. 22. Copia de carta de Su Majestad para el Comendador Mayor de Castilla. Madrid, 19 de septiembre de 1572. 922 AGS, E, leg. 678, fol. 16. Carta de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Possonia, 12 de octubre de 1572. 923 Anfitri?n de Fajardo en Viena. Es m?s conocido como Marqu?s de Almaz?n, t?tulo que recibi? en 1576, un a?o antes de concluir su embajada en la corte imperial, iniciada en 1570. Sobre este personaje vid. ABAD, C. M., ?Un embajador espa?ol en la corte de Maximiliano II. Don Francisco Hurtado de Mendoza (1570-1576)?, Miscel?nea Comillas, vol. 23-43 (1965), pp. 21-94; y BOUZA, F., ?Docto y devoto. La biblioteca del Marqu?s de Almaz?n y Conde de Monteagudo (Madrid, 1591)?, en F. EDELMAYER (ed.), Hispania-Austria II. Die Epoche Philipps II (1556-1598). La ?poca de Felipe II (1556-1598), Viena-Munich, 1999, pp. 247-308. 924 AGS, E, leg. 668, fol. 106. Copia de un billete del Emperador al Conde de Monteagudo, de mano propia. 1 de julio de 1572. Existe una copia del mismo en IVDJ, env?o 5-2, n? 122. 925 Interesa a este respecto HERNANDO S?NCHEZ, C. J., ?Nobleza y diplomacia en la Italia de Carlos V: el II duque de Sessa, embajador en Roma?, en J. L. CASTELLANO CASTELLANO y F. S?NCHEZ-MONTES GONZ?LEZ (coords.), Carlos V. Europe?smo y Universalidad. Los escenarios del Imperio, vol. III, Madrid, 2001, pp. 203-282; y ENCISO, I., ?La embajada de obediencia del VI Conde de Lemos: ceremonial diplom?tico y pol?tica virreinal?, en C. J. HERNANDO S?NCHEZ (coord.), Roma y Espa?a..., op. cit., pp. 471-513. 926 JANSEN, D. J., ?Gli instrumenti del mecenatismo: Jacopo Strada alla corte di Massimiliano II?, en C. MOZZARELLI (ed.), ?Familia? del principe e famiglia aristocratica, vol. 2, Roma, 1988, pp. 711- 743; PRESS, V., ?The Imperial Court of Habsburgs. From Maximilian I to Ferdinand III, 1493-1657?, en R. G. ASCH y A. M. BIRKE (eds.), Princes, patronage and the nobility: the court at the beginning of the Modern Age, c. 1450-1650, Londres, 1991, pp. 289-312; y EDELMAYER, F., ?La corte Imperial: de Fernando I a Rodolfo II (1558-1583)?, Torre de los Lujanes, 44 (2001), pp. 43-58. 927 MATTINGLY, G., La Diplomacia del Renacimiento, Madrid 1970, p. 236. 339 lo habitual es que los representantes acreditados ante las principales potencias perteneciesen al grupo aristocr?tico, ya que se presupon?a la necesidad de prestigio y riqueza para desempe?ar tan importante misi?n, entre otras razones por la tardanza con que los embajadores sol?an cobrar sus emolumentos. En el Sacro Imperio pas? Fajardo dos a?os y medio, con resultados poco fruct?feros, puesto que ni Felipe II estaba dispuesto a abandonar el marquesado del Finale ni Maximiliano II deseaba romper la tregua con los otomanos. A todo ello hay que unir el ambiente hostil que los espa?oles encontraban en Viena, aunque fuese una de las colonias for?neas m?s numerosas e influyentes. Y es que los Habsburgo espa?oles y austriacos ten?an mucho en com?n, pero gobernaban territorios en los cuales el clima, la lengua, las costumbres y la religi?n presentaban diferencias casi insalvables. El fr?o era mucho m?s intenso que en Espa?a928. Casi ning?n embajador espa?ol en la corte imperial habl? alem?n, salvo contadas excepciones929. Y por ?ltimo, el catolicismo hisp?nico, con sus procesiones y rogativas, era visto como extra?o en el Sacro Imperio930, incluso por los propios cat?licos, sin olvidar el rechazo que causaba entre los espa?oles el hecho de que en la corte imperial residieran numerosos protestantes, dada la tolerancia de Fernando I y, sobre todo, de su hijo Maximiliano II931. La dif?cil adaptaci?n de los espa?oles en la corte imperial queda clara, dado que Monteagudo se autodefine como ?desterrado?932. Tampoco hay que olvidar las citadas cr?ticas de Luisa de ?valos hacia el ambiente y las costumbres de la corte ces?rea933. 928 M?s a?n en Polonia, concretamente en las cercan?as de Varsovia, desde donde Fajardo se quejaba del g?lido clima en los siguientes t?rminos: ?la descomodidad desta tierra es bien grande para todo, haze todav?a los mismos hielos que en el inbierno, y los m?s d?as y noches hiela, porque no se me quexe V.m. de los fr?os de Madrid?. AGS, E, leg. 678, fol. 125 (2?). Carta de don Pedro Fajardo a Gabriel de Zayas. Oppula, 12 de marzo de 1573. 929 Los embajadores imperiales en Madrid sol?an desenvolverse mejor, en este sentido destacan varias obras del profesor EDELMAYER, F., ?Aspectos del trabajo...?, op. cit., pp. 37-56; ?Honor y dinero: Adam de Dietrichstein al servicio de la Casa de Austria?, Studia hist?rica. Historia moderna, 10-11 (1992-1993), pp. 89-116; ?Wolf Rumpf de Wielross y la Espa?a de Felipe II y Felipe III?, Pedralbes: Revista d?hist?ria moderna, 16 (1996), pp. 133-164; y ?El mundo social de los embajadores imperiales en la Corte de Felipe II?, en E. MART?NEZ RUIZ (dir.), Madrid, Felipe II y las ciudades de la Monarqu?a. Las ciudades: capitalidad y econom?a, vol. II, Madrid, 2000, pp. 57-68. 930 LINDORFER, B. M., ?Las redes familiares de la aristocracia austriaca y los procesos de transferencia cultural: entre Madrid y Viena, 1550-1700?, en B. YUN CASALILLA (dir.), Las redes del Imperio. ?lites sociales en la articulaci?n de la Monarqu?a Hisp?nica, 1492-1714, Madrid, 2009, pp. 284-286. 931 PRESS, V., ?La corte principesca in Germania nel XVI e XVII secolo?, en C. MOZZARELLI (ed.), ?Familia? del principe..., op. cit., pp. 162-168. 932 AGS, E, leg. 670, fol. 31. Carta del Conde de Monteagudo a Gabriel de Zayas. Viena, 15 de mayo de 1573. 933 EDELMAYER, F., ?La imagen...?, art. cit., p. 11. 340 En cuanto a la dualidad de embajadores, hay que subrayar que tanto las misiones de ceremonia como las enviadas para una negociaci?n (como era el caso de Fajardo) se encomendaban a representantes especiales. El residente, en aquellos momentos el citado Monteagudo, quedaba encargado de transmitir los puntos de vista de su gobierno e informar a ?ste de lo que ocurr?a fuera. La funci?n principal del residente era negociar, y cada vez m?s los gobiernos dieron prioridad al embajador in situ, m?s que a embajadas especiales y entrevistas personales. Los acuerdos de menor trascendencia los trataba el residente, y en los asuntos de mayor calado hac?a la mayor parte del trabajo preparatorio934. Fajardo se aloj? en Viena en casa del Conde de Monteagudo, donde recibi? un trato exquisito, no s?lo en atenci?n a la importancia de las negociaciones que le hab?an sido encomendadas, sino tambi?n por el parentesco y amistad que un?a a ambos arist?cratas. No en vano, los dos eran primos segundos, en tanto que bisnietos de don Juan Chac?n, de cuya rama primog?nita ?marqueses de los V?lez? descend?a Fajardo, mientras que Monteagudo proced?a de la l?nea segundog?nita ?se?ores de Casarrubios del Monte935?. En el aposento que se le hab?a reservado, Pedro Fajardo pudo encontrar ?una muy buena ropa de lebantar y camisa y g?antes de ?nbar, y un escritorio muy lindo y artos libros?936. La correspondencia que ambos personajes intercambian con amigos y parientes denota el buen entendimiento que hubo entre ellos, e incluso la pena del Conde y su esposa cuando don Pedro abandone la corte imperial a inicios de 1575: ?nos a dejado el marqu?s tan solos, aviendo partido ayer, que porque no lo a?ertar? a encarecer callar??937. Monteagudo le regal? ?artos libros? a su hu?sped, y en el inventario de bienes que se realiz? tras su fallecimiento, en 1591, constaba entre sus retratos de diversos personajes ilustres uno del Marqu?s de los V?lez938. Posiblemente fue un regalo de don Pedro Fajardo a su anfitri?n y primo, de hecho el retrato como presente aristocr?tico se convert?a en el medio id?neo para mantener viva la memoria y el afecto entre parientes y amigos939. Don Pedro, tambi?n como agradecimiento al 934 MATTINGLY, G., La Diplomacia..., op. cit., pp. 375-376 y 396-397. 935 Condes de Casarrubios del Monte, desde 1599. Vid. RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 306. 936 Citado en BOUZA, F., ?Docto y devoto...?, op. cit., pp. 260-261. 937 BZ, FA, 72, GD. 2, D. 130. Carta del Conde de Monteagudo a don Juan de Z??iga. Viena, 22 de enero de 1575. 938 Quiz? regalo del Marqu?s como muestra de gratitud por la hospitalidad con que fue tratado. Vid. BOUZA, F., ?Docto y devoto...?, op. cit., pp. 260-261. 939 FALOMIR FAUS, ?Im?genes de poder y evocaciones de la memoria. Usos y funciones del retrato en la corte de Felipe II?, en Felipe II, un monarca y su ?poca. Un pr?ncipe del Renacimiento, Madrid, 1998, pp. 203-227. 341 Conde y su familia, al finalizar su misi?n diplom?tica, se comprometi? a negociar en la corte de Felipe II su regreso a Espa?a, que tanto deseaban los condes y sus hijos, tras cinco a?os en Viena940. Adem?s del aprecio mutuo, hay que se?alar que ambos eran destacados humanistas941, conocedores del lat?n (aunque Monteagudo no lo hablaba demasiado bien)942, lengua usual en la diplomacia de la ?poca, m?xime al no saber ninguno de ellos alem?n ni mucho menos polaco, lo cual les hac?a emplear el lat?n ?escrito y hablado? al tratar con ministros del Emperador, pr?ncipes alemanes u otros soberanos. Fajardo fue definido por Gudiel como persona ?de grande y varia erudici?n en todo g?nero de letras?943. Asimismo, el propio Requesens reconoc?a el dominio que su yerno ten?a del lat?n944, y en el Libro Becerro de la Casa y Estado de los V?lez (1635) era calificado como ?el Savio?945. Adem?s de lat?n, Fajardo dominaba el italiano y el griego, tal y como lo demuestran sus anotaciones hol?grafas en diversos libros de su biblioteca particular, que tras su muerte acabaron en El Escorial946. Y es que a partir del Renacimiento un tercer v?rtice surge en la imagen definitoria del caballero: el hombre de letras, que ven?a a sumarse al soldado y al cortesano947. Fajardo hizo su entrada en la corte imperial el 6 de septiembre de 1572948 (un mes despu?s de llegar a G?nova), y pronto tuvo sus dos primeras audiencias con el 940 BZ, FA, GD. 2, D. 131. Carta del Conde de Monteagudo a don Juan de Z??iga. Viena, 30 de enero de 1575. 941 Ambos eran destacados bibli?filos. Respecto a la biblioteca de Monteagudo interesa GONZ?LEZ GARC?A, J. L., ?La colecci?n, librer?a y relicario de D. Francisco Hurtado de Mendoza, primer marqu?s de Almaz?n (1532-1591)?, Celtiberia, 92 (1998), pp. 193-228; BOUZA, F., ?Docto y devoto...?, op. cit., pp. 280-310; y OSTOLAZA ELIZONDO, M. I., ?La biblioteca de Dn. Francisco Hurtado de Mendoza, marqu?s de Almaz?n?, en F. R. MARSILLA DE PASCUAL (coord.), Littera scripta in honorem Prof. Lope Pascual Mart?nez, vol. II, Murcia, 2002, pp. 789-806. En cuanto a la de Fajardo interesa ANDR?S, G. de, ?La biblioteca de don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez (1581)?, en ?DEM, Documentos para la Historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, Madrid, 1964, pp. 329-367; ALVAR EZQUERRA, A. y BOUZA, F., ?Tasaci?n y almoneda de una gran biblioteca nobiliaria castellana del siglo XVI: la del Tercer Marqu?s de los V?lez?, Cuadernos Bibliogr?ficos del CSIC, 47 (1987), pp. 77- 136; y ROTH, D., ?La subasta de los bienes personales del III marqu?s de los V?lez, con especial atenci?n a su biblioteca?, Revista Velezana, 18 (1999), pp. 39-48. 942 EDELMAYER, F., ?Aspectos del trabajo...?, op. cit., p. 43. 943 GUDIEL, J., Compendio de algunas historias de Espa?a, donde se tratan de muchas antig?edades dignas de memoria, y en especial se da noticia de la antigua familia de los Girones y de otros muchos linajes, Alcal? de Henares, 1577, p. 121. Citado en MOR?N DE CASTRO, M. F., ?Leonor de Guzm?n...?, art. cit, p. 17. 944 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 133. 945 MARSILLA DE PASCUAL, F. R. y BELTR?N CORBAL?N, D., (eds.), El Libro Becerro..., op. cit., p. 119. 946 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit. 947 OCHOA BRUN, M. ?., ?La Diplomacia espa?ola y el Renacimiento?, Cuadernos de la Fundaci?n Pastor, 35 (1989), p. 34. 948 VERONELLI, S. y LABRADOR ARROYO, F. (eds.): Diario de..., op. cit., pp. 91-92. 342 C?sar949 (los d?as 13 y 17 de aquel mes de septiembre), en las que se abord? el negocio del Finale, debatiendo en torno a las condiciones que ambos soberanos pon?an para la entrega del presidio950. Monteagudo y Fajardo acompa?aron, un mes despu?s, a la corte a Possonia (actual Bratislava) a la coronaci?n del Rey de Hungr?a, que era el primog?nito de Maximiliano, el archiduque Rodolfo (futuro emperador). Monteagudo narra en una de sus frecuentes misivas a la corte espa?ola, como dispuso que su esposa, do?a Mar?a de C?rdenas y Tovar951, acompa?ase a la emperatriz Mar?a en el viaje de Viena a Possonia, que los emperadores hicieron en barco, siguiendo el cauce del Danubio, ?por parescernos a la Condessa y a m? que para yr a Corona?i?n yva su Md. sola de Criadas?952. Por su parte, los dos embajadores espa?oles hicieron el viaje por tierra, acompa?ando a los archiduques. La coronaci?n no estuvo libre de pol?mica, puesto que Maximiliano se negaba a que su hijo tomase la comuni?n en p?blico, durante la ceremonia, algo que pod?a suscitar el rechazo de los numerosos protestantes de la corte ces?rea y del reino de Hungr?a. Adem?s de pretender que comulgase en privado, tambi?n se opon?a a que en el juramento del nuevo soberano h?ngaro se mencionase a la Virgen y a los santos, y tampoco quer?a que se publicase el jubileo concedido por el Papa para celebrar la matanza de hugonotes en Francia (Noche de San Bartolom?), y las victorias contra los sublevados flamencos y los otomanos (Lepanto). Finalmente, Monteagudo presion? y no se rest? un ?pice de ritual cat?lico a tan solemne ocasi?n, adem?s el propio Rodolfo y su madre, la emperatriz Mar?a, tampoco estaban de acuerdo en las demandas del C?sar953. Ello ilustra acerca de las problem?ticas ideas religiosas de Maximiliano II, filoprotestante declarado, algo que tambi?n deb?an vigilar y contrarrestar los embajadores espa?oles, concretamente el residente Monteagudo. Fue su esposa, la Emperatriz, hermana de Felipe II, centro del partido espa?ol en la corte imperial y adalid del catolicismo (de ah? que fuese tan valorada por la diplomacia espa?ola y 949 Sobre las primeras negociaciones de Fajardo vid. EDELMAYER, F., Maximilian II..., op. cit., pp. 125-130. 950 AGS, E, leg. 668, fol. 56. Puntos de carta de don Pedro Fajardo a Su Majestad sobre lo de Final. Possonia, 12 de octubre de 1572. 951 SN-AHN, Baena, C. 434. Diversos documentos surgidos en relaci?n a las capitulaciones matrimoniales concertadas entre Francisco Hurtado de Mendoza, Conde de Monteagudo y se?or de Almaz?n, y Mar?a de C?rdenas y Tovar, hija de Bernardino C?rdenas, Duque de Maqueda. Facultad Real original de Carlos V a favor del dicho Conde, para que pueda hipotecar sus bienes y asegurar de este modo el dote convenido. 1551-1553. 952 AGS, E, leg. 668, fol. 28. Carta del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Possonia, 8 de octubre de 1572. 953 AGS, E, leg. 668, fol. 29. Carta a Su Majestad en su mano, del Conde de Monteagudo. Toda materia de religi?n. Possonia, 12 de octubre de 1572. 343 papal) quien impidi? que el Emperador se declarase oficialmente protestante, si bien se neg? a confesar y comulgar hasta el ?ltimo momento antes de su muerte954. Durante la estancia en Possonia, en octubre de 1572, tanto Monteagudo como Fajardo ?por indicaci?n previa de Felipe II955? se ofrecen a asistir a Polonia para apoyar la candidatura del archiduque Ernesto en la dieta que deb?a reunirse para elegir al nuevo soberano, algo que agradece la familia imperial956. Al parecer, hasta inicios de noviembre de 1572, Fajardo ?como siempre en compa??a de Monteagudo? no trat? con el Emperador sobre la liga contra el Turco. Maximiliano se mostr? interesado en sumarse a la nueva alianza cristiana, formada por Espa?a, la Santa Sede y Venecia. Sin embargo, tambi?n les dijo que antes de decidir nada en firme ten?a que acordar diversos asuntos con el Papa y convocar la dieta imperial, para que los pr?ncipes diesen su consentimiento a la entrada en la liga. Dicha respuesta denota la ambig?edad de la posici?n del Emperador, entre sus dominios din?sticos y el Imperio, lo cual reduc?a su poder957. Adem?s, cualquier alianza con Roma ser?a mal vista por los pr?ncipes protestantes958. En el fondo, el Maximiliano II y los pr?ncipes rechazaban embarcarse en una nueva guerra contra los otomanos, pues tem?an dos cosas, por una parte que la alianza cristiana se viniese abajo, como hab?a pasado tras la muerte de P?o V, quedando el Sacro Imperio solo en una lucha desigual contra el enorme potencial de la Sublime Puerta; y, por otra parte, se tem?a que la inestabilidad de los Pa?ses Bajos959 se extendiese a los principados alemanes vecinos, al existir tan estrechos lazos de solidaridad entre los protestantes alemanes y neerlandeses, y con ello alterar todo el Imperio. En este sentido, hay que recordar que las guerras de religi?n en el Sacro Imperio estaban a?n muy recientes, y el reinado de Felipe II coincidi? con la emergencia de una tercera corriente religiosa en los territorios germanos: el calvinismo. ?sta era mucho m?s anti-cat?lica, y por tanto m?s enemiga a?n de Roma y la Monarqu?a Hisp?nica, que el luteranismo. Las cuestiones religiosas eran un tema muy sensible no 954 KOLLER, A., ?Il partito spagnolo ed i nunzi pontifici alla corte di Maximiliano II e Rodolfo II?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a..., op. cit., en prensa. 955 AGS, E, leg. 668, fol. 39. Carta de Felipe II a don Pedro Fajardo. Madrid, 5 de septiembre de 1572. 956 AGS, E, leg. 668, fol. 26. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Possonia, 12 de octubre de 1572. 957 PRESS, V., ?The Imperial Court...?, op. cit., pp. 299-300. 958 CHUDOBA, B., Espa?a y el Imperio (1519-1643), Madrid, 1963, p. 161. 959 El conflicto en los Pa?ses Bajos distaba mucho de estar bajo control de las tropas espa?olas. Sobre este tema interesa PARKER, G., El ej?rcito de Flandes y el Camino Espa?ol, 1567-1659. La log?stica de la victoria y derrota de Espa?a en las guerras de los Pa?ses Bajos, Madrid, 2006 (1972), pp. 274-279. 344 s?lo entre los protestantes, sino tambi?n en la propia corte imperial, donde muchos no ve?an con buenos ojos la pol?tica represora de Felipe II en Flandes y su ?mpetu confesional, siendo m?s partidarios de una soluci?n pac?fica similar a la Paz de Augsburgo (1555)960. Esta mala imagen de Felipe II, y en definitiva de los espa?oles, era conocida en Madrid y se encarga de recordarla el propio embajador Monteagudo: ?lo que a my me da mucho cuydado desde que entr? en Alemania es ver quan mal admitidos y odiados somos los espa?oles, en estas partes, y m?s que en ningunas en las de Flandes. Respondi?me el Emperador "ass? es" ?961. A finales de diciembre de 1572, las conversaciones para la entrada del Sacro Imperio en la liga anti-otomana parecen haber avanzado, aunque de nuevo es un espejismo. Las exigencias del C?sar son tantas, que dif?cilmente pod?an ser asumidas por el resto de aliados. De hecho, Maximiliano le comunic? a Monteagudo que hab?a pedido al nuncio de la Santa Sede que se le financiasen 30.000 infantes y 5.000 caballos, que deb?an ser tudescos (ni espa?oles ni italianos, para no agotar m?s esos pa?ses). Previamente los coaligados le hab?an ofrecido al Emperador 20.000 infantes y 4.000 caballos, cifras que el nuncio se compromet?a a elevar hasta 25.000 y 4.500, respectivamente962. Otro obst?culo era la condici?n de que esas tropas estar?an en guerra no seis meses, sino todo el a?o (algo inaudito) durante una d?cada, teniendo el frente h?ngaro una importancia vital. El C?sar exige que si alguno de los aliados deja la liga sea excomulgado y considerado enemigo, y por ?ltimo detalla la forma de recaudar el dinero para mantener tan elevado n?mero de tropas963. En el fondo, Maximiliano recelaba del Papado y los venecianos, y s?lo confiaba en el apoyo militar y econ?mico de Felipe II, si finalmente iniciaba hostilidades contra el baj? de Buda (gobernador de la Hungr?a otomana). Las enormes exigencias de Maximiliano eran una forma sibilina de decir que no a la liga, de hecho su embajador en Constantinopla estaba recibiendo presiones para que su se?or no rompiese la tregua con el sult?n. Una tregua firmada por ocho a?os, en 1568 960 SCHMIDT, P., ?Felipe II y el mundo germ?nico?, en A. ALVAR EZQUERRA (coord.), Im?genes hist?ricas de Felipe II, Madrid, 2000, pp. 68-78. 961 AGS, E, leg. 668, fol. 30. Carta del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Possonia, 12 de octubre de 1572. 962 AGS, E, leg. 670, fol. 98. Relaci?n de lo que don Pedro Fajardo ha tratado con el Emperador cerca de que entre en la Liga general contra el Turco. S. d. 963 AGS, E, leg. 670. fol. 97. Lo que se entiende por cartas del Conde de Monteagudo a Su Majestad cerca del entrar la Ces?rea en la Liga general contra el Turco. 29 de diciembre de 1572. 345 (Paz de Adrian?polis964), que supon?a que el Emperador deb?a pagar anualmente un ?don honorario? de 30.000 ducados a Selim II, algo que es calificado de ?verg?en?a?965 en un documento espa?ol de la ?poca, en el que se resumen las condiciones estipuladas entre ambas partes. Las amenazas otomanas al Emperador llegaban hasta el punto de decir que los venecianos estaban desahuciados en el Mediterr?neo oriental y que no ten?a ning?n sentido aliarse con ellos, adem?s de rebajar la importancia de la derrota de Lepanto, que atribu?an a un error al armar las galeras966. Sea como fuere, lo cierto es que por aquellos a?os la amenaza otomana era una espada de Damocles para toda Italia, mientras que la apertura de un doble frente mar?timo-terrestre pod?a hacer tambalearse su hegemon?a tanto en el Mare Nostrum como, por vez primera en mucho tiempo, en la Europa centro-oriental, concretamente en Hungr?a. Ten?an raz?n el Emperador y los pr?ncipes alemanes al recelar de la nueva liga, puesto que los precedentes no eran demasiado halag?e?os, y al final la Santa Liga se resinti? debido a la duplicidad de la diplomacia europea de la ?poca. No en vano, aunaba en su seno intereses m?ltiples y contradictorios de sus miembros. Seg?n Rivero Rodr?guez, Felipe II se uni? a las iniciativas confesionales de P?o V para encauzarlas en beneficio propio (norte de ?frica), mientras que Venecia actuaba por la necesidad de defender su imperio (Chipre) de los otomanos, en tanto que Roma pretend?a recuperar para la cristiandad Constantinopla y Jerusal?n. La Liga Santa reafirmaba el dominio de Felipe II sobre Italia, cuyas potencias no pod?an emprender ninguna acci?n b?lica relevante sin su apoyo y evidente liderazgo, algo que no contentaba al nuevo papa, Gregorio XIII, que acab? disolviendo la nueva alianza el 24 de abril de 1573, apenas un mes despu?s de que turcos y venecianos firmasen una tregua967. La ?traici?n? o, m?s exactamente, retirada veneciana de la alianza cristiana ?tal y como se?ala Braudel? se verific? el 7 de marzo de 1573, en unas condiciones nada favorables para Venecia, que 964 Fue renovada en 1574-1576 y en 1584, perdurando una paz relativa entre el Imperio y los turcos hasta 1593. BRAUDEL, F., El Mediterr?neo..., op. cit., vol. II, p. 263. 965 AGS, E, leg. 671, fol. 8. Suma de lo que contienen las capitulaciones de la tregua entre el Seren?simo Emperador Maximiliano, y los Archiduques Fernando y Carlos, sus hermanos, de una parte, y el Emperador de los Turcos Sult?n Zelymo, de la otra. 966 AGS, E, leg. 670. fol. 102. Sacado de las cartas del Embajador de Constantinopla. 16 de noviembre de 1572. 967 RIVERO RODR?GUEZ, M., ?La Liga Santa y la paz de Italia?, en P. FERN?NDEZ ALBALADEJO, J. MART?NEZ MILL?N y V. PINTO CRESPO, V. (coords.), Pol?tica, religi?n e inquisici?n en la Espa?a moderna: homenaje a Joaqu?n P?rez Villanueva, Madrid, 1996, pp. 587-620; y del mismo autor Diplomacia y relaciones exteriores en la Edad Moderna. De la cristiandad al sistema europeo, 1453-1794, Madrid, 2000, pp. 77-80. 346 sin embargo deseaba alcanzar la paz tras una larga y costosa guerra968. El Rey Prudente no tardar?a en seguir los pasos de la Seren?sima, aunque con gran cautela, por medio de negociaciones secretas iniciadas en 1577 y concluidas en 1581969. Ello a pesar de que la historiograf?a siempre ha considerado a la Monarqu?a Hisp?nica como una potencia irreductiblemente cat?lica, si bien mantuvo frecuentes contactos con diversos reyes del Magreb, enemigos de los turcos. Sin embargo la anexi?n de Portugal (1580) hizo que Felipe II dejase en un segundo plano el Mediterr?neo a favor de la pol?tica atl?ntica, en tanto que la Sublime Puerta hizo lo propio, centr?ndose en la guerra contra los persas970. Junto al Finale y la liga anti-otomana, en las primeras entrevistas de Fajardo y Monteagudo con Maximiliano II hubo tiempo para abordar otros asuntos. Principalmente, los diplom?ticos espa?oles transmit?an la preocupaci?n de su se?or por la tardanza en convocar la dieta que deb?a elegir al Rey de Romanos, es decir al heredero de la corona imperial, en la persona del Rey de Hungr?a, Rodolfo. La edad avanzada y la fr?gil salud del C?sar, frecuentemente en cama por ataques de gota y otras dolencias, despertaba los temores de su primo acerca de que el Sacro Imperio viniese a recaer en alguien no perteneciente a la casa de Austria, con el gran da?o que seg?n ?l sufrir?a la Cristiandad y, en particular, la Monarqu?a Hisp?nica. Asimismo, desde su llegada a Viena, Fajardo se hab?a preocupado de enviar o, siempre que fuera posible, entregar en persona las numerosas cartas971 que llevaba para la Emperatriz, los archiduques, adem?s de distintos pr?ncipes del Imperio (duques de Baviera y Cleves), y destacados ministros imperiales como el mayordomo mayor, Hans Trautson, o el vicecanciller Johan Baptist Weber972. Esto ilustra acerca de las poderosas redes del soberano espa?ol en la corte imperial y diversos estados alemanes, con las conocidas pensiones que se pagaban a pr?ncipes y ministros a modo de soborno, y que tanto rechazo generaban entre los protestantes alemanes973. 968 BRAUDEL, F., El Mediterr?neo..., op. cit., vol. II, pp. 633-636. 969 RODR?GUEZ SALGADO, M. J., Felipe II, el "Palad?n de la Cristiandad" y la paz con el turco, Valladolid, 2004. 970 BRAUDEL, F., El Mediterr?neo..., op. cit., vol. II, pp. 658-659. 971 AGS, E, leg. 678, fol. 16. Carta de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Possonia, 12 de octubre de 1572. 972 Tanto Trautson como Weber estaban entre los destinatarios del dinero que Felipe II remit?a para agradecer los servicios prestados por diversos ministros y oficiales imperiales. Cfr. EDELMAYER, F., ?Aspectos del trabajo...?, op. cit., pp. 49-50; y AGS, E, leg. 674, fol. 39. Carta de Felipe II al Conde de Monteagudo. Madrid, 14 de enero de 1572. 973 SCMIDT, P., ?Felipe II...?, op. cit., pp. 78-84. 347 348 b. Los intereses de la casa de Austria: la elecci?n real en Polonia Desde 1385 hasta 1569 los reyes de Polonia fueron elegidos por el sejm (dieta) entre los miembros de la dinast?a Jagell?n. A partir de 1569, con la Uni?n de Lublin, firmada por Segismundo II Augusto, la uni?n de Polonia y Lituania queda sancionada974. El senado estaba compuesto por se?ores eclesi?sticos (arzobispos y obispos), palatinos (gobernadores provinciales) y castellanos (militares). El reino (Polonia) y el gran ducado (Lituania) ten?an estructuras de gobierno separadas, y sus oficiales cursus honorum diferentes, de ah? que sea denominada Confederaci?n polaco- lituana. El Acta de Uni?n asegur? a los se?ores lituanos asiento en el senado, acorde a su posici?n. Fue algo crucial, pues el estatus de los oficiales dej? de depender de la voluntad regia y pas? a ser vitalicio. El 7 de julio de 1572 mor?a sin descendencia Segismundo II Augusto, ?ltimo Rey de la dinast?a Jagell?n975. Para Labatut la nobleza polaca (slachta) dominaba el estado, limitando de facto la autoridad real hasta cotas insospechadas en el resto de Europa. Polonia era un estado noble, lo cual deriva de la decadencia de la monarqu?a a fines del Medievo y en la ?poca moderna. Era una especie de rep?blica, en la cual los nobles eleg?an al rey, sin que ser descendiente del anterior monarca implicara ning?n derecho976. Como condici?n para ser elegido soberano, ?ste deb?a jurar la observancia de ciertas reglas: los pacta conventa, un verdadero tratado con la nobleza del reino, que Fajardo considera ?atar las manos del rey?, igual que hace el Senado con el dux de Venecia977. La dieta votaba impuestos, ratificaba tratados, ordenaba las levas en masa y era el tribunal supremo de la naci?n, el depositario de sus libertades. Entre cada reuni?n de la dieta, diecis?is senadores vigilaban y controlaban las decisiones reales, denunci?ndolas en caso de no estar de acuerdo. De modo que la revuelta de los nobles era una instituci?n de derecho p?blico, algo inaudito en el resto de Europa. La elecci?n del rey concern?a a todo noble que poseyera una propiedad de tierra. El voto era directo, entre cincuenta mil y cien mil nobles se reun?an en un campo a las afueras de Varsovia, en un clima de violencia poco 974 BRANDERBURGER, C. L., Historia de Polonia, Barcelona, 1932, pp. 80-84. 975 MACZAK, A., ?Favourite, Minister, Magnate: ?Power Strategies in the Polish-Lithuanian Commonwealth?, en J. H. ELLIOTT y L. W. B. BROCKLISS (eds.), The World of the Favourite, New Heaven-Londres, 1999, pp. 141-144. 976 LABATUT, J.-P., Les noblesses europ?ennes de la fin du XVe si?cle ? la fin du XVIIIe si?cle, Par?s, 1978, pp. 33-38 y 104-106. 977 AGS, E, leg. 678, fol. 131. Memorial de don Pedro Fajardo para el Rey nuestro se?or de lo que ha pasado en Wersovia desde primero de Abril de 1573 hasta los XV d?l, y de los 15 hasta los 5 de mayo del mismo a?o. Lovi?io, 5 de mayo de 1573. 349 favorable a la reflexi?n pol?tica. Cualquier noble era susceptible de ser elegido, lo cual no es s?lo teor?a, de hecho est? el ejemplo de reyes como los Sobieski y Wisnioswiecki. Un solo noble pod?a oponerse a la elecci?n de todos los dem?s juntos, lo cual reafirma las ideas de libertad e igualdad y condiciona la b?squeda de unanimidad (liberum veto). Pero, ?cu?les eran las causas que pod?an explicar tan apabullante poder de la nobleza polaca? Seg?n Topolski pudo imponerse tanto a los campesinos como a las ciudades gracias a su dominio de la tierra y al hecho de que no existiese un poder central (rey) fuerte, ya que se trataba de una monarqu?a electiva que deb?a pactar con los magnates. De hecho, en 1520 la poderosa nobleza, que controlaba el parlamento, impuso al campesinado un d?a de trabajo semanal en tierras de su se?or. As? pues, los nobles polacos aprovecharon sus derechos se?oriales (trabajo coercitivo) para afianzar su riqueza. El trabajo coercitivo increment? los ingresos de la nobleza. Lo cual, a su vez, fue una condici?n necesaria para el desarrollo del sistema parlamentario (limitado a la participaci?n nobiliaria) y el florecimiento de la cultura renacentista978. Ese era el complejo contexto pol?tico de la Confederaci?n polaco-lituana cuando, el 10 de diciembre de 1572, Maximiliano II mand? llamar a Monteagudo y Fajardo para decirles que aceptaba el ofrecimiento hecho por su primo Felipe II para enviar a uno de los dos a Polonia979. El embajador espa?ol elegido fue don Pedro Fajardo, quedando el residente Monteagudo en la corte imperial, informando de ?ste y todos los dem?s asuntos a Madrid. Y as? es como se inicia la singladura del noble murciano en tierras polacas, en una misi?n en ning?n modo prevista cuando se plante? su viaje a Viena un a?o antes. Su suegro, Requesens, se quejar? al Rey por la escasez de dinero de Fajardo y le pedir? que lo haga regresar a Espa?a: ?Don Pedro Fajardo, mi Hierno, ha d?as que est? en Polonia con muy diferentes obligaciones de las que tienen otros ministros a quien se da semejante comissi?n pues dem?s de las que la Calidad de su Persona acre?ientan no ha de ser hu?sped de nadie y est? en negocio que ha menester autorizarse mucho y m?s en aquel Reyno donde no es cono?ida la grandeza de V. Magd. como en estos de por ac??980. 978 TOPOLSKI, J., ?Economic Activity of the Polish Nobility and its Consequences: The Manorial System in the Early Modern Times?, en P. JANSSENS y B. YUN CASALILLA (eds.), European Aristocracies and Colonial Elites. Patrimonial Management Strategies and Economic Development, 15th- 18th Centuries, Ashgate, 2005, pp. 172-173. 979 AGS, E, leg. 678, fol. 2. Carta de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Su ida a Polonia y la Instrucci?n que le dio el Emperador. Viena, 19 de diciembre de 1572. 980 AGS, E, leg. 1.236, fol. 76. Carta de don Luis de Requesens a Felipe II. Mil?n, 15 de abril de 1573. 350 La protecci?n que dispens? Requesens no se limit? a su yerno, sino que mantuvo cordiales relaciones con el hermano menor de ?ste, don Diego Fajardo y C?rdoba. De hecho, en una carta recibida por el Comendador Mayor, su amigo Andr?s Ponce de Le?n, le ped?a as? que intercediera por el desdichado don Diego: ?Don Diego Fajardo, hermano del se?or don Pedro, es muy buen caballero, muere de hambre en poder del tirano [el II marqu?s de los V?lez]; V. Exc. mire si le puede sacar para algo para ah? [Flandes], o nombralle ac? [la corte] para que le ayudemos (...)?981. La decisi?n ces?rea de enviar a un legado espa?ol para reforzar la candidatura de su hijo Ernesto se mantuvo en secreto, a fin de evitar que los enemigos, sobre todo los franceses, pudiesen protestar para evitar su presencia en tierras polacas. Parece ser que la partida estaba prevista para el 18 de diciembre de 1572, pues la elecci?n estaba convocada para el mes siguiente, pero finalmente polacos y lituanos decidieron posponerla hasta marzo de 1573, a la espera de que pasara el invierno y, especialmente, la epidemia de peste que azotaba esos reinos, para preocupaci?n de Fajardo. En principio, el cometido de don Pedro era mostrar la tristeza de Felipe II por la muerte del rey Segismundo, y desmentir las promesas que los representantes del candidato franc?s al trono, el Duque de Anjou, hab?an hecho a los polacos y que tanto perjudicaban a las posibilidades del archiduque Ernesto. Concretamente, los franceses hab?an ofrecido a los magnates polacos que si era coronado Anjou en Varsovia, Felipe II les dar?a el comercio libre con Flandes y el ducado de Bari y el principado de Rossano, en el reino de N?poles. Ambos territorios pertenec?an a la reina polaca Bona Sforza (hija de Isabel de Arag?n), madre del difunto Segismundo II Augusto, y su devoluci?n a los reyes de Polonia dio lugar a la embajada del erudito Juan Dantisco en la corte de Carlos V (1524-1532)982, quien no consigui? recuperarlos aunque estableci? importantes relaciones en Espa?a983. Por otro lado, el 981 N-CODOIN, vol. I, p. 171. Carta de Andr?s Ponce de Le?n a don Luis de Requesens. Madrid, 13 de febrero de 1574. 982 PAZ Y MELI?, A., ?El embajador polaco Juan Dantisco en la corte de Carlos V?, Bolet?n de la Real Academia Espa?ola, 11 (1924), pp. 54-69, 305-320, 427-444, 585-600; 12 (1925), pp. 73-93; y RUIZ MART?N, F., Carlos V y la confederaci?n polaco-lituana, Madrid, 1954, pp. 37-89. 983 Sobre la dimensi?n humanista de este diplom?tico y obispo polaco vid. FONT?N, A. y AXER, J. (eds.), Espa?oles y polacos en la Corte de Carlos V: Cartas del embajador Juan Dantisco, Madrid, 1994; y FONT?N, A., ?Juan Dantisco, diplom?tico y poeta?, en ?dem, Pr?ncipes y humanistas. Nebrija, 351 enviado del Papa en Polonia, cardenal Commendon, trabajaba para la causa francesa, aunque trataba de ocultarlo al Emperador, si bien ?ste se apoder? de ?quatro carros con quantidad de dinero que de Francia se encaminava al dicho legado?984. Esto tambi?n era advertido por don Juan de Z??iga desde su privilegiada atalaya romana. Una tercera baza jugada por Catalina de M?dicis ante los polacos era la de expandir sus fronteras, con la licencia imperial para incorporar Prusia, y estableciendo una paz definitiva con los otomanos, los cuales merced a su alianza con Francia ceder?an a Polonia los territorios que ten?an en Moldavia y Valaquia. Promesas grandilocuentes y poco realistas, pero que estaban ganando adeptos para el candidato Valois. El apoyo de ciertos sectores de la aristocracia polaca985 al archiduque Ernesto estaba definido no por el poder su padre, el C?sar, sino por los ofrecimientos que esperaban de su t?o, tanto las ventajas comerciales con los Pa?ses Bajos o los territorios napolitanos, como el servicio militar a Felipe II, en el cual ve?an una magn?fica oportunidad de ascenso para sus hijos, no en vano era el monarca m?s rico y con el mejor ej?rcito de la ?poca. Por tanto, el enviado espa?ol deb?a insistir en la estrecha amistad que har?a su se?or a Polonia, si era elegido el hijo del Emperador, aunque sin acceder a las pretensiones polacas de que el monarca espa?ol entregar?a a su sobrino 200.000 escudos anuales, am?n de 450.000 escudos en concepto de atrasos por las rentas de Bari y Rossano986. Felipe II cre?a que los derechos sobre ambos feudos napolitanos era algo que s?lo incumb?a al difunto rey Segismundo II Augusto y a su hermana, la ?Infante? Ana, en consecuencia no era un asunto p?blico digno de tratarse en la dieta, sino din?stico987. A pocos meses de que se eligiera al nuevo soberano, los pretendientes mejor posicionados eran el hermano del Rey de Francia y el hijo del Emperador. De nuevo Habsburgos y Valois luchando por la supremac?a europea. Francia quer?a un rey enemigo de los Habsburgo en el trono polaco para abrir un nuevo frente ?oriental? Erasmo, Maquiavelo, Moro, Vives, Madrid, 2008, pp. 155-165. 984 AGS, E, leg. 668, fol. 33. Puntos de cartas del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 18 de noviembre de 1572. 985 Vid. BACZKOWSKI, K., ?Der polnische Adel und das Haus ?sterreich? [La nobleza polaca y la Casa de Austria], en F. EDELMAYER y A. KOHLER (eds.), Kaiser Maximilian II. Kultur und Politik im 16 Jahrhundert [El emperador Maximiliano II. Cultura y pol?tica en el siglo XVI], Viena-Munich, 1992, pp. 70-83. 986 AGS, E, leg. 670, fol. 89. Cap?tulo de carta de don Pedro Fajardo al Conde de Monteagudo. 24 de febrero de 1573. 987 AGS, E, leg. 670, fol. 100. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 14 de febrero de 1573. 352 contra la casa de Austria988, en el que adem?s de Polonia y Francia podr?a confederarse alg?n pr?ncipe protestante como el del Palatinado989. Desde Madrid, el Rey Prudente no pod?a consentir que un hijo de Enrique II de Francia se impusiera a su ?amado sobrino? Ernesto, al que confiesa querer como a un hijo, igual que a todos los v?stagos de Maximiliano II, a muchos de los cuales hab?a educado en Espa?a. Dada su condici?n de jefe familiar, mal que le pesase al Emperador, comenz? a movilizar recursos para apoyar el ascenso al trono polaco del archiduque. La diplomacia deb?a jugar un papel determinante en la elecci?n, pero bien guarnecida por el dinero. En principio, el monarca espa?ol pretendi? obtener el pr?stamo en Alemania, para que sus embajadores pudieran acceder a ?l cuanto antes990. Sin embargo, acab? acordando un pr?stamo de cien mil escudos en G?nova, que el mismo asentista ?Constantino Magno? se compromet?a a transportar a Polonia. Esa enorme suma estaba destinada a comprar las voluntades de los prelados y arist?cratas polacos y lituanos que deb?an votar en la dieta, pero Maximiliano II no acept? hacer uso de ella, sorprendiendo enormemente a Felipe II y sus embajadores. No es posible precisar si el rechazo se debi? a una cuesti?n de orgullo del C?sar, siempre distante con su primo y por aquellos a?os no muy contento con ?l debido al asunto del Finale, o bien simplemente a la privilegiada informaci?n que recib?a de Polonia, en virtud de la cual dio por perdida la elecci?n antes de que se celebrase y por ello rehus? entregar dinero a los senadores. El papel de Fajardo en Polonia no estaba exento de ambig?edades. Deb?a acompa?ar en todo momento a los dos enviados imperiales991, los barones Wratislaw Pernstein992 y Wilhem Rosenberg993, pues aunque representaba a Felipe II su misi?n era recabar apoyos para el archiduque Ernesto994. No es casualidad que los representantes 988 WYCZANSKI, A. y AXER, J., ?La situaci?n pol?tica y cultural de Polonia en la primera mitad del siglo XVI?, en A. FONT?N y J. AXER (eds.), Espa?oles y polacos..., op. cit., p. 34. 989 AGS, E, leg. 670, fol. 29. Copia de carta del Conde de Monteagudo al Duque de Alba. 20 de mayo de 1573. 990 AGS, E, leg. 674, fol. 73. Carta al Conde de Monteagudo. Elecci?n de Ernesto en Rey de Polonia y cr?dito de 100 mil escudos que para ella se env?a. El Escorial, 2 de enero de 1573. 991 AGS, E, leg. 678, fol. 22. Puntos de la Instrucci?n que dio el Emperador a don Pedro Fajardo para su ida a Polonia. Sin fecha. 992 Vratislao de Pernest?n (o Pernstein) era uno de los favoritos de Maximiliano II y estaba casado desde 1555 con do?a Mar?a Manrique de Lara, una de las damas espa?olas que acompa?? a la Emperatriz Mar?a. Vid. LINDORFER, B. M., ?Las redes familiares...?, op. cit., p. 272. 993 En 1587 Rosenberg cas? con una de las hijas de Pernstein, do?a Polisena, uni?ndose as? las dos casas aristocr?ticas m?s importantes de Bohemia, puntales de la Contrarreforma en dicho territorio. Vid. MAREK, P., ?Las damas de la emperatriz Mar?a y su papel en el sistema clientelar de los Reyes espa?oles. El caso de Mar?a Manrique de Lara y sus hijas?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. P. MAR?AL LOUREN?O (coords.), Las Relaciones Discretas entre las Monarqu?as Hispana y Portuguesa: Las Casas de las Reinas (siglos XV-XIX), vol. II, Madrid, 2008, pp. 1.011-1.021. 994 Cfr. BUES, A., Die habsburgische Kandidatur f?r den polnischen Thron w?hrend des Ersten 353 ces?reos fuesen arist?cratas bohemios, ya que adem?s de su elevada posici?n en la corte imperial, contaban con la ventaja de tener un idioma (el checo) muy similar al de sus vecinos polacos. En otro orden de cosas, ir en su compa??a aseguraba a Fajardo la primac?a protocolaria frente al resto de embajadores, sobre todo, los franceses, que en circunstancias normales, es decir, si Fajardo hubiese acudido solo, tendr?an prioridad sobre ?l. En la diplomacia de la ?poca, despu?s de la Santa Sede, la preeminencia entre los soberanos la ten?a el Emperador, seguido del Rey Cristian?simo, y tras ellos el Rey Cat?lico. Esto era inaceptable para Felipe II, consciente de que su estatus diplom?tico no era acorde a su categor?a como principal monarca de la Cristiandad995. En la etapa previa a la partida de don Pedro a Polonia, Monteagudo se encarg? de prevenirle de todo cuanto conoc?a acerca de aquel reino, sus costumbres y peculiaridades, llegando a decir que ?La condi?i?n, umor y trato de los Polacos es grande, altiva y aunque b?rbara, no tan cayda y flem?tica como la de los Tudescos y de otras na?iones sus circunvecinas?996. Las detalladas instrucciones del Conde delatan la magn?fica informaci?n que manejaba de la vecina confederaci?n, y aunque nunca debi? viajar all? parece que el contacto con s?bditos de aquel reino debi? ser frecuente en la corte imperial. Las precauciones que deb?a tomar Fajardo respecto al protocolo a guardar con sus acompa?antes eran muy severas, de modo que cuando fuese con ellos dos a cualquier sitio (a comer, en coche, a misa), ?l siempre deber?a quedar a la izquierda, Rosenberg en medio y Pernstein a la derecha. Tambi?n advirti? Monteagudo a los representantes del C?sar, en especial a Pernstein, de todas las cuestiones protocolarias, con el objetivo de lograr la preeminencia hisp?nica frente a los legados franceses. Junto a la precedencia, el hecho de que Fajardo fuese con los enviados imperiales beneficiar?a las opciones del archiduque Ernesto, pues seg?n le indica Monteagudo ?Tern? mucha fuer?a con los de Polonia el trato de que oygan juntos y a un mismo tiempo a los Embaxadores del Emperador y a V.S.??997. Los franceses tambi?n se dieron cuenta de la relevancia que pod?an adquirir las posibilidades del Archiduque, merced a la conjunci?n de los diplom?ticos de ambas ramas de la dinast?a Habsburgo y Interregnums in Polen 1572/73 [La candidatura habsburguesa al trono de Polonia durante el primer interregno, 1572-73], Viena, 1984. 995 MATTINGLY, G., La Diplomacia..., op. cit., pp. 394-395. 996 AGS, E, leg. 668, fol. 41. Recuerdo que el Conde de Monteagudo orden? a don Pedro Fajardo para la Jornada que hizo a Polonia, en 22 de diciembre 1572. 997 AGS, E, leg. 668, fol. 32. Copia de carta que el Conde de Monteagudo escribi? con don Pedro Fajardo al bar?n de Pernest?n. 20 de diciembre de 1572. 354 comenzaron a levantar rumores contra Fajardo, tal y como relata el embajador espa?ol en Par?s ?Diego de Z??iga? a Felipe II: ?est?n quexosos de que por mi parte se ha dicho en Polonia que Mos de Anju es affeminado y otros defectos, que jam?s devieron passar por pensamiento a Don Pedro, sino que deven pensar que ?l haze lo que ellos acostumbran?998. El noble murciano neg? haber difamado al Duque de Anjou, antes al contrario dice que no ten?a noticia de ninguna falta suya, y que aunque as? hubiera sido no la habr?a difundido en Polonia para no poner en riesgo la paz que en esos momentos hab?a entre Espa?a y Francia. Se consideraba v?ctima de las calumnias francesas999. La elecci?n de rey de Polonia muestra bien a las claras una situaci?n muy conflictiva. La nobleza polaca era tan numerosa que estaban convocados a votar decenas de miles de personas, tal muchedumbre oblig? a que la elecci?n se hiciese en un gran campamento a las afueras de Varsovia. Muchos de los nobles eran tan pobres que no pod?an costear su alojamiento y manutenci?n lejos de su tierra, lo cual hizo que los magnates procurasen retrasar la elecci?n para quedarse lo m?s solos posible e imponer a su candidato, aunque no lograron este objetivo. Por otra parte, el per?odo inter regnum generaba una enorme inestabilidad, al existir un considerable vac?o de poder, agravado por la amenaza de diversas potencias rivales si no se eleg?a al candidato que defend?an. En concreto, desde el este el Moscovita (Iv?n el Terrible) se postulaba como sucesor de Segismundo, amenazando en caso contrario con invadir Lituania cuando el deshielo lo permitiese. Por otra parte, desde el sur los otomanos quer?an imponer al Duque de Anjou, hermano de su gran aliado occidental y rival de los Habsburgo, el monarca franc?s, de lo contrario tambi?n pod?an invadir el reino1000. En enero de 1573, los polacos deciden que la dieta se re?na dos semanas despu?s de la Pascua de Resurrecci?n, mientras tanto todos los embajadores esperar?an en los lugares asignados y una vez llegado el momento ser?an llamados para escuchar su propuesta. Tras lo cual se les despedir?a para votar libremente1001. La propuesta de 998 AGS, E, leg. 674, fol. 84. Carta de Felipe II al Conde de Monteagudo. Madrid, 24 de abril de 1573. 999 AGS, E, leg. 678, fol. 113. Carta descifrada de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Viena, 4 de junio de 1573. 1000 AGS, E, leg. 668, fol. 28. Carta a Su Majestad del Conde de Monteagudo. Possonia, 8 de octubre de 1572. 1001 AGS, E, leg. 670, fol. 99. Descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 14 de 355 Fajardo para la dieta se basaba en que el candidato que m?s virtudes reun?a era el archiduque Ernesto, ponderando razones ?tnicas y din?sticas como la similitud de la lengua, costumbres y origen de los polacos y bohemios, as? como la recta fe del Archiduque y su parentesco con la dinast?a polaca de los ?Jagelo? 1002. El senado polaco asign? a Fajardo una residencia en Oppula, no lejos de Varsovia, ciudad en la que se iniciaron las sesiones de la dieta el 6 de abril de 1573, en un clima de gran tensi?n y con temor a la violencia que sol?a suscitarse durante estas elecciones reales1003. El embajador espa?ol, junto con los imperiales, hab?a llegado a Varsovia el 31 de marzo. Una vez all? diversos prelados afectos a Maximiliano II le comunicaron que, si quer?a hablar ante la dieta, Felipe II deb?a acceder a un triple compromiso: el negocio de Bari, la entrega de 200.000 escudos anuales y facilitar el comercio de Polonia con la Monarqu?a Hisp?nica1004. Las exigencias de los senadores polacos eran muy elevadas para votar a Ernesto, y se dirig?an no tanto al Emperador, sino a su t?o, el Rey de Espa?a. Adem?s, impon?an a Fajardo la obligaci?n de leer su discurso a la dieta despu?s del embajador franc?s, Montluc1005, poniendo como excusa que ?ste hab?a llegado antes y en Polonia se segu?a esa costumbre. De este modo, don Pedro, de acuerdo con Pernstein y Rosenberg, rechaza acudir a la dieta e incluso enviar su discurso para que sea le?do en su nombre, sin embargo los tres acuerdan que quede en Polonia haciendo oficios a favor del Archiduque. Este grave contratiempo, a causa de la precedencia, vino a sumarse a los err?neos c?lculos de los apoyos que ten?a la casa de Austria, tan detestada por la numerosa nobleza polaca. ?sta odiaba a los tudescos y cre?a que un Habsburgo en el trono recortar?a sus enormes privilegios (?tantos como los de Arag?n?1006), convirtiendo Polonia en un reino hereditario, al igual que hab?a ocurrido con Bohemia y Hungr?a, anta?o electivos. Asimismo, los magnates polacos recelaban de las negociaciones del C?sar con los lituanos. Igualmente es significativo que, antes de reunirse la dieta, el febrero de 1573. 1002 AGS, E, leg. 678, fol. 43. La proposici?n de don Pedro Fajardo para los estados de Polonia. Sin fecha. 1003 AGS, E, leg. 678, fol. 80. Memorial de don Pedro Fajardo sobre las cosas de Polonia. Para enviar a Su Majestad. Sin fecha. 1004 AGS, E, leg. 678, fol. 131. Memorial de don Pedro Fajardo para el Rey nuestro se?or de lo que ha pasado en Wersovia desde primero de Abril de 1573 hasta los XV d?l, y de los 15 hasta los 5 de mayo del mismo a?o. Lovi?io, 5 de mayo de 1573. 1005 NOAILLES, M. de, Henri de Valois et la Pologne en 1572, vol. II, Par?s, 1867, p. 292. Obra consultada a trav?s de Gallica, biblioteca digital de la BNF. 1006 AGS, E, leg. 678, fol. 80. Memorial de don Pedro Fajardo sobre las cosas de Polonia. Para enviar a Su Majestad. Sin fecha. 356 antiguo embajador de Maximiliano II en Polonia ?el abad Ciro de Dantisco? fue encarcelado para evitar que pudiese informar o movilizar cualquier apoyo a favor de su patr?n. Finalmente, tras el cardenal Commendon, hablaron en la dieta los enviados ces?reos el 9 de abril de 1573. Tras ellos, el embajador franc?s, que lo pospuso al d?a siguiente, 10 de abril. El 11 fue el turno de los embajadores de Suecia. El 13 un embajador que representaba a los pr?ncipes electores del Sacro Imperio defendi? la candidatura de Ernesto. Por ?ltimo, el 14 hablaron los embajadores de Bohemia, tambi?n partidarios del Archiduque, como era l?gico. El Duque de Moscovia tampoco quiso enviar ning?n representante a la dieta, aunque se hab?a postulado para el trono y los lituanos consideraron ofrecerle su apoyo a cambio de la paz1007. A la postre el resultado de la elecci?n fue desastroso para los Habsburgo. Anjou fue aclamado con la inmensa mayor?a de los votos, mientras que el archiduque Ernesto, cuyos apoyos parec?an tan s?lidos de antemano, cosech? una cantidad de votos rid?cula, igual que los dem?s candidatos for?neos (el Moscovita, el Rey de Suecia, el Duque de Prusia) y polacos1008. Fajardo resume as? lo acaecido en Varsovia: ?desde el lunes 3 de mayo que, salidos los embaxadores de Wersovia, se comen?? la electi?n, y de aquel d?a hasta el s?bado 9, siempre en todas las aclama?iones fue cre?iendo el n?mero de los votos, por Mos de Angiu, y el dicho s?bado se concluy? esta electi?n, que seg?n se entendi? dellos tubo 37.660 botos, y entre todos los dem?s conpetidores no pasaron de 300 y de los quales el Pr?n?ipe Ernesto, no tubo m?s de 64?1009. Las causas pueden buscarse en que algunos destacados obispos y arist?cratas polacos, que se hab?an declarado partidarios del hijo del Emperador, se pasaron al bando franc?s. Mientras que los lituanos ofrec?an su voto a condici?n de que Maximiliano II les prometiese la libertad respecto a Polonia. Es decir, se compromet?an 1007 AGS, E, leg. 678, fol. 131. Memorial de don Pedro Fajardo para el Rey nuestro se?or de lo que ha pasado en Wersovia desde primero de Abril de 1573 hasta los XV d?l, y de los 15 hasta los 5 de mayo del mismo a?o. Lovi?io, 5 de mayo de 1573. 1008 Varios arist?cratas, denominados los ?Piastos?, que obtienen un total de 150 votos. Por tanto, son la segunda opci?n m?s votada ?a distancia abismal de Anjou? y por delante del rey sueco y el archiduque Ernesto. Vid. AGS, E, leg. 670, fol. 28. Sacado de una carta que don Pedro Fajardo escribi? al Conde de Monteagudo, desde Lovi?io. 10 de mayo de 1573. 1009 AGS, E, leg. 669, fol. 118 y 119. Cartas cifradas de don Pedro Fajardo a la Cat?lica Real Majestad del Rey nuestro Se?or, en manos de su secretario Zayas, sobre Polonia. Viena, 28 de mayo de 1573. 357 a elegir a Ernesto, pero s?lo como Gran Duque de Lituania, algo en lo que no pod?a contentarles el C?sar. Dadas las circunstancias, incluso Pernstein y Rosenberg proyectaron un viaje de Fajardo a Lituania para asegurar estos apoyos1010, pero finalmente no se llev? a cabo. Por eso la mayor?a de votantes lituanos acabaron decant?ndose tambi?n por Anjou, a ra?z de las promesas francesas de importantes cargos pol?ticos y militares para sus principales arist?cratas. Con todo, Fajardo es sincero y considera que el Duque de Anjou ha sido elegido nuevo Rey de Polonia y Gran Duque de Lituania de forma leg?tima, a pesar de los sobornos y ?malinidades?, que considera inevitables al ser tantos los que tienen derecho a voto. En concreto, se refiere a las amenazas sufridas por algunos magnates defensores de la candidatura de Ernesto, que se vieron obligados a huir de Varsovia, destacando el caso de los palatinos de Cracovia y Podolia. Por ello, el embajador espa?ol se muestra contento de no haber le?do su discurso ante la dieta y considera a los polacos indignos de tener un rey con tan buenas condiciones como las que re?ne el Archiduque. El Rey de Suecia (con ochenta votos), y los duques de Prusia y Moscovia (?con s?lo tres votos!) no ocultan su enfado por no haber sido coronados, y sobre todo este ?ltimo amenaza con invadir Lituania, aunque Fajardo considera que no llegar? la sangre al r?o. La conclusi?n es que la diplomacia francesa hab?a sabido manejar mejor el negocio, sobre todo comprando a la nobleza de Massovia, la provincia en la que se encuentra Varsovia, clave para el resultado final de la elecci?n. En suma, dice Fajardo: ?Lo que entiendo que ha venido es que ma?ana se declara Rey el fran??s. Todos nos han dexado y nos han mentido, porque no ten?amos fundado sobre firme piedra, que eran buenas d?divas y mejores promesas?1011. El 11 de mayo de 1573 es proclamado Rey de Polonia y Gran Duque de Lituania el Duque de Anjou. Meses despu?s, Felipe II culpar? del fiasco al Emperador, por ?la tibieza con que acudi? al neg.??1012. Alude a su desprecio de los cien mil ducados y la 1010 AGS, E, leg. 678, fol. 131. Memorial de don Pedro Fajardo para el Rey nuestro se?or de lo que ha pasado en Wersovia desde primero de Abril de 1573 hasta los XV d?l, y de los 15 hasta los 5 de mayo del mismo a?o. Lovi?io, 5 de mayo de 1573. 1011 AGS, E, leg. 670, fol. 28. Sacado de una carta que don Pedro Fajardo escribi? al Conde de Monteagudo, desde Lovi?io. 10 de mayo de 1573. 1012 AGS, E, leg. 674, fol. 96. Carta de Felipe II al Conde de Monteagudo. El Escorial, 6 de julio de 1573. 358 escasa comunicaci?n que mantuvo con los embajadores Pernstein y Rosenberg, que estuvieron en Polonia sin apenas instrucciones ni dinero de su se?or. CUADRO 19: LA ELECCI?N REAL EN POLONIA (1573) Candidato Votos % Duque de Anjou 37.360 99,2 Piastos (arist?cratas polacos) 150 0,39 Rey de Suecia 80 0,21 Archiduque Ernesto 64 0,16 Duque de Prusia 3 0,02 Duque de Moscovia 3 0,02 Total: 37.660 100 Fuente: AGS, E, leg. 669, fol. 118 y 119; y AGS, E, leg. 670, fol. 28. La hostilidad de los polacos hacia la naci?n tudesca y, concretamente, a la casa de Austria ayuda a entender tanto la elecci?n de 1573 como la siguiente, celebrada s?lo dos a?os despu?s, tras la precipitada marcha de Anjou a Francia para suceder a su hermano Carlos IX, convirti?ndose en Enrique III (1574)1013. La repentina huida del nuevo Rey polaco sorprendi? a todos, de hecho Mateo V?zquez llega a decir a Felipe II que ?se descolg? una noche con ?iertos criados suyos, y se vino secretamente a Viena?1014. En la segunda elecci?n del soberano de Polonia-Lituania, ya sin la presencia de Fajardo, tampoco result? coronado Ernesto, sino otro rival de los Habsburgo, el Pr?ncipe de Transilvania, Esteban B?thory1015. Con la salida de Anjou, Jan Sarius Zamoyski, secretario real nacido en el seno de la baja nobleza (comenz? a ascender tras 1013 LUZSCIENSKI, M., Historia de Polonia, Barcelona, 1945, p. 127. 1014 IVDJ, env?o 53, caja 69, n? 77. Billete de Mateo V?zquez a Felipe II. Julio de 1574. 1015 AGS, E, leg. 675, fol. 13. Carta del Conde de Monteagudo a Felipe II. Viena, 15 de diciembre de 1575. 359 sus estudios en Padua) sigui? liderando una de las facciones de la c?mara, siendo adem?s el principal rival de los Habsburgo y su facci?n polaca1016. Un d?a despu?s de su regreso a Viena, el 26 de mayo de 1573, don Pedro Fajardo fue recibido por Maximiliano II, quien le agradeci? todas las gestiones realizadas a favor de su hijo, aunque no le pidi? informaci?n de lo sucedido, puesto que seg?n el embajador espa?ol esa era una tarea que correspond?a a Pernstein y Rosenberg1017. Tras aquel escaso medio a?o parece que no volvi? a enviarse ning?n representante del Rey Cat?lico a Polonia1018, hasta casi el final del reinado de Felipe II, cuando en 1596 don Francisco de Mendoza viaje a la corte de Segismundo III Vasa. All? deb?a representar al Rey Prudente como padrino en el bautizo de la princesa Catalina, aunque lleg? despu?s de dicha ceremonia, en enero de 1597, con una misi?n bien distinta, relativa a la posible entrada de Polonia en la liga anti-otomana. La oposici?n del citado Jan Sarius Zamoyski, por aquel entonces gran canciller y jefe del ej?rcito, frustr? los planes de Roma y Madrid. Mendoza sali? de Varsovia un mes y medio despu?s de su llegada, en marzo de 15971019. 1016 MACZAK, A., ?Favourite, Minister...?, op. cit., pp. 145-146. 1017 AGS, E, leg. 669, fol. 120 y 121. Carta cifrada de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Viena, 4 de junio de 1573. 1018 Las relaciones hispano-polacas durante el Quinientos dieron lugar a la obra del padre MEYSZTOWICZ, W. (ed.), Elementa ad Fontium Ediciones. Documenta polonica ex Archivo Generali Hispaniae in Simancas, 21 vols., Roma, 1960-1970. Destacan para el reinado de Felipe II los vol?menes XI, XII, XV, XVI, XIX y XXI. De igual modo cabe se?alar SKOWRON, R., ?El espacio de encuentro de los confines de Europa: Espa?a y Polonia en el reinado de Felipe II?, en J. MART?NEZ MlLL?N (dir.), Felipe II (1527-1598). Europa y la Monarqu?a Cat?lica, vol. 1, Madrid, 1998, pp. 881-892; y la tesis doctoral que sobre los contactos entre Polonia y Espa?a en la ?poca altomoderna est? realizando actualmente Matylda Urjasz-Raczko, en la Universidad de Varsovia. 1019 WOS, J. W., ?Un episodio de las relaciones polaco-espa?olas al fin del siglo XVI (Del "Diario de viaje a Polonia" de Juan Pablo Mutante)?, Annali della scuola normale superiore di Pisa. Estratto. Classe di Lettere e Filosofia, 7-4 (1977), pp. 1389-1394. 360 361 c. Una embajada que no acaba Tras el regreso de Polonia, Fajardo recibe instrucciones de Madrid, seg?n las cuales los tres asuntos prioritarios que debe abordar en Viena son: la elecci?n del Rey de Romanos1020, la Liga de Landsberg, y sobre todo el Finale1021. Una vez acabados podr? volver a Espa?a. Sin embargo, esta segunda parte de la embajada extraordinaria pronto empieza a desesperar al heredero de la casa de los V?lez, porque lo que m?s preocupa a Felipe II, que es la cuesti?n del presidio ligur, parece eternizarse y de hecho no se avanzar? en las negociaciones hasta despu?s de la muerte de Maximiliano II (12 de septiembre de 1576), concretamente en marzo de 15771022, cuando Fajardo ya llevaba dos a?os en Espa?a. Sin embargo, esa incertidumbre en torno al feudo ligur, perjudicaba m?s a los Habsburgo austriacos, que no pod?an enfrentarse abiertamente a sus primos espa?oles ni tampoco a la otra gran potencia europea de la ?poca, Francia, con quien Maximiliano tambi?n estrech? lazos, casando a su hija Isabel con el rey Carlos IX. En el fondo, desde Viena la pol?tica exterior tras la Paz de Augsburgo (1555) vendr? marcada por los deseos de paz (dentro y fuera del Imperio) y evitar la amenaza otomana1023. Ser? Monteagudo, convertido en I marqu?s de Almaz?n desde 1576, quien d? un renovado impulso a las negociaciones con el nuevo emperador Rodolfo II. A?os m?s tarde, en 1598, el marqu?s Scipione Carretto vendi? el Finale a Felipe II1024 para pagar sus deudas con G?nova, sin embargo el Emperador no acept? la venta y puso al frente del marquesado a una rama segundona de los Carretto. Tampoco admiti? la ocupaci?n militar espa?ola de 1602, de manera que el negocio del Finale no se resolvi? hasta 1619, cuando el Imperio, acuciado por la revuelta en Bohemia, acept? la incorporaci?n del estrat?gico feudo a la Monarqu?a Hisp?nica. Anteriormente, incluso se lleg? a barajar que el Finale y otro feudo imperial italiano, Piombino, fueran entregados al archiduque Alberto (gobernador de los Pa?ses Bajos y esposo de la infanta Isabel Clara Eugenia), que no hab?a recibido herencia de la rama austriaca de los 1020 El entonces rey de Hungr?a, Rodolfo, fue elegido Rey de Romanos en 1575. 1021 AGS, E, leg. 674, fol. 94. Carta de Felipe II a don Pedro Fajardo (cifra toda). El Escorial, 24 de junio de 1573. 1022 AGS, E, leg. 679, fol. 143. Cap?tulo de carta del Marqu?s de Almaz?n a Gabriel de Zayas. Praga, 19 de marzo de 1577. 1023 LANZINNER, M., ?Imperio y territorios imperiales bajo Fernando I (1556-1564) y Maximiliano II (1564-1576)?, Studia Historica. Historia Moderna, Informe: El Sacro Imperio (1519-1648), coord. F. EDELMAYER, 23 (2001), p. 86. 1024 Felipe II ya hab?a intentado comprar el feudo ligur en vida de Maximiliano II, insistiendo especialmente hasta el invierno de 1574-1575. Vid. EDELMAYER, F., Maximilian II..., op. cit., pp. 167- 192. 362 Habsburgo, aunque sus exigencias (que tambi?n inclu?an Alsacia) no se vieron atendidas1025. En otro orden de cosas, pocos d?as despu?s de volver de Polonia, el 16 de junio de 1573, Monteagudo y Fajardo se vieron envueltos en un conflicto de precedencia en la corte imperial. Ello denota la importancia del ceremonial en la ?poca, m?xime cuando se pon?a en duda la relevancia de un soberano1026, en este caso al intentar conceder a sus dos embajadores un lugar no acorde con su posici?n. Los arist?cratas espa?oles fueron invitados a la boda del bar?n Crist?bal de Poecham, gentilhombre de la c?mara del Seren?simo Rey de Hungr?a, el archiduque Rodolfo. Aceptaron con gusto, pero una vez en el convite los organizadores del mismo quisieron dar precedencia al Duque de Cleves ?sobrino del Emperador? sobre Monteagudo y, m?s a?n, sobre Fajardo (embajador extraordinario) y ?stos no lo consintieron y se marcharon del banquete. Concretamente, los responsables de la ceremonia quer?an que los ?embajadores? del Emperador, la Emperatriz y el Rey de Hungr?a ?en realidad los que llevaban los regalos de su parte a los novios, seg?n la costumbre de la corte imperial? se situasen a la derecha de la mesa redonda, mientras que el Duque de Cleves y los embajadores de Felipe II ir?an a la izquierda de la misma mesa que todos deb?an compartir. Monteagudo propone que a la derecha de la mesa se sienten los embajadores del Emperador, la Emperatriz, los del Rey de Espa?a, y el del Rey de Hungr?a (en ese orden), mientras que a la izquierda deben situarse el Duque de Cleves y los otros ?Hombres prin?ipales?. Tras agrias discusiones con Poechan y otros destacados arist?cratas de la corte ces?rea, los dos embajadores espa?oles deciden abandonar la fiesta y comer en casa de Monteagudo, el cual no tarda en relatar a la emperatriz Mar?a el gran enfado que tiene por lo sucedido. ?sta habla con su esposo y d?as despu?s le dice que no se volver? a repetir tal agravio. Las quejas de Monteagudo, en su prolija relaci?n de lo sucedido, se dirigen sobre todo al Emperador, pues no hizo nada para evitar la ofensa que se les estaba haciendo1027. La rigidez del protocolo y el prestigio del monarca al que se representa hacen que ni siquiera en una ceremonia privada los embajadores espa?oles consientan perder su 1025 Vid. DUERLOO, L., ?El archiduque Alberto y las relaciones entre las cortes de Madrid, Viena y Bruselas?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a..., op. cit., en prensa; y MERLIN, P., ?Gli affanni del servire a corte: Carlo Manfredi di Lucerna tra Francia, Spagna e Impero?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a..., op. cit., en prensa. 1026 MATTINGLY, G., La Diplomacia..., op. cit., pp. 394-395. 1027 AGS, E, leg. 669, fol. 74. Relaci?n para Su Majestad Cat?lica de lo que el Conde de Monteagudo y don Pedro Fajardo pasaron en la boda a que fueron convidados, en materia de precedencia. Viena, 16 de junio de 1573. 363 preeminencia frente al Duque de Cleves, pues en todo momento est?n representando al Rey Cat?lico, y el deshonor no lo sufren ellos sino su se?or. Durante el verano de 1573, todo estaba a punto para que el Finale fuese entregado por el gobernador de Mil?n, don Luis de Requesens, a los comisarios imperiales1028. El Emperador nombra, por fin, en junio de ese a?o a los dos comisarios1029 que deben encargarse de tomar posesi?n del marquesado en su nombre. Se trata de Lukas R?mer y Cristoph Sigmund R?mer, que se har?an con el control del presidio acompa?ados de ochocientos soldados tudescos1030. Felipe II rechaza que la guarnici?n sea tan numerosa, y comunica a sus embajadores que no aceptar? ninguna cifra superior a doscientos infantes1031. Las razones de esa negativa eran que el Rey Prudente sab?a que tendr?a que pagar a dichos solados y, por otro lado, una tropa tan numerosa podr?a ser utilizada para reprimir a la poblaci?n del marquesado. Al final, dicha entrega se dilatar? hasta octubre de 1573, trece meses despu?s de la llegada de don Pedro a la corte imperial, la explicaci?n es que ninguno de los dos soberanos estaba dispuesto a ceder en sus pretensiones esenciales. De camino a su nuevo destino como gobernador de Flandes1032, el Comendador Mayor llega a decirle a su yerno ?Fajardo? que s?lo le preocupa el Finale porque hasta que no se solucione no podr? ?ste regresar a Espa?a e, incluso, afirma que desea ver ?asolada? esa tierra ?a trueque de ver acabado este negocio?1033. Aunque hab?a sido relevado en Mil?n por el Marqu?s de Ayamonte, a?n se preocupar? por la resoluci?n de dicho problema, consciente de que era lo ?nico que reten?a a don Pedro en Viena y le 1028 AGS, E, leg. 678, fol. 72. Carta descifrada de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Viena, 2 de agosto de 1573. 1029 Edelmayer alude a este asunto como ?La larga espera de los comisarios?. Vid. EDELMAYER, F., Maximilian II..., op. cit., pp. 130-166. 1030 AGS, E, leg. 669, fol. 122. Carta cifrada de don Pedro Fajardo a Su Majestad, en manos de su secretario Zayas. Viena, 22 de junio de 1573. 1031 AGS, E, leg. 674, fol. 96. Carta de Felipe II al Conde de Monteagudo. El Escorial, 6 de julio de 1573. 1032 LOVETT, A., ?A new governor for the Netherlands: the Appointment of don Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla?, European Studies Review, I-2 (1971), pp. 89-103; del mismo autor ?The Governorship of don Luis de Requesesens, 1573-1576. A Spanish View?, European Studies Review, II-3 (1972), pp. 187-199; SCHEPPER, H. de, ?Un catal?n en Flandes: don Luis de Requesens y Z??iga, 1573- 1576?, Pedralbes: Revista d?hist?ria moderna, 18-2 (1998), pp. 157-167; y WOLF, J. G. C. de, ?Burocracia y tiempo como actores en el proceso de decisi?n. La sucesi?n del gran duque de Alba en el gobierno de los Pa?ses Bajos?, Cuadernos de Historia Moderna, 28 (2003), pp. 99-124; HORTAL MU?OZ, J. E., ?El gobierno de Luis de Requesens (1573-1576)?, en ?DEM, El manejo de los asuntos de Flandes, 1585-1598, tesis doctoral, Universidad Aut?noma de Madrid, 2004, pp. 71-79; y VERSELE, J., ?Las razones de la elecci?n de don Luis de Requesens como gobernador general de los Pa?ses Bajos tras la retirada del duque de Alba (1573)?, Studia Hist?rica. Historia moderna, 28 (2006), pp. 259-276. 1033 IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 241. Cartas de don Luis de Requesens a don Pedro Fajardo. Frena, 31 de octubre de 1573. 364 manten?a alejado de su hija, con quien apenas convivi? cuatro meses tras la boda1034. Esta alusi?n temporal indica que el enlace entre don Pedro Fajardo y do?a Menc?a de Requesens pudo celebrarse en marzo de 1572, pasando la pareja los cuatro meses siguientes en Barcelona, antes de la partida del novio hacia Viena. Pero volviendo a 1573, el Comendador Mayor intenta que Felipe II conceda a su yerno la licencia para regresar a Espa?a, a ocuparse de su casa y reunirse con su esposa. La respuesta del Rey Prudente ser? intentar enviarle a Bruselas, para que ayude a don Luis en la gobernaci?n de aquellas tierras. Ese hipot?tico destino convertir?a a Fajardo, en caso de la muerte de su suegro, en la nueva m?xima autoridad en Flandes. Incluso antes de que don Pedro conozca la propuesta, transmitida por el secretario Gabriel de Zayas a Requesens, ?ste se niega a aceptarla aunque reconoce lo mucho que le gustar?a reencontrarse con su yerno: ?ser?a el mayor alivio del mundo tener la compa??a de V.S. donde quiera, quanto m?s aqu? que estoy tan sin ninguna ni de gusto ni de probecho ni de quien poderme fiar en nada pero no quiero que esto sea tan a costa de la salud y gusto de V.S.? y de mi hija?1035. El estancamiento de las negociaciones del Finale, que conven?a sobre todo al Emperador, se demuestra con el hecho palpable de que la correspondencia que sobre este asunto se conserva del a?o 1574 es sensiblemente menor a la del per?odo 1572- 1573, cuando Fajardo llega a Viena y tras el par?ntesis polaco se retoma el asunto. Era algo previsible, seg?n escribe Monteagudo al acabar la estancia de Fajardo en Viena: ?En lo del Final no se ha hecho m?s de lo que al prin?ipio por mucho que lo a trabajado el marqu?s, bien lo dije yo desde el primer d?a?1036. El objetivo de la diplomacia espa?ola era que el presidio siguiese siendo feudo imperial, al igual que otros muchos territorios italianos (como Mil?n), pero bajo la obediencia de Felipe II. A la postre, el monarca espa?ol deseaba evitar que tan estrat?gico puerto cayese en manos de Francia, a pesar de la tregua de aquellos a?os con 1034 AGS, E, leg. 671, fol. 75. Carta de don Pedro Fajardo a Gabriel de Zayas. Viena, 9 de marzo de 1574. 1035 IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 254. Carta de don Luis de Requesens a don Pedro Fajardo. 11 de abril de 1574. Tiempo despu?s el Comendador Mayor recordar? a su yerno que gran servicio le hab?a hecho libr?ndole de dicha asistencia: IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231, fol. 23r. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1036 BZ, FA, 72, GD. 2. D. 130, fol. 1r. De mano propia, en carta del Conde de Monteagudo a don Juan de Z??iga. Viena, 22 de enero de 1575. 365 los Valois, lo cual podr?a poner en grave peligro todo el norte de Italia (Saboya, G?nova, Piamonte, Mil?n y Monferrato)1037. Despu?s de m?s de un a?o de embajada extraordinaria, Fajardo intentaba poner fin al negocio del Finale, pues era consciente de que aunque los dem?s objetivos de su misi?n quedasen pendientes, si el Emperador daba alg?n paso significativo que acercase posturas con Madrid ?l podr?a regresar a Espa?a, tal y como deseaba. De hecho llega a decir lo siguiente a Maximiliano II: ?Supplico a V.M. por la brevedad del dicho negocio de Final, para que yo pueda, siendo V.M. servido dello, llebar al Rey alguna conclusi?n d?l, pues los dem?s se podr?n acomodar con el conde de Montagudo, siendo primero consultado Su M. Catt.? sobre ello?1038. La entrega del marquesado del Finale a los comisarios imperiales, finalmente realizada en octubre de 1573, s?lo era el primer obst?culo, despu?s hab?a otros no menos complicados, tales como la recompensa al Marqu?s expulsado, el n?mero de soldados que compondr?an la guarnici?n y el juramento que ?stos deb?an hacer. Y por supuesto Felipe II y Maximiliano II manten?an posturas encontradas en todos esos puntos. As? pues, el monarca espa?ol rechazaba las tesis imperiales de compensar al Marqu?s del Finale con tierras en Mil?n y una elevada suma de dinero. Mientras, dicho Marqu?s tampoco ayudaba a resolver el conflicto, al no contemplar ninguna posibilidad que no fuese el regreso a su feudo con plenos poderes. En cuanto al juramento no era una cuesti?n balad?, ya que siguiendo el protocolo los soldados tudescos jurar?an obediencia primero al C?sar y despu?s a Felipe II, pero ?ste no se fiaba de que con la muerte de Maximiliano aquellos soldados que ?l iba a costear s?lo debiesen fidelidad al nuevo emperador. Poca confianza generaba la guarnici?n de tudescos en el Finale, por considerarlos el Rey Prudente sospechosos de herej?a, como todos los germanos, m?s a?n por estar el presidio tan cerca de tierra de hugonotes. De modo que para asegurarse su obediencia al gobernador de Mil?n se pretend?a que con el tiempo pudiesen ser tropas de naci?n espa?ola (lo habitual en los presidios de la Monarqu?a Hisp?nica fuera de la Pen?nsula Ib?rica) y tambi?n se quer?a nombrar un jefe militar adepto, concretamente el 1037 AGS, E, leg. 678, fol. 62. Parecer de Julio Claro sobre lo de Final. Sin fecha. 1038 AGS, E, leg. 668, fol. 130. Memorial primero de don Pedro Fajardo al Emperador en respuesta de su primer Decreto. Para enviar al Rey nuestro Se?or. Viena, 8 de diciembre de 1573. 366 genov?s Marco Antonio Sp?nola, comendador de la Orden de Santiago, el cual ser?a sin duda m?s ?confidente? que ning?n tudesco1039. Estaba en juego el prestigio de ambos soberanos. El Emperador se sent?a ofendido por la ocupaci?n espa?ola del Finale y no pod?a consentir dejarlo de nuevo en manos de su primo espa?ol porque pensaba que ser?a nefasto para su imagen en toda Europa. Por su parte, Felipe II no pod?a permitir que tan estrat?gico presidio quedase bajo una autoridad distinta a la suya, por el peligro de la vecindad con Francia y la inseguridad para sus posesiones en Italia. De ah? la importancia de las gestiones que Fajardo y Monteagudo deb?an realizar, tanto con el C?sar como con su esposa y diversos ministros, especialmente el vicecanciller Weber. El Emperador se neg? a entregar de nuevo el presidio a Felipe II, algo que se acept? estoicamente en la corte espa?ola, a la espera de la subida al trono de su hijo, Rodolfo II. Mientras, con las negociaciones en un callej?n sin salida, don Pedro Fajardo se quejaba al Rey amargamente: ?pienso que el Emperador haze conmigo tiempo aqu?, que ?ste es el prin?ipal nego?io suyo, y si entendiesse que el de V.M. huviese de ganar algo esperar?a de buena gana todo el tiempo que el Emperador alargasse, pero voy desconfiado desto?1040. Y adem?s el embajador extraordinario arruinaba su hacienda, teniendo que prestarle dinero su suegro, mediante censos con el financiero genov?s Lorenzo Sp?nola, uno por valor de 6.000 ducados y despu?s otro de 4.0001041. Las penurias econ?micas de Fajardo se explican porque a?n no hab?a heredado el marquesado y Felipe II s?lo le hab?a enviado 2.000 ducados en concepto de ayuda de costa1042, mientras que Requesens hab?a acumulado un importante patrimonio por diversas herencias y por los importantes cargos desempe?ados1043. As? las cosas, el Comendador Mayor y su hermano, don Juan de Z??iga, empiezan a planear la salida de Fajardo de Viena durante el verano de 1574. Para ello deciden que don Pedro vaya a Flandes con su suegro, el 1039 AGS, E, leg. 678, fol. 62. Parecer de Julio Claro sobre lo de Final. Sin fecha. 1040 AGS, E, leg. 678, fol. 92. Carta descifrada de don Pedro Fajardo a Su Majestad. Viena, 28 de febrero de 1574. 1041 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens a Lorenzo Sp?nola. 21 de septiembre de 1575. 1042 AGS, E, leg. 678, fol. 119. Carta de don Pedro Fajardo a Gabriel de Zayas. Varsovia, 30 de abril de 1576. 1043 HENDRIKS, R., ?El patrimonio de don Luis de Requesens y Z??iga (1528-1576) ?Fue don Luis de Requesens y Z??iga pobre o rico??, Pedralbes: Revista d?hist?ria moderna, 14 (1994), pp. 81-92. 367 cual poco despu?s de recibirle le enviar? a Espa?a, so pretexto de alguna comisi?n relativa a la guerra que all? se libraba1044. Enorme pragmatismo ante la falta de licencia por parte del Rey, sin embargo esta jornada Viena-Flandes-Espa?a qued? en una quimera. Apenas un a?o despu?s de llegar a la corte ces?rea, el futuro Marqu?s de los V?lez estaba inquieto porque no ve?a cerca el final de su misi?n diplom?tica1045, quej?ndose continuamente y pidiendo ayuda a Requesens1046, a Z??iga y a Zayas, pues no s?lo no se conclu?a el asunto del Finale, sino que se le encomendaban otras misiones de gran complejidad. A los planes del Comendador Mayor y Z??iga viene a sumarse un acontecimiento definitivo: la muerte del II marqu?s de los V?lez, don Luis Fajardo de la Cueva, el 5 de julio de 15741047. A partir de ese momento, don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba se convert?a en III marqu?s de los V?lez, y poco despu?s recibir?a el t?tulo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia1048, am?n de las tenencias de los alc?zares de Murcia y Lorca. Adem?s, la hacienda de la casa de lo V?lez y los negocios del alumbre1049, en manos de su hermano don Diego, reclamaban su presencia urgente en la Pen?nsula. A pesar de las lamentaciones, Felipe II dio largas a la solicitud de licencia que hac?a el flamante Marqu?s y sus parientes pol?ticos, y hasta medio a?o despu?s (enero de 1575) Fajardo no pudo salir de Viena1050. Mientras tanto, en octubre de 1574, el monarca escrib?a a Requesens explicando ese retraso por lo complicado de 1044 N-CODOIN, vol. III, pp. 237-238. Minuta de carta de don Luis de Requesens a don Pedro Fajardo, de 3 de julio de 1574; y N-CODOIN, vol. III, p. 333. Minuta de carta de don Juan de Z??iga a don Pedro Fajardo, de 10 de julio de 1574. 1045 Al parecer, Felipe II ya le hab?a asegurado a Requesens, en una misiva del 14 agosto de 1573 que dar?a licencia a Fajardo para abandonar el Imperio, seg?n indica el Comendador Mayor en una carta posterior. IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 241. Carta de don Luis de Requesens a don Pedro Fajardo. Frena, 31 de octubre de 1573. 1046 De camino a Bruselas, Requesens le daba instrucciones a su sustituto en la gobernaci?n de Mil?n, especialmente sobre c?mo poner fin al enmara?ado asunto del Finale: ?En fin V.S. salga por amor de Dios de una manera o de otra deste nego?io y me saque a Don Pedro [Fajardo] de Viena?. IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 240. Carta de Luis de Requesens al Marqu?s de Ayamonte. Besan?on, 27 de octubre de 1573. 1047 AGS, E, leg. 678, fol. 89. Copia de carta del Marqu?s de los V?lez a Su Majestad. Viena, 10 de agosto de 1574; y BZ, FA, 99, GD. 1, D. 29. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Viena, 24 de agosto de 1574. 1048 AGS, GA, leg. 78, fol. 281. Traslado del t?tulo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia a D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, vacante por muerte de su padre D. Luis Y??ez Fajardo. 23 de noviembre de 1574. 1049 Posiblemente la mayor fuente de ingresos de la casa de los V?lez hasta finales del siglo XVI, ha sido objeto de dos interesantes libros FRANCO SILVA, A., El alumbre..., op. cit.; y RUIZ MART?N, F., Los alumbres..., op. cit. 1050 BZ, FA, 72, GD. 2, D. 130. Carta del Conde de Monteagudo a don Juan de Z??iga. Viena, 22 de enero de 1575. 368 las negociaciones con el Emperador sobre el Finale. Y le daba noticia de los t?tulos que le hab?a concedido, tras la muerte de su padre: ?Al dicho Marqu?s, Vro. Hierno, he hecho merced del cargo de Adelantado Mayor del Reyno de Murcia y de las Thenencias de las fortalezas de aquella ?iudad y de la de Lorca, que vacaron por su padre, ass? por lo que ?l mere?e y la mucha satisfacci?n que tengo de su persona, como por respeto Vro.?1051 Z??iga1052 insist?a en que abandonase el Imperio sin esperar m?s la licencia real1053, algo que no fue lo que sucedi? finalmente, pues la licencia lleg? en enero de 15751054. En marzo, estaba el Marqu?s en Barcelona, y tan s?lo un mes despu?s, concretamente el 29 de abril1055, Felipe II intent? hacerle volver sobre sus pasos en direcci?n a G?nova, aliada estrat?gica en el Mediterr?neo, sumida en una grave crisis pol?tica que requer?a la mediaci?n espa?ola. Don Pedro se neg?, aludiendo problemas de salud y de hacienda (?el da?o de Alema?a?). La estrecha vinculaci?n que exist?a entre Fajardo y Requesens no pudo evitar que surgiera alg?n conflicto entre ellos. En realidad el ?nico punto de fricci?n parece ser la cuesti?n de la encomienda murciana de Caravaca, una de las m?s rentables de la Orden de Santiago, vinculada desde hac?a cuatro generaciones a la casa de los V?lez. Con la muerte de don Luis Fajardo de la Cueva, el Comendador Mayor solicita al Rey que Caravaca recaiga en su yerno1056, aunque poco despu?s corrige y pide que sea para su hermano1057, que gozaba de una encomienda menos rica, la cual ir?a finalmente a manos de don Pedro Fajardo: Montealegre1058. En principio, trata de contentar al Marqu?s, pero despu?s argumenta que don Juan de Z??iga ?tiene metidas muchas m?s prendas en el servicio de V.M. pues le contin?a desde que na?i?, de m?s de lo que lo 1051 BZ, FA, 109, D. 23. Copia de carta de Felipe II a don Luis de Requesens, para enviar al se?or don Juan de Z??iga. 22 de octubre de 1574. 1052 Vid. su p?same a don Pedro Fajardo en BZ, FA, 86, GD. 4, D. 45. Carta de don Juan de Z??iga al Marqu?s de los V?lez. 31 de julio de 1574, s. l. 1053 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 148. 1054 BZ, FA, 75, GD. 3, D. 58. Carta de don Juan de Z??iga al Duque de Sessa. 18 de enero de 1575. 1055 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 32. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Barcelona, 11 de mayo de 1575. 1056 IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 264. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. Amberes, 16 de agosto de 1574. 1057 Vid. IVDJ, env?o 67, caja 90, n? 223. Copia de carta de Felipe II a don Luis de Requesens, para enviar al se?or don Juan de Z??iga. Madrid, 29 de agosto de 1574. 1058 RAH, SC, M. 4, fol. 186r. Noticia de la c?dula del rey Felipe II, por la que concede la encomienda de Montealegre en la Orden de Santiago a Pedro Fajardo, III marqu?s de los V?lez. 29 de mayo de 1575. 369 hizieron nuestros padres y ag?elos?1059. Es decir, que a la hora de la verdad cuando el Rey le pregunta a qui?n debe hacer la apetecida merced, Requesens toma partido por su propia sangre1060. Esto supone un perjuicio para Fajardo, quien se queja por no ser prove?do de la vacante dejada por su padre, a pesar de estar empe?ando su hacienda en servicio del monarca y sin ninguna ayuda de costa ni merced a cambio1061. A?os despu?s, a fines de 1578, obtendr? la encomienda mayor de Le?n en la Orden de Santiago. En suma, las diferencias surgidas en torno a la encomienda santiaguista son resueltas a favor del m?s poderoso de ambos parientes ?Requesens? lo cual refuerza la jerarqu?a interna del clan familiar. Definitivamente, con la muerte de su padre en V?lez Blanco, la atenci?n del nuevo Marqu?s estaba en sus estados murciano-granadinos y en la hacienda familiar, muy endeudada. Por ello no es de extra?ar que pronto solicite a Felipe II la encomienda santiaguista de Caravaca1062, ligada a su estirpe desde hac?a cuatro generaciones, y que era de hecho una jugosa renta ?cuasi aneja al mayorazgo de los V?lez? que podr?a aliviar parte de la ruina de su casa1063. Sin embargo, Requesens como comendador mayor de Castilla, tras reclamarla para su yerno al Rey, acabar? solicit?ndola para su hermano, don Juan de Z??iga1064. Y Fajardo recibir? la tambi?n santiaguista encomienda de Montealegre, menos rica y hasta ese momento en manos de Z??iga. El ?ltimo medio a?o en Viena ser? un rosario de s?plicas del exhausto embajador al Rey, Zayas, Requesens y Z??iga para obtener la licencia y regresar a su casa1065. Fajardo llega a decir, totalmente decepcionado con el Emperador: ?El Emperador me haze mucha mer?ed y me regala tan familiarmente como si fuera otro como yo, y cierto que le reconozco toda obligaci?n de servirle, porque es 1059 IVDJ, env?o 67, caja 90, n? 234 bis. Copia de carta de don Luis de Requesens a Felipe II, para enviar al se?or don Juan de Z??iga. Bruselas, 13 de diciembre de 1574. 1060 G?MEZ RIVAS, L., ?La correspondencia del cardenal Espinosa, presidente del Consejo de Castilla, a don Juan de Z??iga (1572)?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), Felipe II (1527-1598): Europa y la monarqu?a cat?lica, vol. II, Madrid, 1998, p. 351. 1061 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 31. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Viena, 27 de diciembre de 1574. 1062 AGS, E, leg. 674, fol. 139. Carta de Felipe II al Marqu?s de los V?lez. Madrid, 13 de octubre de 1574. 1063 Tambi?n pide la encomienda de Caravaca para don Pedro su amigo Monteagudo, desde Viena: ?humilmente le suplico se acuerde de lo dem?s que toca a la Encomienda, pues lo sabr? todo tan bien servir el nuevo Marqu?s y Adelantado como todos aquellos de quien ?l viene?. En AGS, E, leg. 672, fol. 35 y 36. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 13 de enero de 1575. 1064 IVDJ, env?o 67, caja 90, n? 234 bis. Copia de carta de don Luis de Requesens a Felipe II, para enviar al se?or don Juan de Z??iga. Bruselas, 13 de diciembre de 1574. 1065 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 146-148. 370 mucho lo que haze conmigo, mas quando llegamos a los negocios no somos tan familiares?1066. Incluso, Monteagudo har? gala de la amistad hacia su hu?sped y pedir? al Rey que considere terminada su embajada extraordinaria, encarg?ndose ?l de acabar con las negociaciones del Finale y se?alando que el Marqu?s ha estado ?tanto tiempo desocupado de cosa alguna en que entender?1067. Por fin, la tan deseada licencia llega en enero de 1575, aunque sin la ayuda de costa que necesitaba Fajardo para hacer el viaje a Espa?a. Dado que es imposible que Maximiliano II se avenga a entregar de facto el Finale, Felipe II pide al Marqu?s que antes de marcharse le haga dos ?ltimos servicios, de modo que tras dejar Viena el 21 de enero1068 deb?a dirigirse a Munich y despu?s a Innsbruck. El 4 de febrero visit?, en Munich, al duque Alberto V de Baviera1069 para tratar de incorporar los Pa?ses Bajos a la Liga de Landsberg, una uni?n de diversos territorios para la conservaci?n de la paz p?blica en el Sacro Imperio, fundada por dicho Duque en 1556. El objetivo, por tanto, era la seguridad de Flandes, dado que el monarca espa?ol pretend?a evitar el reclutamiento de tropas germanas con destino a los rebeldes neerlandeses. Baviera era, adem?s de enclave cat?lico, el principal aliado de Felipe II en el conglomerado de principados alemanes1070. Alberto V hab?a intentado la adhesi?n del Rey Prudente a la Liga desde 1569, aunque finalmente la Monarqu?a Hisp?nica no se sum? a este sistema de protecci?n y ayuda entre sus miembros, entre los que se contaban Baviera, el Emperador, los principados eclesi?sticos de Salzburgo, Wurtzburgo y Bamberg, y las ciudades imperiales de Augsburgo y Nuremberg1071. La otra comisi?n, de camino a Mil?n, era visitar al archiduque Fernando, Conde del Tirol. Lleg? a Innsbruck el 15 de febrero de 1575. Sin embargo, el hermano del Emperador no quiso recibir al Marqu?s de los V?lez. Al principio, el Archiduque env?a decir a Fajardo que no puede atenderle por estar fuera de la ciudad. El embajador 1066 AGS, E, leg. 671, fol. 177. Carta de don Pedro Fajardo a Gabriel de Zayas. Viena, 9 de marzo de 1574. 1067 AGS, E, leg. 672, fol. 35 y 36. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 13 de enero de 1575. 1068 AGS, E, leg. 672, fol. 11. Carta de don Pedro Fajardo a Su Majestad, sobre lo de Final. Le?da en Consejo a 21 de marzo. Viena, 20 de enero de 1575. 1069 AGS, E, leg. 672, fol. 13. Relaci?n de una carta para Vuestra Majestad del Duque de Baviera. 4 de febrero de 1575. 1070 EDELMAYER, F., ?El Ducado de Baviera en la red clientelar de Felipe II en el Sacro Imperio?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), Felipe II (1527-1598): Europa y la monarqu?a cat?lica. El gobierno de la monarqu?a (corte y reinos), vol. I, Madrid, 1998, pp. 173-180. 1071 LANZINNER, M., ?Imperio y territorios...?, art. cit., pp. 84-85. 371 espa?ol desconf?a de las excusas y manda a un criado para informarse mejor, ?ste tras esperar varias horas en los pasillos del palacio consigue ver a Fernando, asomado a una puerta esperando a que se marche. Esa curiosa actitud del Archiduque, escondi?ndose del criado del Marqu?s, parece deberse al enfado que ten?a con su primo, Felipe II, pues ?ste no hab?a accedido a que los oficiales que llevaban tropas por sus estados hacia Italia fueran nombrados por ?l1072. El Marqu?s, at?nito ante la actitud de don Fernando, sigui? su camino de regreso a Espa?a, no sin antes escribir a Madrid y Viena sobre el desaire recibido1073. La embajada de don Pedro en la corte de Maximiliano II es resumida de forma hiperb?lica en el Libro Becerro de los V?lez, pues se afirma que tan importante era para el Emperador la presencia del Marqu?s, que se resisti? a concederle la licencia para regresar a Espa?a, lament?ndose en p?blico: ?que enbidiava m?s al rey de Espa?a tal vasallo que todo su poder, Yndias y tesoros?1074. Como se ha indicado anteriormente la licencia para poner fin a la misi?n diplom?tica se retras?, pero no por culpa de Maximiliano II, sino de quien deb?a otorgarla: el Rey Prudente. El 26 de marzo de 1575 ya estaba don Pedro Fajardo en Barcelona1075, reunido con su joven esposa, do?a Menc?a Requesens, quien poco despu?s qued? embarazada, dando a luz al ?nico hijo del matrimonio ?don Luis Fajardo Requesens, futuro IV marqu?s de los V?lez? el 30 de diciembre de ese mismo a?o1076. Un mes despu?s de llegar a Barcelona, concretamente el 29 de abril1077, el Marqu?s recibi? una carta del monarca para sustituir al fallecido regente Julio Claro, en una misi?n a G?nova1078, en la cual deb?a mediar en el conflicto civil iniciado en 1574 entre la nobleza vieja y la nobleza nueva1079. V?lez se neg? excus?ndose en problemas de salud y hacienda1080, a pesar de que el 9 de mayo llegaron al puerto de la ciudad condal dos galeras de 1072 AGS, E, leg. 678, fol. 25. Relaci?n de la carta del Archiduque Fernando, de 24 de junio de 1572, y del parecer del Marqu?s de los V?lez. 1073 AGS, E, leg. 678, fol. 29. Relaci?n de lo que el Marqu?s de los V?lez pas? con el archiduque Fernando y lo que cerca de ello le parece. Di?la a Su Majestad el 23 de agosto de 1575. 1074 MARSILLA DE PASCUAL, F. R. y BELTR?N CORBAL?N, D. (eds.), El Libro Becerro..., op. cit., p. 119. 1075 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 32. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Barcelona, 11 de mayo de 1575. 1076 BZ, FA, 100, GD. 2, D. 83. Carta de do?a Jer?nima d?Hostalric a don Luis de Requesens. Barcelona, 30 de diciembre de 1575. 1077 BZ, 9, GD. 1, D. 32. Carta del Marqu?s de los V?lez al Comendador Mayor de Castilla. Barcelona, 11 de mayo de 1575. 1078 BZ, FA, 91, GD. 12, D. 81. Consulta sobre G?nova. Aranjuez, 21 de abril de 1575; y BZ, FA, 91, GD. 12, D. 82. Lo que ha parecido a los del Consejo de Estado, vistas la minutas del despacho de G?nova. 28 de abril de 1575. 1079 RIVERO RODR?GUEZ, M., Diplomacia y relaciones..., op. cit., pp. 81-82. 1080 AGS, E, leg. 1.406, f. 17. Carta del Marqu?s de los V?lez a Felipe II. Barcelona, 30 de abril de 1575. 372 Cartagena para llevarle hasta G?nova, donde ya se encaminaba el cardenal Morone desde Roma. Ante la propuesta regia de enviar al Marqu?s a G?nova, que no era sino una forma de alejarle de la corte, su suegro Requesens se muestra encolerizado: ?(?) es una de las cosas que en mi vida me han dado m?s pena y con que mayor c?lera he tomado. Y no ay quien entienda las resolu?iones del rey de un tiempo a esta parte porque yo s? muy bien que estima la persona de V.S. todo lo que puede ser, que veo que le ha tratado muy mal. Y s? tambi?n que estimava muy poco la del Marqu?s de Mond?jar y hale hecho virrey de N?poles y asimismo otras provisiones que V.S. abr? entendido tan diferentes de lo que se pensar?an. Nuestro Sr. le tenga de su mano como la Christiandad lo ha menester y en lo que toca a V.S. no me queda que dezir sino que na?imos en este tiempo y vasallos de un pr?n?ipe (que aunque algunas vezes yerre en estas resoluciones) es el mejor que ay en el mundo. Y V.S. hizo muy bien en escusarse desta jornada [G?nova] y lo ser? asimismo en no vender ni enpe?ar cosa de su estado por ninguna que se le mande hazer?1081. Al igual que su padre pol?tico, don Pedro Fajardo queda decepcionado por el intento de enviarle a G?nova: ?El Rey no creo que ay hombre que lo entienda?. En realidad, s?lo estaba dispuesto a recibir un premio a sus servicios en la corte y ?La yda de G?nova m?a ?ess? pero d?xame escandalizado para toda mi vida, considerando las ?ircunstan?ias de todo?1082. Una vez conocido el embarazo de su mujer, sigui? el Marqu?s los consejos del Comendador Mayor para ir a la corte a besar las manos del Rey y dar cuenta de su embajada1083. Tras un verano incierto en Madrid, esperando el regreso de las vacaciones del monarca y sin permiso para abandonar la corte, en septiembre recibi? el t?tulo de mayordomo mayor de la reina Ana de Austria1084, debido al fallecimiento del IV duque de Medinaceli. Esto le abr?a las puertas de la corte, ocup?ndole en el servicio palatino, pero impidi?ndole tambi?n viajar a sus estados, de donde hab?a salido en 1550 y que jam?s volver?a a pisar. De hecho Monteagudo llega a decir de ?l ?que ny conos?e su tierra ny le conos?en en ella por haver salido tan 1081 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 232. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1082 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 35. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 21 de agosto de 1575. 1083 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1084 IVDJ, env?o 32, n? 221. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 20 de septiembre de 1575. 373 temprano de Casa de su padre?1085, pero a cambio se convertir? en uno de los ministros m?s cercanos a Felipe II durante los a?os siguientes1086. El servicio al rey, a pesar de haber sido causa de tantas quejas entre 1572 y 1575, le atra?a enormemente y le llev? a adquirir una gran influencia en el gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica, aunque fuese por tiempo limitado. En abril de 1576, se le daba entrada en los consejos de Estado y Guerra, tal y como Felipe II hab?a ofrecido a Requesens dos a?os antes, cuando trataba de enviar a Fajardo a Bruselas para asistirle. Ocupaba el asiento del fallecido Andr?s Ponce de Le?n1087, gran amigo del Comendador Mayor, quien le hab?a recomendado para el puesto efusivamente. Desde entonces, y hasta su ca?da en desgracia en enero de 1579, pocos meses antes de la detenci?n de su ?ntimo amigo Antonio P?rez, Fajardo encabez? el partido papista, junto al citado secretario y el cardenal Quiroga1088. En definitiva, la embajada extraordinaria en el Sacro Imperio y Polonia fue decisiva en la carrera pol?tica y cortesana del III marqu?s de los V?lez e ilustra acerca de las complejas relaciones entre las dos ramas de la casa de Austria, durante la d?cada de 1570, sobre todo a cuenta del Finale. La misi?n fue m?s larga de lo esperado y no obtuvo ?xitos diplom?ticos relevantes en el citado presidio italiano, y tampoco en la Santa Liga contra el Turco, la elecci?n real de Polonia y la Liga de Landsberg. A ello hay que unir el postrero rechazo a la misi?n en G?nova, no obstante don Pedro Fajardo se gan? la confianza real, erigi?ndose en un gran patr?n cortesano y siendo el primero de su casa que alcanzaba ese estatus. Poco despu?s de su regreso a Espa?a fue encumbrado en el espacio ?ulico, como muestra de reconocimiento a los servicios prestados, pero tambi?n a modo de tributo hacia su padre pol?tico, Requesens, que falleci? en Bruselas, el 5 de marzo de 15761089. 1085 AGS, E, leg. 672, fol. 35 y 36. Carta descifrada del Conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 13 de enero de 1575. 1086 RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Un arist?crata ante la muerte. El testamento del III marqu?s de los V?lez?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 32-45. 1087 Fue gran canciller de Mil?n desde 1565 hasta 1572, ?poca en la que coincidi? con Requesens, a la saz?n gobernador del ducado. Se le dio entrada en el Consejo de Estado el a?o 1573, junto a otros dos letrados, en este caso eclesi?sticos, como Gaspar Quiroga (obispo de Cuenca, inquisidor general y, desde 1577, arzobispo de Toledo) y Diego de Covarrubias (obispo de Segovia y presidente del Consejo de Castilla). Finalmente, Ponce de Le?n falleci? en noviembre de 1575. Vid. FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos de Estado y Guerra de la Monarqu?a hispana durante la ?poca de Felipe II (1548-1598), tesis doctoral, Universidad Aut?noma de Madrid, 1997, pp. 172-173. Esta tesis fue publicada por la Junta de Castilla y Le?n, en Valladolid el a?o 1998. 1088 Ib?d., pp. 195-230. 1089 As? daba el p?same el Rey Prudente a su esposa: ?(?) por haver yo perdido un criado y ministro tan principal, y tan antiguo, y de quien yo ten?a tan gran satisfac?i?n (?)?. AGS, E, leg. 158, fol. 136. Carta de Felipe II a do?a Jer?nima d?Hostalric. Madrid, 19 de marzo de 1576. 375 CAP?TULO 6. ENCUMBRAMIENTO CORTESANO Y CA?DA EN DESGRACIA DEL III MARQU?S DE LOS V?LEZ ?Un pr?ncipe que quiera conservar a un buen ministro ha de pensar en honrarlo, enriquecerlo, vincularlo con honores y responsabilidades para que vea que no puede estar sin su se?or y para que, con tantos honores y riquezas, ya no los anhele y, con tantos cargos, tema un cambio de poder. Por tanto, cuando el pr?ncipe y su ministro siguen esta pauta, puede fiarse el uno del otro; cuando no sea as?, siempre habr? un triste fin o para el uno o para el otro? (NICOL?S MAQUIAVELO, El Pr?ncipe) 6.1 El regreso a la corte: la mayordom?a mayor de la reina Ana de Austria Tras rechazar la misi?n en G?nova (a la que finalmente se envi? al Duque de Gand?a), V?lez pas? la primavera de 1575 en Barcelona, junto a su esposa. Despu?s de conocerse el embarazo de ?sta se dirigi? a la corte a besar las manos del Rey, aconsejado por su suegro. En este per?odo, el verano de 1575, es cuando Requesens analiza con mayor detalle sus relaciones con la corte, a modo de gu?a para su yerno. Las instrucciones de Requesens a Fajardo se resumen en tres puntos. En primer lugar, debe actuar con discreci?n y apoyarse en los aliados del Comendador Mayor para apaciguar los ?nimos del soberano, desairado por el rechazo a la misi?n genovesa; en segundo lugar, ha de presentar al soberano las demandas de su casa y las de su familia pol?tica; y en tercer y ?ltimo lugar tiene que intentar lograr alguna merced acorde con su estatus, que viniese a recompensar sus servicios en el Sacro Imperio y Polonia, situ?ndole como un personaje influyente en la corte. Aunque Fajardo desea, ante todo, ir a sus estados y dice ?qui?rome meter en un rinc?n en alg?n tiempo?1090, Requesens le aconseja que si el Rey le ofrece alg?n cargo, especialmente cortesano, lo acepte, pues alejarse de palacio no significaba quedar libre de problemas. Si bien le recuerda que debe poner orden en su casa, sin olvidarse del embarazo de su esposa, a quien hab?a prometido acompa?ar en el momento del 1090 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 35. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 21 de agosto de 1575. 376 parto1091. Poco antes, en otra carta, el Marqu?s se hab?a quejado porque ?No me escrive Vuestra Excelencia de personas confidentes que tenga en la corte?1092. Partiendo de su lejan?a de palacio y del hecho de que ?los ?rboles de aquella g?erta pierden cada a?o la oja y se visten de otra nueva?1093, el Comendador Mayor insiste en su car?cter independiente respecto a las pasadas luchas entre albistas y ebolistas. ?l mismo lo afirma de forma contundente: ?Desde que na?? profes? de no depender de nadie sino de mi rey y nunca me met? en las pasiones del Duque de Alva y Ruy G?mez y de todos abl? sienpre muy bien y a entranbos hize mucho plazer estando en Roma?1094. El alejamiento f?sico de la corte y la imparcialidad en las disputas faccionales son dos factores sumamente importantes en la carrera de Requesens, quien tras la muerte del cardenal Espinosa (1572) no manten?a relaci?n clientelar con ning?n patr?n cortesano. En esa l?nea ?neutral? tambi?n se hallaban numerosos amigos del Comendador Mayor, empezando por su hermano don Juan de Z??iga, y siguiendo por el cardenal Granvela, su yerno Fajardo, Benito Arias Montano, el Conde de Monteagudo y don Diego de Z??iga (embajador en Par?s)1095. El repaso exhaustivo a los principales ministros del Rey1096 lo inicia Requesens con el Duque de Alba y su hijo, el prior don Antonio de Toledo, enfrentados a ?l por tener criterios distintos sobre la sublevaci?n en Flandes y por haber sido el Comendador Mayor sincero a la hora de describir al monarca la desastrosa situaci?n de aquellas provincias. Al II conde de Chinch?n1097 le describe como buen amigo de Fajardo. En el 1091 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1092 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 32. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Barcelona, 11 de mayo de 1575. 1093 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1094 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 232. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1095 Precisamente la neutralidad faccional, junto a la falta de carisma y la amistad con buenos conocedores de la situaci?n en Flandes (Granvela y Arias Montano) parecen argumentos de peso para que Felipe II le nombrase gobernador, en 1573. As? lo destaca VERSELE, J., ?Las razones...?, art. cit., pp. 271-276. 1096 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1097 Con el paso del tiempo, V?lez se ali? con Antonio P?rez y Chinch?n con Mateo V?zquez, dos enemigos irreconciliables. Vid. FERN?NDEZ CONTI, S., ?La nobleza cortesana: don Diego de Cabrera y Bobadilla, tercer conde de Chinch?n?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), La corte de Felipe II, Madrid, 1994, pp. 234-239. 377 apartado de personajes neutrales, con los que no tiene amistad ni enemistad expl?cita, destaca la alusi?n al Marqu?s de Aguilar como ?desagradecido? (por sus desvelos con ?l cuando era embajador en Roma) y al Duque de Francavilla como ?envidioso? de todos aquellos que ocupan puestos de gran relevancia. Al presidente del Consejo de Castilla (Covarrubias) no le pone ning?n reparo, al contrario que al obispo de C?rdoba, fray Bernardo de Fresneda, a quien califica de ?ligero?. Al prelado de Cuenca, Gaspar Quiroga, dice conocerle poco, pero al ser criado del cardenal Tavera espera que le ayude en las negociaciones del matrimonio de su hijo con la sobrina del Duque de Medinaceli, do?a Guiomar Pardo Tavera1098 (acordado en 1574). A Andr?s Ponce de Le?n le califica de amigo que est? en deuda con ?l, aunque lamenta que desde que es consejero de Estado apenas le escribe. Llamativo resulta que la relaci?n con los secretarios Zayas y P?rez1099 la califique de cordial, puesto que les ha ?hecho siempre toda amistad salvo en cohechallos?. Supone que de los secretarios de los consejos de Italia y Portugal, Diego de Vargas y Esteban de Ibarra respectivamente, no puede esperar ninguna amistad porque en Mil?n tom? decisiones nada beneficiosas para ellos. M?s adelante, trae a colaci?n, al Duque de Medinaceli1100, del que le separan dos cosas: el puesto de gobernador de Flandes, y los deseos de ambos por casar a sus respectivos hijos con la citada do?a Guiomar. En ambos asuntos Requesens sali? victorioso, de ah? que intuya la hostilidad de don Juan de la Cerda. Del resto de cortesanos no integrados en el Consejo, s?lo subraya su estrecha amistad con los hermanos Pedro y Rodrigo Manuel. Esta era la ?herencia? cortesana que el Marqu?s recib?a de su suegro, el cual se sent?a v?ctima de su cargo e inocente de los recelos de tantos ministros. Fajardo corrobora esa visi?n in situ, al comprobar a su llegada a Madrid que s?lo Andr?s Ponce de Le?n y Rodrigo y Pedro Manuel le han hecho manifestaci?n de su amistad hacia Requesens, mientras que entre sus propios amigos el Marqu?s s?lo rese?a a Chinch?n1101. 1098 Sobrina-nieta del cardenal Tavera, heredera de un rico patrimonio. Su madre, do?a Luisa de la Cerda, hermana del IV duque de Medinaceli, puso numerosas trabas en las negociaciones del matrimonio con don Juan de Z??iga, preocupando a su padre, el Comendador Mayor. Vid. CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala: la Guerra y la Hacienda (1535-1614), Basauri, 2006, pp. 90-107. 1099 Gregorio Mara??n desmiente esta afirmaci?n del Comendador Mayor, al incluirle en la amplia n?mina de ilustres personajes que hac?an valiosos regalos a Antonio P?rez, agradeciendo las mercedes regias. En el caso de Requesens, el cargo de capit?n general de galeras y, m?s tarde, el de virrey de Mil?n. Cfr. MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., p. 100. 1100 IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. 1101 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 35. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 21 de agosto de 1575. 378 Sobre la primera residencia que V?lez deb?a tener en la corte, Requesens le ofrec?a por su cercan?a a Madrid su villa de Villarejo de Salvan?s, perteneciente a la encomienda mayor de Castilla1102. Otra opci?n era ser hu?sped en la residencia madrile?a de alg?n ?amigo? como el Duque de N?jera o el Conde de Chinch?n, con lo cual ?se puede ahorrar o diffirir la primera entrada costosa, y de cirimonias que los grandes hazen en la Corte despu?s de heredados?1103. Una vez en Madrid, don Pedro comienza a preocuparse por los intereses de su suegro: las negociaciones del matrimonio y t?tulo para su hijo, don Juan de Z??iga1104. Las primeras impresiones de Fajardo sobre la corte son negativas, tal y como se?ala a Requesens: ?puedo entender es que Vuestra Excelencia tiene muy pocos amigos aqu?, y menos en consejo de estado, y que s?lo el Rey viene a ser el mayor, bien bastar?a, si las cosas uviesen de yr por raz?n o razones, y no por votos?1105. A pesar de las continuas quejas por la frialdad y tardanza del Rey en recibirle1106, pronto se vio que Fajardo gozaba del favor real. Tras besar las manos a Felipe II en El Escorial, a finales de junio de 1575, habr? de esperar tres meses para una nueva audiencia1107, mientras tanto no pod?a abandonar la corte para ir a su casa como era su deseo, sin antes ver de nuevo al monarca ?que pasaba el verano en El Pardo1108? para explicarle en persona la embajada extraordinaria1109. La muerte del citado don Juan de la Cerda, IV duque de Medinaceli1110 y amigo del Pr?ncipe de ?boli, le convirti? en mayordomo mayor de la reina Ana de Austria, uno de los cargos palatinos de mayor relevancia1111, aunque Fajardo se quej? de tener que gobernar a ?dozientas y tantas 1102 IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 241. Carta de don Luis de Requesens a don Pedro Fajardo. Frena, 1 de noviembre de 1573. 1103 IVDJ, env?o 67, caja 91, n? 266. Copia de carta de don Luis de Requesens al Marqu?s de los V?lez, pare enviar al se?or don Juan de Z??iga. 21 de agosto de 1574. 1104 CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala..., op. cit., p. 107. 1105 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 33. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 8 de agosto de 1575. 1106 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 35. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 21 de agosto de 1575. 1107 BOUZA, F., ?La majestad de Felipe II. Construcci?n del mito real?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), La corte..., op. cit., p. 66. 1108 BZ, FA, GD. 1, D. 33. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 8 de agosto de 1575. 1109 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 37. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 19 de agosto de 1575. 1110 AGP, Personal, caja 661, exp. 15: Juan de la Cerda, duque de Medinaceli; mayordomo mayor de Ana de Austria (1574). Falleci? el 1 de agosto de 1575, hab?a sido nombrado el 23 de marzo de 1574. 1111 ?LVAREZ-OSSORIO ALVARI?O, A., ?Las esferas de la Corte: pr?ncipe, nobleza y mudanza 379 mujeres (?) sin aver un real de la Reyna ni consignaci?n para ella?. En realidad el n?mero de servidores de la casa1112 hab?a sido fijado el a?o 1570 en ciento setenta y seis por su primer mayordomo mayor (el Marqu?s de Ladrada), con unos salarios anuales que ascend?an a 12.382.159 mrs., am?n de los 112.000 ducados para el mantenimiento de la casa, cifras que se vieron aumentadas con el paso del tiempo hasta igualarse a los gastos que hab?a generado a?os atr?s la casa de la reina Isabel de Valois1113. Este nombramiento llevaba consigo la asignaci?n de la residencia del reci?n fallecido presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando, cuya posada dice el Marqu?s ?es la mejor que ay en Madrid y cerca de Palacio?1114, pagando por ella 600 ducados anuales, el doble de lo que abonaba el anterior inquilino, otra consecuencia de su biso?ez cortesana. Al parecer, el mayordomo mayor de la reina deb?a dormir en palacio cuando el soberano no estuviese en Madrid, tal y como demuestra un billete de Mateo V?zquez a Felipe II sobre su antecesor en el cargo, el Duque de Medinaceli: ?Anoche durmi? en la pie?a, como la ha de hazer siempre que V. M. se hallare fuera, aunque le han querido poner miedo diziendo que a?n no estava para entrar en ella, y que algunos mo?os del officio que ally han estado lo han sentido en su salud, pero con todo esto creo que se ha hallado bien esta noche?1115. La mayordom?a mayor era, junto a los cargos de sumiller de corps y caballerizo mayor, uno de los m?s relevantes oficios palatinos, y conllevaba organizar el alojamiento y manutenci?n de la reina1116. Por ello, no es de extra?ar que en carta dirigida al III duque de Sessa1117, pariente y amigo, V?lez ?adem?s de situar el en la jerarqu?a?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y N. G. MONTEIRO (eds.), Poder y movilidad social. Cortesanos, religiosos y oligarqu?as en la Pen?nsula Ib?rica (siglos XV-XIX), Madrid, 2006, pp. 140-141. Vid. Tambi?n V?LGOMA Y D?AZ-VARELA, D. de la, Norma y ceremonia de las reinas de la Casa de Austria, Madrid, 1958. 1112 Listado completo en MART?NEZ MILL?N, J. et alii, ?Casa de la reina do?a Ana de Austria (1570-1580)?, en J. MART?NEZ MILL?N y S. FERN?NDEZ CONTI (dirs.), La monarqu?a de Felipe II..., op. cit., vol. II, pp. 691-699. 1113 127.498 ducados y 22 mrs. Vid. MART?NEZ MILL?N, J. ?La Casa de la reina Ana?, en L. RIBOT (coord.), La monarqu?a de Felipe II a debate, Madrid, 2000, p. 172. 1114 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 39. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 27 de septiembre de 1575. 1115 IVDJ, env?o 53, caja 69, n? 27. Billete de Mateo V?zquez a Felipe II. Marzo de 1574. 1116 ELLIOTT, J. H., ?La corte de los Habsburgos espa?oles: ?una instituci?n singular??, en ?DEM, Espa?a y su mundo, 1500-1700, Madrid, 1990, p. 182. 1117 Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba (fallecido el 3 de diciembre de 1578) era III duque de Sessa, V conde de Cabra y I duque de Baena. Nieto del Gran Capit?n, cas? con do?a Mar?a de Mendoza, hija del secretario Francisco de los Cobos. Inici? su carrera pol?tica a ra?z de la amistad con Ruy G?mez de ?boli. Fue gobernador de Mil?n (1558-1563), lugarteniente general de don Juan de Austria en Granada (1571) y 380 nombramiento el 12 de septiembre de 1575? lamente que tal oficio le privaba de libertad y exponga cu?les son sus principales preocupaciones, su mala salud y hacienda, problemas ambos que requieren licencia para ir a su ?casa? al menos un mes para negociar la venta de los alumbres de Mazarr?n. Sin embargo, se encuentra con la mayordom?a mayor de la casa de la Reina, cargo que dice detestar, pero que no obstante acepta, aunque se queje a sus corresponsales m?s allegados. La soluci?n ser? llamar a la corte a su ?nico hermano var?n, don Diego Fajardo, para comunicarle las decisiones m?s relevantes acerca del gobierno del marquesado: ?El da?o de mi hazienda y casa padec?a muncho y no a bastado para que me diesen licencia. Hasta los 12 de setienbre que Su Magestad en lugar de d?rmela me enbi? alta mar y mand?me que sirviese a la reyna nuestra se?ora de mayordomo mayor, que esta era su voluntad, yo le propuse los inconvieniente que en m? av?a y con todo esto torn? a mandar que lo hiziese y me llev? a la hora a vesar las manos de la reyna y de todos sus hijos y yo qued? sin libertad en el tiempo que pens? que mayor la tern?a, y todos mis disinios se an ronpido aviendo parado toda la filosof?a en econom?a la m?s pesada del mundo. Y que m?s a tienpo e de entrar en ella por ser cosa fuera de mi ynclinaci?n. Y tan ocupado en no nadas que prometo a V.S. que para escrebir una carta no e tenido lugar, y as? ando ahogado con todo que V.S. tendr?a l?stima, mas si Dios es servido que sea peregrino toda la vida paciencia, que cierto se?or yo s? que munchos hizieron esto con m?s suficiencia que yo pero nadie estubiera en su rinc?n y supiera estar solo mejor mejor que yo pero no nac?a para tener descanso ninguno, y as? Su Magestad no a querido por muncha negociaci?n que e hecho que llegue siquiera por un mes a mi casa, por el da?o grande que me es no llegar a ?sta no que buelba a Barcelona. Y m?ndame parar aqu? no hall?ndome con m?s que el cox?n que roydo de camino. No es vida ?sta para munchos a?os y menos para mi poca salud y hazienda, pero lo que ?sta durare aqu? serviremos Matute y yo a V.S. En los dem?s que escrib? a V.S. despu?s que aqu? llegu? tengo de acomodar la hazienda de mis alunbres con toda priesa porque la dem?s hazienda est? perdida toda y si el rey no me ubiera detenido aqu? creo que estubiera hecho y as? me e determinado a llamar a mi ermano para la orden de todo que certifico a V.S. que me da m?s pena que quanto ay el cunplir con mis deudas y no vasta tener parte V. S. en ello y para que esto no sea en el grado que digo. Trato dello con el Mediterr?neo (1572-1578), en sustituci?n de don Luis de Requesens; y consejero de Estado y Guerra (1571-1578). Tanto Sessa como V?lez eran nietos del III conde de Cabra, don Diego Fern?ndez de C?rdoba, y por ende primos hermanos. De hecho fue don Gonzalo quien represent? a don Pedro en las negociaciones del primer matrimonio de ?ste, con do?a Leonor Gir?n (1553). 381 deseo de acomodallo presto, si bien Su Magestad desacomoda a todos quanto puede? 1118. A pesar de ?tener la entrada que tengo con el Rey a todas oras?, don Pedro afirma que hubiera preferido retirarse a sus estados con su esposa para poner en orden su casa, y lo que m?s le entristece es que: ?en 44 a?os que tengo no me ha cubierto tejado propio. Mis hermanas est?n para perder el juizio de s?lo haver oydo por nuebas que quedo en la corte, de que estoy muy lastimado, que ha 25 a?os que no las veo y llegando 60 lleguas dellas se me ha negado tan resolutamente la licencia?1119. Las primeras impresiones del Marqu?s sobre el funcionamiento de la casa de la Reina son realmente malas, y as? lo dice a su suegro: ?Su casa anda estrecha as? de recato como de hazienda. Ando trabajando para que su Majestad nos consine la Casa, y no con 110 M [mil] ducados, como entiendo del marqu?s de Ladrada se procur? redu?ir, pues el discurso de sus quatro a?os mostr? no poderse sostener ni aun con 135 mill?1120. La permanencia de los arist?cratas ?y sus familias? en la corte y en la casa real, ocupando cargos de la m?xima relevancia, tanto palatina como pol?tica, serv?a al monarca para asegurarse un m?nimo de lealtad a la dinast?a. La casa del rey (y por ende las dem?s casa reales: reina, pr?ncipe, infantes) era el n?cleo esencial de la corte, desde el que se repart?an mercedes y cargos en todo el reino. No es extra?o que el ascenso de V?lez se inicie con la mayordom?a mayor de la reina Ana, pues era un puesto muy bien remunerado, con 2 millones de mrs. al a?o1121, adem?s de asegurarle el acceso a Felipe II en todo momento. Los grandes patronos cortesanos ostentaban los principales cargos en las casa reales ?de hecho el Duque de Alba hab?a sido mayordomo mayor y el Pr?ncipe de ?boli sumiller de corps? o bien colocaban en ellos a sus clientes a fin de 1118 IVDJ, env?o 32, n? 221. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 20 de septiembre de 1575. 1119 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 39. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 27 de septiembre de 1575. 1120 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 41. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 1 de noviembre de 1575. 1121 MART?NEZ MILL?N, J., ?La Casa de la reina...?, op. cit., pp. 162-163 y 177. 382 controlar qui?nes ten?an acceso al Rey y su familia, esto y los elevados gajes que se percib?an desataban las luchas faccionales cada vez que a un pr?ncipe o infante se le pon?a casa propia, separada de la del monarca, o bien la de ?ste se reestructuraba tras la muerte o ca?da en desgracia de alg?n influyente privado. Con V?lez como mayordomo mayor de la reina Ana de Austria se reafirmaba el dominio del partido papista en la corte y, por ende, en el gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica. Tras la muerte del cardenal Espinosa (septiembre de 1572), la aludida facci?n cortesana impuso su criterio en la designaci?n de los principales oficios de la casa de la reina. El Marqu?s fue quien aprob? la redacci?n definitiva de las ordenanzas de la casa, a finales de 1575, algo que tampoco fue f?cil, pues los trabajos se hab?an iniciado cinco a?os antes con el Marqu?s de Ladrada como primer mayordomo mayor de la nueva reina1122. En diciembre de 1575, V?lez intercede a favor de Juan Ruiz de Valdivieso, despensero mayor de la reina, para que Felipe II mande que se le paguen 395.000 mrs., que se le deben de lo que gast? en comida para las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, o al menos que no se le haga ejecuci?n de dicha cantidad por los acreedores1123. Esto viene a recordar como el mayordomo mayor de la reina tambi?n lo era de las infantas, en tanto que ?stas no formaron casa propia hasta despu?s de la muerte de la reina do?a Ana, en 1581. Como mayordomo mayor de la reina, el Marqu?s de los V?lez recibir? el juramento de los nuevos mayordomos, cargo siempre ocupado por miembros de los m?s conspicuos linajes nobiliarios castellanos. As? pues, el 9 de enero de 1576, estando en el bureo del alc?zar de Madrid, ?en manos? del Marqu?s hicieron ?sacramento? don Pedro Ni?o y don Juan de Velasco como mayordomos de la reina. Igual ocurri? el 15 de octubre de ese mismo a?o, en El Pardo, con don Juan Enr?quez; en este caso uno de los testigos era el tambi?n mayordomo de la reina (desde 1570) y en el futuro caballerizo mayor de la misma1124 (desde 1578) don Gonzalo Chac?n1125, pariente del Marqu?s de los V?lez. Lo habitual es que en estas ceremonias, adem?s del Marqu?s en tanto que 1122 Ib?d., p. 171. 1123 IVDJ, env?o 22A, caja 33, n? 105. Carta del Marqu?s de los V?lez a Mateo V?zquez. Madrid, 7 de diciembre de 1575. 1124 AGP, Personal, caja 16825, exp. 18. 1125 Gonzalo Chac?n T?llez-Gir?n, perteneciente a la casa de los se?ores de la Puebla de Montalb?n, era gentilhombre de la boca de la casa de Borgo?a, desde 1556 hasta, al menos, 1570. Debe ser el mismo Gonzalo Chac?n que en 1573 fue sorprendido con una dama en palacio, y condenado dos a?os despu?s a la p?rdida de la encomienda de Belvis en la Orden de Calatrava y nueve a?os de destierro. Muri? el 10 de junio de 1595. Vid. MART?NEZ MILL?N, J. et alii, ?Relaci?n alfab?tica de los miembros de las casas de Castilla y Borgo?a?, en J. MART?NEZ MILL?N y S. FERN?NDEZ CONTI (dirs.), La monarqu?a de Felipe II..., op. cit., vol. II, p. 105. 383 mayordomo mayor de la reina, se hallen dos testigos, el secretario y contador del rey Francisco de Villalpando1126, y el grefier del bureo de Su Majestad, Juan de Espina, que es quien da fe del d?a del nombramiento, a fin de pagar los gajes a cada mayordomo (225.000 mrs. anuales). Los mayordomos, tal y como se?ala Fern?ndez Conti, estaban a las ?rdenes directas del mayordomo mayor, ante quien juraban el cargo, como se acaba de ver. Adem?s, su posici?n ?ulica era muy relevante, dada su cercan?a a la persona real, en este caso la reina Ana de Austria, a quien acompa?aban en actos p?blicos (la capilla regia), sin olvidar sus tareas de vigilancia sobre las guardias, los oficios de boca y la cocina1127. El ascenso en la corte de V?lez iba en perjuicio de su hacienda y de su familia, de hecho la ?ltima vez que estuvo en sus se?or?os fue en 1550, fecha en la que march? cerca del monarca, con apenas veinte a?os de edad. En noviembre de 1575, Fajardo ya comenzaba a adaptarse al ambiente cortesano, tratando de interceder ante el soberano para que se atendiesen las demandas de su suegro sobre Flandes y el t?tulo de su hijo. Requesens quer?a regresar a Espa?a y ped?a ayuda a su yerno para que fuese sustituido por alg?n miembro de la familia real, es decir un pr?ncipe de la sangre (Margarita de Parma, don Juan de Austria o el archiduque Ernesto1128). Pero lo m?s llamativo es la descripci?n de las rivalidades cortesanas que hace el Marqu?s, quien afirma que desde el principio se aproxim? a Chinch?n, P?rez y Quiroga, enfrentados a los Toledos (Alba, el prior don Antonio, Aguilar y Zayas). Aunque observa que quien mayores ?secretos? conoce ?del pecho de su amo? es el secretario Mateo V?zquez1129, de manera que interesa mucho ser su ?amigo?1130. En cuanto al monarca, subraya que se empe?a en tratar personalmente todos los asuntos de gobierno, escribiendo desde que se levanta hasta que se acuesta, sin ceder tareas a las ?comisiones?, lo cual ralentiza el gobierno. La privanza del Marqu?s con Felipe II suscita recelos en la corte: 1126 Uno de los albaceas del Marqu?s, cuando ?ste haga testamento a finales de 1578. 1127 FERN?NDEZ CONTI, S., ?La nobleza castellana...?, op. cit., pp. 558-559. 1128 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 34. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 8 de agosto de 1575. 1129 Vid. LOVETT, A. W., Philip II and Mateo V?zquez de Leca: the government of Spain, 1572- 1592, Ginebra, 1977. 1130 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 41. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 1 de noviembre de 1575. 384 ?tengo tanta entrada como el que m?s (?) que el otro d?a me mand? entrar a que le hablase estando ?l en su cama, por novedad que fue cosa que miraron extraordinaria y todos los d?as que es menester le hablo dos o tres vezes?1131. Con todo, V?lez dice a su suegro que procura no tratar con el Rey asuntos que no correspondan a su cargo de mayordomo mayor de la reina, ?pero para hazer el officio de agente de Vuestra Excelencia entrada tengo para hablalle a todas oras, balga lo que valiere?1132. De hecho, en cuanto le fue posible, el Marqu?s empez? a mostrar inter?s por los asuntos de su suegro, facilitando que el secretario de ?ste, Domingo de Zavala, fuese recibido por el monarca y atendidas sus peticiones respecto a la mala situaci?n de los Pa?ses Bajos y su propio relevo al frente de aquella gobernaci?n1133. Tambi?n atendi? las demandas de Requesens acerca de las negociaciones del matrimonio de su hijo, don Juan de Z??iga, con la sobrina del Duque de Medinaceli. Junto a los avatares de palacio, el Marqu?s se muestra preocupado por su casa y hacienda, esperando la llegada de su hermano don Diego, a fines del mes de noviembre de 1575, para ordenarle c?mo debe gobernar en su nombre los estados murciano-granadinos que ha heredado. Respecto a su vida en Madrid, don Pedro manda traer de V?lez Blanco ?plata, tapicer?a y camas del tiempo de mi padre?1134, que le env?an sus hermanas, aunque reconoce que su escasez no podr? cubrirla con los bienes muebles de la familia ?en su mayor?a de la hacienda de su madre, do?a Leonor de C?rdoba? dado que eran sus hermanas quienes hab?an sido mejoradas con el tercio de mejora y quinto de libre disposici?n en el testamento de la fallecida Marquesa1135. La situaci?n econ?mica del Marqu?s, a pesar de los relevantes oficios que desempe?aba en el servicio regio, no era especialmente buena. De hecho ten?a elevadas deudas, y aunque agradece a Requesens los dos cr?ditos (de 6.000 y 4.000 ducados) con que le hab?a socorrido durante su embajada extraordinaria, vuelve a pedirle ayuda para sanear sus cuentas mediante la ejecuci?n de la dote de su esposa, do?a Menc?a de Requesens. Las previsiones de lo que pod?a costarle establecerse en Madrid, ajustadas a las rentas que disfruta, son ?stas: 1131 Ib?d. 1132 Ib?d. 1133 Mateo V?zquez a Felipe II y contestaci?n de ?ste. Madrid, 6 de febrero de 1576. Citado en RIBA GARC?A, C. (ed.), Correspondencia privada de Felipe II con su secretario Mateo V?zquez, 1567-1591, Madrid, 1959, pp. 18-19. 1134 Ib?d. 1135 Con esta base patrimonial crear?n un mayorazgo para el segundog?nito don Diego Fajardo y sus descendientes. Vid. ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Un sue?o frustrado: el mayorazgo velezano de los hijos de Luis Fajardo, S. XVI-XVII?, Revista Velezana, 23 (2004), pp. 61-80. 385 ?La vivienda de la corte he reduzido a diez y ocho mill ducados, poco menos dos quentos [de mrs.] de mis gajes [mayordom?a mayor de la reina], cinco mill ducados del dote de la marquesa, m?s de tres mill de la encomienda [de Montealegre en la Orden de Santiago], y si pudiese socorrerme de mi casa de quatro mill, y en ?stos est? toda la dificultad?1136. CUADRO 20: PRESUPUESTO DEL III MARQU?S DE LOS V?LEZ PARA INSTALARSE EN LA CORTE (1575) Concepto Cantidad (ducados) % Mayordom?a mayor Reina 5.333,33* 30,76 Dote de la Marquesa 5.000 28,84 Encomienda de Montealegre 3.000 17,3 Socorro de su casa 4.000 23,1 17.333,33 100 Fuente: BZ, FA, 99, GD. 1, D. 41. (*Esta cifra se ha convertido de mrs. a ducados1137) Parece claro que la sombra del Comendador Mayor en la corte era muy alargada, de lo contrario no se entiende un ascenso tan fulgurante de su yerno, ni siquiera a pesar del r?pido apoyo de Antonio P?rez1138, que en el futuro acabar? siendo su mayor aliado. De hecho, en abril de 1576, s?lo un mes despu?s de la muerte de Requesens en Bruselas, el Marqu?s era designado consejero de Estado y Guerra, en sustituci?n del gran amigo de su suegro, Andr?s Ponce de Le?n. Con su entrada en los consejos, Felipe II cumpl?a la promesa hecha al Comendador Mayor justo dos a?os antes1139. Tampoco 1136 BZ, FA, 99, GD. 1, D. 41. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 1 de noviembre de 1575. 1137 1 ducado equival?a a 375 mrs. 1138 El desembarco en la corte del Marqu?s no parece por tanto deberse a la ayuda de Antonio P?rez, tal y como se ha afirmado en obras recientes, como la de FERN?NDEZ CONTI, S., ?La nobleza castellana...?, op. cit., p. 627. 1139 AGS, E, leg. 561, fol. 55. Carta de Felipe II a don Luis de Requesens. Madrid, 2 de abril de 1574. 386 se cita en las ep?stolas a don Juan de Austria como posible valedor del ascenso del Marqu?s en la corte, algo que tambi?n ha sido destacado tradicionalmente1140. Dejando a un lado la pol?tica, la muerte del Comendador Mayor1141 tambi?n ten?a importantes consecuencias para su familia, cuya jefatura quedaba en manos de su hermano, don Juan de Z??iga, a quien a?n le faltaban casi diez a?os para regresar a Espa?a ?no lo har?a hasta 1582, tras su paso por la embajada romana y el virreinato de N?poles? y convertirse en uno de los principales ministros de Felipe II. Antes de morir, Requesens hab?a cumplido dos objetivos: ser abuelo y ver encumbrarse a su yerno en la corte. Aunque ambas satisfacciones las conoci? en la lejan?a, no poca alegr?a debieron causar en el viejo y enfermo Comendador Mayor. En cuanto al feliz alumbramiento de su hija do?a Menc?a, fue la esposa de Requesens quien comunic? la buena nueva de la llegada al mundo de don Luis Fajardo Requesens (llamado as? en recuerdo de su abuelo paterno), proporcionando una fecha que hasta ahora se desconoc?a con exactitud: el 30 de diciembre de 15751142. Su bautizo, al poco de nacer, fue todo un acontecimiento en la ciudad condal, asistiendo miembros de la alta sociedad catalana como la Duquesa de Cardona, pariente de los Requesens. El ni?o estaba llamado a convertirse no s?lo en heredero de los Fajardo (IV marqu?s de los V?lez), sino tambi?n de los Requesens1143 (baron?as de Martorell, Rosanes, Sant Andreu y Molins de Rei, Palau menor de Barcelona), ante la falta de descendencia del hijo del Comendador Mayor, don Juan de Z??iga. La importancia de los Requesens como una de las familias m?s relevantes del Principado de Catalu?a, hace que la visita de do?a Menc?a a Barcelona en 1602, tras veinticuatro a?os de ausencia, se convierta en todo un acontecimiento, acudiendo a recibirla la flor y nata de la ciudad condal. As? pues, el abogado Jeroni Pujades recordar? en su Dietari la catalanidad de la ilustre dama, de su primog?nito, don Luis Fajardo Requesens, y de su madre, la difunta do?a Jer?nima d?Hostalric: 1140 RORDR?GUEZ SALGADO, M. J., ?The Court of Philip II of Spain?, en R. G. ASCH y A. M. BIRKE (eds.), Princes, patronage..., op. cit., pp. 228-229. En este sentido, hay que recordar las dif?ciles relaciones entre el hermano de Felipe II y el Comendador Mayor de Castilla, tal y como se?ala VERSELE, J., ?Las razones...?, art. cit., p. 269. 1141 De los ?ltimos meses de vida de Requesens, apenas queda constancia de correspondencia con Fajardo o que aluda a ?l, quiz? porque debi? ser quemada, junto a otros documentos comprometedores, a instancias del propio Comendador Mayor. Vid. BZ, FA, GD. 32, D. 155. Carta de Jer?nimo de Roda a don Juan de Z??iga. Bruselas, 13 de julio e 1576. 1142 BZ, FA, 100, GD. 2, D. 83. Carta de do?a Jer?nima d?Hostalric a don Luis de Requesens. Barcelona, 30 de diciembre de 1575. 1143 No sin dificultades, pues el segundo matrimonio de su madre, do?a Menc?a Requesens, con el Conde de Benavente y los hijos que tuvo con ?ste provocaron pleitos por la herencia del Comendador Mayor de Castilla, aunque finalmente se reconoci? al IV marqu?s de los V?lez como leg?timo heredero, al ser el nieto mayor var?n. 387 ?senyora catalana, filla de Barcelona i que t? lo fill catal?, que ?s lo marqu?s de los V?lez, senyora que t? tals baronies en Catalunya (...) filla de la tant gran i no may prou lloada senyora donya Jer?nima de S??iga i de Gralla, lustre de les senyores catalanes?1144. Sin embargo, don Luis de Requesens no logr? ser relevado de la misi?n en Flandes1145 y jam?s volvi? a reunirse con su esposa y sus dos j?venes hijos, que quedaban amparados por la creciente influencia de Fajardo, uno de sus albaceas testamentarios1146. No en vano, en 1571, en v?speras del acuerdo matrimonial entre ambos linajes, el Comendador Mayor dec?a estas premonitorias palabras de su yerno: ?dexo padre a entranbos hijos, y remedio a las cossas de mi cassa, pues las partes y calidades de la persona de don Pedro son tantas y tales como vos sab?ys?1147. Requesens, consciente de su madurez y la de su esposa, as? como de la lejan?a de su hermano y la corta edad de sus v?stagos, buscaba en su yerno, adem?s de un matrimonio ventajoso para su casa, una especie de segundo padre que pudiera suplir la hipot?tica muerte o la ausencia motivada por los largos a?os de servicio en el extranjero, que con tanta raz?n tem?a. Dejando a un lado el lenguaje alambicado propio de la aristocracia de la ?poca, parece sincera la muestra de dolor que la muerte de Requesens caus? en su yerno: ?Para todos ha sido tan triste (?) que no basta estar tan prevista de m? para no haber sentido gravemente la p?rdida del mayor amigo que ten?a?1148. Otra frase ilustra c?mo el Comendador Mayor tuvo aut?ntica devoci?n por don Pedro Fajardo, al desear: ?verme brevemente con nietos, pues no me har?n m?s viejo de lo que soy, y des?olos tanto de la marquesa como de su Hermano. Y a su marido [don Pedro Fajardo] quiero m?s que a entrambos juntos?1149. 1144 PUJADES, J., Dietari, vol. I, Barcelona, 1975, p. 224. Agradezco al profesor Pere Molas i Ribalta esta referencia. 1145 MART?NEZ RUIZ, E., ?La crisis de los Pa?ses Bajos a la muerte de D. Luis de Requesens?, Chronica Nova, 7 (1972), pp. 5-34. 1146 AHPM, Prot. 344, fol. 1221. Carta de poder de D. Pedro Fajardo, capit?n general del reino de Murcia, para que un can?nigo de Santiago de Compostela act?e, en su nombre, como albacea testamentario de don Luis de Requesens. Madrid, 5 de diciembre de 1576. 1147 IVDJ, env?o 109, caja 152, n? 4. Carta de don Luis de Requesens a don Juan de Z??iga. Madrid, 25 de mayo de 1571. 1148 Carta del Marqu?s de los V?lez a Guill?n de San Clemente. Madrid, 2 de abril de 1576. Reproducida en CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala... op. cit., p. 246. 1149 BZ, FA, 224, D. 65. Copia de carta don Luis de Requesens al Conde de Monteagudo. Sin fecha. 388 La confianza que ten?a Requesens en su yerno queda patente, asimismo, por el hecho de que le designe como uno de sus albaceas, am?n de uno de los tutores y curadores de sus hijos, siempre que ?stos fuesen menores de veinticinco a?os y fallecieran tambi?n su esposa, Jer?nima d?Hostalric, y su hermano, Juan de Z??iga. Llegado este extremo de desgracia familiar, don Luis tambi?n quer?a que sus hijos se educasen bajo la protecci?n de un buen amigo suyo y de su yerno: el Conde de Monteagudo1150. Por tanto, el gobernador de Flandes quiere dejar a sus hijos en manos de sus familiares m?s allegados, y como segunda opci?n designa a dos tutores que adem?s de los v?nculos familiares destacan por su ascendente carrera pol?tica. En definitiva, entre 1572 y 1575 se produjo un aumento de poder y prestigio para la casa de los V?lez, logrado por el III Marqu?s, aprovechando los poderosos parientes y aliados que le proporciona su segundo matrimonio. De hecho a pesar de las continuas lamentaciones por sus sacrificios en el servicio al rey, sab?a que la mejor forma de engrandecer a su estirpe y a s? mismo era situarse lo m?s cerca posible del monarca, algo que logr? especialmente durante poco m?s de tres a?os: desde septiembre de 1575 hasta finales de 1578. Sin el enlace con los Requesens, probablemente la carrera cortesana de don Pedro Fajardo habr?a sido muy distinta. La cercan?a y protecci?n del Comendador Mayor de Castilla encumbraron a su yerno. Hasta 1575 los Fajardo no contaban con el pariente mayor de su casa residiendo de forma estable en la corte, lo cual, tambi?n ten?a un considerable inconveniente: el alejamiento de sus estados se?oriales en los reinos de Murcia y Granada y el endeudamiento de su casa, con graves consecuencias que ocuparon a los sucesores del Marqu?s durante d?cadas. Ahora bien, lo cierto es que la nobleza comenzaba a cobrar sentido por su cercan?a al rey y el desempe?o de las m?s altas responsabilidades pol?ticas1151, algo que no evit? que algunos destacados arist?cratas siguiesen residiendo habitualmente en sus dominios, especialmente es el caso de algunos magnates de la baja Andaluc?a como los duques de Medina Sidonia y Arcos. 1150 AHPM, Prot. 343, fol. 234v. Testamento de Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla, miembro del Consejo de Estado, Gobernador de los Pa?ses Bajos. Mil?n, 3 de octubre de 1573. 1151 Destaca el reciente estudio sobre el linaje Pacheco y sus intentos por recuperar el favor regio, obra de MOLINA PUCHE, S. y ORTU?O MOLINA, J., Los grandes del Reino de Murcia. Los Marqueses de Villena. Ca?da y auge de una casa aristocr?tica, Murcia, 2009. 389 Aunque el Comendador Mayor y el Marqu?s tengan casi la misma edad, en sus cartas se percibe claramente la mayor influencia de Requesens, por diversos motivos: su cercan?a afectiva al Rey, dado que su padre ?don Juan de Z??iga, hijo del II conde de Miranda? hab?a sido su ayo y mayordomo; as? como su fecunda lista de servicios a la Corona (dentro y sobre todo fuera de Espa?a). Sin embargo, Requesens es consciente del giro que dan las relaciones a la vuelta de Fajardo a la corte. Desde que regresa de Viena, en 1575, se invierten los roles, de manera que el principal representante de la familia catalana de los Requesens-Z??iga ante el monarca y sus ministros pasa a ser su yerno. Por tanto, la solidaridad familiar1152 queda patente, y a fin de que Fajardo no olvide los desvelos de Requesens y su hermano don Juan de Z??iga1153, el Comendador Mayor insiste expl?citamente en que espera el mismo tratamiento de su yerno. Dejando a un lado a sus antepasados del linaje Chac?n, se?alados cortesanos desde la segunda mitad del siglo XV, los Fajardo eran caudillos militares que siempre hab?an residido en Murcia y los V?lez. Las dif?ciles relaciones de los dos primeros marqueses de los V?lez con la Corona les llevaron a alejarse de la corte, a pesar de que ambos en su juventud se hubieran educado all?. Con el III Marqu?s esa tendencia se rompe, aunque sea por poco tiempo, dado que su ?nico hijo y heredero fijar? su residencia en sus dominios, especialmente en Mula, mientras que los dos ?ltimos titulares varones de la casa ?quinto y sexto marqu?s de los V?lez? ser?n destacados servidores de Felipe IV y Carlos II. Pero ninguno alcanzar? la privanza ostentada por don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, cuyo ascenso fue tan vertiginoso como su ca?da en desgracia. Ni siquiera el VI Marqu?s, don Fernando Joaqu?n Fajardo1154, a 1152 HESPANHA, A. M., La gracia del derecho..., op. cit., pp. 199-201. Para un mayor conocimiento de la corte destacan algunas obras centradas en el caso franc?s ELIAS, N., La sociedad..., op. cit.; SOLNON, J.-F., La Cour de France, Par?s, 1987; y LAFERME-FALGUI?RES, F., Les courtisans. Une soci?t? de spectacle sous l?Ancien Regime, Par?s, 2007. Respecto al conjunto de Europa interesa DICKENS, A. G., The Courts of Europe: Politicis, Patronage and Royalty. 1400-1800, Nueva York, 1977; la s?ntesis DEWALD, J., La nobleza europea. 1400-1800, Valencia, 2004, pp. 179-186; y la obra comparativa DUINDAM, J., Viena y Versalles. Las cortes de los rivales din?sticos europeos entre 1550- 1780, Madrid, 2009. 1153 Algunos trabajos sobre este destacado ministro de Felipe II son BORT TORMO, E., ?Recomendar: oficio de embajadores (las gestiones en Roma de Don Juan de Z??iga Requesens)?, en A. ALVAR EZQUERRA, J. CONTRERAS CONTRERAS y J. I. RUIZ RODR?GUEZ (coords.), Pol?tica y cultura en la ?poca moderna: cambios din?sticos, milenarismos, mesianismos y utop?as, Alcal? de Henares, 2004, pp. 775-786; y P?REZ DE TUDELA, A., ?El papel de los embajadores espa?oles en Roma como agentes art?sticos de Felipe II: los hermanos Luis de Requesens y Juan de Z??iga (1563- 1579)?, en C. J. HERNADO S?NCHEZ (coord.), Roma y Espa?a..., op. cit., vol. I, pp. 391-420. 1154 Cfr. S?NCHEZ RAMOS, V., ?El poder de una mujer en la Corte: la V Marquesa de los V?lez y los ?ltimos Fajardo (segunda mitad del s. XVII)?, Revista Velezana, 25 (2006), pp. 19-65; HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?La Casa aristocr?tica de los V?lez y la solicitud de la Grandeza de Espa?a de primera clase?, en F. AND?JAR CASTILLO y J. P. D?AZ L?PEZ (coords.), Los se?or?os..., op. cit., pp. 307-319; y MARTINO, A. y RODR?GUEZ REBOLLO, P., ?Fernando Joaqu?n 390 pesar de la influencia de su madre (aya de Carlos II) y de su primo (el Conde de Oropesa) en la corte del ?ltimo Habsburgo espa?ol. En esa corta pero intensa carrera pol?tica y cortesana del III Marqu?s hay dos factores clave ya mencionados, el apoyo de Requesens y, por supuesto, la voluntad regia, fuente de gracia por excelencia en la ?poca moderna1155. Un tercer factor, referido a la amistad y alianza con el secretario Antonio P?rez, que desde las investigaciones de Mara??n ha sido tomado como un dogma de fe, parece quedar en entredicho. A la luz de la correspondencia, bastante expl?cita a la hora de citar las filias y fobias cortesanas de Requesens ?heredadas por su yerno?, P?rez no debi? apadrinar en principio el ascenso de Fajardo, sino que ambos se apoyaron m?s adelante por intereses mutuos. Fajardo, marqu?s de los V?lez, virrey de N?poles (1675-1683), en Ib?d., pp. 321-335. 1155 MARAVALL, J. A., Poder, honor..., op. cit., pp. 41-62. 391 392 6.2 Los Consejos de Estado y Guerra: privanza y luchas faccionales La desaparici?n del Comendador Mayor conlleva el final de una abundante correspondencia con su yerno, de modo que a partir de 1576 la documentaci?n relativa al III marqu?s de los V?lez sufre una merma cuantitativa y, sobre todo, cualitativa muy importante. Las cartas del Marqu?s y su esposa para don Luis de Requesens fueron apartadas por Jer?nimo de Roda1156 de la quema de papeles del Comendador Mayor, acaecida en Bruselas poco despu?s de su muerte, y entregadas a uno de sus testamentarios, don Guill?n de San Clemente1157. Sin embargo las minutas de carta del Comendador Mayor para su yerno no se libraron de la quema, pues era imposible separarlas de otros documentos secretos1158. Adem?s, al regresar de la embajada extraordinaria ante Maximiliano II las frecuentes cartas del residente Monteagudo, que informaban puntualmente de las negociaciones pol?ticas y problemas familiares de su hu?sped Fajardo, l?gicamente tambi?n desaparecen. Sus destacadas funciones como mayordomo mayor de la reina y como consejero de Estado y Guerra no han dejado un rastro documental tan relevante, de hecho en muchas de las sesiones de los consejos el Marqu?s no estaba presente, quiz? por enfermedad. Junto a sus habituales convalecencias, no hay que olvidar que su privanza dur? escaso tiempo, poco m?s de tres a?os (1575-1578), y que su brusca ca?da en desgracia debi? conllevar la desaparici?n de una importante cantidad de documentaci?n relativa a ?l, por cuanto era harto comprometida. Tras consolidar su posici?n en la corte, V?lez ten?a que prestar atenci?n al que hab?a sido su objetivo prioritario desde la muerte de su padre, en 1574, poner orden en su casa, especialmente en las cuentas. As? lo expresa en una carta a su primo don Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba, III duque de Sessa, durante la primavera de 1576: ?despu?s que Su Magestad me mand? detener aqu? en servicio de la reyna, como escrib? a V.S., e tratado de sacar una facultad para asegurar el dote de mi muger y 1156 Letrado murciano, enviado por el cardenal Espinosa a Flandes en 1569. Una vez all? fue miembro del Consejo de Estado, desarrollando una larga carrera, marcada por sus ambiciones pol?ticas, especialmente visibles tras la muerte de don Luis de Requesens y el vac?o de poder subsiguiente. Vid. HORTAL MU?OZ, J. E., El manejo..., op. cit., pp. 29-53 y 74-84. 1157 Criado de Requesens y futuro embajador en la corte imperial durante treinta y siete a?os (1581- 1608). Vid. ARIENZA ARIENZA, J., ?La embajada de don Guill?n de San Clemente. Cronista de la Guerra de los Quince A?os (1593-1606)?, en J. MART?NEZ MILL?N y M. RIVERO RODR?GUEZ (eds.), La dinast?a..., op. cit., en prensa. 1158 BZ, FA, 109, D. 36. Carta de Jer?nimo de Roda a Su Majestad. Bruselas, 13 de mayo de 1576. El mismo documento se halla en AGS, E, leg. 566, fol. 28. 393 acabo de munchos meses me la dieron a ver para una parte. Y as? estoy despachando los juros que a lo que me dizen cunplir?n conmigo en todo este mes buena parte y otra en tres adelante. Y yo cumplir? con la cuenta de los fiadores de Baena y Granada y C?rdova, y quedar? deudor a V.S. de toda mi hazienda y vida y autoridad si alguna tengo, y esto reconocer? toda mi vida?1159. Asimismo, el Marqu?s se lamenta de la soledad en la que se halla en Madrid, pues tras la muerte de su suegro, el Rey no le permiti? ir a Barcelona para asistir al sepelio, y ?l por su parte no ha querido que su joven esposa se mude todav?a a la corte, para que no deje a su madre sola en tan triste coyuntura. Adem?s, Felipe II tampoco le concedi? licencia para ir a su casa a poner orden en ella: ?De la muerte del comendador mayor me consuelo con V.S. porque a perdido un gran servidor y amigo, yo quise partir luego que lo supe a Barcelona y Su Magestad no me quiso dar licencia, tampoco a querido que bea mi casa y por esto ubo de estar aqu? mi ermano tres meses, a quien e remitido las cosas de mi casa y ermanas (?). (?) y a la marquesa ubiera traydo si no se atrabesara la muerte de su padre, que no a osado dexar a su madre sola en esta ocasi?n. A su hermano dio la encomienda mayor el Rey?1160. V?lez y Sessa compart?an amistad con Antonio P?rez1161 y don Juan de Austria. ?ste antes de partir a Flandes se refer?a al arist?crata andaluz como ?padre y tan verdadero amigo?, mientras que sus palabras para el noble murciano eran ?de quien soy tan amigo y tan privado?1162, aunque seg?n relata Mara??n al hermano de Felipe II no le sent? demasiado bien ver en tanta privanza al Marqu?s con el soberano, durante una visita a El Escorial en 15781163. Sin duda, fue Sessa uno de los corresponsales m?s importantes de V?lez. Ambos compart?an linaje com?n ?el de los condes de Cabra, del que don Gonzalo era su quinto titular? y numerosos intereses econ?micos y pol?ticos. El encumbramiento cortesano de V?lez hizo que Sessa acudiese a ?l para representar ante el Rey y sus ministros las necesidades de su casa y parentela. As? pues, V?lez y Rodrigo 1159 IVDJ, env?o 32, n? 222. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 14 de abril de 1576. 1160 Ib?d. 1161 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 141-147. 1162 BZ, FA, 226, GD. 28. Carta de mano propia de don Juan de Austria al Duque de Sessa. El Pardo, 16 de octubre de 1576. 1163 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., p. 142. 394 Manuel ?amigo de don Luis de Requesens? iniciar?n gestiones para lograr el matrimonio del sobrino de Sessa, el Duque de Somma, as? como el h?bito para don Jer?nimo de C?rdoba. Pero dentro de esa econom?a donativa, V?lez sali? igualmente bien parado o, acaso, mejor ya que Sessa se convirti? en el principal acreedor de su primo, mientras ?ste reconstru?a la hacienda de los Fajardo a lo largo de de un a?o, tras regresar a la corte en 1575. El Marqu?s llega a decir a su pariente en una prolija carta, redactada a finales de 1576, ?a nadie devo tanto?1164, lo cual no es una mera cortes?a, pues acababa de librar las c?dulas para que la Duquesa de Sessa recibiera, en Baena, m?s de 28.600 ducados que V?lez adeudaba a su esposo. Adem?s muestra claramente cu?les eran las amistades del Marqu?s en la corte y los resultados positivos que de ello se derivar?an para el arist?crata andaluz: ?El se?or don Juan [de Austria] me dex? prendado en su servicio y en grande amistad, y tanbi?n qued? de Escovedo y lo era antes y despu?s de Antonio P?rez y de m? f?a quanto pudiera de Ruy G?mez y con estar yo metido entre ?stos tendr? V.S. a m?s seguras las cosas de su servi?io?1165. El Marqu?s aprovecha la misiva para, en nombre de sus hermanos ?don Diego, do?a Menc?a y do?a Francisca? pedir al Duque que intervenga para solucionar el pleito por los alumbres de Cartagena, que se inici? en vida de su abuelo, el I marqu?s de los V?lez, contra el secretario de Carlos V, Francisco de los Cobos1166. El due?o de la otra mitad de los alumbres del reino de Murcia, el II marqu?s de Villena1167 ?don Diego L?pez Pacheco? lleg? a un acuerdo con el secretario imperial pag?ndole cierta cantidad (140.000 mrs.) y evitando el pleito, algo a lo que se neg? don Pedro Fajardo Chac?n. La Duquesa de Sessa, hija de Cobos1168, as? como la viuda de ?ste ?do?a Mar?a de 1164 IVDJ, env?o 32, n? 224. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 13 de diciembre de 1576. 1165 Ib?d. 1166 Finalmente, no se lleg? a un acuerdo y en 1581 la Chanciller?a de Granada sentenci? a favor del IV marqu?s de los V?lez, consider?ndolo frente a los herederos de Cobos como beneficiarios de todos los frutos y rentas producidos por los alumbres de la di?cesis de Cartagena y el reino de Murcia. Vid. FRANCO SILVA, A., ?Los problemas con don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, por los nuevos alumbres de Cartagena?, en ?DEM, El alumbre..., op. cit., pp. 55-103. La sentencia en AGFCMS, leg. 22, C. 2. Alumbres. Varios papeles relativos al pleito que sigui? el Marqu?s de los V?lez con el de Camarasa sobre la pertenencia de los alumbres del obispado de Cartagena. 1581. 1167 Sobre la ca?da en desgracia de este personaje, tras la guerra civil castellana, y sus frustrados intentos por recuperar el poder perdido destaca FRANCO SILVA, A., Don Diego L?pez Pacheco, Marqu?s de Villena (mediados del siglo XV-1529), C?diz, 2005. 1168 Sobre esta familia vid. MOLAS RIBALTA, P., ?Los marqueses de Camarasa. Familia, jerarqu?a 395 Mendoza y Pimentel? eran piezas decisivas para poner fin a tan longevo pleito. Por su parte, el III marqu?s de los V?lez en tono de disculpa se autodefine como ?tan poco hombre de nego?ios?, y de hecho por renuncia a los bienes de su padre no le pod?a corresponder ning?n beneficio del litigio a ?l, sino a sus tres hermanos, que ped?an las rentas atrasadas por los beneficios de dichos alumbres: ?Despu?s de muerto mi ag?elo [I marqu?s de los V?lez] luego que muri? el Comendador mayor de Le?n [Francisco de los Cobos], mi padre [II marqu?s de los V?lez] puso la demanda en Cartagena porque no pudiese haver mill y quinientas [doblas], y senten?i?se all? por ?l, y con esto pass? a [la Chanciller?a de] Granada el negocio, donde mi Padre lo dex? suspenso sin seguille hasta que muri?, y ass? a estado m?s de veynte y ocho a?os, Mis hermanos pretenden ser interesados en todos los frutos destos a?os, y ass? me dan priesa porque les dexe seg?n el negocio. Yo no soy interesado en estos frutos porque tengo renun?iada la eren?ia de mi Padre, tanpoco soy interesado en la propiedad de los dichos alumbres, aunque senten?iasen por m?, pues los hav?a de pasar porque no me hiziesen mala obra a los de Alma?arr?n, pero no puedo detener a mis hermanos que no sigan el negocio y los letrados dizen que a mi Casa pasa perjuyzio dexando ass? desierto el nego?io?1169. Junto a los favores mutuos, V?lez tiene tiempo de intercalar diversas noticias de ?ndole familiar, as? como ?nuevas? de la corte, que ponen al d?a a Sessa, a?n en Italia. Entre las primeras, destaca el hecho de que la marquesa de los V?lez, do?a Menc?a de Requesens, lleg? a la corte el 10 de octubre de 1576 para vivir con su esposo. Dej? a su hijo en Barcelona, con su abuela do?a Jer?nima d?Hostalric, y de paso el Marqu?s aprovecha para corregir a Sessa sobre el nombre de su v?stago: ?y sepa V.S.? que se llama Luys, y no don Diego como V.S.? le nombra en todas sus cartas?1170. Respecto a las novedades de la corte, V?lez informa puntualmente de las muertes, las ambiciones de rivales pol?ticos como el Marqu?s de Aguilar y los cambios en la casa de la reina: ?El secretario Bargas muri? antedayer, an me dicho que el marqu?s de Aguilar y el Pr?ncipe de M?lito piden al Rey el officio de Bargas para su hijo y la encomienda, y y poder?, en J. J. BRAVO CARO y J. SANZ SAMPELAYO (eds.), IX Reuni?n..., op. cit., vol. I, pp. 147- 162. 1169 IVDJ, env?o 32, n? 224. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 13 de diciembre de 1576. 1170 Ib?d. 396 que re?iban dama una hija suya, y a su muger due?a de onor, no son nuebas averiguadas y por esto no peores en la corte. Las dom?sticas de nuestra casa son que por muerte de la Marquesa de Berlanga y Do?a Mar?a Chac?n, fue proveyda la Condesa de Paredes de Camarera mayor, y la Marquesa de Ladrada de aya del Pr?n?ipe, y su cu?ada la de Montalv?n de aya del infante, la Marquesa de Ca?ete que era Guarda mayor aya de las Infantas, y hemos traydo a do?a Aldon?a de Castilla, muger de don Pedro de Mendo?a, por guarda mayor, todo quanto a sido posible emos hecho del pan dom?stico de las puertas adentro, y bien creer? V. S.? que no me olvidado en esta ocassi?n de mi se?ora la marquesa de Gibrale?n, pero no es venida su ora. (?) La muerte del marqu?s de Camarasa [cu?ado del Duque de Sessa] me a pesado por ?l, y por lo que s? que lo sentir? V.S.??1171. Frente a la amistad tan estrecha con personajes como el Duque de Sessa o Antonio P?rez, llama poderosamente la atenci?n el distanciamiento del Marqu?s de los V?lez con su t?o pol?tico, don Juan de Z??iga. ?ste lo reconoce expl?citamente al decir ?no escrivo al Sr. Marqu?s de los V?lez porque no nos tratamos, aunque la culpa no es m?a?1172. Lo cierto es que, tras el regreso de don Pedro Fajardo a la corte, la correspondencia que anta?o mantuvo con Z??iga, naturalmente no tan numerosa como la que intercambi? con Requesens, desaparece. Ello a pesar de los desvelos del hermano del Comendador Mayor por lograr la frustrada dispensa papal que en 1568 solicit? Fajardo a la Santa Sede, a fin de contraer nupcias con la hermana menor de su primera esposa, do?a Magdalena Gir?n, y sobre todo las preocupaciones para poner punto y final a su embajada extraordinaria en la corte imperial. Quiz? la raz?n de ese distanciamiento est? en la aludida encomienda santiaguista de Caravaca, que tras la muerte del II marqu?s de los V?lez, recay? el a?o 1575 en Z??iga, con gran enfado de su sobrino pol?tico. Otra posibilidad viene dada por el hecho de que Fajardo estaba asentado plenamente en la corte, a partir de septiembre de 1575, lo cual hac?a innecesario pedirle consejo y ayuda al Pr?ncipe de Pietrapersia1173, en tanto que ?ste ?al igual que su hermano? se manten?a alejado de rivalidades faccionales, aguardando el momento de regresar a Espa?a. V?lez, por su parte, buscaba el apoyo en miembros del 1171 Ib?d. 1172 BZ, FA, 77, GD. 7, D. 111. Carta de mano propia de don Juan de Z??iga al secretario Jer?nimo Gasol. 20 de diciembre de 1576. 1173 Don Juan de Z??iga ostentaba este t?tulo siciliano por su matrimonio con Giulia Barrese, princesa de Pietrapersia. 397 partido papista, como P?rez, Quiroga y Sessa. Sin embargo, a la hora de redactar el testamento (en 1578) el Marqu?s se acordar? de Z??iga, encarg?ndole ?en caso de que su joven viuda no quisiera ejercer como tal? la tutor?a de su ?nico hijo de tres a?os de edad, don Luis Fajardo Requesens1174. En cuanto al asiento en los dos consejos m?s relevantes del gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica ?Estado y Guerra1175? don Pedro Fajardo adquir?a un enorme protagonismo en la discusi?n y decisiones sobre la pol?tica exterior espa?ola, enfrentada a numerosos enemigos por aquellos a?os1176: Pa?ses Bajos, Inglaterra, el Turco, la vacante del trono portugu?s. El de Estado era el consejo m?s importante de la Monarqu?a Cat?lica, tal y como se?ala Molas, pues se encargaba de coordinar el sistema de gobierno. Por tanto, su car?cter esencialmente pol?tico le alejaba del componente judicial de otros elementos de la polisinodia hispana de ?ndole territorial, especialmente el Consejo Real de Castilla (principal tribunal del reino)1177. De este modo, la presencia de letrados es menor que en otros consejos, si bien durante el reinado de Felipe II los secretarios de instrucci?n o de Estado ser?n la pieza clave en su funcionamiento1178. En cuanto al Consejo de Guerra, surge a la sombra del Consejo de Estado, de hecho buena parte de sus miembros proceden de aqu?l, y alcanza su verdadera dimensi?n a fines del reinado del monarca prudente, cuando se subdivida su secretar?a entre asuntos de mar y tierra. En el ecuador del reinado de Felipe II, segu?an siendo espa?oles los ?nicos llamados a las sesiones del Consejo de Estado. ?ste ten?a como presidente al soberano, que no asist?a nunca. Los consejeros a la altura del citado a?o 1577 eran: don Juan de Austria, el Duque de Sessa, el Duque de Alba, el Pr?ncipe de M?lito, el arzobispo de Toledo, el obispo de C?rdoba, el Marqu?s de Aguilar, el presidente del Consejo de Castilla (Covarrubias), el prior don Antonio de Toledo y el Marqu?s de los V?lez. 1174 SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 8r. Copia simple del testamento del III marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 1175 Sobre el Consejo de Estado cfr. CORDERO TORRES, J. M., El Consejo de Estado, su trayectoria y perspectivas en Espa?a, Madrid, 1944; y BERMEJO CABRERO, J. L., Estudios sobre la administraci?n central espa?ola (siglos XVII y XVIII), Madrid, 1982. Respecto al Consejo de Guerra cfr. THOMPSON, I. A. A., ?The Armada and administrative reform: the Spanish Council of War in the reign of Philip II?, English historical review, 67 (1982), pp. 698-725; del mismo autor Guerra y decadencia: gobierno y administraci?n en la Espa?a de los Austrias, 1560-1620, Barcelona, 1981; y DOM?NGUEZ NAFR?A, J. C, El Real y Supremo Consejo de Guerra, tesis doctoral, Universidad Complutense, Madrid, 1988. 1176 BARRIOS, F., El Consejo de Estado..., op. cit., pp. 85-100. 1177 MOLAS, P., Consejos y audiencias durante el reinado de Felipe II, Valladolid, 1984, pp. 84-85. 1178 ESCUDERO, J. A., Los Secretarios de Estado y de Despacho (1474-1724), 4 vols., Madrid, 1969. 398 Antonio P?rez y Gabriel de Zayas eran sus secretarios1179. Es evidente el predominio de miembros de la grandeza en el Consejo de Estado, al igual que en las embajadas, virreinatos y altos puestos del ej?rcito1180. Un representante del Senado de Venecia, que visitaba Madrid el a?o 1577, dedicaba las siguientes palabras a don Pedro Fajardo: ?El marqu?s de los V?lez, Mayordomo mayor de la Reina, es reservado y poco comunicativo; presume de habilidad y gran conocimiento de los asuntos de Estado. Es de un car?cter embozado, como el Rey, que se sirve mucho de ?l; y ayudado por su partido, que ?l dirige ahora, parece que subir? m?s todav?a?1181. En la facci?n cortesana romanista o papista (porque apoyaba las tesis papales de pol?tica universalista), adem?s de V?lez, se integraban el secretario P?rez, el cardenal Gaspar Quiroga, el Marqu?s de Almaz?n, el Duque de Sessa y el presidente Pazos (sustituto de Covarrubias al frente del Consejo de Castilla). Tras la muerte de su primer y gran l?der, el Pr?ncipe de ?boli (1573), la facci?n queda descabezada y el liderazgo recae en P?rez, quien r?pidamente busca aliados poderosos, primero en la persona del inquisidor general Quiroga (a quien promueve a la mitra toledana) y, m?s tarde, en don Pedro Fajardo, palad?n aristocr?tico del bando debido al escaso peso pol?tico de Quiroga y al hecho de que el secretario de Estado no pod?a encabezar, al menos p?blicamente, una facci?n cortesana1182. Hasta la d?cada de 1580, Felipe II se sirvi? de una serie de ministros y criados (Alba, ?boli, Espinosa, Gonzalo y Antonio P?rez, Eraso, V?zquez) para consultar los asuntos de gobierno en audiencias individuales, am?n de las reuniones de los consejos. La influencia de V?lez como cabeza visible del partido papista en los consejos de Estado y Guerra, entre 1576 y 1578, rivalizando con la veteran?a del Duque de Alba1183, vendr?a a ubicarse en el aludido estilo de gobierno, mediante consejos y audiencias privadas, en el cual sobresal?an los ministros m?s relevantes de cada ?poca, si bien quiz? ninguno salvo ?boli merece ser denominado como verdadero ?privado? del Rey Prudente. El monarca evitaba ser ?mediatizado? por 1179 BARRIOS, F., El Consejo de Estado..., op. cit., p. 1.254. 1180 DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo R?gimen, Madrid, 1973, pp. 140-141. 1181 Citado en MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 135. 1182 ELLIOTT, J. H., La Espa?a Imperial. 1469-1716, Barcelona, 1998 (1965), p. 284. 1183 GARC?A HERN?N, D., La aristocracia..., op. cit., pp. 191-193. 399 las opiniones de un ?nico ministro o secretario, impidiendo la aparici?n de un nuevo ?lvaro de Luna y el descr?dito y ruina que ello pod?a conllevar1184. Los a?os en que don Pedro Fajardo ocupa un esca?o en los consejos de Estado y Guerra vienen definidos por la herencia del cardenal Espinosa, cuya privanza (1567- 1572) sirvi? para poner en marcha la confesionalizaci?n de la Monarqu?a Hisp?nica. Junto a ello, a partir de la d?cada de 1570 comienzan a surgir las juntas1185 para abordar los asuntos m?s importantes del gobierno, especialmente los relativos a la pol?tica exterior y la guerra, teniendo en cuenta que buena parte de sus miembros pertenec?an al Consejo de Estado. Es el primer paso en la separaci?n de las tareas pol?ticas (juntas) y la jurisdicci?n (consejos). Dicho modelo de juntas pervive con el sistema polisinodal y concede un enorme protagonismo a los secretarios, pues no s?lo son escribanos de lo que se discute en las reuniones de una determinada junta, sino que son los primeros en comentar sus conclusiones al soberano, am?n de sugerirle a ?ste los posibles miembros de la junta y llegar en muchas ocasiones a tener voz y voto en la misma, algo que les estaba prohibido en los consejos, dada su te?rica condici?n de meros bur?cratas o letrados. En dicha situaci?n no es de extra?ar que sean Mateo V?zquez y Antonio P?rez quienes salgan m?s beneficiados de la situaci?n en la corte tras las muertes de Espinosa (1572), el Pr?ncipe de ?boli (1573) y el doctor Mart?n de Velasco (1573), erigi?ndose en verdaderos patronos1186. Fern?ndez Conti afirma que la conflictiva relaci?n de la Monarqu?a con Roma, suscitada a ra?z de la implantaci?n del confesionalismo, influy? directamente en el contexto faccional de la d?cada de los setenta. El inter?s de Gregorio XIII por encontrar apoyos en la corte hispana le hizo acudir a los herederos pol?ticos de Ruy G?mez de Silva. Antonio P?rez, secretario de Estado para asuntos de Italia, fue la baza utilizada por el Pont?fice para influir en el ?nimo del Rey Prudente y mantenerse informado de la situaci?n. Con este aval, P?rez trabaj? por atraerse a los consejeros que entraron a finales de l573 y, en especial, a don Juan de Austria. Tras dos a?os de ambig?edad cortesana ?durante los cuales los asuntos de Estado y Guerra estuvieron en manos del II conde de Chinch?n y el prior Antonio de Toledo? hacia 1576, con la llegada de don Juan de Austria a Flandes y el nombramiento de consejeros afines, como los marqueses 1184 Cfr. BOYDEN, J. M., The courtier..., op. cit.; y FEROS, A., ?El viejo monarca y los nuevos favoritos: los discursos sobre la privanza en el reinado de Felipe II?, Studia Historica. Historia Moderna, 17 (1997), pp. 23-24. 1185 Vid. BALTAR RODR?GUEZ, J. F., Las Juntas de Gobierno en la monarqu?a hisp?nica (siglos XVI-XVII), Madrid, 1998. 1186 FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., pp. 147-149. 400 de los V?lez y Almaz?n, as? como el regreso a Espa?a del Duque de Sessa, el triunfo de Antonio P?rez a la cabeza del partido papista qued? certificado1187. Frente al partido papista se encontraba el llamado castellanista, adalid de la visi?n patrimonialista de la Monarqu?a, encabezado por el secretario real Mateo V?zquez, heredero pol?tico del cardenal Espinosa y quiz? el ?nico patr?n cortesano del reinado de Felipe II sin esca?o en el Consejo de Estado, aunque con indudable control en el entorno burocr?tico del monarca. Junto al secretario, destacaba el II conde de Chinch?n, fallecido tempranamente en 1576, de modo que tras su desaparici?n los consejeros de Estado no adeptos a P?rez pasaron a estar liderados por el Duque de Alba, personaje de gran prestigio, quien tras regresar de Flandes hab?a ca?do en desgracia ante el Rey y por tanto su influencia pol?tica era reducida. Adem?s de Alba, en los asuntos de guerra destac? en este partido la figura del secretario del consejo hom?nimo Juan Delgado, que revitaliz? la instituci?n. Ni Alba ni Delgado actuaban concertados con Mateo V?zquez, sino que b?sicamente ten?an un enemigo com?n: P?rez1188. La influencia del III marqu?s de los V?lez, seg?n Fern?ndez Conti, proven?a del destacado lugar que ocup? muy pronto en la gracia real, como uno de los elementos sobresalientes del ?partido papista?. En los dos a?os y medio que dur? su privanza particip? en todo tipo de negocios de Estado y Guerra, destacando especialmente en la Junta de Galeras y en la Junta de Flandes, en las que siempre defendi? tesis conciliadoras y el acercamiento al Imperio1189. Su condici?n de antiguo embajador extraordinario en la corte ces?rea daba un plus de relevancia a sus opiniones sobre el Sacro Imperio. Por ello, tampoco es de extra?ar la reuni?n que mantuvo el 3 de febrero de 1577 en casa del embajador imperial, Hans Khevenh?ller, junto a don Luis Enr?quez de Cabrera, almirante de Castilla. Este ?ltimo se hallaba a punto de viajar a la corte del nuevo emperador, Rodolfo II, para darle el p?same en nombre del Rey de Espa?a, por la muerte de su padre, Maximiliano II1190. No acaba aqu? la vinculaci?n de Fajardo con el embajador imperial, pues fue ?l, quien por orden de Felipe II, el 24 de marzo de 1577 comunic? a Khevenh?ller que el archiduque Alberto hab?a sido nombrado cardenal. 1187 Cubr?an las vacantes provocadas por la muerte del Duque de Medinaceli, Andr?s Ponce de Le?n y el Conde de Chinch?n. Ib?d., p. 149. 1188 Ib?d., pp. 150-152. 1189 MART?NEZ MILL?N, J. et alii, ?Ap?ndice 2: los consejeros...?, en J. MART?NEZ MILL?N y C. J. DE CARLOS MORALES (dirs.), Felipe II (1527-1598)..., op. cit., p. 373. 1190 EDELMAYER, F., ?El mundo social...?, art. cit., p. 63. 401 M?s adelante, V?lez defender? las pretensiones imperiales de entregar el gobierno de los Pa?ses Bajos al archiduque Mat?as1191. La Junta de Galeras era una de las m?s importantes y antiguas creadas para tratar asuntos de guerra, sin olvidar la relevancia de las juntas de Indias, Visitas, Fortificaciones y Milicias. En la de Galeras se discut?a acerca del funcionamiento de las armadas de Felipe II, excepto las de Indias que eran abordadas en la junta hom?nima. En la d?cada de 1570 la Junta de Galeras estaba formada por el experto en temas hacend?ticos, Francisco de Garnica, el prior Antonio de Toledo, el Conde de Chinch?n, el Marqu?s de Aguilar y Francisco de Ibarra, mientras como secretarios actuaban Antonio P?rez y Juan Delgado. En caso de hallarse en la corte, la junta era presidida por don Juan de Austria, a la saz?n capit?n general de la mar, y m?s adelante s?lo se dio entrada al Marqu?s de los V?lez1192. Felipe II era reacio a que varios grandes formasen parte de la junta, de modo que en 1574 rechaz? a Alba, reci?n llegado de los Pa?ses Bajos, y en 1578 al Duque de Sessa, que hab?a regresado de Italia, aunque morir?a a fines de ese mismo a?o. La Junta de Galeras se reun?a todos los s?bados, tratando tanto asuntos de expediente (incluyendo peticiones de particulares) como lo relativo a asientos, aprovisionamientos, nombramientos e incluso movimientos estrat?gicos de las armadas. Adem?s contribuy? a afianzar el nuevo sistema de gobierno con la creaci?n de otras juntas m?s peque?as para tratar cuestiones concretas. V?lez fue tambi?n miembro ocasional de la Junta de Fortificaciones, si bien su columna vertebral estuvo formada por el Duque de Alba, el prior Antonio de Toledo y Franc?s de ?lava, adem?s de expertos ingenieros. Su misi?n era atender al mantenimiento y construcci?n de las plazas fuertes m?s importantes de la Monarqu?a tanto en la Pen?nsula Ib?rica como en el norte de ?frica. Adem?s de las juntas m?s o menos consolidadas, hab?a otras reunidas para resolver problemas puntuales derivados del gobierno de la guerra, muchas veces mediante un simple billete del Rey a Juan Delgado o viceversa. Concretamente don Pedro Fajardo particip? en alguna de esas juntas relativa a la amenaza que supon?a la flota turca para las costas del norte de ?frica. Las juntas agrupaban a consejeros de Guerra y otros expertos en diversas 1191 VERONELLI, S. y LABRADOR ARROYO, F. (eds.), Diario de..., op. cit., pp. 125 y 166. 1192 Don Pedro Fajardo asisti? a esta junta en febrero de 1577 y septiembre de 1578, sin embargo el mes siguiente se encuentra en cama y no puede acudir. Vid. FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., pp. 161-163. 402 materias concretas y, por ?ltimo, cuando un asunto era harto complejo interven?a el Consejo de Estado1193. V?lez fue uno de los consejeros dominantes, junto con el Duque de Alba, pues el Rey Prudente recurr?a a ellos directamente a la hora de tratar cuestiones especialmente graves o urgentes. Ambos eran las cabezas visibles de sus respectivas facciones en el Consejo de Estado. As? pues, Felipe II en un comentario de su pu?o y letra dirigido a Antonio P?rez, le ordenaba pedir el parecer de Alba: ?(?) y despu?s podr?ades ha?er lo mismo con el Marqu?s de los V?lez, que estos dos pare?eres ser? bien tener antes que el de de Toledo (Quiroga), porque si los dos se conforman, ?l y los dem?s se conformar?n con ellos (?)?1194. En una carta que, desde Flandes, escrib?a el general de caballer?a Octavio Gonzaga a V?lez se observa claramente su enorme relevancia en la corte y su cercan?a a Felipe II ya que, adem?s de mostrarle la grave situaci?n que all? exist?a por la fortaleza de los rebeldes y la necesidad de dinero para las tropas, aprovechaba para pedirle alguna merced regia e interesarse por una de sus m?ltiples convalecencias: ?(?) por las causas que a su Magestad escrivo y V. S. Illma. creer? de mis negocios no puedo dexar de importunar a V. S. Illma. como tan gran se?or m?o, y acordarle que mis servicios en todos tiempos merecen que Su Magestad me haga merced, y pues que las ocasiones que hagora se presentan son de manera que sirva su Magd. lugar de haz?rmela y honrarme con servirse de mi encargo honrado, pues ya es tienpo que de los travajos y gastos que he hecho desde muy muchacho se cita alguna se?al de Recompensa y cierto se?or si desta ocasi?n no se me haze no se que esperanza podr? tener (?). He holgado como un gran servidor suyo plaza a nuestro se?or de darle salud y guarde Su Illma. persona con el acrecentamiento destado que todos sus servidores deseamos?1195. Otro ejemplo de su preeminencia cortesana nos lo da el testimonio de Giovanni Margliani, esp?a milan?s al servicio de Felipe II en Constantinopla, donde negociaba 1193 Ib?d., p. 165-168. 1194 Citado en Ib?d., p. 245. 1195 AGS, E, leg. 574, f. 10. Carta de Octavio Gonzaga al Marqu?s de los V?lez. Luxemburgo, 8 de diciembre de 1577. 403 secretamente la tregua con la Sublime Puerta1196. Asimismo tampoco perd?a la oportunidad de solicitar a V?lez su intermediaci?n para lograr el favor real: ?Mi prometto che V. S. Illma. per sua bont? non manchera favorirmi, poi che favoririmi venera, ?, raccordar il servicio di Sua Mta. dil quale sono tanto celoso, che se non vedesse apertamente cosi covenire, no ne haverei fatto, ne farei instancia ? V. S. alla quale humildemente Bacio le mani, et me le dono per schiavo?1197. Las mercedes regias no s?lo eran solicitadas al Marqu?s por personas de un nivel social inferior al suyo, como en los citados casos del esp?a Margliani o el despensero Valdivieso, sino tambi?n por amigos y aliados pol?ticos pertenecientes a la grandeza de Espa?a. Es el caso del aludido Duque de Sessa, lugarteniente de don Juan de Austria en las galeras del Mediterr?neo desde 1572. Este arist?crata, escribe en 1576 a V?lez, felicit?ndole por su nombramiento como mayordomo mayor de la reina y quej?ndose de la mala situaci?n de la armada, y aprovecha para pedirle que en su nombre ruegue al Rey la merced de permitirle el regreso a su casa, pues insiste en que est? ?tan acavado de salud, como de Hazienda? y que la vejez y la gota le ?han quitado la gala y br?os?. Tampoco pierde la oportunidad de sugerirle que ayude a casar ?bien y presto? a su sobrino, el Duque de Somma, con una ?muger buena, como ?l, y con dote, que sino le sacasse de necesidad, nos sacase de verg?enza?1198. La licencia de Sessa para regresar a la corte a?n segu?a dando quebraderos de cabeza a sus amigos, el Marqu?s y Antonio P?rez, que parecen haber obtenido una respuesta favorable del monarca durante el verano de 15771199. La correspondencia intercambiada entre Felipe II y su secretario Mateo V?zquez de Leca ?fuente de primer orden para conocer los entresijos del poder en la corte filipina? nos muestra numerosas anotaciones al margen y respuestas del Rey indicando que el Duque de Alba y el Marqu?s de los V?lez vean determinados asuntos, tras lo cual el soberano tomar?a una decisi?n definitiva. Teniendo en cuenta tales circunstancias no es dif?cil darse cuenta de que sus opiniones en el Consejo de Estado pesaban y mucho, 1196 BRAUDEL, F., El Mediterr?neo..., op. cit., vol. II, pp. 670-689. 1197 AGS, E, leg. 489, sin foliar. Carta de Giovanni Margliani al Marqu?s de los V?lez. Constantinopla, 8 de abril de 1578. 1198 IVDJ, Ms. 26-II, n? 9. Carta del Duque de Sessa al Marqu?s de los V?lez. N?poles, 16 de febrero de 1576. 1199 IVDJ, env?o 32, n? 223. Carta del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. El Escorial, 19 de agosto de 1577. 404 en asuntos muy diversos: la preparaci?n de la cruzada del rey don Sebasti?n de Portugal durante el a?o 15771200, las guerras de religi?n en Francia1201, la tregua con el sult?n otomano, la guerra en los Pa?ses Bajos1202, etc. Especial autoridad le era conferida a V?lez en los asuntos del Sacro Imperio, debido a su reciente embajada extraordinaria en la corte de Maximiliano II (1572-1575). Desde esa situaci?n intenta cumplir con la promesa hecha a su antiguo anfitri?n en Viena, el entonces I marqu?s de Almaz?n, para que ?ste y su familia regresen a Espa?a1203, algo que no suceder? finalmente hasta 1577. En mayo de 1577, el Duque de Alba y el Marqu?s de los V?lez daban su opini?n acerca de las obras de fortificaci?n de C?diz: ?Aunque han discurrido el Duque, y el Marqu?s diferentemente cada uno de por s? en la puente de ?ua?o se conforman en que se haga alguna manera de rebell?n en ella (?) esto entiende el Duque para las correr?as que puede haver, que para armada gruessa no le parece que ay remedio humano si ya por la mar grande no se hallase V. Mgd. tan poderoso que por all? pudiesse socorrer a C?diz en caso que el enemigo la tuviesse assediada con mucha fuer?a y armada grande, y aunque que dixo que haber donde est? la puente una fortaleza gallarda de una parte, y otra de la otra parecer?a alg?n remedio no tendr?a el enemigo mucha difficultad en batir el puente porque se pondr?a a la punta o entrada de la r?a y de all? har?a lo dicho, y que en la torre o rebell?n de que se trata hall?ndose el enemigo la tierra adentro hazia C?diz por m?s fuerca que all? huviesse para defender el puente y que pudiesse entrar nuestro socorro no bastar?a por que con s?lo cerrar el enemigo el paso con un ?ngulo ass? se asegurar?a. El Marqu?s consider? el rebell?n para donde tuviesse la gente que fuesse a socorrer de Xerez, y de por all? donde juntase ass? de presto, y para en caso que el enemigo derribasse la obra muerta del puente, pues no podr?a derribar el ?imiento, que est? en el agua, podr?a haver de respecto un par de puentes guardadas de le?ames, que si se quemasse una se pudiesse echar otra, y dar esto tiempo a m?s socorro por aquella parte, pero este socorro de por all? no haze d?l tanto caso el Duque para armada grande 1200 Vid. cartas de Mateo V?zquez a Felipe II, y las respuestas de ?ste, datadas en los meses de mayo y junio de 1577. Reproducidas en RIBA GARC?A, C. (ed.), Correspondencia privada..., op. cit., pp. 118- 128. 1201 AGS, E, K. 1.542, f. 61. Parecer del Duque de Alba y del Marqu?s de los V?lez sobre el despacho de Du Bourg. El Escorial, 12 de agosto de 1577. 1202 Felipe II anota al margen, de su propia mano, lo que se ha de hacer sobre Flandes, a partir de la opini?n del Marqu?s de los V?lez, de quien dice que es el que m?s sabe del asunto. Vid. AGS, E, leg. 2844, fol. 15. Minuta de la respuesta que se ha de dar al Embajador del Emperador sobre lo de Flandes. 22 de julio de 1578, s. l. 1203 AGS, E, leg. 678, fol. 43. Carta del Marqu?s de los V?lez a Gabriel de Zayas. El Escorial, 18 de junio de 1576. 405 del enemigo. En fin se resuelven en lo que dixe al principio. V Mg. mandar? lo que fuere havido, que el Fratin los oy? a ambos, y no se partir? hasta ma?ana?1204. Realmente, Alba hab?a perdido gran parte de su ascendiente sobre Felipe II, tras el regreso de Flandes, sin embargo su enorme experiencia pol?tica y militar hac?an de ?l un consejero imprescindible. De paso, tras la prematura muerte del II conde de Chinch?n (1576), Alba pas? a liderar en el Consejo de Estado al grupo que se opon?a a las tesis del partido papista. As? pues, Antonio P?rez recog?a en sus Relaciones y cartas dos episodios, que muestran ?de forma un tanto maniquea y simplificada? la polarizaci?n en la corte. Uno versa sobre los fueros de Arag?n1205 y el otro sobre la muerte del rey don Sebasti?n de Portugal1206. En las reuniones del Consejo de Guerra, el Marqu?s de los V?lez tom? parte activa en las decisiones en torno a los embargos de los buques ingleses1207, la asignaci?n de diversas tenencias, como por ejemplo la de Ronda1208, y especialmente uno de los asuntos centrales en la pol?tica exterior de finales de la d?cada de 1570: la jornada del rey don Sebasti?n en el norte de ?frica. Esta cruzada, que como es sabido acabar?a con la muerte del monarca y la cat?strofe para el ej?rcito luso en Alcazarquivir (1578), se trataba por igual durante el a?o 1577 en las sesiones del Consejo de Estado, que a fin de cuentas era el principal organismo donde se discut?a la pol?tica internacional y varios de cuyos miembros lo eran tambi?n del Consejo de Guerra. As? pues, en sesi?n del 1204 IVDJ, env?o 53, caja 69, n? 48. Billete de Mateo V?zquez a Felipe II. Informes y opiniones del Duque de Alba y del Marqu?s de los V?lez sobre fortificaciones de C?diz y Zuazo. 13 de mayo de 1577. 1205 Hablando en el Consejo sobre los fueros de Arag?n se suscit? una discusi?n entre ambos arist?cratas, ?Alba dijo que para qu? se cansaban discutiendo, que le diesen a ?l tres o cuatro mil soldados de los que ?l hab?a criado (?) y ?l allanar?a y arrasar?a las libertades de Arag?n. Respondi?le el otro personaje y se?or, que tal era tambi?n [V?lez] aunque no de tantas partes de las que da la edad y la experiencia que nace de la lectura, mayor, mayor cierto; y de lo que suele valer mucho, aun de menor a mayor, cuanto m?s entre iguales, como ellos eran, de genio y de natural superior al otro (?) que no diese a su Rey tal consejo si deseaba verle se?or y poseedor con sosiego de sus reinos, que hab?a heredado y que pasasen a sus sucesores, sino que los conservase con las condiciones y fueros con que los hab?a heredado (?) porque el uso del poder absoluto es muy peligroso a los reyes, muy odioso a los vasallos, muy ofensivo a Dios y a la naturaleza, como lo muestran mil ejemplos?. Citado en MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., nota 232, p. 160. 1206 Tras conocerse en Madrid el desenlace de la batalla de Alcazarquivir, en 1578, que abr?a el camino a la sucesi?n de Portugal, Alba y V?lez mostraron sus discrepancias en el Consejo. ?Un d?a en San Lorenzo el Real, lleg? la nueva de la p?rdida del Rey don Sebasti?n en ?frica. Mand? el rey a Antonio P?rez que leyese el despacho de ello al Duque de Alba y al Marqu?s de los V?lez, que solos se hallaban all? del Consejo de Estado. Junt?los Antonio P?rez (...) Ley?les las cartas del aviso. El Marqu?s, como enamorado fresco de su Se?or, alegr?se del caso de ver acrecentamiento de Reinos a su Rey. El Duque de Alba mir? al Marqu?s y d?jole, Se?or Marqu?s, ?de qu? se alegra V.S.? ?Ad?nde se retirar? su hijo y el m?o, su hermano y el m?o, el d?a que le sucediese algo y su Rey se enojase con ?l?? 1207 AGS, GA, leg. 1, fol. 219. Propuesta sobre embargo de barcos ingleses. 28 de marzo de 1576. 1208 AGS, GA, leg. 84, fol. 57. Consultas del Consejo de Guerra. 26 de mayo de 1576, s. l. 406 Consejo de Estado del 20 de junio de 1577, tras analizar el Duque de Alba y el Marqu?s de los V?lez las cartas enviadas desde Lisboa por el embajador espa?ol don Juan de Silva1209, conde de Portalegre, se recomienda ?hazerse de parte de Vuestra Magestad todas la demostra?iones posibles para que tenga el Rey de Portugal ocasi?n de pensar que se le ha de cumplir lo que se le ha offrescido?. Junto a esa disimulaci?n, que quer?a evitar cualquier disgusto con el sobrino de Felipe II, se a?aden instrucciones a Silva para que d? a entender en la corte portuguesa ?la imposibilidad de la jornada?1210. De nada sirvieron las advertencias espa?olas, aunque la muerte de don Sebasti?n acab? allanando el camino a la anexi?n de Portugal a la Monarqu?a Hisp?nica, a partir de 15801211. Los interminables pleitos de sus antepasados con sus vasallos eran una cuesti?n que, aparentemente, debido a la lejan?a del Marqu?s pod?an afectarle poco. Pero incluso en la corte estos espinosos asuntos acababan adquiriendo una cierta relevancia. De hecho, hasta el Consejo de Guerra lleg? la disputa de los Fajardo con su villa de Mula. As? pues, en 1577, un pleito que se estaba tratando en el Consejo Real de Castilla fue derivado al de Guerra. La oligarqu?a mule?a esgrim?a su derecho inmemorial a nombrar sus propios capitanes de guerra, al igual que Murcia, Lorca y otras ciudades del adelantamiento. Por su parte, don Pedro Fajardo defend?a que su cargo de capit?n ?general? (en realidad era capit?n mayor) le facultaba a hacer dichos nombramientos. Cuatro consejeros deliberaron sobre este asunto, expresando a continuaci?n sus puntos de vista. Para Rodrigo V?zquez de Arce el nombramiento de capitanes de guerra en Mula no correspond?a ni a su concejo ni al Marqu?s, sino al monarca, si bien cuando las milicias mule?as fuesen costeadas por las arcas municipales la potestad recaer?a en la villa, en tanto que cuando fuesen pagadas por el se?or ser?a ?ste quien designar?a a los capitanes. Don Franc?s de ?lava compart?a la misma opini?n que V?zquez. Mientras que el Marqu?s de Aguilar dio la raz?n a Mula, excepto en caso de guerra que ser?a el ?general?, es decir el Marqu?s, quien decidir?a. Por ?ltimo, Francisco de Ibarra se decantaba por el Marqu?s, al entender que como general actuaba en nombre del rey y era quien ten?a la capacidad de adjudicar las capitan?as. Finalmente, Felipe II decidi? 1209 Sobre este personaje cfr. BOUZA, F., ?Corte es decepci?n. Don Juan de Silva, Conde de Portalegre?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), La corte..., op. cit., pp. 451-502. 1210 AGS, E, leg. 159, fol. 215. Lo que pareci? al Duque de Alba y al Marqu?s de los V?lez sobre lo de Portugal. El Escorial, 20 de junio de 1577. 1211 Cfr. ELLIOTT, J. H., La Espa?a Imperial..., op. cit., pp. 290-300. 407 que el asunto no era urgente y, por tanto, ?se podr?a entretener por agora, si no se offreciese causa porque conviniese declararlo con brevedad?1212. Entre los asuntos tratados en Consejo de Estado durante la segunda mitad de la d?cada de 1570, sin duda el mayor protagonismo recay? en la sublevaci?n de Flandes, tras el fracaso de la pol?tica represora encabezada por el Duque de Alba y su sustituci?n por una l?nea que propugnaba la consecuci?n de la paz con los rebeldes. Esta opci?n, defendida por el partido papista, se solapaba al expansionismo otomano, reactivado especialmente a partir de 1574, con la ca?da en sus manos de T?nez y la Goleta1213. De modo que tambi?n se iniciaron conversaciones con el sult?n, a pesar de los recelos de la Santa Sede. En estas circunstancias, V?lez y P?rez se negaron entre 1576 y 1578 a reforzar los presidios espa?oles en Berber?a, sobre todo, Or?n y Melilla, amenazados por los recientes avances turcos. Sin embargo, Alba y sus afines en el Consejo de Estado propugnaban prestar atenci?n a estas plazas fuertes para evitar males mayores a las costas peninsulares. Finalmente, Felipe II desoy? las peticiones que lideraba Alba1214. En cuanto a los Pa?ses Bajos, las negociaciones iniciadas por Requesens fracasaron, pero llegada la hora de volver a las armas el gobernador se encontr? con la bancarrota de 1576, falleciendo poco despu?s. Ante la necesidad de nombrar a la nueva m?xima autoridad, resurgieron las rivalidades cortesanas, apagadas mientras el jurista flamenco y guardasellos real, Joachim Hopperus, planteaba desde finales de 1574 una pacificaci?n en Flandes ?los ?nuevos remedios?? que no afectase ni a la autoridad real ni a la fe cat?lica, si bien esto ?ltimo no fue aceptado por las provincias rebeldes de Holanda y Zelanda. Mientras P?rez y su facci?n, fortalecida con la sustituci?n de Andr?s Ponce de Le?n en el Consejo de Estado y la Junta de Flandes por el Marqu?s de los V?lez, lograban llegar a la cima de su influencia cortesana con el nombramiento de don Juan de Austria. ?ste reun?a el principal requisito para ser enviado a Flandes ?ser pr?ncipe de la Sangre? y en Italia ya no ten?a sentido su presencia tras la disoluci?n de la Liga Santa, m?s bien se hab?a convertido en un obst?culo para los ministros espa?oles (Mond?jar y Granvela). Sin embargo, Alba y sus partidarios, que segu?an defendiendo la l?nea dura contra los sublevados y el entendimiento forzado con Inglaterra, no estaban 1212 AGS, GA, leg. 82, fol. 144-145. Diferencias entre el Marqu?s de los V?lez con la villa de Mula, sobre el derecho que pretende tener el Marqu?s, como capit?n general del reino de Murcia, a nombrar capitanes. 9 de septiembre de 1577. 1213 BRAUDEL, F., El Mediterr?neo..., op. cit., vol. II, pp. 645-652. 1214 FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., pp. 176-177. 408 de acuerdo en la designaci?n del vencedor de Lepanto, que Felipe II comunic? a su hermano el 8 de abril de 1576. La importancia de la empresa de Inglaterra, que tanto agradaba al Papado y a don Juan, fue decisiva para que ?ste aceptase el nombramiento de Flandes, que en principio tan poco parec?a atraerle. En aquellos momentos, la sinton?a del hijo bastardo del Emperador y el secretario de Estado y su facci?n era total: animadversi?n hacia Isabel I, y rechazo de las tesis castellanistas1215. No hay que olvidar que el secretario de don Juan de Austria, Juan de Escobedo, fue colocado tiempo atr?s en tal puesto por P?rez para que controlase a su impredecible se?or. Sin embargo, a?os m?s tarde, Escobedo acabar?a asumiendo como propias las ideas de don Juan y convirti?ndose en alguien molesto para P?rez, en tanto que emancipado de su autoridad1216. Una de las condiciones que don Juan de Austria impuso a su hermano para aceptar la gobernaci?n de Flandes fue que la documentaci?n que ?l remitiera desde all? no fuese controlada por el secretario de Estado para los asuntos del norte, el destacado castellanista Gabriel de Zayas, sino por su ?ntimo amigo Antonio P?rez. As? pues, ?ste se convirti? en el primero que conoc?a la informaci?n privilegiada del nuevo gobernador, y de paso en la pieza clave de la Junta de Flandes, donde pronto se convirtieron en imprescindibles las opiniones de los dos grandes aliados de P?rez: V?lez y Quiroga. El propio don Juan escrib?a a su hermano recomend?ndole que su correspondencia fuese vista por el secretario y el Marqu?s: ?No s? si ser? V.M. servido que estas mis cartas se lean en Consejo, a lo menos ?sta, que esotra necesario pienso que ser?; si no lo fuere, l?alo V.M.: supl?coselo de que las vean y traten sobre ellas dos: el Marqu?s de los V?lez (tan confidente y tan buen consejero de V.M.) y el Secretario Antonio P?rez, y Escobedo, si estuviere, que de los dichos yo s? bien y aseguro que ser? servido con lo que no se usa agora en todos los hombres, y vale harto m?s que junto con mucho saber mucha malicia, digo experiencia, que saber V.M. conoce el de cada uno? 1217. Sin embargo, Felipe II se mostraba m?s cauto y le responde que, en caso de dar a conocer la informaci?n de Flandes tambi?n tendr?a en cuenta al Inquisidor General 1215 Ib?d., pp. 184-191. 1216 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 281-296. 1217 Citado en PIZARRO LLORENTE, H., Don Gaspar de Quiroga (1512-1594). Un gran patr?n en la corte de Felipe II, tesis doctoral, Universidad Aut?noma de Madrid, 1997, p. 420. Vid. referencia del libro surgido de esta tesis infra. 409 (Quiroga). La estrecha colaboraci?n entre el Marqu?s y el secretario queda perfectamente descrita por el cronista Luis Cabrera de C?rdoba: ?All?, con el Duque de Alba y el Marqu?s de los V?lez, del Consejo de Estado, y el Secretario Antonio P?rez, estos dos amigos entre s? y privados del Rey, se confer?a lo que se habr?a de hacer?1218. En cuanto a Quiroga, compart?a buena parte de las tesis pol?ticas defendidas por P?rez, pero el acercamiento definitivo entre ambos se inici? en 1576, con la muerte del arzobispo Carranza y la vacante de la mitra toledana. P?rez, con gran influencia en la Santa Sede, no en vano era el ?hombre? de Gregorio XIII en la corte hisp?nica tras la muerte de ?boli, parec?a la persona ideal para obtener el capelo de la di?cesis primada de Espa?a, algo que finalmente consigui? Quiroga en 1577, con el decisivo apoyo del secretario1219. Este ?triunvirato?1220 que, en palabras del virrey de Valencia y enemigo de Antonio P?rez, Vespasiano Gonzaga, formaban el propio P?rez, el Marqu?s de los V?lez y Gaspar Quiroga, alcanz? el momento de mayor esplendor con don Juan en Flandes. Y sobre todo, la mayor uni?n personal y pol?tica se dio entre P?rez y el arist?crata murciano. A este ?triunfo papista?, tal y como lo denomina Fern?ndez Conti, contribuy? la desaparici?n en 1576 del ?nico consejero de Estado suficientemente influyente y contrario a P?rez y sus aliados: el II conde de Chinch?n. Incluso Alba y ?los Toledos? eran desde?ados por el secretario, en tanto que algunos consejeros de Estado como el Marqu?s de Aguilar ciertamente ten?an un peso pol?tico exiguo. A todo ello hay que unir los escasos recursos de la Monarqu?a, que llevaron a Felipe II a decantarse por las tesis conciliadoras de los papistas en Flandes, dada la imposibilidad de volver a una guerra insostenible1221. Sin embargo, a partir de la primavera de 1577 la situaci?n empieza a cambiar, y a pesar del predominio cortesano del partido papista, Felipe II retoma la iniciativa militar en Flandes ante el fracaso de la v?a pac?fica, que hab?a acabado con don Juan encerrado en el castillo de Namur pidiendo continuamente a la corte madrile?a la 1218 CABRERA DE C?RDOBA, L., Historia de Felipe II, Rey de Espa?a, vol. II, Madrid, 1876, p. 206. 1219 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 115-120. 1220 Estas palabras se enmarcan en la rivalidad que manten?a Gonzaga con el partido papista y la amistad que le un?a a Mateo V?zquez. Vid. PIZARRO LLORENTE, H., Un gran patr?n en la corte de Felipe II. Don Gaspar de Quiroga, Madrid, 2004, p. 336. 1221 FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., pp. 195-197. 410 ruptura de hostilidades con los Estados Generales. Por su parte, P?rez ?aprovechando que era quien controlaba la correspondencia entre ambos hermanos? se negaba a que don Juan de Austria regresase a Madrid, lo cual podr?a poner en peligro su privanza. Antes de reiniciar la guerra, tras dos a?os de tregua forzada por las circunstancias, Felipe II deb?a asegurarse la no intervenci?n de Francia e Inglaterra, am?n de la colaboraci?n del Imperio, abogando por el entendimiento con Rodolfo II ?que ped?a la gobernaci?n de los Pa?ses Bajos para alguno de sus hermanos? sin el cual el reclutamiento y transporte de tropas ser?a inviable. Adem?s, la situaci?n financiera de la Monarqu?a se vio notablemente mejorada con la llegada de la flota de Indias y el entendimiento con los acreedores. Ante el nuevo contexto, el Marqu?s de los V?lez lider? en el Consejo de Estado una corriente que defend?a a toda costa la colaboraci?n con los Habsburgo austriacos y una guerra con los menores costes posibles en Flandes, es decir una actitud contemporizadora frente a las peticiones de don Juan de iniciar una gran ofensiva. La postura del Marqu?s en el Consejo de Estado se vio avalada con el regreso del Duque de Sessa a Madrid en 1578 (pocos meses antes de su muerte a fines de ese a?o)1222. El propio P?rez reconoce la estrecha amistad entre ambos grandes: ?el Duque de Sessa lleg? aqu? un d?a destos pasados. Va de ordinario a los Consejos en silla, y aunque los Toledos le hacen grandes caricias por ganarle, est? muy firme en la amistad de V?lez, de que yo no me huelgo poco y de ver entre ellos tanta amistad y conformidad porque son entrambos muy amigos de V. A1.?1223 Mientras ocupaba una posici?n preeminente en el gobierno de la Monarqu?a Hisp?nica, el III marqu?s de los V?lez no dejaba de atender sus funciones como mayordomo mayor de la reina. As? pues, en 1578 tom? juramento ?en su casa? a tres nuevos mayordomos. El 19 de julio era nombrado don Ruy L?pez D?valos. Al d?a siguiente, don Diego Mex?a. Por ?ltimo, el 15 de agosto de 1578, don Fadrique Manrique1224. A finales de 1578, segu?a el Marqu?s interviniendo en los asuntos p?blicos y recibi? del monarca la encomienda mayor de Le?n de la Orden de Santiago, el 7 de octubre de 1578, que hab?a estado en manos de personajes tan relevantes como el 1222 Ib?d., pp. 197-215. 1223 AGS, E, leg. 575, fol. 133. Carta de Antonio P?rez a don Juan de Austria. 22 de octubre de 1578. 1224 AGP, Personal, caja 16.825, exp. 18. 411 secretario imperial Francisco de los Cobos1225. La merced fue refrendada por Mart?n Gaztelu y firmada por Don Antonio Padilla, presidente, y Diego de Castej?n, Don Juan de Zuazola, Don Miguel Mara??n, y el Licenciado Hinojosa, todos del Consejo de ?rdenes. Habl? Felipe II con el doctor Luz?n, freile de la Orden y capell?n real, para que le diera colaci?n: ?Sabed que la Encomienda Mayor de Le?n est? al presente vaca por el fallecimiento de Don Diego de los Cobos, Marqu?s de Camarasa [hijo de Francisco de los Cobos], y a nos, como Administrador susodicho, pertenece nombrar persona del h?bito de la dicha Orden para que sea prove?do de la dicha Encomienda. Por ende, acatando los muchos servicios que Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, del nuestro Consejo de Estado y Mayordomo Mayor de la Seren?sima Reina Do?a Ana, nuestra muy cara y muy amada mujer, Caballero profeso de dicha Orden, ha hecho a nos y a ella y esperamos que har? de aqu? adelante y sus m?ritos y costumbres, y por esta nuestra carta le nombramos para que sea prove?do de la dicha Encomienda Mayor, etc.?1226 Parece que ya en aquellos momentos la enfermedad de don Pedro Fajardo se hab?a agravado de forma irreversible. De hecho, el abad Termi?o ?secretario de la Marquesa de los V?lez? escrib?a a don Juan de Z??iga sobre su precaria salud, a finales de 1578: ?El marqu?s de los V?lez estuvo muy mal, de unas tercianas dobles y sangrando. Estando as?, le fue la nueba de la Encomienda Mayor, de que ?l a riscibido con poco contento (?). El marqu?s de los V?lez ha estado muy malo. Tiene agora alguna mejor?a, despu?s que ha comen?ado a tomar leche de mujer?1227. En 1575 hab?a recibido el Marqu?s la encomienda de Montealegre1228, mientras que el h?bito blanco de la misma orden lo obtuvo en 1560, cuando todav?a era heredero de su casa1229. Sin embargo, tras el asesinato del secretario de don Juan de Austria, don 1225 Cfr. KENISTON, H., Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Madrid, 1980. 1226 SALAZAR Y CASTRO, L., Los comendadores..., op. cit., vol. II, Madrid, 1949, p. 589. 1227 F?RMICA, M., La hija de don Juan de Austria: Ana de Jes?s, en el proceso al pastelero de Madrigal, Madrid, 1973, p. 78. 1228 RAH, SC, M. 4, f. 186 r. Noticia de la c?dula del rey Felipe II, por la que concede la encomienda de Montealegre en la Orden de Santiago a Pedro Fajardo, III marqu?s de los V?lez. 29 de mayo de 1575. 1229 HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ??Por la grandeza desta casa...?, op. cit., p. 412 Juan de Escobedo, el Lunes de Pascua ?31 de marzo? de 1578, parodia de la del hijo bastardo del Emperador en opini?n de Mara??n1230, el patente desmoronamiento pol?tico de su gran aliado Antonio P?rez y su mala salud cr?nica le impulsaron a retirarse a sus estados, iniciando un penoso viaje los primeros d?as de 1579. 501. 1230 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 142-143. 413 414 6. 3 Enfermedad, ocaso pol?tico y muerte del III marqu?s de los V?lez La enfermedad ven?a a rubricar un destierro forzado por la p?rdida de confianza real. Tanta era la uni?n entre V?lez y P?rez, que ?ste cuando fue acusado de planear el crimen, se exculp? diciendo que aquel d?a estaba en Alcal? de Henares, en casa de su amigo el alguacil mayor de dicha localidad, acompa?ado del Marqu?s1231. Sin embargo, pronto la familia de Escobedo comenz? a denunciar al secretario de Estado como instigador de homicidio, tesis que difundieron los enemigos de P?rez, con Mateo V?zquez al frente. La muerte del secretario de don Juan de Austria, uno de los acontecimientos m?s escabrosos del reinado de Felipe II, es sobradamente conocida a trav?s de Mara??n1232, y por ello es preferible no repetir su planificaci?n, intentos fallidos de envenenamiento en la ?Casilla? de Antonio P?rez, as? como su ejecuci?n y enormes repercusiones. Lo que est? claro es que junto al instigador del crimen, que fue el propio secretario, la culpabilidad recae igualmente en quien la apoy? de forma encarecida ?el Marqu?s de los V?lez? y quien la consinti? aunque despu?s se arrepintiera ?el propio Felipe II?. El Rey Prudente deseaba la muerte por envenenamiento, que permitir?a a Escobedo tener tiempo de confesar, pero tras tres intentos fallidos, la robustez del desgraciado hicieron necesario buscar la soluci?n m?s expeditiva: matarle en plena calle, junto a su casa, muy cerca del Alc?zar. La complicidad del Marqu?s en el asesinato de Escobedo, con la frase pronunciada en fecha tan se?alada como Jueves Santo, seg?n la cual ?con el Sacramento en la boca? era necesario deshacerse del secretario de don Juan, incluso antes que del Pr?ncipe de Orange, ilustra bien acerca de su complicidad en el crimen. La ?nica versi?n de los hechos la transmiti? desde el exilio Antonio P?rez, pues el resto de papeles relativos a tan turbio suceso debieron ser quemados a instancias de Felipe II, tal y como indica Mara??n. No hay que olvidar otras quemas de papeles comprometedores1233, como los de don Luis de Requesens, tras su muerte en Bruselas. Lo cierto es que si en Antonio P?rez, V?lez es un personaje manipulado por el secretario, ya en la obra p?stuma Los Tres V?lez, el Marqu?s es una pieza clave para entender por qu? el Rey 1231 BERM?DEZ DE CASTRO, S., Antonio P?rez, secretario de Estado del rey Felipe II. Estudios hist?ricos, Madrid, 1841, p. 143. 1232 MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 375-403; y del mismo autor Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 161-176. 1233 BOUZA, F., ?Guardar papeles y quemarlos en tiempos de Felipe II: La documentaci?n de Juan de Z??iga, un cap?tulo para la historia del Fondo de Altamira, I?, Reales Sitios, 129 (1996), pp. 2-15; y la continuaci?n de ese trabajo en Reales Sitios, 137 (1997), pp. 18-33. 415 Prudente aprob? la muerte del hombre de confianza de su hermano. Adem?s, Mara??n incluso deja entrever que el arist?crata murciano pod?a haber sido un nuevo ?boli, si no se hubiese asociado tan ?ntimamente al ambicioso P?rez, siendo arrastrado en su fatal ca?da. En cualquier caso, merece la pena insistir nuevamente en que el Marqu?s y P?rez eran aliados y amigos, y parece claro que el ascenso en la corte de don Pedro se debi? sobre todo a su parentesco con don Luis de Requesens. No podr?a decirse lo mismo del cardenal Quiroga, el otro miembro de ese ?triunvirato? papista, el cual s? que deb?a sus nombramientos como arzobispo de Toledo y cardenal a las gestiones del secretario de Estado, necesitado de aliados poderosos tras la muerte de Ruy G?mez de Silva. Fern?ndez Conti resume lo que denomina ?desintegraci?n del partido papista?1234 en tres causas decisivas. En primer lugar, la temprana muerte de don Juan de Austria (1578), a quien P?rez hab?a sabido atraerse y manejar, haciendo un doble juego, pues ante el Rey censuraba sus planes belicistas como peligrosos para la Monarqu?a. Si el ascenso del bastardo real hab?a aupado consigo a la facci?n romanista, tambi?n su desaparici?n ?y el descubrimiento regio de los manejos de P?rez con don Juan y con secretos de Estado? influy? decisivamente en su ca?da en desgracia. En segundo lugar, el poder del gran rival de P?rez, Mateo V?zquez, aunque escaso en el Consejo de Estado ?donde tambi?n acab? adquiri?ndolo? era muy grande en el ?mbito burocr?tico, lo cual fue aprovechado para desgastar a los papistas con la reactivaci?n en 1578 de una visita a las secretar?as, que ten?a como objetivo primordial a P?rez. Asimismo, V?zquez no desaprovech? el crimen de Escobedo para movilizar todos sus recursos y culpar ante Felipe II a su enemigo, al igual que poco antes ?ste hab?a desarrollado una campa?a de descr?dito contra el Duque de Alba, a cuenta del matrimonio sin permiso real de su primog?nito don Fadrique1235, celebrado en 1578. En tercer lugar, las tensiones cortesanas se dirimieron al mismo tiempo que Felipe II iniciaba los preparativos para hacerse con el trono de Portugal, con los importantes esfuerzos diplom?ticos y militares que esto conllevar?a, cambiando la forma de gobierno. Aunque en los primeros pasos de la crisis sucesoria portuguesa, P?rez sirvi? de canal de comunicaci?n para la correspondencia privada entre Felipe II y don 1234 FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., passim. 1235 A principios de 1579, el viejo Duque ser?a desterrado a Uceda durante un a?o. Vid. MART?NEZ HERN?NDEZ, S., ?Estrategias matrimoniales en tiempos de disfavor regio: juicio, prisi?n y muerte de don Fadrique de Toledo, IV duque de Alba, 1574-1585?, en G. del SER QUIJANO (coord.), Actas del Congreso del V Centenario del Nacimiento del III Duque de Alba, Fernando ?lvarez de Toledo, Piedrahita, El Barco de ?vila y Alba de Tormes, 2008, pp. 499-523. 416 Crist?bal de Moura1236, noble luso residente en la corte, dando buena cuenta de los acontecimientos a sus aliados V?lez y Quiroga, lo cierto es que su estrella estaba iniciando un declive sin soluci?n. Especial relevancia tuvo el ascenso de Moura ?cuyo conocimiento del reino portugu?s tanto necesitaba el soberano? y la llegada a Madrid del cardenal Granvela1237, para hacerse cargo de la gobernaci?n de la Monarqu?a durante la prolongada jornada de Portugal. En los a?os siguientes, es decir los finales del reinado de Felipe II, cristalizar?a la divisi?n de poder entre lo jurisdiccional (consejos, reformados o refundados) y lo pol?tico (Junta de Gobierno o de Noche). El ?mbito polisinodal fue copado por letrados y t?cnicos especialistas en las diversas materias (guerra, hacienda, Indias, etc.), mientras que lo estrictamente pol?tico, aunque no lleg? a desplazar totalmente al Consejo de Estado, agrup? a unos pocos elegidos que ejercieron una ?privanza? colectiva y alejada de las duras luchas faccionales de la d?cada anterior. Esos relevantes ministros proced?an de la aristocracia (Z??iga, Chinch?n, Moura, Velada), a excepci?n del letrado Juan de Idi?quez, experto en pol?tica exterior. Ilustrativo acerca de la p?rdida del favor regio del partido papista ser? el proceso iniciado a ra?z del fallecimiento del secretario del Consejo de Italia, Diego de Vargas, a finales de 1576. Las dos grandes facciones cortesanas evidenciar?n su antagonismo por medio de sus aspiraciones a ocupar tan relevante secretar?a, decisiva para hacerse con el control del patronazgo regio en los territorios italianos. En la junta que deb?a resolver la provisi?n del cargo, mandada constituir por Felipe II en 1578, V?lez y Quiroga har?n fuerza para que la secretar?a recaiga en su amigo P?rez, que as? quedar?a como due?o absoluto de los asuntos italianos y reforzar?a su primac?a. Por el contrario, Mateo V?zquez y el III conde de Chinch?n apoyar?n a Gabriel de Zayas, que ser? quien finalmente se haga con el apetecido cargo, el 20 de octubre de 1579, tras dos a?os de disputas1238. Sin embargo, Zayas a cambio de este logro se vio obligado a dejar la 1236 Sobre este personaje interesa DANVILA Y BURGUERO, A., Don Crist?bal de Moura, primer Marqu?s de Castel Rodrigo, Madrid, 1900; y MART?NEZ HERN?NDEZ, S., ??Fineza, lealtad y zelo?. Estrategias de legitimaci?n y ascenso de la nobleza lusitana en la Monarqu?a Hisp?nica: Los marqueses de Castelo Rodrigo?, en M. RIVERO RODR?GUEZ (coord.), Nobleza hispana, Nobleza cristiana. La Orden de San Juan, vol. II, Madrid, 2009, pp. 913-960. 1237 Vid. DURME, M. van, El Cardenal Granvela (1517-1586): Imperio y revoluci?n bajo Carlos V y Felipe II, Barcelona, 1957; y WINDLER, C., ?Redes personales en el gobierno de una monarqu?a compuesta: el condado de Borgo?a, Besan?on y la corte de Madrid?, en S. MOLINA PUCHE y A. IRIGOYEN L?PEZ (eds.), Territorios distantes..., op. cit., pp. 89-112. 1238 RIVERO RODR?GUEZ, M., ?El servicio a dos cortes: Marco Antonio Colonna, almirante pontificio y vasallo de la Monarqu?a?, en J. MART?NEZ MILL?N (dir.), La corte..., op. cit., pp. 370- 371. 417 secretar?a de Estado del Norte, que qued? en manos de Juan de Idi?quez. Cuando muri? Vargas la preeminencia del partido papista era indudable, y todo hac?a creer a sus miembros que Antonio P?rez recibir?a la anhelada secretar?a, sin embargo Felipe II no se dio prisa en tomar una decisi?n definitiva, y cuando lo hizo el ?nclito secretario de Estado llevaba tres meses en prisi?n. Al poco de conocerse la muerte de don Sebasti?n, en la batalla de Alcazarquivir (4 de agosto de 1578), V?lez, P?rez y Quiroga tuvieron que alejarse de la pol?tica pro- pontificia, reacia a la uni?n de las dos coronas ib?ricas. Al verse en la tesitura de elegir entre el Papa y el Rey, los miembros m?s destacados del partido papista tuvieron claro decantarse por este ?ltimo, que pronto centr? toda su atenci?n en el negocio de Portugal. Tanto el Marqu?s como el secretario recelaron de Moura, recomendando al monarca que buscase otro asesor, fundando sus sospechas en la amistad del luso con el Duque de Alba. ?ste, a inicios de 1579, ser?a desterrado de la corte debido a la boda sin permiso regio de su hijo1239, y s?lo ser?a llamado para ocuparse de la invasi?n del reino vecino. En concreto, V?lez recomendaba al Rey el env?o a Lisboa de don Pedro Gir?n, I duque de Osuna, y antiguo cu?ado suyo por su primer matrimonio. Todav?a en el verano de 1578 la facci?n papista parec?a regir los asuntos del gobierno, sin embargo s?lo era un espejismo. Por otro lado, don Pedro Fajardo vio agravado su estado de salud en estos meses, tal y como dice su gran amigo: ?Salgo agora de Consejo y me vengo aqu?, a casa de V?lez, el qual est? mejor?1240. La historiograf?a, influida sobre todo por la magna obra ?Antonio P?rez? de Mara??n, ha considerado a V?lez una especie de marioneta en manos de su amigo. Mara??n, en ese sentido, continu? afianzando una imagen hist?rica seg?n la cual el secretario de Estado era una persona capaz de manipular a su antojo a buena parte de la nobleza y servidores reales. Ya en 1841, Salvador Berm?dez de Castro, defin?a al Marqu?s en estos t?rminos lapidarios: ?Sin notable fondo de instrucci?n ni de talento, sin profunda esperiencia de la corte aunque con antiguos servicios en la guerra [sic], ced?a el poderoso marqu?s el impulso que Antonio P?rez le comunicaba. Ni le hab?a servido de poco su amistad para llegar al encumbrado puesto en que se ve?a, ni dejaban de agradarle las lisonjeras y poco comunes atenciones del orgulloso valido. As? en casi todos los negocios de alg?n valor 1239 MALTBY, W. S., El gran duque de Alba..., op. cit., pp. 431-440. 1240 FERN?NDEZ CONTI, S., Los Consejos..., op. cit., p. 221. 418 segu?a la senda de un ingenio superior al suyo, creyendo obedecer sin embargo ? sus propias inspiraciones?1241. Sin embargo, el encumbramiento cortesano de don Pedro Fajardo no se produjo merced al apoyo de Antonio P?rez, sino de su suegro el Comendador Mayor de Castilla, am?n de la importancia de su propia estirpe (los V?lez formaban parte de la grandeza de Espa?a) y su permanencia en la corte desde 1550 le hab?an servido para curtirse en el servicio real (embajada a Lisboa, en 1562) y tener relevantes amigos como el II conde de Chinch?n. Y si bien es cierto que el secretario de Estado no pod?a intervenir en las discusiones del Consejo de Estado, sino dar cuenta de ellas al rey, y por tanto necesitaba arist?cratas que defendieran sus posturas, no es menos cierto que algunos destacados amigos de P?rez continuaron sus carreras pol?ticas ?sin la relevancia de anta?o? despu?s de la ca?da en desgracia del secretario. Es el caso del cardenal Quiroga1242, del Marqu?s de Almaz?n1243 y de Antonio Mauricio Rodr?guez de Pazos y Figueroa1244. Tras la ca?da de P?rez y la facci?n papista tanto Quiroga como Almaz?n no tardaron en mostrarse entusiastas ?castellanistas?, o lo que es lo mismo afines al privado que hab?a salido victorioso de las luchas faccionales: Mateo V?zquez. La corta privanza de don Pedro Fajardo (1575-1578), queda resumida en las palabras dirigidas por el Conde de Portalegre a don Crist?bal de Moura, en las que alude a los grandes patronos cortesanos de la ?poca del Rey Prudente: ?(?) Entr? el marqu?s de los V?lez, cargado de melancol?a a hacerse due?o de los negocios, y mu?rese?1245. No explica las razones de su ca?da en desgracia ni alude a Antonio P?rez, simplemente hace referencia a su melancol?a y su repentino tr?nsito. La s?bita salida de la corte del III Marqu?s da sentido a la advertencia que cuarenta y siete a?os antes, en 1532, hab?a hecho fray Antonio de Guevara a su abuelo, el I Marqu?s, sobre lo dif?cil que era servir al monarca: 1241 BERM?DEZ DE CASTRO, S., Antonio P?rez..., op. cit., p. 87. 1242 Continu? siendo consejero de Estado, arzobispo de Toledo e inquisidor general hasta su muerte, en 1594. Cfr. PIZARRO LLORENTE, H., ?La reforma del sistema de gobierno de la Monarqu?a y la rehabilitaci?n de Gaspar de Quiroga (1586-1594)?, en ?DEM, Un gran patr?n..., op. cit., pp. 511-601. 1243 A pesar de su resistencia a abandonar la corte, tras la desintegraci?n del partido papista fue designado capit?n general de Guip?zcoa y virrey de Navarra en 1579, regresando a?os m?s tarde como presidente del Consejo de ?rdenes, cargo que ostent? los tres ?ltimos a?os de su vida (1588-1591). Cfr. BOUZA, F., ?Docto y devoto...?, op. cit., pp. 247-308. 1244 Conocido como presidente Pazos, por ostentar la presidencia del Consejo Real de Castilla desde 1578, mantuvo tan relevante cargo hasta 1582. Desde ese a?o hasta su muerte, en 1586, fue obispo de C?rdoba. 1245 BOUZA, F., ?Corte es decepci?n...?, op. cit., p. 498. 419 ?Mucho a menos trabajo se sirve Dios que no al rey, porque el rey no accepta el servicio sino quando ?l quiere, mas nuestro Dios no s?lo accepta el servicio quando ?l quiere, mas a?n quando nosotros queremos?1246. La facci?n papista ser?a desmantelada entre finales de 1578 y principios de 15791247. No en vano se produjo el fallecimiento del Duque de Sessa (en diciembre de 1578), el retiro de los marqueses de los V?lez y Almaz?n de la corte (a inicios de 1579), y la propia ca?da del otrora todopoderoso secretario P?rez, arrestado el 28 de julio de 1579 junto a la princesa de ?boli, con motivo de la muerte de Juan de Escobedo (acaecida el 31 de marzo de 1578). Ese mismo d?a hab?a llegado a Madrid, procedente de Italia, el cardenal Granvela. Tras una larga convalecencia, con alta fiebre (quiz? tercianas) y reposo, en la que ni siquiera el m?dico de Felipe II, Francisco Vall?s ?el Divino?, pudo hacer nada, el destino pol?tico y biol?gico de un don Pedro ??muy flaco? y que no pod?a apenas comer? estaba escrito. El monarca comunicaba a P?rez, de forma muy sutil, su despido como mayordomo mayor de la reina. Pod?a haber esperado la cercana muerte en Madrid, pero la desgracia del partido papista ten?a que empezar con el alejamiento de la corte de su cabeza visible: V?lez. Despu?s llegar?a el turno de P?rez y la princesa de ?boli. De camino a sus estados, el Marqu?s escribi? una demoledora carta a su gran amigo. Viene a ser una especie de testamento pol?tico, que muestra c?mo el incipiente derrumbe de la facci?n romanista acabar? arrastrando en breve al secretario de Estado. Aunque sea una misiva sobradamente conocida merece la pena reproducirla: ?Despu?s que en Oca?a re?ib? la de v.m. no e savido m?s de su salud, ni la m?a no estava para responder enton?es, la que aora tengo es hallarme mejor en el camino, mas advierto un poco la gana del comer, aunque no tanto que pueda comer carne. Voyme esfor?ando cuanto puedo, Dios haga lo mejor que no a sido peque?a parte de alivio el salir de ai, si bien llevo atravesado el nego?io de v.m., o por mejor dezir el m?o. Yo camino despa?io y as? creo que no llegar? a mi casa hasta mediado el que viene, y con tanto desgusto, y tan gastado de condi?i?n que no me cono?er?n mis 1246 Letra para el Marqu?s de los V?lez en la qual le escribe algunas nuevas de Corte. Medina del Campo, 18 de julio de 1532. GUEVARA, F. A. de, Obras completas..., op. cit., p. 104. 1247 MART?NEZ MILL?N, J. y DE CARLOS MORALES, C. J., ?El control de la Corte (1576- 1579)?, en J. MART?NEZ MILL?N y C. J. DE CARLOS MORALES (dirs.), Felipe II (1527-1598)..., op. cit., pp. 138-147. 420 amigos, llevo gran desgusto de todo, y s?lo consuelo aver huydo el rostro con mi ausencia al odio que la Corte contra m? tiene. Y crea v.m. que no est? para sufrirla ning?n hombre de bien, porque sin el favor del Rei os pisar?n todos, y con ?l os quitar?n la vida, y la honrra sin que os pod?is valer y primero se acabe la vida y todo lo dem?s que las considera?iones y respectos infinitos que a de aver para cada determina?i?n, y no se espante v.m. de verme en tantos devaneos porque en este largo camino boi pensando en todo, y entre otras cossas paro muchas vezes en aquel nego?io fuera del Reino, suplico a v.m. que mire en todo no dexe de pensar en ello a ratos para las ocasiones, i yo le prometo que llega la cossa muchas vezes a pensar en lo de Per?, y no me pare?e corto destierro. Torno a suplicar a V.m. que mire en todo que a mi amistad lo debe, aunque las obras no valgan nada y al cabo al cabo (sic) todos estamos Roydos las Rayzes, y creo falsos los unos con los otros, creyendo cada uno que a hallado la Margarita del Evangelio, y nuestro amo rey?ndose de todo, y de todos basta lo dicho para quien mejor lo sabe que yo?1248. El ?odio de la Corte?1249, como apunta Mara??n, es el del propio soberano, que estaba dosificando su ira hacia los mu?idores del crimen de Escobedo, que parad?jicamente hab?a sido planificado para asegurar su perpetuaci?n en el poder. Cuando alude a ?lo de Per??, piensa en aquel virreinato como un retiro dorado, sin olvidar que, adem?s de la lejan?a, los virreinatos en Indias eran el gobierno territorial m?s apreciado por los nobles hisp?nicos, despu?s de los italianos1250. La muerte sorprendi? a V?lez pocos d?as despu?s de su apresurada salida de Madrid, fue en Murcia, el 12 de febrero de 1579, con cuarenta y nueve a?os de edad. El ?bito de su amigo fue una gran p?rdida para P?rez, pues era ?una de las mejores ?ncoras que pod?a guardar para cuando arreciase la tormenta?1251. Adem?s, el secretario no pareci? darse cuenta de que su defenestraci?n era inminente e intent? aproximarse en vano a su antiguo rival, el Duque de Alba, ofreci?ndole comunicarle los despachos antes que al monarca, a lo que ?ste le respondi? que ??l no o?a desverg?enzas?1252. Como respuesta a la carta del Marqu?s, P?rez se la reenvi? anotada a Felipe II, quien dec?a ?no entender lo 1248 BZ, FA, 246, GD. 24. Carta del Marqu?s de los V?lez a Antonio P?rez. Sin data. Vid. una versi?n m?s amplia del mismo documento, donde se indica que fue escrita en Los Hinojosos el 26 de enero de 1579, y la respuesta de P?rez al Rey en BERM?DEZ DE CASTRO, S., Antonio P?rez..., op. cit., pp. 355- 357. 1249 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., pp. 182-183. 1250 BOUZA, F., Imagen y propaganda: cap?tulos de historia cultural del reinado de Felipe II, Madrid, 1998, pp. 204-205. 1251 BERM?DEZ DE CASTRO, S., Antonio P?rez..., op. cit., p. 103. 1252 As? lo relataba en una carta Mateo V?zquez a Felipe II, el 16 de marzo de 1579. Citado en MARA??N, G., Antonio P?rez..., op. cit., p. 173. 421 de Per??, y tranquilizaba a su secretario acerca del futuro que le esperaba1253. S?lo era cuesti?n de tiempo. Con el declive del partido papista, a inicios de 1579, el Marqu?s debe retirarse de la corte y la casa de la reina queda bajo control de la facci?n rival ?castellanista? que introduce al Conde de Barajas como su sustituto. De hecho, su amigo Mateo V?zquez alude al Conde con elogiosas palabras: ?Creo que har?a el officio muy bien, y seria m?s manual que otros, y aqu? va una carta suya en que paresce que lo desea?1254. Barajas, que era uno de los tres mayordomos de la reina cuando se form? su casa, en 15701255, fue designado mayordomo mayor el 10 de abril de 1579, ocupando el cargo hasta el 19 de enero de 1585, tras la muerte de Ana de Austria, pasando entonces a ostentar la presidencia del Consejo de Castilla1256. Un mes despu?s del fallecimiento de don Pedro Fajardo, Mateo V?zquez propon?a una lista de nombres a Felipe II para sustituir en la mayordom?a mayor de la reina a Pedro Fajardo. Llama la atenci?n que el secretario describa a los arist?cratas se?alando hasta el m?s m?nimo detalle (defectos f?sicos, estado civil, altivez o aspereza en el car?cter) y que el monarca ?consciente de su avanzada edad? se muestre m?s preocupado por el cargo de ayo y mayordomo mayor del pr?ncipe Felipe1257, oficio palatino clave en ?poca de mudanzas en el poder: ?Bien creo que son estos todos los que ay, ir? pensando en ellos, y si se me ofre?ieren otros con mucho deseo de a?ertar y diferentes calidades es menester para esto, que para lo del Pr?n?ipe, y no ay duda sino que no se hallar? como yo lo quiera, pero es menester tomar de lo que ay?1258. 1253 Los temores de P?rez se remontan a la enfermedad del Marqu?s, ante lo cual el monarca tranquiliza a su secretario: ?Dios le dar? salud, pues importa tanto; y aun cuando no fuese servido de ello, mientras me diere vida, no ha que temer, pues aunque se muden otros, creed que yo no me mudar? y si bien hab?is mirado esto en m?, creo hab?is visto no soy mudable?. Tras la muerte de V?lez, Felipe II volv?a a consolar a Antonio: ?Yo pierdo mucho y espero que vos no tanto, porque yo no faltar? y de esto estad seguro y tened buen ?nimo de ese dolor y pena, que bien pod?is, pues me ten?is a m??. Citado en Ib?d., p. 435. 1254 Carta de Mateo V?zquez a Felipe II y su respuesta. El Pardo, 20 de febrero de 1579. Citado en RIBA GARC?A, C. (ed.), Correspondencia privada..., op. cit., pp. 196-197. 1255 MART?NEZ MILL?N, J., ?La corte de Felipe II...?, op. cit., pp. 171 y 178. 1256 AGP, Personal, caja 16529, exp. 11. Francisco Zapata, conde de Barajas. 1257 Finalmente el cargo de ayo y mayordomo mayor del futuro Felipe III fue a parar a manos de don Juan de Z??iga, y tras su muerte (1586) al Marqu?s de Velada. Vid. MART?NEZ HERN?NDEZ, S., El Marqu?s de Velada..., op. cit., passim. 1258 Carta de Mateo V?zquez a Felipe II y su respuesta. El Pardo, 20 de febrero de 1579. Citado en RIBA GARC?A, C. (ed.), Correspondencia privada..., op. cit., pp. 196-197. 422 Con la muerte o ?xodo forzado de la corte de muchos personajes relevantes, apenas quedaban personas de confianza y veteranas al servicio de Felipe II. Los d?as gloriosos de V?lez y su facci?n hab?an acabado, Alba falleci? poco despu?s de la conquista de Portugal (1582), por tanto hab?a llegado la hora de ver el encumbramiento pol?tico de una serie de personajes entre los que sobresalieron: don Juan de Z??iga, don Crist?bal de Moura, el Conde de Chinch?n, don Juan de Idi?quez, Mateo V?zquez y el Marqu?s de Velada. Casi todos ellos ostentaban las m?s altas dignidades palatinas y eran los consejeros m?s cercanos del monarca, sin embargo durante la ?ltima etapa del reinado la gobernaci?n no vino marcada por rivalidades faccionales, sino por el trabajo en com?n por medio de juntas1259. El testamento del III marqu?s de los V?lez1260 es un documento de gran importancia. Don Pedro hab?a testado en Madrid, el 30 de septiembre de 1578. Para dar lectura p?blica y hacer traslados del mismo fue abierto el documento en Murcia, el 13 de febrero de 1579, un d?a despu?s de la muerte del arist?crata, estando presentes el corregidor de Murcia, don Jorge Manrique, y el gobernador de los estados del marquesado de los V?lez, licenciado Cavero de Valderr?banos. Tres ideas fuerza se reflejan en el documento: la tristeza por la forzada salida de la corte, la angustia que le provoca dejar a un ?nico hijo de s?lo tres a?os, as? como las elevadas deudas de su hacienda. De todas las disposiciones testamentarias llama la atenci?n aquella en la que encarga a su joven viuda, do?a Menc?a de Requesens, que ?tenga por bien de llebarle y criarle en su estado y tierra de V?lez para que le conozcan y amen sus basallos y el les cobre amor y afici?n desde ni?o?. Sin embargo, este deseo fue cumplido durante apenas dos a?os, ya que a fines de 1582 don Luis Fajardo Requesens, con apenas siete a?os, acompa?? a su madre a Benavente, tras contraer nupcias ?sta con el VIII conde y V duque, don Juan Alfonso Pimentel1261. Pensaba el Marqu?s que en Madrid s?lo podr?a obtener su hijo ?la ruyna de su ha?ienda y corrup?i?n de sus costumbres, que esto es lo que yo siento de lo que les 1259 FEROS, A., ?El viejo monarca...?, art. cit., pp. 25-26; y MART?NEZ HERN?NDEZ, S., El Marqu?s de Velada..., op. cit., p. 212. 1260 Vid. transcripci?n de la copia del testamento conservada en AHPMu en MU?OZ BARBER?N, M., ?Textos: II. El testamento del III marqu?s de los V?lez, don Pedro Fajardo de la Cueva (1578)?, ?reas, 3-4 (1983), pp. 167-171; y estudio y transcripci?n de la copia conservada en SN-AHN en RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Un arist?crata...?, art. cit. 1261 AHPM, Prot. 985, fol. 1.288 y siguientes. Capitulaciones matrimoniales de Do?a Menc?a Requesens y Z??iga con el Conde de Benavente. Escribano: Antonio M?rquez. Madrid, 18 de julio de 1581. 423 suc?ede a los hombres mo?os en la corte?1262. Tampoco olvida don Pedro recomendar a su esposa que vele por sus criados, y a ser posible los mantenga en su servicio. Enumera las cualidades de cada uno, Daniel del ?guila (que se encarg? de cuidarle hasta su fallecimiento), Dami?n Carboneras, Gonzalo Fern?ndez, Francico G?lvez, Maldonado y, sobre todo, Alonso de Mercado. En este punto la melancol?a del Marqu?s recuerda a la de don Juan de Silva, cuando recomienda, en la Instrucci?n a su hijo (1592), abandonar la corte con destino a la aldea como remedio contra el desenga?o de la experiencia palatina. Esa aldea no es otra que la casa. En suma, decepci?n y disimulaci?n eran ?tal y como se?ala Bouza? principios rectores en la vida del noble cortesano1263. Por supuesto, el Marqu?s no olvida ponerse a bien con Dios, y para ello encarga que se digan dos mil misas por su alma y se le entierre en la capilla de ?mis passados que esta en la yglesia catedral de la ?iudad de Mur?ia?. Comprende que do?a Menc?a ?por la poca hedad ?s?lo veinti?n a?os? y muchas obligaciones a la casa de sus padres? se vuelva a casar, y para evitar que el infante don Luis Fajardo Requesens ?quede em poder de otro padre? designa como tutor a su t?o-abuelo el comendador mayor de Castilla1264, don Juan de Z??iga, y como segunda opci?n al can?nigo de Toledo, don Gaspar de Mendoza1265. Este ?ltimo era un personaje ligado al Marqu?s y a su familia pol?tica, de hecho tras la muerte de su cu?ado, el ?nico hijo var?n de Requesens, por medio de una carta de poder de don Pedro Fajardo y su esposa, se encarg? de evaluar, inventariar y vender los bienes muebles que el finado pose?a en Toledo1266. En la primera versi?n del testamento ?Madrid, 30 de septiembre de 1578? nombraba ocho 1262 SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 3r. Copia del testamento de don Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 1263 BOUZA, F., Imagen y propaganda..., op. cit., pp. 210-213. 1264 La encomienda mayor de Castilla fue ostentada por cuatro miembros de la familia Requesens- Z??iga. Primero por el ayo y mayordomo del pr?ncipe Felipe (II), don Juan de Z??iga Avellaneda. De ?ste pas? a su hijo mayor, don Luis de Requesens y Z??iga, quien la transmiti? a ?nico hijo var?n, don Juan de Z??iga Pardo Tavera. Al fallecer este ?ltimo sin descendencia, pas? a su t?o, el pr?ncipe de Pietrapersia, el 8 de noviembre de 1577. Vid. SALAZAR Y CASTRO, L., Los comendadores..., op. cit., passim. 1265 Los Mendoza estaban muy bien situados en el cabildo catedralicio de Toledo. En concreto, Gaspar ocup? una canonj?a desde 1574. Era hijo de los condes de Coru?a y hermano del tambi?n can?nigo Alonso de Mendoza, abad de San Vicente de la Sierra. Falleci? el 31 de agosto de 1580, siendo administrador del Hospital del Ej?rcito. Gaspar de Mendoza fue enviado a la corte, en mayo de 1578, para representar al cabildo toledano, contrario a la enajenaci?n real de la villa de Ajofr?n, aunque finalmente ?sta fue vendida a don Luis Carrillo, se?or de Pinto. Cfr. F?RMICA, M., La hija..., op. cit., p. 84; FERN?NDEZ COLLADO, ?., La catedral de Toledo en el siglo XVI. Vida, arte y personas, Toledo, 1998, p. 85; y PIZARRO LLORENTE, H., Don Gaspar de Quiroga..., op. cit., p. 458. 1266 AHPM, Prot. 901. Documentos referentes a D. Luis de Requesens y al Marqu?s de los V?lez y Duques de Calabria. Escribano: Pedro de Salazar. 1577. 424 albaceas: su suegra, do?a Jer?nima d?Hostalric; su esposa, do?a Menc?a de Requesens; fray Hernando del Castillo; Antonio P?rez; fray Pinelo, prior del convento de agustinos de San Felipe el Real (Madrid); fray Alonso Orozco, del mismo cenobio1267; don Gaspar de Mendoza, su acreedor y uno de los posibles tutores de don Luis Fajardo Requesens; y Francisco de Villalpando, secretario de la reina Ana de Austria. Junto a ellos, otros dos ?testamentarios? para ocuparse de los asuntos del Marqu?s en la Corona de Arag?n: don Enrique Ullana y Domingo de Zavala, ?residentes en Catalu?a?. Don Pedro era consciente de que ?quien acierta a saber bien morir no tiene m?s que desear?1268. De manera que en la copia del testamento que se hace en el puerto de la Losilla, a las puertas de la ciudad de Murcia, el 8 de febrero de 1579 (s?lo cuatro d?as antes de su muerte) el Marqu?s decide hacer algunas modificaciones, es decir una especie de ?ltima voluntad o codicilo, aunque no sea denominado como tal. En concreto, su suegra, deja de ser testamentaria ?por estar muy ympedida y ocupada? (morir?a ese mismo a?o); del mismo modo, se excluye a fray Hernando del Castillo y fray Alonso Orozco. En sustituci?n de los tres personajes antedichos, aparecen hasta cinco incorporaciones, que en buena medida responden al cambio que supone no morir en la corte sino en sus estados: don Juan de Z??iga, su t?o pol?tico; don Juan Fajardo, su t?o (hijo del tercer matrimonio del I marqu?s de los V?lez); el doctor Chac?n, provisor de Almer?a; el licenciado Gonzalo del Castillo, fiscal de la c?rcel real; y el licenciado Cavero, gobernador del marquesado de los V?lez. Destaca entre todas la referencia a Antonio P?rez, en los esclarecedores t?rminos: ?que se que me ama?1269. A?n faltaban varios meses para que Felipe II ordenase encarcelar al amigo y secretario, de ah? que el Marqu?s le tenga tan presente hasta el momento final: ?Suplico al se?or Antonio P?rez suplique a Sus Magestades de mi parte se acuerden de amparar mi hijo y muger, que lo habr?n bien menester acordando a Sus Majestades que es hijo de un criado que a muerto en su serbi?io?1270. 1267 Este religioso agustino es el mismo que la primera suegra del Marqu?s, do?a Mar?a de la Cueva, designa en su testamento como su confesor y uno de sus albaceas. Vid. RAH, SC, M. 4, fol. 77r. Testamento cerrado, otorgado por do?a Mar?a de la Cueva, condesa viuda de Ure?a. 11 de mayo de 1563. 1268 BZ, FA, 75, GD. 4, D. 90. Carta del Duque de Sessa a don Juan de Z??iga. Cabra, 28 de abril de 1586. En esta misiva, Sessa agradece a Z??iga la obtenci?n de una merced regia, algo que considera excepcional y alude al difunto III marqu?s de los V?lez, recordando una frase suya sobre lo dif?cil que era que el monarca concediera mercedes a gente de la Corona de Arag?n, salvo durante la celebraci?n de las Cortes, mientras tanto las guardaba en un ?cofre?. 1269 SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 4v. Copia del testamento de don Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 1270 Ib?d., fol. 8v. 425 Las deudas contra?das por don Pedro Fajardo ascend?an a la elevada suma de 27.685,63 ducados. A esta cifra hab?a que sumar otros 30.000 ducados hipotecados sobre el mayorazgo de la casa, con privilegio real para desempe?ar la hacienda de los V?lez, concedido en El Pardo, el 30 de septiembre de 1576. La estrechez de la casa era justificada por los servicios del difunto II Marqu?s, don Luis Fajardo de la Cueva, al Emperador, am?n de los perjuicios causados por el levantamiento de los moriscos granadinos, a lo cual hab?a que sumar los gastos realizados por el III Marqu?s en el servicio a Felipe II. Poco despu?s de obtener la licencia regia, el 12 de noviembre de 1576, ?tom? y recibi? a censo de Don Juan de Acu?a, Conde de Buend?a, dichos 30.000 Ducados al quitar, con r?ditos de 803.571 mrs. de censo cada a?o? 1271. Los 30.000 ducados, ?a raz?n de 14.000 el millar?, se impusieron, concretamente, sobre las alcabalas, novenos, pechos y derechos de las villas de Alhama y Molina, en el reino de Murcia, y las villas de V?lez Blanco, V?lez Rubio, Cuevas y Portilla, en el reino de Granada, junto a las rentas de la f?brica de los alumbres de Mazarr?n. A pesar de la te?rica y estricta inalienabilidad de los bienes vinculados, la grandeza recurri? de forma harto frecuente a este tipo de hipotecas, contando para ello con el apoyo de la Corona, que emit?a la correspondiente facultad1272. En Monz?n, el 9 de septiembre 1585, don Juan de Z??iga, como tutor y curador del IV marqu?s de los V?lez (que, a la saz?n, contaba nueve a?os de edad) se compromet?a a pagar a don Juan de Acu?a, VI conde de Buend?a1273. Redimi? el censo, quit?ndolo del mayorazgo y situ?ndolo en los bienes libres de su sobrino-nieto, mediante dos facultades reales de 15.000 ducados cada una: la primera fechada el 3 de diciembre de 1585, y la otra el 14 de agosto de 1586. Con ello pretend?a evitar el da?o en el mayorazgo de la casa de los V?lez y los r?ditos, es decir los elevados intereses anuales. Para preparar ese ?desempe?o? hab?a dado las indicaciones oportunas a sus agentes en la corte, Francisco Gonz?lez y Jer?nimo de Quincoces, y a Andr?s B?ez y Gin?s Hern?ndez de Quesada, criados del Marqu?s de los V?lez en Madrid, que deb?an 1271 AGFCMS, leg. 243, C. 28, fol. 3. Censos a favor de la casa de los V?lez. 1576-1608. 1272 QUINTANILLA RASO, M. C., ?Reproducci?n y formas de transmisi?n de los grandes linajes y casa nobiliarias en la Castilla tardomedieval?, en F. J. LORENZO PINAR (ed.), La Familia en la Historia, Salamanca, 2009, pp. 106-108; y YUN CASALILLA, B., ?Felipe II...?, op. cit., pp. 137-161. 1273 Gentilhombre de la c?mara de Felipe II, adem?s de comendador de Yeste y Taibilla en la Orden de Santiago. Su hijo, tambi?n llamado don Juan de Acu?a, fue el I marqu?s de Vallecerrato y presidente del Consejo de Castilla, ya en el reinado de Felipe III. Sobre su linaje vid. BURGOS DE PABLO, A., ?Notas sobre don Juan de Acu?a, tercer Conde de Buend?a?, Publicaciones de la Instituci?n Tello T?llez de Meneses, 64 (1993), pp. 237-272. 426 solicitar la facultad ante la C?mara de Castilla con ?mucha brevedad?1274. Sin embargo, la redenci?n del censo se retras? ya que el Conde de Buend?a se negaba a aceptar la maniobra de Z??iga, reclamando adem?s el pago de los r?ditos1275. En total, el d?ficit de la casa de los V?lez ascend?a a 57.685,63 ducados. Dicha situaci?n econ?mica, con altos niveles de endeudamiento, no equival?a sin embargo a la ruina de la aristocracia1276. La primera medida para reducir esa precariedad financiera ? en parte? fue la tradicional venta, en p?blica almoneda, de todos sus bienes muebles no vinculados (libros, joyas y ropas) tanto los que ten?a en la corte como en sus estados1277. Era frecuente entre la cada vez m?s endeudada nobleza cortesana recurrir a este tipo de subastas para dejar una hacienda lo m?s saneada posible. En el caso de don Pedro Fajardo, tras largos a?os de servicio regio, a pesar de las enormes rentas derivadas de las prebendas disfrutadas (encomienda mayor de Le?n, mayordom?a mayor de la reina...) daba un saldo negativo, lo que subraya el alto coste que conllevaba representar al rey en cortes extranjeras, as? como mantener el elevado tren de vida de palacio. Las elevadas deudas eran, seg?n escrib?a el Marqu?s a su suegro Requesens, en 1575, ?el remate tan infalible de los cortesanos como la muerte del Mundo?1278. Sin embargo, ?l no pudo evitar que su casa quedara en estado ruinoso. Llama la atenci?n el estatus y procedencia geogr?fica de las doce personas a las que el Marqu?s muere debiendo dinero. Desde comerciantes y un relojero hasta arist?cratas, pasando por dignidades eclesi?sticas, un financiero, sin olvidar que dos de sus mayores acreedores son su esposa y su hermano. Aunque sea por motivos estrictamente econ?micos, el Marqu?s alude a su hermano, don Diego, y con ?l a sus otras dos hermanas leg?timas, do?a Menc?a y do?a Francisca, para que en caso de deberles algo les sea pagado de sus gajes y de sus alumbres de Mazarr?n. Sin embargo, no hay ninguna menci?n al almirante don Luis Fajardo, hijo bastardo del II marqu?s de los V?lez, quien a?os despu?s, en 1614, si recordar? a todos sus hermanos a la hora de redactar testamento, mostrando la cordial relaci?n existente con ellos: 1274 BZ, FA, 75, GD. 1, D. 7. Minuta de carta de don Juan de Z??iga a Francisco Gonz?lez y Jer?nimo de Quincoces. 3 de junio de 1585. 1275 BZ, FA, 75, GD. 1, D. 10. Minuta de carta de don Juan de Z??iga a Jer?nimo de Quincoces y al Conde de Barajas. Octubre de 1585. 1276 YUN CASALILLA, B., ?Felipe II...?, op. cit., p. 140. 1277 SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 1r.-1v. Copia del testamento de don Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 1278 Alud?a don Pedro Fajardo a los m?s de 20.000 ducados de deuda que dejaba a su muerte don Juan de la Cerda, IV duque de Medinaceli, a quien estaba a punto de suceder en la mayordom?a mayor de la reina Ana de Austria. Vid. BZ, FA, GD. 1, D. 33. Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Madrid, 8 de agosto de 1575. 427 ?Yten quiero y mando que por las ?nimas de los se?ores don Pedro Faxardo, marqu?s de los B?lez, don Diego Fajardo, Do?a Men??a y do?a Fran?isca Faxardo, mis hermanos, se digan en el dicho conbento [de San Agust?n, en Murcia] otras du?ientas missas?1279. En cualquier caso, volviendo al III marqu?s de los V?lez, la dispersi?n geogr?fica de sus acreedores es considerable: Valladolid, Toledo, Guip?zcoa, G?nova, la corte, los V?lez y otras localidades andaluzas. Junto a los lazos familiares evidentes en algunos de esos lugares, como por ejemplo Baena (cuna de su madre, do?a Leonor de C?rdoba), destaca el hecho de que buena parte de esas deudas tengan que ver con su condici?n de albacea de miembros de su familia pol?tica. De hecho, debe 8.563,23 ducados a uno de los testamentarios de su cu?ado, don Juan de Z??iga Requesens (fallecido en 1577); y 2.801,6 a un albacea de su suegro, don Luis de Requesens1280 (muerto el a?o 1576). Entre los bienes subastados en Madrid1281, a partir del 23 de abril de 1579, destac? la magn?fica biblioteca del III marqu?s de los V?lez1282, formada por 1.110 vol?menes, la mayor?a editados en las d?cadas centrales del siglo XVI. Abarcaba una tem?tica muy diversa, desde autores cl?sicos (Eur?pides, Virgilio, S?neca), a libros religiosos (Biblias), de caballer?a (Amad?s de Gaula), human?sticos (Erasmo, Vives), de ciencias y arquitectura. No faltaba El Cortesano de Castiglione, verdadero manual para la nueva nobleza de cu?o renacentista. Junto a tan relevante librer?a, destacaba la colecci?n de instrumentos astron?micos. La tasaci?n de la biblioteca, previa a su almoneda en Madrid, a partir del 1 de abril de 1579, fue ordenada por dos de los albaceas del Marqu?s: don Gaspar de Mendoza, can?nigo de Toledo, y el licenciado Gonzalo del Castillo, fiscal de la c?rcel real de la corte. Los encargados de realizarla fueron dos expertos, Blas de Robles y Francisco L?pez, libreros de Madrid. En total, la 1279 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia...?, art. cit., p. 349. 1280 El Comendador Mayor hizo testamento poco despu?s de llegar a Flandes. Vid. AHPM, Prot. 343, fol. 220 y 221. Testamento de Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla, miembro del Consejo de Estado, Gobernador de los Pa?ses Bajos. Mil?n, 3 de octubre de 1573. Aunque las deudas y mandas de don Luis a?n segu?an sin resolverse cinco a?os despu?s de su muerte. Vid. AHPM, Prot. 905, fol. 579. Testamentar?a de Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla, miembro del Consejo de Estado, Gobernador de los Pa?ses Bajos. 17 de marzo de 1581. 1281 AHPM, Prot. 992, fol. 1. Escribano: Francisco de Quintana. Inventario y tasaci?n de bienes de Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, mayordomo de la Reina. Madrid, 1 de abril de 1579. 1282 ALVAR, A. y BOUZA, F., ?Tasaci?n y almoneda...?, art. cit., pp. 77-136. 428 valoraci?n que se hizo de esta soberbia colecci?n libraria, una de las mejores de la aristocracia hisp?nica de la ?poca, ascendi? a 10.926,5 reales1283. La mayor parte de los libros ?631? fue tra?da desde Murcia, montando 6.922,5 reales, mientras que el resto ?378? se hallaban en Madrid, y fueron estimados en 4.004 reales. Buena parte de sus fondos, en concreto cuatrocientas sesenta y cuatro obras, se apartaron de la almoneda p?blica y fueron comprados por Felipe II por 4.272 reales1284. Gracias a ello algunos de esos libros se conservan en El Escorial1285, y a?n muestran las anotaciones que de su propia mano y con tinta de otro color hac?a el Marqu?s, cuya erudici?n iba a?n m?s all? puesto que manejaba varios ejemplares de un mismo libro, de hecho ten?a ediciones en italiano, franc?s y castellano de El Cortesano1286. Uno de los diecisiete ejemplares del Nuevo Testamento (ocho de ellos en griego), fue enviado al inquisidor Juan L?pez de Velasco, pues por una parte hab?a sido editado por Robert Estienne, autor damnaptus, y por otro lado el gran n?mero de anotaciones marginales del Marqu?s deb?an ser revisadas. Finalmente se demostr? que los abundantes comentarios de este arist?crata se aten?an a la doctrina cat?lica, si bien no deja de ser llamativo que un grande como ?l fuese llevado al Santo Oficio, aunque fuera de forma p?stuma1287. El monarca tambi?n se qued? con los mejores artilugios de astronom?a de su antiguo ministro. En menor medida, otros compradores destacados de la biblioteca de don Pedro fueron la Compa??a de Jes?s, el arcediano de Toledo, el contador Su?rez y el ministro Juan de Idi?quez. Junto a los libros y utensilios astron?micos, se subastaron en Madrid otros bienes muebles del difunto Marqu?s, tales como mobiliario, joyas, ropas, tapices y armas, destacando un reloj que le hab?a regalado Maximiliano II, durante su prolongada misi?n en Viena, as? como siete carruajes (valorados entre 100 y 250 ducados cada uno) y retratos del citado Emperador, de su padre, don Luis Fajardo de la Cueva, su suegro, don Luis de Requesens y otro de ?l mismo, junto a los cuales se lee ?no se tas?? 1288, por 1283 Teniendo en cuenta las equivalencias de la ?poca (1 real = 34 mrs.), la biblioteca del Marqu?s fue valorada en 371.501 mrs., o lo que es lo mismo 990,66 ducados. 1284 145.248 mrs. (387,33 ducados). 1285 ANDR?S, G. de, ?La biblioteca...?, op. cit., pp. 329-367; FERN?NDEZ ?LVAREZ, M., ?La Espa?a de Felipe II (1527-1598). Auge y declive de un imperio (1566-1598)?, en J. M. JOVER ZAMORA (dir.), Historia de Espa?a Men?ndez Pidal, vol. XXII, Madrid, 2002, pp. 459-464. 1286 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit. 1287 Ib?d. 1288 AHPM, Prot. 992, fol. 16r. y 20v. Inventario y tasaci?n de bienes de Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, mayordomo de la Reina. Escribano: Francisco de Quintana. 1 de abril de 1579. 429 lo que es desconocido su valor. Quiz? ninguno de ellos fue finalmente subastado, siendo devueltos a la viuda o a los hermanos del Marqu?s. En definitiva, no exageran diversas fuentes que aluden al Marqu?s alabando su sapiencia y conocimientos. Su suegro, Requesens, escrib?a a su mujer tras la victoria de Lepanto, lamentando que los nombramientos de que era objeto estaban redactados en lat?n, mas: ?Cuando don Pedro [Fajardo] ah? venga, lo entender? muy bien?. Y su gran amigo en la corte, Antonio P?rez, se refer?a a ?l como ?uno de los m?s compuestos caballeros y fil?sofos cristianos?, y que ten?a ?la experiencia que nace de la lectura?1289. Por ?ltimo, el Libro Becerro (1635) lo calificaba como ?el Savio?1290. Entre los antepasados de este arist?crata, su abuelo el I Marqu?s, tambi?n destac? por su erudici?n y bibliofilia, dominando el lat?n y siendo disc?pulo aventajado del humanista italiano Pedro M?rtir de Angler?a, en la corte de los Reyes Cat?licos. GR?FICO 5: LA DISTRIBUCI?N DE LA DEUDA DEL III MARQU?S DE LOS V?LEZ (1579) Linaje Fajardo (52%) Linaje Requesens (26,6%) III Marqu?s de los V?lez (21,4%) Fuente: SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132. (Los colores del gr?fico son los mismos que se emplean en el cuadro siguiente) 1289 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit., p. 133. 1290 MARSILLA DE PASCUAL, F. R. y BELTR?N CORBAL?N, D. (eds.), El Libro Becerro..., op. cit., p. 119. 430 CUADRO 21: LAS DEUDAS DEL III MARQU?S DE LOS V?LEZ (1579) Acreedor Concepto Cantidad (ducados) % Fray Baltasar Paredes (Valladolid) Censo 3.000 5,29 Carmona o Serrano - sic- (Alcal? la Real) __ 1.000 1,73 Doctor Chac?n (Almer?a) __ 20 0,03 Miguel de Garin (Segura, Guip?zcoa) __ 160* 0,27 Maese Luis de Fox (relojero franc?s) __ 40,8* 0,07 Menc?a de Requesens (esposa) Dote 4.000 6,92 Gaspar Mendoza (can?nigo de Toledo) Testamentar?a de Juan de Z??iga (hijo) 8.563,23* 14,84 Pedro Solchaga Testamentar?a de Luis de Requesens 2.801,6* 4,84 Diego Fajardo (hermano) Dinero y ajuar del II marqu?s de los V?lez 7.000 12,11 Lorenzo Sp?nola (G?nova) Dinero contante 1.000 1,73 Gil de Valenzuela (Baena) Un caballo 100 0,17 Conde de Buend?a Censo 30.000 52 57.685,63 (21.632.114 mrs.) 100 Fuente: SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132. (*Cifras que se han convertido de mrs. a ducados) 431 432 CAP?TULO 7. LEJOS DE LA GRACIA REAL: LA MINOR?A DE EDAD DEL IV MARQU?S DE LOS V?LEZ (1579-1597) ?Es la Hortiga s?mbolo de la Religi?n vengada. Un hombre docto dio a este pensamiento esta letra: Non tangar inulta, que vale: Nadie me la hace, que no me la pague (...) como nadie llega a la Hortiga que no quede de ella lastimado, as? nadie ofende, o desprecia a la religi?n, que no tenga castigo riguroso de la divina mano? (FRANCISCO CASCALES, Discursos Hist?ricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia) 7.1 Una larga minor?a de edad (1579-1594): do?a Menc?a de Requesens, don Juan de Z??iga y el leal administrador Domingo de Zavala Diez meses despu?s de la muerte del III Marqu?s, su hijo es designado, el 14 de diciembre de 1579, adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia1291, cargo anejo a su casa desde finales del siglo XIV. Su madre y tutora presenta dicho nombramiento al concejo de Murcia, el 23 de febrero de 1580, sin embargo, hasta su mayor?a de edad las funciones del adelantamiento ser?n desempe?adas por el corregidor de Murcia, que lo era tambi?n de las ciudades de Lorca y Cartagena. Previamente ?la posesi?n del Marquesado se tom? con mucha quietud, sin que por parte de los hermanos del Marqu?s se pusiese el menor disturbio?. Con todo, la situaci?n de la Marquesa viuda de los V?lez no era precisamente c?moda tras la muerte de su marido, pues su juventud y el hecho de ser la ?nica heredera de don Luis de Requesens la convert?an en una esposa id?nea para cualquier miembro de la grandeza hisp?nica. Su madre, do?a Jer?nima d?Hostalric, su t?o, don Juan de Z??iga, su secretario, el abad Termi?o, el cardenal Quiroga, el cardenal Granvela, el presidente Pazos y Antonio P?rez quer?an controlar a la joven viuda y casarla lo antes posible. Ella se resisti?, refugi?ndose primero en la ciudad de Murcia y, m?s tarde en Mula, capital de los estados del marquesado1292. De hecho, a pesar de las 1291 RAH, SC, M. 4, fol. 185v. Noticia de la c?dula del rey Felipe II, por la que nombra adelantado mayor del reino de Murcia a Luis Fajardo y Reques?ns, IV marqu?s de los V?lez. Madrid, 14 de diciembre de 1579. 1292 F?RMICA, M., La hija..., op. cit., pp. 77-79. 433 insistencias de los enviados de su madre, se neg? a regresar junto a ?sta a Barcelona ?de donde hab?a salido en 1578 y no volver?a hasta 1602, camino de N?poles, con su segundo esposo1293?. Tambi?n se neg? a encerrarse en un convento para guardar el preceptivo luto. Al final era inevitable que do?a Menc?a contrajese nuevas nupcias, debido a su estatus y juventud (veinti?n a?os cuando enviud?) baraj?ndose para ello diversos candidatos como los duques de Feria, Maqueda y Pastrana, los condes de Valencia de Don Juan y de Benavente. El elegido ser?a este ?ltimo, don Juan Alfonso Pimentel, aunque la boda no se celebr? hasta finales de 1582, y con ?l tendr?a once hijos. Mientras tanto, la ilustre dama catalana sigui? residiendo junto a su hijo, don Luis, en Mula, acompa?ada por su confesor, el jesuita padre Galindo, que tantos recelos despertaba en la corte ?porque es mo?o de treinta a?os y muy gentil hombre y de muy buena suerte?1294. F?rmica considera a la hija de don Luis de Requesens como un paradigma de la arist?crata viuda, desobediente y de bravo car?cter, aunque no puede oponerse totalmente a las normas de la ?poca, que obligaban a que una viuda ?y m?s de tan elevada condici?n? volviera a casar o se encerrara en un convento, es decir no se conceb?a que estuviese alejada del control familiar. Tras enviudar, la principal fuente de apoyo de do?a Menc?a de Requesens ser? su t?o, don Juan de Z??iga, comendador mayor de Castilla y pr?ncipe de Pietrapersia, quien tendr? un gran protagonismo durante la minor?a de edad de su sobrino-nieto, el IV marqu?s de los V?lez. No tanto porque ejerza su tutor?a y curadur?a directamente, sino porque dadas sus ocupaciones en el virreinato de N?poles y, desde 1583, en la corte como privado de Felipe II (consejero de Estado y Guerra, mayordomo y ayo del pr?ncipe Felipe y de las infantas), designar? al antiguo secretario de su hermano don Luis de Requesens, Domingo de Zavala, para ocuparse de la gobernaci?n del marquesado de los V?lez hasta la mayor?a de edad de don Luis Fajardo Requesens (1583-1594). Zavala es, pues, un personaje clave para entender la reestructuraci?n del gobierno y la justicia en los estados murciano-granadinos de los Fajardo a fines del siglo XVI1295. Y adem?s otra de las figuras que por su cercan?a al fallecido gobernador de los Pa?ses Bajos conseguir? una notable posici?n en la corte, concretamente en el Consejo de Hacienda (a partir de 1600), tal y como antes hab?a ocurrido con: Andr?s 1293 MOLAS, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., p. 56. 1294 F?RMICA, M., La hija..., op. cit., p. 84. 1295 CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala..., op. cit., pp. 146-155. 434 Ponce de Le?n (consejero de Estado y Guerra), el III marqu?s de los V?lez (embajador extraordinario en el Imperio y Polonia, mayordomo mayor de la reina Ana de Austria, consejero de Estado y Guerra) y don Guill?n de San Clemente (embajador en la corte imperial). Zavala hab?a coincidido con don Pedro Fajardo, cuando fue enviado desde Flandes a la corte1296, en 1575-1576, para hacer diversas gestiones en nombre de Requesens, tanto pol?ticas (relevo del Comendador Mayor) como familiares (matrimonio del cu?ado del Marqu?s). Y es que Zavala, a la vez que ocupaba la secretar?a de Estado y Guerra en los Pa?ses Bajos (1573-1575) era el secretario personal de Requesens (al menos desde 1568), y tras la muerte de ?ste sigui? sirviendo a su hermano, don Juan de Z??iga, y a su hija do?a Menc?a Requesens, marquesa de los V?lez. Asimismo, siendo veedor en Catalu?a, el Marqu?s le designaba en su testamento como uno de sus dos albaceas en los territorios de la Corona de Arag?n. Por tanto, no era un personaje desconocido y sin ning?n contacto previo con los Fajardo. En definitiva, su eficiencia junto a Requesens en Lepanto, Mil?n y Flandes, as? como el contacto directo con el difunto Marqu?s de los V?lez hac?an del guipuzcoano un personaje id?neo para hacerse cargo de la gobernaci?n. Los acontecimientos que llevan a Zavala a asumir la gobernaci?n de los estados de los Fajardo resulta, cuando menos, revelador del cursus honorum de los servidores de la aristocracia de la ?poca. Tras la muerte, en Bruselas, de Requesens (5 de marzo de 1573), se interrumpe s?bitamente la misi?n de Zavala ante Felipe II. Sin embargo, sigue ligado a los Requesens-Z??iga, encarg?ndose de hacer cumplir el testamento del fallecido don Luis, en las mandas relativas a la corte. En concreto, su nueva misi?n en Madrid consist?a en cobrar las deudas y rentas de Requesens, para lo cual hubo de desplazarse a las villas integradas en la encomienda mayor de Castilla: Villarejo de Salvan?s y otras localidades del sureste de Madrid, junto a otras en el Campo de Montiel. Todo esto lo realizaba bajo supervisi?n del hermano (don Juan de Z??iga), la viuda (do?a Jer?nima d?Hostalric) y el yerno de Requesens (el III marqu?s de los V?lez). La complejidad de la hacienda de tan ilustre difunto hizo que Zavala se dedicase a ella durante m?s de un a?o y medio: desde mayo de 1576 hasta diciembre de 1577. El a?o siguiente, 1578, Zavala ser? nombrado veedor y contador real en Catalu?a, merced a las recomendaciones de don Pedro Fajardo1297 y don Juan de Z??iga 1296 Ib?d., pp. 102-121. 1297 El Marqu?s de los V?lez, al conocer la muerte de su suegro, intercede ante Felipe II a favor de los 435 ante el monarca, a favor de los leales servidores de Requesens, que hab?an demostrado durante a?os su buen hacer en materias fiscal, militar y pol?tica. La sede del nuevo oficio que pasaba a ostentar era la ciudad de Barcelona, donde Zavala compagin? el servicio al rey, controlando la fiscalidad y contabilidad de las tropas, fortalezas reales y astilleros del Principado, con el servicio a do?a Jer?nima (fallecida en noviembre de 1579). En 1580 se encontraba ya en Madrid, aunque conservando el cargo de veedor y contador de Su Majestad, pues no se hallaba a gusto en Barcelona y tampoco manten?a buena relaci?n con Juan Delgado, secretario del Consejo de Guerra. Una vez que regrese a la corte, Zavala seguir? ejerciendo como fiel servidor de don Juan de Z??iga. A partir de enero de 1581 se ocupar? de negociar el segundo matrimonio de ?mi se?ora? do?a Menc?a Requesens, viuda del III marqu?s de los V?lez, con don Juan Alfonso Pimentel, VIII conde de Benavente. Tras m?s de un a?o de negociaciones, finalmente la boda se celebrar? en Villarejo de Salvan?s, el 14 de noviembre de 1582. Al mismo tiempo que se iniciaban las negociaciones con el linaje Pimentel, Zavala recibi? la orden de su patr?n de inspeccionar las cuentas del marquesado de los V?lez, en aquellos a?os envuelto en el enfrentamiento entre la marquesa viuda y don Diego Fajardo, hermano del III Marqu?s. ?ste, en 1583, hab?a enviado a la corte a su hermano bastardo, don Luis Fajardo, para defender sus intereses ante don Juan de Z??iga, y de paso evitar que su gesti?n al frente del gobierno del marquesado fuese revisada, y previamente hab?a escrito con la misma finalidad al V duque de Sessa1298. Este personaje, don Antonio Fern?ndez de C?rdoba Cardona y Requesens1299, era sobrino del anteriormente citado III duque de Sessa1300, amigo y aliado del III marqu?s de los V?lez, con cuya estirpe y la de su viuda ?do?a Menc?a? le un?an estrechos v?nculos de parentesco. Quiz? por sus lazos tanto con el linaje murciano (v?a casa de Cabra) como con el catal?n (v?a condes de Palam?s), fue el elegido por don Diego Fajardo para mediar en las disputas por la tutor?a del joven Marqu?s y la gobernaci?n de sus estados. principales criados del difunto: Guill?n de San Clemente, Alexandre Torrellas, Domingo de Zavala, Baltasar L?pez y Diego de Salas. La respuesta del monarca ser?: ?Su Majestad me respondi? a todo bien y que tendr?a cuidado de las cosas del Comendador Mayor?. Vid. carta del Marqu?s de los V?lez a Guill?n de San Clemente. Madrid, 2 de abril de 1576. Reproducida en CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala..., op. cit., p. 246. 1298 Ib?d., p. 258. 1299 Nacido en Bellpuig (1550) y fallecido en Valladolid (1606). Era V duque de Sessa, III duque de Baena, VII conde de Cabra, vizconde de Izn?jar, se?or de Do?a Menc?a, Rute, Zambra y Albend?n; IV duque de Somma, conde de Palam?s, conde de Oliveto, conde de Avellino, conde de Trivento. 1300 Vid. ?rbol geneal?gico de la casa de Cabra en MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., pp. 586-592. 436 Tambi?n manten?a relaci?n epistolar Sessa con do?a Menc?a de Requesens, gracias a dos de esas misivas es posible contextualizar la presencia de la marquesa viuda en Mula, desde julio de 1581 hasta marzo de 1582, ya en v?speras de su boda con el Conde de Benavente. Si bien su llegada al reino de Murcia debi? producirse antes, presumiblemente tras el fallecimiento de su esposo, don Pedro Fajardo (en febrero de 1579). Cumpl?a as? la voluntad de ?ste, expresada en su testamento, de alejar a su hijo de la corte y llevarle a sus estados para que se criase all?, aunque su estancia no fue tan prolongada como hubiese querido su difunto progenitor, en concreto debi? durar en torno a dos a?os. En la primera de las cartas, la marquesa viuda adem?s de lamentar el calor del verano murciano y su mala salud (?m?s de mes y medio de calentura?) se muestra esperanzada con la venida de su t?o, don Juan de Z??iga, de N?poles ?por que con ella tern? Luisico [el IV marqu?s de los V?lez] padre?. En efecto do?a Menc?a no exageraba al definir al Pr?ncipe de Pietrapersia como su ?padre y se?or?, pues tras la muerte de su madre era el ?nico miembro de la familia vivo y quien se encargaba de velar por sus intereses. Por ello, acuerda el matrimonio de su sobrina con el Conde de Benavente ?y para que esto se yziese con menos l?stima, que Luisico tan bien lo estuviese con consertase casamiento con la condesilla de Luna [do?a Mar?a Vigil de Qui?ones]?. El doble matrimonio era una pr?ctica habitual entre la aristocracia de la ?poca, lo que llama la atenci?n es la corta edad de ?Luisico? (cinco a?os) y su futura esposa (diez), que adem?s era hija de Benavente, y por tanto su hermanastra. La boda, finalmente, se celebr? en Benavente, el 20 de octubre de 15931301. Dice do?a Menc?a al Duque de Sessa que es el primero a quien le informa de estas nuevas, a fin de pedirle consejo y obtener su aprobaci?n, aunque se lamenta por ?su desventurada suerte? y muestra su nula apetencia por volver a contraer nupcias al ?llevar tantos travajos que por el mayor tengo esto de aver forzado mi voluntad tan fuera de mi gusto y contentamiento?1302. Cabe recordar que en aquellos momentos, julio de 1581, do?a Menc?a contaba veinticuatro a?os de edad. La alianza matrimonial vincul? a los Pimentel, Requesens y Fajardo a lo largo de tres generaciones, puesto que la hija mayor del IV marqu?s de los V?lez acabar?a casando ?en 1614? con su primo, el futuro X conde de Benavente. 1301 Vid. S?NCHEZ RAMOS, V., ?Sangre, honor...?, art. cit., p. 37. 1302 BZ, FA, 438, GD. 5, D. 40. Carta de la Marquesa de los V?lez al Duque de Sessa, sobre asuntos particulares. Mula, 27 de julio de 1581. 437 En la segunda carta remitida a Sessa, datada en marzo del a?o siguiente (1582), la Marquesa se disculpa por no haber felicitado al Duque, que en enero hab?a tenido a su primer hijo, don Luis (futuro VI duque de Sessa). La causa de ese retraso se debe, de nuevo, a su mala salud, concretamente ?unas tercianas dobles que tuve este invierno, que me duraron serca de tres meses?. Pensaba do?a Menc?a abandonar Mula tras la Cuaresma de 1582, ?en fin de abril o principio de mayo?, aunque muestra su impaciencia por la lentitud del Duque de Osuna para partir hacia N?poles, donde sustituir?a en el virreinato a don Juan de Z??iga. Hasta que no se produjese tal relevo los planes matrimoniales de la marquesa viuda se ver?an postergados, como en efecto ocurri?, pues su t?o no desembarc? en Barcelona hasta diciembre de ese a?o. En cuanto a la gobernaci?n del marquesado, do?a Menc?a se?ala que todos los cargos est?n cubiertos, de hecho en marzo de 1581, estando en los V?lez, provey? la alcaid?a de Oria, y en marzo de 1579 no quiso relevar al alguacil de las siete villas del Almanzora ?por ser criado antiguo desta cassa?. Don Antonio Fern?ndez de C?rdoba parece seguir de cerca los asuntos del se?or?o velezano, y recomienda a do?a Menc?a a Tello de Argote, para que le conceda alg?n oficio, si bien ?sta le corrige al negar que el citado alguacilazgo de las siete villas est? en manos del alcaide, de hecho ambos cargos nunca hab?an sido ocupados por la misma persona, al menos desde la muerte del II marqu?s de los V?lez. Por ?ltimo, la Marquesa viuda cierra su misiva refiriendo lo bien que se encuentra su hijo: ?Luysico tiene su lengua tan grande ques verg?en?a?1303. Zavala era el principal criado de los Requesens-Z??iga en aquella ?poca, de hecho do?a Menc?a y su t?o le encomendaban los asuntos de mayor relevancia. As? lo reflejan los intensos preparativos en los que se hallaba inmerso en Madrid, durante el oto?o de 1582. En concreto, tras concertar las capitulaciones matrimoniales, que inclu?an la considerable dote de 81.275,13 ducados1304, ten?a que coordinar la llegada a Villarejo de Salvan?s ?lugar donde se celebrar?a la boda entre do?a Menc?a y el Conde de Benavente? no s?lo de los novios, sino tambi?n de ilustres invitados como los condes de Miranda (parientes de los Requesens). Antes del enlace, que se celebr? el 14 de noviembre, hab?a que preparar el viaje de la nueva Condesa desde Mula, pasando por Caravaca, donde ten?a que cumplir ??ierto botto?. De modo que las literas, coches y 1303 BZ, FA, 438, GD. 5, D. 41. Carta de la Marquesa de los V?lez al Duque de Sessa, sobre asuntos particulares. Mula, 14 de marzo de 1582. 1304 Equivalentes a 30.478.175 mrs., repartidos entre bienes vinculados y libres de don Luis de Requesens, los padres de ?ste y la Duquesa de Calabria. Vid. S?NCHEZ RAMOS, V., ?Sangre, honor...?, art. cit., p. 35. 438 ac?milas tardar?an siete d?as en llegar a Mula, pero doce en volver desde dicha localidad hasta Villarejo, debido a la promesa de do?a Menc?a de visitar la Vera Cruz, reliquia muy ligada al linaje Fajardo desde que sus miembros ocuparon la encomienda santiaguista de Caravaca a finales del siglo XV. Adem?s, el guipuzcoano saldr?a de la corte para acompa?ar y servir a do?a Menc?a durante la jornada, que supondr?a la despedida del Marqu?s de sus estados, pues seguir?a viviendo con su madre hasta 1597. Tras la boda, Zavala deb?a acudir a Barcelona para recibir a Z??iga, a su regreso de N?poles, previsto a inicios de diciembre1305. La revisi?n de las cuentas del marquesado, en la ?poca en que estuvo bajo control de don Diego Fajardo, fue la primera toma de contacto con los se?or?os que habr?a de gobernar durante m?s de una d?cada, a ra?z de la boda y cambio de residencia (Benavente) de do?a Menc?a1306, y la designaci?n que ?sta hizo de su t?o como tutor y curador de su hijo, menor de edad. Es lo que de alguna forma tambi?n hab?a anticipado don Pedro Fajardo, cuando redact? su testamento, al prever que su joven esposa contrajese nuevas nupcias y se alejase definitivamente del marquesado. Sin embargo, don Juan de Z??iga ?que regres? de N?poles en diciembre de 1582 y pronto se convirti? en uno de los principales ministros regios? ten?a ocupaciones demasiado importantes que le imped?an atender los se?or?os de su sobrino-nieto, el IV marqu?s de los V?lez, disponiendo que tal misi?n recayese en el leal y eficiente Zavala, su hombre de confianza. El nombramiento de Zavala se realiz? cuando Z??iga a?n se hallaba en N?poles, a punto de partir con direcci?n a la corte espa?ola, confiando en ?la experiencia, suficiencia y habilidad de Domingo de Zavala, Veedor y Contador por Su Majestad en el Principado de Catalu?a?1307. A dicho oficio real debi? renunciar el guipuzcoano, al ser incompatible con su nuevo destino en la villa murciana de Mula. A decir de Cajal Valero, la gobernaci?n de los estados del marquesado de los V?lez fue un cargo que satisfizo a Zavala, fij?ndolo durante a?os en un territorio, libre de tantos viajes por Espa?a y Europa como hab?a tenido durante etapas anteriores. Parece ser que en abril de 1583 hab?a llegado ya a Mula, y tres a?os despu?s renunci? ? aduciendo motivos de salud? a la secretar?a del Consejo de Guerra, puesto para el que le propon?an los poderosos Z??iga e Idi?quez, en sustituci?n del fallecido Antonio de 1305 BZ, FA, 76, GD. 4, D. 114. Carta de Domingo de Zavala a don Juan de Z??iga. Madrid, 1 de octubre de 1582. 1306 La nueva Condesa de Benavente falleci? en dicha localidad zamorana, el 20 de noviembre de 1618, a los sesenta y un a?os de edad. RAH, SC, M. 8, fol. 70r. Noticias biogr?ficas de do?a Menc?a de Z??iga y Requesens. S. d. 1307 CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala..., op. cit., p. 147. 439 Eraso. Los servicios prestados por Zavala en Mula agradaron a do?a Menc?a de Requesens y a su t?o, don Juan de Z??iga, ya desde su ?poca de agente de la familia en Madrid, en 1576. Respecto a la gobernaci?n de los estados se?oriales de los Fajardo tampoco decepcion? el guipuzcoano a sus patronos, hasta el punto de que tras la muerte de Z??iga (1586), don Diego Fajardo intent? hacerse con la tutor?a de su sobrino el Marqu?s, recuperando de paso la gobernaci?n, sin embargo el Consejo de Castilla fall? al a?o siguiente en contra de esas pretensiones, teniendo en cuenta la satisfacci?n de Z??iga con los buenos oficios de su criado, cuyo buen hacer alab? incluso en su testamento. Los servicios prestados en Mula por el guipuzcoano y el sincero aprecio que de ellos hac?a don Juan de Z??iga quedan de manifiesto en la correspondencia mantenida entre ambos. As? pues, en 1585, el Pr?ncipe de Pietrapersia afirma: ?yo bivo con gran seguridad de conciencia tiniendo remitido a v.m. todo lo de esta tutela [del IV marqu?s de los V?lez], y verdaderamente sino tuviera tal ayuda yo me huviera descargado dello pues con mis ocupaciones no puedo antender a esso de la manera que lo havr?a de hazer si estuviera en otras manos?1308. Las prioridades que Z??iga marc? a su servidor, cuando ?ste lleg? a Mula, fueron el desempe?o de la hacienda de su sobrino-nieto, el Marqu?s, mediante la redenci?n del aludido censo de 30.000 ducados con el Conde de Buend?a. Y, junto a ello, evitar la confrontaci?n con don Diego Fajardo e, incluso, atraer su simpat?a mostr?ndole que ?todo lo que se puede se haze por que Su Majestad le ocupe?1309. Aunque la gobernaci?n fue detentada por Zavala m?s de una d?cada, ello no le impidi? hacer alg?n viaje a su tierra natal para ocuparse de asuntos familiares y, por otro lado, tampoco le libr? de atender otros encargos, que le llevaron a Madrid y Benavente para hacerse cargo de la hacienda del nuevo esposo de do?a Menc?a de Requesens1310. A cambio, Zavala consigui? que su patr?n aceptase a un sobrino suyo como nuevo paje, debido a la muerte y marcha de la corte de varios que serv?an a Z??iga. Como ?gobernador general, administrador y justicia mayor de los estados del Marqu?s de los V?lez?, Domingo de Zavala intent? modernizar diversos mecanismos que reg?an el funcionamiento de unos estados se?oriales inmensos, repartidos entre el 1308 BZ, FA, 91, D. 38. Carta de don Juan de Z??iga a Domingo de Zavala. 2 de febrero de 1585. 1309 Ib?d. 1310 El Conde de Benavente estaba inmerso en la reestructuraci?n de su hacienda en aquellos momentos. De hecho obtuvo dos facultades regias, de 42.000 y 46.527 ducados, en 1586 y 1591, respectivamente. Cfr. YUN CASALILLA, B., ?Felipe II...?, op. cit., pp. 149 y 151. 440 reino de Murcia y el oriente granadino. En cuanto a la justicia, el gobernador general era justicia mayor o juez de apelaciones del marquesado y, por tanto, la tercera y ?ltima instancia judicial del ?mbito se?orial, por encima de los alcaldes ordinarios de cada villa del marquesado y de los tres alcaldes mayores (residentes en Mula, Alhama de Murcia y V?lez Blanco). Pero al contrario que estos ?ltimos, Zavala no ten?a formaci?n como letrado, de modo que deb?a contar con asesores para emitir sentencias. As? que pidi? a don Juan de Z??iga que el gobernador general quedase libre de esa funci?n judicial, nombr?ndose a tal efecto a un juez letrado, designado ?al igual que los alcaldes mayores? por el gobernador y que residiera junto a ?l en Mula, algo que no se llev? a cabo, a pesar de su coherencia, para evitar crear un nuevo alto cargo en la administraci?n se?orial y pagar sus elevados emolumentos. Por encima de la justicia se?orial se hallaban los organismos dependientes de la Corona: la Real Chanciller?a de Granada y el Consejo de Castilla, que pod?an anular o modificar las sentencias emitidas por los agentes del Marqu?s. As? ocurri?, por ejemplo, cuando en julio de 1589 la Chanciller?a granadina oblig? a Zavala a poner en libertad a varios presos que hab?a encarcelado. El gobernador general era la m?xima autoridad del marquesado, con residencia en la llamada ?Casa de la Gobernaci?n?, sita en la plaza principal de la villa de Mula. Era quien se escrib?a directamente con el se?or, en este per?odo con la marquesa viuda, do?a Menc?a de Requesens, y quien le representaba a efectos administrativos, fiscales y tambi?n simb?licos y ceremoniales. Aunque ese cargo era detentado, de forma harto eficiente, por Zavala, Z??iga era receptor de correspondencia, quejas y peticiones relacionadas con el marquesado de los V?lez y el adelantamiento del reino de Murcia, tanto por su tutor?a y curadur?a de ?Luisico? Fajardo como por el hecho de ser un encumbrado ministro de Felipe II. As? pues, los agentes de los marqueses en Granada le manten?an informado de la marcha de sus pleitos en la Chanciller?a de aquella ciudad, en particular el de los alumbres de Cartagena con los descendientes de Francisco de los Cobos1311; sin olvidar los abusos del adelantado de Castilla en Cartagena, donde pretend?a que se le pusiese guardia personal, privilegio reservado a los adelantados del reino de Murcia, tal y como escrib?a el corregidor1312; y la pobreza de los franciscanos de Mula, que por culpa de las lluvias hab?an visto derruirse parte de la capilla mayor de 1311 BZ, FA, 214, D. 87. Carta del doctor Alonso de Salazar a don Juan de Z??iga. Granada, 28 de noviembre de 1584. 1312 BZ, FA, 91, D. 24. Carta de G?mez P?rez de las Marinas, corregidor de Murcia, a don Juan de Z??iga. Cartagena, 20 de julio de 1585. 441 su iglesia y requer?an al Comendador Mayor ?su ?protector?? nueva limosna para remediar tan ?pauperr?sima? casa1313. En aquellos a?os (1583-1594) dos grandes problemas se cern?an sobre los estados de los Fajardo. El primero la expulsi?n, en octubre de 1570, de los moriscos de sus se?or?os granadinos de los V?lez y el Almanzora, donde eran mayor?a, hacia otros territorios de la Corona de Castilla, afectando gravemente a la econom?a local y a los ingresos de los marqueses. La expulsi?n y posterior repoblaci?n cristiano-vieja se llev? a cabo a pesar de la oposici?n del II Marqu?s, don Luis Fajardo de la Cueva. El segundo gran quebradero de cabeza eran los frecuentes conflictos entre autoridades se?oriales y vecinos, especialmente por la designaci?n de cargos concejiles como los regidores y alcaldes ordinarios. Concretamente, fue Mula la villa que mayor conflictividad suscit? hacia los marqueses y sus agentes, precisamente por ser una localidad de cierta relevancia, en la que gobernaba una poderosa hidalgu?a que anhelaba volver al realengo. Tras el fallo favorable de la Chanciller?a granadina, en 1527, reconociendo el derecho de los mule?os a elegir ellos mismos a sus representantes en el Concejo, si bien deb?an seguir sujetos a la jurisdicci?n se?orial, poco pod?an hacer los servidores del Marqu?s para revertir esa situaci?n. Otra fuente de disputas era la designaci?n de capitanes de guerra y, en consecuencia, los alardes y socorros de la costa, de hecho el concejo de Mula se negaba a aceptar en este punto la autoridad de los marqueses, tal y como escrib?a al corregidor de Murcia para que ?el marqu?s no saque la gente de esta villa sin licen?ia y particular mandato de Su Magestad?1314. Sin embargo, la influencia de los Fajardo en Mula sigui? siendo muy importante, de hecho en 1585 el guardi?n del convento franciscano de la Pur?sima Concepci?n, que hab?a fundado el concejo, apoyado por el difunto Marqu?s en 15741315, escrib?a a don Juan de Z??iga pidi?ndole dinero para la comunidad religiosa. La respuesta del tutor y curador de don Luis Fajardo Requesens se qued? en las buenas intenciones: 1313 BZ, FA, 84, D. 64. Carta de fray Faustino Mart?nez a don Juan de Z??iga. Mula, 15 de diciembre de 1584. 1314 BZ, FA, 91, D. 26. Carta del ayuntamiento de Mula a G?mez P?rez de las Marinas, corregidor de la ciudad de Murcia y adelantado y capit?n mayor en su Reino y anejos. Mula, 21 de julio de 1585. 1315 Tras la muerte de don Pedro Fajardo, cuyas armas se hallan en la entrada principal del convento, ?ste qued? bajo el patronato de su viuda do?a Menc?a. A?os despu?s, en 1600, ser?a su hijo don Luis, quien financiar?a la ampliaci?n del edificio. Vid. GONZ?LEZ CASTA?O, J., ?Puntualizaciones sobre la fundaci?n del monasterio franciscano de la ciudad de Mula (Murcia)?, Carthaginensia, XI, 20 (1995), pp. 417-431. 442 ?los tutores tenemos tan limitado poder en distribuyr la hazienda de los menores que aunque sea en obra tan sancta como es socorrer a essa casa no s? si lo podemos hazer?1316. En Alhama fue donde Zavala demostr? sus dotes de negociador inteligente para favorecer los intereses del joven Marqu?s. De hecho, en 1590 firm? una concordia con los vecinos que pon?a fin a un costoso y largo pleito, iniciado en 1548 (en ?poca del II Marqu?s), por el cual se quer?an eliminar ciertas apropiaciones de tierras y exigencias fiscales consideradas injustas. La Corona aprob? la concordia en 15921317, con ella la villa de Alhama dejaba de hacer frente a un gravoso pleito, pero a cambio el precio a pagar fue muy alto. De hecho, con tal de no pagar nuevos tributos creados en tiempos del I Marqu?s, los vecinos aceptaron que los Fajardo se apropiaran de facto de gran parte del t?rmino concejil, fuente de enorme riqueza, sobre todo de cara a la explotaci?n ganadera. En suma, los V?lez pasaban de ostentar el se?or?o jurisdiccional a unir tambi?n el solariego1318. Tambi?n en 1590 Zavala intervino en el conflicto suscitado en torno a la titularidad de la villa murciana de Alguazas, antiguo se?or?o eclesi?stico de los obispos de Cartagena, que en 1586 hab?a sacado a subasta Felipe II. Con tal de que su se?or ganase influencia en el reino de Murcia, no dud? en apoyar la pretensi?n de sus vecinos de ejercer el derecho de tanteo, frente al regidor murciano Alonso de Tenza Pacheco. ?ste en un primer momento compr? la villa a los mercaderes genoveses, que a su vez la hab?an recibido del Rey como pago de sus deudas. As? pues, en nombre del IV marqu?s de los V?lez, el gobernador les prest? a censo 5.812.989 mrs. para que comprasen el villazgo, en 15901319. Por cierto, el linaje Tenza hab?a enlazado con el t?o del Marqu?s, el almirante Luis Fajardo, hijo bastardo del II marqu?s de los V?lez, surgiendo de esta uni?n los marqueses de Espinardo. 1316 BZ, FA, 91, D. 26. Carta de don Juan de Z??iga al guardi?n de San Francisco de Mula. 27 de septiembre de 1585. 1317 Vid. estudio preliminar y transcripci?n en ANDREO GARC?A, J. (ed.), Real Executoria y concordia confirmada por Su Magestad y transaci?n. Partes: el Excmo. se?or Marqu?s de los V?lez; Concejo, Justicia y Regimiento y Vezinos de esta Villa de Alhama (1592), Murcia, 1993. 1318 MOZAS AGULL?, I. y VILAR RAM?REZ, J. B., ?Un conflicto de se?or?o en la Espa?a del siglo XVI: Pleito entre la villa de Alhama de Murcia y su se?or el Marqu?s de los V?lez (1548-1592)?, Estudis, 6 (1977), pp. 28-69. 1319 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Aproximaci?n al contexto econ?mico-social y las relaciones de poder en una comunidad de huerta a finales del siglo XVI?, en Alguazas 1590. Tierra, poder y se?or?o en la huerta de Murcia, Murcia, 1991, p. 41. 443 Finalmente, Zavala abandon? Mula en 1594, para convertirse en contador mayor de Hacienda, y a partir de 1600 en miembro del Consejo Supremo de Hacienda, cargo en el que se mantuvo hasta 1603. Ello no le impidi? seguir manteniendo correspondencia con el IV marqu?s de los V?lez, d?ndole valiosos consejos para obtener mayor poder y prestigio en sus estados y en el reino de Murcia. M?s tarde, desde 1605 hasta 1613, fue enviado Zavala a Sevilla para hacerse cargo del desempe?o de la Hacienda Real, y de administrar los almojarifazgos mayor y de Indias de dicha ciudad1320. Desgraciadamente el guipuzcoano es uno de los pocos gobernadores del marquesado de los V?lez cuya carrera es bien conocida ?sino la mejor? debido a su dilatada y exitosa trayectoria al servicio de don Luis de Requesens, la familia de ?ste y, por ?ltimo, la propia Corona. Con ello, queda patente la relevancia de un cargo como el de gobernador de unos estados se?oriales tan importantes, que pod?a servir como trampol?n a las m?s altas esferas de poder. La carrera de Zavala es adem?s un paradigma de la lealtad de los bur?cratas al servicio de grandes linajes aristocr?ticos y de c?mo las relaciones verticales beneficiaban tanto al patr?n (los Requesens-Z??iga) como al cliente (Domigo de Zavala), quien a pesar de su humildes or?genes ?su padre era barbero? acab? fundando un mayorazgo en su villa natal de Villafranca (actual Ordizia) y ennobleciendo su estirpe, de hecho su hijo Mart?n de Zavala y Arr?e recibi?, en 1600, un h?bito de la Orden de Santiago. En suma, un ejemplo de ascenso social. Su salida del marquesado de los V?lez dio paso a un per?odo de ?nterin, a la espera del ansiado regreso del IV marqu?s de los V?lez, que no se produjo hasta 1597. Volv?a don Luis, tras quince a?os de ausencia, al haber salido a?n ni?o a acompa?ar a su madre en su segundo matrimonio. El resto de su minor?a de edad la pasar?a con ella y la familia de su padrastro, el VIII conde de Benavente, entre la villa hom?nima ?capital de los estados de los Pimentel? y Valladolid1321. Este alejamiento del joven titular de la casa de los V?lez, llev? a sus t?os paternos a fundar un mayorazgo que pretend?a dar continuidad al linaje Fajardo, en caso de fallecimiento de su sobrino. Pero esta alternativa no era sencilla, debido a la solter?a de los tres hermanos del difunto III Marqu?s. S?lo don Diego Fajardo cas?, tras la muerte de su hermano, y se convirti? en 1320 CAJAL VALERO, A., Domingo de Zavala..., op. cit., pp. 156-191; y SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia..., op. cit., p. 214. 1321 A este per?odo se remonta la amistad y vecindad del Marqu?s con don Diego Sarmiento de Acu?a, conde de Gondomar. La correspondencia que mantuvieron en a?os siguientes denota el afecto mutuo que siguieron profes?ndose, y se conserva en la Biblioteca del Palacio Real (Madrid) y, en menor medida, algunos ejemplos en la Colecci?n Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia (Madrid). 444 el heredero de todo el patrimonio de sus dos hermanas. Do?a Francisca muri? poco despu?s que su hermano mayor, en agosto de 1579, y do?a Menc?a en 1592. Sin embargo, aunque el ?nico var?n ?don Diego? muri? en 1599, dos a?os despu?s del regreso de su sobrino a sus estados, no consigui? consolidar su propia l?nea de descendencia1322. Y ello a pesar de que tuvo tres hijos con su esposa, do?a Juana de Guevara y Rocafull, miembro prominente de la oligarqu?a de la ciudad de Murcia, se?ora de la mitad de Ceut?, Monteagudo y diversas casas en Murcia1323. Los dos hijos mayores de este enlace ?Ana y Luis? murieron a corta edad. S?lo sobrevivi? a sus padres la hija menor, do?a Leonor Fajardo de Guevara, que cas? con su primo don Juan Tenza Fajardo, I marqu?s de Espinardo e hijo del almirante don Luis Fajardo (bastardo del II marqu?s de los V?lez). Por tanto, el fracaso de la l?nea segundog?nita de la casa de los V?lez se compens? con la uni?n a la rama bastarda, que uni? a los se?or?os de Ceut? y Monteagudo, las posesiones de la mujer del almirante, do?a Luisa de Tenza: Espinardo, Ontur y Albatana1324. 1322 ALCAINA FERN?NDEZ, P., ?Un sue?o frustrado...?, art. cit. 1323 AHPMu, Prot. 4030, s. f. Testamento de Carlos de Guevara y fundaci?n del mayorazgo de Ceut?, Monteagudo y casas de Murcia, ante Francisco Vecerro, escribano p?blico de la villa de Ceut?. 28 de enero de 1528. 1324 HERN?NDEZ FRANCO, J. y RODR?GUEZ P?REZ, R. A., ?Bastard?a, aristocracia...?, art. cit., pp. 348-350. 445 446 7.2 A modo de ep?logo: el regreso del IV marqu?s de los V?lez a la tierra de sus antepasados La llegada a V?lez Blanco, a fines de 15971325, de don Luis Fajardo Requesens y su familia, procedentes de la corte, estuvo precedida de arduos preparativos1326, similares a los que en 1582 hab?a hecho Zavala en el viaje que do?a Menc?a y el propio ?Luisico? hicieron en sentido inverso: desde Mula hasta Villarejo de Salvan?s. Sin embargo, la estancia del IV Marqu?s, su esposa e hijas, do?a Menc?a1327 y do?a Mar?a1328, en los V?lez no fue muy dilatada, de hecho en 1602 ya estaba la familia residiendo en el palacio de Mula. Al poco de llegar naci? el primer hijo var?n, y futuro V Marqu?s, don Pedro Fajardo Requesens Z??iga y Pimentel1329, bautizado en la parroquia de Santo Domingo. Ser? en esta villa murciana, sede de la gobernaci?n del marquesado, donde don Luis Fajardo Requesens fije su residencia. Ya en 1604 solicitar? don Luis a Felipe III que se borren de cualquier edificio las referencias a los corregidores de Murcia, Lorca y Cartagena (por entonces triple corregimiento bajo una misma autoridad) como adelantados mayores del reino, cargo que hab?an desempe?ado durante su prolongada minor?a de edad. As? pues, hab?a llegado la hora de recuperar el tiempo perdido, y con ello el prestigio y la autoridad de los Fajardo en el reino de Murcia, unidos al oficio que sus antepasados hab?an desempe?ado desde finales del siglo XIV: el adelantamiento. Esta damnatio memoriae obtuvo respuesta favorable del monarca: ?su majestad [Felipe II], que en el cielo est?, a s?plica de mi madre [Menc?a de Requesens], mand? que durante el tiempo de mi menor edad sirvieran mi oficio los 1325 Junto a una gran cantidad de ac?milas, criados, petrechos y alimentos, el Marqu?s encarg? un carruaje. AHPM, Prot. 1004, fol. 463. Francisco G?mez, maestro de hacer coches. Sobre la hechura de un coche para el Marqu?s de los V?lez, cuya descripci?n y condiciones se estipulan. Francisco Quintana (escribano). 2 de junio de 1597. 1326 AHPM, Prot. 2080, fol. 1.430 y siguientes. Juan Ochoa: Lo que se concierta entre Alonso de Aguayo, alcaide de la fortaleza de V?lez Blanco y mayordomo mayor del Marqu?s de los V?lez, y Francisco de Soria, proveedor de bastimentos, para que provea en la jornada que har? dicho Marqu?s desde Benavente a V?lez Blanco, que ser? en noviembre de 1597. Proveer? de mulos, 50 mulas de silla, comida, velas, etc. 10 de octubre de 1597. 1327 Futura esposa de don Juan Pimentel Ponce de Le?n, X conde de Benavente. 1328 Futura esposa de don Fadrique Enr?quez de Guzm?n, VIII conde de Alba de Liste. 1329 Cas? con su prima do?a Mar?a Engracia ?lvarez de Toledo y Pimentel, hija de los sextos condes de Oropesa. Sucedi? a su padre en el virreinato de Valencia (1631-1635), despu?s ocupar?a los de Arag?n (1635-1638), Navarra (1638-1640) y Catalu?a (1640-1641). Tras ser derrotado en Montjuich fue enviado a Roma como embajador extraordinario (1641-1644). Falleci? en Sicilia como virrey, en 1647, tres a?os despu?s de llegar a la isla. 447 corregidores de murcia, lorca y cartagena, y se les despach? real c?dula para ello. Quando vine a gobernar mi estado y a servir a s[u] m[ajestad] los dichos corregidores, encubriendo la causa porque se le encargava el exercicio d?l, y contraviniendo el tenor de sus c?dulas y en perjuizio del t?tulo que se me dio, se fueron introduciendo y llamando cada uno de por s? adelantado mayor y capit?n general deste Reyno de Murcia (...) y este t?tulo lo hizieron escrivir y poner en los letreros y epitafios de las obras p?blicas y en su tiempo se hizieron en las dichas ciudades y en las torres que se fueron levantando (...) y porque aunque esto sea notorio en los tiempos presentes, podr?a ser en lo venidero de perjuyzio y ocasi?n de escurezer el celo, lealtad y amor con que mi cassa y los predecesores della se preciaron siempre de servir a la Corona real con las haziendas y vidas, viendo que tan larga intermisi?n de tiempo huviese estado el dicho cargo fuera della, siendo inmemorables los a?os que ha estado en nuestro poder, he reparado en estos inconvinientes y en lo que debo conservar su reputaci?n y las obligaciones que hered? de acrezentarla sirviendo a v[uestra] m[agestad], a quien suplico mande se remedie este exceso y que se tilden y borren los dichos t?tulos en todas las dichas obras p?blicas o se pongan y enmienden conforme al nombramiento que los dichos corregidores tuvieron (...) pues no se deve permitir permanezca?. [El Rey]: ?que se borren y quiten?1330. M?s de dos d?cadas despu?s de la muerte de su padre, el III Marqu?s, por fin se cumpl?an los deseos de ?ste de que viviese en sus se?or?os ?para que le conozcan y amen sus basallos y ?l les cobre amor y afici?n desde ni?o?. Aunque el a?o 1610, en las pruebas para obtener el h?bito de la Orden de Santiago, se recoge su nacimiento en la parroquia barcelonesa de San Miguel, tambi?n queda claro que ?su vecindad es en la Ciudad de Mur?ia y su Reyno? 1331. S?lo el virreinato de Valencia1332, cargo que comenz? a ejercer en 1628 y en el que muri? tres a?os despu?s, le alej? del territorio murciano. Veinte a?os antes que ?l, su padrastro, el Conde de Benavente, ocup? tambi?n el virreinato de Valencia, concretamente durante los a?os 1598-1602, siendo el anfitri?n de la visita real de 1599 a Valencia. Aunque en dicha jornada el Duque de 1330 AGS, GA, leg. 637, fol. 145. Carta del Marqu?s de los V?lez a Felipe III. Mula, 28 de febrero de 1604. Agradezco al Dr. Manuel Lomas Cort?s que me haya facilitado esta referencia documental. 1331 AHN, OO MM, Santiago, exp. 2823. Genealog?a de don Luis Fajardo Requesens, IV marqu?s de los V?lez. 1610. 1332 Sobre la etapa como virrey de Valencia del IV marqu?s de los V?lez, vid. la correspondencia pol?tica en AGFCMS, leg. 27, C. 1-3. 1628-1631. Respecto al virreinato de su hijo, el V marqu?s de los V?lez, interesa la continuaci?n del mismo tipo de correspondencia en AGFCMS, leg. 27, C. 4-7. 1631-1640. 448 Lerma intent? hacerle sombra, los monarcas se hospedaron en el palacio de los virreyes, ya que el de los Sandoval a?n no hab?a visto concluidas las reformas que le afectaban. CUADRO 22: LOS PARIENTES MAYORES DEL LINAJE FAJARDO (1444-1693) *A partir del II Marqu?s de los V?lez no se indica, expl?citamente, que todos los parientes mayores del linaje Fajardo siguen siendo adelantados y capitanes mayores del reino de Murcia. El IV marqu?s de los V?lez lleg? a confesar al Conde de Gondomar, en 1606, que ?Todos los negocios en este reino no tienen otro padrino, sino a m? y hago este oficio?1333. Certificaba as? el dominio de la tierra de sus antepasados, por tanto en cierto 1333 RB, Ms. II/2127, doc. 126. Carta del Marqu?s de los V?lez al Conde de Gondomar. Moratalla, 28 de noviembre de 1606. Nombre T?tulo Fechas Pedro Fajardo Quesada Adelantado de Murcia 1444-1482 Juan Chac?n Alvarnaes Adelantado de Murcia 1483-1503 Adelantado de Murcia 1503-1546 Pedro Fajardo Chac?n I Marqu?s de los V?lez 1507-1546 Luis Fajardo de la Cueva* II Marqu?s de los V?lez y I de Molina 1546-1574 Pedro Fajardo Fern?ndez C?rdoba III Marqu?s de los V?lez y II de Molina 1574-1579 Luis Fajardo Requesens IV Marqu?s de los V?lez y III de Molina 1579-1631 Pedro Fajardo Pimentel V Marqu?s de los V?lez, IV de Molina y II de Martorell 1631-1647 Fernando Joaqu?n Fajardo Toledo VI Marqu?s de los V?lez, V de Molina y III de Martorell 1647-1693 449 modo hab?a hecho el camino inverso a su padre: de la corte al reino de Murcia1334. Si bien dicho ?padrinazgo? no era absoluto y no se pod?a comparar al pseudo-virreinato murciano de don Pedro Fajardo Quesada (en el ?ltimo tercio del siglo XV) y, tampoco, al apogeo de los se?or?os granadinos como epicentro del marquesado, en vida de sus dos primeros titulares (hasta 1574). Con todo, fue el ?ltimo destello de poder de esta casa aristocr?tica en sus estados y, especialmente, en el reino de Murcia, dado que m?s adelante el quinto y el sexto marqu?s se alejaron del marquesado y apenas tuvieron contacto con ?l, conservando sus t?tulos y preeminencias, pero centr?ndose en sus importantes carreras al servicio de los Austrias menores. En definitiva, tras el fin de la larga minor?a de edad, el IV Marqu?s hizo frecuentes visitas a la corte para resolver pleitos concernientes a su casa, pero no desarroll? una carrera pol?tica como su padre, aunque s? ten?a parientes poderosos, empezando por su padrastro, el Conde de Benavente1335, importante ministro de Felipe III. As? pues, el ?retiro? murciano de don Luis Fajardo Requesens ?aunque por razones cronol?gicas no pretendo analizarlo, sino simplemente plantearlo a modo de ep?logo? debe entenderse no como una desgracia pol?tica en relaci?n a la corte y la gracia real, sino como un per?odo de reestructuraci?n de la casa de los V?lez, que volv?a a tener a su titular residiendo de forma permanente en V?lez Blanco y, despu?s, en Mula. El Marqu?s despleg? toda una serie de iniciativas pol?ticas, militares, judiciales, religiosas y culturales para devolver a los Fajardo el esplendor perdido en sus estados. Destacar?, a partir de 1597 (el mismo a?o que regresa a sus estados) su control sobre las milicias del reino y las torres defensivas de la costa. Con ello el cargo de adelantado y capit?n mayor ?esencialmente guerrero? recobra el significado perdido durante la larga minor?a de edad, per?odo en el que fueron los corregidores quienes dirigieron la defensa del reino murciano, especialmente relevante en cuanto a los socorros de la costa. Llama la atenci?n que el a?o anterior, 1596, se nombre a Francisco Molina Soto, miembro de un linaje mule?o totalmente af?n a los Fajardo (alcaides del castillo de Mula durante dos siglos) comisionado de las milicias para la zona sur, Cuenca y el adelantamiento murciano. Era el primer eslab?n en una nueva era de influencia de los Fajardo sobre el reino, si bien tras a?os de emancipaci?n de la oligarqu?a de la ciudad de 1334 Recientemente he dedicado un trabajo a esta cuesti?n, titulado ?Centro y periferia, patronos y clientes. Los Fajardo durante los siglos XVI y XVII?, en J. M. IM?ZCOZ BEUNZA y A. ARTOLA RENEDO (eds.), Patronazgo y clientelismo en la Monarqu?a Hisp?nica. Siglos XVI-XVIII, Vitoria, en prensa. 1335 Don Juan Alfonso Pimentel y Herrera, VIII conde y V duque de Benavente, fue virrey de Valencia (1598-1602) y N?poles (1603-1610), consejero de Estado y presidente del Consejo de Italia. 450 Murcia ?durante la minor?a de edad y alejamiento del Marqu?s? no ser? posible lograr como anta?o mediatizar a los regidores y jurados del cabildo municipal. ?stos, con su valioso voto en Cortes, hab?an desarrollado canales de comunicaci?n directa con la corte. Adem?s el alejamiento de la gracia real y, sobre todo, la consolidaci?n del valimiento de Lerma perjudicaban el predominio de las casas aristocr?ticas en relevantes concejos de realengo, aunque Domingo de Zavala le escribe al Marqu?s, en 1600, poniendo como ejemplo a seguir la influencia de los Mendoza (duques del Infantado) sobre la ciudad de Guadalajara1336. Ello demuestra c?mo el antiguo gobernador del marquesado, segu?a manteniendo una buena relaci?n con la casa de los V?lez, ilustrando al joven Marqu?s con su valiosa experiencia. El citado a?o 1600 ser? cuando don Luis Fajardo Requesens tome posesi?n del adelantamiento y capitan?a mayor del reino de Murcia, no sin reticencias por parte de Felipe II. Para reiniciar desde ese cargo la recuperaci?n del poder de su estirpe no tardar? en mudarse del alc?zar de V?lez Blanco al palacio de Mula. Desde esta villa podr? seguir muy de cerca los acontecimientos de la capital del reino. Intentar? el Marqu?s recuperar la perdida influencia en los concejos de la ciudad de Murcia y su villa de Mula, adem?s de reabrir el pleito con la di?cesis de Almer?a por los diezmos del marquesado y pondr? los ojos en diversos patronatos fundados por sus antecesores. Concretamente, don Luis vio c?mo en 1599 se reabr?a el conflicto que su casa manten?a con la di?cesis de Almer?a por el cobro de diezmos en sus se?or?os. Los ingresos decimales de la hacienda episcopal y la de los marqueses disminuyeron considerablemente, tras la expulsi?n de los moriscos del reino granadino y posterior repoblaci?n. Finalmente, en 1605, se llegar?a a una concordia entre el IV marqu?s de los V?lez y la mitra almeriense1337. A?os m?s tarde resucitaba otra vieja cuenta pendiente del linaje Fajardo: la imposibilidad de controlar a la oligarqu?a y, por tanto, el concejo de Mula. Don Luis intent?, en 1629, comprar todos los oficios concejiles mule?os, ofreciendo a la deficitaria hacienda de Felipe IV la suma de 220.000 reales. Sin embargo, el cabildo mule?o pleite? ?y gan? el proceso? contra esa oferta, apoy?ndose en privilegios que iban desde la ?poca de Enrique II hasta la sentencia favorable de 1555, pronunciada por la Sala de Mil y Quinientas doblas. A pesar de este rev?s, que no 1336 CENTENERO DE ARCE, D., De rep?blicas urbanas..., op. cit., pp. 97-105; y CARRASCO MART?NEZ, A., ?Guadalajara dentro del sistema de poder de los Mendoza durante el reinado de Felipe II?, en E. MART?NEZ RUIZ (dir.), Madrid, Felipe II..., op. cit. Poder y dinero, vol. I, Madrid, 2000, pp. 309-329. 1337 SN-AHN, Fr?as, C. 1588, D. 19. Concordia entre Luis Fajardo y Requesens, marqu?s de los V?lez, y el obispo y cabildo de Almer?a, sobre el modo de recaudar los diezmos. 6 de octubre de 1605. 451 ser? el primero ni el ?nico que recibe el linaje Fajardo a la hora de querer controlar esta villa murciana, lo cierto es que sus pretensiones contaban con el respaldo de numerosas familias ilustres de la localidad, destacando los Molina y los Valc?rcel, preclaros clientes de la casa de los V?lez. Adem?s, a inicios del siglo XVII buena parte de la sociedad mule?a era contraria a las formas de gobierno a que estaba sometida por parte de la oligarqu?a local, debido a la intensidad de las luchas banderizas1338. Respecto a los patronatos ostentados por sus antepasados destaca la atenci?n prestado por el Marqu?s a los conventos franciscanos de la di?cesis de Cartagena1339. En particular, el que hab?a erigido su tatarabuelo don Juan Chac?n en San Gin?s de la Jara1340, cerca de Cartagena. Don Luis pleite? con ?xito contra los frailes, entre 1619- 1622, y recuper? su condici?n de patr?n de la capilla mayor1341. Adem?s, el escudo del Marqu?s fue colocado en la fachada conventual, para mayor lustre de su linaje, lo cual evidencia que el patronato nobiliario tend?a a imitar, como en otros muchos aspectos, el patronato real1342. Tambi?n se convertir?a don Luis en patr?n de los cap?tulos de la provincia franciscana de Cartagena1343, asumiendo por tanto los gastos de dichas reuniones, que se celebraban en su capilla de la catedral de Murcia, a partir de 1617. Por esa raz?n los frailes hac?an un oficio en honor de los antepasados del Marqu?s1344. ?ste asimismo, fund? un nuevo cenobio ser?fico, bajo la advocaci?n de San Luis Obispo, en V?lez Blanco (construido entre 1603-1615)1345, y apoy? las obras del que se hab?a 1338 GONZ?LEZ CASTA?O, J y GONZ?LEZ FERN?NDEZ, R., Mula: repertorio her?ldico, Murcia, 2005, pp. 59-60. 1339 Sobre el patronazgo nobiliario en los conventos y monasterios vid. ATIENZA L?PEZ, ?., ?Patronatos nobiliarios...?, op. cit., pp. 67-82. 1340 Sobre este monasterio vid. TORRES FONTES, J., El monasterio de San Gin?s de la Jara en la Edad Media, Murcia, 1965; MAS GARC?A, J., ?El Monasterio de San Gin?s de la Jara: las pinturas monocrom?ticas de la Ermita de los ?ngeles del Monte Miral?, en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes, vol. II, Murcia, 1987, pp. 1045-1071; y MU?OZ CLARES, M. y GARC?A BL?NQUEZ, L. A. ?La arquitectura del convento franciscano de San Gin?s de la Jara?, Imafronte, 16 (2004), pp. 255-266. 1341 AG?ERA ROS, J. C., ?Poder, ceremonial y aspectos art?sticos en un patronazgo de Don Luis Fajardo y Requesens, IV marqu?s de los V?lez (1619-1622)?, en R. ESCAVY ZAMORA (coord.), Amica Verba: in honorem Prof. Antonio Rold?n P?rez, vol. I, Murcia, 2005, pp. 41-66. 1342 ATIENZA HERN?NDEZ, I. ?Pater familias...?, op. cit., pp. 435-437. 1343 Aunque esta provincia franciscana, erigida en el convento de San Francisco de la ciudad de Murcia el a?o 1520, tomaba el nombre de la di?cesis de Cartagena, rebasaba con mucho sus l?mites. De hecho, abarcaba las actuales provincias de Murcia, Albacete y Cuenca, y parte de las de Guadalajara, Ciudad Real, Almer?a y Alicante. A inicios del siglo XVII inclu?a una veintena de conventos, que con las nuevas fundaciones dieciochescas llegaron hasta cuarenta y nueve. Vid. RIQUELME OLIVA, P., ?La provincia franciscana de Cartagena?, en VARGAS, A. de, Relaci?n votiva..., op. cit., pp. 23-25. La obra cl?sica sobre esta tem?tica es la de ORTEGA, P. M., Cr?nica de la provincia franciscana de Cartagena, Madrid, 1980 (1740). 1344 NIETO FERN?NDEZ, A., Los franciscanos..., op. cit., pp. 96-102. 1345 LENTISCO PUCHE, J. D., ?La fundaci?n de los conventos franciscanos en el Marquesado de los V?lez: V?lez Blanco (1600), Cuevas (1650-51) y V?lez Rubio (1690)?, Revista Velezana, 19 (2000), pp. 203-210; GIL ALBARRAC?N, A., ?La ermita de la Pur?sima Concepci?n, primitiva sede del convento de 452 fundado en Mula (1574). La especial vinculaci?n de la casa de los V?lez con la orden ser?fica ven?a de muy antiguo, remont?ndose a la figura del adelantado don Juan Chac?n, a fines del siglo XV, y continuando en las centurias venideras1346. Y es que los franciscanos eran la orden con mayor presencia en el reino de Murcia y la di?cesis de Cartagena, de ah? que sea precisamente el ?nico linaje aristocr?tico de dicho territorio quien les patrocine1347. En alusi?n al I marqu?s de los V?lez, Salazar y Castro se?alaba que ?Era patrono de los conventos de San Gin?s de la Jara, San Francisco de Mula y San Diego1348 de Murcia?1349. Junto a esos patronatos tambi?n favoreci? otro cenobio franciscano, como era el de franciscanos recoletos de Nuestra Se?ora de las Huertas de Lorca1350 (fundado en 1467), donde don Pedro Fajardo Chac?n: ?repar? el quarto de la Sacrist?a, y en cima del edificio dos celdas para los frailes que le sirvieron de aposento para su persona las vezes q[ue] passava por Lorca, y muchas otras que por su devoci?n se ven?a a tener novenas en el Convento: pero estos se?ores conoc?an y conocen q[ue] es mucho m?s o que deven a nuestra Se?ora en esta Santa Imagen, pues nunca emprendieron cosa dificultosa que no la viniesen, o enviasen a encomendar con Missas, y con largas limosnas, y ass? tuvieron en todas tan pr?speros sucessos como refieren las historias de sus grandes haza?as, no s?lo contra moros, sino San Luis de V?lez Blanco (Almer?a)?, Revista Velezana, 22 (2003), pp. 45-50; del mismo autor ?El convento de San Luis de V?lez Blanco, decano de los franciscanos en las tierras almerienses del marqu?s de los V?lez?, en M. PEL?EZ DEL ROSAL (coord.), El Franciscanismo en Andaluc?a. Clarisas, Concepcionistas y Terciarias regulares. Conferencias del X Curso de Verano (Priego de C?rdoba, 26 a 30 de julio de 2004), C?rdoba, 2006, pp. 393-460; y ROTH, D., ?El convento de San Luis, Obispo (V?lez Blanco)?, Revista Velezana, 27 (2008), pp. 60-77. 1346 A mediados del XVII los Fajardo apoyan la fundaci?n del convento de franciscanos de San Antonio, en su villa granadina de Cuevas de Almanzora, y a fines del XVII otro cenobio ser?fico en V?lez Rubio. Vid. TORRES FERN?NDEZ, M. R, ?Los conventos franciscanos del Obispado de Almer?a (1489-1855)?, en I Curso de Verano. El franciscanismo en Andaluc?a, C?rdoba, 1997, pp. 281-298. Y a fines del XVII har?n lo propio con el convento de capuchinos de su villa catalana de Martorell. Debo estas referencias a la gentileza de la Dra. ?ngela Atienza L?pez. 1347 Las principales casas de la aristocracia ejerc?an el patronato sobre las ?rdenes religiosas en aquellas provincias donde se encontraban sus dominios se?oriales. Es el caso de los Arcos y los Medina Sidonia en Andaluc?a, los B?jar en Extremadura, los Nieva en Burgos, los Medina de Rioseco y los Benavente en otros puntos de Castilla. Vid ATIENZA L?PEZ, ?., ?Nobleza y ?rdenes religiosas. Los patronatos sobre las Provincias y cap?tulos provinciales en la Espa?a Moderna, en M. RIVERO RODR?GUEZ (coord.), Nobleza hispana..., op. cit., vol. I, p. 562. 1348 Seg?n el Licenciado Cascales, la fecha de fundaci?n de este convento de franciscanos descalzos fue 1598, lo cual hace imposible su vinculaci?n con el I marqu?s de los V?lez (fallecido en 1546). 1349 RAH, SC, D. 40, fol. 244r.-244v. Memorial de la calidad y servicios de la casa de Fajardo, marqueses de los V?lez, por el que Fernando Joaqu?n Fajardo de Requesens y Z??iga, VI Marqu?s de los V?lez, pide que la grandeza de Espa?a que tiene su casa sea considerada de primera clase. 1350 Cfr. MU?OZ CLARES, M., El convento franciscano de la Virgen de las Huertas. Historia e iconograf?a de un templo emblem?tico y de su imagen titular, Murcia, 1996. 453 contra los rebeldes del Reyno de Valencia a la Corona Real, y despu?s en la conquista de Granada?1351. El objetivo de fray Alonso de Vargas, al escribir el texto anteriormente citado, es resaltar la vinculaci?n entre la ?nica casa aristocr?tica del reino, que adem?s ostentaba la alcaid?a del castillo de Lorca, con la imagen de la Virgen de las Huertas. As? pues exalta las haza?as militares de los Fajardo contra los musulmanes, los agermanados valencianos y los moriscos granadinos. En el momento de redactar esa obra, en 1625, la esposa del IV marqu?s de los V?lez, do?a Mar?a Pimentel de Qui?ones, hab?a regalado a la Virgen ?un manto de raso azul aforrado en tafet?n del mismo color, bordado todo de oro y plata con sus zenefas de martillo, ofrenda digna de su grandeza?1352. En definitiva, a inicios del siglo XVII el pariente mayor de la casa de los V?lez vuelve a recuperar el patronato sobre algunas de las principales advocaciones y centros de culto del reino de Murcia (San Gin?s de la Jara, Nuestra Se?ora de las Huertas), con el fin de subrayar la recuperaci?n de la preeminencia perdida por su casa, tras el alejamiento derivado de la revuelta comunera y la larga minor?a de edad del propio don Luis Fajardo Requesens. No es de extra?ar que el padre Vargas ?guardi?n del convento de San Francisco de Murcia y ministro provincial de los franciscanos1353? ensalce a los Fajardo, que s?lo ocho a?os antes de la publicaci?n de su libro, en 1617, se hab?an erigido en patronos de los cap?tulos de la Provincia Carthaginensis. Con la llegada a tierras murcianas del IV marqu?s de los V?lez y sus esfuerzos por recuperar el poder perdido por sus antepasados, comenzaron a aparecer obras literarias dedicadas a Su Excelencia. Destacan sobre todo dos. Las armas de don Luis blasonaron la portada de Sphera del Universo1354 (1599), obra de geograf?a escrita por Gin?s de Rocamora y Torrano, regidor murciano y cliente del Marqu?s. Iniciativa de mayor calado fueron los Discursos Hist?ricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia y su Reino1355 (1621), del Licenciado Francisco Cascales, que ocup? una c?tedra de gram?tica en el murciano Seminario de San Fulgencio, merced a la protecci?n del 1351 VARGAS, A. de, Relaci?n votiva..., op. cit., fol. 60v.-61r. 1352 Ib?d., fol. 61r. 1353 Concretamente fue guardi?n del citado convento en 1598-1601 y 1607-1614; y provincial entre 1601-1604 y 1618-1621. Vid. RIQUELME OLIVA, P., ?Perfil bio-bibliogr?fico del P. Alonso Vargas?, en Ib?d., pp. 15-21. 1354 Vid. la reedici?n de esta obra, con motivo de su cuarto centenario, en ROCAMORA TORRANO, G. de, Sphera del Universo, ed. de J. TORRES FONTES y M. J. LILLO CARPIO, Murcia, 1999. 1355 Reeditada en seis ocasiones: 1775, 1874, 1980, 1982, 1997 y 2007. 454 Marqu?s, que financiaba dicha instituci?n1356. A cambio, los Fajardo aparec?an en dicha obra como el primero entre los linajes murcianos, resaltando su nobleza, m?ritos y antig?edad, antes de ensalzar a las familias de la oligarqu?a murciana. Por supuesto, a imagen y semejanza de sus antepasados, el IV Marqu?s centr? sus principales esfuerzos en la ciudad de Murcia, clave para controlar todo el reino, m?xime desde que se iniciara el proceso de ?provincializaci?n? fiscal1357, pues era la ?nica de sus ciudades que enviaba procuradores a Cortes. Ya no era tiempo de erigirse en lo que Domingo Centenero ha llamado ?gobernador facticio?, a la usanza de los adelantados del Medievo y las primeras d?cadas del Quinientos, sino ?factor de mercedes?, es decir veh?culo para acceder a la gracia real (oficios del adelantamiento, h?bitos, etc.). En ese sentido restableci? los instrumentos necesarios para tener, de nuevo, una clientela af?n entre la oligarqu?a murciana1358, destacando el apoyo prestado a familias de origen converso en pleno proceso de ascenso social, como es el caso de los Prieto-Lis?n1359. Lo consigui?, pero s?lo en parte, por dos razones: su car?cter transitorio, debido al consabido alejamiento de sus descendientes, atra?dos por ?le parfum de la cour?1360; y el hecho de que la aristocracia, durante el primer tercio del siglo XVII, no ten?a tanto poder como en el reinado de los Reyes Cat?licos o Carlos I. As? que el IV Marqu?s supone un par?ntesis para la casa de los V?lez, pues tras la vertiginosa carrera cortesana de su padre, sus herederos seguir?n la pauta cada vez m?s com?n de se?ores ?ausentes?1361 de sus estados, afianz?ndose con ello la emancipaci?n de los oligarcas murcianos durante el siglo XVII1362. Por tanto, aunque don Luis Fajardo Requesens no recuper? la influencia cuasi absoluta que su casa hab?a ostentado en el reino murciano durante la segunda mitad del siglo XV y primeras d?cadas del XVI, su presencia constante durante gran parte de su vida fue el ?ltimo intento por conseguirlo. 1356 CENTENERO DE ARCE, D., ?Espejos de la memoria. La public?stica en la historia de la casa Fajardo?, en F. J. GUILLAM?N ?LVAREZ et alii, Gli Eroi Fassardi..., op. cit., pp. 72-75. 1357 FORTEA P?REZ, J. I., Monarqu?a y Cortes en la Corona de Castilla. Las ciudades en la pol?tica fiscal de Felipe II, Valladolid, 1990; y GELABERT, J. E., La bolsa del rey. Rey, reino y fisco en Castilla (1598-1648), Barcelona, 1997. 1358 Cfr. RUIZ IB??EZ, J. J., Las dos caras de Jano. Monarqu?a, ciudad e individuo. Murcia, 1588- 1648, Murcia, 1995; y CENTENERO DE ARCE, D. y PARRA MONTOYA, ?., ?De gobernadores facticios...?, op. cit. 1359 S?NCHEZ IB??EZ, R., ?Los hijos de un reconciliado...?, op. cit. 1360 BOURQUIN, L., La noblesse dans la France moderne (XVIe-XVIIIe si?cles), Par?s, 2002, pp. 200-205. 1361 Sobre esa cuesti?n cfr. ARAG?N MATEOS, S., El se?or ausente. El se?or?o nobiliario en la Espa?a del Setecientos: la administraci?n del ducado de Feria en el siglo XVIII, L?rida, 2000. 1362 Vid. MU?OZ RODR?GUEZ, J. D., Damus ut des. Los servicios de la ciudad de Murcia a la corona a finales del siglo XVII, Murcia, 2003. 455 456 CONCLUSIONES 457 458 ?El a?o 1520, el d?a 23 de octubre, distinci?n entre Grandes y t?tulos y, al mismo tiempo, que el Marqu?s de los V?lez trabajaba en reducir y conservar en el servicio del Se?or Emperador sus dos Reinos de Murcia y Valencia, ejecut? Su Majestad aquel primer acto de distinci?n que tuvo Espa?a entre sus titulados (...) eligi? cierto n?mero para que gozase aquella alta prerrogativa, que as? qued? limitada y restringida para ello y todos los otros t?tulos la perdieron desde este d?a por aquel derecho antiguo de la dignidad, dejando al Pr?ncipe este nuevo premio con que honr? despu?s los m?ritos de muchos, como tambi?n lo han hecho sus sucesores, pero los que llamamos de la primera clase son aquellos de la primera creaci?n o restituci?n?1363. As? describe, en 1686, el gran tratatadista nobiliario Luis de Salazar y Castro la condici?n social de los Marqueses de los V?lez. Es obvio que la casa de los Fajardo, que hab?a comenzado a fraguar su poder e influencia durante el siglo XIV, aprovechando la debilidad del poder real en Castilla, sin embargo en el per?odo que va desde 1477 a 1597, sin peder poder territorial en sus estados murcianos y granadinos, va a girar en torno a los grandes acontecimientos que dimanan de la creaci?n, auge y c?nit de la Monarqu?a, que ponen en marcha los ?ltimos Trast?maras y a continuaci?n los primeros Habsburgo espa?oles. Los Fajardo, como ocurre con el resto de la nobleza, son parte de una construcci?n cultural que procede de la filosof?a aristot?lica e impregna con su noci?n de leg?tima jerarqu?a y privilegio la Europa medieval y moderna. La abundante literatura geneal?gica se encarga de ensalzar los m?ritos y ocultar las m?culas de las familias m?s ilustres, a lo que no es ajena la familia nobiliaria en la que se centra este estudio. No todo en ella es falso, pero debe ser tomado con precauci?n, como ha puesto de relieve Atienza Hern?ndez en su estudio sobre las casas nobiliarias1364. Por otra parte, muchas casas evolucionan y se adaptan a los principales cambios pol?ticos, econ?micos e ideol?gicos, apuntalando su preeminencia durante siglos. S?lo por cuestiones insalvables, como la extinci?n de la descendencia masculina, pod?an desaparecer, tal y como sucedi? con los Fajardo a inicios del siglo XVIII, cuando sus estados y t?tulos revierten primero en la casa ducal de Montalto y, m?s tarde, en la de los marqueses de Villafranca del Bierzo. 1363 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 327. 1364 ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?La construcci?n de lo real...?, op. cit., pp. 41-59. 459 Cabe recordar algunas premisas esenciales sobre los grandes linajes aristocr?ticos. El ?linaje? aporta honor a todos sus miembros, que tienen en com?n un antepasado lejano y, frecuentemente, revestido de un car?cter heroico que, a su vez, se vincula a gestas militares, normalmente contra el infiel. La ?casa?, sin embargo, es la que aporta patrimonio y riquezas. Normalmente se alude al linaje por el apellido y a la casa por el t?tulo nobiliario (duque, marqu?s, conde) o militar (almirante, condestable). As? lo han recogido Mafalda Soares da Cunha y Nuno G. Monteiro en su estudio de la aristocracia portuguesa1365, que surge en funci?n de par?metros culturales muy similares a la hisp?nica, pero evoluciona con otros ritmos y especificidades. En cualquier caso, tanto ?linaje? como ?casa? aluden a formas de organizaci?n familiar y social de tipo nobiliario, que no pueden extrapolarse a la mayor parte de la sociedad del Antiguo R?gimen: los no privilegiados. Por su parte, Francisco Chac?n Jim?nez ha subrayado que la ?casa? se estructura a partir de una serie de elementos comunes que definen a sus miembros, tales como los escudos, las armas, las tierras y los cargos. Todos ellos se perpet?an, pasando de generaci?n en generaci?n a trav?s de las l?neas de parentesco, las alianzas matrimoniales, la transmisi?n de la propiedad y las redes de solidaridad familiar1366. As? pues, este trabajo de investigaci?n se centra en el linaje Fajardo y, especialmente, en su tronco principal, el de los marqueses de los V?lez, sin obviar otras ramas segundonas, colaterales e ileg?timas. L?gicamente, al hablar de los V?lez y su estirpe, hay que comenzar refiri?ndose a aquella sociedad que tanto valoraba el origen a la nobleza de sangre, de antigua raigambre, que aunque Salazar y Castro quiera remontar al siglo XI, lo cierto es que su origen conocido no es anterior al siglo XIV. Los Fajardo son, pues, un linaje militar engrandecido a causa de su liderazgo de la ?guerra chica? contra el reino nazar? de Granada, desde el lim?trofe territorio murciano. Su engrandecimiento procede, pues, de esos hombres de frontera de los siglos bajomedievales, convertidos en m?xima autoridad pol?tica, militar y judicial del reino murciano. Al adelantamiento sumar?n una gran influencia en las principales ciudades de realengo (Murcia y Lorca) y las encomiendas santiaguistas, sin olvidar el proceso de compras y donaciones se?oriales, 1365 MONTEIRO, N. G., ?Casa e linhagem...?, art. cit., pp. 43-63; y CUNHA, M. S. da, A Casa de Bragan?a..., op. cit., pp. 13-26. 1366 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Hacia una nueva...?, art. cit., pp. 81-89; y PRO RUIZ, J., ?Socios, amigos y compadres: camarillas y redes personales en la sociedad liberal?, en F. CHAC?N JIM?NEZ y J. HERN?NDEZ FRANCO (eds.), Familias, poderosos y oligarqu?as, Murcia, 2001, pp. 153-173. 460 iniciado a fines del siglo XIV. Es necesario conocer qui?nes son y de d?nde vienen estos militares de remoto origen gallego para entender su evoluci?n posterior, ya en ?poca moderna, hacia la corte y el servicio al rey, verdadero leit motiv del presente estudio. El an?lisis familiar del tronco principal, as? como de las ramas segundonas, colaterales y espurias del linaje Fajardo ha permitido desentra?ar la relaci?n que ?ste mantiene con la monarqu?a, desde el inestable per?odo de los ?ltimos Trast?mara castellanos hasta la Monarqu?a Universal de Felipe II, pasando por la uni?n din?stica que suponen los Reyes Cat?licos y la dimensi?n imperial que implica Carlos V. Por tanto, se han sobrepasado los l?mites regionales y locales para entender a la casa de los V?lez y sus parientes como ?actores sociales?1367 imbricados en la pol?tica central y el afianzamiento de la autoridad regia. Es cierto que tienen su base de poder se?orial y simb?lico en los reinos de Murcia y Granada, pero ello no basta para comprender la verdadera dimensi?n que adquieren ya desde la segunda mitad del siglo XV, con el adelantado don Pedro Fajardo Quesada1368. A lo largo de su trayectoria, los miembros de la casa de los V?lez abandonan su exclusiva funci?n guerrera y devienen en fieles servidores de la Corona, con destacados puestos pol?ticos, palatinos y diplom?ticos. Dicha visi?n, que puede extenderse a todas las grandes casas nobiliarias de la Europa de la ?poca, ha quedado descrita en las diversas misiones y cargos que desempe?an los titulares del marquesado de los V?lez. Ahora bien, el encumbramiento cortesano no se entiende s?lo en funci?n de la relaci?n directa con la fuente de gracia, es decir el soberano, sino tambi?n por las alianzas matrimoniales con destacadas casas de la grandeza y la red de relaciones que ello posibilita. Junto a elevadas dotes y prestigio, las esposas de los sucesivos marqueses de los V?lez aportan un amplio abanico de ventajas, dado su parentesco con algunos de los m?s destacados ministros y servidores de los reyes. Es decir, la familia pol?tica contribuye decisivamente a que los Fajardo tengan acceso a la corte, incluso en ?pocas de dificultad como las que se derivan del destierro del I Marqu?s, tras las Comunidades, merced a su alianza con los condes de Cifuentes; o bien con la minor?a 1367 Cfr. IM?ZCOZ BEUNZA, J. M., ?Actores sociales y redes de relaciones en las familias del Antiguo R?gimen: Propuestas de an?lisis en historia social y pol?tica?, en C. BARROS (coord.), Historia a debate, vol. II, Santiago de Compostela, 1995, pp. 341-354. 1368 Vid. TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo..., op. cit. 461 de edad del IV Marqu?s, que ser? tutelado y protegido por la poderosa casa de Benavente. Los primeros enlaces con familias cercanas a la Corona tendr?n lugar en la segunda mitad del siglo XV, de ah? que ese sea el punto de partida cronol?gico de este estudio. Este salto cualitativo permite a los Fajardo, una vez encumbrados como el primer linaje murciano, asegurar los apoyos externos necesarios para que desde la corte no se discuta su preeminencia en el adelantamiento y que, adem?s, les permita seguir controlando la extensa y poderosa red de encomiendas santiaguistas fronterizas con Granada, Ja?n y La Mancha1369. Incluso algunos acuerdos matrimoniales proporcionan a los Fajardo nada menos que sangre real1370, debido al parentesco de los Manrique y los De la Cueva con la dinast?a Trast?mara, tal y como se pudo observar en los respectivos ?rboles geneal?gicos. El enlace con los Manrique y, m?s tarde, por imposici?n real, con los Chac?n, lleva a los Fajardo a situarse en un plano que sobrepasa con mucho los reducidos l?mites regn?colas que se les puedan atribuir debido a sus se?or?os y cargos. A su vez, en 1477, el matrimonio de Luisa Fajardo Manrique, heredera del mayorazgo familiar, con Juan Chac?n Alvarnaes, hijo de un ilustre cortesano de Isabel la Cat?lica, comienza a imponer el control mon?rquico sobre el levantisco y, en buena medida, independiente linaje Fajardo. Por consiguiente, desde finales del siglo XV los herederos del tronco principal del linaje Fajardo s?lo casar?n con hijas de ilustres casas for?neas, ya que en el reino de Murcia y el oriente granadino ninguna familia puede, ni siquiera de lejos, compararse a ellos en prestigio, estados y riqueza. La cuant?a de las dotes que llevan las sucesivas marquesas de los V?lez ilustra perfectamente acerca de este hecho. Por otro lado, el destino de los segundones del linaje Fajardo muestra diversas estrategias. Algunas hijas casan, ya a finales del siglo XV, con herederos de importantes casas nobiliarias tanto castellanas (Paredes, Puebla de Montalb?n) como aragonesas (Cocentaina). Esto se produce incluso antes de que los V?lez reciban el t?tulo que da nombre a su casa, en 1507. La mayor?a de sus hermanas y hermanos, sin embargo, si no permanecen c?libes, enlazan con ramas segundonas de otras casas relevantes (San Leonardo, Javalquinto, Orce) o con v?stagos de casas menos antiguas y ricas (Villaumbrosa, Viller?as). Entre los solteros varones ninguno llega a ocupar puestos de 1369 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., pp. 57-90. 1370 Otras ilustres casas de la grandeza hisp?nica descend?an tambi?n de la realeza. Es el caso de los Medina de Rioseco, Medinaceli o Segorbe. Vid. DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas..., op. cit., p. 78. 462 relevancia en el alto clero (obispos, arzobispos, cardenales, inquisidores), mientras que las mujeres c?libes suelen profesar en monasterios ligados a patronatos de algunas casas con las que han enlazado los Fajardo, como los situados en Calabazanos (fundaci?n de los Manrique), Toledo (ligado a los Silva) o Baza (de los Enr?quez de Guzm?n), sin olvidar algunos cenobios murcianos (Santa Clara y Santa Ana). El tronco principal del linaje Fajardo no funda, en el per?odo estudiado, ning?n monasterio que le sirva de pante?n o que acoja a sus hijas solteras. Esto ?ltimo era usual entre los linajes con los que se unen y, en general, una se?a de identidad del resto de la nobleza titulada1371. Sin embargo, los Fajardo s? van a ejercer su patronazgo sobre diversos conventos de frailes franciscanos en el reino de Murcia y el oriente granadino, tanto dentro como fuera de sus estados, de ah? que no resulte extra?o que, desde 1617, sean patronos de los cap?tulos de la Provincia ser?fica de Cartagena1372. En cuanto al mausoleo familiar, se erige en la girola de la catedral de Murcia, entre 1491 y 1507, siendo iniciado por don Juan Chac?n Alvarnaes y concluido por su hijo, el I marqu?s de los V?lez. Se trata de la capilla funeraria aristocr?tica m?s importante de Espa?a, junto a la de don ?lvaro de Luna, en la catedral de Toledo, y la del Condestable, en la de Burgos1373. Su construcci?n, llena de magnificencia, pretend?a dejar memoria imperecedera de la casa, haci?ndola visible despu?s de la muerte, dado que a la aristocracia le suced?a igual que a los reyes, pues tras el fallecimiento desaparec?a la persona pero no su estirpe. Respecto a la herencia, la casa de los V?lez no funda mayorazgos de segundogenitura hasta finales del XVI, y no por iniciativa de ninguno de sus parientes mayores, sino por una estrategia de los hermanos del III marqu?s de los V?lez, que as? promueven una alternativa sucesoria al dudoso futuro que plantea la l?nea de primogenitura, representada por su jovenc?simo sobrino. Ello alude tambi?n a la escasez de recursos econ?micos y nuevas concesiones o compras de se?or?os. Sin nuevas posesiones territoriales, juros o cargos no puede conformarse la base patrimonial necesaria para desgajar una nueva casa del tronco principal, tal y como desde el siglo 1371 ATIENZA L?PEZ, ?., ?Patronatos nobiliarios...?, op. cit., pp. 67-82. 1372 NIETO FERN?NDEZ, A., Los franciscanos..., op. cit., pp. 96-102. 1373 Una obra de esa categor?a, aunque se desconozca su autor, s?lo pudo deberse a las trazas de alg?n arquitecto cortesano, vinculado a las grandes construcciones erigidas por la Corona (San Juan de los Reyes, en Toledo) o las casas aristocr?ticas m?s importantes (Infantado, Condestable, Luna). Vid. BELDA NAVARRO, C. y HERN?NDEZ ALBALADEJO, E., Arte en la Regi?n de Murcia. De la Reconquista a la Ilustraci?n, Murcia, 2006, pp. 96-107. 463 XV vienen haciendo algunos de los m?s relevantes linajes castellanos: Z??iga, Mendoza1374, Pacheco1375, Fern?ndez de C?rdoba1376 o C?rdenas1377. Y es que ?stos aprovechan, sobre todo, su cercan?a a la Corona para vincular propiedades, t?tulos y riquezas. Sin embargo, los Fajardo hasta el ?ltimo tercio del Quinientos no ocupan un puesto de preeminencia pol?tica en la corte, aunque tengan all? cercanos parientes y deudos. Ahora bien, en el juramento como rey de Espa?a de Carlos I (1518), el bautizo de Felipe II (1527) y las Cortes de Toledo (1538) s? hab?an participado en destacadas ceremonias reales, ocupando puestos de gran relevancia acorde a su estatus. En cuanto a las nuevas vinculaciones que haga la casa de los V?lez, lo cierto es que tendr?n como destinatario el mayorazgo principal. Este fue el caso de las baron?as catalanas y el palacio barcelon?s de los Requesens, que en el primer tercio del siglo XVII asume el IV marqu?s de los V?lez1378, no sin antes pleitear contra su medio hermano, el I marqu?s del Villar de Grajanejos. La emergencia de ramas segundonas de los Fajardo comienza a cobrar sentido, sobre todo, a partir del siglo XVII, cuando reciban el t?tulo de marqueses de Espinardo (1627) y San Leonardo (1649). Ya en la centuria siguiente, los Puxmar?n-Fajardo, descendientes de una l?nea segundog?nita desgajada en el siglo XV, ser?n coronados con el t?tulo condal de Montealegre y el de marqueses de Albudeite. En ninguno de estos tres casos ser? el testamento de un marqu?s de los V?lez o la fundaci?n de un nuevo mayorazgo la que conlleve el surgimiento de esa nueva casa. Tampoco los se?or?os de estas tres casas proceden de la herencia de los Fajardo, sino de las familias con las que han enlazado diversos segundones. Ser?n, pues, los servicios militares de los Fajardo de Tenza, en especial los del almirante del Mar Oc?ano Luis Fajardo, hijo bastardo del II marqu?s de los V?lez, los que eleven a su hijo Juan Fajardo ?asimismo otro destacado marino? a la dignidad marquesal. Mientras que los servicios palatinos de Gonzalo Fajardo de Silva ser?n los que justifiquen la concesi?n del t?tulo de marqu?s de San Leonardo. La endogamia es un factor ineludible al hablar de la aristocracia hisp?nica. Entre 1497 y 1613 los Fajardo contraen diez matrimonios que necesitan de la preceptiva 1374 SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 229-230. 1375 QUINTANILLA RASO, M. C. ?Reproducci?n y formas...?, op. cit., pp. 108-119; y HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Aristocracia, familia-linaje...?, art. cit., pp. 3-22. 1376 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., pp. 131-138. 1377 PALENCIA HERREJ?N, J. R., ?Estrategia patrimonial...?, art. cit., pp. 337-355. 1378 MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., pp. 56-57. 464 dispensa papal que salve el parentesco, que va desde el segundo grado (en dos ocasiones), al tercero (otras dos veces) y, sobre todo, al cuarto (el m?s frecuente, con seis enlaces). Lejos de ser un t?pico, la endogamia explicita los frecuentes enlaces dobles como refuerzo de las alianzas pol?ticas y territoriales de la casa. En concreto, el tronco principal de los Fajardo refuerza sus lazos con los Manrique, los De la Cueva o los Pimentel durante varias generaciones. Mientras tanto los Chac?n ?rama colateral? se unen con linajes de su misma procedencia geogr?fica, es decir el reino de Toledo: los C?rdenas y los Pacheco. Y, por ?ltimo, diversas ramas segundonas de la casa de los V?lez contraen nupcias con linajes importantes del oriente granadino, como los se?ores de Orce y Galera, o bien con miembros de la oligarqu?a murciana, contribuyendo al predominio de sus parientes mayores sobre dichos territorios. Las uniones de tipo endog?mico aluden a la consolidaci?n y ascenso social de algunas de las ramas segundonas m?s ilustres, como la de los marqueses de Espinardo. En este caso, la citada vinculaci?n con ilustres familias olig?rquicas asentadas en la ciudad de Murcia es la clave. Dichos linajes ?Tenza, Otazo, Guevara, Rocafull? adem?s de regidores de la capital regn?cola se convierten en se?ores de vasallos, si bien la falta de descendencia masculina har? que el importante patrimonio que logran vincular acabe en manos de los descendientes del almirante Luis Fajardo. ?stos, adem?s, intentan proyectar su influencia sobre el reino murciano ante la ausencia de sus parientes mayores ?los marqueses de los V?lez? residentes en la corte y ocupados en lejanas embajadas, gobernaciones y virreinatos, tanto dentro como fuera de la Pen?nsula Ib?rica. La familia aristocr?tica, como cualquier otra, no se ver? libre de conflictos intra y extrafamiliares. Estos ?ltimos aluden a su lucha por mantener y aumentar su poder, preeminencia e ingresos en sus se?or?os y otros lugares con los que mantienen lazos de dominaci?n desde la baja Edad Media. Los V?lez se ver?n enfrentados tanto a sus vasallos1379, en especial a la poderosa oligarqu?a de Mula, y junto a ello a los obispos de Almer?a1380, algunos grandes se?ores instalados en el reino granadino1381 (los Alba y los 1379 MOZAS AGULL?, I. y VILAR, J. B., ?Un conflicto de se?or?o...?, art. cit., pp. 28-69; LEMEUNIER, G. y GONZ?LEZ CASTA?O, J. ?Se?ores y oligarcas...?, art. cit., pp. 119-144; ALCAINA FERN?NDEZ, P. Historia de la Villa..., op. cit., pp. 46-48; AND?JAR CASTILLO, F. y BARRIOS AGUILERA, M., ?El arte de usurpar...?, art. cit., pp. 85-121. 1380 P?REZ BOYERO, E., ?La construcci?n...?, art. cit., pp. 17-32. 1381 CASTILLO FERN?NDEZ, J., ?Conflictos y protestas populares...?, op. cit., pp. 175-209; y S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit. 465 Mond?jar) y a los bandos contrarios a su influencia en diversas ciudades de realengo como Murcia y Lorca1382. Los problemas intrafamiliares derivan de la pugna por la herencia y el patrimonio, que va unido a elevadas deudas e importantes obligaciones por parte del pariente mayor. Concretamente destaca la actitud del II marqu?s de los V?lez que, a mediados del siglo XVI, se niega a pagar las cuantiosas dotes y alimentos de sus hermanos y otros parientes cercanos, a pesar de que los testamentos de sus predecesores o las propias leyes digan lo contrario. S?lo conseguir? dilatar esos pagos, pero de este modo advierte a cualquier persona, familia o instituci?n de que no est? dispuesto a ceder ni un solo maraved?, salvo que los tribunales regios o el propio soberano le obliguen no una, sino en repetidas ocasiones, incluso con cartas ejecutorias y requerimientos firmados por el propio Carlos V o su hijo, el entonces pr?ncipe, Felipe. De manera que, en el caso del linaje Fajardo, se ha comprobado lo que ya advirti? en su d?a James Casey1383, acerca de la enorme cantidad de pleitos en el seno de las familias durante la Edad Moderna. Dicha conflictividad adquiere especial relevancia durante ?pocas de transici?n como la larga minor?a de edad del IV marqu?s de los V?lez y las luchas por ejercer su tutor?a y curadur?a. Con todo, el mayorazgo de los Fajardo permanecer? indemne, a pesar del endeudamiento derivado de pleitos, gastos suntuarios, dotes, servicios militares (pago de lanzas, defensa de la costa), traslado a la corte y representaci?n del monarca en el extranjero. Desde que en 1960 se publicase Los Tres V?lez, obra p?stuma de Gregorio Mara??n1384 y referencia a?n hoy inexcusable, lo cierto es que se ha consolidado la visi?n de los V?lez centrada, especialmente, en los dos primeros titulares del marquesado, y por ende en su faceta militar y su residencia en Murcia y los V?lez. Sin embargo, dichos marqueses son, en realidad, el ?ltimo eslab?n de una nobleza de corte feudal y guerrero y, al mismo tiempo, aunque parezca contradictorio, su educaci?n, v?nculos familiares y pol?ticos les llevan a ser tambi?n los primeros de su linaje que mantienen un contacto y visitas frecuentes a la corte. Ser?, pues, a partir de 1572, en la persona del III Marqu?s, cuando el esplendor cortesano de los Fajardo comience a ser una realidad definitiva. La corte no s?lo es la residencia del rey y su familia, sino 1382 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit.; CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes..., op. cit.; y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla..., op. cit. 1383 CASEY, J., ?La conflictividad...?, art. cit., pp. 9-25. 1384 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit. 466 tambi?n el primer espacio de decisi?n pol?tica y distribuci?n de gracias y mercedes, tal y como se?al? Ant?nio Manuel Hespanha1385. Por ello, estar bien situado en el espacio ?ulico ser? la clave para entender el progresivo aumento de poder y prestigio de la aristocracia. Aunque el citado III Marqu?s, don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, se lamente de los disgustos que le ocasiona el servicio al rey, en lo tocante a la administraci?n y hacienda de su casa, lo cierto es que no rechaza ninguna de las misiones o puestos que ?ste le ofrece. Sigue los oportunos consejos de su suegro, don Luis de Requesens, y tras su regreso de la embajada extraordinaria en el Sacro Imperio y Polonia (1572-1575) acepta la mayordom?a mayor de la reina Ana de Austria1386. Con ello tiene acceso permanente a Felipe II y, pocos meses despu?s, ya en 1576, es nombrado miembro del Consejo de Estado y Guerra, sustituyendo a un hechura de su suegro: el fallecido Andr?s Ponce de Le?n. Servicio palatino y asuntos pol?ticos son dos esferas indisociables, ya que sin una no se puede entender la otra. En ello han insistido autores como Bouza1387, Carrasco Mart?nez1388, Garc?a Hern?n1389 o ?lvarez-Ossorio1390, lo cual alude a la renovaci?n de una historia pol?tica preocupada por aspectos culturales, sin los cuales es imposible aprehender el significado del ceremonial cortesano y su ritual de origen borgo??n, perfectamente dominado por la aristocracia. No en vano fue el III duque de Alba quien, siguiendo las ?rdenes de Carlos V, lo introdujo en 1548 para dar mayor realce a la etiqueta de la corte castellana1391. Sin embargo, la corta privanza del III Marqu?s, de apenas tres a?os (1575-1578), no le permite obtener grandes ventajas para su casa, es decir sus parientes, criados y deudos. La ?nica distinci?n, aparte de la citada mayordom?a, ser? la encomienda mayor de Le?n1392 (1578), con la cual Felipe II ven?a a resarcirle por la p?rdida de Caravaca ? vinculada a su linaje desde hac?a un siglo? y la obtenci?n de la mucho menos rentable Montealegre, tras la muerte de su padre, en 1574. En todo caso, ya desde su etapa de embajador extraordinario en Viena, siendo a?n heredero de su casa, don Pedro se ve 1385 HESPANHA, A. M., La gracia del derecho..., op. cit., p. 201. 1386 Vid. MART?NEZ MILL?N, J., ?La Casa de la reina Ana...?, op. cit., pp. 159-184. 1387 BOUZA, F., Palabra e Imagen en la Corte..., op. cit. 1388 CARRASCO MART?NEZ, A., ?Fisonom?a de la virtud...?, art. cit., pp. 26-37. 1389 GARC?A HERN?N, D., La aristocracia..., op. cit., pp. 177-200. 1390 ?LVAREZ-OSSORIO ALVARI?O, A., ?El cortesano discreto...?, art. cit., pp. 73-94. 1391 KAMEN, H., Felipe..., op. cit., pp. 34-35; y NOEL, Ch. C., ?La etiqueta borgo?ona en la corte de Espa?a (1547-1800)?, Manuscrits, 22 (2004), pp. 139-158. 1392 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores..., op. cit., vol. I, pp. 57-68. 467 forzado a recibir elevadas sumas prestadas por su suegro. A?os m?s tarde, aunque su situaci?n pol?tica y cortesana sea mucho m?s acomodada tampoco tendr? tiempo de enriquecerse ni de fundar nuevos v?nculos o agregar bienes al mayorazgo fundado por su bisabuelo Chac?n, en 1491. As? pues, al igual que otros tantos arist?cratas castellanos, el servicio a la corte elev?, por la proximidad al rey, su condici?n cortesana, pero no por ello vio acrecentar su patrimonio econ?mico. Fue el caso de los duques de Osuna, estudiados por Atienza Hern?ndez1393. Tambi?n el de don Juan de la Cerda, IV duque de Medinaceli, tal y como se?alaba Requesens a su yerno, don Pedro Fajardo, apunto de suceder a aqu?l en la mayordom?a mayor de la reina: ?soy de opini?n que si El Rey mandare a V.S. que le sirva en alguno en esos Reynos (especialmente en su corte) lo acepte, que si bien es tan general el descontento della como V.S. dize, alcan?a asimismo esto a los hombres en sus Casas y el da?o que el duque de Medina ?ely dixo en la suya no fue por lo que sirvi? en esos Reynos sino por lo de fuera dellos?1394. El hecho de que el III marqu?s de los V?lez, adem?s de estadista, destaque por su condici?n erudita no es algo del todo nuevo para su casa. Su abuelo, el I Marqu?s, manten?a correspondencia en lat?n con su preceptor en la corte de los Reyes Cat?licos, el dominico italiano Pietro Martir d?Angheria. Adem?s, a don Pedro Fajardo Chac?n, le ser? dedicado un libro de caballer?as llamado Floriseo, que vio la luz en Valencia el a?o 15161395. Anteriormente, su abuelo don Gonzalo Chac?n, padre del adelantado de Murcia, don Juan, escribi? en 1453 la Cr?nica de don ?lvaro de Luna, su antiguo se?or, convertida en un aut?ntico manual para cortesanos y nobles en la Castilla de finales del siglo XV1396. Pero ser? el III marqu?s de los V?lez quien llevar? a la m?xima expresi?n tan notorios precedentes, formando una de las bibliotecas nobiliarias m?s relevantes de su tiempo y, tal y como ha puesto de relieve Bouza, leyendo y comentando libros en varios idiomas: franc?s, italiano, lat?n y griego1397. Siendo a?n heredero de su casa, en 1563, ya hab?a sido, al igual que su abuelo, dedicatario de un libro: la segunda parte de La 1393 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 327-350. 1394 IVDJ, env?o 38, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez. 23 de julio de 1575. 1395 BERNAL, H., Floriseo, ed. de J. GUIJARRO, Alcal? de Henares, 2003 (1516). 1396 RUIZ-DOM?NECH, J. E., El Gran Capit?n..., op. cit., pp. 70-76. 1397 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit., en prensa. 468 F?brica del Universo, publicado en Toledo por Bernardo P?rez de Vargas1398. Por tanto, la visi?n exclusivamente guerrera y un tanto b?rbara del linaje Fajardo se diluye, aunque esto no desmienta las atrocidades cometidas por el I marqu?s de los V?lez en el saqueo de Orihuela1399, tras derrotar a los agermanados valencianos (1521), o la cruenta represi?n de su hijo Luis Fajardo de la Cueva, II Marqu?s, contra los moriscos granadinos, sublevados en 1568. El III Marqu?s y sus antecesores son representantes de una nobleza de nuevo cu?o renacentista, que sigue marcada por las armas y la cortesan?a, a las cuales a?aden un tercer v?rtice definitorio: las letras1400. Usan la espada, pero tambi?n la cultura para ponerse al servicio de la Monarqu?a Hisp?nica en diferentes escenarios, tanto dentro como fuera de la Pen?nsula Ib?rica. Esta dimensi?n refuerza la idea de que se trata de un linaje cortesano, propio de la ?poca en que escribi? Castiglione1401 su famosa obra, tanto por sus v?nculos familiares como por su riqueza, poder, prestigio y, por supuesto, cercan?a al monarca. La larga minor?a de edad del IV Marqu?s (1579-1594) y el alejamiento de la gracia real, derivada de la brusca ca?da en desgracia de su padre y del partido papista, que ?l hab?a encabezado, conllevan una ?poca de reestructuraci?n del poder para los Fajardo. A la espera de recibir nuevos cargos y mercedes, don Luis Fajardo Requesens se retira a su villa murciana de Mula, en 1602. Y ya en los ?ltimos a?os de su vida ostentar? el virreinato de Valencia (1628-1631), puesto en el que ser? sucedido por su hijo, el V Marqu?s. En las cortes de los Habsburgo austriacos y espa?oles, el III marqu?s de los V?lez mantuvo estrechas relaciones con algunos parientes que tambi?n ostentaban cargos de relevancia pol?tica. As? pues, el IV conde de Monteaguado y I marqu?s de Almaz?n fue embajador residente en Viena, despu?s consejero de Estado, virrey de Navarra y presidente del Consejo de ?rdenes. Mientras que el III duque de Sessa estuvo destinado en las galeras del Mediterr?neo y ocup? otro asiento en el Consejo de Estado. Ambos eran primos de V?lez y, en el caso de Sessa, fue adem?s quien le represent? en las negociaciones de sus dos matrimonios, el primero concertado con la hija de los condes de Ure?a (1554) y el segundo con la hija de Requesens (1571). Adem?s, los tres 1398 En su portada aparece el escudo del entonces Marqu?s de Molina. Vid. BERM?DEZ M?NDEZ, M., ?Apuntes acerca de Bernardo P?rez de Vargas y su obra literaria?, Isla de Arriar?n: revista cultural y cient?fica, 28 (2006), pp. 122 y 130-131. 1399 CARRASCO RODR?GUEZ, A., ?Una aportaci?n...?, art. cit., pp. 219-234. 1400 OCHOA BRUN, M. ?., ?La Diplomacia espa?ola...?, art. cit., pp. 27-63. 1401 Vid. BURKE, P., Los avatares de El Cortesano, Barcelona, 1998. 469 arist?cratas ?V?lez, Sessa y Monteagudo? fueron miembros destacados del partido papista y amigos ?ntimos del secretario Antonio P?rez. No se puede negar la enorme influencia que ?ste ejerci? sobre Felipe II, pero considero que el III marqu?s de los V?lez no fue hechura suyo, tal y como se?al? Mara??n y la historiograf?a ha repetido. M?s bien fue su suegro, amigo y protector Requesens quien, desde la lejan?a, impuls? su carrera cortesana. El Rey Prudente premi? en Fajardo no los ?xitos de una embajada extraordinaria llena de dificultades y escaso r?dito, sino la longeva fidelidad y brillantes servicios de sus parientes pol?ticos: los Requesens-Z??iga. Pero no por ello cabe decir que don Pedro sea tampoco un cliente o una criatura del Comendador Mayor de Castilla. Lo que existe entre ambos son intereses mutuos y una reciprocidad familiar, que se ver? recompensada cuando tras la muerte de Requesens, en 1576, su yerno quede como un ?segundo padre? para sus hijos, ante la lejan?a de don Juan de Z??iga, virrey de N?poles. A ello deben unirse los m?ritos individuales del propio Marqu?s y la grandeza del linaje Fajardo. El honor es algo que se hereda, pues tal y como recoge Covarrubias ?quien alaba su nobleza cosas agenas alaba, no cosas suyas?1402. A ese honor heredado hay que sumar el prestigio1403, es decir las cualidades y haza?as que cada miembro del linaje, tanto el pariente mayor como los dem?s, sean capaces de incorporar, bien por el empleo de las armas, el servicio palatino en las casas reales o los cargos en ?rganos administrativos de la Monarqu?a Hisp?nica. Don Pedro hered? el honor de una de las casas m?s relevantes de la grandeza hisp?nica, de la cual era heredero cuando march? a la corte, hacia 1550. Y a ese prestigio recibido de la sangre sum? una notoria preparaci?n intelectual. Ambos factores, lo heredado y lo agregado, explican un brillante y vertiginoso cursus honorum, colmado por cargos de la m?xima relevancia pol?tica y cortesana. En definitiva, la familia y la pol?tica se dan la mano y gravitan alrededor de la corte. Desde ?sta el rey ?domestica? a la nobleza, la cual, a su vez, tambi?n se siente atra?da por el espacio ?ulico, imprescindible para defender sus intereses y tener acceso a la gracia. La corte tiene, pues, un significado ambivalente, tal y como ha se?alado 1402 COVARRUBIAS, S. de, Tesoro de la lengua castellana o espa?ola, ed. de Mart?n de Riquer, Barcelona, 1993, p. 829. 1403 La dicotom?a entre el honor (heredado) y el prestigio (alcanzado) es recogida magistralmente en MARAVALL, J. A., Poder, honor..., op. cit., pp. 41-60. 470 Mart?nez Mill?n1404. Por tanto, hacer un an?lisis de la evoluci?n y encumbramiento de la casa de los V?lez en el per?odo altomoderno supone volver los ojos hacia el poder de las casas aristocr?ticas y sus formas de expresi?n. El matrimonio, el parentesco, el patronazgo-clientelismo y la amistad devienen en nociones clave para entender las relaciones verticales y horizontales que mantienen los Fajardo con reyes, nobles, bur?cratas, criados y vasallos. La relaci?n del linaje aristocr?tico de los Fajardo con el poder regio ha permitido arrojar nueva luz sobre la Monarqu?a Hisp?nica en el siglo XVI, la primera potencia de la ?poca, as? como el relieve de la aristocracia en el seno de la sociedad, las instituciones y la corte. Durante los a?os centrales del reinado de Felipe II, uno de los per?odos de mayor esplendor para la Monarqu?a Cat?lica, el pariente mayor del linaje Fajardo fue su ministro y privado m?s relevante, liderando el partido papista. Tan elevada posici?n s?lo puede entenderse merced al honor, el prestigio y los destacados servicios a la Corona del III marqu?s de los V?lez y sus ilustres parientes. En suma, la memoria y fidelidad del linaje, as? como los m?ritos del propio Pedro Fajardo, hicieron posible el ascenso de los V?lez y sirvieron de pr?logo a una etapa posterior, ya en el siglo XVII, en la que los sucesivos marqueses servir?n a sus ?primos?, los reyes, en los m?s altos puestos de la administraci?n. 1404 MART?NEZ MILL?N, J., ?La articulaci?n del poder en la Corte durante la segunda mitad del siglo XVI?, en J. M. IM?ZCOZ BEUNZA (dir.), Redes familiares y patronazgo. Aproximaci?n al entramado social del Pa?s Vasco y Navarra en el Antiguo R?gimen (siglos XV-XIX), Bilbao, 2001, pp. 68- 69. 471 472 ABSTRACT AND CONCLUSIONS 473 474 ABSTRACT The European aristocracy in the modern age was the most powerful social group, just below the king. This gives an idea of its enormous influence, prestige and wealth, but also has led studies on the nobility to the courtier and institutional level, since their high social status involved the performance of the highest positions in the palatine service and administration of European monarchies. From the strengthening of royal authority and the emergence of what has been called modern state, the nobility lived a paradoxical process. On the one hand, it loses a significant share of power, yet he approaches the court to serve the king and obtain new titles, grants, fees and privileges. The Tandem nobility-monarchy will be reinforced, erecting a kind of reciprocal relationship without which neither party can survive for several centuries. Indeed, the absolutist state building would not have been possible without the valid, mostly descendants of illustrious aristocratic families. Moreover, without royal support, nobility could not survive the increasing indebtedness of their estates. This work, while not rejecting the value and interest of the dominant historiography to this day on the nobility, also intends to focus on issues related to social history. Thus, starting from one of the most prominent noble lineages of modern Spain ?the Marquis of V?lez? discussed marriage, social networks, inheritance, social reproduction and social mobility processes both upstream and downstream levels affecting the Hispanic lineage. Intend to conduct the reverse path to what has been done on the nobility, ranging from the political to the social. Then the combination of both vectors can provide a fuller overview of the top of European society, and specifically, Spanish society, during the Modern Age: the aristocracy. It is necessary to check by means of concrete examples the concepts and categories with that the high Castilian nobility has thought and studied. This one presents close to a few common denominators, a few certain regional variations, depending on the conformation of his territorial bases and of the specific problematics of every territory. In this case, the family Fajardo, belonging to the household of the V?lez, with possessions in the end suroriental of the Iberian Peninsula (kingdoms of Murcia and Grenada). The nearby Moslem presence, the frontier sense and the scanty nobility of the territory grant a specificity that is necessary to consider and to bear in 475 mind. On the other hand, they are fundamental the dialectics weapon - letter and the power of the territorial local bases opposite to the meaning of of the court. Both ideas explain a complex system of social relations in the one that is showing itself a new concept of aristocracy, near to the king, but not for it it stops paying attention to his original sources of power. The fundamental aim of this (paper) is to analyze the period 1477-1597, with the presence and absence of the Fajardo in the court. We can affirm that the intermediation between the local oligarchies and the court is one of the functions and more significant characteristics. All this in a context of patronage and social mobility very near the social history. This work, though it does not reject the interest of the based historiography, almost exclusively in the political-institutional problematics and of international relations, predominant to the present day on the nobility, it tries to centre also on questions related to the social history. Thus, starting from one of the most prominent noble lineages of modern Spain ?the Marquis of V?lez? discussed marriage, social networks, inheritance, social reproduction and social mobility processes both upstream and downstream levels affecting the Hispanic lineage. Intend to conduct the reverse path to what has been done on the nobility, ranging from the political to the social. Then the combination of both vectors can provide a fuller overview of the top of European society, and specifically, Spanish society, during the Modern Age: the aristocracy. The aim of this study is to analyze the presence and absence of Fajardo in court for five generations, from 1477 to 1597. The service to the king and strategic marriage alliances will determine the rise of the third Marquis of los V?lez, become aristocratic leader of the ?Romanist? party during the 1570s. However, his downfall and early death in 1579, will leave his household in a delicate situation, with a long minority and financial problems. His son, the fourth Marquis of los V?lez, unlike his father, an aristocrat not be courteous, but reside in his village of Mula, in the kingdom of Murcia, dedicated to rebuilding the political, military, economic and symbolic power of his household. So the father was important for the court patronage, and the son for stately patronage. The lineage Fajardo, crowned with the title of Marquis of V?lez Blanco in 1507, was the most powerful in the kingdom of Murcia, in the south of Castile, from the late fourteenth century. Sheltered from the border with the kingdom of Grenada, and the 476 appointment as captain and adelantado mayor of the kingdom of Murcia in the person of Alonso Ya?ez Fajardo in 1383, begins the social and political advancement. The principal intention of lineage Fajardo was the control of the capital of the kingdom, the city of Murcia. So their members expulsing the Manuel family, descendants of the first adelantado after the Castilian reconquest, in the mid-thirteenth century. The military services and loyalty to the Castilian crown gived them important estates in the kingdom of Murcia, since the ends of XIVth century. Crown, manors and encomiendas were the triangle of influence and unchallengeable power. The strengthening of royal authority and, above all, involving the I Marquis of los V?lez in Comunidades revolt in Murcia, explain Fajardo alienate the city and the kingdom of Murcia. The importance of this change is clear to build a magnificent Renaissance castle in V?lez Blanco, far from the familiar Gothic vault, recently finished in the cathedral of Murcia. Lineage Fajardo was clients and patrons in two ways. On the one hand, clients of the crown, and well into the XVIth are defined as soldiers who defend the coasts of the kingdom of Murcia, that were attacked by Corsairs Berber, in addition to assistant to Charles V on the occasion of the German?as in Valencia and the French invasion, in 1521, and assist Philip II in the outbreak of the Moorish revolt in Grenada, in 1568. They are also clients of other more powerful and noble lineages settled in court, as is the case of Manrique lineage (Count of Paredes), with which they weave a complex web inbreeding during the last third of the fifteenth century. Later will join illustrious households of greatness such as Albuquerque, Cifuentes, Cabra and Osuna. His eldest daughter married to the families alluded to in search of high skills and good relations with the court. Thus the paradox of exile from the city of Murcia after the Comunidades and at the same time, the presence of the first Marquis of Velez in the baptism of Philip II in Valladolid (1527), occupying a place of prominence. Also, the Fajardo are patrons of clientele in their estates and in major cities of Crown (Murcia and Lorca), not in vain are the lords and vassals have more territories in the kingdoms of Murcia and Grenada. Two states, although the residence is fixed, as of 1524, in V?lez Blanco and Cuevas. Faced with the loss of influence in land Murcia, due to the emancipation of the oligarchy from Murcia and the conflicts with Mula raised with the Fajardo they entrench in Grenadian, where again be free of conflicts, in this 477 case with the bishops of Almer?a (of tithes and the erection of churches) and other great lords: the Duke of Alba (Hu?scar neighboring lords) and the Marquis of Mond?jar (captain generals of the kingdom of Grenada, who disputed the military supremacy). Finally, Fajardo will, between 1575 and 1578 courtier patrons, following the elevation of the third marquis at the court of Philip II. The third Marquis of los V?lez was a big patron in the court of Philip II. Sent in 1550 to the court, to be educated among the elite of the noble Hispanic, as had his predecessors, he never set foot in the Marquis, then over the years, the Palatine and the important service for political office kept him near the king. Political influence and court of Don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba in a short space of time of the middle years of the reign of Philip II is largely explained by his second marriage, agreed with the daughter of the Comendador Mayor of Castile, Luis de Requesens, in 1571. A year earlier his father had been dismissed from command of troops fighting the Moors from Grenada, replaced by Don Juan de Austria. While the second Marquis de los V?lez retired to his land, his son was preparing for a dizzying ascent. In fact, only months after the marriage settlement with Menc?a Requesens, was sent as ambassador extraordinary to Vienna, where he remained until early 1575. There should address the delivery of the Marquis of the Finale to the Emperor Maximilian II, the league against the Ottomans and, unexpectedly, he was sent to Poland in early 1573 to defend the nomination of the Archduke Ernest the throne of the Polish-Lithuanian confederation. Shortly after returning from the Holy Roman Empire, Philip II try to send to Geneva in the spring of 1575, to mediate the political crisis of the allied republic, but the flamboyant Marquis rejects the mission. Although it will be designated chief mayordomo of queen Anne of Austria, in September 1575, after the death of the Duke of Medinaceli. His condition learned, experience gained in serving the king and his powerful relatives converged to make him a powerful statesman. While both Requesens as Z??iga kept apart from factional rivalries, among other things for his protracted departure from the court and residence in Italy. In April the following year, 1576, go to the Councils of State and War, replacing the late Andres Ponce de Le?n. Requesens died shortly before, and his brother was away from Spain until 1583. Soon Fajardo associate secretary Antonio P?rez and Cardinal Quiroga, heading the Romanist party, and acquired great influence in 478 Philippine politics in subsequent years. Participated in Juntas of Flanders and Galeras, the Marquis of los V?lez being one of the key advisors, along with Alba, as the Prudent King resorted to direct them in dealing with particularly serious or urgent matters. They were, then the visible heads of their respective factions in the State Council. However, his personal and political success did not translate into benefits for his household or his potential clients, but eventually turn decisively away from his subjects and further ruin the family estate. The Count of Monteagudo said about Don Pedro ?neither knows his land they nor know him there for having worked out so early of House of his father?1405. But instead will become one of the ministers closest to Philip II during the next years. The Marquis was a knight of Santiago since 15601406, and Commander of Montealegre since 15751407, ultimately being assigned major Commander of Le?n in 1578, shortly before her defenestration political, precedent of its ally Antonio Perez. He realized he could not again enter their states while continuing in the service of the monarch. The life of Don Pedro Fajardo was interrupted shortly after leaving Madrid in the direction of their states, without being stepped on and died on 12 February 1579, in the city of Murcia. Only one made you closer to your domains in the kingdoms of Murcia and Grenada, and is the foundation of a Franciscan convent in Mula, in 1574. Unfinished at his death five years later, will be his widow and especially his son who concluded it. The removal of los V?lez from Murcia causes in 1578 who owned houses on the site of ancient castle, between the Cathedral and houses the City Council, are ruined and serve as a ?Dungheap and common land?. The nearly 58,000 ducats in debt had to be paid, in part, with the usual auction of his free goods in Madrid, highlighting the magnificent library, much of which was bought by Philip II to El Escorial, without forgetting other distinguished byers like Don Juan de Idi?quez or the Jesuit. The third Marquis of los V?lez was the first of his household that lived from the early twenties until his death in the court. His father and his grandfather were educated 1405 AGS, E, leg. 672, fol. 35 y 36. Carta descifrada del conde de Monteagudo a Su Majestad. Viena, 13 de enero de 1575. 1406 AHN, OO MM, Santiago, exp. 2.820. 1407 RAH, SC, M. 4, fol. 186r. Noticia de la c?dula del rey Felipe II, por la que concede la encomienda de Montealegre en la Orden de Santiago a Pedro Fajardo, III marqu?s de los V?lez. 29 de mayo de 1575. 479 near the kings, but on reaching the age of majority returned to their states. The Fajardo military were attached to their lordships, that's where they had political and economic power. With Don Pedro Fajardo y C?rdoba, begin to make sense out of their domains and not by the use of arms but by the diplomatic and political. Nevertheless, his inheritor will suppose a regression, logic when a lineage was meeting removed from the court against his will. This is the case of aristocrats as the Count of Portalegre, in late Sixteenth century, and the Count de Lemos, in early Seventeenth century, without access to real grace. The return to the village could also be a parenthesis to the pending arrival of the coveted call from the court, as happened with the Marquis of Velada before becoming tutor to the future Philip III of Spain. The debris left by the III Marquis de los V?lez was not only economical, but his household was in danger of disappearing. He only had one son, Don Luis Fajardo Requesens, born in December 1575, and at that time was three years old and lived in Catalan possessions of his mother's family, marching with his mother's second marriage to Benavente. This should reside in the Marquisate, as the last wish expressed by his father in his testament1408, he did not want to be educated at the court or away from his possessions, anxious about their bad experience. The low age and remoteness of the young heir to their father's brothers encouraged to seek an alternative to the estate of the Marquis. The transitional government of the Marquisate of los V?lez was given by the Marchioness survived to his uncle, the illustrious Don Juan de Z??iga, much more concerned about his return to Spain and consolidation in court. So he gave the task to a valuable servant of his brother, the inspector Domingo de Zavala, Luis de Requesens? secretary at Lepanto, Milan and Flanders, and later member of the Council of Finance of Philip III. The efficient management of Zavala, in the years 1583-1594, reorganized the extensive states of Murcia-Grenada. It was time to retrace the path traveled by the third Marquis of V?lez, statesman and courtier patron, so his son, Don Luis Fajardo Requesens coming of age returned to their states, after two decades without the physical presence of its owner. This return returned the ancient splendor lost to V?lez Blanco, with a large retinue of servants and officials. However, the fourth Marquis wanted recuperate the lost control over the land of their ancestors: the kingdom of Murcia. 1408 SN-AHN, Osuna, C. 36, D. 132, fol. 8r. Copia simple del testamento del III marqu?s de los V?lez. Puerto de la Losilla, 8 de febrero de 1579. 480 From his villa of Mule he tried to mediatize the political life of the kingdom of Murcia, of which the Fajardo continued being anticipated and major captains. It did not recover the influence cuasi absolute of his household during the second half of the 15th century and the first decades of the XVIth, but his constant presence during great part of his life was the last attempt for obtaining it. In 1606, he wrote to Count of Gondomar, "All business in this kingdom have no other godfather, but me and I do this job"1409. He only play a position of prominence during the last three years of his life, when he was appointed viceroy of Valencia (1628-1631). In this post was succeeded by his son, Don Pedro Fajardo Pimentel (fifth Marquis of los V?lez). From Valencia could follow events closely monitor Murcia and lawsuits to recover the prestige of his household. His patronage will stand out on the Franciscan convents of the diocese of Cartagena. At his death, his successors will not continue living in Murcia, but to be deployed servers Philip IV and Charles II in numerous viceroys form Italy and Spain. Nobles are away from their domains and interested in politics to get the prestige of his household. In short, marriages and political alliances opened the doors of the court to Hispanic aristocrats. Alongside that was necessary proximity to the king or chief ministers to have access to positions of prominence in the government of the Hispanic Monarchy. The household of the V?lez with his approximations and withdrawals of the court, more or less alternative, is a paradigm of this undissociable binomial that kings and aristocrats form in Habsburg?s Spain. Each new marquis, as chief elder of his household, look in the service of the king increase family prestige, charged with the performance of Palatine, embassies, viceroys, seats on Councils, packages or honors frustrated as the title of captain general of the kingdom Murcia or Spain's greatness first-class. The closeness to the monarch also provided debt relief of the great aristocratic families and gave them renewed capacity to mediate between the local oligarchies and the court. 1409 AGPR, RB. II. 2127-126. Carta del marqu?s de los V?lez al conde de Gondomar. Moratalla, 28 de noviembre de 1606. 481 CONCLUSIONS ?The year 1520, October 23, distinction between ?grandes? and titles and at the same time, the Marquis of los V?lez worked to reduce and maintain in the service of the Lord Emperor his two kingdoms of Murcia and Valencia, ran His Majesty that first act of distinction among its graduates had Spain (...) elected to that he enjoyed a number that high prerogative, and was limited and restricted to this and all other titles from this day they lost that right by old dignity, leaving the Prince this new award that honoured after the merits of many, as have its successors, but we call the first class are those of the first creation or restitution? 1410. He described, in 1686, the great genealogical writer Luis de Salazar y Castro social status of the Marquis of los V?lez. It is obvious that the House of Fajardo, which had begun to solidify their power and influence in the Fourteenth century, taking advantage of the weakness of royal power in Castile, however, in the period from 1477- 1597, and keep territorial power in its states Murcia and Grenada. This noble family will revolve around major events arising from the creation, rise and zenith of the monarchy, which trigger the last Trast?maras and then the first Spanish Habsburgs. The Fajardo, like the rest of the nobility are all part of a cultural construction that comes from the Aristotelian philosophy and pervades with its notion of hierarchy and privilege legitimate in medieval and modern Europe. The abundant literature handles genealogical extol the merits and hide defects most illustrious families, what is not alien to the noble family in which this study focuses. Not everything in it is false, but must be taken with caution, as highlighted Atienza Hern?ndez in his study of the aristocratic houses1411. Moreover, many houses evolve and adapt to major political, economic and ideological underpinning its preeminence over the centuries. Just for intractable issues such as the extinction of male descendants, could disappear, as happened with the Fajardo early Eighteenth century, when their states and titles reverse first in the ducal house of Montalto and, later, in the Marquis of Villafranca del Bierzo. 1410 RODR?GUEZ P?REZ, R. A. y HERN?NDEZ FRANCO, J., Memorial de la calidad..., op. cit., p. 327. 1411 ATIENZA HERN?NDEZ, I., ?La construcci?n de lo real...?, op. cit., pp. 41-59. 482 It is worth recalling some basic assumptions about the great aristocratic lineages. The ?lineage? brings honour to all its members, which share a distant ancestor, and often covered with a heroic character who, in turn, is linked to military exploits, usually against the Muslims. The ?household?, however, is that which brings wealth and riches. Usually refers to the lineage of the family name and home for the peerage (duke, marquis, count) or military (admiral, ?condestable?). This has been reflected Mafalda Soares da Cunha and Nuno G. Monteiro in his study of the Portuguese aristocracy1412, which is a function of cultural parameters very similar to the Hispanic, but evolves with other rhythms and specificities. In any event, ?lineage? and ?household? refers to forms of social and family organization aristocratic type who can not be extrapolated to most of people during Ancien Regime: the underprivileged. Francisco Chac?n Jim?nez stressed that the ?household? is built from a number of common elements that define their members, such as shields, weapons, land and fees. All of them are perpetuated from generation to generation through lines of kinship, marriage alliances, transfer of ownership and the networks of family solidarity1413. Thus, this research focuses on the lineage Fajardo and especially in its main trunk of the Marquis of los V?lez, without forgetting other younger branches, collateral and illegitimate. Of course, speaking of los V?lez and his ilk, it?s necessary to start referring to this society that valued both the origin of the nobility of blood, of ancient roots, that although Salazar and Castro want to go back to the Eleventh century, the truth is that its origin is not known prior to the Fourteenth century. The Fajardo, then, a military lineage magnified because of his leadership of the ?little war? against the Moorish from kingdom of Grenada, from the border the territory. His greatness comes, then, these men of the late medieval period border, converted to maximum political authority, military and judiciary of the kingdom of Murcia. When overtaking added a great influence on the main royal cities (Murcia and Lorca) and santiaguista territories, not to mention the process of purchases and donations mansions initiated in the late fourteenth century. We need to know who they are and where they come from such remote 1412 MONTEIRO, N. G., ?Casa e linhagem...?, art. cit., pp. 43-63; y CUNHA, M. S. da, A Casa de Bragan?a..., op. cit., pp. 13-26. 1413 CHAC?N JIM?NEZ, F., ?Hacia una nueva...?, art. cit., pp. 81-89. 483 Galician military to understand its further evolution, and in modern times to the court and serve the king, true leitmotiv of this study. The family analysis of the main trunk, as well as the younger branches, collateral and spurious lineage has Fajardo unravel the relationship it has with the monarchy, from the unstable period of the last Trast?mara Castilians to Universal Monarchy of Philip II, from dynastic union by involving the Catholic Monarchs and the imperial dimension involving Carlos V. Therefore, limits have been exceeded regional and local understanding to the home of los V?lez and his relatives as ?social actors?1414 overlap with the central policy and the strengthening of royal authority. It is true that they have their power base and symbolic stately kingdoms of Murcia and Grenada, but this is not sufficient to understand the true dimension they acquiring since the second half of the fifteenth century, with Don Pedro Fajardo Quesada1415. Over his career, the members of the household of los V?lez leave their unique function in war and become loyal servants of the Crown, with prominent political, palatine and diplomats positions. This view, which may extend to all the great noble houses of Europe at the time, has been described in the various missions and positions played by the holders of the Marquis of los V?lez. However, the court elevation is not understood only in terms of the direct relationship with the source of grace, which is the sovereign, but also by marriage alliances with leading houses of the greatness and the network of relationships that this allows. Along with high skills and prestige, the wives of successive Marquises of V?lez provide a wide range of benefits, given their relationship with some of the most prominent ministers and servants of kings. That is, the political family is instrumental to the Fajardo have access to the court, even in times of difficulty as arising from the exile of the first Marquis, after the Communities revolt, through its alliance with the Counts of Cifuentes; or during the minority of the fourth Marquis that will be supported and protected by the powerful house of Benavente. The first links with families close to the Crown will take place in the second half of the fifteenth century, hence that is the chronological starting point of this study. This 1414 Cfr. IM?ZCOZ BEUNZA, J. M., ?Actores sociales y redes de relaciones en las familias del Antiguo R?gimen: Propuestas de an?lisis en historia social y pol?tica?, en C. BARROS (coord.), Historia a debate, vol. II, Santiago de Compostela, 1995, pp. 341-354. 1415 Vid. TORRES FONTES, J., Don Pedro Fajardo..., op. cit. 484 step allows Fajardo, once exalted as the first line of Murcia, securing the necessary external support for that from the court not to discuss their preeminence in the furtherance and in addition, they can still control the vast and powerful network Santiaguista commands bordering Grenada, Ja?n and La Mancha1416. Even some marital agreements provided to Fajardo nothing less than royal blood1417 because of the relationship of the Manrique and De la Cueva with Castilian royal dynasty Trast?mara. Liaison with Manrique and, later, real imposition, with Chac?n, Fajardo takes place at a level that far exceeds the narrow limits of Murcia and Grenada, that can be attributed to them because of their lordships and fees. In fact, in 1477, the marriage of Luisa Manrique Fajardo, primogeniture heir of the family, with Juan Chac?n Alvarnaes, son of a famous courtesan of Elizabeth I of Castile begins to impose control on the turbulent and largely independent Fajardo lineage. Therefore, since the late Fifteenth century heirs of the main trunk of the lineage Fajardo only illustrious daughters marry foreign houses, as the kingdom of Murcia and Grenada East no family can even far, compared to them in prestige, status and wealth. The amount of gifts that carry the successive Marquises of V?lez illustrates perfectly on that fact. On the other hand, the fate of the younger Fajardo lineage shows various strategies. Some daughters married, in the late Fifteenth century, with major heirs of noble families from Castile (Paredes, Puebla de Montalb?n) and Arag?n (Cocentaina). This occurs even before the V?lez received the title gives its name to his household, in 1507. Most of his sisters and brothers, however, unless they remain celibate, marry with second lineages of other relevant households (San Leonardo, Javalquinto, Orce) or with stems less ancient and rich households (Villaumbrosa, Viller?as). Among the unmarried men comes to any positions of importance in the higher clergy (bishops, archbishops, cardinals, inquisitors). While unmarried women tend to profess in monasteries associated with boards of some houses with which they have linked the Fajardo, such as those in Calabazanos (foundation of Manrique family), Toledo (attached to Silva) and Baza (patronage of the lords of Orce and Galera), not forgetting some monasteries in Murcia (Santa Clara and Santa Ana). 1416 RODR?GUEZ LLOPIS, M., ?Poder y parentesco...?, art. cit., pp. 57-90. 1417 Otras ilustres casas de la grandeza hisp?nica descend?an tambi?n de la realeza. Es el caso de los Medina de Rioseco, Medinaceli o Segorbe. Vid. DOM?NGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas..., op. cit., p. 78. 485 The main trunk lineage Fajardo did not found in the study period, any monastery that serves as a tomb or to house their unmarried daughters. The latter was common among the tribes with which they are attached and, in general, a hallmark of the rest of the titled nobility1418. However, Fajardo it will exercise its patronage on various convents of the Franciscan friars in the kingdoms of Murcia and Grenada East, both within and outside their states. And since 1617, they are patrons of the seraphic chapter of the Province of Cartagena1419. As for the family mausoleum, stands in the aisle of the cathedral of Murcia, between 1491 and 1507, being initiated by don Juan Chac?n Alvarnaes and completed by his son, the First Marquis of los V?lez. This is the most important aristocratic funerary chapel of Spain, next to Don ?lvaro de Luna, in the Cathedral of Toledo, and the Condestable, in Burgos1420. The building, full of magnificence, sought to make enduring memory of the house, making it visible after death, as was happening in the aristocracy as the kings, then disappeared after his death the person but not his lineage. Regarding inheritance, the household of los V?lez didn?t found ?mayorazgo? to second-born until the end of XVI, and not at the initiative of any of their older relatives, but by a strategy of the brothers of the Third Marquis of V?lez, so promoting an alternative succession to the doubtful future posed line of primogeniture, represented by his very young nephew. It also mentions the shortage of funds and new grants or purchases of estates. Without new territorial possessions, ?juros? or charges can not accept the asset base necessary to break off a new house from the main trunk, as from the Fifteenth century have been making some of the most important lineages Castilian: Z??iga, Mendoza1421, Pacheco1422, Fern?ndez de C?rdoba1423 or C?rdenas1424. And they take advantage, especially its proximity to the Crown to link properties, titles and wealth. However, Fajardo until the last third of the Sixteenth century does not occupy a position 1418 ATIENZA L?PEZ, ?., ?Patronatos nobiliarios...?, op. cit., pp. 67-82. 1419 NIETO FERN?NDEZ, A., Los franciscanos..., op. cit., pp. 96-102. 1420 Vid. BELDA NAVARRO, C. y HERN?NDEZ ALBALADEJO, E., Arte en la Regi?n de Murcia. De la Reconquista a la Ilustraci?n, Murcia, 2006, pp. 96-107. 1421 SORIA MESA, E., La nobleza..., op. cit., pp. 229-230. 1422 QUINTANILLA RASO, M. C. ?Reproducci?n y formas...?, op. cit., pp. 108-119; y HERN?NDEZ FRANCO, J. y MOLINA PUCHE, S., ?Aristocracia, familia-linaje...?, art. cit., pp. 3-22. 1423 MOLINA RECIO, R., La nobleza espa?ola..., op. cit., pp. 131-138. 1424 PALENCIA HERREJ?N, J. R., ?Estrategia patrimonial...?, art. cit., pp. 337-355. 486 of political prominence in the court, although they have close relatives and friends there. However, in the oath as king of Spain of Charles I (1518), the baptism of Philip II (1527) and the Cortes of Toledo (1538) had participated in prominent royal ceremonies, occupying positions of great importance according to their status. Regarding the new links that make the home of Velez, the truth is that will be addressed the main primogeniture. This was the case of Catalonia baronies and the palace of Requesens, in Barcelona, which in the first third of the Seventeenth century assumes the fourth Marquis of los V?lez1425, after pleading against his half brother, the first Marquis of El Villar de Grajanejos. The emergence of second lineages of Fajardo begins to make sense, especially from the Seventeenth century, when they receive the title of Marquis of Espinardo (1627) and San Leonardo (1649). Already in the following century, the Puxmar?n- Fajardo, descended from a second line separated form the Fifteenth century, will be crowned with the title of count of Montealegre and the Marquis of Albudeite. In none of these cases is the will of a Marquis of los V?lez or foundation of a new primogeniture which involves the emergence of this new home. Nor did the lords of these three houses come from the inheritance of Fajardo, but of the families that have married several second born of this household. It will be the military services of Fajardo de Tenza, especially of Admiral of the Ocean Sea Luis Fajardo, bastard son of the Marquis de los Velez II, who raise his son John Fajardo, also admiral, to the dignity of marquis. While the palatine services of Gonzalo Fajardo de Silva justified the granting of the title of Marquis of San Leonardo. Inbreeding is an unavoidable factor when talking about the aristocracy Hispanic. Between 1497 and 1613 the contract Fajardo ten marriages in need of the required papal dispensation to save the relationship, ranging from second grade (twice), the third (two times) and, above all, the fourth (the frequent, with six links). Far from being a topic of frequent inbreeding explicit double bonds such as strengthening political and territorial alliances of Fajardo lineage. Specifically, the main trunk of the Fajardo strengthens its ties with Manrique, De la Cueva or Pimentel for several generations. Meanwhile, Chac?n are joined with families of the same geographical origin, the kingdom of 1425 MOLAS RIBALTA, P., ?Dames del Renaixement...?, art. cit., pp. 56-57. 487 Toledo: the C?rdenas and Pacheco. And finally, several younger branches of the house get married Velez major lineages of eastern Grenada, as the lords of Orce and Galera, or with members of the oligarchy Murcia, contributing to the predominance of older relatives over those territories. Type endogamous unions refer to the consolidation and upward mobility of some of the most illustrious younger branches, such as the Marquis of Espinardo. In this case, the aforementioned illustrious association with elite families settled in the city of Murcia is the key. Such lineage -Tenza, Otazo, Guevara, Rocafull- rulers of the capital and lords, although the lack of male offspring will achieve the important heritage link ends in the hands of the descendants of the Admiral Luis Fajardo. They also try to project their influence over the kingdom of Murcia in the absence of older relatives, the Marquis of V?lez, residents engaged in cutting and distant embassies, governors and viceroys, both inside and outside the Iberian Peninsula. The aristocratic family, like any other, will not be free of conflicts within and outside the family. The latter refer to their struggle to maintain and increase its power, prominence and income in their manors and other places with which they have ties of domination from the late Middle Age. Los V?lez will face both his vassals1426, especially the powerful oligarchy of Mula, and along with it to the bishops of Almer?a1427, some great lords installed in the kingdom of Grenada1428 (the dukes of Alba and the marquis of Mond?jar) and its opposite sides influence on several royal cities such as Murcia and Lorca1429. The intra-family problems arising from the struggle over the legacy and heritage, which is linked to high and significant debts by the elderly relative. Specifically highlights the attitude of the second Marquis of los V?lez, in the middle of the Sixteenth century, refuses to pay the substantial gifts and food for their siblings and other close relatives, although the wills of their predecessors or the laws themselves no matter what 1426 MOZAS AGULL?, I. y VILAR, J. B., ?Un conflicto de se?or?o...?, art. cit., pp. 28-69; LEMEUNIER, G. y GONZ?LEZ CASTA?O, J. ?Se?ores y oligarcas...?, art. cit., pp. 119-144; ALCAINA FERN?NDEZ, P. Historia de la Villa..., op. cit., pp. 46-48; AND?JAR CASTILLO, F. y BARRIOS AGUILERA, M., ?El arte de usurpar...?, art. cit., pp. 85-121. 1427 P?REZ BOYERO, E., ?La construcci?n...?, art. cit., pp. 17-32. 1428 CASTILLO FERN?NDEZ, J., ?Conflictos y protestas populares...?, op. cit., pp. 175-209; y S?NCHEZ RAMOS, V., El II marqu?s..., op. cit. 1429 OWENS, J. B., Rebeli?n, monarqu?a..., op. cit.; CONTRERAS CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes..., op. cit.; y JIM?NEZ ALC?ZAR, J. F., Un concejo de Castilla..., op. cit. 488 otherwise. Will only delay the payments, but warns this way any person, family or institution is not willing to give a single penny, unless the royal court or the sovereign itself require you not once, but repeatedly, even enforceable and requirements with letters signed by Charles V or his son, the Prince Philip. So, in the Fajardo lineag, like James Casey1430 wrote, have many of disputes within family during the Modern Age. This conflict is particularly important during times of transition as the long minority of the fourth Marquis de los V?lez and struggles to exercise his custody. However, the ?mayorazgo? of Fajardo remain free, despite the debt arising from lawsuits, expenditure on luxuries, gifts, military services (payment of lances, to defend the coast), transfer to the court and the monarch's representative abroad. Since in 1960 Gregorio Mara??n published Los Tres V?lez1431, his posthumous work and inexcusable reference about Fajardo, the fact is that it has strengthened the view of los V?lez focused, especially in the first two holders of the Marquis, and therefore its military role and his home in Murcia and V?lez. However these Marquises are, in fact, the last link in a feudal and warrior nobility and at the same time, though it may seem contradictory, education, family ties and political lead them to also be the first of his lineage who have contact and frequent visits to the court. It will, therefore, after 1572, in the person of the third Marquis, when the splendour of Fajardo court begins to be an ultimate reality. The court is not only the residence of the king and his family, but also the first space policy decision and distribution of graces and favors, as noted Ant?nio Manuel Hespanha1432. Therefore be well situated in the court will be key to understanding the progressive increase of power and prestige of the aristocracy. Although that III Marquis, Don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, regretted the inconvenience that will cause the service to the king, in terms of administration and finance your home, the truth is that not rejected any of the missions or posts that Philip II offered him. Follow the appropriate advice from his father-in-law, Don Luis de Requesens, and after his return from the embassy in the Holy Roman Empire and 1430 CASEY, J., ?La conflictividad...?, art. cit., pp. 9-25. 1431 MARA??N, G., Los Tres V?lez..., op. cit. 1432 HESPANHA, A. M., La gracia del derecho..., op. cit., p. 201. 489 Poland (1572-1575) accepts the greater stewardship of queen Anne of Austria1433. This has permanent access to Felipe II and a few months later, in 1576, is appointed to the Council of State and War, replacing a friend of his father-in-law: Andr?s Ponce de Le?n, died shortly before. Palatine Service and political affairs are two areas be separated, because without you can not understand the other. Authors have insisted on it as Bouza1434, Carrasco Mart?nez1435, Garc?a Hern?n1436 and ?lvarez-Ossorio1437, which refers to the renewal of a troubled political history by cultural, without which it is impossible to understand the significance of court ceremony and ritual of Burgundian origin perfectly mastered by the aristocracy. In fact, was the third Duke of Alba who, following the orders of Charles V, introduced it in 1548 to give prominence to the Castilian court etiquette1438. However, short favouritism of the third Marquis, during three years (1575- 1578), didn?t allow getting great benefits for his household, relatives and servants. The only exception, apart of that stewardship, was the ?encomienda mayor? of Le?n in Saint James Order1439 (1578), with which Philip II came to compensate for the loss of Caravaca, linked to his lineage from a century ago, and obtaining the much less Montealegre profitable, after his father died in 1574. Since his time as ambassador extraordinary at Vienna, while he was still heir to his home, Don Pedro was forced to receive large sums provided by his father-in-law. Years later, although the political situation was wealthier not have time to get rich or to establish new links or to add property to the ?mayorazgo? founded by his great-grandfather Chac?n, in 1491. So, like many other Castilian aristocrats, service to the court rose, by proximity to the king, his court status, but not increase their economic wealth was. This was the case of the Dukes of Osuna, studied by Atienza Hern?ndez1440. Also, Don Juan de la Cerda, Duke of 1433 Vid. MART?NEZ MILL?N, J., ?La Casa de la reina Ana...?, op. cit., pp. 159-184. 1434 BOUZA, F., Palabra e Imagen en la Corte..., op. cit. 1435 CARRASCO MART?NEZ, A., ?Fisonom?a de la virtud...?, art. cit., pp. 26-37. 1436 GARC?A HERN?N, D., La aristocracia..., op. cit., pp. 177-200. 1437 ?LVAREZ-OSSORIO ALVARI?O, A., ?El cortesano discreto...?, art. cit., pp. 73-94. 1438 KAMEN, H., Felipe..., op. cit., pp. 34-35; y NOEL, Ch. C., ?La etiqueta borgo?ona en la corte de Espa?a (1547-1800)?, Manuscrits, 22 (2004), pp. 139-158. 1439 SALAZAR Y CASTRO, L. de, Los comendadores..., op. cit., vol. I, pp. 57-68. 1440 ATIENZA HERN?NDEZ, I., Aristocracia, poder..., op. cit., pp. 327-350. 490 Medinaceli IV, as noted Requesens his son-in-law, don Pedro Fajardo, about to happen that in the greater Queen's stewardship1441. The third Marquis of los V?lez was an important politician, courtier and intellectual. This wasn?t something new for his household. His grandfather, the first Marquis, corresponded in Latin with his tutor at the court of Ferdinand and Elizabeth, the Italian Dominican Peter Martyr d'Angheria. In addition, Don Pedro Fajardo Chac?n, will be dedicated a book of chivalry called Floriseo, published in Valencia in 15161442. Previously, his grandfather, Don Gonzalo Chac?n, father of the ?adelantado? of Murcia, Don Juan, wrote in 1453 the Chronicle of Don ?lvaro de Luna, his former master, turned into a real handbook for courtiers and nobles in Castile, during the late Fifteenth century1443. But is the third Marquis de los V?lez who take the highest expression, forming one of the most important libraries of the nobility of his time and, as Bouza said, reading and discussing books in various languages: French, Italian, Latin and Greek1444. While still heir to his home in 1563, was already, like his grandfather, dedicatee of a book: the second part of La Factor?a del Universo, published in Toledo by Bernardo P?rez de Vargas1445. Therefore, the only vision barbarian warrior about Fajardo lineage disappear partially, although this does not disprove the atrocities committed by the first Marquis of los V?lez in the Orihuela1446, after defeating the ?agermanados? from Valencia (1521), or bloody suppression of his son Luis Fajardo de la Cueva, the second Marquis, against the Moriscos of Grenada, rebels in 1568. The third Marquis and its predecessors are representatives of a new type of Renaissance nobility, which is still marked by the arms and courtesy, to which add a third point defining: the letters1447. Use the sword, but also culture to be of service to the Hispanic Monarchy in different settings, both within and outside the Iberian Peninsula. This aspect reinforces the idea that race is a courtier, typical of the era in which 1441 IVDJ, env?o 38, caja 92, n? 231. Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez. 23 de julio de 1575. 1442 BERNAL, H., Floriseo, ed. de J. GUIJARRO, Alcal? de Henares, 2003 (1516). 1443 RUIZ-DOM?NECH, J. E., El Gran Capit?n..., op. cit., pp. 70-76. 1444 BOUZA, F., ?C?mo le?a...?, op. cit., en prensa. 1445 En su portada aparece el escudo del entonces Marqu?s de Molina. Vid. BERM?DEZ M?NDEZ, M., ?Apuntes acerca de Bernardo P?rez de Vargas y su obra literaria?, Isla de Arriar?n: revista cultural y cient?fica, 28 (2006), pp. 122 y 130-131. 1446 CARRASCO RODR?GUEZ, A., ?Una aportaci?n...?, art. cit., pp. 219-234. 1447 OCHOA BRUN, M. ?., ?La Diplomacia espa?ola...?, art. cit., pp. 27-63. 491 Castiglione1448 wrote his famous work, both by family bonds as their wealth, power, prestige and, of course, proximity to the monarch. The long minority of the fourth Marquis (1579-1594) and removal of real grace arising from the sudden fall from grace of his father and royalist party, that he had led, involve a period of restructuring of power for Fajardo lineage. While he was waiting for new positions and favors, Don Luis Fajardo Requesens retires to his village of Mula, in Murcia, in 1602. And in the last years of his life bear the Viceroyalty of Valencia (1628- 1631), a post he will be succeeded by his son, the fifth Marquis. In the courts of the Austrian and Spanish Habsburgs, the third Marquis of los V?lez maintained close relations with some relatives who also holds positions of political importance. The fourth count of Monteagudo and first Marquis of Almaz?n, Francisco Hurtado de Mendoza, was resident ambassador in Vienna, after State councilor, Viceroy of Navarre and president of the Council of Orders. While the third Duke of Sessa, Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba, was stationed in the galleys of the Mediterranean and took another seat in the Council of State. They were cousins of V?lez and in the case of Sessa, who was also represented in the negotiations of his two marriages, the first reached with the Count of Ure?a?s daugther (1554) and the second with Luis de Requesens? daughter (1571). Moreover, the three aristocrats -V?lez, Sessa and Monteagudo- were prominent party members Papist and close friends of Secretary Antonio P?rez. There is no denying the enormous influence that P?rez exerted on Philip II, but I think that the third Marquis of los V?lez was not a creature o client of him, as pointed out by Mara??n and historiography repeated. Rather, it was her father-in-law, friend and protector Requesens who, from afar, launched her career at court. The king honoured in Fajardo not success of an embassy full of difficulties and few achievements, but the long-fidelity and brilliant services of his relatives-in-law: the Requesens-Z??iga. But Don Pedro wasn?t a client of the ?Comendador Mayor? of Castile. What exists between them are mutual interests and reciprocity family, which will be rewarded when after the death of Requesens, in 1576, his son-in-law will be like a "second father" to his 1448 Vid. BURKE, P., Los avatares de El Cortesano, Barcelona, 1998. 492 children, because his brother, Don Juan de Z??iga, was so far, he was viceroy Naples. To this must unite the individual merits of the Marquis own lineage and the greatness of Fajardo. The honour is something that is inherited, as it contains Covarrubias "who praises his nobility praises things of another person, not your things"1449. A legacy that honor must be added the prestige1450, the qualities and achievements that each member of the lineage, both elderly relative as others, are able to incorporate, either by the use of weapons, the service in the palatine charges or administration of the Hispanic Monarchy. Don Pedro inherited the honor of one of the most important households of the greatness Hispanic, of which he was heir when he went to court, 1550. And this reputation received blood joined a notorious intellectual preparation. Both factors, inherited and added a bright, vibrant explain cursus honorum, positions filled by the highest political importance and courteous. So the family and politics go hand in hand, and gravitate around the court. From this the king "domestic" to the nobility, which, in turn, also attracted courtly space, necessary to defend their interests and have access to grace. The court therefore has an ambiguous meaning, as noted Mart?nez Mill?n1451. Therefore, to analyze the evolution and rise of the household of los V?lez in Early Modern age is very important know the power of aristocratic households and its forms of expression. Marriage, kinship, patronage, clienteles and friendship become key notions to understand the vertical and horizontal relationships that keep Fajardo lineage with kings, nobles, bureaucrats, servants and vassals. The relationship of Fajardo aristocratic lineage with royal power has shed new light on the Hispanic Monarchy in the sixteenth century, the first empire of that time, as well as the relief of the aristocracy within the society, institutions and court. During the middle years of the reign of Philip II, one of the periods of splendor to the Catholic 1449 COVARRUBIAS, S. de, Tesoro de la lengua castellana o espa?ola, ed. de Mart?n de Riquer, Barcelona, 1993, p. 829. 1450 MARAVALL, J. A., Poder, honor..., op. cit., pp. 41-60. 1451 MART?NEZ MILL?N, J., ?La articulaci?n del poder en la Corte durante la segunda mitad del siglo XVI?, en J. M. IM?ZCOZ BEUNZA (dir.), Redes familiares y patronazgo. Aproximaci?n al entramado social del Pa?s Vasco y Navarra en el Antiguo R?gimen (siglos XV-XIX), Bilbao, 2001, pp. 68- 69. 493 Monarchy, the third Marquis of los V?lez was his favourite and more relevant minister, heading the royalist party. As high position can only be understood through the honor, prestige and outstanding service to the Crown of this Marquis and his illustrious relatives. Memory and lineage fidelity as well as the merits of Don Pedro Fajardo Fern?ndez de C?rdoba, made possible the rise of the household of los Velez and served as a prologue to a later stage, and in the Seventeenth century, in which successive Marquises serve their ?cousins?, the kings, in the highest positions of government. 494 495 AP?NDICE DOCUMENTAL 496 497 I Escritura otorgada por Pedro Fajardo, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, por do?a Leonor Manrique, su mujer, y por la hija de ambos, do?a Luisa Fajardo, de una parte; y por Bartolom? Maraver de Zafra, enviado especial de los Reyes Cat?licos para firmar esta capitulaci?n, en nombre de Juan Chac?n, hijo de Gonzalo Chac?n, para el matrimonio de dicho Juan con la mencionada do?a Luisa. Va incluida la c?dula de los Reyes Cat?licos, Fernando V y do?a Isabel I, ordenando se verifiquen estas capitulaciones. 11 de mayo de 1477. RAH, SC, M. 8, fol. 101r.-106r. ?Capitulaciones y casamiento de Don Juan Chac?n y Do?a Luisa Fajardo. Original archivo de los V?lez En la muy noble cibdad de Murcia, a 11 dias de Mayo a?o del nascimiento de nuestro Se?or Jesuxpo de 1477 a?os. Este d?a dentro en la casa del muy noble y Magn?fico/ fol. 101v. Se?or el Se?or Pedro Fajardo, Adelantado y Capit?n mayor del Reyno de Murcia, Se?or de la Cibdad de Cartajena, en presencia de mi Pedro del Castillo, escrivano de c?mara del Rey nuestro Se?or e su escrivano y notario publico en la su Corte, y en todos los sus Reynos y Se?or?os, e de los testigos de yuso escriptos estando presentes el dicho Se?or Adelantado, e la Magn?fica e virtuosa Se?ora Do?a Leonor, su muger, e la Se?ora Do?a Luisa Fajardo, su hija, e Bartolom? Marover de ?afra, vasallo del Rey e Reyna nuestros Se?ores, embiado por su Alteza para ratificar e asentar el matrimonio e casamiento contratado e asentado de la dicha Se?ora Do?a Luisa Fajardo con el Se?or Don Juan Chac?n, Mayordomo maior de la casa de la dicha Se?ora Reyna, fijo de Gonzalo Chac?n, Mayordomo e Contador maior de los dichos Se?ores Rey e Reyna nuestros Se?ores, e el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales, oydor de la Audiencia de los dichos Se?ores Reyes e del su Consejo, e Alfonso Avell?n, Alcayde de la Fortaleza de la dicha cibdad de Murcia. Los dichos Bachiller e Alcayde dieron e presentaron ante mi el dicho scrivano e leer ficieron una escriptura escripta en papel e firmada de los nombres de los dichos Se?ores Rey e Reyna nuestros Se?ores, e sellada con su sello secreto, y refrendada de Alf?n de ?vila, Secretario de los dichos Se?ores Reyes. E otra 498 escriptura de entre partes sobre el mismo caso escripta en papel e firmada de los nombres de los susodichos Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su hijo, e de los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, e sellada con los sellos de los dichos Gon?alo Chac?n e Bachiller Antonio Mart?nez, e signada del signo del dicho Alf?n de ?vila, Secretario. El tenor de las quales una en pos de otra es este que se sigue. El Rey e la Reyna Adelantado Pariente, vimos una carta de creencia vuestra e otra que embiastes al Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales, e oymos la creencia que por virtud de aquella el nos dijo en respuesta de lo que con el Alcayde Alf?n Avell?n vos aviamos embiado dezir e asimismo rrescibimos otra carta de creencia vuestra con el dicho Alf?n de Avell?n e oymos lo que de vuestra parte nos fabl? e tenemos vos en servicio la oferta que nos fecistes de vuestro fijo e fija para los aver de Casar a nuestra voluntad con quien quisi?remos, e por vien tovi?semos e para nombrar el dote e lo que por raz?n de tal casamiento ovi?redes a dar. E luego mandamos entender en ?l, e se juntaron para ello Gonzalo Chac?n, nuestro Mayordomo e contador mayor, e Gutierre de C?rdenas, nuestro Maestre Sala e Contador mayor, para que vuestra fija Do?a Luisa, con nuestra voluntad, oviese de casar con Don Juan Chac?n, fijo del dicho Gonzalo Chac?n, de la una parte e de la otra parte el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales, e Alf?n de Avell?n, e lo comunicaron e platicaron sobre ello e sobre las cosas por ellos platicadas nuestra merced e voluntad fue que se ficiesen e otorgasen las cosas e apuntamientos que se siguen. Primeramente quel dicho Don Juan Chac?n aya de contraer desposorio e casamiento por palabras de presente/ fol. 102r. con la dicha Do?a Luisa d?ndose las manos desde agora el dicho Don Johan Chac?n con los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, e despu?s embiando el dicho Don Juan persona cierta con su poder bastante para lo facer e ratificar en persona con la dicha Do?a Luisa dentro en treinta d?as primeros siguientes. Yten que vos el dicho Adelantado ayades de dar e dedes al dicho Don Juan Chac?n en dote e casamiento con la dicha Do?a Luisa e para ella un quento e medio de mrs. en dineros contados o en renta de heredamientos o de juro de heredad, cierto estimado por dos personas tomadas una por la una parte e otro por la otra, e quel dicho quento e medio vos el dicho Adelantado ayades de dar e dedes al dicho Don Juan a los 499 pla?os que yo la Reyna mandare por mi carta o c?dula firmada de mi nombre, de lo qual vos ayades de otorgar e otorguedes carta fuerte e firme. Yten quel dicho Don Juan aya de otorgar e prometer e otorgue e prometa en arras a la dicha Do?a Luisa, vuestra fija, dos mil doblas castellanas de oro, de las quales el le aya de dar e otorgar carta fuerte e firme. Yten que los pa?os e joyas quel dicho Don Juan oviere de dar a la dicha Do?a Luisa, su esposa, se ayan de dar e facer a vista e determinaci?n de mi la Reyna. E por quanto despu?s de aver apuntado, e platicado todas las cosas susodichas sopimos el fallescimiento de vuestro fijo de que ovimos mucho enojo e sentimiento, seg?n que vos lo escrivimos proveyendo en el caso segund requer?a la qualidad del acordamos que si vos el dicho Adelantado ovi?redes fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido, que este tal aya e herede vuestra Casa e mayoradgo segund la costituci?n d?l, e si vos falleci?redes sin dajar fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido, que en tal caso la dicha Do?a Luisa vuestra fija herede la dicha vuestra casa e mayoradgo. Yten que en el caso que vos ovi?redes fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido, que aya de aver el dicho mayoradgo que vos seades tenido a dar e dedes a la dicha Do?a Luisa, vuetra fija, otro quento e medio de mrs., que as? le avedes de dar en dote que sean por todos tres quentos e que los deis al t?rmino que m? la Reyna fuere mandado. Yten que por acrescentar la casa e honrra de los dichos Don Juan Chac?n e Do?a Luisa a nos plaze acatando los muchos e buenos servicios quel dicho Don Juan nos ha fecho e face de cada d?a de le facer e por la presente le facemos merced para ayuda del dicho su casamiento, yo el Rey d? un quento de mrs. en dineros e yo la Reyna d? 2000 mrs. de merced por juro de heredad en cada un a?o para siempre jam?s, situados por previllejo en nuestras rentas ciertas e bien paradas. Yten que en el caso que la dicha Do?a Luisa, vuestra fija, oviere e heredare la dicha vuestra casa e mayoradgo por defecto de fijo var?n leg?timo, como dicho es, que el fijo o fija mayor del dicho Don Juan Chac?n e de la dicha Do?a Luisa tome el apellido e armas segund que vos el dicho Adelantado traedes e asimismo se aya de guardar esto en los descencidentes del dicho Don/ fol. 102v. [Juan] Chac?n e de la dicha Do?a Luisa, que la dicha vuestra casa e mayoradgo ayan de heredar. Yten que dentro de dos meses primeros siguientes despu?s quel dicho desposorio fuere fecho e ratificado con la dicha Do?a Luisa, vuestra fija, por el Procurador del 500 dicho Don Juan Chac?n que vos seades tenido de la embiar e embiedes a mi la Reyna a doquier que yo estoviere para que continuamente est? en mi casa. Lo qual todos a nos pleg? mucho que se ficiese e cumpliese luego ac? por los dichos Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales e por Alf?n Avell?n, por virtud del poder vuestro, que ac? ten?an e dieron palabra de casamiento segund en vuestro poder se conten?an al dicho Don Juan Chac?n con la dicha Do?a Luisa, vuestra fija, e embiamos all? un Cavallero de nuestra casa con poder bastante del dicho Don Juan Chac?n para que ratificando lo fecho Do?a Luisa, vuestra fija, se despose con ?l, en nombre del dicho Don Juan Chac?n, por palabras de presente. E porque se?is ciertos que todo aquello que nos avemos de cumplir se far? as?. Nos vos damos nuestra palabra fe Real que lo guardaremos e compliremos e faremos guardar e complir al dicho Don Juan, segund que de suso se contiene e as? vos rogamos e mandamos que se cumpla all? todo por vuestra parte, segund que ac? se asent? e placer? a Dios que aya todo ello efecto quel vos dese?is, e al acrescentamiento de vuestra honrra e casa conpla. De la villa de Madrid a 14 de d?as de Abril a?o del nascimiento del nuestro Salvador Jesuxpo de 1477 a?os. Yo el Rey, Yo la Reyna. Yo Alf?n de ?vila, Secretario del Rey e de la Reyna, nuestros Se?ores, la fiz escrivir por su mandado. Nos Gonzalo Chac?n, Mayordomo y Contador maior del Rey e de la Reyna nuestros Se?ores e del su Consejo, e Don Juan Chac?n, su fijo, con licencia del dicho Gonzalo Chac?n, la qual yo el dicho Gon?alo Chac?n do al dicho Don Juan, mi fijo, para fazer e otorgar lo de yuso contenido de la una parte, e nos el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales, e Alf?n Avell?n, Alcayde la fortaleza de Murcia, amos Regidores de la dicha Cibdad, en nombre del Se?or Adelantado de Murcia Pedro Fajardo, por virtud del poder que del tenemos el qual damos e entregamos al Secretario e notario yuso escripto de la otra parte, dezimos que acatando que es cosa conviniente e provechosa a amas las partes, que yo el dicho Don Juan Chac?n aya de contraer matrimonio por palabras de presente como manda la Santa Madre Yglesia con la Se?ora Do?a Luisa Fajardo, fija maior leg?tima del dicho Se?or Adelantado e de la Se?ora Do?a Leonor Manrique, su muger. Lo qual entre nos las dichas partes esta asentado e concertado e para esto traer a devido efecto avemos otorgado ciertos cap?tulos e condiziones, su tenor de las quales es este que se sigue. Primeramente es asentado e contenido que yo/ fol. 103r. el dicho Don Juan aya de contraer desposorio e casamiento por palabras de presente con la dicha Se?ora Do?a Luisa, el qual yo desde luego he de otorgar d?ndome las manos con qualquier de vos los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alcayde Alf?n Avell?n, e 501 despu?s embiando yo, el dicho Don Juan Chac?n, persona cierta con mi poder bastante para lo facer e ratificar en persona con la dicha Do?a Luisa, dentro de 30 d?as primeros siguientes. Yten es concertado e asentado quel dicho Se?or Adelantado aya de dar e de a m?, el dicho Don Juan Chac?n, en dote con la dicha Do?a Luisa e para ella un quento e medio de mrs. en dineros contados o en renta de heredamientos o de juro de heredad cierto estimado por dos personas tomadas una por una parte e otra por otra, el qual dicho quento e medio el dicho Se?or Adelantado aya de dar e de a m?, el dicho Don Juan, a los pla?os que la Reyna, nuestra Se?ora, mandare por su carta o c?dula firmada de su nombre, de lo qual el dicho Se?or Adelantado aya de otorgar su carta fuerte y firme. Yten es concertado e asentado que yo el dicho Don Juan aya de otorgar e prometer e otorgue e prometa en Arras a la dicha Do?a Luisa dos mil doblas castellanas de oro de la vanda, de las quales le aya de otorgar carta fuerte e firme. Yten es concertado e asentado que los pa?os e joyas que yo el dicho Juan Chac?n oviere de dar a la dicha Do?a Luisa, mi esposa, se ayan de dar e fa?er a vista e determinaci?n de la dicha Reyna, nuestra Se?ora. Yten es concertado e asentado que si el dicho Se?or Adelantado oviera fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido, que ?ste tal aya e herede su casa e mayoradgo segund la costituci?n d?l e si el dicho Adelantado fallesciere sin dejar fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido, que en tal caso la dicha Do?a Luisa herede la dicha casa e mayoradgo del dicho Adelantado, su padre. Yten es asentado y concertado que en el caso que el dicho Se?or Adelantado oviere fijo var?n leg?timo de leg?timo matrimonio nascido que aya e herede el dicho mayoradgo, que a la dicha do?a Luisa sean dados otro quento e medio de mrs. de m?s e allende del dicho quento e medio que as? en dote le dan, que son por todos tres quentos de mrs., e que los d? al t?rmino que por la Reyna fuere mandado. Yten es asentado y concertado que en el caso que la dicha Do?a Luisa oviere e heredare la dicha casa e mayoradgo del dicho Adelantado, su padre, por defecto de fijo var?n leg?timo como dicho es, que el fijo o fija mayor de m?, el dicho Don Juan Chac?n, e de la dicha Do?a Luisa tome el apellido e armas de los Fajardos, segund que el dicho Se?or Adelantado las trae e que esto mismo se aya de guardar en los decendientes de m?, el dicho Don Juan Chac?n, e de la dicha Do?a Luisa, que la dicha casa e mayoradgo ayan de heredar. 502 Yten es concertado e asentado que dentro de dos meses primeros siguientes despu?s quel dicho desposorio fuere fecho o ratificado por la dicha Se?ora Do?a Luisa con el Procurador de m?, el dicho Don Juan Chac?n, quel dicho Se?or Adelantado sea tenido de la embiar e la emb?e a la dicha Reyna, nuestra Se?ora, a doquier que su Alteza estoviere./ fol. 103v. Por ende nos, los dichos Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, e el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales e Alfonso Avell?n, en nombre del dicho Se?or Adelantado, prometemos e seguramos cada uno de nos por lo que a su parte toca e ata?e que ternemos e guardaremos e cumpliremos e el dicho Se?or Adelantado tern? e guardar? e complir? e far? tener e guardar e complir a la dicha Do?a Luisa, su fija, todo lo de suso contenido e cada cosa e parte dello e contra ello non iremos ni pasaremos nin ir?n nin pasar?n en alguno tiempo nin por alguna manera, so pena de 20 doblas de la vara de oro e de justo peso para la parte obediente e la pena pagada o non pagada o graciosamente remitida que todav?a las dichas partes e cada una dellas seamos e sean tenidos e obligados a facer e cumplir en lo que a ?l toca e ata?e todo lo de suso contenido e cada cosa e parte dello para lo qual todo as? facer e complir e para pagar la dicha pena si en ella cay?remos o cayeren. Nos, los dichos Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su hijo, obligamos a nos e a nuestros bienes muebles e rayzes avidos e por aver, e nos, los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, obligamos al dicho Se?or Adelantado e a todos sus bienes muebles e rayzes avidos e por aver por virtud de su poder. E, nos los dichos Gon?alo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, por nos, e nos los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, en nombre del dicho Adelantado, e en su ?nima, por virtud del dicho poder juramos a Dios e a Santa Maria e a la Se?al de la Cruz, tal como ?sta ? (sic), en que posimos nuestras manos derechas e a las palabras de los Santos Evangelios doquier que est?n escriptos m?s largamente que ternemos e tern? el dicho Se?or Adelantado e guardaremos e guardar? todo lo que susodicho es e que contra ello nin contra parte dello non iremos ni ir? en tiempo alguno nin por alguna manera, so pena de perjuros e infames e fementidos e persona de menos valer e por mayor firmeza e corroboraci?n de lo susodicho nos, los susodichos Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, por nos e los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, en su nombre del dicho Adelantado, e por virtud del dicho su poder que d?l tenemos, facemos pleyto e omenaje en manos e poder de Pedro de Silva, Maestresala de la Reyna nuestra Se?ora, Cavallero que de nos lo rescive, una e dos e tres vezes, una e dos e tres vezes, una e dos e tres vezes segund costumbre e fuero de 503 Espa?a que ternemos e guardaremos e el Adelantado tern? e guardar? e complir? e compliremos todo lo en esta escriptura contenido e lo que dello fuere dependiente e contra ello nin contra parte dello non iremos nin ir?n en tiempo alguno ni por alguna manera. En firmeza de lo qual firmamos en esta Capitulaci?n nuestros nombres e sell?mosla con el sello de nuestras armas e otorgamos dos escripturas de un tenor antel secretario e notario p?blico yuso escripto, e queremos que qualquier de las que parezcan valan e fagan fee en juicio e fuerza de como si amas paresciesen que fue fecha e otorgada en la villa de Madrid a 16 d?as del mes de Abril a?o del nascimiento de nuestro Salvador Jesuchristo de 1477 a?os. Gonzalo Chac?n, Don Juan Chac?n, A. Mart?nez de Cascales, Alf?n Avell?n, testigos rogados e llamados que a todo lo que/ fol. 104r. suso dicho es e vieron firmar aqu? sus nombres a los dichos Comendador Gon?alo Chac?n e Don Juan Chac?n e Antonio Mart?nez de Cascales e Alf?n Avell?n, Gutierre de C?rdenas, contador maior de la Reyna, nuestra Se?ora, e Rodrigo de Ulloa, contador maior asimismo de la dicha Se?ora Reyna, e el Doctor Juan D?az de Alcocer, todos de su Consejo, e yo Alf?n de ?vila, Secretario del Rey e de la Reyna, nuestros Se?ores, e su escrivano de C?mara e notario p?blico en la su Corte, e en todos sus Reynos e Se?or?os, fuy presente a todo lo que dicho es en uno con los dichos testigos, e por ruego e pedimento de los dichos Comendador Gonzalo Chac?n, Don Juan Chac?n e Antonio Mart?nez de Cascales e Alf?n Avell?n, esta escriptura fiz escrivir e por ende fiz aqu? este m?o signo en testimonio, Alf?n de ?vila. E despu?s de lo susodicho en la dicha Villa de Madrid, este dicho d?a en los Alc??ares Reales de la dicha villa donde los dichos Rey e Reyna, nuestros Se?ores, posan estando el Comendador Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, de la una parte e el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales e Alf?n Avell?n, en nombre de Pedro Fajardo, Adelantado e Capit?n maior del Reyno de Murcia, de la otra dentro en los dichos Alc??ares de la dicha villa, en una quadra donde el dicho Comendador Gonzalo Chac?n posava en presencia de m?, el sobredicho secretario e notario, e testigos de yuso escriptos dijeron que por quanto entre amas las dichas partes estava dado cierto asiento de casamiento con Do?a Luisa Fajardo, fija del Adelantado, con el dicho Don Juan Chac?n, segund m?s largo se contiene en una escriptura que sobre el dicho casamiento se fi?o, que est? firmada de sus nombres e sellada con sus sellos que quer?an que el dicho desposorio se ficiese por palabras de presente, rogaron a Pedro de Alcaraz, capell?n e limosnero del dicho Se?or Rey, que presente estava, que ficiese el dicho 504 desposorio por palabras de presente de la dicha Do?a Luisa con el dicho Don Juan Chac?n e luego el dicho Pedro de Alcaraz tom? las manos del dicho Don Juan Chac?n por s? e las de los dichos Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales e Alfonso de Avell?n, en nombre de la dicha Do?a Luisa, por virtud del poder que del dicho Adelantado tienen para ello e fi?o las amonestaciones que se acostumbran facer en el semejante caso, diziendo que si av?a alguna persona que sopiese si av?a algund impedimento de los que la Yglesia manda que en tal caso impiden el matrimonio expresando debdo o Religi?n o contrato de matrimonio de la dicha Do?a Luisa con otro e del dicho Don Juan Chac?n con otra, e fue por todos respondido que non av?a tal impedimento quel dicho desposorio impidiese. E luego el dicho Pedro de Alcaraz pregunt? a los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, en el dicho nombre de la dicha Do?a Luisa, que si la otorgava por esposa e leg?tima muger por palabras de presente del dicho Don Juan Chac?n. Los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alfonso Avell?n, en el dicho nombre, dijeron a alta e intelligible boz diciendo que s? al dicho Don Juan Chac?n, pregunt? si recib?a e recibi? a la dicha Do?a Luisa por esposa e por muger, segund lo manda la Santa Yglesia de Roma. Luego el dicho Don Juan Chac?n/ fol. 104v. respondi? e dijo a alta e intelligible boz diciendo s?, e luego los dichos Bachiller Antonio Mart?nez e Alf?n Avell?n, en el dicho nombre, e los dichos Comendador Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, lo pidieron as? por testimonio signado a m?, el dicho secretario e notario, e a los presentes rogaron que fuesen dello testigos, los quales fueron ?stos el Doctor Juan D?az de Alcocer, e el Jurado Francisco Nu?ez de Toledo, e Pedro D?vila, secretario del Ynfante, e yo el dicho Alf?n de ?vila, Secretario e Notario p?blico sobredicho, fuy presente a esto que dicho es en uno, con los dichos testigos e por ruego e pedimento de los dichos Comendador Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n, su fijo, e el Bachiller Antonio Mart?nez de Cascales, e Alf?n Avell?n, esta escriptura fiz escrivir e por ende fiz aqu? este m?o signo en testimonio, Alf?n de ?vila. E leydas e publicadas las dichas escripturas por m?, dicho escrivano, luego el dicho Bartolom? Maraver, mostr? e por m? leer fi?o una carta de poder del dicho Don Juan Chac?n, escripta en papel e firmada de su nombre e sellada con su sello e signada del signo del dicho Alfonso de ?vila, secretario, su tenor de la qual es este que se sigue. En nombre de Dios, Am?n. Conoscida cosa sea a todos los que la presente escriptura vieren e oyeren como yo, Don Juan Chac?n, fijo maior leg?timo heredero de mi Se?or Padre, el Comendador Gonzalo Chac?n, Mayordomo e Contador mayor del Rey e Reyna, nuestros Se?ores, e del su Consejo, e de Do?a Clara Alvarn?ez, su muger, 505 mi Se?ora madre, otorgo e conozco que por quanto por la gracia de nuestro Se?or Dios e por acuerdo e mandamiento de los dichos Se?ores Rey e Reyna, e consentimiento e voluntad del dicho mi Se?or, mi Padre, e madre, se ha contratado e contrat? e se asent? e es asentado que yo oviese de me casar e me casase e celebrase matrimonio a ley e bendici?n de la Santa Madre Yglesia, leg?timamente, con Do?a Luisa Fajardo, fija mayor leg?tima heredera del Se?or Pedro Fajardo, Adelantado e Capit?n mayor del Reyno de Murcia, e de Do?a Leonor Manrique, su muger. Por ende por esta presente carta e instrumento de mi propia e agradable e libre plazentera voluntad e conosciendo que del dicho casamiento los dichos Se?ores Rey e Reyna son servidos, el dicho mi Se?or Padre e madre contentos e a mi es complidero, quedo e traspaso todo mi poder complidamente segund e como en la mejor forma e manera que puedo e devo de derecho a vos Bartolom? Malaver de ?afra, vasallo e continuo de la Casa de los dichos Se?ores Rey e Reyna, mostrador que ser?is desta presente carta, para que por m? e en mi nombre e por mi persona propia podades otorgarme e me otorguedes por marido e por esposo por palabras de presente, tales que fagan berdadero matrimonio segund la ley de la santa madre Yglesia e dedes la mano por m? e me desposedes e casedes por las dichas palabras con ella e rescibades por mi esposa e leg?tima muger en mi nombre e por m? prometades e fagades todas e aquellas cosas/ fol. 105r. e cada una dellas, que yo mismo far?a e podr?a e dever?a facer para la solenidad e contrato del dicho Matrimonio e celebraci?n d?l que sean necesarias para su validaci?n, segund derecho e ley e costumbre de la dicha Santa madre Iglesia, e para que sobre ello fagades qualesquier prometimientos e obligaciones e estipulaciones de mi persona e bienes las que conbengan e fueren menester para corroboraci?n e firmeza de lo sobredicho con prometimiento de pena o penas que vos fueren pedidas por su parte e facer qualquier juramento o juramentos e pleyto e omenage una e dos e tres veces, seg?n fuero e costumbre de Espa?a en mi ?nima e persona que les vos fueren pedidos e por la presente e desde agora por entonces e de entonces para agora prometo de aver por firme rato e grato estable e valedero para agora e para siempre jam?s todo lo que as? en mi nombre fici?redes e otorg?redes e prometi?redes e oblig?redes e el Juramento e pleyto e omenaje que as? fici?redes e la pena o penas que pusi?redes en la dicha ra??n. Para lo qual todo e con todas sus incidencias e dependencias, anejidades e conejidades vos do e otorgo mi poder complido entero bastante con libre e General administraci?n, e porque esto sea m?s cierto por esta presente carta prometo de non 506 revocar este dicho poder que a sido a vos el dicho Bartolom? Malaver para otorgar e complir todas las cosas susodichas e allende desto juro a Dios e a esta se?al de Cruz ?, e a las palabras de los Santos Evangelios, donde quier que est?n escriptos, de guardar e cumplir todo lo que sobredicho es, que as? en mi nombre fici?redes e otorg?redes en la dicha ra??n, e non ir nin venir contra ello nin contra cosa alguna nin parte dello en ningund tiempo nin por alguna manera directe vel indirecte, e dem?s desto prometo como Cavallero ome fijodalgo e fago pleyto omenaje como ome fijodalgo una e dos e tres veces en manos del Comendador ??igo Manuel, ome Cavallero fijodalgo, que esta presente e de m? le toma e rrescibe de lo as? guardar e complir, e porque esto sea firme e cierto otorgue esta carta de poder, firmada de mi nombre e sellada con el sello de mis armas antel escrivano e testigos yuso escriptos. Fecha e otorgada fue esta carta de poder en la Villa de Madrid a 17 d?as del mes de Abril a?o del nascimiento del nuestro Salvador Jesuxpo. de 1477 a?os. Don Juan Chac?n. Testigos rogados e llamados que a esto que dicho es fueron presentes Alf?n Ya?ez Fajardo, e el Comendador Garc?a Sarmiento, e Pedro de Bibero, vecino de la villa de Madrid, e Yo Alf?n de ?vila, secretario del Rey e de la Reyna, nuestros Se?ores, e su escrivano de C?mara e notario p?blico en la su Corte e en todos los sus Reynos e Se?or?os, fuy presente a todo lo susodicho en uno con los dichos testigos e por ruego e otorgamiento del dicho Don Juan Chac?n, que en esta carta mi presencia e de los dichos testigos firm? su nombre, la fiz escrivir e por ende fiz aqu? este m?o signo en testimonio, Alf?n de ?vila. E luego incontinente el dicho Bartolom? Maraver dijo que por maior seguridad de las 20 doblas de arras quel dicho Se?or Don Juan Chac?n promete a la dicha Se?ora Do?a Luisa e porque aquellas tengan m?s ciertas e bien paradas sobre bienes rra?ces que ?l,/ fol. 105v. por virtud del poder que del dicho Se?or Don Juan Chac?n tiene, se?alava e se?al? por espresa hipoteca, donde las dichas dos mil doblas de arras le sean m?s ciertas e seguras, los bienes e herencia que le pertenesce como ?nico hijo leg?timo heredero del dicho Se?or Gonzalo Chac?n, su padre, e de la Se?ora Do?a Clara Alvarn?ez, su madre, en la Villa de Oca?a e en sus t?rminos, e en Arroyo de Molinos, e qualesquier vienes que por otra qualquier v?a en los dichos lugares e t?rminos al dicho Don Juan Chac?n pertenezcan e que en aquellos le se?alava e se?al? las dichas 20 doblas, e asimismo dijo que obligava e oblig? al dicho Don Juan Chac?n e que ?l se obligava e se oblig? en su nombre que cada e quando fuese entregado el dicho Se?or Don Juan de la dote prometida a la dicha Se?ora Do?a Luisa, su esposa, que la salvar?a el dicho Se?or Don 507 Juan sobre si e sobre sus bienes faciendo expresa obligaci?n de saneamiento de aquella e se?al?ndole lugar e bienes ra?ces para el dicho saneamiento donde la dicha dote m?s segura fuese e sea. Testigos que fueron presentes a todo lo susodicho llamados e rogados los Comendadores Juan Manuel e Mart?n Fern?ndez Fajardo, e el Bachiller ?lvaro de Sant Estevan, e Rodrigo de Roda, e Juan de Almocar e Gregorio Salad, jurado, e Ruy Gon??lez de Arr?niz, fijo de Alfonso de Lorca, vecinos de la cibdad de Murcia. E despu?s de lo susodicho, luego el dicho Bartolom? Maraver pregunt? al dicho Se?or Adelantado e a la dicha Se?ora Do?a Leonor Manrique e la dicha Se?ora Do?a Luisa Fajardo, si ellos ratificavan e aprovavan las susodichas escripturas e todo lo en ellas contenido, los quales dichos Se?ores e cada uno dellos por s? respondieron en clara e intelligible voz que s? e que besavan las manos a los dichos Se?ores Rey e Reyna, que en este caso segund paresc?a, les av?a placido de tal manera intervenir, el dicho Bartolom? Maraver dijo que les ped?a por merced e suplicava que para maior corroboraci?n e validaci?n de todo lo susodicho e solepnidad del dicho acto diesen su licencia e consentimiento a la dicha Se?ora Do?a Luisa, su fija, para que por expresas palabras facientes matrimonio as? lo otorgare segund e por la v?a e forma que por la dicha escriptura paresc?a estar otorgado por el dicho Se?or Don Juan Chac?n, los quales dichos Se?ores Adelantado e Do?a Leonor Manrique dijeron que eran muy contentos e agradables de lo as? fa?er e que davan e dieron luego la dicha licencia e actoridad a la dicha Se?ora Do?a Luisa, su fija, para facer e otorgar el dicho matrimonio e casamiento con el dicho Se?or Don Juan Chac?n, de la manera quel dicho Bartolom? Maraver lo ped?a. E luego incontinente el Benerable Don Juan de Villa G?mez, Arcediano de Lorca en la Yglesia de Cartajena, que presente estava tom? las manos de la dicha Do?a Luisa Fajardo por s?, e las manos del dicho Bartolom? Maraver, en nombre del dicho Se?or Don Juan Chac?n, por virtud del poder que d?l tiene para ello e fi?o las Amonestaciones que se acostumbran facer en el semejante caso diziendo que si av?a alguna persona que supiese algund impedimento de los que la/ fol. 106r. Santa Madre Yglesia manda que en tal caso impidan el matrimonio expresando debdo o Religi?n o contrato de matrimonio de la dicha Se?ora Do?a Luisa con otro e del dicho Don Juan Chac?n con otra e fue por todos respondido que non av?a tal impedimento que el dicho desposorio impidiese, e luego el dicho Arcediano pregunt? a la dicha Do?a Luisa si se otorgava por esposa leg?tima muger, por palabras de presente, del dicho Don Juan Chac?n, segund manda la Santa Madre Iglesia de Roma, e la dicha Se?ora Do?a 508 Luisa respondi? e dijo en clara e intelligible boz que s? e al dicho Bartolom? de Maraver otros? pregunto si rescib?a e rescibi?, en el dicho nombre del dicho Se?or Don Juan Chac?n, a la dicha Se?ora Do?a Luisa por esposa e por muger, seg?n lo manda la Santa Madre Yglesia de Roma. E luego el dicho Bartolom? Maraver respondi? en alta e intelligible boz e dijo que s? rescib?a e rescibi?. E luego los dichos Bachiller Antonio Mart?nez, e Alf?n Avell?n, en el susodicho nombre, e el dicho Bartolom? Maraver, asimismo en el dicho nombre de los dichos sus partes, dijeron que lo ped?an e pidieron por testimonio signado a m?, el dicho escrivano, e a los presentes rogaron que fuesen dello testigos. E Yo diles en deste que fue fecho en la dicha Cibdad de Murcia en el d?a e mes de susodicho, testigos que fueron presentes llamados e rogados a todo lo susodicho Juan Manuel, e Mart?n Fern?ndez Fajardo, Comendadores de la Orden de Santiago, e el Bachiller ?lvaro de Sant Estevan, e Rodrigo de Roda e Gregorio Salad, jurado e Ruy Gonz?lez de Arr?niz, fijo de Alf?n de Lorca, Regidor, e Juan de Almocar, vecinos de la dicha Cibdad de Murcia. E Yo el susodicho Pedro del Castillo, escribano de C?mara del Rey, nuestro Se?or, e su escrivano e notario p?blico en la su Corte y en todos los sus Reynos, y Se?or?os a todos lo susodicho fuy presente en uno con los dichos testigos, e por ruego e pedimento del dicho Bartolom? Maraver de ?afra este testimonio escriv? en estas seis fojas e media de pliego de papel e por ende fiz aqu? este m?o signo, en testimonio de verdad. Pedro del Castillo?. 509 II Capitulaciones que se hicieron para el matrimonio de Rodrigo Manrique de Lara y Acu?a, III conde de Paredes de Nava, y de su hermana, do?a Magdalena Manrique de Lara y Acu?a, con do?a Isabel Chac?n y con Gonzalo, II se?or de Casarrubios, su hermano, hijos ambos de Juan Chac?n, adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia. 10 de diciembre de 1491. RAH, M. 1, fol. 80v.-82r. ?Capitulaciones matrimoniales del 3 Conde de Paredes y de Don Gonzalo Chac?n, 2 Se?or de Casa Rubios. A?o 1491. Conoscida cosa sea esta a todos los que la presente escritura de capitulaciones vieren como en la ciudad de C?rdova, a 10 d?as del mes de dexembre a?o del nacimiento de Nuestro Salvador Jesuxpto. de 1491. Ante este dicho d?a, en presencia de mi Ochoa de Salazar, escribano del Rey e de la Reina, nuestros Se?ores, escribano p?blico en la su corte e en todos los sus Reinos e se?or?os e de los (ilegible) de suso suegros paresi? presente la Magn?fica e Generosa Sra., la Sra. D.? Leonor de Acu?a, Condesa de Paredes, muger que ovo sido del mui magn?fico Sr. D. Pedro Manrique, Conde de Paredes, su marido, en Dios aya, e el mui Magn?fico Sr. D. Juan Chac?n, Adelantado e Capit?n mayor del Reino de Murcia, Contador mayor del Rey e de la Reina, nuestros Se?ores, e Sr. de la ciudad de Cartagena, e dijeron que por quanto al tiempo que fue tratado e concertado casamiento e matrimonio entre el dicho Sr. Adelantado e la Sra. Do?a Yn?s Manrique, hija de los dichos Sres. Conde e Condesa de Paredes, la dicha Sra. Condesa le ovo prometido e segurado de le dar e pagar 4 quentos de mrs. en dote e casamiento con la dicha Sra. D.? Yn?s, en cierta forma de los quales le restavan para pagar 8.500 mrs. por tanto que la dicha Sra. Condesa de consentimiento del dicho Sr. Adelantado se obligava e oblig? a los dar e pagar y ?l se los dar?a e pagar?a al dicho Sr. Adelantado o a quien fago poder oviere desdel d?a de a?o nuebo primero que viene del a?o de 92, fasta un a?o que se cumplir? por el primero d?a del mes de enero del a?o de 93, de lo qual otorgar? carta de obligaci?n ante escribano con fuerzas e firmezas e remanentes e poder?o de Justicias. Otros dijeron que por quanto si voluntad fuere de Dios es conzertado e tratado matrimonio que el mui Magn?fico Sr. D. Rodrigo Manrique, conde de Paredes, hijo de los dichos Conde e Condesa de Paredes, e la S.? D.? Isabel Chac?n, hija del dicho Sr. 510 Adelantado de Murcia e de la S.? D.? Luisa Fajardo, [qu]e aya santa gloria, para que los dichos Conde e D.? Isabel contraigan el dicho matrimonio por palabras de presente en faz delante (ilegible) por tanto que el dicho Sr. Adelantado segura e promete que dar? en dote e casamiento con la dicha S.? D.? Isabel, su hija, al dicho Sr. Conde 5 quentos de mrs., los quatro en ducados y el otro quento en ajuar e atav?os de casa e en plata, pagados un mes antes que se velen, e resciban las vendiziones nupciales en faz de la Sta. Madre Iglesia. En p?blica firmeza dello otorgar? contrato y obligaci?n de dote por ante scribano fuerte e firme con renu. de leyes e poder?o de justicias. Otros? la dicha S.? D.? Leonor de Acu?a, Condesa de Paredes, madre del dicho Sr. Conde, dijo en por quanto el dicho Sr. Adelantado, seg?n que en el cap?tulo de suso se haze menci?n se contiene, ovo otorgado e dar?a e pagar?a en dote e casamiento al dicho Sr. Conde su hijo los dichos 5 quentos de mrs. en la manera que dicha es, que la dicha S.? Condesa se obliga e promete que el dicho Sr. Conde su hijo har? e otorgar? contrato e obligaci?n de los dichos 5 quentos que ans? a de rescevir en dote e casamiento para que de pasado el matrimonio por qualquiera de los casos quel derecho dispone que los dar?a e pagar?a a la dicha D.? Isabel e a sus hijos e herederos e subcesores o quien por ella los oviere de haver. La qual dicha obligaci?n que la dicha S.? Condesa otorga e la que a de fazer el dicho conde otorga que a m?s a dos obligaziones ser?n fuertes e firmes con obligaziones de vienes e poder?o de justa enumerazi?n de leyes. Otros? que la dicha S.? Condesa far? obligar a que el dicho Sr. Conde se obligue en forma de derecho de dar en arras e donaci?n propter nupcias a la dicha S.? D.? Isabel, su esposa, 20 ducados de oro de justo peso por honra de su persona e linage e para su acrescentamiento de dote e caudal para los quales el dicho Sr. Conde otorgar? semejante obligaci?n que por el dicho dote e con aquellas fuerzas e firmezas e renun[ciaciones] e poder?o de justicias./ fol. 81r. Otros? que la dicha S.? Condesa har? e se obliga que el dicho Sr. Conde y ella por ?l cumplir? e dar? un mes antes que se hubieren de celebrar las bodas entrel dicho Sr. Conde e la dicha S.? D.? Isabel, su esposa, todas las joias de oro e ropas e atav?os que seg?n su estado e qui?n es el dicho Sr. Conde conbengan e se deven e otros de su estado suelen e acostumbran dar. Otros? los dichos Sres. D.? Leonor de Acu?a, Condesa de Paredes, e Adelantado D. Juan Chac?n, dijeron que por quanto est? entre ellos concertado que si voluntad fuere de Dios que D. Gonzalo Chac?n, hijo del dicho Sr. Adelantado, aya de contratar matrimonio en faz de la Sta. Madre Iglesia con D.? 511 Magdalena Manrique, hija de los dichos Sres. Conde e Condesa de Paredes, e por quanto al presente no son de edad perfeta para poder contratar matrimonio quel dicho Sr. Adelantado segura e promete que llegando el dicho D. Gonzalo, su hijo, a edad perfeta de poder otorgar e contraer el dicho matrimonio, que le har? e mandar? que con efeto lo contraya, lo qual har? e procurar? a toda su posibilidad e que para ello el dicho Sr. Adelantado har? juramento en forma de derecho e asimismo har? pleito e omenaje como cavallero Hombre hijodalgo que lo procurar? seg?n e en la manera que dicha es. So aquellas penas en que caen los que quebrantan sus juramentos e pleitos omenages. E la dicha Condesa prometi? e segur? que la dicha S.? D.? Magdalena Manrique, su hija, llegado el dicho D. Gonzalo a la edad de poder contraer matrimonio que har? que Realmente con efecto case e contraya matrimonio con el dicho D. Gonzalo por palabras de presente, lo qual la dicha S.? Condesa segura e promete e har? juramento en forma devida de derecho de procurar e fazer toda su posibilidad sobre ello. Otros? la dicha S.? Condesa dijo que al dicho tiempo que hubieren de contraer matrimonio y un mes antes de las belaciones y bodas dar?a y pagar?a al dicho D. Gonzalo en dote e casamiento con la dicha D.? Magdalena, su hija, 2 quentos de mrs. de lo qual har? e otorgar? contrato de obligazi?n por ante scrivano fuerte e firme con renunz[iaciones] e firmezas e poder?o a las justicias. Otross? que el dicho Sr. Adelantado cumplir? e har? que el dicho D. Gonzalo cumpla a tiempo del dicho casamiento con la dicha D.? Magdalena e le dar? las joias de oro e ropas e atav?os e vestidos que cumplan seg?n su estado. Otros? la dicha S.? Condesa e el dicho Sr. Adelantado amos a dos juntamente digeron que por quanto la dicha D.? Magdalena era maior de edat que el dicho D. Gonzalo e podr?a ser que durante el tiempo e hasta que el dicho D. Gonzalo sea de edad para poder contraher el dicho matrimonio se ofreziese alg?n casamiento de tal persona conque los dichos Condesa e Adelantado, junto con el mui Magn?fico e Reverendo Sr. D. ??igo Manrique, obispo de C?rdova, y el mui noble Sr. D. Rodrigo Manrique, comendador de Yeste y Taivilla, todos quatro de un consentimiento les paresciese e les fuese visto que la dicha D.? Magdalena deviese casar con la tal persona, que en tal caso el dicho Sr. Adelantado e la dicha S.? Condesa sean libres de juramento e pleito omenaje e obligazi?n e firmezas que sobre este caso tengan echas por raz?n del dicho casamiento de los dichos D. Gonzalo y D.? Magdalena e quel dicho Adelantado har? quel Magn?fico Sr. el Comendador Gonzalo Chac?n, Mayordomo mayor de la Reina N. S.?, e la Sra. Clara Albarn?ez, Camarera de la Reina N. S.?, muger del dicho Sr. Comendador 512 Gonzalo Chacon, sus padres, e el dicho Sr. Adelantado, procurar? con todas sus fuerzas con el Rey e la Reina, Nros. Sres., que si los dichos fueren conformes e se conzertaren para que con otra persona aya de casar la dicha D.? Magdalena, que Sus AA [Altezas] le ayudar?n/ fol. 81v. para su casamiento e ser?n en lo procurar. Otros? la dicha S.? Condesa y el dicho Sr. Adelantado dijeron que por que su intenci?n e voluntad es procurar el acrescentamiento de la honra y estado de las casas de casa uno dellos que promet?an e seguravan quel dicho Conde y la dicha D.? Isabel no celebrar?an las vodas ni se velar?an ni rescivir?an las bendiziones nupciales fasta tanto que la dicha Magdalena Manrique fuese desposada por palabras de presente con el dicho D. Gonzalo, hijo del dicho Sr. Adelantado, o con la tal persona con quien los dichos Sres. que de suso se haze menci?n que a ello an de interbenir acordaren e les pluguiere e consintieren, lo qual ans? la dicha S.? Condesa prometi? y jur? y el dicho Sr. Adelantado ansimismo prometi?, so cargo del Juramento e pleito omenage que de suso se contiene. Otros? la dicha S.? Condesa dijo que cumpliendo y traiendo en efeto el cap?tulo que de suso se contiene que el dicho Conde, su hijo, far?a e otorgar?a el auto de dote e arras e dar?a las joyas de oro e atab?os e pa?os e las otras cosas, en la dicha su carta contenidas, a la dicha D.? Isabel su esposa, que el dicho conde estava presente e presto para lo otorgar e se obligar seg?n e por la v?a e forma que en la dicha su carta de capitulaci?n suso encorporada se contiene en execuci?n de lo qual el dicho Sr. Conde, con autoridad, lizencia e consentimiento de la dicha S.? Condesa, su madre, administradora e curadora de su persona, el dicho dijo que cumpli?ndolo en la dicha escritura de suso contenido que obligava e oblig? de fazer e otorgar e si nezesario era de agora hac?a e otorgava el dicho contrato de dote para el tiempo que le fuesen dados e pagos los dichos 5 quentos e asimismo av?a e otorgar?a e dende agora faze e otorga contrato de costas de los dichos 20 ducados e promet?a e prometi? e se obligava e oblig? que dar?a a la dicha S.?, su esposa, las dichas joyas de oro e atab?os e pa?os seg?n su estado, para lo qual obligava e oblig? su persona en dichos muebles e ra?zes havidos e por haver e que dava e dio poder conplido a las justicias e renunziar?a e renunci? las leyes, se?aladamente todo beneficio restituzi?n in integrum e previlegios e leyes en favor de los menores, y otorgava y otorg? todo lo en esta dicha su carta de capitulaci?n contenido seg?n que la dicha S.? Condesa, su madre, lo av?a otorgado e las dichas escrituras cada una dellas paresciese signadas de m? el dicho scribano. 513 Otros? el dicho Sr. Adelantado dijo que maior validazi?n e firmeza de todo lo en esta escritura de capitulaci?n contenido que a ?l pertenesc?a de cumplir qu?l far?a quel Sr. Comendador D. Gonzalo Chac?n, su padre, Mayordomao mayor de la Reina N. S.?, diese consentimiento e aprovaci?n de todo e cada una cosa e parte dello en esta escritura de capitulaci?n contenido. La qual dicha aprovaci?n e consentimiento el dicho Sr. Adelantado dijo que se obligava e promet?a e promoeti? de traer de oy d?a del otorgamiento desta carta fasta 40 d?as pr?ximos siguientes, entre ello har? pleito omenage a las quales dichas escrituras de suso contenidas e a cada una dellas la dicha S.? Condesa y el dicho Sr. Adelantado dijeron que las otorgar?an e otorgaron seg?n y como las ordenasen los lizenciados de la Mula y Montiel, e que otorgavan e otorgaron scritura de un tenor para cada una de las presentes, la suia tal la una como la otra, e que fuesen firmadas de sus nombres e selladas con los sellos de sus propias armas que fue fecha e otrogada la dicha su carta e capitulacion de suso contenidos dia, mes y a?o suso (ilegible) H? que a esto fueron presentes llamados rop(dos) para todo lo suso dicho el comendador Nicolas de Guevara, teniente de Maiordomo maior de la Reina N. S.?, por el dicho D. Gonzalo Chac?n, e Alonso de Sevilla e Alonso Braga e Luis de Mendoza e Rodrigo de Camargo e el comendador Pedro de Reida e Andr?s de Castroverde. La Condesa D.? Leonor, el Adelantado D. Juan Chac?n, e yo Ochoa de Salazar, scrivano del Rey, N. Sr., e scrivano p?blico en la su Corte e en todos los sus Reinos e se?or?os fui presente en uno con los dichos testigos al otorgamiento e consentimiento de los dichos/ fol. 82r. cap?tulos e a todo lo en ello e en cada uno dellos contenido seg?n que todo antes mi paso e por ende fize aqueste m?o signo. En testimonio de verdad, Ochoa de Salazar?. 514 III Escritura otorgada por Gonzalo Chac?n, mayordomo mayor de la reina do?a Isabel I, la Cat?lica, y Juan Chac?n, adelantado mayor de Murcia, se?or de Cartagena, su padre, de una parte; y de la otra Alonso T?llez-Gir?n, II se?or de la Puebla de Montalb?n, comendador de Medina de las Torres, en la Orden de Santiago, para el matrimonio de dicho Gonzalo y de su hermana do?a Leonor Chac?n, con do?a Francisca de Guevara, despu?s se?ora de Casarrubios del Monte, y con Juan Pacheco, hermanos, respectivamente, e hijos, estos ?ltimos, de dicho Alonso. 18 de diciembre de 1502. RAH, SC, M. 23, fol. 134 v.-135 v. ?Cap?tulos matrimoniales de los hijos de los Se?ores de Cartagena y Montalv?n Original arch. de Uceda Lo que est? asentado y concertado mediante la voluntad de Dios entre los se?ores Don Gonzalo Chac?n, Maiordomo maior de la Reina, nuestra Se?ora, e Don Juan Chac?n, Adelantado de Murcia, Se?or de la Cibdad de Cartagena, Contador maior del Rey e de la Reina, nuestros Se?ores, e del su Consejo de la una parte, e Don Alonso T?llez Gir?n, Se?or de la villa de la Puebla de Montalv?n, Comendador de Medina de las Torres, de la otra es los siguiente. Primeramente que el Se?or Don Gonzalo Chac?n, hijo del dicho Se?or Adelantado don Juan Chac?n, se aya de desposar e se despose por palabras de presente, segund manda la Santa Madre Iglesia, con la Se?ora Do?a Francisca de Guevara, hija del dicho Se?or Don Alonso T?llez. E que el Se?or Don Juan Pacheco, hijo del dicho Se?or Don Alonso T?llez, se aia de desposar e se despose asimismo con la Se?ora Do?a Leonor Chac?n, hija del dicho Se?or Adelantado, en esta manera: El dicho Se?or don Juan Pacheco con la Se?ora Do?a Leonor Chac?n, el d?a de a?o nuevo primero veniente, e el dicho Se?or don Gonzalo Chac?n el d?a de los Reies primero siguiente. Yten que los dichos Se?ores D. Gonzalo Chac?n y D. Juan Pacheco an de dar y den cada uno a su esposa en joias diez marcos de oro, dos meses antes que se casen. Yten que los dichos Se?ores D. Gonzalo y D. Juan Pacheco se aian de casar e casen dentro de la Navidad primera que viene en un a?o primero siguiente. 515 Yten que el dicho Se?or Don Alonso T?llez aya de dar e d? en dote al dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n con la dicha Se?ora Do?a Francisca, su hija, 2 quentos e 500 mil mrs. en esta manera: las 500 mil mrs. en axuar e 250 mil mrs. en plata, que son 750 mil mrs. E las otras 1 quento 750 mil mrs. a cumplimiento de los dichos 2 quentos e medio en dineros contados: lo qual todo se d? e pague por el dicho Se?or Don ?lvaro T?llez al dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n ocho d?as antes que se vele. E que el dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n aia de hacer e haga carta dotal en forma de los dichos 2 quentos e 500 mil mrs. de la manera que le fuere pedida por parte del dicho Se?or Don Alonso T?llez. Yten que el dicho Se?or Adelantado aya de dar e d? en dote al dicho Se?or Don Juan Pacheco con la dicha Se?ora Do?a Leonor Chac?n, su hija, otros 2 quentos e 500 mil mrs. pagados en las cosas e a los plazos, e de la misma manera que en el cap?tulo pr?ximo se contiene. E el dicho Se?or Don Juan Pacheco haga carta dotal de los dichos dos quentos e 500 mil mrs. en forma que le fuere pedido por parte del dicho Se?or Adelantado Don Juan Chac?n. Yten que el dicho Se?or Don Juan Pacheco aya de prometer e promete en arras a la dicha Se?ora Do?a Leonor Chac?n, su esposa, por honra de su persona e linage, 750 mil mrs. E el dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n promete asimismo a las dichas Se?ora Do?a Francisca de Guevara otros 750 mil mrs. e que cada uno dellos haga carta de arras de la dicha cont?a en la forma e de la manera que la otra parte se la diere hordenada./ fol. 135r. Yten que el Se?or Don Gonzalo Chac?n, padre del dicho Se?or Adelantado, e el dicho Se?or Don Alonso T?llez aian de dar y den seguridad por los dichos dotes que as? rescibieren e arras que prometen con obligaci?n e hipoteca de bienes que est?n fuera de los maioradgos que vasten para la dicha cont?a, o de vienes de maioradgo con licencia de sus AA. [Altezas] para poderlos hipotecar al dicho dote e arras e que cada una de las partes saque lo que capiere. Yten que el dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n, padre del dicho Se?or Adelantado, aya de dar e d? al dicho Don Gonzalo Chac?n, su nieto, para sustentamiento de su casa complimiento sobre lo que agora tiene a 300 mil mrs. de renta cada un a?o desde el d?a que se casare, en diez d?as primeros siguientes. E si por ventura alguna cosa de lo que agora tiene de acostamiento de la Reina, nuestra Se?ora, le fuere quitado, que el dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n sea obligado a gelo sanear e cumplir a las dichas 300 mil mrs. E que el dicho Se?or Don Alonso T?llez aya de dar e d? 516 asimismo al dicho Don Juan Pacheco, su hijo, obre lo que agora tiene conplimiento de 300 mil mrs. para sustentamiento de su casa, dentro de los dichos diez d?as despu?s que fuere casado. E que si alguna cosa de lo que agora tiene o toviere de acostamiento de la Reina, nuestra Se?ora, le fuere quitado que el dicho Se?or Don Alonso T?llez sea obligado a gelo sanear e complir a las dichas 300 mil mrs. Yten porque en los maioradgos que tienen fechos los dichos Se?ores Don Gonzalo Chac?n e Don Alonso T?llez podr?a haber o ay facultad que puedan acrescentar o amenguar lo que quisieren, ni amenguaran, ni sacaran cosa nenguna que est? puesta en los dichos maioradgos, ni usaran de la dicha facultad en quanto a esto; antes travajaran de los acrescentar todo lo que pudieren, para lo qual den la seguridad e firmeza que fuere menester e paresciere a consejo de letrados. E que cada una de las partes saque una facultad de sus AA. [Altezas] para que ninguna de las partes pueda amenguar cosa ninguna de los dichos maioradgos. E que su A. [Alteza] mande dar su c?dula en que asegure a suplicaci?n de los dichos Se?ores que no se dar? otra en contrario a Do?a Leonor Chac?n, hija del dicho Se?or Adelantado, que lo que la dicha Do?a Leonor desto oviere de llevar a de quedar a determinaci?n de lo que la Reina, nuestra Se?ora, mandare poco, o mucho, o no nada e a quien se aya de dar. E que la dicha Se?ora Do?a Leonor aya de renunciar e renuncia en el dicho Se?or Adelantado o en qui?n ?l quisiere lo que la Reina, nuestra Se?ora, le diere, o le oviere de dar del dicho su casamiento. Yten que si por ventura lo que Dios no quiera fallesciesse alguna de las dichas Se?oras, Do?a Francisca e Do?a Leonor, sin haber hijos, que en tal caso ayan de tornar e torne el dicho dote que ans? recibieren e arras que prometieren al tronco de cada una de las dichas Se?oras que fallesciesse. Con tanto que puede disponer cada una dellas para descargo de sus conciencias e obras p?as hasta en un quento de mrs. del dicho dote./ fol. 135v. Los quales dichos Se?ores e cada uno dellos por lo que le toca e ata?e otorgaran los cap?tulos susodichos e prometieron e se obligaron de los guardar e cumplir en la forma e a los tiempos segund e como en ellos e en cada uno dellos se contiene. E de no yr ni venir contra ellos ni contra alguno dellos, direte ni indirete, agora ni en tiempo alguno para siempre jam?s. Para lo qual obligaron a s? e a sus bienes muebles e ra?ces habidos e por haber, e hicieron juramento, pleito homenage en manos de Juan Vel?zquez, Contador maior de los Pr?ncipes, nuestros Se?ores, una e dos e tres veces segund fuero es costumbre de Espa?a, de guardar e complir los dichos cap?tulos como 517 en ellos se contiene e cada uno por lo que le incumbre y es obligado a complir. E dieron poder a las justicias con renunciaci?n de leies e otorgaron dos escripturas de un tenor para cada una de las partes la suia, e las firmaron de sus nombres ante m? el scribano e testigo de iuso escriptos. Que fue fecha e otorgada en la villa de Madrid a 18 d?as del mes de Diciembre a?o del nascimiento del nuestro Se?or Jesuxpo. de 1502 a?os. E los dichos Se?ores Don Gonzalo Chac?n e Don Juan Chac?n loando e aprovando todo lo contenido en los dichos cap?tulos e en cada uno dellos ficieron pleito y homenage e juramento e lo firmaron de sus nonbres a maior abondamiento. Y porque no se sabe si entre los dichos Se?ores Don Juan Pacheco e Don Gonzalo Chac?n, e Do?a Francisca e Do?a Leonor ay debdo por donde no puedan desposarse sin dispensaci?n, que en tal caso si lo oviere, y la Reina, nuestra Se?ora, no pudiere dispensar de su bula que tiene para sus criados o el Arzobispo de Toledo, o otra qualquier persona que los dichos desposorios se suspendan hasta que venga la dispensaci?n quedando la escritura que esta fecha en su fuerza e vigor con los mismos juramentos e pleito homenage. Don Gonzalo Chac?n El Adelantado Don Juan Chac?n Don Alonso T?llez Don Juan Pacheco Don Gonzalo Chac?n [firmas] Testigos que fueron presentes llamados e rogados al otorgamiento desta escriptura e al firmar e facer pleito homenage della el Comendador Don ??igo de Guevara, y el Comendador Nicol?s de Guevara e Mart?n Alonso de Sayavedra e Oger de Ver?stegui e Juan de ?vila, e Fernando Darce e Rui Garc?a, criados todos tres del dicho Se?or Don Gonzalo Chac?n, e yo Ochoa L?pez de Salazar, scribano del Rey nuestro Se?or, e su n?mero p?blico en la su Corte e en todos los sus Reynos e Se?or?os, fui presente en uno con los dichos testigos a todo lo susodicho e por ende fiz aqu? este m?o signo en testimonio de verdad. Ochoa L?pez de Salazar?. 518 IV Escritura de dote, otorgada por Francisco de la Cueva, II duque de Alburquerque, y do?a Francisca de Toledo, su mujer, y por Beltr?n de la Cueva, su hijo primog?nito, despu?s III duque de Alburquerque, a favor de la hija de los primeros, do?a Menc?a de la Cueva, para su matrimonio con Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez. Tiene inserta una c?dula de la reina do?a Juana la Loca, dada en Burgos, el 25 de enero de 1508, por la que autoriza a hipotecar los bienes del mayorazgo de Alburquerque, a la seguridad de esta dote. 14 de febrero de 1508. RAH, SC, M. 4, fol. 58r.-60v. ?Cap?tulos matrimoniales de Don Pedro Fajardo, 1 Marqu?s de los V?lez, a?o 1508. Archivo de los V?lez En el nombre de Dios, am?n. Sepan quantos esta carta de dote vieren como yo Don Francisco Hern?ndez de la Cueba, Duque de Alburquerque, Conde de Ledesma e de Huelma, e yo la Duquesa Do?a Francisca de Toledo, su muger, e yo Don Beltr?n de la Cueba, su hijo mayor legitimo de los dichos Duque e Duquesa, mis Se?ores, con lizencia que yo, la dicha Do?a Francisca de Toledo e yo el dicho Don Beltr?n, pedimos e demandamos a vos, el dicho Se?or Duque que presente est?is, yo la dicha Duquesa como a mi se?or e marido e yo el dicho Don Beltr?n, como a mi Se?or y Padre, para que podamos hazer e otorgar todo lo que de yuso en esta carta ser? contenido con cualquier juramentos e pleyto omenages e v?nculos e firmezas e obligaciones e ypotecas generales y especiales e rrenunciaciones de leis, e yo la dicha Duquesa para la obligar mi dote e arras e para validaci?n e firmeza del lo e de cada cosa e parte dello, e yo el dicho Duque de Alburquerque otorgo e conozco que doy a vos la dicha Duquesa, mi muger, e a vos el dicho Don Beltr?n, mi hijo, que presente est?is e a cada uno de vos poder e facultad e licencia para que juntamente comigo podades hazer e otorgar todo lo que de yuso en esta carta ser? contenido e cada cosa e parte dello con quales juramentos e pleyto omenages e v?nculo e firmezas y obligaciones e ypotecas generales y especiales e rrenunciaciones de leis e a vos la dicha Duquesa para obligar buestro dote e arras, e yo el dicho Don Beltr?n, usando de la benia de hedad para otorgar esta escriptura a m? concedida por la Reyna nuestra Se?ora, cuyo tenor de yuso ser? contenido por ende yo 519 el dicho Duque de Alburquerque e nos los dichos Duquesa Do?a Francisca de Toledo e Don Beltr?n de la Cueba queriendo usar y usando de la dicha lizencia e facultad a nosotros e a cada uno de nos dada todos tres de mancom?n e a voz de uno e a cada uno de nos ynsolidum por el todo como principales dotadores rrenunciando como rrenunciamos la ley de duobus Reys de bendit e la aut?ntica presente de fidey usoribus, e yo la dicha Duquesa rrenunciando las leyes de Justiniano e Veliano e la nueva constituci?n e otros qualesquier leis e derechos que ablan en favor e ayuda de las mugeres siendo cierta e certeficada de las dichas leis e derechos por el testimonio ante quien pasa esta escritura e por otras personas otorgamos y conozemos de nuestra propia libre y espont?nea voluntad que por quanto mediante Dios est? celebrado e contraydo casamiento e matrimonio/ fol. 58v. seg?n manda la Santa Madre Iglesia de Roma entre vos el muy magn?fico Se?or Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado de Murcia, e Do?a Menc?a de la Cueba, nuestra hija y ermana mayor, nos obligamos e prometemos e cada uno de nos insolidum promete a vos el dicho Se?or Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, de vos dar e pagar en dote y casamiento e por vienes dotales con la dicha Do?a Menc?a de la Cueba e para ella ocho quentos e medio de mrs., pagados en la manera e forma e a los plazos siguientes combine a saber los dos quentos de mrs. en dineros con todos de la moneda usual dentro de quatro meses primeros siguientes que corran y se comienzan del d?a del otorgamiento de esta dicha escritura y los otros dos quentos en plata e ajuar para la dicha Do?a Menc?a, lo que a m? el dicho Duque y a la dicha Duquesa paresciere con tanto que no se d? en tapicer?a m?s de trecientos mil mrs. y que la dicha plata e ajuar sea estimado y apreciado por dos buenas personas, una nombrada por nuestra parte y otra por vos el dicho Se?or Marqu?s e lo que rrestare de los dichos dos quentos de mrs. vos daremos e pagaremos en fin del mes de deziembre de este a?o de 508 a?os. Y los otros dos quentos de mrs. vos daremos e pagaremos el a?o venidero de 1509. Por los tercios del a?o combiene a saver el primero tercio en fin de mayo y el otro segundo tercio en fin del mes de septiembre y el otro postrimero tercio en fin del mes de henero del a?o de 510. E los otros dos quentos e medio de mrs. para cumplimiento de los dichos ocho quentos e medio del dicho dote en el dicho a?o de 1510. Asimismo por los tercios del a?o combiene a saber el primero tercio en fin de mayo y el segundo tercio en fin de setiembre y el postrimero tercio en fin de henero de 1511, con que se acaban de pagar los dichos 8 quentos e medio que es el dicho dote que as? prometemos nosotros e cada uno de nos de dar e pagar a vos el dicho Se?or Marqu?s e a quien buestro poder 520 oviere con la dicha Do?a Menc?a e para ella puestos e pagados los dichos ocho quentos e medio de manera veis a los dichos plazos y en la manera que dicha es en la villa de Cu?llar so pena del doblo por nombre de interese combencional e a la pena pagada o no pagada o espresamente rremitida todav?a seamos tenidos y obligados y nos obligamos de vos dar e pagar los dichos ocho quentos e medio de mrs. del dicho dote segun e como dicho es y queremos y es nuestra voluntad e de cada uno de nos que la dicha Do?a Menc?a goze de los dichos ocho quentos e medio de mrs. del dicho dote enteramente como de vienes propios suyos dotales e de su propio matrimonio e le presten en vida y en muerte a ella e a sus herederos e sus sub?esores e a quien della ubiere causas y t?tulo e que, si lo que Dios no quiera, la dicha Do?a Menc?a muriere sin hijos ni descendientes que en tal caso pueda disponer del dicho dote a su voluntad, conforme a las leis destos Reynos, combiene a saver que si nos los dichos Duque e Duquesa o qualquiera de nos fu?remos bibos pues somos sus padres, nos aya de dexar las dos partes de los dichos ocho quentos e medio del dicho dote e se buelban a nosotros e a qualquier de nos e que a mi el dicho Don Beltr?n no sea obligada de me dejar cosa alguna aunque a la saz?n sea bivo, salvo si ella de su voluntad me quisiere algo mandar e le subcesdiere ab intestato como su hermano. E otros? nos los sobredichos Duque e Duquesa e cada uno de nos dezimos e queremos y es nuestra voluntad que la dicha Do?a Menc?a nuestra hija aya los dichos ocho quentos e medio de mrs. enteramente seg?n e por aquella v?a e forma que mejor se los podamos dar para su dote y casamiento e para que sean vienes suyos propios e conoscidos e si necesario hes para mayor seguridad e firmeza del dicho dote se lo damos e donamos por pura y perfecta donaci?n entre bivos no rrebocable para siempre jam?s por mejor?a del tercio e rremanesciente del quinto de nuestros bienes cumplidas nuestras ?nimas por manera que lo que m?s fueren los dichos ocho quentos e medio de lo que pertenes?e e puede pertenes?er a la dicha Do?a Menc?a de sus leg?timas en nuestros vienes despu?s de nuestros d?as como a nuestra hija leg?tima se lo damos por mejor?a de tercio e rremanesciente del quinto e as? lo otorgamos e prometemos por esta carta en la mejor forma y manera que podemos e dem?s e alliende de lo suso dicho nos los dichos Duque e Duquesa e Don Beltr?n y cada uno de nos usando de la facultad a nosotros dada por la Reyna Do?a Juana, nuestra Se?ora, firmada del Rey Don Hernando nuestro Se?or, Padre de su Alteza, como Administrador e governador destos Reynos de Castilla, de Le?n, su tenor de la quel es ?ste que se sigue. 521 Do?a Juana por la gracia de Dios Reina de Castilla, de Le?n, de Granada, de/ fol. 59r. de por quanto por parte de vos Don Francisco Hern?ndez de la Cueba, Duque de Alburquerque, conde de Ledesma e de la Duquesa Do?a Francisca de Toledo, buestra muger e de Don Beltr?n de la Cueba, buestro hijo mayor leg?timo, me fue presentada una petici?n e suplicaci?n firmadas de buestros nombres e signada de escrivano p?blico, cuyo tenor de bervo ad berbum hes este que se sigue. Muy poderosa Se?ora, Don Francisco Hern?ndez de la Cueba, Duque de Alburquerque, Conde de Ledesma e de Huelma e la Duquesa Do?a Francisca de Toledo, su muger, e Don Beltr?n de la Cueba, hijo mayor leg?timo de los dichos Duque e Duquesa, vesamos las Reales manos de buestra Alteza a la qual plega saver que est? tratado e concertado casamiento, si fuere la voluntad de Dios, entre Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado de Murcia, e Do?a Menc?a de la Cueba, nuestra hija y hermana, e todos tres juntamente tenemos asentado e prometido de dar e pagar dote y casamiento al dicho Marqu?s con la dicha Do?a Menc?a y para ella por vienes dotales ocho quentos e medio de mrs. pagados a ciertos plazos so pena del doblo e para cumplimiento e paga dellos nos avemos de obligar todos tres juntamente de mancom?n e cada uno por el todo como principales dotadores e pagadores e obligar e ypotecar nuestros bienes e asimismo avemos de asegurar al dicho Marqu?s e la dicha Do?a Menc?a que aunque los dichos ocho quentos medio sean m?s cantidad de lo que ella a de aver e le podr?a pertenes?er por sus leg?timas en los vienes y herencia de los dichos nosotros, Duque e Duquesa, que todav?a y en todo caso le ser?n ciertos e sanos los dichos ocho quentos e medio de mrs. e que no les ser? pedida ni demandada cosa alguna ni parte dellos por los otros hijos e hijas e descendientes, aunque por el dicho dote fuere e sean gravados o defraudados en sus leg?timas e aunque e?eda el dicho dote en m?s e alliende del tercio y rremanesciente del quinto de nuestros bienes e que la dicha Do?a Menc?a ni el dicho Marqu?s no ser?n compelidos ni apremiados por ning?n rremedio ni abci?n ni rrecurso en nuestras vidas ni despu?s dellas a bolber ni tornar a los otros nuestros hijos, sus hermanos, los dichos ocho quentos e medio de mrs. ni parte alguna dellos por rraz?n de dezir quel dicho dote hes ynoficioso y en fraude de sus leg?timas ni por otra causa ni rraz?n alguna, y porque nosotros no tenemos vienes fuera de mayorazgo que vaste para seguridad e ypoteca de la paga de los dichos ocho quentos y medio del dicho dote y para saneamiento d?l despu?s que fuere cumplido e pagado tenemos asentado e prometido de obligar al dicho Marques e a la Do?a Mencia todos los vienes de nuestro mayorazgo e por expecial 522 ypoteca le abemos de obligar e ypotecar la villa de Huelma con su fortaleza, vasallos, t?rminos, juredici?n civil e criminal, alta y vaja, mero misto imperio, con sus rrentas, pechos y derechos e las otras cosas al Se?or?o del la villa anejas e pertenescientes e le avemos de dar y entregar luego la fortaleza de la dicha villa para que la pueda tener en penos e ipoteca y poner Alcaydes en ella en cierta forma e la rretener hasta tanto que le sean pagados enteramente los dichos ocho quentos e medio a los dichos plazos e que si no se los pagaremos e cumpli?remos a los dichos t?rminos o en qualquiera dellos le avemos de dar licencia e facultad para que por su propia autoridad sin otra lizencia nuestra ni de juez el dicho Marqu?s pueda tomar y tome la dicha villa de Huelma, con sus vasallos e t?rminos e jurisdici?n e con todo lo otro a ella anexo para lo tener y rretener todo juntamente con la dicha fortaleza e avemos de mandar desde luego a los Alcaldes, Regidores y vecinos de la dicha villa que non cumpliendo nosotros con el dicho Marqu?s los dichos ocho quentos e medio de dote a los dichos plazos o a qualquier dellos que le dejen e consientan tomar e tener la posesi?n de la dicha villa e que no le hagan rresistencia alguna. E yo el dicho Duque me he de constituir por su posedor de la dicha villa y en su nombre e dem?s desto tengo de dar poder a las justicias para que no pagando a los dichos plazos o a qualquier dellos puedan hazer e hagan entrega y exsecuci?n en la dicha villa con su fortaleza, vasallos, t?rminos e jurisdici?n e todo lo otro al Se?or?o della anexo a pedimiento del dicho Marqu?s e de la dicha Do?a Menc?a y lo puedan todo bender, rrematar sin me llamar ni oyr, e de los mrs. de su valor fagan enter y cumplido al dicho Marqu?s del deudo principal e de la dicha pena e de las costas e da?os que sobrello se rrescresciere e tengo de otorgar carta de venta a la persona o personas en quien la dicha villa se rrematare por el precio en que fuere rrematada e de obligar e a los otros mis bienes a la ebici?n e saneamiento/ fol. 59v. de la dicha villa. E yo la dicha Duquesa Do?a Francisca de Toledo e de obligar e ypotecar a la paga e saneamiento del dicho dote todos mis vienes y expecialmente los vienes dotales que dicho Duque comigo rrescivi? e las arras que me prometi? rrenunciando qualquier derecho e ypoteca que yo tengo a los bienes del dicho Duque por el dicho dote e las leis e derechos especialmente la ley de Toro, en que dize que la muger ni puede obligar de mancom?n juntamente con su marido en un contrato, salvo en ciertos casos. E yo el dicho Don Beltr?n e de otorgar todo lo suso dicho e consentir en la dicha obligaci?n e ypoteca para que vala y reafirme no embargante el derecho que me pertenes?e en los dichos vienes y en la dicha villa de Huelma como a hijo mayor del dicho Duque, e para ello es menester que buestra Alteza otorgue venia de hedad e 523 dispense conmigo para que vala e sea firme lo que as? hiziese en este caso y otorgare, aunque soy de hedad de 20 a?os y menor de 25. E la dicha villa de Huelma y todos los otros vienes son de mayorazgo subjetos a rrestituci?n por el testamento e dispusici?n del Duque Don Beltr?n de la Cueba, Padre de m? el dicho Duque, el qual con licencia e facultad que para ello tobo del Se?or Rey Don Enrique, hizo mayoradgo de la dicha villa de Huelma e de otras villas y vienes en m? el dicho Duque y en los otros sus descendientes con b?nculo que las dichas villas y vienes ni parte alguna dellas no se pudiesen vender ni donar ni empe?ar en alguna ni en ninguna persona ni unibersidad por alineaci?n nescesaria en vida ni en muerte, ni por causa de dote ni de rredenci?n de cativos ni por otra causa alguna piadosa, mayor ni menor ni igual ni por bien p?blico ni por otra causa alguna de las previllegiadas porque segund derecho se pueden enagenar las cosas subjetas a rrestituci?n e mayorazgo e mando el dicho Se?or Rey, en la dicha facultad, y el dicho Duque, en el dicho su testamento, que las dichas villas e vienes fuesen enalienables e inseparables del dicho mayorazgo por contrato ni por delito aunque en ello interviniese licencia e consentimiento e autoridad de qualquier Rey o Pr?ncipe o del Papa o de otra qualquier persona, ni aunque consintiese en ello espresamente aquellos a quien ata?e o ata?er puede e que si tal enagenamiento se hiziese sea por el mismo fecho ninguno e de ning?n efecto e no pase ni pueda pasar por ello Se?or?o, propiedad ni posesi?n a ninguna persona en quien se hiziere ni se pueda prescribir los dichos vienes por ning?n tiempo e quien contrario desto no se pudiesen dar carta o cartas por el dicho Se?or Rey ni por sus sub?esores e si las diesen que no valan, aunque sean dadas de su propio motuo o por qualesquiera causas e que sin embargo dellas ni de ning?n curso de tiempo las personas llamadas al dicho mayorazgo puedan tomar e ocupar los dichos vienes del dicho mayorazgo y v?nculos d?l y se?aladamente la dicha villa de Huelma con todo lo a ella anexo e pertenesciente como si fuesen bienes partibles libre no subjetos a rrestituci?n y fideycomiso, sin embargo del dicho testamento y mayorazgo y facultad dispensando con todo ello en quento a esto toca e ata?e, dex?ndolo en su fuer?a y bigor para en todas las otras cosas, dispensando asimismo buestra Alteza comigo, el dicho Don Beltr?n, e otorg?ndome benia de hedad para efecto de hazar (sic) y otorgar la dicha obligaci?n e ipoteca enbargante el dicho testamento e mayorazgo e la dicha facultad e las dichas cl?usulas y b?nculos y proybiciones e penas y las leyes e derechos que dejen que las voluntades de los testadores en que disponen proybiendo enagenaci?n de sus vienes no se puedan derrogar por el Pr?ncipe e no embargante el derecho de los futuros sub?esores nascidos y por 524 nascer e de cada uno dellos e no embargante que por dar los dichos ocho quentos e medio de dote a la dicha Do?a Menc?a sean los otros hijos e hijas agravados e no enbargante la dicha Ley de Toro e las leys de buestros Reynos en que disponen que los contratos entre legos no intervengan juramentos o ciertas penas contra los escrivanos que lo rrescibieren mandando buestra Alteza que el dicho contrato y obligaci?n se pueda otorgar ante qualquier escrivano con juramento e pleyto omenage/ fol. 60r. e sin incurrir por ello el tal escrivano en pena alguna lo puedan dar signado derogando buestras Altezas las dichas leis y todas las otras leis, fueros e costumbres y hordenamientos e prem?ticas que en nuestro favor contra lo suso dicho e contra quealquiera cosa y parte dello sean o ser puedan en quealquier manera del dicho su propio motu y cierta ciencia e poder?o Real supliendo qualesquier defectos ans? de forma como de sustancia e solenidad que en esta nuestra petici?n y en la facultad que se nos diere y en la dicha escritura que por virtud della se a de otorgar aya intervenido e interbega y sean necesarios de se suplir en lo qual buestra Alteza nos har? se?alada merced. El Duque, la Duquesa, Don Beltr?n de la Cueba. Yo el dicho Duque de Alburquerque, en nombre de la dicha Duquesa, mi muger, e como su marido e conjunta persona presento esta petici?n ante buestra Alteza la qual est? firmada de la dicha Duquesa e puedo e suplico a buestra Alteza lo que en la dicha petici?n est? pedido e suplicado en lo que toca e ata?e a la dicha Duquesa, por la qual ago e presto voz e causa y obligo a m? e a mis vienes que la dicha Duquesa estar? e pasar? por todo lo con esta petici?n e por cada cosa dello en lo que le toca e ata?e e no yr? ni bern? contra ella en ning?n tiempo ni por manera alguna y porque desto conste a buestra Alteza, yo el dicho Duque, por m? y en nombre de la dicha Duquesa e yo el dicho Don Beltr?n, por m? firmamos esta dicha petici?n e suplicaci?n de nuestros nombre y la otorgamos antel escrivano y testigos de yuso escriptos que fue fecha y otorgada en la Ciudad de Burgos, a 13 d?as del mes henero a?o del nascimiento de nuestro Salvador Jesuchristo del 1508. a?os. Testigos que fueron prsentes al otorgamiento desta dicha petici?n Juan de Duero e Alonso de Estrada e Christ?val Parmo, criados del dicho Se?or Duque, va escripto sobre la margen, e yo Mart?n de C?zeres, escrivano de c?mara de la Reyna nuestra Se?ora, fuy presente en uno con los dichos testigos quando el dicho Se?or Duque e Don Beltr?n, su hijo, otorgaron esta dicha petici?n e vi firmar aqu? su nombre al dicho Se?or Duque e Don Beltr?n, su hijo, e de su rruego y pedimiento la escriv? e fize aqu? este m?o signo, Mart?n de C?zeres. E yo la dicha Reyna Do?a Juana acatando las causas e rrazones en la dicha petizi?n de suso encorporada, contenidas e porque combiene a mi servicio quel 525 dicho casamiento del dicho Marqu?s de los V?lez con la dicha Menc?a de la Cueba se haga e aya efeto e por hazer bien y mer?ed a vos el dicho Duque de Alburquerque e a la dicha Do?a Menc?a, buestra hija, aviendo visto e mandado ber el dicho testamento e mayorazgo del dicho Don Beltr?n de la Cueba, Duque de Alburquerque, Padre de vos el dicho Duque, y la facultad del dicho Se?or Rey Don Enrique, mi t?o, por dondel dicho testamento e mayorazgo fue hecho y establescido e las cl?usulas y v?nculos, sostituciones, sumisiones, proybiciones e alienaciones e penas en el dicho testamento y facultad, y en cada cosa dellos contenido y siendo cierta e certificada e plenariamente ynformada del dicho testamiento e facultad e cada una cosa y parte dello de mi propio motuo y cierta ciencia y poder?o Real absoluto, de que en esta parte quien usar y uso como Reyna y Se?ora no rreconosciente superior en lo temporal, doy licencia e facultad a vos los dichos Duque de Alburquerque e Duquesa Do?a Francisca de Toledo, buestra muger, y Don Beltran de la Cueba, buestro hijo mayor, para que todos tres juntamente y de mancom?n e cada uno por el todo como principales dotadores y pagadores vos pod?is obligar y obligueis a la paga e cumplimiento de los dichos ocho quentos e medio de mrs. al dicho Marqu?s de V?lez, por dote e casamiento de la dicha Do?a Menc?a, buestra hija, aunque sea en m?s cantidad de lo que le podr?a pertenes?er de sus leg?timas en los vienes y erencia de vos los dichos Duque y Duquesa, y aun por el dicho dote los otros buestros hijos e ijas fuesen o sean gravados en sus leg?timas dem?s e alliende del tercio y rremanesciente del quinto de buestros bienes e para que podades vos el dicho Duque y el dicho Don Beltr?n obligar e ypotecar e obligu?is e ypotequ?is al dicho Marqu?s e a la dicha Do?a Menc?a para la paga y saneamiento del dicho dote las dichas villas e todos los otros vienes del dicho buestro mayorazgo e por especial ypoteca le pod?is obligar e ypotecar la dicha villa de Huelma, que es del dicho buestro mayorazgo, con su fortaleza, vasallos, t?rminos y jurisdici?n civil y criminal, alta y baja, mero mixto im-/ fol. 60v. perio, con sus rrentas y pechos e derechos e todas las otras cosas al Se?or?o de la dicha villa anexas y pertenescientes e podades y ayades podido dar y entregar luego al dicho Marqu?s la dicha fortaleza de la dicha villa para que la pueda tener y tenga enpe?os e ypoteca por el dicho dote, e poner Alcaydes en ella en la forma que ten?is asentado entre vosotros e la pueda rretener hasta que sea pagado enteramente de los dichos ocho quentos e medio del dicho dote e los plazos que asent?redes e seg?n e por la forma y manera e con las cl?usulas e licencias e constitutos y poder?os a las justicias y otras firmezas en la dicha buestra petici?n de suso encorporadas, contenidas e asimismo doy 526 licencia e facultad a vos la dicha Duquesa Do?a Francisca de Toledo para que podades obligar e ypotecar y obligu?is e ipotequ?is a la paga e saneamiento de los dichos ocho quentos y medio del dicho dote, todos buestros vienes y especialmente los vienes dotales quel dicho Duque con vos rrescivi? e las arras que vos prometi? con rreninciaci?n de quealquier derecho e ypoteca que por el dicho buestro dote teng?is a los vienes del dicho Duque e de las otras leis e derechos, expecialmente Ley de Toro, en que se dize que la muger no se puede obligar juntamente con su marido de mancom?n en un contrato ni en diversos, salvo en ciertos casos pues esta obligaci?n con su marido de manconcom?n en un contrato ni en diveros, salvo en ciertos casos pues esta obligaci?n que av?is de hazer a de ser y es por causa de dote y otros? doy facultad e licencia a vos el dicho Don Beltr?n para que pod?is hazer e otorgar la dicha obligaci?n al dicho Marqu?s por el dicho dote, juntamente e de mancom?n con los dichos Duque y Duquesa e consentir en la ypoteca de la dicha villa de Huelma e de las otras villas y vienes del dicho mayorazgo e para ello vos doy e otorgo venia de hedad e dispenso con vos de los dichos mi propio motu ciencia cierta y poder?o Real para que vala y sea firme lo que as? hizi?redes e otorg?redes e consinti?redes y vos he e quiero y mando que se?is avido en este caso por mayor de veinte y cinco a?os, lo qual todo e cada cosa dello y de lo dem?s contenido en la dicha buestra petici?n suso encorporada pod?is hazer y otorgar e ypotecar vos los dichos Duque y Duquesa e Don Beltr?n, buestro hijo, con todas las cl?usulas, firmezas, rrenunciaciones e penas y poder?o a las justicias en la dicha buestra petici?n expresadas e con otras qualesquier que sean nes?esarias e cumplideras para validaci?n y firmeza de lo susodicho e para que sobrello pod?is hazer e hag?is juramiento y pleyto omenaje y otra qualquier seguridad e qualquier escrivano lo pueda rrescivir e dar fee dello, sin pena no embargante que las dichas villas y otros vienes y la dicha villa de Huelma con todo lo susodicho al se?or?o della pertenesciente, sean vienes de mayorazgo subjetos a rrestituci?n por el dicho testamento e dispensaci?n del dicho Don Beltr?n de la Cueba, Padre de vos el dicho Duque. Echo y establecido con licencia y facultad que tubo el dicho Se?or Rey Don Henrique. Dada en Burgos a 25 de enero de 1508 a?os. Yo el Rey. Yo Lope de Conchillos, Secretario de la Reina nuestra Se?ora, lo fize escrivir por mandado del Rey, su padre. Acordada Liz[enziado] Zapata. En virtud desta lizecia se obligan los Duques a que si los 8 quentos y medio de mrs. que dan en dote a su hija fuese m?s cantidad de las lex?timas que dellos la pod?a tocar y aunque sean m?s del tercio y quinto de sus vienes, nos les podr?n ser pedidos ni 527 a sus herederos en ning?n tiempo y se obligan a guardarlo y cumplirlo as? obligando por especial hipoteca la villa de Huelma. Y el Duque y Don Beltr?n, su hijo, como Cavalleros hijosdalgo hazen pleito omenage de guardar lo contenido en esta scritura en manos de Don ??igo de la Cueva, cavallero hombre hijodalgo que dellos le rezivi? y lo otorgaron en la fortaleza de la villa de Cu?llar, a 14 de febrero de 1508. Testigo Pedro de Perea, criado del Marqu?s; Juan de Duero, correxidor de Cu?llar y Alonso V?lez, Alcaide de aquella fortaleza, ante Mart?n de C?zeres, scrivano de Sus Magestades. El qual en 25 de junio de 1553 siendo secretario y Rexidor de Ciudad Rodrigo, dio este traslado en virtud de una provisi?n que dize: Don Carlos por la divina Clemencia Emperador semper Augusto, Rey de Alemania, y de Do?a Juana, su madre, y el mismo Don Carlos por la misma gracia Rey de Castilla, a vos Mart?n de C?zeres nuestro scrivano de n?mero, Regidor de la ciudad de Ciudad Rodrigo, o a otro qualquier scribano o persona ante quien pas? o en cuio poder est?n las escrituras que de suso en esta carta se ara menci?n, salud y gracia sepades que Rug. de Garin, en nombre de Luis Fajardo, Marques de los V?lez y de Molina, nuestro Adelantado maior y Capit?n General del nuestro Reino de Murcia nos hizo relazi?n por su parte diciendo que el dicho su parte era hijo i heredero de la Marquesa Do?a Menc?a de la Cueva, su madre, e no av?a dejado otros hijos ni hijas ni hermanos, sino el dicho signante que se cas? con el Marqu?s Don Pedro Fajardo, su marido, padre del dicho. Su parte av?a tenido en dote y casamiento 8 quentos y medio, y del dicho Marques Don Pedro Fajardo av?a prometido en arras quento y medio a la dicha Marquesa su madre & manda que se copia. Fecha en Valladolid a 6 de junio de 1553?. 528 V Letras de Luis Bustamante, chantre y can?nigo de Cartagena, en la que dispensa el parentesco que un?a a Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, con do?a Catalina de Silva, para que puedan contraer matrimonio. 16 de septiembre de 1518. RAH, SC, M. 94, fol. 173r.-190v. ?Dispensaci?n para el matrimonio de D. Pedro, I Marqu?s de los V?lez, y D.? Catalina de Silva. Original archivo de Cifuentes In nomine Domini, Am?n. En la villa de Cifuentes 16 d?as del mes Septiembre, a?o del nacimiento de Nuestro Se?or Jesuchristo de 1518 a?os, este d?a ante el Reverendo Se?or Don Lois de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, en presencia de m?, Miguel Carralero, Notario Apost?lico, y de los testigos de iuso escribtos pareci? presente el Reverendo Se?or Don Gil Rodr?guez de Junter?n, Arcediano de Lorca, Proto Notario Apost?lico, en nombre, y como Procuradores que mostr? ser del Ilustre, y mui magn?fico Se?or Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los B?lez, Adelantado del Reyno de Murcia, y de la Se?ora Do?a Catalina de Silva, El poder de los quales suso dichos se?ores, ante todas cosas fizo presentaci?n, y en los dichos nombres dijo que por supicion que del reverendo Se?or Leonardo L?pez, Provisor de la dicha Iglesia de Cartagena, ten?a ante el dicho Se?or Chantre, fac?a, y fizo presentaci?n de una Bula, e letras Apost?licas emanadas de la Sacra Penitenciar?a de nuestro mui S. P. Le?n X de dispensaci?n sobre los deudos de consanguinidad y afinidad que entre los suso dichos Se?ores Marqu?s y D.? Catalina ay. Y as? presentada pidi? y requiri? a su Reverencia la acebtase, y acebtada la cumpliese en la forma, y manera que en ella se contiene. Los quales dichos poder, y Bulas son del tenor siguiente: Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo Don Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado, y Capit?n maior del Reino de Murcia &. Otorgo, y conosco por esta presenta carta, que doi, y otorgo todo mi poder complido, libre, y llenero, y vastante, seg?n que lo yo he, y tengo, e seg?n que mejor, e m?s complidamente lo puedo, e debo otorgar de derecho, e m?s puede valer, a vos Don Gil Rodr?guez de 529 Junter?n, Arcediano de la Cibdad de Lorca, Proto Notario de nuestro mui S. P. que est?is absente, bien as? como si fu?sedes presente, / fol. 173v. especialmente para que por m?, y en mi nombre pod?is parecer, y paresz?is ante Don Luis de Bustamante, Chantre de la dicha Yglesia de Cartagena, Juez Comisario por Bula especial de nuestro mui S. P. Le?n X a ?l dirigido, e le presentar el dicho Breve, y Bula, y le pedir, y requerir conforme a ?l, dispense, y d? licencia, y facultad a m?, y a la Se?ora D.? Catalina de Silva, fija lig?tima del Ilustre Se?or Conde de Cifuentes, que en gloria sea, y de la Iluestre Se?ora Condesa D.? Catalina de Toledo, su lig?tima muger, podamos casar, y contraer matrimonio por palabras de presente, seg?n que lo manda la Santa Madre Iglesia de Roma, sin embargo de los impedimentos de consanguinidad, y afinidad en quarto grado que ay entre nosotros. Y sobre lo suso dicho pod?is presentar, y present?is qualesquier testigos, provanzas que necesarias sean, en hacer, y decir en la dicha raz?n todos los otros abtos, pedimientos, requerimientos, protestaciones, juramentos que para los suso dicho convengan, e sacar en p?blica forma la tal licencia, y facultad para contraer el dicho matrimonio sin los dichos impedimentos, de poder, de qualesquier escrivanos, e Notario, y hacer en la dicha causa todas las otras causas, y deligencias que convengan, e yo mismo far?a, e facer podr?a presente siendo. Y para todo ello os doi este mi poder complido con todas sus incidencias, anexidades, y conexidades, e con libre, y general administraci?n, y si es necesario relevaci?n, por la presente vos relievo de toda carga de satisdaci?n (sic), y fianza, y cabci?n, y fiadur?a, so la cl?usula del derecho que dice: Judicitium sisti Judicatum solvi, con todas sus cl?usulas acostumbradas. Y prometo de aver por firme en todo tiempo todo lo que en mi nombre fici?redes vos el dicho D. Gil Rodr?guez de Junter?n, Arcediano, e que no ir?, ni vern? contra ello, ni parte dello por alguna manera, so obligaci?n de mi presona, y rentas, y bienes muebles, y ra?ces, avidos, y por aver que para ello expresa, y especialmente obligo. En testimonio de lo qual otorgu? la presente ante el Escrivano, y testigo de iuso es- / fol. 174r. cribtos. Que fue fecha, y por m? otorgada en la dicha mi villa de V?lez el Blanco, en la Fortaleza della 4 d?as del mes de Setiembre, a?o del nacimiento de nuestro Salvador Jesu-Christo de 1518. Testigos que fueron presentes. Y si necesario fuere substituir en mi nombre un Procurador, o dos, o m?s, los pod?is substituir, e aquellos tengan el mismo poder que yo a vos el dicho Arcediano vos doi, y otorgo, quedando en vos siempre este mi poder, e procuraci?n. A lo qual fueron presentes por testigos el 530 Arcediano de Cartagena, D. Mart?n de Selva, y Don Alonso Manrique, y Diego Requelme (sic) de Avil?s. El qual dicho Sr. Marqu?s, en mi registro firm? su nombre. Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo D.? Catalina de Silva, fija lig?tima del Ilustre, y man?fico Sr. D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, mi Sr., y de D.? Catalina de Toledo, mi lig?tima madre, y Se?ora, que doi, y otorgo todo mi poder complido, vastante, seg?n yo lo h?, y tengo, e mejor, e m?s complidamente lo he de dar a vos el Reverendo Sr. D. Gil Rodr?guez de Junter?n, Arcediano de Lorca, Proto Notario Apost?lico ausente, bien as?, como si fu?sedes presente, especialmente para que por m?, y en mi nombre pod?is parecer, e paresc?is ante el Reverendo D. Luis de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juez Apost?lico, por vigor de una Bula, de Letras Apost?licas manadas de la Sacra Penitenciar?a de nuestro mui S. P. (Santo Padre) Le?n X a ?l dirigidas, y le presentar la dicha Bula, y Letras Apost?licas, e le pedir, e requerir conforme a ellas dispense, e d? licencia, y facultad a m?, y al Ilustre, y mui man?fico Sr. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, y Adelantado de Murcia, para que podamos casar, y contraer matrimonio por palabras de presente, seg?n que lo manda la Madre Santa Iglesia de Roma, sin embargo de los impedimentos de consanguinidad, y afinidad en quarto grado, que ay entre nosotros. Y sobre lo susodicho / fol. 174v. pod?is presentar, y present?is qualesquier testigos, provanzas que necesarias sean, y hacer, y decir en la dicha raz?n todos los otros pedimientos, requerimientos, protestaciones, e juramentos que para lo suso dicho convengan, e sacar en p?blica forma la tal licencia, y facultad para contraer el dicho matrimonio sin los dichos impedimentos de poder de qualesquier escrivanos, e Notarios, e hacer en la dicha causa todas las otras cosas, y diligencias que convengan, e yo misma far?a, y facer podr?a presente siendo, que para ello vos doi poder complido con todas sus incidencias, y dependencias, anexidades, y conexidades, e con libre, y general administraci?n. Si es necesario relevaci?n, por la presente vos relievo de toda carga de satisdaci?n, y fianza, y cabci?n, so la cl?usula del derecho que dice: Judicium sisti Judicatum solvi, con todas sus cl?usulas acostumbradas. Y prometo de aver por firme en todo tiempo lo que en mi nombre fici?redes vos el dicho D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano, e que no ir? ni vern? contra ello, ni parte dello por alguna manera, so obligacion de mi presona, y bienes muebles, ra?ces avidos, y por aver, y para ello especialmente obligo. En testimonio de lo qual otorgu? la presente ante el Escrivano, y testigos de iuso escriptos. Que es fecha, y por m? otorgado en la Villa de Cifuentes, 16 d?as del mes de Septiembre 531 del nacimiento de nuestro Salvador Jesu-Christo del 1518 a?os. Testigos que fueron presente al otorgamiento desta carta llamados, y rogados Juan de Dios, Capell?n de la Sra. Condesa, y Lois de C?rdenas, y Alonso de C?rdenas criados del Sr. Conde de Cifuentes. La suso dicha Sra. D.? Catalina de Silva en mi registro firm? su nombre. Breve Leonardus miseratione divina tituli S. Petri Ad vincula, presbister Cardinalis: Discreto viro cantori Eclesia Cartaginensis salutem in Domino. Sedis Apostolica providentia circunspecta non numque rigorem iuris mansuetudine temperat & quod sacrorum prohibet instituta, de gratia benignitatis indulgent, procut personarum & temporum qualitate pensata, id in Des salubriter expedire, cognoscit. Sane ex parte Petri Fajardo Clerici seu laici & Caterine de Silva mulieris Cartaginensis, & Seguntini respective Diacesum nobis oblata petitio continebat quod licet ipse Petrus preceptor frater Ordinis sibe militie S. Jacobi dispensata existat, & eiusdem ordinis sibe militie fratres de sui superioris seu Magistri e iusdem ordinis licentia secundo contra here posunt ipse que Petrus qui alido cum quadam muliere iam defuncta existit legitime matrimonialiter copulatus, secundo contrahendi licentiam a sede Apostolica & forsam etiam adicto superiore obtinuerit, cupiunt que propterea, tan ipse, quam Catherina prefati; excertis rationabilibus causis invicem matrimonialiter copulari: Sedquia quarto e consanguinitatis, & quarto afinitatis gradibus, invincem sunt coniunti, & se atinet desiderium eorum in hac parte ad implere non pasunt dispensatione Apostolica superhoc non obtenta. Quare suplicari fecerunt humiliter udem exponentes, eis super is per sedem eamdem de oportuna dispensationis graita misericorditer provideri. Nos itaque eorum in hac parte suplicationibus inclinati, authoritate Domine Pape cuius penitentiarie curam gerimus, & de eius especiale mandato super hoc vive vocio oraculo nobis facto discretioni tue, cum ordinarius ipsorumm exponentium agat in remotis, ipsi que exponentes eiusdem Ordinarii Vicarium seu Ofitialem ex certis causis abeant in hac parte suspectum comitimus, quatenus si est ita cum ipsis exponentibus, quod impedimentis consanguinitatis & afinitatis huius midi nin distantibus, libere valeant interse matrimonium contrahere & in con postquam contractum fuerit licite remanere posse misericorditer dispenses dummodo dicta mulier propter hoc ab aliquo rapta non fuerit, prolem suscipiendam exinde legitimam decernendo. Da- / fol. 175v. 532 tis Rome apud S. Petrum sub sigillo ofitii Penitentiarie, IIII Ydus Julii Pontificatus Domino Leonis Pape X, anno sexto. E luego el dicho Sr. Chantre tom? en sus manos la dicha Bula, y poderes, e vio ser vastantes. Examinada la dicha Bula hall? ser cierta, y ser verdadera sin suspici?n [sospecha] alguna como prima fatie parec?a, y dixo que la pon?a sobre su cabeza como verdaderas Letras Apost?licas, y la acebtava, y obedec?a con la solenidad, y reverencia que deb?a, y que era presto de la complir en la forma, y manera que en la dicha Bula se contiene, y que mandava traher testigos, presentado que ?l presto de los recivir, y recivir dellos juramentos en forma de derecho, y les preguntar conforme a la dicha Bula, y as? recivida la dicha informaci?n facer aquello que fallare por derecho. Testigos que fueron presentes el Sr. Lois Fajardo, e Juan de Dios, Capell?n de la Sra. Condesa de Cifuentes. E despu?s de lo suso dicho 16 d?as del dicho mes, y a?o suso dicho ante el dicho Sr. Juez, en presencia de m? el dicho Notario, y testigos, pareci? presente el dicho Sr. Arcediano Procurador, en los dichos nombres de los dichos sus partes, dixo que fac?a, y fizo presentaci?n por testigos presentes, a la Ilustre Sra. D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes, y al honrado Ferrando de Torres, vecino de Medina Celi, y requiri? a su merced los reciva, y aia informaci?n, y les pregunte por las preguntas de que face presentaci?n. El dicho Se?or Juez suso dicho dixo, que lo o?a, y reciv?a los dichos testigos, y que era presto de les recivir juramento, y les preguntar por las preguntas por ?l presentadas, y lo que digesen, y depusiesen que mandava a m? el dicho Notario en mi registro lo reciviese. Testigos que fueron presentes Pedro Hurtado, y Bartholom? de C?rceles, criados del dicho Sr. Arcediano. E despu?s de lo suso dicho en el dicho d?a ante el Sr. Juez, en presencia de m?, el dicho Notario, y testigos el dicho Sr. Arcediano en los dichos nombres fizo / fol. 176r. presentaci?n de un interrogatorio de preguntas, y requiri? a si merced que los testigos que por ?l en los dichos nombres ser?n, o fueren presentados les pregunte por las preguntas por ?l presentadas. Las quales dichas preguntas son ?stas que siguen: Las preguntas que han de ser fechas a los testigos que por m? D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano de Lorca han de ser fechas a los testigos que por m? en los dichos nombres son, o fueren presentados son las siguientes: Primeramente sean preguntados si conocieron, o vieron noticia del Adelantado D. Pedro Manrique. ?tem, si saben que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique obr? por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique. ?tem, sean preguntados si saben que el dicho D. Rodrigo Manrique obo por fija lig?tima 533 a D.? Leonor Manrique, muger que fue del Adelantado de Murcia D. Pedro Fajardo. ?tem, si saben que la dicha Do?a Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Loisa Fajardo. ?tem, si saben que la dicha D.? Loisa Fajardo obo por fijo lig?timo a D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, contenido en la dicha Bula. Segundo brazo. ?tem, sean preguntados si saben, o oieron decir quel dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, la qual fue hermana de D. Rodrigo Manrique. ?tem, si saben que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor de Z??iga. ?tem si saben que la dicha D.? Leonor de Z??iga obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes. ?tem, si saben que la dicha D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes, obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Silva, contenida en la dicha Bula. Grado de afinidad. ?tem, sean preguntados si saben, oieron decir, o han noticia del Adelatando D. Pedro Manrique. ?tem, si saben quel dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique. ?tem, si / fol. 176 v. saben que el dicho D. Rodrigo Manrique ibi oir fijo lig?timo a D. Pedro Manrique. ?tem si saben que el dicho D. Pedro Manrique obo por fija lig?tima a D.? Magdalena Manrique. Segundo brazo. ?tem, si saben que D.? Leonor Manrique fue fija lig?tima del Adelantado D. Pedro Manrique, hermana del dicho D. Rodrigo Manrique. ?tem, si saben que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor de Z??iga. ?tem, si saben qu la dicha D.? Leonor de Z??iga obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes. ?tem, si saben que la suso dicha D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes, obo por fija lig?tima, a D.? Catalina de Silva, la contenida en la dicha Bula. ?tem, que sean fechas todas las otras preguntas, y repreguntas al caso pertenecientes. Lo que los dichos testigos digeron, e depusieron, despu?s de aver jurado, si?ndoles preguntado por las preguntas del interrogatorio, es lo siguiente: 534 El dicho Fernando de Torres, vecino de Medina Celi, testigo presentado, despu?s de aver jurado en forma debida de derecho fue preguntado que hedad ten?a este testigo, dixo que podr?a aver setenta a?os poco m?s, o menos. Fue preguntado por la primera pregunta, dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dijo que ha o?do decir muchas, y diversas veces a Cavalleros del Reyno qui?n fue el dicho Adelantado D. Pedro Manrique; empero que no le conoci? de visto. A la segunda pregunta dijo, que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que sabe que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique, y por tal tenido. A la tercera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo este testigo, que sabe que el dicho D. Rodrigo Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, muger que fue de D. Pedro Fajardo, Adelantado de Murcia. A la quarta pre- / fol. 177r. gunta dijo que la sabe, seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe, dijo que sabe que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Loisa Fajardo. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe, dijo que sabe que la dicha D.? Loisa Fajardo obo por fijo lig?timo a D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, el contenido en la dicha Bula Apost?lica. A la sexta pregunta dixo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que oi? decir que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, Duquesa de Plasencia, la qual fue hermana de D. Rodrigo Manrique. A la setena pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor de Z??iga. A la octava pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que la dicha D.? Leonor de Z??iga obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes. A la novena pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que sabe que la dicha D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Silva, contenida en la dicha Bula Apost?lica. Grado de afinidad. A la primera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que lo sabe como en la primera pregunta de consanguinidad lo tiene dicho. A la segunda pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado 535 c?mo la sabe, dixo, que conoci? al dicho D. Pedro Manrique por fijo lig?timo del Adelantado D. Pedro Manrique. A la tercera pregunta dixo, que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que el dicho D. Rodrigo Manrique obo por su fijo lig?timo a D. Pedro Manrique. A la quarta pregunta dixo que la sabe/ fol. 177v. seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo, que el dicho D. Pedro Manrique obo por su fija lig?tima a D.? Magdalena Manrique. A la quinta pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que dice lo que tiene dicho en la pregunta susodicha de consanguinidad. A la setena pregunta dixo, que dice lo que tiene dicho en la pregunta de consanguinidad. A la setena pregunta dixo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo que como lo tiene dicho en la pregunta de consanguinidad. A la octava pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que lo sabe como dicho tiene en la dicha pregunta de consanguinidad. A la novena pregunta dixo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo que lo sabe como tiene dicho en la pregunta de consanguinidad. A la decena pregunta dixo, que lo que tiene dicho es verdad, y p?blica voz, y fama, y notorio a todas las personas que de todo lo siso dicho han noticia. Y que este testigo lo sabe: porque ha tenido pl?tica, y conversaci?n con todos estos dichos se?ores de suso, y que no sabe m?s so cargo de juramento que fizo. No lo firm? porque no sab?a. La Sra. D.? Catalina Toledo, Condesa de Cifuentes, testigo presentado, despu?s de aver jurado en forma debida de derecho, fue preguntado que hedad ten?a, su merced dixo, que podr?a aver cinquenta a?os, poco m?s o menos. A la primera pregunta dixo que lo sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que porque lo oi? decir qui?n era, y que no lo conoci?: porque su hedad no lo alcanz?. A la segunda pregunta dixo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que el Adelantado D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique. / fol. 178r. A la tercera pregunta dixo que la sabe, seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo, que sabe que el dicho D. Rodrigo Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, muger que fue del Adelantado de Murcia D. Pedro Fajardo. A la quarta pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo, que sabe que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Loisa Fajardo. A la quinta pregunta dixo que la sabe como en ella se 536 contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que sabe que la dicha D.? Loisa Fajardo obo por su fijo lig?timo a D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, contenido en la dicha Bula Apost?lica. A la sexta pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, la qual fue hermana de D. Rodrigo Manrique. A la setena pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo, que sabe que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor de Z??iga. A la octava pregunta dijo, que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que porque fue madre deste testigo. A la novena pregunta dijo, que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dijo, que porque es fija deste testigo la dicha D.? Catalina de Silva, contenida en la dicha Bula Apost?lica. Grado de Afinidad. A la primera pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que como dicho tiene en la primera pregunta de consanguinidad. A la segunda pregunta dixo, que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo, que lo sabe como lo tienen dicho en la segunda pregunta de consanguinidad. A la tercera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que como lo tiene dicho en la tercera pregunta de la consanguinidad. A la quarta pregunta / fol. 178v. dixo, que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe, dijo, que lo sabe como lo tiene dicho en la quarta pregunta de consanguinidad. A la quinta pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que lo sabe como lo tiene dicho en la quinta pregunta de la consanguinidad. A la sexta pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe, dijo que lo sabe como dicho tienen en la sexta pregunta de la consanguinidad. A la setena pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene, Preguntado c?mo la sabe dijo que lo sabe, como dicho tiene en la setena pregunta de la consanguinidad. A la octava pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dixo que lo sabe como dicho tiene en la octava pregunta de consanguinidad. A la novena pregunta dijo, que lo que tiene dicho es verdad, y p?blica voz, y fama, y que no sabe m?s, so cargo del juramento que fizo. Firm?lo de su nombre. D.? Catalina de Toledo. Despu?s de lo susodicho 18 d?as del dicho mes, y a?o susodicho, ante el dicho 537 Sr. Juez, en presencia de m? el dicho Notario, y testigos de iuso escritos, pareci? presente el dicho Sr. Arcediano en los dichos nombres de los dichos sus partes, y dijo, que por quanto los testigos de que se entiende aprovechar est?n, y viven en la mui noble Cibdad de Toledo, y si aqu? a esta villa los tragese, a los dichos sus partes les proceder?a gran costa, y a los dichos testigos gran detrimento: por ser personas nobles, y de Religi?n, y de larga hedad, que requiere a su merced le mande dar su carta de receptor?a para algunas presonas sin sospecha, y de buena conciencia, vecinos de la mui noble Cibdad de Toledo en la mejor forma, y manera que con derecho deba, y mande llebar las preguntas, las quales oy dicho d?a face presentaci?n para que los testigos que en los dichos nombres de los dichos sus partes ser?n presentados les presenten por las preguntas suso dichas, y as? lo pidi? por testimonio. / fol. 179r. El dicho Sr. Juez suso dicho visto el pedimiento del dicho Sr. Arcediano en los dichos nombres a quel ser justo, dijo que mandava, y mand? dar su carta de recebtor?a con t?rmino de doce d?as primeros siguientes para D. Pedro de Mendoza, y para D. Pedro Ju?rez de Guzm?n, Can?nigos en la Santa Iglesia de Toledo, a cada uno dellos por s? insolidum, so pena de excomuni?n en la dicha Bula, e letras Apost?licas contenida la acebten, y acebtada la cumplan, como en la dicha Bula se contiene, la qual mand? ser inserta enn la dicha carta de recebtor?a, y as? acebtada aian la informaci?n de los testigos que por parte de los suso dichos Marqu?s, y D.? Catalina de Silva, contenidos en la dicha Bula Apost?lica, les ser?n presentados, y la recebci?n de los dichos testigos tome ante el presente Notario apra que as? tomados los traiga a esta Villa firmados de los nombres de cada uno de vos los suso dicho ante quien requerido fuere con la dicha carta, para que as? tra?dos, y por nos visto, nos fagamos lo que fallaremos por derecho. En otra manera no lo faciendo, ni cumpliendo, pongo, e promulgo en vos, y en cada uno de vos los suso dichos sentencia de excomuni?n en la dicha Bula contenida. Testigos que fueron presentes Juan de Dios, Capell?n de la Sra. Condesa, y Pedro Hurtado, criado del dicho Sr. Arcediano. En la mui noble Cibdad de Toledo, 24 d?as del mes de septiembre del nacimiento de nuestro Salvador Jesu-Christo de 1518 a?os, este d?a ante el reverendo Sr. D. Pedro Ju?rez de Guzm?n, Can?nigo en la Santa Iglesia Catedral de Toledo, en presencia de m? Miguel Carralero, Notario, y testigos, pareci? presente el honrado Antonio Moyano, vecino de la dicha Cibdad de Toledo, en nombre, y como Procurador, que mostr? ser del Ilustre, y mui man?fico Sr. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado del Reino de Murcia, y de la Sra. D.? Catalina de Silva, fija 538 lig?tima del Ilustre, y muy man?fico Sr. D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, / fol. 179v. los poderes de los suso dichos, ante todas cosas fizo presentaci?n, y as? mismo fizo presentaci?n de una carta de recebtor?a, y escripto de preguntas todo firmado del Reverendo Sr. D. Luis de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juez Apost?lico suso dicho por Bula especial de nuestro mui S. P. Le?n X emanada, e expedida por la Sacra Penitencier?a, sobre la dispensaci?n de los deudos de consanguinidad, y afinidad de los suso dichos Sres. Marqueses de los V?lez, y la Sra. D.? Catalina de Silva, y pidi?, y requiri? a su reverencia lo aceptase, y cumpliese en la forma, y manera que en ella se contiene, so las penas, y censuras en la dicha carta de comisi?n contenidas, y as? lo pidi? por testimonio, y a los presentes rog? dello fuesen testigos. Los quales dichos carta de receptor?a, interrogatorio de preguntas, es este que se sigue, uno en pos de otro: En la Villa de Cifuentes, 18 d?as del dicho mes, y a?o suso dicho en presencia de m?, Miguel Carralero, Notario Apost?lico, y testigos el Reverendo Sr. D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano de Lorca, Proto Notario Apost?lico en nombre, y como Procurador del Ilustre, y mui man?fico Sr. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado del Reino de Murcia, por virtud del poder a ?l cometido de su Se?or?a dijo, que en su nombre sustitu?a, y sustitui? por Procurador vastante al honrado Antonio Moiano, vecino de la mui noble Cibdad de Toledo, ausente, bien as? como si fuese presente para que en nombre de su Se?or?a pueda parecer ante el Reverendo Sr. Pedro Ju?rez de Guzm?n, Can?nigo en la Santa Iglesia de Toledo, Juez Comisario Apost?lico, por comisi?n del Reverendo Sr. D. Lois de Bustamante, Chantre en la Iglesia de Cartagena, Juez executor Apost?lico por Bula especial sobre la dispensaci?n del parentesco de consanguinidad, y afinidad del dicho Se?or / fol. 180r. Marqu?s, y de la Sra. D.? Catalina de Silva, en el dicho nombre facer presentaci?n de una carta de recebtor?a, y escripto de preguntas y presentar testigos, y otras qualesquier escripturas, y facer todos los abtos, pedimientos, requerimientos, protestaciones que convengan de se hacer, y todas las otras diligencias necesarias, y quan complido, y vastante poder ha, y tiene de su Se?or?a, ese mismo dijo que le daba, y otorgava al dicho Antonio Moiano, con todas sus incidencias, y dependencias, anexidades y conexidades. Y si necesario fuere relevaci?n de presente lo relev? como el suso dicho Arcediano es relevado de sus Se?or?a, y quan complido, y vastante poder tiene, ese mismo dio, y otorg? d?a, mes, y a?o suso dicho ante el dicho Escrivano, y testigos, que fueron presentes Pedro Hurtado, y Francisco de C?rdova, criados del dicho Sr. Arcediano de 539 Lorca. Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo D.? Catalina de Silva, fija lig?tima del Ilustre, y mui man?fico Sr. D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, mi Sr., y D.? Catalina de Toledo, mi lig?tima madre, mi Sra., que do, y otorgo todo mi poder complido vastante, seg?n que lo yo he, y tengo, e mas de derecho lo pueda, e deba dar, y otorgar a vos el honrado Antonio Moiano, vecino de la mui noble Cibdad de Toledo, absente, bien as? como si fu?sedes presente, especialmente para que por m?, y en mi nombre pod?is parecer, y paresc?is ante el Reverendo Sr. D. Pedro Ju?rez de Guzm?n, e ante el Reverendo Sr. D. Pedro de Mendoza, Can?nigos en la Santa Iglesia de Toledo, o ante qualquier dellos como Jueces Comisarios por carta de recebtor?a del Reverendo Sr. D. Lois de Bustamamnte, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juan (sic) Apost?lico por Bula especial de nuestro mui Santo Padre Le?n X expedida, y manada de la Sacra Penitencier?a, / fol. 180v. sobre el parentesco de consanguinidad, y afinidad entre m?, y el Ilustre Sr. Marqu?s de los V?lez, y presentar la dicha carta de comisi?n, y recebtor?a, y otras qualesquier escripturas que convengan de se presentar, testigos, y pedir copia, y traslado dellos, y facer todas las diligencias necesarias, que yo misma far?a, presente siendo. Y si necesario es relevaci?n de presente, vois relievo de toda carga de satisdaci?n, y fiadur?a, so la cl?usula del derecho que dice: Juditium sisti, Judicatum solvi, y quan complido vastante poder yo he, y tengo, otro tal vos otorgo a vos el dicho mi Procurador, con todas sus incidencias, anexidades, y conexidades. Y porque no venga en duda la otorgu? ante el presente Escrivano, y testigos. Que fue fecha, y otorgada en la Villa de Cifuentes, 16 d?as del mes de Septiembre a?o del nacimiento de nuestro Salvador Jesu- Christo de 1518 a?os. Testigos que fueron presentes, D. Fernando de Silva, Conde de Cifuentes, y Luis de C?rdenas, y Alonso de C?rdenas, criados del Sr. Conde. La dicha Sra. D.? Catalina de Silva, en mi registro firm? su nombre. Do?a Catalina de Silva. Nos D. Lois de Bustamante, Chantre de la Iglesia y Obispado de Cartagena, Juez Apost?lico por Bula especial de nuestro mui Santo Padre Le?n X expedida, emanada de la Sacra Penitencier?a de la dispensaci?n de Consanguinidad, y afinidad del Ilustre, y mui man?fico Sr. Marqu?s de los V?lez D. Pedro Fajardo, Adelantado del Reino de Murcia, y de la Sra. D.? Catalina de Silva, escripta en pergamino, y sellada con el verdadero sello de la Sacra Penitencier?a, la qual por su largueza dej? de poner aqu?, y porque est? en la Cabeza deste proceso, y en la misma carta la incorpor? seg?n fue mandado por el dicho Sr. Juez a vos el dicho Reverendo Sr. D. Pedro Ju?rez / fol. 181r. 540 de Guzm?n, e a vos D. Pedro de Mendoza, Can?nigo en la Iglesia de Toledo, a cada uno de vos, que con esta nuestra carta requeridos fu?sedes: salud y gracia. Sepades como ante m? pareci? el Reverendo Sr. D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano de Lorca, Protonotario Apost?lico en nombre, y como Procurador de los dichos Se?ores Marqu?s, y D.? Catalina de Silva, y me hizo relaci?n diciendo que los testigos de que se entiende aprovechar en los dichos nombres est?n y viven en la mui noble Cibdad de Toledo, y son presonas nobles, y de mucha hedad, y si a esta Villa la oviese de traer le recrecer?a gran da?o a los dichos sus partes, y a los testigos gran detrimento a sus personas, nos requiri? le mand?semos dar nuestra carta de recebtor?a para vos los suso dichos como personas sin sospecha, y de buena conciencia aquella que con derecho debi?semos. Visto su pedimiento ser justo, a derecho conforme, confiando de vos, y de cada uno de vos los suso dichso Sres. Can?nigos, y de vuestras conciencias, y suficiencias, que far?is la dicha informaci?n sin colusi?n alguna: por ende por la presente por virtud de la dichas Letras Apost?licas vos mando, y de la m?a mucho vos ruego, que del d?a que con esta nuestra carta requeridos fu?redes, o como quiera que della supi?redes dentro de t?rmino de doce d?as primeros siguientes acept?is la dicha comissi?n, y aceptada ante el presente Notario Apost?lico, infra escrito, reciv?is los testigos que por parte de los dichos Se?ores os ser?n presentados, y as? recevidos les reciv?is juramento en forma, y les pregunt?is por las preguntas que con esta nuestra carta os ser?n presentadas, y firmadas de nuestro nombre, y del Notario infra escripto, y lo que digeren, e depusieren mediante juramento lo mandad asentar en el registro de dicho Notario, y all? firmad vuestro nombre para nos lo traer a esta Villa para que as? tra?do / fol. 181v. y por nos visto fagamos aquello que nos fallaremos por derecho. Para lo qual, y para cada una cosa, y parte dello nos cometemos nuestras veces, en otra manera no lo as? faciendo, ni cumpliendo pongo, e promulgo en vos los suso duchos, y en cada uno de vos sentencia de excomuni?n en estos escriptos, y por ellos. Dada en este dicha Villa de Cifuentes, 16 d?as del mes de Septiembre, a?o del nacimiento de nuestro Salvador Jesu- Christo de 1518 a?os. Luduvici Bustamante Cantor Cartaginensis. Valeat sic Michael Carralero App? Not?. Las preguntas que han de ser fechas a los testigos que por parte de m?, D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano de Lorca, en los dichos nombres de los dichos mis partes son, o fueron presentados son las siguientes: ?tem, sean preguntado & si conocieron, o vieron noticia del Adelantado D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a Don Rodrigo Manrique. ?tem, sean preguntados & que el dicho Don Rodrigo Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, muger, que fue, de D. Pedro 541 Fajardo, Adelantado de Murcia. ?tem, si saben & que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Loisa Fajardo. ?tem, si saben & qye la dicha D.? Loisa Fajardo obo por fijo lig?timo a D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, el contenido en la dicha Bula Apost?lica. Segundo brazo. ?tem, si saben & que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique, obo por fija lig?tima a D.? Leonor Manrique, la qual fue hermana de D. Rodrigo Manrique. ?tem, si saben que la dicha D? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D? Leonor de Z??iga. ?tem, si saben & que la dicha D? Leonor de Z??iga obo por fija lig?tima / fol. 182r. a D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes. ?tem, si saben & que la dicha D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes, obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Silva, contenida en las Letras, e Bula Apost?licas. Grado de afinidad. ?tem, sean preguntados si saben, oieron decir, o han noticia del Adelantado D. Pedro Manrique. ?tem, si saben & que el dicho Adelantado D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique. ?tem, si saben & que el dicho D. Rodrigo Manrique obo por fijo lig?timo a D. Pedro Manrique. ?tem, si saben & que el dicho D. Pedro Manrique obo por fija lig?tima a D.? Magdalena Manrique. Segundo brazo de afinidad. ?tem, si saben & que D? Leonor Manrique fue fija del Adelantado D. Pedro Manrique, hermana del dicho D. Rodrigo Manrique. ?tem, sean preguntados & que la dicha D.? Leonor Manrique obo por fija lig?tima a D.? Leonor de Z??iga. ?tem, si saben & que la dicha D.? Leonor de Z??iga obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes. ?tem, si saben & que la dicha D.? Catalina de Toledo obo por fija lig?tima a D.? Catalina de Silva, la contenida en la dicha Bula, e Letras Apost?licas. Otro brazo de afinidad. 542 ?tem, sean preguntados si saben, oieron decir que D. Pedro de Acu?a, Conde de Buend?a fue hermano lig?timo de D.? Leonor de Acu?a, muger, que fue, de D. Juan de Silva, que llamaron el Alf?rez. ?tem, si saben, y & que el dicho D. Pedro de Acu?a, Conde de Buend?a, obo por fija lig?tima a D? Leonor de Acu?a, que cas? con D. Pedro Manrique, fijo lig?timo de D. Pedro Manrique. ?tem, si saben & que la dicha D.? Leonor de / fol. 182v. Acu?a tubo una fija, que llamaron D.? Magdalena. Segundo brazo. ?tem, si saben & que D.? Leonor de Acu?a, muger, que fue, de D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, obo un fijo, que llamaron D. Alonso de Silva, Conde de Cifuentes. ?tem, si saben & que el dicho D. Alonso de Silva, Conde de Cifuentes, obo un fijo que llamaron D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes. ?tem, si saben & que el dicho D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, obo una fija que llamaron D.? Catalina de Silva, contenida en la dicha Bula, e letras Apost?licas. ?tem, sean fechas todas las otras preguntas, e repreguntas al caso pertenecientes. El dicho Sr. Pero Ju?rez de Guzm?n tom? en sus manos la dicha carta de comisi?n, interrogatorio de preguntas, y poderes de sus dichos, los quales vio ser vastantes, y dijo que la obedec?a, y acetava con la solenidad, y reverencia que deb?a, como verdaderas Letras Apost?licas, y que era presto de lo complir todo, y por todo, seg?n, y como en la dicha carta de comisi?n se conten?a, y que mandava, que dentro del dicho t?rmino trugese testigos, que ?l es presto de los recevir, y recevidos les recivir juramento en forma de derecho, y preguntar por las preguntas suso dichas lo que digesen e depusiesen mediante el dicho juramento, que mandava a m? el dicho Notario en mi registro lo asentase, y firmado de su nombre lo llevase ante el dicho Sr. Juez para que visto faga lo que fallare por derecho, y que esto daba por su respuesta. E despu?s de lo suso dicho, en el dicho d?a, y mes, y a?o suso dicho ante el dicho Sr. Juez en presencia de m? el dicho Notario pareci? presente el dicho Antonio Moiano en los dichso nombres, y se?al? por testigos al Sr. Juan Rodr?guez Puerto Carrero, y a la Sra. D.? Catalina de Rivera, y a la Sra. D.? Catalina / fol. 183r. de Mendoza, Sopriora del Monesterio de la Madre de Dios de la dicha Cibdad, y a la debota Sra. D.? Menc?a Manrique, Monjas profesas del dicho Monesterio, que agora se dice Menc?a de los ?ngeles, y requiri? a su merced los reciviese, y preguntase por las preguntas por ?l presentadas. El dicho Sr. Juez suso dicho dijo que los recev?a tanto 543 como de derecho deb?a, y que era presto de aver dellos sus dichos de los dichos testigos presentados, y de cada uno dellos, y les preguntar por las preguntas del dicho interrogatorio. Testigos que fueron presentes Pedro de Casa Rubios, Cl?rigo de la Di?cesis de Toledo, y Diego de Quintanilla, criados del dicho Sr. Juez Pedro Ju?rez. E despu?s de lo suso dicho en el dicho d?a, es y a?o suso dicho, ante el dicho Sr. Juez suso dicho, en presencia de m? el dicho Notario, y testigos pareci? presente el suso dicho Antonio Moiano en los dichos nombres, y dixo que ped?a, y requer?a a su merced le mandasse dar su carta citatoria para los testigos que por ?l, en nombre de los dichos sus partes son se?alados, y presentados para que vengan sus dichos, e depusiciones con t?rmino convenible, y as? lo pidi? por testimonio. El dicho Sr. Juez dijo, que mandava dar su carta citatoria para los testigos que por el suso dicho son presentados, que drento (sic) de t?rmino de tres d?as primeros siguientes vengan a decir sus dichos, y depusiciones ante ?l, como Juez Apost?lico por comisi?n especial, so las penas, y censuras en la dicha carta de comisi?n contenidas. Testigos que fueron presentes los suso dichos y Andr?s Egas, Maiordomo del Conde de Cifuentes. Nos Pero Ju?rez de Guzm?n, Can?nigo en la Santa Iglesia de Toledo, Juez Comisario Apost?lico en la causa, y dispensaci?n de consanguinidad y afinidad del ilustre, y / fol. 183v. mui man?fico Sr. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado del Reyno de Murcia, y de la Sra. D.? Catalina de Silva por la comisi?n a nos cometida del Reverendo Sr. D. Luis de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juez Apost?lico en esta causa, y por nos ser acebtada a vos los Sres. D. Juan Rodr?guez Puerto Carrero, y a vos la Sra. D.? Teresa de Ribera, y a vos la debota Sra. D.? Catalina de Mendoza, Sopriora del Monesterio de la Madre de Dios, y a vos la debota Sra. D.? Menc?a Manrique, Monjas profesas del dicho Monesterio: Salud, y gracia. Sepades como ante nos pareci? como tal Juez Comisario en la dicha causa de consanguinidad y afinidad, sois presentados por testigos por parte de lo suso dichos Sres. Marqu?s, y Do?a Catalina de Silva, por ende por la presente cito, e llamo por primero, segundo, tercero perentorio en virtud de santa obediencia, so las dichas penas, y censuras en la dicha Bula contenidas, que del d?a con esta nuestra carta fu?redes requeridos como quiera della supi?redes, veng?is antenos a decir y declaras vuestros dichos, e depusiciones dentro de t?rmino de tres d?as primeros siguientes, los quales nos vos damos, y asignamos un d?a por cada un t?rmino, todos los tres por un t?rmino, e plazo perentorio, ante nos a decir, e declarar vuestros dichos, e depusiciones en la dicha causa. En otra manera os abr? por incurridos en la dicha sentencia de Excomuni?n. Dado en esta dicha Cibdad, 24 d?as del mes de 544 Septiembre de 1518 a?os. Pero Ju?rez de Guzm?n, Can?nigo Comisario Apost?lico. En la mui noble Cibdad de Toledo, 24 d?as del me de Septiembre a?o del nacimiento de nuestro Salvador Jesuchristo de 1518 a?os, estando en el Monesterio de la Madre de Dios desta Cibdad, a la parte de la Porter?a del dicho Monesterio, estando de parte de dentro de la Porter?a del dicho Monesterio, de dentro de la red del dicho / fol. 184r. Monesterio las nobles, y debotas Sras. D.? Catalina de Mendoza, Sopriora del dicho Monesterio, otros? D.? Menc?a Manrique que agora se dice Menc?a de los ?ngeles, la qual as? se dixo, y nombr? por su nombre, yo el dicho Notario Apost?lico infra escripto, por ante los testigos de iuso escriptos, le? y notifiqu? esta carta, de este otra parte contenida a las dichas Se?oras D.? Catalina de Mendoza, Sopriora, e Menc?a de los ?ngeles, Monjas profesas del dicho Monesterio, e as? le?da, y notificada digeron, que d?ndoles licencia la Sra. Priora del dicho Monesterio, que est?n prestas de decir sus dichos, en la dicha causa contenida. Testigos que fueron presentes Andr?s Egas, vecino de Toledo, y Juan Fern?ndez, Capell?n del dicho Monesterio de la Madre de Dios. E luego en el dicho d?a, mes, y a?o susodicho yo el dicho Notario infra escripto, por ante los testigos de iuso escriptos le? y notifiqu? la dicha carta al Se?or Juan Rodr?guez Puerto Carrero, vecino desta dicha Cibdad, el qual dixo, que porque ?l estava emedido de enfermedad en los pues, por donde ?l no puede ir ante el dicho Sr. Juez, a ge lo tomar, o comet?dolo al Notario de la Causa, que ?l es presto de decir su dicho, Testigos Andr? Egas, y Baltasar de Torres, vecinos de Toledo. Rodrigo Fern?ndez, Notario Apost?lico. E despu?s de lo suso dicho 25 d?as del dicho mes, y a?o suso dicho estando drento de la Porter?a del Monesterio de Monjas que se dice en este dicha Cibdad la Madre de Dios, en el lugar donde est? la red, estando presente el dicho Reverendo Sr. Juez Pedro Ju?rez de Guzm?n, can?nigo en la Santa Iglesia de Toledo, en presencia de m? Miguel Carralero, Notario, y testigos, el dicho Sr. Juez Comisario por la comisi?n a ?l cometida mand? a las dichas Sras. D.? Catalina de Mendoza, Priora del dicho Monesterio, y a la Sra. D.? Menc?a Manrique, Monjas profesas del dicho Monesterio, que digesen, y declarasen en sus dichos, y depusiciones conformes / fol. 184v. a lo que preguntado les fuese. E luego las dichas Se?oras Monjas, que de dentro del dicho Monesterio estavan, en la otra parte de la red de fierro, que no se pod?an ver, digeron que eran prestas de los decir, y declarar, avido el consentimiento y licencia de la Priora del dicho Monesterio, la qual licencia luego al presente se la pidieron, e luego la dicha Priora se la dio, y otorg? a voces, que lo oi? el dicho Sr. Juez suso dicho e yo el dicho Notario. E porque yo el dicho Notario no las vi, ni en la palabra las conoc?, 545 requer? al dicho Sr. Juez obiese informaci?n de los que all? presentes estavan, si las que de dentro hablavan si eran las suso dichas Monjas Priora D.? Catalina de Mendoza, y D.? Menc?a Manrique, que presentadas est?n por testigos. E luego el dicho Sr. Juez en suso dicho recivi? juramentos en forma debida de derecho al honrado Andr?s Egas, Mayordomo del Ilustre, y magn?fico Sr. Conde de Cifuentes, e a Juan Fern?ndez, Cl?rigo desta Di?cesis de Toledo, Capell?n del dicho Monesterio, aviendo jurado, fue preguntado por el dicho Sr. Juez si aquellas Monjas que hablavan de drento de la red si era la debota Sra. D.? Mar?a de Silva, Priora del dicho Monesterio, y D.? Catalina Manrique, Monjas profesas, los quales, cada uno dellos, digeron que en la palabra, y hablas de las suso dichas, conoc?an que eran las suso dichas Priora, y Sopriora, y D.? Menc?a Manrique, y que las conoc?an porque muchas y diversas veces las av?an o?do hablar, y que por la habla las conoc?an, y que esto es as? verdad, so cargo del juramento que fecho ten?an. E luego el dicho Sr. Juez Comisario recivi? juramento a las suso dichas Sras. Monjas diciendo as?, por la santa profesi?n, y aviso que recivido av?an de decir verdad de lo que interrogado les fuese, las quales / f. 185 r. suso dichas Monjas, respondieron, y digeron, que s? juravan. El dicho Sr. Juez hechando sobre las suso dichas la confusi?n del dicho juramento, dixo que si la verdad juraban Dios nuestro se?or y su bendita madre les aiudase en este mundo las cuerpos, y en el otro a las ?nimas; si la verdad no juravan Dios nuestro se?or se lo demandase, como a personas que jurando se perjuran el santo nombre de Dios en vano. Las quales dichas Se?oras respondieron de dentro de la dicha red, y digeron: Am?n. Testigos que estubieron presentes al dicho juramento el dicho Andr?s Egas, y el dicho Juan Fern?ndez Capell?n, vecinos desta dicha Cibdad. Lo que los dichos testigos digeron, e depusieron mediante juramento, si?ndoles preguntado por las preguntas del interrogatorio, es lo siguiente: La Se?ora D.? Catalina de Mendoza, Sopriora del dicho Monesterio, testigo presentado, despu?s de aver jurado, fue preguntado qu? edad tiene su merced, dixo que podr?a aver cinquenta a?os poco m?s, o menos. ?tem, fue preguntado por la primera pregunta, dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene, preguntado c?mo la sabe dijo, que lo oi? decir a muchas presonas, y Cavalleros de veinte a?os a esta parte, y que lo oi? a las Duquesa de Najara [N?jera], que aia gloria. A la segunda pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo, que el dicho D. Pedro Manrique obo por fijo lig?timo a D. Rodrigo Manrique, y que lo sabe porque 546 este testigo lo oi? a D. Pedro Hurtado, padre deste testigo. A la tercer pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dixo, que lo oi? decir a su sobrina D.? Menc?a Manrique, y a otras / fol. 185v. muchas presonas por el deudo que su merced tiene con ellos. A la quarta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo, que por trato, y conversaci?n, y era avida, y tenida por tal fija de la dicha D.? Leonor Manrique. A la quinta pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dijo, que porque lo oi? decir a muchas personas deudos del dicho Sr. Marqu?s. A la sexta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque muchas veces lo ha o?do, y por tal tenido, y p?blica voz y fama, y por muchas buenas obras que fizo la dicha Sra. a su padre el Adelantado D. Pedro Manrique. A la s?tima pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene, preguntado c?mo la sabe dixo que por que lo conoci?. A la octava pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que porque las conoci? por trato, y conversaci?n. A la novena pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que por trato y conversaci?n. Grado de Afinidad. A la primera pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la primera pregunta de consanguinidad. A la segunda pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la segunda pregunta de consanguinidad. A la tercera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato, y conversaci?n, y por tal fija avida y tenida. A la quarta pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la quarta pregunta de la consanguinidad. A la quinta pregunta dijo que dice lo que tiene dicho / fol. 186r. en la quinta pregunta de consanguinidad. A la sexta pregunta dixo que dice lo que tiene dicho en la sexta pregunta de consanguinidad. A la setena pregunta, dixo que dice lo que tiene dicho en la setena pregunta de consanguinidad. A la octava pregunta dijo que lo sabe como lo tiene dicho en la octava pregunta de consanguinidad. Otro grado de Afinidad A la primera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo, que porque lo oi? decir como en la dicha pregunta se contiene. A la 547 segunda pregunta dixo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dixo, que aunque el nombre desta Sra. no lo sab?a hasta agora, que lo ha o?do decir, pero as? es p?blico y notorio. A la tercera pregunta dijo que la sabe seg?n, y como en ella se contiene. Preguntado como la sabe dijo que por trato y conversaci?n, y porque tal es avida y tenida. A la quarta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que lo oi? decir a muchas personas, aunque este testigo no lo conoci?, por tal es tenido. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo, que por trato y conversaci?n que tubo con su merced y por tal tenido y avido. A la sexta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo que por trato y conversaci?n de mucho tiempoo que con la suso dicha ha tenido, y todo lo que dicho tiene es verdad y p?blica voz y fama, y que no sabe m?s so cargo del juramento que fizo. D.? Catalina de Mendoza, Sopriora. Pero Ju?rez de Guzm?n. La debota Sra. D.? Menc?a Manrique testigo presentado / fol. 186v. despu?s de aver jurado & fue preguntado que edad tiene su merced dijo que podr?a aver 44 a?os ? 45. A la primera pregunta dijoo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado como lo sabe dixo que porque lo oi? muchas veces decir, y porque era su visag?elo deste testigo. A la segunda pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo lo sabe dixo que por trato y conversaci?n y porque era hermana del padre deste testigo. A la quarta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo queste testigo la vio y la conoci? y era prima hermana deste testigo. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que aunque no conoci? al dicho D. Pedro Fajardo, lo sabe porque es fijo de la Sra. D.? Loisa, prima hermana deste testigo, y por tal fijo avido y tenido. A la sexta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque lo ha o?do decir muchas veces, por el deudo que la Sra. Condesa de Cifuentes que agora vive tiene con este testigo, que fue fija de la dicha D.? Leonor Manrique contenida en la dicha pregunta, y que as? lo ha o?do decir a muchas personas. A la setena pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo, que porque lo ha o?do decir a muchas personas. A la octava pregunta dijo qu ela sae seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por mucha conversaci?n que con la suso dicha ha tenido, y es avida y tenida por tal fija de la dicha / fol. 187r. 548 D.? Leonor de Z??iga. A la novena pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n que con la suso dicha ha tenido. Afinidad. A la primera pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo que lo oi? decir, seg?n lo tiene dicho en la primera pregunta de consanguinidad. A la segunda pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dixo que lo sabe seg?n que en la segunda pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la tercera pregunta de la consanguinidad. A la quarta pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la quarta pregunta de la consanguinidad. A la quinta pregunta dijo qie dice lo que tiene dicho en la quinta pregunta de la consanguinidad. A la sexta pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la sexta pregunta de la consanguinidad. A la setena pregunta dijo qu elo sabe como lo tiene dicho en la setena pregunta de la consanguinidad. A la octava pregunta dixo que lo sabe como en la octava pregunta de la consanguinidad lo tiene dicho. Grado de Afinidad. A la primera pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que lo oi? decir a la sopriora del dicho Monesterio. A la segunda dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n que av?a tenido con la suso dicha. A la tercera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo / fol. 187v. que porque la vio y conoci? y por tal tenida. A la quarta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque lo ha o?do decir, y por el deudo que con ellos tiene este testigo con los contenidos en la dicha pregunta. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, dijo que por trato y conversaci?n de largo tiempo, y por tales tenidos. A la sexta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n de largo tiempo, y por tal tenido. Do?a Menc?a Manrique. Pedro Ju?rez de Guzm?n. 549 El Sr. Juan Rodr?guez Puerto Carrero testigo presentado, despu?s de haber jurado en forma debida de derecho &. Fue preguntado que edad tiene su merced, dijo que podr?a aver 47 ? 48 a?os poco m?s o menos. A la primera pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que ha o?do decir d?l como si lo conociera. A la segunda pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que le conoci? por trato y conversaci?n, y que le dio a este testigo el ?vito de Santiago, y que estava avido y tenido por tal fijo de D. Pedro Manrique. A la tercera pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n y que conoc?a a la dicha Sra. y a?n al Adelantado. A la quarta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n, y por vista de largo tiempo. A la quinta pregunta dijo / fol. 188r. que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que lo conoci? siendo ni?o y siendo hombre. A la sexta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que lo oi? decir muchas veces como si lo conociera, y as? es p?blico. A la setena pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n, y porque la vio de vista. A la octava pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n y porque la vio de vista. A la novena pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que por trato y conversaci?n y porque lo vio de vista. Grado de Afinidad. A la primera pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la primera pregunta de la consanguinidad. A la segunda pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la segunda pregunta de la consanguinidad. A la tercera pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la tercera pregunta de la consanguinidad. A la quarta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque la vio y conoci?, y por tal fija de D. Pedro Manrique tenida. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que como en la sexta pregunta de consanguinidad lo tiene dicho. A la sexta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que como tiene dicho en la setena pregunta de / fol. 188v. 550 consanguinidad. A la setena pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que como lo tiene dicho en la octava pregunta de consanguinidad. A la octava pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe, como lo tiene dicho en la novena pregunta de consanguinidad. Otro grado de Afinidad. A la primera pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque lo oi? decir como si lo conociera, e as? es p?blica voz y fama. A la segunda pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque lo ha o?do decir este testigo muchas veces hablando con sobrino y hermanos de los suso dichos, y as? es p?blica voz y fama. A la tercera pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque la conoci? por trato y conversaci?n y era avida por tal fija de D? Leonor de Acu?a, entre todos los que la conocen. A la quarta pregunta dijo que la sabe seg?n y como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque conoci? a los susodichos tdos sus fijos, y por trato y conversaci?n. A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que la conoci? de vista, y conversaci?n fasta que muri?. A la sexta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado c?mo la sabe dijo que porque / fol. 189r. la conoci? en casa del Conde su padre, y porque la vio muchas veces, y por tal fija lig?tima tenida y avida. Y que no sabe m?s so cargo del juramento que fizo. Pedro Ju?rez de Guzm?n. Juan Rodr?guez Puerto Carrero. E despu?s de lo suso dicho en la dicha Villa de Cifuentes 29 d?as del mes de Octubre a?o suso dicho ante el dicho Sr. D. Luis de Bustamante, Chantre, Juez suso dicho en presencia de m? Miguel Carralero, Notario susodicho y de los testigos de iuso escriptos pareci? presente el dicho Sr. Arcediano. En los dichos nombres de los dichos sus partes, y dijo que su intenci?n hallar?a su merced bien y cumplidamente provada, por tanto, que requiere a su Reverencia vea los dichos y deposiciones de los testigos que en los dichos nombres de los dichos sus partes, por ?l son presentados. que requiere a S. Rev.? que acuerde la sentencia que deb?a dar y acordada la pronuncie, que ?l estava presto en nombre de los dichos sus partes de complir y facer lo que sobre ello le fuere impuesto y mandado. E luego el dicho Sr. Juez suso dicho dijo que ?l ten?a visto los dichos y deposiciones de 551 los testigos, que por el dicho Procurador o Procuradores en los dichos nombres son presentados, y la declaraci?n dellos. Avido sobre ello nuestro acuerdo con personas de ciencia y conciencia que ?l est? presto de la dar la dicha sentencia, la qual luego la dio y pronunci? por unos escribtos que en sus manos ten?a pro tribunalis sedendo es esta que se sigue: Visto por nos D. Luis de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juez Executor Apost?lico en el negocio infra escribto por vigor de una Bula, e Letras Apost?licas de comisi?n a nos cometida, dirigidas del Penitenciario maior de nuestro mui S. P. Le?n X sobre la dispensaci?n / fol. 189v. del matrimonio que se trata entre los Ilustres y man?ficos Sres. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez y Adelantado del Reyno de Murcia, y D.? Catalina de Silva, fija lig?tima del Ilustre y man?fico Sr. D. Juan de Silva, Conde de Cifuentes, que en gloria sea, y de la Sra. Condesa D.? Catalina de Toledo, en las dichas letras de comisi?n contenidas, y con diligencia examinadas las dichas letras de comisi?n por las quales el dicho Sumo Penitenciario a nos comete fias?es que los dichos Sres. D. Pedro Fajardo y D.? Catalina de Silva est?n conjuntos en quarto grado de consanguinidad y afinidad, non obstante el dicho impedimento dispensemos con ellos para que libremente puedan entre ellos contraer matrimonio, y en aquel contra?do, l?citamente permanecer, declarando la generaci?n que dende en adelante entre ellos obiere ser leg?tima. E visto as? mismo los dichos y depusiciones por parte de los suso dichos Sres. por nuestro mandado y comisi?n recevidos para informaci?n de lo narrado en las dichas Letras de comisi?n por las quales nos costa, que los suso dichos Sres. D. Pedro Fajardo, Marqu?s, y D.? Catalina de Silva son parientes en el quarto grado de consanguinidad y afinidad, en que la dicha Sra. D.? Catalina de Silva no es tra?da por fuerza por alguna persona a facer el dicho matrimonio. E visto todo lo que ver examinado deb?amos para la execuci?n y complimiento de las dichas Letras Apost?licas iusta al tenor de aquellas e visto una declaraci?n fecha por el sumo Penitenciario, que esta nuestra Comisi?n se entiende y estiende a los grados en este proceso contenidos: avido sobre ello nuestro acuerdo, y deliberaci?n con personas de ciencia y con- / f. 190r. ciencia, de su voto, y parecer. Fallamos que debemos dispensar y dispensamos con los dichos Sres. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado del Reino de Murcia, y D.? Catalina de Silva, para que no obstante el dicho impedimento de quarto grado de consanguinidad, y afinidad en que est?n conjuntos puedan libremente entre ellos contraher matrimonio in fatie eclessie y aquel contrahido l?citamente permanecer, y declaramos la generaci?n que entre ellos obiere dende en adelante ser lig?tima, y de 552 lig?timo matrimonio. Y por esta nuestra sentencia y declaraci?n as? lo pronunciamos y declaramos y sentenciamos por la autoridad Apc.? de que en esta parte usamos en estos escribtos, y por ellos. Ita pronuntiavi declaravi sententiavi & dispensavi ego Ludovicus Bustamante Cantor Cartaginensis Judex Apostolic.? qui supra L. Bustamante Cantor Cartaginen. Judex Apostolic.?1452 En la Villa de Cifuentes 29 d?as del mes de Octubre a?o del nacimiento de nuestro Salvador Jesu-Christo de 1518 a?os, estando dentro de la Casa de la mui Ilustre Sra. D? Catalina de Toledo, Condesa de Cifuentes, estando presente el Reverendo Sr. D. Gil Rodr?guez Junter?n, Arcediano de la Ciudad de Lorca, en el dicho nombre del mui Ilustre Sr. D. Pedro Fajardo, Marqu?s de los V?lez, Adelantado del Reino de Murcia, y la Ilustre Sra. D.? Catalina de Silva, en presencia / fol. 190v. de m? Miguel Carralero, Notario Apost?lico y testigos de iuso escriptos el Reverendo Sr. D. Lois de Bustamante, Chantre de la Iglesia de Cartagena, Juez suso dicho pronunci? esta sentencia de iuso incorporada, y le?da, y notificada por m? el dicho Notario el dicho Sr. Arcediano en el dicho nombre, y la dicha Sra. D.? Catalina de Silva digeron que recev?an sentencia, y para guarda, y conservaci?n de sus derechos, cada una de las partes as? lo pidieron por testimonio signado y sellado de manera que haga fe. El dicho Sr. Juez suso dicho se los mand? dar, uno ? dos ? m?s firmado de su nombre, y sellado, y signado de manera que faga fe. Testigos que fueron presentes Diego de Molina, Corregidor de Cifuentes, el Licenciado Zome?o, e Juan de Dios, Capell?n de la Sra. Condesa de Cifuentes, y otras muchas personas que all? se hallaron. E yo Miguel Carralero, Notario Apost?lico por la abtoridad Apost?lica al pronunciar desta sentencia de suso presente fui en uno con el dicho Sr. Juez, y las dichas partes. Y porque el dicho Sr. Juez a quien esta villa no ten?a su sello mand? lo sellase con el sello del dicho Sr. Arcediano, Protonotario Apost?lico en testimonio de verdad por su mandado en esta p?blica forma lo saqu?, escrev?, seg?n y como ante m? pas? y lo sign? de mi signo acostumbrado, pedido y rogado. Michael Carralero Apostolic.? Notar.?? 1452 A continuaci?n aparece el sello de don Gil Rodr?guez de Junter?n, dibujado a mano, con su escudo y la leyenda que lo rodea, que dice reza: ?? S. GI. IVNTERON PROT. APOST. ARCHI. DE LORCA?. A la derecha del sello se lee, en referencia a la leyenda: ?Lo dem?s no se conoce: porque estamp? mal?. 553 VI Capitulaciones matrimoniales entre Pedro Fajardo, I marqu?s de los V?lez, y ?lvaro de C?rdoba, comendador de Abanilla, para el casamiento de Luis Fajardo y de la Cueva, II marqu?s de los V?lez, hijo del primero, con do?a Leonor de C?rdoba y Z??iga, hija de los III condes de Cabra. 16 de octubre de 1526. RAH, SC, M. 1, fol. 82r.-83v. ?Cap?tulos matrimoniales de Don Luis Fajardo, 2 Marqu?s de los V?lez. JHS Lo que esta asentado entre el Se?or Marqu?s de los V?lez, Adelantado mayor del Reino de Murcia, de una parte, y el Se?or obispo de Oviedo e los Se?ores Don Juan de C?rdova e Don ?lvaro de C?rdova, comendador de Habanilla, de la otra, en raz?n del casamiento del Se?or Don Luis Fajardo, primog?nito del dicho Se?or Marques, e la Se?ora Do?a Leonor de C?rdova, hija de los Se?ores Conde e Condesa de Cabra & que est?n en gloria es lo siguiente. Primeramente que la dicha Se?ora Do?a Leonor da y lleva consigo al dicho casamiento por su dote con el dicho Se?or Don Luis 17 quentos de maraved?es, los quales son y se an de pagar en la manera siguiente. Primeramente es dos mil ducados en cada un a?o, situados en la cibdad de C?rdova, que montan diez quentos y medio. E cinco quentos trecientos quel dicho Se?or Don ?lvaro da a la dicha Se?ora Do?a Leonor por el dicho su dote de los vienes y herencia que al dicho se?or Don ?lvaro pertenescen de la lig?tima del Se?or Conde de Cabra, su padre. Y quatro mil ducados que la dicha Se?ora Do?a Leonor tiene y le pertenes?en de las lig?timas de los dichos Se?ores conde y condesa, sus padres, los quales dichos quatro quentos y medio se an de pagar en dineros contados a los tiempos y de la manera que abajo se dir?. Y quinientos mil mrs. en Joyas de oro y plata y esclavos y otras cosas y vestidos que la dicha Se?ora Do?a Leonor tiene de su servicio, con que se cumplen quince quentos y medio. Yten que los dichos quatro quentos y medio que se an de pagar en dineros los depositen los dichos se?ores Don Juan y D. ?lvaro por la dicha Se?ora Do?a Leonor dentro de diez d?as de la fechas desta capitulaci?n en poder de los quales luego quel dicho se?or D. Luis se desposare por Palabras de presente los entregue a los dichos Se?ores Marqu?s y 554 D. Luis para el dote de la Se?ora Do?a Leonor. Yten que asimismo se depositen en poder de las dichas personas el previlegio o previlegios de los dichos diez mil ducados de Juro que de su Magestad tiene el dicho Se?or Conde por donde compr? y le pertenes?en los dichos dos mil ducados de Juro y con ?l cesiones y otras particiones que los dichos Se?ores D. Juan e D. ?lvaro y los otros se?ores sus hermanos hagan en favor de la dicha se?ora Do?a Leonor del derecho que a cada uno pertenes?e de los dichos diez mil ducados de Juro porque a ellos les quedan sus leg?timas en otros vienes y que estas cesiones y traspasaciones se hagan con las firmezas nescesarias a vista de Letrados. Yten que otro medio quento que la dicha se?ora Do?a Leonor a de llevar y lleva consigo/ fol. 82v. en el dicho dote, en las dichas Joyas de oro y plata e perlas y otras cosas arriva declaradas que porque se sepa el verdadero valor dellas se pongam dos personas, una por parte del dicho Se?or Marqu?s, e otra por parte de la dicha Se?ora D.? Leonor, que las tasen y aprecien en lo que Justamente valen, so cargo del Juramento que primeramente hagan e que si las dichas dos personas no se concertaren en el dicho prescio que ellos mismos nombren un tercero e que Junto con ellos hagan el dicho aprecio y que por lo que los dos dellos tasaren y apreciaren se pase y se den e rressciban las dichas joyas e bienes en el dicho dote. Yten que quento y medio restante para los dichos diez y siete quentos se d? y pague dentro de un a?o del otorgamiento destos dichos cap?tulos y que para la paga y seguridad d?l se obliguen sus personas e bienes los se?ores D. Juan de C?rdova e otorguen escritura p?blica para la dicha paga y seguridad con firmezas bastantes a vista de letrados e que d? prendas de oro e plata e joyas que los valgan, e dos mil ducados m?s las quales dichas prendas se an de depositar en poder de personas llanas y abonadas a consentimiento de partes. Yten que los dichos se?ores Don Luis y Do?a Leonor gocen y lleven en rrenta de los dichos dos mil ducados del dicho juro desde el d?a quel dicho desposorio se efectuare por palabras de presente. Yten que por quanto el dicho Se?or Don ?lvaro de Cordova dem?s de los dichos tres quentos de mrs. contenidos en los cap?tulos antes deste que da a la dicha se?ora Do?a Leonor para ayuda a su dote, tiene fecha donaci?n, cesi?n y traspasaci?n en favor de la dicha Se?ora Do?a Leonor de todos sus biene rray?es y muebles, derechos y aciones que le pertenescen y a de echar de los vienes y herencia del dicho Se?or Conde, su padre, para despues de sus d?as, condici?n que si la dicha Se?ora Do?a Leonor no oviere hijos lig?timos del dicho matrimonio que los vienes contenidos en la dicha donaci?n los ayan 555 las personas en la dicha donaci?n declaradas, y porque de presente no se sabe qu?nto montan los dichos vienes e herencia que al dicho se?or D. ?lvaro pertenes?en de los vienes del dicho Se?or conde, su padre, dem?s de los dichos tres quentos de mrs. que el dicho Se?or D. ?lvaro de presente da a la dicha Se?ora Do?a Leonor por el dicho su dote, porque no est? fecha la prestazi?n entre los dichos Se?ores D. ?lvaro en sus hermanos, que los dichos se?ores Don Juan e D. Graviel se obligan que los dichos vienes y herencia que pertenes?en al dicho Se?or D. ?lvaro y a de aver de la dicha herencia del dicho Se?or Conde dem?s de los tres quentos de mrs. arriba dichos suman y montan cinco quentos de mrs. y que tantos vern?n a la dicha se?ora Do?a Leonor y abr? despu?s de la muerte del dicho Se?or D. ?lvaro por raz?n de la dicha dona?i?n y cesi?n y traspasaci?n que tiene fecha y se obligan asimismo que la dicha donaci?n ser? cierta y verdadera y firme de presente e para siempre jam?s y quel dicho Se?or Don ?lvaro ni otra ninguna/ fol. 83r. persona no la rrevocar? ni vern? contra ella por ninguna cabsa ni rraz?n que sea y que si en qualquier tiempo por el dicho Se?or D. ?lvaro o por otra qualquier persona fuere rrevocada e contra dicha e perdieren los dichos vienes en todos o en parte por qualquier causa o rraz?n que sea o ser pueda, que los dichos Se?ores D. Juan e D. Graviel por s? y pos sus herederos por siempre jam?s sanear?n la dicha donaci?n e bienes a los dichos se?ores D. Luis e D.? Leonor e tomar?n la voz del pleyto o pleitos que as? se movieren e los siguir?n e fenescer?n a sus propias costas y sacar?n a paz y a salvo dellos a los dichos se?ores D. Luis e Do?a Leonor, de manera que los dichos cinco quentos de bienes les queden libres e quitos y que sobre ello otorgar?n las escrituras y obligaciones que fueren necesarias de mancom?n y a voz de uno e con las firmezas e ypotecas e rremuneraci?n de leies que fueren nescesarios e con juramento e pleyto omenaje que an de hacer de lo as? tener e guardar y cumplir. Yten que la dicha se?ora D.? Leonor dende agora lleva y da consigo por su propio dotte al dicho Se?or D. Luis los dichos cinco quentos de mrs. contenidos en el cap?tulo precedente, cada quando que ella los oviere e vinieren a su poder por virtud de la dicha donaci?n y cesi?n e traspasaci?n y el derecho y aci?n que de presente tiene y le pertenes?e a los dichos bienes por virtud de la dicha donaci?n y cesi?n y traspasaci?n para avellos y heredallos despu?s de la muerte del dicho se?or D. ?lvaro. Yten que por parte de los dichos Se?ores obispo de Oviedo e D. Juan e Don ?lbaro de C?rdova se gana provisi?n de sus Magestades por la qual aprueve y consienta que los dichos dos mil ducados de juro que su Magestad vendi? se den y lleve en dote la dicha Se?ora Do?a Leonor para el dicho casamiento e que esta 556 provisi?n se gane con las firmezas convenientes y nescesarias para este efecto y que si su Magestad no fueren servidos dele la dicha provisi?n que en este caso quel dicho Se?or D. Luis rresciba en el dicho dote los dichos dos mil ducados de juro apreciados en los dichos catorce mil mrs. cada millar los quales tenga e goce e lleve los frutos e rentas dellos cinco a?os e que si cumplidos los dichos cinco a?os el dicho se?or D. Luis quisiere que se vendan los dichos dos mil ducados de juro que se puedan vender libremente y qu?l resciba el precio porque se vendieren en pago del dicho dote y que si quisiere rretenerse los dichos dos mil ducados de juro por el dicho dote que lo pueda hacer libremente. Yten que los dichos Se?ores Marqu?s y D. Luis ganen provisi?n de su Magestad para que puedan obligar las villas de Mula y Molina y Alhama y Librilla, que son en el Reyno de Murcia, que son de su mayorazgo del dicho Se?or Marques, a que es llamado el dicho Se?or D. Luis, despu?s de sus d?as, para la seguridad e paga/ fol. 83v. del dicho dote de la dicha Se?ora Do?a Leonor y de las arras que el dicho Se?or D. Luis le manda y gana da la dicha probisi?n por virtud della los dichos Se?ores Marqu?s y Don Luis otorguen escritura p?blica en forma para la paga e restituci?n del dicho dotte y arras en caso que se aya de restituir y pagar y que obliguen especialmente las dichas villas por la seguridad e rrestituci?n del dicho dote y arras y que la escriptura que sobre esto se otorgare sea con las firmezas nescesarias a vista de Letrados. Yten quel dicho Se?or Don Luis, con expreso consentimiento e licencia del dicho Se?or Marqu?s, manda en arras a la dicha Se?ora D.? Leonor por el onor y m?rito de su linage e persona ? (sic) mil ducados. Yten quel dicho Se?or Marqu?s e D. Luis den a la dicha Se?ora Do?a Leonor las Joyas de oro e perlas e piedras e vestidos que com?nmente suelen dar a las grandes se?oras hijas de Grandes se?ores destos Reynos. Yten quel dicho Se?or Marqu?s donde agora se?ala a los dichos Se?ores D. Luis e Do?a Leonor para su provisi?n e mantenimiento de su casa los dichos dos mil ducados de juro. Yten que los dichos se?ores obispo de Oviedo e Don Juan e D. ?lvaro e Do?a Leonor ganen a su costa la dispensaci?n que fuere nescesaria para quel dicho casamiento se efet?e. Yten quel dicho desposorio se haga y celebre mediado el mes de octubre primero que viene por palabras de presente seg?n manda la santa Madre iglesia. Yten que hasta los dichos quince d?as del dicho mes de otubre cada una de las partes ganen la dispensaci?n y probisiones que seg?n estos cap?tulos es obligado a ganar e que aquellas ganadas otorguen las escripturas nescesarias para lo que cada uno a de cumplir conforme a estos dichos cap?tulos en el dicho t?rmino. Los quales dichos cap?tulos dichos se?ores obispo de Oviedo e Don Juan e Don ?lvaro y los dichos se?or Marqu?s de V?lez y Don Luis, 557 su hijo primog?nito, cada uno por lo que les toca prometieron y se obligaron de lo tener, guardar y cumplir a los t?rminos e seg?n en la manera que en los dichos cap?tulos se contiene e de no apartarse dellos ni dejar de cumplirlos por ninguna cabsa y rraz?n que sea e para ello obligaron sus personas e vienes e juraron el dicho Se?or obispo por consagraci?n y el dicho Se?or D. Juan por las ?rdenes que rrescivi? y los dichos se?ores Marqu?s de V?lez e Don Luis, su hijo, e Don ?lvaro de C?rdoba, dieron su fee e palabra e ficieron pleyto omenage una e dos e tres veces de tener y guardar todo lo contenido en estos dichos cap?tulos que firmaron de sus nombres el Marqu?s y Adelantado, el obispo de Oviedo, Don Juan, Don ?lvaro de C?rdova. Despu?s desto D. Luis Fajardo, con licencia y autoridad del Marqu?s D. Pedro, su padre, dize que por quanto ?l se quer?a desposar y velar con la dicha S.? D.? Leonor de C?rdova, otorga [ilegible] entonzes carta de dote de los dichos 17 quentos y la manda en arras 60 M [mil] ducados de oro y obliga a la seguridad de todo las villas de Mula, Molina y Alhama y lo otorga en Granada a 16 de octubre de 1526, ante Gonzalo de Rivera, scribano del n?mero?. 558 VII Copia de la carta que se escribi? a mi S.? [do?a Jer?nima D?Hostalric] por el Comendador mayor [don Luis de Requesens], mi Sr. Madrid, 12 de mayo de 1571. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 3. ?Copia. Se?ora y alma m?a. Habr? dos meses que los escrev? lo que me av?a pasado por pensamiento de que podr?amos aver por yerno a don Pedro Faxardo, pero que no quer?a tratar dello hasta saver primero no solamente vuestra voluntad pero la de nuestra hija. Y si la diferen?ia de la hedad y lo que siendo m?s muchacha le pare?i? melanc?lico ser alg?n estorbo para no gustar dello. Agora que tiene m?s a?os para saver lo que le coviene. Y aora que me avisastes que av?ades re?ivido la carta no me respondistes a esto. Y as? esperava a tomar resolu?i?n en ello y en otras cosas ha que nos vi?semos. Y ayer me hablaron en ?ste ni por parte de deudos de don Pedro de manera que creo que estar?a en mi mano concluillo. Pero no he querido comen?ar el trato sin tener primero un[a] respuesta. Suplico que me la enbi?is muy particular y entendida muy bien la voluntad de vra. hija y que no aviendo luego correo hag?is que el can?nigo Comes me la despache propio a toda diligen?ia porque me tome aqu?. Porque yo deseo tomar resolu?i?n en el casamiento de nuestra hija antes de enbarcarme. Y ninguna otra cosa nos sale agora pues el dotor Velasco no me ha tornado a hablar en lo del conde de Olivares aunque es ya venido de Fran?ia. Y tambi?n es necesario que me respond?is resolutamente lo que os pare?e deste nego?io del de Olibares por si se trat?se d?l. Y yo t?ngole por muy bueno porque lo de la miseria, que en una carta me apuntastes, no es de manera que mi hija pasase mucha estrecheza, y es muy aponejada para ella y sus hijos sean muy Grandes Se?ores. Las partes de don Pedro vos las sav?is que ?ierto son las mejores que ay en todo el Reyno y de que yo tengo mayor satisfa?i?n. ?sta tomo y as? me lo pareci? las vezes que cosa no le he visto. El estado de su padre que no se le puede quitar es de calidad y cantidad. En bida d?l no tendr?a mucha hazienda. Pero con los pocos alimentos que le quedan y con el dote que nosotros le dar?amos, presupuesto que ?l es medido y cuerdo, 559 tendr?a una mediana sustentaci?n. La vibienda hasta que su padre muriese, creo que ser?a en Catalu?a, o en el Villarejo donde a nosotros m?s gusto nos diese. Su padre tiene mucha salud, pero sesenta y quatro a?os de hedad. En contra de todo esto ay ser ?l de quarenta a?os, y nuestra hija de treze. Y si ella no es capaz de en esto ba menos, que no en que falten las otras partes que si don Pedro le sobran. No ay parte que tratar dello, porque yo pretendo su contentamiento, y as? con s?plica que la apret?is y libremente os diga lo que en esto quiere y le da gusto. Y que me escriv?is no s?lo lo que os dixere, que ser? que har? lo que le mandaremos como me lo escrivi? tratando de lo sen? (sic), sino tanbi?n lo que della entend?is. Y ntro. Sr. Guarde V. S.??. 560 VIII Carta de don Luis de Requesens al muy Ille. Se?or, mi se?or, don Juan de ???iga, del consejo de Su Magd. y su embaxador en Roma. Madrid, de 25 de mayo de 1571. IVDJ, env?o 109, caja 153, n? 4. ?Muy Ille. Sr. La postrer carta que tengo vra. es de quatro de mayo. A la qual y a las de atr?s responder? desde el camino, pues agora no tengo tiempo, y s?lo dir? en ?sta quisiera mucho avelle tenido, para esperar respuesta vuestra, para lo del casamiento de Men??a, pero avi?ndola tenido de su madre, y suya, que dexavan esto en mis manos, sin que les embar?ase la diferen?ia de la hedad de don Pedro Fajardo, me resolv? de efectuallo, havi?ndolo hecho primero encomendar muchas vezes a nro. Sr. Y espero en ?l que negocio guiado de su mano, y ass? se acab? anoche de con?ertar, conforme a la memoria que con ?sta enb?o, y en acabando de ?errarla me parto para Aranjuez a dar quenta al Rey, y tomar su li?en?ia para efectuallo. Y assimismo para seguir mi camino, de Bar?elona, para donde me pienso partir de aqu? a los 30 deste y en coche, porque no estoy para correr posta, ni me atrevo al sol, pero todav?a llegar?, algunos d?as primero que los pr?n?ipes porque parten de Aranjuez a los 29 y van muy despa?io. Aunque holgara de casar mi hija, con hombre de menos estado, que don Pedro. A trueque de que me costara menos hazienda, no me ha salido a ello ninguno de los en quien av?a puesto los ojos y embarc?rame, desconsolad?simo, sino dexara, prendada a mi hija porque ni yo traygo mucha salud, ni aunque la tubiera, ando en vida que la pueda esperar muy larga, y dona Ger?nima trae la suya a tanto peligro como vemos. Y a faltar uno de los dos, o entrambos, ques cosa muy posible, mirad qu?l quedava mi hija y mi casa, estando vos en Roma, ocupado en servicio del Rey. Y con esto me pare?e que dexo padre a entranbos hijos, y remedio a las cossas de mi cassa, pues las partes y calidades de la persona de don Pedro son tantas y tales como vos sab?ys. Aunque el dotte, pares?er? grande, me consuelo con acordarme, que el duque de B?jar, dio a su hija, ?ient mill ducados, cas?ndola, con hijo del duque Darcos, cuya cassa no tiene m?s calidad y cantidad que la del marqu?s de los V?lez, y el conde de Ure?a dio al duque de N?jera, ?iento y seys mill ducados, y el conde de Venavente, al duque Dalva, noventa y ?inco mill, y el marqu?s de Comares al de Cu?llar, noventa y 561 dos mill. De manera que todo anda a este pre?io y dende arriba, y los setenta mill ducados de los juros hago quenta que no son m?s de sesenta mill, porque quiri?ndolos vender, no hallar? yo a?n tanto por ellos, que a menos valen agora y poco m?s me costaron a m?. Y los seys mill ducados de joyas, en efecto no an de ser m?s de tres mill, que porque el dotte sonase ochenta mill (como se ha de publicar) se puso aquello ass?, pero yo tengo recaudo aparte, de los tres mill, ass? que si hago quenta que ni me questa el dicho dotte m?s de sesenta y siete mill ducados. Aunque se me pudiera dar m?s comodidad en las pagas no pod?a don Pedro diferir m?s en casarse, ni bivir con menos hazienda y falt?ndole, le av?a yo de ayudar con la m?a, y he querido m?s d?rselo en dotte, por el provecho y benefficio de mi hija. Bien pudiera ser que si este negocio se tratara con menos prisa de la que yo tengo de partirme, y con menos ne?esidad, de la que ten?a de tomar resolu?i?n, se pudiera aventajar algund dinero, pero agora se pudo escusar, y yo quedo dello con contentamiento, y para tenelle entero no me falta otra cossa sino vuestra aproba?i?n. Supl?coos que luego a la ora saqu?ys la dispensa?i?n, porque do?a Leonor Gir?n, que est? en el ?ielo, y nosotros h?ramos nietos, de hermanas, de manera que don Pedro y mi hija est?n en ter?ero y quarto grado afinitatis. Por la parte de ???iga ya creo que estamos don Pedro y yo fuera del quarto grado, porque aunque la madre de su madre, hera hija del duque don Diego de ???iga, pienso, que el dicho duque hera primo hermano de nuestro ag?elo, si os pares?iere por s?, o por no, poner una cl?usula de forsam, si estuviessen en quarto grado, y para quitar todo escr?pulo, es menester que venga la disposi?i?n sin otras caussas m?s de estar bien el cassamiento a entrambas partes, porque no nos acaezca lo que al cardenal Pacheco en la dispensa?i?n del marqu?s de Velada, que dez?a que la dava porque ni en Velada, ni en Oropessa, no av?a personas tan conbinientes con quien poder cassar el uno y el otro. Y venga la dispensa?i?n dupplicada, porque quede el un breve en cassa de don Pedro, y el otro en la m?a, y supl?coos que venga con el primer correo, y no escrivo al papa sobre ello porque bastar? que vos se lo supliqu?ys de mi parte. Guarde nuestro Sr. la muy Ille. persona y estado de v. s. acresciente como yo desseo. De Madrid a 25 de mayo 1571. Dupplicada Besa las manos a V. S.? su hermano y mayor servidor Yo Luis de Requesens? 562 IX Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. Viena, 24 de agosto de 1574. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 29. ?Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or Una carta de V. Ex.? de 30 del pasado recev? a 10 deste estando despachando un correo propio hasta la Corte, como escriv? a V. Ex.? que lo haz?a a los 9 del mismo, en que tan bien di quenta como a los 5 de Jullio Dios hav?a llevado al Marqu?s, mi se?or, mi Padre, y ass? mesmo embi? una copia de una carta que yo escriv? al Rey. Por la merced que V. Ex.? me ha hecho en encargar a ?ayas haga officios con Su Magestad por la licen?ia y ayuda de costa que le tengo supplicado vesso sus excelent?simas manos, que tanto e menester lo uno, como lo otro, pero todo tarda tanto que no me ha de entrar en provecho seg?n el desgusto con que estoy de verme sin licencia. Dize V. Ex.? en su carta que pues el correo no viene, que le pare?e que parta de aqu? a Flandes porque ?sta sea la m?s breve salida de aqu?, quando esto V. Ex.? escrivi? no sav?a la muerte de mi padre, y por esto esperar? respuesta desta para ver lo que V. Ex.? manda, y al conde le a pare?ido que ass? lo haga poniendo delante lo que aqu? dir?. Lo primero que la sospecha que V.E. ten?a de que en toda mi vida saldr? de ay, la vengo a tener por certeza seg?n el esfuer?o han hecho en ello y agora con esta ocassi?n temo que lo har?n de veras. Lo segundo que el Rey sabe ya que no he partido por ay, as? por cartas de aqu? como de V.E., aviendo pasado el verano todo, que era el termin? que el Rey pon?a por ay pues juntamente con esto ha ya m?s de dos a?os que no veo a mi muger, tiniendo mi casa m?s necesidad desto que otra, y agora de nuebo haver recre?ido esta otra ne?esidad, que es faltar mi Padre, y quedar su estado y casa sin due?o por mi ausen?ia, que lo ha bien menester, como se lo an significado a su Magestad por parte de mis hermanos parece cosa razonable que su Majestad Cath?lica no querr? que se pierda todo y que tendr? por bien que llegue all? primero que mandarme otra cosa. Y porque el correo a 6 meses que fue pare?e que es imposible ya tardar m?s si no queriendo arruinarme de todo punto y que yo lo entienda ass?, y en tal caso V. Ex.? me mandar? lo que yo hubiere de hazer. 563 Dos cosas se pueden oponer a esto. La una que el Rey se le dar? muy poco de que yo no vea m?s a mi muger en toda mi vida, ni que mi estado se arruine con tal que ?l se persuada que cumple a su servicio otra cosa. Lo 2? es que V. E. podr?a buscar manera de echarme en breve de ay. A lo primero es verdad que al Rey se le dar? poco de mi da?o si le parece que le conviene traerme arrastrando, pero ?ierto que la mesma cosa lo vendr?a a hazer inposible, que es mi poca salud y cada d?a es m?s ruin, quanto m?s que no consiste la nescesidad de su Magestad en m?, pues otros que tienen m?s gallarda y m?s atentos los ?nimos a estos ministerios podr?n mejor suplir esta nescesidad. En lo segundo yo tengo por ?ierto que V. Ex.? me procurar? echar de ay, mas temo que si el Rey determina a alguna cosa que quando parta el correo para ac?, con su resolu?i?n, partir? inmediatamanete otro oy con la mesma si no fuere todo uno y as? nos atajar? los pasos como persona que no entiende la poca gana que V. E. tiene de verme introduzido en lo de ay y si acaso su Majestad tomase resolu?i?n de dar la licencia por agora es m?s corta la jornada por ac? y menos pesada para m? que ser?a por Par?s. Todo esto pongo a V. Ex.? delante para que considerado me mande dezir su resolu?i?n en todo, porque esta nueba ne?esidad que tengo de yr a Espa?a nos haze creer al Conde y a m? que el Rey no negar? la li?en?ia. Tanbi?n confieso a V. Ex.? que me tiene confuso y con harta pena ver que a los 5 de Jullio muri? mi padre, y que dentro de 4 d?as estar?a en la Corte el aviso de mis hermanos para m? con otros papeles que me importavan, seg?n ellos me escriben, y que este pliego embiaban para que se me hiziese un correo luego con ?l y con todo esto ni el despacho ni carta de ning?n particular de la corte he tenido sobre ello, hasta oy 23 de Agosto; no puedo adevinar que sea sino mohina m?a, que en todas mis cosas nunca falta, y es ?spera cosa que ni a V. Ex.? le ayan escripto palabra de la Corte sobre la venida del correo. Yo espero tanbi?n la ayuda de costa para salir de aqu?, que de otra manera no puedo ni quiero buscar prestado hasta que entienda que el Rey no me lo quiere dar. Y aunque la merced que V. Ex.? me ha ofre?ido para este efetto, y la que cada d?a me ofre?e mi guesped (sic) sea muy grande, guardar?la yo para aprovecharme en mis cosas propias, que ?stas que son comisiones del Rey probar?las a su costa, y quando no ser? a la m?a. Supplico a V. Ex.? vea sobre todo esto que como padre y se?or me aconseje y mande lo que en ello devo de hazer, declar?ndome juntamente el fin que yo tengo si me 564 dexan, que es meterme en esse rinc?n que Dios me ha dado en compa??a de mi muger. Y delante de Dios digo a V. Ex.? que es esto lo que querr?a, y que sentir? gravemente qualquier cosa que me lo impida, de lo que tengo considerado con aten?i?n en esso poco que he tratado del mundo me pare?e que esto es lo que me conviene, si bien en otro tiempo dese? que el Rey se acordara de m?, por los fines que los otros hombres y m?s por los particulares m?os, que V. E. entendi? ni que los unos hanse ahogado con la hedad, y en los otros a ?esado la ocasi?n, y en fin se?or no a de ser solamente la ora de la muerte la que a de aquietar el ?nimo del Hombre, que conviene elegir de voluntad propia, otra antes della, y no aguardar la for?osa, yo me hallo agora desembara?ado de que doy gra?ias a Dios porque no me tomo la muerte de mi padre en enpe?ado en servicio del Rey hasta los ojos, que fueron los grillos de mi libertad pues por desquitar lo perdido uviere de jugar el resto de la vida. Yo no he comen?ado a servir a su Mgd. en nada ni los negocios que he tratado han tenido tal sub?eso que me hazen creer que el Rey se acuerde de mi parada. Pero visto lo que V. Ex.? me amenaza desto, y mi guesped por otra parte otro tanto, y que el Rey ha estado tan inoportuno en esto me haze temer lo que no querr?a, por esto supplico a V. Ex.? no re?iba fastidio con ello. Cuya Ilustr?sima y Excelent?sima Persona nuestro Se?or Guarde y estado acre?iente como yo deseo. De Viena a 24 de agosto 1574. A 5 de Jullio escriv? a V. Ex.? suplic?ndole en fabor de don ?lbaro de Avellaneda, hermano de don Diego de Avellaneda, que aqu? est? conmigo, a quien yo tengo particular obliga?i?n, no s? si a llegado la dicha carta a manos de V. Ex.? y por esto lo torno a supplicar de nuebo. Yo quedo esperando el parecer y acatamiento de V. Ex.?, que por presto que venga el correo de Espa?a me tomar? aqu?. Illmo. Se?or Vesa las manos de V. Ex.?, su hijo y servidor. Yo, don Pedro Fajardo? 565 X Traslado del t?tulo de adelantado y capit?n mayor del reino de Murcia a D. Pedro Fajardo, marqu?s de los V?lez, vacante por muerte de su padre D. Luis Y??ez Fajardo. 23 de noviembre de 1574. AGS, GA, leg. 78, fol. 281. ?Don Phelipe Espa?a por ha?er bien y merced a bos don Pedro Fajardo marqu?s de los B?lez acatando los muchos y buenos servicios que nos ab?ys echo y esperamos har?ys en alguna enmienda y renumera?i?n dellos es nuestra mer?ed y voluntad que agora y daqu? adelante para en toda vuestra vida seays adelantado y capit?n mayor del Reyno de Mur?ia en lugar y baca?i?n de don Luis Y??es Fajardo, marqu?s de los B?lez vuestro padre ya difunto, nuestro adelantado y capit?n mayor que fue del dicho Reyno y us?ys y eser??is el dicho oficio por bos o por vuestro lugarteniente que en ?l es nuestra voluntad que pod?is poner e aquel ad mober y quitar cada y quando que quisi?redes. Y por bien tubi?redes y poner otro, otros en su lugar. En todos los casos e cosas al dicho oficio anejas y concernientes, seg?n lo us? el dicho marqu?s vuestro padre y ay?is y llev?ys y os sean pagados el salario y derechos que por Ra??n del dicho oficio deb?ys aber y llebar seg?n lleb? el dicho marqu?s vuestro padre. Y go??ys y os sean guardadas todas las honras, gra?ias, mercedes, franque?as y libertades, exenciones, preheminen?ias, prerrogativas e inmunidades que por Ra??n del dicho oficio deb?ys aber y go?ar todo bien y cumplidamente sin que os falte cosa alguna y por esta nuestra carta o por su traslado sinado describano publico encargamos al seren?simo pr?ncipe don Fernando, nuestro muy caro y muy amado hijo, y mandamos a los ilustr?simos ynfantes, nuestros hijos, y a los prelados, duques, condes, marqueses, ricoshonmbres y a los del nuestro consejo, presidente y oydores de las nuestras audiencias, alcaldes, alguaciles de la nuestra casa corte e chanciller?as, y a los priores, comendadores, subcomendadores y alcaides de los castillos y casas fuertes y llanas y a todos los con?ejos, corregidores, asistentes gobernadores, regidores, allcaldes, regidores, caballeros, jurados, escuderos, ofi?iales y honbres buenos, as? de las ciudades, villas y lugares del dicho reyno de Mur?ia como de todos nuestros Reynos y se?or?os que agora son y ser?n de aqu? adelante y a cada un que os ayan Reciban y tengan por nuestro Adelantado y capit?n mayor del dicho reyno de Mur?ia y usen con bos y vuestros lugartenientes en el dicho oficio en todos los casos e cosas a ?l anejas y concernientes y os Recudan y Respondan y fagan Recudir e Responder con los derechos y salarios que por Ra??n del dicho oficio 566 deb?ys aber y go?ar y os guarden y hagan guardar todas las honras, gra?ias, mercedes, franque?as, libertades, ejen?iones, preheminen?ias e inmunidades que por Ra??n del dicho oficio os deben ser guardadas seg?n que mejor y m?s cumplidamente se acudieron e Respondieron y las guardaron al dicho marqu?s, vuestro padre sin faltaros cosa alguna. Y que en ello ni en parte dello enbargo ni contrario alguno. Os no pongan ni consientan poner que nos, por la presente os Recibimos y abemos por Recibido, al dicho oficio y al uso y ejercicio d?l y os damos poder y facultad para los husar y ejer?er por bos e por vuestro lugarteniente seg?n dicho es. Y mandamos a los nuestros contadores mayores que os asienten el traslado desta dicha nuestra carta en los nuestros libros que ellos tienen y los sobre escriban. Y torne esta original para que bos la teng?ys por t?tulo del dicho oficio y si dello quisi?redes nuestra carta de prebillejio, mandamos a ellos y al nuestro mayordomo y chan?iller y notarios mayores, a bosotros nuestros ofi?iales, que est?n a la tabla de los nuestros sellos que os las den, pasen y sellen. La m?s fuerte y firme que menester fuere y los unos ni los otros no fagades ni fagan endeal, so pena de la nuestra merced y de diez mill maraved?es para la nuestra c?mara a cada uno que lo contrario hi?iere. Dada en Madrid a primero d?a del mes de noviembre del mill y quinientos y setenta y quatro a?os. Yo el Rey, y Juan B?squez de Sala?ar, secreatario de su Magestad Cat?lica, la fi?e escrebir por su mandado. El licenciado Fuenmayor, El dotor Francisco Hern?ndez de Li?bana, el licenciado Juan Tom?s Jorje Deola Alde Bergara. Sac?se este traslado en estas planas de papel del Registro original que esta en poder de m?, Horjedeola Alde Bergara, Registrador y can?iller desta corte, por mandado de los se?ores del Consejo de C?mara de Su Magestad como pare?e por lo de decretado del secretario Juan B?zquez que queda en mi poder y en fe dello lo firm? en Madrid. A veinte y tres d?as del mes de noviembre de mill y quinientos y setenta y quatro a?os. Va enmendado, merinos, tres planas, original valas. Jorje de Olalde Bergara?. 567 XI Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez y a Loren?o Esp?nola. 23 de julio de 1575. IVDJ, env?o 38, caja 92, n? 231. ?Sr. marqu?s de los V?lez Illmo. Sr. Por muchas cartas m?as abr? V.S. visto el desseo con que estava de tenellas suyas y as? he re?ibido muy mayor merced con quatro que re?ib? juntas de ocho, 19, 20 y 21 de agosto y beso a V.S. las manos por lo que en ellas me dize y por la merced que me haze en todo lo que me toca y por los offi?ios que hizo en las cosas de aqu? con el presidente de Consejo, y como Ovando y el Conde de Chinch?n y por el que yo pensava hazer con Su M. sobre lo mismo y sobre el t?tulo de mi hijo. La primera carta que V.S. dize averme escripto desde Madrid se devi? de perder en Fran?ia porque no ha aportado ac?. El tener el d?a de oy los que sirven en a V.S. en a pocos amigos en esa corte y menos en consejo de estado no es para m? cosa mucria (sic). Pero Dios sabe que no ay honbre en toda ella que tenga justa causa de estar ofendido de m? y que los m?s la tienen muy grande de hazerme mucha amistad por avelles hecho muchos plazeres. Pero yo he discurrido con V.S. de palabra y por escripto lo que entend?a en lo que me tocava de cada ministro, y s?lo los puede ofender el no avellas cohechado ni querido depender de ninguno sino s?lo de mi Rey a quien escrivo siempre con mucha libertad lo que toca a su servicio. Y tengo por buena se?al de que me a de yr bien el estar los ministros desa manera porque dez?a el Almirante de N?poles quando le cargavan de la mucha parte que ten?a en Cathalu?a, que le quer?a la gente bien porque le v?an desfavore?ido y av?a nego?iado mal. Yo no querr?a salir ya con otro nego?io en esta vida sino verme sin cargo y si V.S. le tomare ?sta en la corte asegure a los Ministros que no es con intento de yrme a ella que no les har? ning?n enbara?o. Quanto V.S. discurre sobre los descargos del rey est? dicho prudent?simamente, sin embargo de lo qual soy de opini?n que si El Rey mandare a V.S. que le sirva en alguno en esos Reynos (especialmente en su corte) lo acepte, que si bien es tan general el descontento della como V.S. dize alcan?a asimismo esto a los hombres en sus Casas, 568 y el da?o que el duque de Medina ?ely dixo en la suya no fue por lo que sirvi? en esos Reynos sino por lo de fuera dellos. Y porque ?l dev?a de ser mal menajero (como aqu? dizen) Dios le tenga en el cielo que en verdad me ha hecho l?stima su muerte. Lo que el rey ha tardado en despachar a V.S., pudi?ndolo hazer con sola un ora de audien?ia me tiene moyn?simo. Pero por estas cosas hemos de pasar los que na?imos vasallos que yo he estado un a?o entero sin responderme a cosa de quantas conven?a tiniendo sobre mis honbros las que V.S. vee. Espero que no abr? pasado esta burla adelante y que V.S. abr? ydo a su casa y dado orden en las cosas della. Y que podr? cunplir su palabra a la marquesa de hallarse en su parto, de quien he perdido ya la quexa que el otro d?a escrivi? porque re?ib? dos cartas suyas muy largas y s? que se han perdido otras y por ellas entend? dem?s de lo que V.S. me escrive lo que se av?a sentido. La nomina?i?n que se hizo del Conde de Aytona para lo de G?nova, aunque no uvo effeto. Ya escriv? a V.S. los buenos subcesos que este verano av?a tenido. Agora me hallo enpe?ado en una enpresa de hartas dificultades, mas si Dios fuese servido que se hallanasen y subcediesen bien ser?a de mayor inportan?ia que todas. Pero quando me acuerdo que por falta de dinero se ha de caer un d?a de golpe esta m?quina no ay cosa que me d? entero contentamiento. De salud me va estos d?as, a Dios gracias, mejor y no se si escrivir a V.S. que en fin de agosto me dio la Hijada terriblemente, que ha sido mala a?adidura a los otros achaques. Guarde. Loren?o Esp?nola Muy magn?fico Sr. Con desseo espero respuesta de las cartas que he escripto a V.S. ?sta es s?lo para dezir que si el Se?or Marqu?s de los V?lez no uviere pagado los 6 V (mil) ducados de que le hize cr?dito, que V.S. no se los pida sino que los ponga a mi quenta con lo que hasta aqu? uvieren costado, que ?l lo pagar? quando pudiere y no quiero que le hagan m?s da?o y si prisintare otra carta m?a a V.S. en la qual le pido que le preste otros quatro mil ducados lo har? y asentallos ha mi quenta pues para lo uno y para lo otro sobran all? dineros m?os. Guarde?. 569 XII Carta del Se?or Marqu?s de los V?lez al Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or el Comendador Mayor de Castilla, mi se?or, del consejo de estado de su Magd., gobernador y capit?n general de los estados de Flandes. Madrid, 21 de Agosto 1575. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 35. ?Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or A 16 deste Re?ev? la de Vuestra Excelencia de 23 de Jullio tiniendo escriptas estas dos que van con ?sta, y al?grome con Vuestra Excelencia de los buenos sub?esos que estos d?as ha havido, porque nosotros no sanamos del todo con ellos y1453. De todas las dem?s ne?esidades que Vuestra Excelencia represente me pesa mucho por las haziendas que en ellas tengo y el poco remedio que de ac? se puede esperar ya, aunque ?avala haze quanto puede no creo que podr? tanto quanto es menester pero todav?a me dan a entender que tratan de mudar el govierno en persona de la sangre por provallo todo. Vuestra Excelencia lo entender? mejor all?, porque yo aqu? soy hombre muy de por fuera en todo. Supplico a Vuestra Excelencia no tome pena ninguna de las barias resoluciones de Su Magestad, porque yo no la trengo, sino antes temor que en su variedad no me alcan?e alguna. Y lo que pretendo, y en lo que Vuestra Excelencia, me har? m?s merced es en mandarme siempre cosas de su servi?io, y no cansarse en iportunar a Su Magestad en cosa m?a, pues la espirien?ia de la encomienda le devr?a tener escarmentado y mi fin es bivir pribadamente, sin favor ni cargo del Rey, y en esto me resuelbo que es lo que m?s conviene a mi hazienda y casa y autoridad della y no menos a mi con?ien?ia. Y el servi?io de Su Magestad quede para los que son de su gra?ia y gusto. Yo me contento se?or con aver na?ido su vasallo, y le reconozco por el mejor Rey que oy ay, pero tanbi?n conozco que estoy muy inabilitado para serville y mucho m?s inabilitado para acertalle a contentar y antes que tener quexa d?l ni agravio m?s qui?rome meter en un rinc?n en alg?n tiempo. El faltar en personas, y me voi cre (sic) menester. Ya tengo escripto a Vuestra Excelencia que ver? enton?es lo que me conviene 1453 El p?rrafo contin?a desde este punto cifrado. 570 si hazelles desde agora tan anticipadamente, lo que agora m?s me preme es detenerme aqu? con tanto da?o m?o y sin prop?sito ninguno suyo. Lo que manda Vuestra Excelencia que le alumbre desde aqu? quisiera yo podello hazer, pero delante de Dios le digo que no entiendo donde va tabla de todo este juego, porque El Rey no creo que ay hombre que lo entienda. Los ha dejado a todos tan a escuras, que es Vuestra Excelencia el que tiene m?s claridad all? que ninguno ac?. Las particulares personas que Vuestra Excelencia nombra en su carta, creo que est?n en ese estado que Vuestra Excelencia ymagina, sino es peor porque ninguno, fuera de Andr?s Ponce, me ha hablado en Vuestra Excelencia, y tanbi?n don Rodrigo y don Pedro Manuel, pero esta es fruta de la corte ordinaria. En los negocios de Toledo ya tengo escripto a Vuestra Excelencia que no ay que hablar por agora que ass? le pare?e al Governador de Toledo. Siempre entend? que mi se?ora hav?a escripto el pre?ado de la Marquesa, y por esto no lo he hecho yo, ?l est? tan adelante que siente ya la criatura, y es tan trabajoso que la tiene siempre con dolor de quixadas que no la dexa reposar. La yda de G?nova m?a ?ess? pero d?xame escandalizado para toda mi vida, considerando las ?ircunstan?ias de todo. Proveyeron al duque de Gand?a en mi lugar y si su enfermedad le estorvasse que fuese el conde de Aytona a G?nova. De que ay gran gloria en Barzelona, contemple Vuestra Excelencia como avr? sentido mi se?ora que aya gozado desta el de Aytona, sin aver recebido el da?o y ruyna que la jornada hiziera en su hazienda porque ya pass? el duque de Gand?a. Yo estoy aqu? sin saver quando me dar?n li?en?ia, re?ibiendo grand?ssimo da?o en mi casa y hazienda, y oy son 21 del mes y no me an dado audien?ia y para estos ensayos soy yo mehor que para otra cosa ninguna y si en tanto que aqu? estuviere quisiere gozar del favor, m?ndeme en qu? le sirva, con ?sta va otra de mano propia. Nuestro Se?or la Ilustr?sima y Excelent?sima persona de Vuestra Excelencia guarde y estado acre?iente como yo desseo. De Madrid a XXI de agosto 1575. Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or Besa las manos a Vuestra Excelencia su hijo y servidor El marqu?s y adelantado don Pedro Fajardo? 571 XIII Carta de mano propia del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 20 de septiembre de 1575. IVDJ, env?o 32, n? 221. ?Illmo. Se?or Mil a?os a que no tengo letra de V.S., ni tanpoco yo e escrito munchas esperando cada d?a salir de aqu? y dar cuenta a V.S. de mi vida, que hasta esto de aqu? ninguna cosa tube de que dalla que matute no lo pudiese hazer mejor por ser yo el m?s estrangero desta corte. Por una m?a escreb? a V.S. despu?s que aqu? llegu? me suspendieron el darme audiencia tantos d?as que hasta oy que a m?s de tres meses no se me a dado. Tom? por medio dar cuenta al rey por escrito de cosas que la enperatriz me av?a mandado, y esto con ocasi?n porque tanbi?n me estaba entredicho. El da?o de mi hazienda y casa padec?a muncho y no a bastado para que me diesen licencia. Hasta los 12 de setienbre que Su Magestad en lugar de d?rmela me enbi? alta mar y mand?me que sirviese a la reyna nuestra se?ora de mayordomo mayor, que esta era su voluntad, yo le propuse los inconvieniente que en m? av?a y con todo esto torn? a mandar que lo hiziese y me llev? a la hora a vesar las manos de la reyna y de todos sus hijos y yo qued? sin libertad en el tiempo que pens? que mayor la tern?a, y todos mis disinios se an ronpido aviendo parado toda la filosof?a en econom?a la m?s pesada del mundo. Y que m?s a tienpo e de entrar en ella por ser cosa fuera de mi ynclinaci?n. Y tan ocupado en no nadas que prometo a V.S. que para escrebir una carta no e tenido lugar, y as? ando ahogado con todo que V.S. tendr?a l?stima, mas si Dios es servido que sea peregrino toda la vida paciencia, que cierto se?or yo s? que munchos hizieron esto con m?s suficiencia que yo pero nadie estubiera en su rinc?n y supiera estar solo mejor mejor que yo pero no nac?a para tener descanso ninguno, y as? Su Magestad no a querido por muncha negociaci?n que e hecho que llegue siquiera por un mes a mi casa, por el da?o grande que me es no llegar a ?sta no que buelba a Barcelona. Y m?ndame parar aqu? no hall?ndome con m?s que el cox?n que roydo de camino. No es vida ?sta para munchos a?os y menos para mi poca salud y hazienda, pero lo que ?sta durare aqu? serviremos Matute y yo a V.S. En los dem?s que escrib? a V.S. despu?s que aqu? llegu? tengo de acomodar la hazienda de mis alunbres con toda priesa porque la dem?s hazienda est? perdida toda y si el rey no me ubiera detenido aqu? creo que estubiera hecho y as? me e 572 determinado a llamar a mi ermano para la orden de todo que certifico a V.S. que me da m?s pena que quanto ay el cunplir con mis deudas y no vasta tener parte V. S. en ello y para que esto no sea en el grado que digo. Trato dello con deseo de acomodallo presto, si bien Su Magestad desacomoda a todos quanto puede. En otra escribir? m?s largo a V.S., cuya Illma. persona nuestro Se?or guarde. De Madrid, 20 de septiembre 1575. Ilmo. Sr. Vesa las manos de V. S. su mayor servidor El marqu?s y adelantado don Pedro Fajardo? 573 XIV Carta de don Luis de Requesens al Sr. Marqu?s de los V?lez. 21 de septiembre de 1575. IVDJ, env?o 68, caja 92, n? 232. ?Illmo. Se?or A los VIII deste y no antes lleg? a mis manos la carta de V.S. hecha en Barcelona a XI de mayo, y por otras m?s abr? V.S. visto el cuydado con que yo estava de no aver tenido ninguna de V.S. ni de nuestras mugeres despu?s de su llegada a Espa?a. Sea Dios bendito que esto ay a sido con salud, y que con la misma aya hallado V.S. a Do?a Ger?nima y a la Marquesa, ?l la conserve a todos por muchos a?os. Y yo hando siempre a pleito con la m?a y agora he avido por fuer?a de guardar cama porque entre otros achaques se me han hecho unas inflama?iones en las piernas que comen?aron de achaque de unas rascaduras. Y de no hazer caudal dellas vine a tener juntas 14 ? 15 llagas en una pierna y a acudir en ella tanto umor col?rico y caliente, que ha sido necesario tomar la cura de prop?sito y con la quietud de la cama y modera?i?n en la comida y aver dexado el vino y sac?dome algunas on?as de sangre est? mejor pero todav?a ay cura para algunos d?as. Para la qual ayudan poco las pesadumres de aqu?, las quales y la ne?esidad me tienen en el mayor aprieto que se puede pensar. Y con aver tomado estos d?as a los enemigos tres islas (en que se les ha hecho tanto da?o) y una villa y un castillo y otros dos fuertes por fuer?a y algunos nav?os no me alegra nada porque desde el primer d?a que vine a estos Stados puse la prin?ipal dificultad del remedio dellos en ser inposible llevarse adelante la costa que aqu? av?a la qual ha cre?ido tanto con la ruin correspondencia que de Espa?a se me ha hecho. Y con otras cosas que ya yo no le veo ning?n remedio. Y si uviera tenido la mitad de la gente que tengo (con que fuera pagada y contenta) uviera hecho harto m?s da?o a los enemigos. En fin V.S. abr? visto las instru?iones que ?avala llev? y despu?s ac? han cre?ido todas las necesidades y inconvinientes mucho y dura el no responderme de la corte a ninguna cosa de quantas conviniera tener por oras resolu?iones ni me proveen no s?lo lo que ser?a menester (pero muy for?oso), que es en sustancia lo que de aqu? se puede dezir. Todo lo que V.S. discurre sobre la orden que su M. le dio para la jornada de G?nova y el sentimiento que della tuve y avelle significado as? al rey como a Antonio P?rez y ?ayas y Conde de Chinch?n (para que ellos se lo representasen) fue muy justo y 574 es ?ierto que es una de las cosas que en mi vida me han dado m?s pena y con que mayor c?lera he tomado. Y no ay quien entienda las resolu?iones del rey de un tiempo a esta parte porque yo s? muy bien que estima la persona de V.S. todo lo que puede ser, que veo que le ha tratado muy mal. Y s? tambi?n que estimava muy poco la del Marqu?s de Mond?jar y hale hecho virrey de N?poles y asimismo otras provisiones que V.S. abr? entendido tan diferentes de lo que se pensar?an. Nuestro Sr. le tenga de su mano como la Christiandad lo ha menester y en lo que toca a V.S. no me queda que dezir sino que na?imos en este tiempo y vasallos de un pr?n?ipe (que aunque algunas vezes yerre en estas resoluciones) es el mejor que ay en el mundo. Y V.S. hizo muy bien en escusarse desta jornada [de G?nova] y lo ser? asimismo en no vender ni enpe?ar cosa de su estado por ninguna que se le mande hazer. Y aviendo besado las manos al rey y d?dole quenta de sus Comisiones me pare?e que V.S. se vaya a poner remedio en las cosas de su casa (que con su presen?ia espero en Dios que le pondr? presto), y si el rey quisiere sacar a V.S. della para cosa de asiento y conforme a la calydad de su persona me pare?e que no se puede ni deve rehusar. Pero tanpoco procurallo mientras de suyo no saliere a ello. Yo tuve 10 vezes la pluma en la mano para escrivir a las propias del rey una larga carta quex?ndome desta Comissi?n de G?nova y de todo lo dem?s que con V.S. se ha hecho. Y pareci?me dexallo porque ha m?s de nueve meses que no tengo carta de mano propia del rey y espero que en las primeras me ha de tocar algo dello con que yo me pueda alargar la respuesta y en tanto me pare?i? escriville solamente el Cap?tulo de que aqu? va copia que aunque es sin quexa expresa creo que entender? el rey, por lo que se dize, que quedo yo con harta desta comissi?n. Y V.S. abr? entendido en la corte muchas cosas de que a m? me podr? alumbrar para los offi?ios que desde ac? he de hazer. Y yo puedo alumbrar a V.S. muy poco de lo que me pregunta sobre las confidencias que tengo en ella porque como V.S. muy bien dize los ?rboles de aquella g?erta pierden cada a?o la oja y se visten de otra nueva. Pero en sustan?ia dir? a V.S. lo que entiendo. Primeramente V.S. presuponga que a ninguno de los del Consejo de Stado que agora son ni a los que lo han sido di en toda mi vida causa justa de que se ofendiesen de m? si ya no lo es no avellos jam?s grangeado ni negociado por su mano porque desde que na?? profes? de no depender de nadie sino de mi rey y nunca me met? en las pasiones del Duque de Alva y Ruy G?mez y de todos abl? sienpre muy bien y a entranbos hize mucho plazer estando en Roma en cosas que se les ofres?ieron que no heran del uno contra el otro y con entrambos me correspond? en cosas generales sin 575 extrecharme jam?s con ninguno. Y viniendo a los particulares que oy viven digo que si quedara en este Govierno qualquiera de los Hijos del duque de Alva no uviera tenido tanta quenta con su autoridad y con todos sus dependientes como yo lo he hecho. Sin enbargo de lo qual no s?lo no creo que me lo agrade?en pero que est?n con quexa y no pueden dexar de tenella de que en el remedio de las cosas de aqu? hemos estado siempre de diferente opini?n y yo he escripto al Rey llanamente la verdad de c?mo las hall? y no s? si hasta ally la av?a su Magd. oydo. As? que del Duque de Alva y Prior don Antonio y de los que dellos dependen yo puedo hazer poca confian?a. Al Conde de Chinch?n V.S. le cono?e m?s que yo, nunca he tenido extrecha amistad con ?l. Pero h?zesela muy grande en el nego?io de la Condesa de Andrada, su hija, que creo que fue estando V.S. en Roma y no le he dado despu?s ocassi?n para que dexe de agrade??rmelo. El Marqu?s de Aguilar y yo nos criamos desde ni?os juntos y quando ?l vino a dar la obedien?ia a P?o Quinto le hize todos los regalos y onores, que despu?s he ydo a la corte he allado en ?l m?s sequedad de la que deviera, y no creo que me quiere bien ni mal ni es subjeto para hazer lo uno ni lo otro. El Duque de Franca Vila tampoco le di jam?s ocasi?n para que estuviese mal conmigo. Pero d?zenme que ?l lo est? de su inclina?i?n con todos los que tienen buen lugar y si le pare?iere que lo es el del cargo de Flandes entrar? yo en esta quenta. Al Presidente del Consejo no le conozco ni el a m?. Escripto me ha algunas cartas con mucha demostra?i?n de amor, y yo correspond?dole de la misma manera, ni s? lo que puede ni lo que vale. En el obispo de C?rdova cono?? toda mi vida muy buena voluntad y no le he dado ocassi?n para que ?sta se disminuya. Y ?l es hombre de muy buena inten?i?n, pero tan ligero como V.S. sabe. Con el obispo de Cuenca tampoco he tenido extrecha amistad pero siempre que he ydo a la corte le he visitado y despu?s correspond?dome con ?l y me ha mostrado buena voluntad y no s? si est? acre?entado con el casamiento de mi hijo, siendo ?l criado y hechura del Cardenal don Juan de Tavera y profesando ser muy agrade?ido. Con Andr?s Pon?e ya V.S. sabe quan estrecha amistad he tenido toda mi vida, y las obligaciones que ?l me tiene. Y no me puedo persuadir que dexe de recono?ellas si bien despu?s que es del Consejo de estado me ha escripto muy pocas vezes y con m?s brevedad de la que yo quisiera, y me le he quexado desto. Pero ?l es perezos?simo en el escrivir dem?s de averse recatado en esto mucho porque le deven de mirar all? a las 576 manos como a tan cono?ido amigo m?o y en fin creo que d?l se puede hazer toda confian?a. A los secretarios ?ayas y Antonio P?rez he hecho siempre toda amistad salvo en cohechallos. Y ellos han profesado tenella conmigo, no s? lo que el tiempo y las ocasiones pueden aver mudado en esto (aunque yo no les he dado ninguna). De Vargas y de Francisco de Ybarra no estoy muy seguro porque yo atropell? algunas cosas suyas en Mil?n pareci?ndome que as? conven?a al servicio del Rey. Con todos los dem?s secretarios he tenido poca correspondencia y d?zenme que todos los desta professi?n est?n recatados de que no trato nunca nego?io m?o por sus manos y de ver tantos despachos a las propias del rey. Con los del Consejo Real y otros Tribunales he tenido siempre muy poca corresponden?ia y no he ofendido a ninguno dellos y los m?s se han mudado despu?s que yo hando fuera desos reynos. De los que son fuera de consejo he tenido toda mi vida muy extrecha amistad (como V.S. sabe) con don Rodrigo y Don Pedro Manuel y creo que me la har?n si bien ha cerca de un a?o que no tengo cartas de el uno y m?s de seis meses del otro, que no puedo atinar qu? sea la causa. A toda la dem?s gente de la Corte he hecho siempre la amistad que he podido a lo menos no he ofendido a ninguno dellos. No s? si por la mali?ia que oy reyna en el mundo lo est?n algunos o todos de ver que el rey me ha estimado en algo y honrr?dome y mostrado de m? confian?a. Pero si viesen lo que padezco en este cargo se convertir?a la invidia en la estima. Y d?zenme que los ministros han temido siempre que si yo asistiese en la corte les har?a alg?n embara?o y que han procurado de desviar esto. Pero aunque ellos no lo creer?n Dios es testigo que si me viese fuera de aqu? ni me podr?a el Rey, con quanto tiene, detener en la corte porque lo que deseo es verme en el m?s apartado rinc?n della que uviere en toda Espa?a. He discurrido todo esto por responder a lo que V.S. me pregunta que por lo dem?s yo les perdono todo el mal que me pudieren hazer sino es el de tenerme en Flandes porque en ning?n otro negocio pretendo, sino el salir de aqu? y en esto supplico a V.S. me ayude si viere qualquier camino para ello. Que el vellos todos tan ?errados me tiene m?s afligido de lo que en ?sta ni en muchas podr?a encare?er. Beso las manos a V.S. por la merced que ofre?e hazerme en los negocios de Toledo (que me da Grand?sima pena que no se asienten al gusto de Do?a Ger?nima) y que no salga de ally mi hijo, que es lo que le conviene. Y espero con desseo lo que V.S. 577 dize que me escrivir? desde Madrid desto, y de las cosas de Barcelona y no me han querido V.S. ni la Marquesa escrivir la sospecha que ten?a destar pre?ada avi?ndola escripto Ger?nimo Font, aqu? y a Roma y a todo el mundo con los t?rminos que ?l suele tratar todas las cosas. Entre otros da?os que hizo la Comisi?n de G?nova es avelle pare?ido a un soli?itador m?o que no llegar?a V.S. a la corte y invi?ndole a Barcelona las cartas que yo orden? que le esperasen en Madrid y no s? d?nde tomar?n ?stas a V.S., pues creo que no ha de estar el rey en Madrid en todo este verano. Y aunque V.S. le besar? las manos en El Escurial ser? poca ally la estan?ia. En fin espero por oras saber la resoluci?n que V.S. toma en todo, que plazer? a Dios sea la que m?s conviene y ?l Guarde V.S. Cap?tulo anadido a la carta del sr. marqu?s de los V?lez Muy bueno es aviendo discurrido en esta carta por todos los consejeros de estado av?rseme holbidado el duque de Medina ?ely y lo que d?l puedo dezir es que nunca le he cono?ido mala voluntad, aunque no s? si le pare?e que le quit? el Cargo de Flandes y Dios sabe la poca culpa que en esto le tuve y tanbi?n pretendi? el casamiento de su sobrina, que no s? si ser?n causas para hazer d?l poca confian?a, aunque si el duque de Alva no est? bien conmigo (como se ha de creer) podramos esto para que lo est? el de Medina?ely que todas las quexas que de m? tuviere seg?n la prenda que el d?a de oy es tener los enemigos Comunes. Pero Dios es testigo que de mi parte yo no tengo a ninguno por tal. Cap?tulo anadido a la carta del sr. marqu?s de los V?lez Esta carta se comen?? a escrivir d?a ocho y por averse detenido el correo las he re?ibido despu?s de Do?a Ger?nima, de 13 del pasado, en que me avisa la partida de V.S. para la corte, y que hizo el camino por Valen?ia por ver a la duquesa de Sogorbe, que ha sido cosa muy justa consolalla en su trabajo. Y tambi?n me escrive que va adelante el prenado de la marquesa, que me ha dado mucho contentamiento. La alumbre con bien que es ?ierto que nunca dese? tanto tener hijos quanto deseo agora nietos. 578 Por oras esperar?a cartas de V.S. si esperase que av?an de despachar nunca de la corte correo y no podr?a encare?er a V.S. de la manera que aqu? me tienen sin tomar resoluci?n en cosa de quantas he escripto desde otubre yendo la vida (o por mejor dezir quanto inporta a la Christiandad) en tenella por momentos y de un mes a esta parte se hunde el mundo de levas en Alema?a y esperamos 100 mil invasiones nuevas en estos estados y en el de Borgo?a, y que se ha de mezclar en ellas el rey de Fran?ia porque se tiene por hecho el con?ierto con sus rebeldes y el de los nuestros desbaratado. Y yo estoy sin real en forma de donde avelle y las fronteras por el suelo y con catorze o quinze millones de ducados de deuda y estuviera harto mejor sin un soldado que con tantos descontentos y mal pagados y quando V.S. considerase esto se acuerde del servicio que le hize en desbaratalle la asisten?ia de Flandes que tanto el rey dese?. Y con todo esto es poderoso Dios de sacarnos de todas estas dificultades, en cuya misericordia conf?o que no nos ha de deshanparar y aunque trayo flaca salud la paso en pie y sin perdonar a ninguno de los trabajos a que mi officio me obligan que son hartos?. 579 XV Carta del Marqu?s de los V?lez a don Luis de Requesens. El Pardo, 1 de noviembre de 1575. FZ, FA, 99, GD. 1, D. 41. ?Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or Despu?s que escriv? a Vuestra Excelencia una carta dupplicada de 26 de septiembre he re?evido 3 de Vuestra Excelencia, una de mano propia de 20 de septiembre, y otra de mano agena del mesmo, y haviendo comen?ado a responder a ellas son tantas las no nadas en que estoy ocupado que no las he podido acavar sin recevir otra de Vuestra Excelencia de 14 de otubre. A la de mano propia respondo de mano propia, a la otra de 21 de septiembre y de 14 de octubre responder? en ?sta. En el t?tulo del se?or don Juan [hijo de don Luis de Requesens] habl? a Su Majestad en Madrid, de parte de Vuestra Excelencia y le abr? puerta honestamente, para que no tuviese parada la determinaci?n. Sospechando lo que pod?a ser y despu?s supe que era verdad, venidos aqu? al Pardo se lo he acordado otra vez, y me responde que ?l lo est? mirando y lo resolver?, har? el recuerdo para que se acabe de hazer esto y por s? o por no escr?vale Vuestra Excelencia una carta breve sobrello, remiti?ndose a m? y enb?emela a m?. De los amigos de la Corte, Vuestra Excelencia trata con el buen discurso que en todo el conde de Chinch?n es el que me parece que m?s aficionado est? a las cosas de Vuestra Excelencia en lo que con ?l he tratado, yo tengo amistad con ?l y ?l la profesa conmigo y s? que me la ha hecho, si bien me dizen que el se?or duque Dalva, despu?s que tengo el officio [mayordom?a mayor de la reina Ana de Austria], mira esta amistad con mucha antenci?n, aunque siempre en lo p?blico muy en mi favor todo, pero al de Chinch?n el de Alva y el Prior y todos los dem?s le traen muy en los ojos oy el favor que tiene de su amo interpr?tanselo por de poca sustan?ia, y que todo es aparencias y en esto traen muy gran punto todos para que nadie se enga?e con aquello, y yo me f?o mucho deste lenguaje porque a lo que puedo entender ninguno puede nada con el Rey, pero si alguno tiene agora mejor parte en su voluntad el de Chinch?n es con quien m?s comunica y m?s particularmente en todo, y esto siento de las cosas que miro desde lexos y de las de m?s cerca que yo trato con el Rey lo he tocado con la mano. Y si bien Vuestra Excelencia no ha menester a nadie por que tiene al Rey de su parte, que el 580 mismo conde me lo ha dicho, y Vuestra Excelencia lo avr? sentido, todav?a sostendr? la amistad del conde porque se la devo y porque me pueda ayudar della para m?s servir a Vuestra Excelencia, y que ?l me ayude a ello. Lo que Vuestra Excelencia me manda, que sin embargo de lo que siento haga contra mi voluntad, yo he obedecido sus mandamientos porque no pude hazer otra cosa y desto tengo dado quenta a Vuestra Excelencia en la de 26 de septiembre, y por ella habr? entendido Vuestra Excelencia como no me quiso dar Su Magestad li?en?ia por una ora para llegar a mi casa, cosa de harta crueldad y no de poco da?o para m?. Del dolor de yjada me ha pesado porque es mal que no dexa asegurar a su due?o. Del contentamiento que Vuestra Excelencia ha re?evido del officio que Su Majestad me ha ocupado estoy yo contento porque otra cosa yo en ?l no hallo de que estallo si no entender que por respecto de Vuestra Excelencia Su Magestad aya querido servirse de m?, sin aguardar eleci?n m?a ninguna. El bien que uviere en ello a Vuestra Excelencia lo dever? y el trabajo dello a Su Majestad. Tanpoco entiendo que me dar?n li?en?ia para yr a Barcelona al parto de la marquesa, aunque siempre escribo a la Marquesa que tengo esperan?a della por no dalle desgusto, y no la he dexado de tener del todo porque se crey? que el Rey estuviera en Mon??n ya y la Reyna con ?l, y pasaramos a Barcelona, si bien esto se ha resfriado por este inbierno. Las comisiones que Vuestra Excelencia manda que olvide de Polonia y Viena y G?nova lo har?a si me asegurase de otras porque aqu? nunca es bano lo que se teme, pero de la vida quieta que Vuestra Excelencia me promete en esta corte no la hallo yo ass?, sin con tanta ocupaci?n, que no es posible atender a mis cosas. Su Majestad ha mostrado contento de los buenos sub?esos que Dios, con la industria de Vuestra Excelencia, le da y la primera rela?i?n particular que ha visto dello fue la que me embi? Saposa ayer 30 deste porque sus despachos se est?n descifrando. Plegue a Dios de dar a Vuestra Excelencia los que son menester para acabar eso, que ?stos han dado tanto contento ac? que ha nacido nueva esperan?a con ellos, si no lo ataja lo que Vuestra Excelencia teme desta novedad que se ha hecho con este decreto. Mostr?le al conde de Chinch?n lo que Vuestra Excelencia me escrive, sobre ello y holg? de vello, pero dizeme que el Rey suele responder a esta dificultad que ya ni con da?o suyo ni sin ?l no halla ya un real. Yo determino de hablar al Rey en este particular en conformidad de lo que Vuestra Excelencia me escribe y que a lo menos se determine a proveer de dinero de contado, pues su cr?dito y el de Vuestra Excelencia est?n 581 acabados, y qui?? le hablar? oy que avr? leydo el des?ifrado, que hab traydo de Vuestra Excelencia, y de lo que me respondiere avisar? a Vuestra Excelencia. En lo que Vuestra Excelencia manda que procure su salida de ay as? valiese para ello como tengo el cuydado y mucho m?s despu?s ando aqu? si bien con el Rey no he comen?ado esta pl?tica porque no quiero saber de los ministros el estado della y saber y entender en que est? parada, despu?s que los meses pasados se trato dello, y aunque no fuera tanto del servi?io de Vuestra Excelencia el procurallo yo, inter?s es tan grande el tener a Vuestra Excelencia por ac?, que s?lo esto me hiziera diligente y no desseo cosa m?s que ver esto acabado y sea para su casa o sea para aqu?, que cierto es la mayor ocasi?n que ha avido jam?s, estar esto en el estado que est? y si su pretensi?n de Vuestra Excelencia no es ?sta a lo menos es de todos los suyos, y yo el primero, ya que mis pecados me han traydo aqu?, y con esto he respondido a las dos de Vuestra Excelencia de mano agena. M?ndame Vuestra Excelencia le avise de lo de ac?. Su Magestad est? tan libre que los tiene a todos bandidos de si tanto que el hablalle viene a ser g?nero de ambi?i?n. Entendemos que el duque Dalva tiene tan poca parte en la voluntad del Rey que se avr?a ydo a su casa si el negocio de don Fadrique no le detuviese aqu?, y as? mesmo que el prior don Antonio sostiene que no salga el negocio de don Fadrique porque se cree que est? determinado contra ellos y aunque dizen que el prior tambi?n se avr?a ydo sino fuese por la misma causa. El marqu?s de Aguilar profesa la amistad del prior mucho, y todos estos contra el de Chinch?n. Y ?ayas es muy amigo dellos. El presidente del Consejo Real no profesa ninguna. Quiroga tiene buen cr?dito agora, acerca de su Rey, y ?l y Chinch?n son amigos. Y Andr?s Pon?e lo es mucho de Quiroga. El duque de Francavila, tanbi?n es amigo del de Chinch?n. Y Antonio P?rez est? m?s desta otra banda que de la de los Toledos. Esta es la haz del consejo de estado, a lo que yo he podido entender, pu?dome enga?ar y ellos mudarse estotra semana. Y contrad?zense los unos a los otros, qui?? por exer?i?io de su guerra, y esta es buena parte de la suspensi?n de los negocios, y la otra la de Su Majestad, que lo ha reducido todo a que pase por su mano y escrive desde que se levanta de la cama hasta que buelve a ella, la mayor parte de su mano, y los negocios se multiplican unos sobre otros, que hazen imposible la expedici?n de un hombre solo, y as? tengo por ?ierto que caer? todo de golpe, si el Rey no muda determinaci?n y haze comisiones en sus negocios para que tengan breve expidiente (sic). 582 Mateo V?zquez es agora el que entendemos que m?s secretos sabe del pecho de su amo y que mejor puesto est? en su cr?dito y voluntad. ?ste se va haziendo amigo del de Chinch?n y profesa ser m?o, aunque no es hombre que conozco ni he visto hasta agora porque ha estado malo munchos d?as, y la Reyna fuera de Madrid otros tantos, pero pienso serlo suyo. Los gentileshombres de la c?mara corren por un ygual y si alguna deiferen?ia deve ser tan poca que no mueren de enbidia los unos de los otros, sirven sus oficios muy a secas. La dem?s gente trae poco contento y desean alg?n privado a quien acudir y adorar. El contador Garnica es agora quien lleva todo lo de la hazienda, y que mejor lugar tene con el Rey en esta raz?n, d?seme por muy amigo. Biniendo a mi quartel la Reyna est? muy bien casada, que ?ierto en esta parte no tengo que desear. Su casa anda estrecha as? de recato como de hazienda. Ando trabajando para que su Majestad nos consine la Casa, y no con 110 M [mil] ducados, como entiendo del marqu?s de Ladrada se procur? redu?ir, pues el discurso de sus quatro a?os mostr? no poderse sostener, ni aun con 135 mill, y en lo que a m? toca hasta agora no me ha estra?ado el Rey nuestro se?or, antes tengo tanta entrada como el que m?s, que est? escriviendo o no y tanto que el otro d?a me mand? entrar a que le hablase estando ?l en su cama, por novedad que fue cosa que miraron extraordinaria y todos los d?as que es menester le hablo dos o tres vezes. En las conversa?iones de la mesa siempre muebe pl?ticas y las sostiene muy sin embara?o que para su condi?i?n es mucho todo esto presta poco, ni a m? me mueve mucho, si bien a otros les deve de dar pena porque est?n acostumbrados a re?evilla en cosas semejantes procuro de servir en mi officio lo mejor que puedo, entrem?tome en pocas cosas otras que no sean dependientes d?l, y tengo tanto que hazer y tan menudo, que aun mis cosas no puedo atender, pero para hazer el officio de agente de Vuestra Excelencia entrada tengo para hablalle a todas oras, balga lo que valiere. A don Diego, mi hermano, e embiado a llamar, que bendr? en fin de noviembre, para dar orden en las cosa de mi tierra, la qual ha sentido muncho verme quedar aqu?, y es tanto lo que lo an sentido mis hermanas que han doblado mi sentimiento. Do?a Men??a a tornado a recaer, que estava con ter?ianas, escr?benme que la temen de ?tica y as? toda la vida nuestra ser? una perpetua tragedia, heles escrito que ser? all? en breve con li?en?ia de Su Majestad, y no basta nada. 583 Creo que escriv? a Vuestra Excelencia c?mo hav?an llegado a V?lez de Cartagena, con la ropa m?a, otra tanta de Vuestra Excelencia, que hav?a venido en el mismo nav?o, y all? est?n en V?lez un coche o coches que no saben distintamente que son, y siete caxas que ven?an con ?vitos de Santiago las an traydo a Madrid, enti?ndese que son de Vuestra Excelencia. Lo que queda en V?lez y est? en Madrid mandar? Vuestra Excelencia a qui?n se han de entregar. Las m?s frescas de Barcelona son de 20 de otubre, mi se?ora no ha estado buena muchos d?as ha, y a la postre la ha apretado el dolor de yjada tanto que le vino calentura, si bien tengo una carta de mano propia de su excelencia. El se?or don Juan est? bueno, y la marquesa mejor de sus dolores de muelas, pero muy cargada de su dispusi?i?n, hazerle hazer exer?io (sic) y salir de casa de pocos d?as a esta parte, del prior don Hernando ha dicho aqu?, en Madrid, que torna a hazer gran justicia por su licencia, y que qui?? se la embiar?n. De la venida de la Marquesa por ac? no tratar? hasta que aya parido, que si no uvieremos de yr por all?, para aquel tiempo avr? de venir a que bivamos en compa??a, que lo deseo tanto como ella, y c?eme muy en gra?ia que Vuestra Excelencia y la duquesa de Sesa ayan caydo en esta feli?idad de mi officio, de que la Marquesa tendr? ya segura mi compa??a. La posada que me an dado es la que ten?an los Pajes del, es buena y ?erca de pala?io, aunque me cuesta 600 ducados cada a?o. La otra mitad de la casa avi?ndola tenido el presidente de hazienda por 360, y d?ndosela el fator a don Diego de Bobadilla por otro tanto quando muri? Obando, pero d?zenme que responde al dicho fator, que se la dava as? porque ?l av?a menester a Obando y creo yo tanbi?n al de Bovadilla porque se le representava que presidir?a en el hazienda el de Chinch?n. Vea Vuestra Excelencia el da?o que haze el poder poco en la corte que viene ser m?s costosa la vivienda en ella. De B?lez he hecho traer plata y tapicer?a y camas del tiempo de mi padre, que me han socorrido mis hermanas, y la partici?n no es a hechuras, si bien habr? poco de qu?, porque la hazienda de mi madre, que lo que al caso hab?a ser? de mis hermanas a todo lo m?s, porque creo que en su testamento las dex? mejoradas en tercio y quinto. Y hasta que no venga mi hermano no tengo lumbre de nada. La vivienda de la corte he reduzido a diez y ocho mill ducados, poco menos dos quentos de mis gajes, cinco mill ducados del dote de la marquesa, m?s de tres mill de la encomienda, y si pudiese socorrerme de mi casa, de quatro mill y en estos est? toda la dificultad. Vea Vuestra Excleencia qual deve de quedar el hazienda y las cargas, que me 584 quedan con ella. Esta es la quenta de mi vida, que aunque menuda manda Vuestra Excelencia que escriva della. Por el socorro del cr?dito de los seys mill ducados y el cuydado que Vuestra Excelencia ha tenido de mandar atajar el da?o que me podr?n hazer veso sus excelent?simas manos, que a sido obra de Padre, de los del tiempo pasado y asimesmo las veso por los quatro mill que agora me mand? prestar a Loren?o Sp?nola, que aunque con verg?en?a grande los he aceptado por la necesidad en que me hallo y si bien me doy toda la priesa del mundo a buscar el despacho en mis alumbres para remediarme de todo, la brevedad del tiempo y el da?o de los meses que el Rey me detubo aqu? no me an dado lugar a valerme, y Su Majestad hasta agora no ha tenido memoria de darme alguna ayuda de costa para socorrer el da?o de Alema?a, ni yo he tenido ?nimo de ped?rsela por la novedad de mi entrada con ?l, no menos he hecho sentimiento hasta agora con ?l de lo que conmigo hizo. Para el remedio de las deudas m?as que me dan mucha fatiga, he pensado que podr?a aver alg?n medio m?s breve que el de los alumbres si Vuestra Excelencia pare?iese, y es que neg?ndose las facultades como se niegan de todo punto para obligar cosa de mayorazgo, y aviendo salido pregm?tica sobre este particular de los dotes, que pues Vuestra Excelencia con?ert? quatro a?os ha el casamiento de su hija, que fue mucho antes que estas ?rdenes todas, que Vuestra Excelencia hiziese instancia para que se diese facultad para asegurar el dote de la marquesa conforme a la capitulaci?n de entre nosotros y que hiziese la ypoteca de la villa de Mula con la facultad del Rey. Que para esto yo tanbi?n de mi parte la pedir? y quedando asegurado el dicho dote podr?ame yo aprovechar de dicha parte para pagar mis deudas, que ser?n poco m?s de diez y siete quentos, todas quantas tengo y ?ste suele ser el camino ordinario de todos, sin perjuyzio ninguno de la hazienda de mi muger, antes queda muy m?s saneada, el da?o ser? del mayoradgo a que quedare yo a restaurar sin tanta molestia como la que agora tengo. Y si a Vuestra Excelencia pare?iere mandara escrivir al Rey sobre ello y que no deve de ser en su perjuycio ni en el de su hija. La nueva orden que en esto se platica por haverse capitulado debaxo del uso ordinario que era no negar a nadie la facultad para el dote, y lo que mejor sabr? Vuestra Excelencia dezir en esta parte, y lo mesmo se ha de escrivir a cada uno por s? de los tres de la C?mara, y al secretario Juan V?zquez de Salazar, y a ?aposa [Nofre de Saposa] que lo soli?ite, y quando a Vuestra Excelencia pare?iere otra cosa aquello tendr? por mejor. Nuestro Se?or la Ilustr?sima y Excelent?sima Persona de 585 Vuestra Excelencia Guarde y estado acre?iente. Del Pardo a primero de noviembre 1575. A Su Magestad habl? a primero de noviembre, entendiendo que av?a visto el descifrado de Vuestra Excelencia, y le represent? la confusi?n y peligro de perder ese estado, en que Vuestra Excelencia se hallava, con este nuevo decreto que Su Magestad av?a sacado por faltalle el cr?dito de que en una ocasi?n Vuestra Excelencia se podr?a valer pues la tal ocasi?n ni av?a de esperar el socrro de ac?, ni menos sufrir los acidentes ordinarios de perder el socorro con las c?dulas ni la armada con el dinero, no poder llegar ni otros a?identes semejantes y que para estos tales av?a Su Magestad de conservar el cr?dito de Vuestra Excelencia m?s que el suyo propio. Y que ?ste estava acabado, con esta novedad, d?xome que bien sab?a yo que por la otra v?a estava ya acabado el remedio y que no av?a podido hazer m?s. Respondille que, as? hera verdad que todos entend?amos que av?a sido caso for?oso lo que Su Magestad av?a hecho, pero que diese orden de como Vuestra Excelencia pudiese tener cr?dito para una necesidad for?osa, y que pod?a ser esto por medio de los que no av?an sido danificados, y que est?n menos espantados, que esos otros como son F?cares o Ber?ares o otros semejantes, d?xome que se procurava de remediar lo mejor que ser pudiese, y que yo sab?a quanto le yva a ?l en aquello, pues se?or, este es juego, que no ?afia dila?i?n de que el comendador mayor est? un ora sin cr?dito, respondi?me como persona que entend?a bien lo que le importava lo que Vuestra Excelencia le representava (no s? lo que har?n tras esto). Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or Vesa las manos de V. Ex? su hijo y servidor El marqu?s y adelantado don Pedro Fajardo Esta duplicada parte tan apriesa que no puedo trasladarla de mi mano, aunque creo que ser? llegada a V. Ex.? la otra m?a? 586 XVI Carta de do?a Jer?nima D?Hostalric a my Se?or don Luys de Requesens, comenador mayor de Castilla y gobernador por su Magd. en Flandes. Barcelona, 30 de diciembre de 1575. FZ, FA, 100, GD. 2, D. 83. ?? Se?or Quien pudiera gozar con v.s. este contentamiento de ver a ntra. yja libre y con un yjo no avr?a m?s que desear en fin este el aguado, pues me falta este ella le vinieron los dolores a las onze de la noche y pari? a las nueve de la ma?ana, que tuvimos por muy buen parto ?ste por tenernos con quydado el estar ella tan gorda y tan yxado, ayud?se muy valientemente y dez?anle que como lo sab?a tanbi?n no quer?ys que de nueve meses que voy entremeti?nllome por saberlo que da muy buena y el yjo tanbi?n que tuvo bonito y grande criatura. Le bautizamos y fue todo el lugar con ?l, y de mujeres la duquesa de Cardona y la governadora y otras se?oras, en fin fue un solene batismo, miser Font ques el que escrive las nuevas lo dir? m?s particularmente, que yo no puedo porque estos d?as me a tratado muy mal mi yjada y con esta mala noche jusgue v.s. lo que pasar? por m?. Env?o al marqu?s a don Fransisco qual bes y pues parte de all? coreus cada d?a no la env?o a v.s. por la v?a de Ytalia bolver? azer bolviese presto en Espa?a le yr?a muy bien, de Toledo le tratan muy como nino en traer poco quenta con ?l en lo de darle dinero, no s? yo lo que piensa azer porque a seys meses y medio que parti? de Toledo y le dio mil ducados y la mitat de y m?s dellos ten?a gastados y otros mil que le env?o aqu? que si yo no les diere de comer jusgue V. S. c?mo se pod?a vivir, cierto esto es yndesensia sufrirlo que no s?lo no le quiere dar de su casa m?s dello que v.s. le a dado y tras esto no s? c?mo podr? ganar voluntades, como dize don Guillem de San Climent, en regosijarse que por este parto de su ermana, que le an dicho estos cavaleros mosos, est? dudando de poderlo azer. De 2 de otubre es la postrer carta que tengo de v.s. que me tiene con pena, plega a Dios guardar a v.s. como yo deseo y e menester. De Barcelona a 30 de diziembre 1575?. 587 XVII Carta de mano propia del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa. Madrid, 14 de abril de 1576. IVDJ, env?o 32, n? 222. ?Illmo. Se?or M?s de prop?sito pensaba escribir a V.S. y la priesa deste no me da lugar, ni tanpoco s? la resoluci?n que V.S. a tomado en esto del escribir que seg?n lo sol?a hazer tarde ya creo qeu debe aber hecho banco roto con todos y yo no consiento ser yo deste n?mero dos cartas e escrito despu?s que llegu? a Espa?a y no son pocas para quien no ha bisto letra de V.S. Y porque no ocupe a V.S. alguna verg?en?a de la que a m? me ab?a de ocupar comiendo la cuenta por m? y es que despu?s que Su Magestad me mand? detener aqu? en servicio de la reyna, como escrib? a V.S., e tratado de sacar una facultad para asegurar el dote de mi muger y acabo de munchos meses me la dieron a ver para una parte. Y as? estoy despachando los juros que a lo que me dizen cunplir?n conmigo en todo este mes buena parte y otra en tres adelante. Y yo cumplir? con la cuenta de los fiadores de Baena y Granada y C?rdova, y quedar? deudor a V.S. de toda mi hazienda y vida y autoridad si alguna tengo, y esto reconocer? toda mi vida. Y el aber buscado el remedio de la facultad a sido el m?s brebe que e podido por quedar mi casa qual V.S. abr? oydo, que el cuydado no me a faltado porque las finezas de V.S. en no querer tratar de nada me le hizieran tener. Yo ten?a en que entender en mi oficio de la ma?ana a la noche y Su Magestad porque me faltase tiempo para todo me a hecho merced que me ocupe en nuebo trabajo de su consejo siendo alcan?ad?simo de tienpo y no con gusto de nada porque e perdido m?s en mi libertad y soledad que honbre del mundo doy cuenta dello a V.S. porque sabe que todo a de ser para empleallo en su servicio, y esta ley seguir? un hijo que Dios me dio si alcan?ara mi dotrina. De la muerte del comendador mayor me consuelo con V.S. porque a perdido un gran servidor y amigo, yo quise partir luego que lo supe a Barcelona y Su Magestad no me quiso dar licencia, tampoco a querido que bea mi casa y por esto ubo de estar aqu? mi ermano tres meses, a quien e remitido las cosas de mi casa y ermanas que est?n content?simos de probar de nuebo el mundo biendo tantos descontentos en ?l. 588 De salud me va medianamente y de la de V.S. e sabido sienpre por terceras personas y Matute me socorre por su parte. Y bendito Dios que supe de la salud de V.S. quando del peligro en que estubo el enero pasado, siento los trabajos de V.S. como propios y olvido los myos, porque lo son seg?n mi particular gusto que en lo dem?s no falta un amigo de V.S. y m?o que est? espantado de quan dicho honbre yo soy. Si Dios me cumpliese el dicho que tengo de ver a V.S. por ac? dir? m?s en una hora que escrivir? en mil. De mi Se?ora la duquesa e sabido sienpre que est? buena y ya cerca de Viena a mi cuenta y a la marquesa ubiera traydo si no se atrabesara la muerte de su padre, que no a osado dexar a su madre sola en esta ocasi?n. A su hermano dio la encomienda mayor el Rey, otras nuebas dir?n los que esriben a V.S. y las que yo quisiera dezir no yr?n sin cifra y en tanto Nuestro Se?or la Illma. persona de V.S. guarde y estado acreciente. De Madrid, 14 de abril 1576. Vesa las manos a V.S. Illma. su mayor servidor Suplico a V.S. mande abisar a Matute del recibo que os inb?e Viunsa que no lo a de hazer El marqu?s y adelantado don Pedro Fajardo? 589 XVIII Carta de Hier?nimo de Roda a don Juan de ???iga. Bruselas, 13 de julio de 1576. FZ, FA, 89, GD. 32, D. 155. ?Ilustr?simo se?or Receb? la de V.S.I. mi?rcoles a los quatro deste; aviendo el d?a antes hecho sacrificio con fuego de todos los papeles que estavan en el cofrecillo secreto, seg?n la expresa orden de su Magestad y ass? mesmo de todas las cartas de su Magestad para el Sr. Comendador mayor, que est? en el cielo; y de todas las minutas de las cartas de su Ex.? para su Magestad, de suerte que muy poco o nada se reserv? de el primero cofre: porque todo lo que en ?l se conten?a, eran cosas que tocavan a los negocios de su Magestad. Hanse guardado los dos cofres para visitarlos m?s despacio, y ass? los he traido a mi casa, donde el secretario L?pez y yo visitaremos el tercero, para ver lo que d?l puede quedar, y V.S.I. crea, que de ninguna cosa m?s conven?a que quemarle todo, porque negocio alguno para el cumplimiento de la voluntad de su Ex.? no creo que se hallara en las dichas minutas; antes est?n escriptas muchas cosas que a su Magestad y a V.S. les pesar?a en el alma que acaso cayessen en manos de gentes, porque son dar cuenta a algunos amigos de lo de aqu?, o escrivirles con la libertad que permite la amistad. En fin ellas se visitar?n y se quitar?n las minutas para su Magestad, que est?n mezcladas y las del sr. Marqu?s de los V?lez y Marqu?s de Alma??n, que tambi?n lo ha pedido. Las cartas del sr. Marqu?s de los V?lez y de mi se?ora la Marquesa se quemaron luego conforme a la orden que de su Se?or?a Ilustr?sima ten?a y estoi cierto que entre ellas no estava la que se acusa en el testamento porque todas las que su Ex.? recibi? en Mil?n se embiaron (seg?n en vida me dixo) a Barcelona; mayormente que de la dicha carta no se pod?a colligir cosa, que obligasse, de lo qual ten?a su Ex.? alg?n sentimiento. Y quando tratava de hazer la manda de los 10 mil ducados al se?or Marqu?s, era con condici?n que deshiziese aquella escriptura de indemnidad con alguna declaraci?n, y ass? lo resolvi? conmigo su Ex.? quatro o cinco noches antes que parti?ssemos de Anvers. Y si acaso aquella carta la trajo su Ex.? a estos estados yo no la he visto, ni en las relaciones que estavan sobre las cartas se vio esse puncto, porque le not?ramos y se guardara, o apartara la dicha carta, como se hizo de otras muchas que se han embiado a 590 V.S., a quien supplico muy encarecidamente, que entienda y se assegure que le he de servir con el mesmo amor y voluntad que a su Ex.? Las Bulas recib? y ya por otras m?as he besado a V.S.I. las manos por la merced que en el Despacho dellas se me ha hecho; ass? mesmo re?eb? las letras de cambio de Bliul y la cuenta, y leugo se cumplieron dichas letras y le he embiado la carta de pago. Por los Breves para mi dispensaci?n de la irregularidad y para no incurrir en ella supplico a V.S.I. sea servido se supplique a su Sanctidad, porque desseo ordenarme, y holgar?a poderlo hazer antes que viniesse el nuevo Governador; del qual no sabemos m?s que los que est?n en Turqu?a, pues hasta ahora no se ha escripto qui?n ha de ser, ni qu?ndo ha de venir. Despu?s de la rendici?n de Zierikree se han amutinado nuestros soldados y nos tienen puestos los estados en t?rminos de perderse, rem?dielo Nuestro Se?or y guarde por muchos a?os la Ilustr?sima persona de V.S. con el acrescentamiento de mayores estados que yo desseo, de Bruselas, 13 de Julio 1576. Ilustr?simo Se?or Besa las manos de V.S.I. su mayor servidor Ger?nimo de Roda? 591 XIX Carta descifrada del Marqu?s de los V?lez al Duque de Sessa, mi se?or, del Consejo de estado. Madrid, 13 de diciembre de 1576. IVDJ, env?o 32, n? 224. ?Illmo. Se?or Con 4 cartas me hallo de V. S.? La una de 27 de mayo, 23 de agosto, 27 de setiembre y esta postrera de otubre, algunas son de recomendaci?n, responder? a las que huviere que. Ya V. S.? Illma. estar? fuera de cuydado de haver re?evido la m?a que no me ten?a a m? con menos, y ass? mesmo habr? re?evido la que llev? m?a don Juan de Cardona tantos meses ha sobre los casamientos que hav?a y de que Su Ilma. persona no tenga la salud que yo le desseo me pesa mucho, pero como quiera que ?sta sea le deseo ver ac?, y porque tengo escrito largo sobre esta materia no dir? m?s que tocar en ella misma el se?or don Joan profesa mucha amistad con V.S? y en esta conformidad me habl? todas las vezes que me habl? aqu? y d?xome que ning?n nego?io traya m?s a cargo que el de V.S., con quien ?l lo hav?a comunicado muchas vezes y que lo que conven?a en que Su Magestad diese a V.S. con lo que agora ten?a a Si?ilia, porque sin casa propia no era posible sostener como agora est? esa m?quina. Y en casso que Su Magestad no quisiese juntar a Sicilia con las galeras que procurasemos que V.S. abiniese aqu? y que el Rey le hiziese en esta corte la merced que ay le haze, pues aqu? le pod?a hazer tanto servicio y en esta conformidad me habl? por s? Escovedo, y assimesmo me ha escrito V. S.? y conforme a esto he procedido y entiendo que Su Magestad no juntar? las galeras con Cicilia (sic) jam?s y junt?ndose con esto la reforma?i?n que se haze de galeras con la qual el cargo quedar? de otra manera diferente, me ha parecido que nos convendr? lo segundo maiormente que el general ato sienpre estar? en cabe?a del se?or don Juan y la thenencia pasar?n muchos a?os sin proveerse dex?ndolo buesa se?or?a que ser? esto m?s a su autoridad y que no lo ser? tanto quedar con la vivienda de N?poles como hasta aqu? quedando tan reformada la armada. Todo esto y la poca salud de V.S.? y largo destierro se an juntado con el deseo que yo tengo de velle aqu? y lo que a m? me convendr?a y mucho m?s al servicio de Su Magestad, lo qual todo me ha movido a procurar lo segundo como he dicho. Espero en 592 Dios que nos ayudar? porque el se?or don Juan dex? hechos buenos oficios y a m? me encomienda la prosecuci?n dellos. El se?or don Juan [de Austria] me dex? prendado en su servicio y en grande amistad, y tanbi?n qued? de Escovedo y lo era antes y despu?s de Antonio P?rez y de m? f?a quanto pudiera de Ruy G?mez y con estar yo metido entre estos tendr? V.S. a m?s seguras las cosas de su servi?io que hasta aqu?, y todo es menester esto en el Prelago que aqu? navegamos y certifico a V.S.? que he hallado en Antonio P?rez muy buena amistad y la principal parte desto es hallale muy fino en el servicio de buesa se?or?a y muy aficionado a ?l, y no menos reconocido al amistad que V.S.? hizo sienpre a su padre y en esta conformidad V.S. le podr? escrevir seguramente y lo que puedo penetrar es que V.S.? a de ser avisado muy en breve de lo que ser? de sy que quiz? sea algo de lo dicho. Suplico a V.S.? haga quenta que no sabe nada por esta m?a. Con esta postrer carta de V. S.? nos pare?i? a Don Rodrigo Manuel y a Matute y a Segovia que ser?a bien escrivir yo al duque de Cardona sobre el casamiento del duque de Soma, y ass? lo hize y habr? quatro d?as que tuve respuesta suya en que en sustan?ia me dize que ?l desea este negocio y le conviene y que se puede tratar d?l porque est? ya libre de otro negocio que le tratavan para su hija y encomi?ndame que yo trate de nuestro negocio y que tenga quenta con la modera?i?n del dote por estar como est?. V. S.? vea lo que manda en esto que bien fuera para estas cosas que estuviera ac? un poder del duque de Soma en poder de persona que lo pudiera concluyr y ass? mesmo ynstruci?n p?blica y secreta porque yr a N?poles y benir de N?poles por cada cosa destas t?ngolo por de tanto inconviniente que se perder? la ocasi?n del negocio pues trarallo sin tener poder para concluyrlo no lo lo querr? la parte. V.S.? mande con brevedad lo que huviere de mandar, y para que yo pueda ter?ear en ello mejor podr? venir el recado para Don Rodrigo Manuel u otro en todo se har? lo que V.S.? mandare. El se?or don Juan [de Austria] est? ya en Flandes y hasta este d?a no le han recevido, plega a Dios de mejorar aquello de ally, que no me contenta y lo que despu?s ac? se save es muy malo y todav?a no le an recevido. El ?vito de don Ger?nimo de C?rdova suppliqu? a Su Magestad muy encare?idamente y le di la carta de V.S.?, d?xome que estava bien y que lo quer?a ver. 593 Su Majestad es ydo de aqu? y estar? esta Navidad en Guadalupe con el Rey de Portugal, lo particular destas vista escrivir? don Rodrigo Manuel que va all?. La Marquesa est? aqu? desde los diez de otubre. Vesa las manos de V.S.? en su nombre y en el de su hijo, aunque se qued? en Bar?elona, y sepa V.S.? que se llama Luys, y no don Diego como V.S.? le nombra en todas sus cartas. El secretario Bargas muri? antedayer an me dicho que el marqu?s de Aguilar y el Pr?ncipe de M?lito piden al Rey el officio de Bargas para su hijo y la encomienda, y que re?iban dama una hija suya, y a su muger due?a de onor, no son nuebas averiguadas y por esto no peores en la corte. Las dom?sticas de nuestra casa son que por muerte de la Marquesa de Berlanga y Do?a Mar?a Chac?n, fue proveyda la Condesa de Paredes de Camarera mayor, y la Marquesa de Ladrada de aya del Pr?n?ipe, y su cu?ada la de Montalv?n de aya del infante, la Marquesa de Ca?ete que era Guarda mayor aya de las Infantas, y hemos traydo a do?a Aldon?a de Castilla, muger de don Pedro de Mendo?a, por guarda mayor, todo quanto a sido posible emos hecho del pan dom?stico de las puertas adentro, y bien creer? V. S.? que no me olvidado en esta ocassi?n de mi se?ora la marquesa de Gibrale?n, pero no es venida su ora. Habr? 20 d?as que embi? ??dula del F?car a Baena a mi se?ora la duquesa, como V.S.? mand?, para que a 8 d?as vista se diesen en Sevilla veynte mill y seys?ientos y tantos ducados, y m?s dos mill que yo hav?a embiado a Valladolid, y con esto est? cumplido todo lo que toca a C?rdova y Granada y los da?os en ella re?evidos. He re?ebido cartas de Bustillo del re?ibo de las m?as, y ass? creo que todo est? cumplido ya aunque tarde, que no a sido poca pena para m?, por haver andado un a?o ha nego?iando los recados del dinero, V. S.? lo perdone como a perdonado otras muchas cosas, y aunque le pese y se corra dello a de oyr esta materia que de poco usado a ser acreedor se corre de tratar desto una vez que lo asido ante escribano, que en otra forma m?s vezes lo a sido y es que hombre que yo conozca, y lo ser? m?o toda la vida, pues a nadie devo tanto, y si esta deuda pudiese ser acabada procurar?a que no se acabasse, m?s como estoy seguro que yo ni mi casa jam?s la acabaremos aunque sirvamos a V.S.? 594 perpetuamente no me da pena, ni la represento agora de nuevo a V.S.? sino la reconozco para siempre, y esto s? quede m?s largo para entre otros. La muerte del marqu?s de Camarasa me a pesado por ?l, y por lo que s? que lo sentir? V.S.? Los negocios de su adelantamiento van bien hasta agora como escrivir?n a V.S.? Yo hav?a de haver escrito muchos d?as ha a V.S.? y soy tan poco hombre de nego?ios que si esta ocasi?n no me lo truxera a la memoria tanbi?n se pasar? como otras. Mis hermanos, poco despu?s de muerto mi Padre, trataron de que se tratase el pleyto de los alumbres de Cartagena con mi se?ora do?a Mar?a de Mendo?a por el perjuyzio que a ellos se les segu?a, yo los he entrentenido con dezir que vendr?a a Espa?a V.S.? y despu?s he querido escrivir a V.S.? primero y a mi se?ora la Duquesa para pedilles li?en?ia, y si mis hermanos no estuvieran de por medio yo disimulara toda la vida, si bien la obliga?i?n de ser se?or de mi Casa me obligava a seguillo, m?s la poca amistad que tengo con los pleitos y casi ning?n inter?s m?o me hizieran dexallo de seguir. El casso es ?ste, el Marqu?s de Villena y yo tenemos merced de los alumbres de todo el obispado de Cartagena y el comendador mayor de Le?n pidi? merced de ?iertos alumbres en la misma ?iudad de Cartagena. El Marqu?s de Villena le dio ?ierta cantidad por su parte por no traer pleyto con ?l, mi aguelo no qusio dar nada, ni traer pleyto por enton?es. Despu?s de muerto mi aguelo luego que muri? el Comendador mayor de Le?n, mi padre puso la demanda en Cartagena porque no pudiese haver mill y quinientas, y senten?i?se all? por ?l, y con esto pass? a Granada el negocio, donde mi Padre lo dex? suspenso sin seguille hasta que muri?, y ass? a estado m?s de veynte y ocho a?os, Mis hermanos pretenden ser interesados en todos los frutos destos a?os, y ass? me dan priesa porque les dexe seg?n el negocio. Yo no soy interesado en estos frutos porque tengo renun?iada la eren?ia de mi Padre, tanpoco soy interesado en la propiedad de los dichos alumbres, aunque senten?iasen por m?, pues los hav?a de pasar porque no me hiziesen mala obra a los de Alma?arr?n, pero no puedo detener a mis hermanos que no sigan el negocio y los letrados dizen que a mi Casa para perjuyzio dexando ass? desierto el nego?io, si V.S.? me da li?en?ia, y mi se?ora la Duquesa, proseguir?se, que tanbi?n la pienso pedir a mi se?ora Do?a Mar?a por guardar el respeto que devo a VS. Se?or?as en todo, que pleitos ?eviles tan de obliga?i?n como ?ste bien desculpados estar?n con quien tanta obliga?i?n tengo yo de servir. Nuestro Se?or la 595 Illma. persona de V. S.? guarde y estado acre?einte como yo deseo, de Madrid a 13 de diziembre 1576. Vesa las manos a V.S. Ilma. su mayor servidor El marqu?s y adelantado don Pedro Fajardo? 596 XX Carta de don Juan de Z??iga a Domingo de ?avala y al obispo de Cartagena. 2 de octubre de 1585. FZ, FA, 91, D. 38. ?Muy magn?fico Se?or Juntas resceb? anoche las cartas de v.m. de XXI de Agosto y XV se septiembre, y aunque la facultad est? sacada y me scrivieron de Madrid que Andr?s B?ez embiar?a con el ordinario passado los recados para notificar el Conde de Buend?a la renunciaci?n del censo, no los he visto hasta agora, spero con gran desseo ver esto acabado y que con el cuydado de v.m. sepan de redimir para el a?o que viene los otros 15 V [mil ducados]. Con don Diego Faxardo se entetendr? v.m. de la manera que hasta aqu? lo ha hecho y todo lo que se puede se haze por que Su Majestad le ocupe. Emb?e v.m. copia del indulto para que se tornen en este mismo Pontificado a hazer deligencias sobre ello en Roma. De mucha importancia ser? la yda de v.m. a Vaca (sic) para acabar de dar la orden que conviene en dorar el retablo y si queda otra cosa por cumplir de los testamentos de mi se?ora la duquesa y del Comendador mayor, mi se?or, que haya gloria, y de mi hermana. Haga v. m. que se cumpla luego y porque viene a prop?sito me acuerdo agora que me scrivi? mi sobrina los otros d?as que ten?a un pleyto con el administrador del estado de Oliva sobre una torres que all? se hizieron que mi hermana diz que se oblig? de pagallas en caso que no se rescibiesen en cuente, y d?zenme que este era negocio que se hav?a de tratar en esta Corte porque se av?a de pagar de lo que el Rey tiene consignado para la guarda de la costa, yo havr?ame menester m?s particular relaci?n del estado en que este negocio est?, y de las diligencias que aqu? convendr? que hagan. Si don Jayme Pallas huviera embiado relaci?n, como yo se lo dije en Madrid, de los gastos que se han hecho en el pleyto de Tous, que de lo que se deve a los letrados se le huviera probeydo luego. V. m. para que todo se pague en mano propia y me avisar? a quien se ha de embiar el dinero, y del estado en que est? ese pleyto. Aqu? respondo a la carta del obispo de Cartagena y no he respondido a algunas del corregiodor porque eran de negocios que se hav?an de tratar en consejo de Guerra, sobre que huvo portadores y tomares v. m. lo puede asegurar que yo le stoy muy 597 agradecido de lo bien que lo haze en todas las cosas que tocan al Estado del Marqu?s [de los V?lez]. V. m. podr? enbiar aquel sobrino suyo aqu?, sin esperar mi buelta a Madrid porque se han muerto y ydo algunos pajes. Mi sobrina me scrivi? que desseava mucho que v.m. diera una buelta a Benavente para poner en concierto la Administraci?n del estado y hazienda de la Casa del Conde, y aunque yo estoy bien cierto que desto resultar? tanto fruto como la Condesa ymagina no s? si pudiera hazer en tan pocos d?as como presupone, y en estos no pudieron dexar de hazerse mucha falta en lo que toca a esse estado y yo bivo con gran seguridad de conciencia tiniendo remitido a v.m. todo lo de esta tutela, y verdaderamente sino tuviera tal ayuda yo me huviera descargado dello pues con mis ocupaciones no puedo antender a esso de la manera que lo havr?a de hazer si estuviera en otras manos. M. S. Muy Ilustre y Reverend?simo Se?or [obispo de Cartagena] He rescibido la carta de V.S. de 15 del passado y no havr? ocupaci?n que me estorve para cumplir lo que V.S. en sus cartas me mandare, pues es obligaci?n heredada dem?s de la que V.S. me pone con ofrecerme de faborecer las cosas del Estado del Marqu?s, mi sobrino, que es la mayor que yo puedo rescibir agora, y Domingo de ?avala y los de Mula me han puesto en mucho cargo en servir all? a V.S. como se ha de hazer siempre en todas las partes donde yo tuviere mano. Ilmo. Sr. A Domingo de ?avala Francisco de Agullana, por orden m?a, remiti? ciertos dineros a Jayme Texedor para rescatar a un criado del buen Diego de Salas, que es esclavo en Argel, que por la negligencia de los aqu? en estos se ha cometido otras veces, por hazer v.m. se informe de Jayme de Texedor de lo que en esto tiene hecho y si no estuviere acabado v. m. vea si lo gu?a Jayme Texedor de manera que pueda haver effecto y le de priesa para que lo llegue al cabo porque desseo mucho ver libre aquel pobre hombre?. 598 XXI Carta del marqu?s de los V?lez al Illmo. y Exmo. Sr. Don Juan de Z??iga, mi Sr., Comendador Mayor de Castilla, Pr?ncipe de Preta Precia, del Consejo de Estado de su Magestad, Ayo y mayordomo Mayor del Pr?ncipe, Nuestro Sr. Madrid, 8 de marzo de 1586. FZ, FA, 84, D. 148. ?Ilustr?simo y Excelent?simo Se?or Con el otro ordinario passado escriv? a V. Ex.? y no he tenido respuesta della con lo qual me a pesado muy mucho por no saber de la salud de V. Ex.? y porque no diga V.Ex.? que soy descuydado de no escrivir escrivo ?sta. Las nuevas que ay por ac? son que dizen que vendr? presto su magd. y que camina muy a priesa, av?seme V. Ex.? si esto es verdad que me olgar? en estremo de que sea verdad por besar a V. Ex.? las manos y dizen tanbi?n que su magd. va a Portugal solo y que dexa ac? a las Infantas y a Su Al.?. Avis?rame V. Ex.? de la salud de su Al.? y la S.? Infanta y de la de su magd., con lo qual me olgar? muy mucho, y tanbi?n dir? V.Ex.? a su Al.? que me huelgo muy mucho de que venga su Al.? por besarle las manos. Nuestro Se?or Guarde la Illustr?sima y Excelent?sima persona de V. Ex.? y en mayor estado acreciente como yo he menester y desseo. De Madrid a 8 de mar?o 1586. Illmo. y Exmo. Sr. Besa las manos a V. Ex.? su m?s obediente sobrino y Hijo El marqu?s y adelantado? 599 XXII Escritura de capitulaciones, acordadas por Luis Fajardo, comendador del Moral en la Orden de Calatrava, y capit?n general de la Real Armada del mar Oc?ano, por s? y en virtud del poder de su hijo, Juan Fajardo, almirante general de dicha Armada, caballero de Calatrava, despu?s I marqu?s de Espinardo, hecho en Lisboa a 2 de julio de 1613, de una parte; y do?a Juana de Guevara, viuda de Diego Fajardo, y do?a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, su hija, de la otra; para el matrimonio que pensaba contraer, ?sta ?ltima, con el dicho Juan. Copia de 18 de julio de 1613. RAH, M. 4, fol. 72r.-73v. ?Capitulaciones matrimoniales de los primeros marqueses de Espinardo. Sepan quantos la presente escriptura de promesa de dote y capitulaciones vieren como yo Don Luis Fajardo, Comendador del Moral, Capit?n General de la Real armada del mar Oc?ano, por su Magestad, por m? mismo y en nombre de Don Juan Fajardo, mi hijo, Almirante General de la dicha Real armada, en virtud de su poder que para otorgar la escritura que abajo se contern? entrego al presente escrivano para que le ponga e incorpore en ella, y yo el presente escrivano la reciv? y puse que es del tenor siguiente: Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo Don Juan Fajardo, Cavallero de la horden militar de Calatrava, Almirante General de la Real Armada y ex?rcito del Mar O??ano, a cuio cargo esta el govierno della por su Magestad otorgo y conozco por esta presente carta todo mi poder cumplido, libre y entero quan bastante de derecho se requiere y m?s puede y deve valer con libre y general administraci?n a Su Se?or?a Ylustr?sima de Don Luis Fajardo, Comendador del Moral, Capit?n General de la dicha Real Armada y ex?rcito del Mar Oc?ano, mi Se?or y Padre, expecialmente para que por m? y en mi nombre y como yo mismo representando mi propia persona pueda desposarse y se despose por m? por palabras de presente, que contraygan matrimonio conforme lo dispone la Santa Madre Yglesia Cat?lica Romana, con Do?a Leonor Mar?a Fajardo, mi Se?ora y prima, hija leg?tima del Se?or Don Diego Fajardo, mi t?o, que santa gloria aya, y de mi Se?ora Do?a Juana de Guevara, su muger, otorg?ndome por su leg?timo marido y esposo y recivi?ndola por mi leg?tima esposa y muger, que siendo as? fecho y otorgado por el dicho Don Luis, mi se?or. Yo desde agora para entonzes y desde entonzes es para agora me otorgo por tal marido y esposo de la dicha Do?a 600 Leonor Mar?a Fajardo, mi Se?ora y prima, y la re?ivo por tal muger y esposa. Y otros? doy el mismo poder al dicho Don Luis, mi Se?or, para que en raz?n del dicho desposorio pueda hazer y haga cualesquiera conciertos, capitulaciones y obligaciones y todo lo dem?s que su Se?or?a Ylustr?sima le paresciere y por vien tuviere que todo ello desde luego lo a?epto, ratifico y apruebo como si por mi propia persona actualmente fuese fecho y otorgado, y lo mesmo las escrituras que esta ra??n otorgare con las fuer?as y firmezas, obligaciones, poder?os a las justicias renunciete leyes y fueros que en ellas se contubiere y otros? le doy el mismo poder para que en raz?n del mismo desposorio pueda pedir y ganar de su Santidad la dispensaci?n y dispensaciones que combengan, que para todo ello quan cumplido y bastante poder yo e y tengo y de derecho es ne?esario ese mismo y otro tal y tan bastante se le doy y otorgo al dicho Don Luis, mi se?or, con sus incidencias y dependencias, anexidades y conexidades y a su balidaci?n y firmeza obligo mi persona y bienes avidos y por aver y doy poder cumplido a todos y qualesquier juezes y justicias eclesi?sticas y seglares de qualesquier personas que sean para que por todo rigor de derecho y b?a executiva me compelan y apremien a loa si guardar, cumplir como por sentencia pasada en cosa juzgada cerca de lo qual renuncio el apelaci?n y suplicaci?n las dem?s leyes de mi defensa y favor y en especial la que provee la general, en testimonio de lo qual otorgue el presente ante el escrivano y testigos desta carta que fecha y otorgada en la Ciudad de Lisboa, a 2 d?as del mes de Julio de 1613 a?os. Y el dicho se?or otorgante al qual yo, el escrivano, doy fee que conozco, lo firm? de su nombre, siendo presentes por testigos los Maestres de campo Don Ger?nimo Agust?n y Don Fernando Alvia de Castro, probeedor General, y Sevasti?n de Olega, Contador de quentas/ fol. 72v. de la dicha Armada, Residentes en la dicha Ciudad. Don Juan Fajardo, ante m? Diego de Angulo, va entre renglones dicho vale e yo el dicho Diego de Angulo, escrivano del Rey nuestro Se?or y desa Real Armada de Mar O??ano, fuy presente al otorgamiento desta escritura con los testigos y se?or otorgante y lo fize escrivir e fize mi sino a tal en testimonio de verdad, Diego de Angulo, escrivano. Los escrivanos del Rey nuestro Se?or, que aqu? firmamos e signamos certificamos y damos fee que Diego de Angulo, de quien esta firmada y signada esta escriptura de atr?s, escrivano del Rey nuestro Se?or y de su Real armada del Mar Oc?ano, y a sus escripturas y autos judiciales y extrajudiciales que ante ?l an pasado y pasan si les a dado y da entera fee y cr?dito en juicio y fuera d?l como a tal escrivano avido y tenido por fiel y legal y para que conste dimos el presente en la Ciudad de 601 Lisboa, a quatro de Julio de 1613 a?os. En testimonio de verdad Pedro de Zevallos, en testimonio de verdad Juan Garc?a de Olalla. E usando del dicho poder en nombre del dicho Don Juan Fajardo, mi hijo, y por m? mismo de la una parte. Y nos Do?a Juana de Guevara, biuda del se?or Don Diego Fajardo, y do?a Leonor Mar?a Fajardo, su hija, de la otra, residentes al presente en esta villa de Morata, decimos que por quanto a servido de Dios nuestro Se?or y con su gracia est? tratado y con?ertado que los dichos Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Mar?a Fajardo se ayan de desposar y casar ynfacie eclesie, dispensando su Santidad con el parentesco que entre ellos ay de segundo grado de consanguinidad, y cumpliendo las capitulaciones siguientes. Primeramente que para efetuar el desposorio y casamiento de los dichos Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara, nuestros hijos, se a de pedir y suplir a su Santidad dispense con ellos por estar como est?n inpedidos en segundo grado de consanguinidad y concedida la dicha satisfazi?n y aviendo procedido las amonestaciones que se requieren conforme al Santo Concilio de Trento o con licencia del ordinario se ayan de casar y velar segun horden de la Santa madre iglesia. Yten que la dicha Do?a Leonor Mar?a Fajardo aya de traer con dote a poder del dicho Don Juan Fajardo todos los bienes y b?nculos en que sucedi? por muerte del Se?or Don Diego Fajardo, su Padre, y licencias de las Se?oras Do?a Menc?a y Do?a Francisca Fajardo, sus t?as, y los frutos y rentas dellos y otros qualesquier bienes, derechos y aciones que en qualquier manera les pertenezcan para que desde el d?a que se desposaren adelante gozen dellos como de vienes dotales de la dicha Do?a Leonor Mar?a, de todo lo qual el dicho Don Juan Fajardo le a de otorgar carta de dote y se an de apreciar y tasar los vienes que no fueren vinculados por dos personas que dellos sepan puestos por cada parte la suya. Yten el dicho Don Juan Fajardo a de prometer y desde luego promete y yo el dicho Don Luis Fajardo, en su nombre, prometo en arras y por nombre de arras y donaci?n proter nuncias y en aquella v?a y forma que mejor a lugar de derecho a la dicha Do?a Leonor Mar?a Fajardo, seis mil ducados que valen dos quentos y ducientos y cinquenta mil mrs. Los quales a de confesar que caven en la d?zima parte de sus vienes y no caviendo yo, el dicho Don Luis Fajardo, me obligo y me obligare de pagar a quenta de los dichos 6 mil ducados de las dichas arras hasta en cantidad de 4 mil ducados para los pagar de mis propios vienes y hacienda al tiempo que el matrimonio se desolviere por qualquiera de los casos en derecho previstos porque los dichos 4 mil 602 ducados yo me obligare? y desde luego me obligo a la paga dellos, y si el matrimonio se desolviere quede a eleci?n de la dicha Do?a Leonor Mar?a cobrar sus arras de los vienes que dejare quando el matrimonio se desolviere e de los que tubo al tiempo que lo contrajo, que yo el dicho Don Luis Fajardo me obligo a mi costa ponelles la casa a los dichos Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Fajardo, y a ambos los bistir? y dar? joyas a la dicha Do?a Leonor Fajardo por una vez, conforme a la calidad de sus personas, sin que por raz?n dello aya de contar ninguna cosa al dicho Don Juan, mi hijo, en su leg?tima Paterna y materna a que a de aver/ fol. 73r. y heredar. Yten asimismo me obligo a mi costa sustentar a los dichos Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Mar?a Faxardo y a la dicha Se?ora Do?a Juana de Guevara y a todos sus criados en mi propia casa el tiempo que quisieren estar en ella, sin que por este gasto aya de contar ni quente mi quenta al dicho Don Juan, mi hijo, y en caso que quieran apartar casa y no estar en la m?a me obligo que desde el d?a que se salieren de mi casa en adelante les dar? para ayuda de su gasto mil ducados en cada un a?o, todo el tiempo que yo gozare del sueldo que agora tengo del cargo de Capit?n General de la armada Real, otro qualquier sueldo de Su Magestad que tenga en recompensa del que aora tengo y en caso que en quealquier manera cese el sueldo desde el d?a que zesare en adelante les dar? en cada un a?o 600 ducados, durante todos los d?as de su vida, lo qual as? prometo y mando por via de alimentos y en aquella v?a y forma que mejor a lugar de derecho. Yten asimesmo me obligo que desde el d?a que se desposaren y belaren, en adelante todo el tiempo que la dicha se?ora Do?a Juana de Guevara y Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Mar?a estubieren y residieren en esta villa de Morata, asta que de all? se partan para Portugal o a otra parte donde yo tubiere mi casa les ar? la costa y gasto de la comida de todos tres y de sus criados y criadas y el tiempo que as? los sustentare en la dicha villa de Morata o en otra qualquier parte hasta que hagan el viaje no les e de dar otro ninguna cosa y esto se entiende estando juntos la dicha se?ora Do?a Juana y la dicha su hija. Yten que yo la dicha do?a Juana de Guevara, durante el tiempo que estuviere en compa??a de la dicha mi hija y en casa del dicho Se?or Don Luis Fajardo, y a su costa me e de obligar y por esta me obligo que la renta que procedieren de mis mayorazgos despu?s de haver reservado lo que vastare para mis vestidos, salario de criados y limosnas todo lo dem?s que se cobrare de las dichas rentas pagado, los r?ditos de los 603 censos que oy pago se aplica y desde luego que el matrimonio tenga efecto, lo aplico y me obligo que se convertir? en pagar las deudas en redemir los censos que ay impuestos sobre los dichos mis mayorazgos y para el mismo efecto el Se?or Don Juan Fajardo a de aplicar y desde luego yo, el dicho Don Luis Fajardo, en su nombre aplico las rentas que reciviere en dote con la dicha Do?a Leonor asi deste mayorazgo como en otra quealquier manera y se declara que en acav?ndose de desenpe?ar el dicho mayorazgo, la dicha Se?ora Do?a Juana y la dicha Se?ora Do?a Leonor posen cada una libremente de su hazienda. Yten que el dicho Se?or Don Juan Fajardo despu?s de los d?as de m?, la dicha Juana de Guevara, tengo obligaci?n de llamarse Don Juan de Guevara y Fajardo en las firmas y escripturas que hiziere y otorgare poniendo primero Guevara que Fajardo y en sus armas aya de poner en primero lugar las de Guevara y luego las de Fajardo y suplico qiue esta mer?ed que el dicho Se?or Don Juan ofrece de llamarse Guevara despu?s de mis d?as sea desde luego y que la misma obligaci?n aya de tener el hijo que sucediere en esta casa y es declaraci?n y capitulaci?n que en caso que la dicha Do?a Leonor Mar?a erede alguna casa o mayorazgo que sea mayor que el suyo, en este caso se guardar?n las cl?usulas y grav?menes del mayorazgo de Guevara, que es que aya de pasar al hijo segundo que tubieren de su matrimonio. Las quales dichas capitulaciones nos obligamos de cumplir y guardar cada uno de nos lo que por ellas les toca de guardar y cumplir devajo dellas, yo el dicho Don Luis Fajardo, en nombre del dicho Don Juan, mi hijo, y nos la dicha Do?a Juana de Guevara y Do?a Leonor Mar?a Fajardo, prometemos y damos m?s palabras que dispensando su Santidad, como est? dicho, sobre el dicho parentesco y hechas las amonestaciones que el Santo Concilio manda y no resultando enpedimento el dicho matrimonio tendr? efecto y los dichos Don Juan Fajardo y Do?a Leonor Mar?a Fajardo se desposaren y casaren en facie eclesiae y conforme a estas capitulaciones, anvas partes, la una en favor de la otra y la otra de la otra, otorgar?n las escripturas que combengan as? de promesa como de recivo de dote y promesa de arras y la dem?s que sean ne?e-/ fol. 73v. sarias en esta Raz?n con los juramentos, fuer?as e firmezas que se requieren y para cumplir lo aqu? contenido cada uno de nos las dichas partes obligamos nuestras personas y bienes y rentas avidos y por aver y Yo el dicho Don Luis Fajardo, las personas, bienes y rentas del dicho mi hijo y damos poder cumplido a las justicias de su Magestad y otras qualesquier de nuestras causas devan cono?er para que nos compelan a lo cumplir como por sentencia difinitiva pasada en cosa juzgada y renunciamos las 604 leyes de nuestro favor y lo otorgamos as?. Y nos, las dichas Do?a Juana de Guevara y Do?a Leonor, renunciamos las leyes de nuestro favor y las que est?n estatuidas en favor de las mugeres, y Yo, la dicha Do?a Leonor Mar?a Fajardo, por ser menor de 25 a?os, juro por Dios nuestro Se?or de aver por firme esta escriptura en lo que a m? toca de cumplir y no ir contra ella en manera alguna y que no pedir? avsoluci?n a quien me la pueda dar y si no fuere concedida ni usar? della, en testimonio de lo qual otorgamos esta escriptura en la villa de Morata, a diez y ocho de julio de 1613 a?os, siendo testigos el Licenciado Gaspar de Melo y Pedro Ruiz Brabo, cl?rigos, y Lucas V?zquez, vezinos y estantes en esta villa y los dichos Se?ores otorgantes, que doy fee conozco lo firmaron de sus nombres Do?a Juana de Guevara, Don Luis Fajardo, Do?a Leonor Mar?a Fajardo de Guevara. Paso ante m?, Gregorio de Orvi?u, escrivano, Renglones, censos testado parte, r?ditos en esta causa y el dicho Gregorio de Orbizu, escrivano por el Rey nuestro Se?or p?blico y del n?mero y ayuntamiento desta villa de Morata fui presente con los dichos se?ores otorgantes e lo sign? y firm? en testimonio de verdad. Gregorio de Orbizu?. 605 XXIII T?tulo de Marqu?s de Espinardo. Madrid, 7 de agosto de 1627. SN-AHN, Espinardo, C. 4, leg. 19. ?Legaxo 19. En estte legaxo se comprehenden los Privilejios de Marqu?s de Espinardo, de las Alcavalas de dcha. Villa, y tros de Juros perttenecientes a la Casa y Esttado del Sr. Marqu?s de Espinardo, conzedidos a sus Azendientes por los Se?ores Reies pasados de Gloriosa memoria. I. T?ttulo de Marq.s de Espinardo concedido a Dn Juan Fajardo Guevara y Tenza. Un privilegio escritto en ojas de pargamino, su fecha en Madrid a 7 de Agostto de 1627, por el que Su Mag.d fue servido de Hazer Grazia y merzed a Dn Juan Faxardo de Guevara y Tenza, Comendador de Monttanchuelos del orden de Calatrava, del Consejo de Guerra, Governador y Capit?n General del Reyno de Galicia, hijo de Don Luis Faxardo, Comendador que fue del Moral de la misma orden, y Capit?n General del Armada del Ex?rcitto del Mar Oc?ano, hermano de Dn Alonso Tenza Fajardo, Capit?n General de las Phelipinas; de Marqu?s de Espinardo, mediantte los servicios de dicho Dn Juan y sus predecesores en su casa y esttados, el qual se alla firmado de Su Mag.d y se?ores del consejo, refrendado de Dn Sebasti?n de Contreras, su secretario?. 606 607 BIBLIOGRAF?A 608 609 Fuentes impresas ANDREO GARC?A, J. (ed.), Real Executoria y concordia confirmada por Su Magestad y transaci?n. 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